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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS

POLITICAS

LA ADMINISTRACIÓN JUDICIAL DE BIENES

CURSO : PRACTICA FORENSE CIVIL II

DOCENTE : Dr. Moisés Morales Soldevilla

ALUMNO : Edwin Jesús Vásquez Sánchez,

CICLO : X

SECCIÓN : A

TURNO : Noche

ICA – 2023
INTRODUCCIÒN

La autorización judicial, es la venia o licencia del juez, que se requiere para la


validez de determinados actos jurídicos, a efectos de habilitar a personas o a
representantes de los incapaces. La autorización, por lo tanto, es una especie de
permiso. Consiste en dar consentimiento para que otros hagan o dejen de hacer algo.

La autorización judicial es aquella en que no existe controversia entre las


partes. Se trata de actuaciones ante los jueces, para solemnidad de ciertos actos o
pronunciamiento de determinadas resoluciones que los Tribunales deben dictar.
I. LA ADMINISTRACIÓN JUDICIAL DE BIENES EN LA DOCTRINA.

1.1. CONCEPTO.

Administrar significa gobernar, gerenciar, gestionar, cuidar, vigilar


entonces la administración es el gobierno que tiene una persona designada
sobre los bienes ajenos. El gobierno supone cuidar y vigilar los bienes, recaudar
sus rentas, pagar sus tributos y rendir cuentas periódicamente y al fin de
la gestión. A falta de padres, tutor o curador y en los casos de ausencia o
de copropiedad, procede designar administrador judicial de bienes.

1.2. CLASES DE ADMINISTRACIÒN.

Teniendo en cuenta el origen de la institución, la administración puede ser:

➢ Administración convencional.
➢ Administración judicial.
➢ Administración legal.

La administración convencional se produce con frecuencia tratándose de


herencia y de copropiedad, en donde los herederos o copropietarios se ponen de
acuerdo para determinar el modo y forma de la administración de los bienes
comunes, mientras se proceda al reparto.

La administración judicial es la que señala el Código procesal Civil. La


administración legal la establece el Código Civil, para los siguientes casos
específicos:

➢ Administración de los bienes del matrimonio.


➢ Administración de los bienes de los hijos durante la patria potestad.
➢ Administración de bienes de menores durante la tutela.
➢ Administración de bienes en ausencia del titular.
➢ Administración de los bienes de la herencia.
1.3. PROCEDENCIA DE LA ADMINISTRACIÒN.

En cuanto a la procedencia de la administración judicial de bienes, este se


da en los siguientes casos:

➢ Tratándose de bienes de menores, a falta de padres o tutor.


➢ Tratándose de bienes de mayores incapaces.
➢ En los casos de ausencia del propietario y
➢ En los casos de copropiedad.

1.4. OBJETO DEL PROCESO.

Es objeto de este proceso:

➢ El nombramiento de administrador judicial.


➢ La aprobación de la relación de bienes sobre los que se va a ejercer
la administración.

Cuando haya desacuerdo sobre el segundo punto, se nombrará al


administrador y este deberá iniciar el proceso de inventario. (Art. 770 del CPC)

1.5. LEGITIMACIÒN ACTIVA.

Puede solicitar el nombramiento del administrador judicial de bienes:

➢ Las personas quienes la ley autorice, y


➢ Los que, a criterio del juez, tengan interés sustancial para pedirlo. (Art.
771 del CPC)

La ley peruana nos ubica bajo tres supuestos para solicitar la administración
judicial de bienes: A falta de padres, tutor o curador; en caso de ausencia y ante la
copropiedad:
1. En el caso de los padres, estos tienen el deber de administrar los bienes de sus
hijos, tal como lo cita el inciso 7 del artículo 423 del CC, sin embargo, ante la
ausencia de estos, procede la administración judicial de los bienes de sus hijos.

Otro supuesto que se contempla es la administración de los bienes de los


hijos en caso de nuevo matrimonio (artículo 433 del CC). Aquí, el Consejo de
Familia decide si conviene o no que siga con la administración de los bienes de
sus hijos del matrimonio anterior y nombra un curador si fuere el caso.

A falta de padres, tutor o curador trae consigo la designación de


administrador judicial de bienes debido a que, al no existir dichas personas, los
bienes se encontrarían sin una administración determinada, lo que es perjudicial
para el menor o incapaz.

