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diciendo” (Mt. 5:2; cf. Lc. 6:20). Concluye con las palabras: “Cuando
Jesús hubo terminado
estos dichos” (Mt. 7:28; cf. Lc. 7:1).
El sermón mismo está bien organizado. Esto vale para todos los
discursos de nuestro
Señor registrados en los Evangelios. Los predicadores deben notar esto
en la confección de
sus sermones. Jesús jamás divagaba. Eligió un tema. En el caso
presente obviamente el tema
es “el evangelio del reino” (4:23). A través del discurso este reino es
mencionado repetidas
veces (5:3, 10, 19, 20; 6:10, 33; 7:21). Ya se ha indicado el signficado
de este concepto (véase
sobre 4:23).
En la frase “el evangelio del reino”, ¿qué se quiere decir por “reino”? No
es necesario
repetir lo que ya se ha dicho al respecto (véase p. 97, y también sobre
3:2 y 4:17). En su
connotación más amplia, las expresiones “el reino de los cielos”, “el
reino de Dios”, o
simplemente “el reino” (cuando el contexto deja en claro que se quiere
decir “el reino de los
cielos o de Dios”) indican el reinado de Dios, su gobierno o soberanía,
reconocido en los
corazones y que opera en la vida de su pueblo, efectuando la completa
salvación de ellos, su
constitución como una iglesia, y finalmente como un universo redimido.
Nótense
especialmente los cuatro conceptos:
a. El reinado, el gobierno, o la soberanía reconocida de Dios. Ese podría
ser el sentido en
Lc. 17:21, “El reino de Dios está entre vosotros”, y es el sentido en Mt.
6:10: “Venga tu reino,
sea hecha tu voluntad”.
b. La completa salvación, es decir, todas las bendiciones espirituales y
materiales—
bendiciones para el alma y para el cuerpo—que resultan cuando Dios
es rey en nuestros
corazones, y se le reconoce y obedece como tal. Según el contexto, ese
es el sentido en Mr.
10:25, 26: “Más fácil es …, que entrar un rico en el reino de Dios. Ellos
… decían: ‘¿Quién
pues podrá ser salvo?’ ” La iglesia: la comunidad de las personas en
cuyos corazones se reconoce a Dios como el
rey. Reino de Dios e iglesia, cuando se usa en este sentido, son casi
equivalentes. Este es el
sentido en Mt. 16:18, 19: “… y sobre esta roca edificaré mi iglesia … yo
te daré las llaves del
reino de los cielos”.