2. La declaración judicial de ausencia de una persona trae consigo la orden de dar


en posesión temporal de los bienes del ausente a quienes serían sus herederos
forzosos al tiempo de dictarla. Ante tal situación, el artículo 54 del CC señala que
"a solicitud de cualquiera que haya obtenido la posesión temporal de los bienes
del ausente, se procede a la designación de administrador judicial".

En los casos de indivisión, cuando existen varios herederos, haya o no


testamento, es necesario tomar medidas para la conservación y administración de
los bienes hasta el momento de la partición. Como señala el artículo 851 del CC,
"mientras la herencia permanezca indivisa será administrada por el albacea o por
el apoderado común nombrado por todos los herederos o por un administrador
judicial".

La designación de administrador, que en principio corresponde a los


herederos, Solo puede hacerse después de la declaración intestada, porque antes
no. Se sabe quiénes son los herederos y solo puede tomarse medidas
conservatorias, más por la naturaleza de los bienes, puede ser urgente la
designación de un administrador, en cuyo caso se ha reconocido al juez la facultad
de anticipar su designación, designándolo con carácter provisorio, cesando en sus
funciones cuando se designe el definitivo. Véase el caso regulado en el artículo
678 del CPC que dice "en los procesos sobre nombramiento y remoción de
administradores de bienes, procede la ejecución anticipada de la futura decisión
final a efecto de evitar un perjuicio irreparable".

Palacio al respecto dice: "desde la apertura del proceso es admisible, a


título de medida cautelar, la designación de un administrador provisional, y que
una vez dictada la declaración de herederos o declarado válido el testamento,
quienes ya han acreditado su llamamiento a la herencia tienen la facultad de
nombrar un administrador definitivo, aunque el primero puede ser ratificado y
adquirir, por ende, esta última calidad".

3. En el caso de copropiedad, ella responde a una forma de comunidad de bienes


en la que el derecho de propiedad que sobre una cosa y sobre cada una de sus
partes tienen dos o más personas conjuntamente. La titularidad conjunta recae
sobre un mismo e idéntico derecho, pero la unidad del objeto hace que no se
puedan dividir en partes individualizadas, de las cuales pueda decirse que le
corresponda a cada titular un determinado derecho de dominio.

La copropiedad, al pertenecer por cuotas ideales un bien a dos o más


personas y por tanto, ninguna de ellas tiene la posibilidad de conducirlo
individualmente, sino en forma conjunta y coordinada. De allí que fluya como una
necesidad natural, la idea de la existencia de un administrador. En el caso de la
administración judicial del bien común señalada en el artículo 972 del CC, se rige
plenamente por lo establecido en el presente cuerpo normativo.

Aquí la gestión indirecta es realizada por un tercero, designado por un juez


dentro de un procedimiento ordenado para dicho fin y legitimado para actuar
sobre dichos bienes comunes, a efecto de satisfacer el interés de los
copropietarios en la conservación y explotación de los mismos, sin embargo,
debemos precisar que se puede presentar la administración convencional,
judicial y la ejercida de ipso por cualquiera de los copropietarios.

En el caso de las sociedades, cualquiera sea su forma, no es posible que un socio


bajo el argumento de la supuesta "copropiedad de los bienes sociales", solicite la
designación de un administrador judicial de bienes comunes, pues los bienes sociales
no son bienes comunes, sino bienes de la sociedad, sobre los cuales el socio no tiene
ningún derecho directo'

II. ANALISIS DE LOS ARTICULOS REFERENTES A LA ADMINISTRACION JUDICIAL


DE BIENES EN NUESTRO CODIGO PROCESAL CIVIL.

➢ ARTICULO 770: OBJETO

La administración judicial es un mecanismo previsto por nuestro ordenamiento


jurídico para la protección a los derechos patrimoniales de los incapaces, sin tutor ni
curador, en casos de ausencia y de copropiedad. El administrador actúa bajo el mandato
judicial y su función es la de administrar determinados bienes ajenos; pese a la falta de
regulación, sería recomendable designar a un profesional con título universitario y con
habilidad reconocida para la gestión de patrimonios.

La administración judicial se configura como un mandato expreso de la autoridad


judicial, caracterizándose por su contenido específico, su eminente temporalidad y las
particularidades del ejercicio del cargo, que regulan los artículos 773 y 774 del CPC.
Como refiere el artículo 769, concurren diversas fuentes para justificar la administración
judicial de bienes, de ahí que sea necesario al solicitar la administración precisar si esta
responde al estado de copropiedad que se invoca o por testamentaria.

El artículo en comentario no solo se limita a señalar que el objeto de este proceso


es nombrar administrador judicial, sino que requiere además se precise los bienes que
va a administrar. Sobre el particular, concurren dos probabilidades: que exista consenso
o desacuerdo en los bienes a administrar. Trasladando al proceso de inventario la
discusión sobre los bienes que serán objeto de administración, sea porque la ley lo
prescriba (como el caso del usufructuario, quien antes de entrar en posesión del bien
debe hacer el inventario y tasación de los bienes muebles, como señala el ar1ículo 1006
del CC) o por que se sustente su necesidad. En presencia del juez, se realiza una
relación ordenada de los bienes que pertenecen o pertenecieron a una persona, o de las
cosas o efectos que se encuentran en el lugar. La constatación de la existencia de los
bienes, así como el estado en que estos se encuentran en el momento que se impone
su inventario, no puede ser más beneficiosa, toda vez que gracias a aquella no puede
tergiversarse la realidad constatada.

En la casuística nacional aparece el siguiente pronunciamiento: "no obstante que


el documento de facción de inventarios no precisa la denominación del cargo que se le
otorga a los demandados, se puede colegir que, dada la naturaleza de los bienes
entregados y la aceptación de los mismos, el cargo que ostentan los demandados es de
administradores judiciales. Ello porque cuando la naturaleza del bien lo exija, el
depositario tiene la obligación de administrarlo. El artículo 1859 del del CC es de
aplicación supletoria".

➢ ARTÍCULO 771: LEGITIMIDAD ACTIVA

La administración judicial es un medio de protección a los derechos patrimoniales


de los incapaces, sin tutor ni curador, en casos de ausencia y de copropiedad. La solicitud
para designar administrador judicial puede operar por mandato legal o judicial. En el
primer supuesto, la ley autoriza la petición. Véase el caso del ausente que regula el
artículo 54 del CC: "a solicitud de cualquiera que haya obtenido la posesión temporal de
los bienes del ausente, se procede a la designación de administración judicial".

A diferencia del legal, la solicitud judicial opera cuando a criterio del juez,
considere que el solicitante tenga interés sustancial para pedirlo. Véase el caso del
supuesto heredero de una masa indivisa, donde se asume el estado de indivisión de los
bienes sucesorios y la concurrencia de varios herederos. Exista o no testamento, es
necesario tomar medidas para la conservación y administración de los bienes hasta el
momento de la partición, por ello se faculta a quienes tengan interés sustancial en ello,
pedir al juez el nombramiento de un administrador ¡judicial, ya que ninguno de los
herederos tiene el poder de administrar los intereses de la sucesión. como señala
PALACIO: "hasta que la comunidad se desintegre por partición o venta resulta necesario
concentrar en una sola persona (o excepcionalmente en varias) el cumplimiento de actos
indispensables tendientes a conservar los bienes y a asegurar la continuidad de las
actividades o negocios del causante".
Por la naturaleza de los bienes puede ser urgente la designación de un
administrador, en cuyo caso se ha reconocido en el artículo 678 del CPC, la facultad de
designarlo con carácter provisorio. También se puede recurrir a las medidas genéricas
(artículo 629 del CPC) como la facción de inventarios, el pedido de informes tendiente a
determinar la participación que pudiere corresponder al causante en una sociedad, o en
la designación de peritos contadores para investigar el patrimonio real de aquel a la
época del deceso y su evolución posterior y en el libramiento de una mandamiento de
constatación de un inmueble denunciado como integrante del acervo sucesorio a fin de
dilucidar su situación jurídica.

➢ ARTICULO 772: NOMBRAMIENTO

La designación del administrador de la sucesión se explica por la necesidad de


concentrar en una sola persona la realización y la responsabilidad de los actos
indispensables para el manejo de los bienes, conservatorios de los derechos e intereses
de la comunidad, quedando excluidos los que excedan la conservación, la mera
administración y los de disposición.

En caso de mediar unanimidad de los herederos con respecto a la persona que


debe administrar los bienes, el juez procederá a designarla, al margen de que se trate
de un heredero o de un extraño. Apréciese de la redacción de la norma que solo se
faculta al juez a resolver las diferencias que se susciten entre aquellos, pero no para
sustituir la voluntad unánime de los sucesores. El artículo expresamente señala si "existe
acuerdo unánime respecto de la persona que debe administrarlos, el nombramiento se
sujetará a lo acordado".

En caso de no mediar unanimidad, el artículo en comentario señala de preferencia


para ser designado administrador al cónyuge supérstite, regla que, tiene fundamento en
el hecho que aquel concurre no solo como heredero sino también en calidad de socio de
la sociedad conyugal en trance de disolverse. La norma también faculta nombrar de
manera excluyente al presunto heredero, prefiriéndose el más próximo al más remoto, y
en igualdad de grado, al de mayor edad.
La norma citada prevé la posibilidad de que el juez designe a una tercera persona
cuando se invocan motivos atendibles que no aconsejan la designación propuesta;
criterio que también es extensivo a los casos de renuncia. La designación de un tercero,
extraño a la sucesión, es una alternativa saludable no solo frente a la falta de idoneidad
para el desempeño del cargo sino a casos de notoria enemistad entre los interesados
exteriorizada a través de incidentes y dilaciones que han entorpecido seriamente el
normal desarrollo del procedimiento o la existencia de intereses contradictorios entre los
herederos.

Si son varios los bienes y el juez lo aprueba a pedido de interesado, puede


nombrarse a dos o más administradores. Esta circunstancia es importante para una
mejor administración, cuando se trata de bienes dispersos y distantes geográficamente
y de actividades de producción diversas.

➢ ARTÍCULO 773: ATRIBUCIONES

Un administrador, cualquiera sea el origen de su designación, debe estar


premunido de un conjunto de herramientas jurídicas que le permitan llevar adelante la
conservación y explotación de los bienes que han sido puestos bajo su cuidado, en
interés de los copropietarios. Esas herramientas le permiten actuar y a su vez, son el
sustento para que los interesados puedan exigirle al administrador el realizar una gestión
satisfactoria. Esto lleva a sostener que "a mayor número de herramientas otorgadas,
mayores resultados esperados y, por consiguiente, mayor responsabilidad para quien las
ostenta".

Esas herramientas son conocidas en el Derecho como atribuciones y se las


distingue del concepto derecho y obligación y que a continuación citamos: "Una
atribución es tanto un poder para decidir qué hacer, de forma discrecional y según las
circunstancias que se presenten, como un deber de ejercer, oportuna y adecuadamente,
esos poderes en orden a la obtención de las finalidades para las cuales se ha conferido
al sujeto un determinado estatus jurídico. No es un derecho porque el sujeto no podría
decidir no ejercer las facultades conferidas, sin incurrir en responsabilidad, pero tampoco
es estrictamente un deber, porque no hay un titular que pueda exigirle cumplir ciertas
conductas que la apreciación de quien tiene la atribución no le aconseje realizar".
Las atribuciones del administrador judicial de bienes tienen diversas fuentes: la
legal, la convencional y la judicial. La legal tiene como referente al Código Civil, según el
caso; la convencional es efectuada por los interesados con capacidad de ejercicio y con
la aprobación del juez; y, finalmente, a falta de acuerdo sobre las atribuciones, se recurre
a la designación judicial para tal fin.

En el caso de la ausencia civil, el artículo 55 del CC regula una serie de derechos


y obligaciones aplicables a ella, como la de percibir los frutos, pagar las deudas del
ausente, atender los gastos correspondientes al patrimonio que administra, ejercer la
representación judicial del ausente (sin que ello comprenda actos de disposición), rendir
cuenta de su administración, entre otros.

➢ ARTÍCULO 774: OBLIGACIONES

Una de las principales obligaciones que tiene el administrador judicial es la


rendición de cuentas y la información de su gestión, siempre que se le exija. El plazo
para la rendición no es uniforme porque puede ser establecido por los interesados con
capacidad de ejercicio, por mandato legal y al cesar el cargo, como el caso del tutor,
quien está obligado a administrar los bienes del menor con la diligencia ordinaria y como
señala el artículo 540 del CC, está obligado a dar cuenta de su administración
anualmente o al acabar la tutela o cesar en el cargo.

A pesar de que el Código no lo precise, la rendición de cuentas puede ser


solicitada por cualquier interesado en la sucesión. El juez también puede establecer la
obligación de rendir cuentas por períodos determinados.

Agotado el plazo fijado para la presentación, será pasible de las sanciones


pecuniarias sin perjuicio de amparar la posible remoción, siempre y cuando se acredite
haber operado la intimación judicial para la rendición cuentas. Algunas opiniones
sostienen que la rendición debe hacerse en forma de planilla, con sus respectivos
comprobantes, bajo apercibimiento de declararse a su cargo las partidas no justificadas.
Otra alternativa en cuanto al procedimiento que podría asumirse es poner a conocimiento
de los interesados, por determinado plazo, la rendición de cuentas.
Si no fueren observadas, el juez las aprobará. Si mediare observaciones se
sustanciarán como incidentes. En el caso de la declaración de ausencia, el artículo 55
del CC, regula los derechos y obligaciones del administrador judicial, destacando la
rendición de cuentas, el pago de las deudas del ausente y los gastos del patrimonio que
administra, entre otros.

➢ ARTÍCULO 775: PROHIBICIONES

En la administración de bienes de menores por los tutores, el artículo 538 del CC


cita cuatro supuestos de prohibición, cuando ejercen la administración de los bienes del
menor: Comprar o tomar en arrendamiento los bienes del menor; adquirir cualquier
derecho o acción contra el menor; disponer de los bienes del menor a título gratuito;
arrendar por más de tres años los bienes del menor.

El inciso 8 del artículo 1366 del CC, recoge la prohibición del administrador de
bienes ajenos, adquirir derechos reales por contrato, legado o subasta pública, respecto
de bienes que, por ley o acto de autoridad pública administre. También está prohibido
tomar en arrendamiento los bienes que administra, tal como refiere el inciso 2 artículo
1668 del CC.

En opinión, el administrador judicial de bienes comunes se encuentra prohibido de


practicar, en ejercicio de sus atribuciones, cualquier acto que suponga un conflicto entre
los intereses de los copropietarios cuyos bienes administra y sus propios intereses.

Esta regla general se deduce de las reglas de la anulabilidad del acto jurídico
celebrado por el representante consigo mismo. Las prohibiciones pueden ser también
impuestas por mandato judicial, en atención a las circunstancias del caso.

➢ ARTÍCULO 776: AUTORIZACIÓN JUDICIAL

Estas autorizaciones aparecen expresamente requeridas en el Código Civil (véase


el caso de la ausencia regulado en el artículo 56 del CC que dice: "en caso de necesidad
o utilidad y previa autorización judicial, el administrador puede enajenar o gravar bienes
del ausente en la medida de lo indispensable"), sin embargo, pueden concurrir
circunstancias que sin estar reguladas en el Código necesiten autorización, como los
bienes de una herencia indivisa que se encuentren en estado de destruirse o sean de
difícil conservación.

El administrador puede ser facultado para retener fondos o disponer de ellos con
el objeto de pagar los gastos normales de la administración como el pago de sueldos e
impuestos (inciso 2 del artículo 55 del CC); cuando se trata de gastos extraordinarios,
corresponde sean autorizados por el juez, previo traslado a los herederos, sin embargo,
hay opiniones que se ubican en el supuesto que la demora pueda ocasionar perjuicios,
en cuyo caso se sostiene que el administrador debe informar al juzgado dentro del tercer
día de realizados.

Como el administrador no puede arrendar inmuebles sin el consentimiento de


todos los herederos, recurre a ellos; en caso de que no exista conformidad entre ellos,
se recurre a la autorización judicial, la que podría concederse con la advertencia que
dicho arrendamiento no obligará a los herederos después de la partición. Algunos
autores califican de plausible la autorización, en tanto se haya orientado a evitar
perjuicios a los herederos disidentes que pueden resultar adjudicatarios del bien dado
en locación.

➢ ARTÍCULO 777: SUBROGACIÓN

El artículo en comentario acoge dos supuestos, la renuncia y la remoción,


orientados a separar de la administración judicial a la persona designada para ello. La
renuncia implica el ejercicio de disposición voluntaria y unilateral que hace el
administrador de continuar ejerciendo su función. Si bien puede renunciar en cualquier
momento a su función, a efectos de no dejar a la deriva la conducción de los bienes, solo
produce efecto su renuncia, desde que es notificada su aceptación por el juez, en
atención a que su designación fue por mandato judicial.

Adviértase que, producida la aceptación, el juez no designará automáticamente


su sucesor, pues requiere para ello que el interesado solicite la nueva designación.
En el caso de la remoción del administrador este debe operar por causa
justificada. En la casuística aparecen las siguientes justificaciones para separar al
administrador cuando su actuación importare mal desempeño del cargo, como: haber
dispuesto en beneficio propio de los dineros encargados para la administración; haber
perjudicado los intereses de la sucesión, aunque el daño no sea de consideración; la
retención de fondos para gastos no autorizados; la distribución de ingresos entre algunos
herederos sin la conformidad de los otros; la oposición entre sus intereses y los de la
sucesión; la falla o demora en la rendición de cuentas o de contestación a los pedidos
de informes (ver el artículo 774 del CPC); y en general a cualquier circunstancia
sobrevenida que sea contraria a su designación.

A diferencia de la renuncia, en el caso de la remoción del administrador judicial, el


juez que decide la remoción, en la misma resolución, además nombrará al nuevo
administrador judicial de bienes.

➢ ARTÍCULO 778: RETRIBUCIÓN

La retribución debe asumirse como el pago que se realiza por un trabajo o una
actividad efectuada. El artículo en comentario, consagra el precepto constitucional que
"nadie está obligado a prestar trabajo sin retribución o sin su libre consentimiento". En
ese sentido, aparecen en nuestra legislación, diversas opciones para la retribución al
trabajo del administrador, como las que señalan los artículos 793 y 973 del CC.

En la administración del bien común dice el artículo 973 del CC: "las obligaciones
del administrador serán las del administrador judicial. Sus servicios serán retribuidos con
una parte de la utilidad, fijada por el juez y observando el trámite de los incidentes". En
el caso del albacea encargado de administrar los bienes de la herencia, señala el artículo
793 del CC que su remuneración no será mayor del cuatro por ciento de la masa líquida
y en defecto de la determinación de la remuneración por el testador, lo hará el juez, quien
también señalará la del albacea dativo.

El administrador tiene derecho a una retribución, siempre y cuando haya sido


designado judicialmente, aunque el trabajo no sea de su profesión o modo de vivir, salvo
que hubiere renunciado de manera expresa a aceptar el cargo.
La norma establece que sea el juez quien determine la retribución del
administrador, quedando a su criterio sopesar las circunstancias que van a condicionar
su retribución.

Algunas opiniones consideran que la retribución debe fijarse a un tanto por ciento
de comisión sobre el monto de los ingresos obtenidos durante la administración, con
prescindencia del valor de los bienes. Otros criterios consideran que fijar del porcentaje
de ingresos no debe hacerse en forma estricta, ya que la simple conservación del
patrimonio, en algunos casos puede requerir de funciones extraordinarias, por lo que
deben tenerse en cuenta las expensas y pérdidas que se evitaron.

Como se aprecia de la redacción del artículo 778 del CPC, la retribución del
administrador es determinada por el juez, atendiendo a la naturaleza de la labor que deba
realizar; sin embargo, hay opiniones que consideran que sean los propios beneficiados
los que propongan al juez dicha retribución. Se argumenta que, si las partes pueden
proponer las atribuciones del administrador, también pueden proyectar la justa
compensación por los servicios que aquel les brinde. Otras que no parece del todo
conveniente dejar a criterio absoluto del juez la determinación de los honorarios, pues
existe la posibilidad de recurrir a ciertos patrones o reglas, de forma tal que no se
subvalúe el trabajo de un administrador según las propias calidades técnicas o
profesionales, como tampoco se puede imponer a los copropietarios un costo
excesivamente alto por los servicios que en condiciones de plena libertad pudieran haber
conseguido por menos.

Considera que se debe tomar en cuenta que en los mercados en que ellos son
frecuentemente negociados y explotados, existen algunos agentes que pudieran brindar
información sobre los montos en que se cotiza el servicio de administración de los
mismos, como sucede por ejemplo con la administración de bienes inmuebles para fines
de arrendamiento.

En cuanto a la oportunidad para percibir la retribución, si bien la norma no refiere


nada al respecto, en otras legislaciones se asume que el administrador no podrá percibir
la retribución fijada hasta que haya sido rendida y aprobada la cuenta final de la
administración. Si esta excediere de seis meses, el administrador podrá ser autorizado a
percibir periódicamente sumas, con carácter de anticipos provisionales, las que deberán
guardar proporción con el monto aproximado del honorario total. En otras legislaciones
se contempla la posibilidad de que el administrador pierda su derecho a percibir
honorarios, en caso de ser removido por incumplimiento en el deber de rendir cuentas,
previa intimidación, o por mal desempeño del cargo.

➢ ARTÍCULO 779: CONCLUSIÓN DE LA ADMINISTRACIÓN

La conclusión de la administración judicial opera por dos razones: por voluntad de


los interesados o por mandato legal. En el primer supuesto, la norma acoge la conclusión
de la administración judicial en los casos que los interesados tengan capacidad de
ejercicio y así lo decidan.

Véase el caso de los menores que hayan adquirido mayoría de edad o el caso de
los interdictos, cuando haya cesado su incapacidad, siempre y cuando se acompañe la
declaración firme de rehabilitación y así lo decida el rehabilitado (ver el artículo 584 del
CPC).

Apréciese que la norma no requiere la capacidad de goce, que es intrínseca a


todo sujeto de derechos sino a la capacidad de ejercicio, pero, además requiere que
"todos" los interesados en la administración tengan dicha capacidad de ejercicio y
decidan todos concluir con la administración judicial. Como se aprecia, se sobrepone la
voluntad de todos los interesados en dar por concluida la designación judicial hecha para
la administración de los bienes.

El otro supuesto es concluir la administración judicial por mandato legal. Véase en


el caso de la declaración de ausencia, cuando regresa el ausente o cuando se designa
apoderado con facultades suficientes, hecha por el ausente con posterioridad a la
declaración (incisos 1 y 2 del artículo 59 del CC). En dichos casos, señala el artículo 60
del CC, se restituye a su titular el patrimonio, en el estado en que se encuentre.

La petición se tramita como un proceso no contencioso, con citación de quienes


solicitaron la declaración de ausencia. Otro caso está referido según Arata Solís a la
extinción de la copropiedad, cuando simultáneamente con el procedimiento de
administración judicial se haya dilucidado la partición y haya concluido con la
adjudicación de los bienes a los interesados. También puede darse en aquellos bienes
respecto de los cuales se establezca una prohibición permanente para su explotación,
caso en el cual no tendría sentido que los mismos permanezcan en poder del
administrador. Por el tipo de bienes pudiera darse el caso que las actividades del
administrador resulten específicas y temporales, supuesto en el cual, finalizadas las
mismas, concluirá la administración (ver el inciso 1 del artículo 1901).

➢ ARTÍCULO 780: NORMA ESPECIAL

La norma se ubica en el supuesto de la administración de bienes sujetos a


copropiedad, esto es, el dominio de una cosa tenida en común por varias personas.

En la copropiedad, las facultades de dominio están atribuidas a varias personas


en común; por lo que, no pudiéndose dividir, resulta que pertenece por indiviso a varios,
sin que ninguno pueda aducir su derecho a toda la cosa, ni siquiera a una parte
determinada de ella, sino una participación que pueda llamarse ideal.

De manera excepcional, se faculta al administrador judicial de bienes sujetos al


régimen de copropiedad, vender los frutos que recolecte y celebrar contratos sobre los
bienes que administra, siempre que no implique su disposición, ni exceda los límites de
una razonable administración. Véase el caso de plantaciones de árboles frutales, el
administrador podría no solo orientarse a la conservación y explotación de las
plantaciones, sino que también podría extender sus atribuciones a la venta de los frutos
que se produzca en dichas plantaciones.

Como se ve, la administración no solo recae sobre el bien, sino que también puede
extenderse a los frutos, pero no a los productos. Los frutos, bajo la calificación del artículo
890 del CC, son los provechos renovables que produce un bien, sin que se altere ni
disminuya su sustancia, a diferencia de los productos que son los provechos no
renovables que se extraen de un bien. El provecho es una productividad de carácter
físico o de carácter ideal, de acuerdo al tipo de fruto del cual se trate.
Los frutos pueden ser naturales, industriales y civiles. Los naturales son aquellos
que nacen o se producen de modo espontáneo y sin la intervención del hombre siendo
su ejemplo más común, la reproducción de los animales. Los frutos industriales, son los
que se obtienen por el concurso de la industria o sea del trabajo del hombre aplicado a
la producción en general. Los frutos civiles son los producidos por el bien, por
determinación de la ley u acto jurídico, como la renta proveniente del alquiler de un
inmueble.

La norma hace referencia a la "venta de los frutos que recolecte" lo que nos ubica
en el supuesto de los frutos naturales o industriales, mas no en los frutos civiles líquidos,
como sería la administración de bienes inmuebles, que se encuentren sujetos a contrato
de arrendamiento, cuyos frutos (renta en dinero efectivo) no podrán ser vendidos, sino
que podrían ser recaudados y depositados en una entidad bancaria o reinvertidos en otra
actividad lucrativa.

La norma también faculta al administrador para que excepcionalmente pueda


celebrar contratos sobre los bienes que administra, siempre y cuando no implique su
disposición, ni exceda los límites de una razonable administración.

La "razonable administración" en la celebración de contratos sobre los bienes que


administra, implica un parámetro dejado a la discrecionalidad del administrador y, en su
caso, del juez. No es un término que implique aspectos objetivos de una realidad, sino
que estarán sujetos a una valoración o estimación, de cada caso en particular. Así pues,
resulta razonable que el administrador se vincule contractualmente para las reparaciones
del inmueble sujeto a alquiler, enajene bienes que se encuentren en peligro de destruirse
o sean de difícil conservación, contrate los servicios de un abogado para el cobro judicial
de los alquileres o para demandar el desalojo, entre otros.

La norma acoge la posibilidad de actos urgentes que impliquen disposición. Si


hubiera necesidad de realizar actos de disposición urgentes, el administrador deberá
obtener previamente autorización del juez, quien podrá concederla de plano o con
audiencia de los interesados. Como actos de disposición de carácter urgente se entiende
aquellos actos como consecuencia de algún deterioro de los bienes sujetos a la
administración, deterioro o perjuicio que pudiera comprometer la pérdida de los mismos.
El juez entonces evaluará dicha circunstancia y dará o no su aprobación
correspondiente. La norma, necesariamente exige la autorización judicial previa, para los
actos de disposición, por más que sean urgentes; sin embargo, podría darse el caso de
que en situaciones de "comprobado peligro inminente", podría eximirse de esta previa
autorización, sin perjuicio de comunicar al juez, luego de realizado.
CONCLUSIONES

1. La administración judicial es una figura prevista en el ordenamiento jurídico para la


garantía y control de los derechos patrimoniales de las partes en los distintos
procedimientos. Se le contempla como un auxiliar del juez en cuanto se establece
como instrumento de garantía de dichos derechos.

2. Se diferencia del administrador social por tener unas funciones mucho más acotadas
destinadas al mantenimiento y mejora de los bienes y derechos de determinada parte
y no a la de los socios. Además, responde directamente ante el Juez y no ante
aquéllos. Pese a ello, sus funciones de gestión en empresas coinciden a menudo con
las del administrador social, pues debe gestionarlas con la diligencia y lealtad de un
buen administrador. En algunos casos se mantiene el órgano de administración, en
otros, lo sustituye.

3. Los bienes o derechos que habitualmente gestionará podrán ser tanto bienes muebles
como inmuebles, valores cotizables, créditos, sueldos y pensiones, así como
empresas o establecimientos mercantiles.

4. Sus funciones pueden resumirse en las siguientes:

- El control y la conservación de los bienes y derechos administrados


- La gestión eficaz del patrimonio administrado con la debida diligencia
- La maximización, en lo posible, de dicho patrimonio
- Llevar a cabo las funciones específicas que le hayan sido asignadas judicialmente
- La realización de las obligaciones tributarias y de seguridad social, en su caso
- La información al juzgado y a las partes sobre los actos realizados en su gestión
y, en especial, la rendición de cuentas

5. Debe destacarse que, dado que habitualmente los administradores judiciales son
profesionales colegiados, deben someterse a códigos éticos o de conducta y sus
actuaciones profesionales está amparadas por seguros de responsabilidad civil. Es un
cargo voluntario, de carácter temporal y que tiene un carácter eminentemente
personal.
TEMA:
LA ADMINISTRACIÒN JUDICIAL DE BIENES EN EL PERÙ

CURSO: PRACTICA FORENSE CIVIL II


DOCENTE: Dr. MOISES MORALES
CICLO: X
SECCIÒN: A
ALUMNO: EDWIN VÀSQUEZ SÀNCHEZ
INTRODUCCIÒN

La autorización judicial, es la venia o licencia del juez, que se requiere para la


validez de determinados actos jurídicos, a efectos de habilitar a personas o a
representantes de los incapaces. La autorización, por lo tanto, es una especie de
permiso. Consiste en dar consentimiento para que otros hagan o dejen de hacer algo.

La autorización judicial es aquella en que no existe controversia entre las partes.


Se trata de actuaciones ante los jueces, para solemnidad de ciertos actos o
pronunciamiento de determinadas resoluciones que los Tribunales deben dictar.
LA ADMINISTRACIÓN JUDICIAL DE BIENES
EN LA DOCTRINA.

Administrar significa gobernar, gerenciar, gestionar, cuidar, vigilar


entonces la administración es el gobierno que tiene una persona
designada sobre los bienes ajenos. El gobierno supone cuidar y vigilar
los bienes, recaudar sus rentas, pagar sus tributos y rendir
cuentas periódicamente y al fin de la gestión. A falta de padres, tutor
o curador y en los casos de ausencia o de copropiedad, procede
designar administrador judicial de bienes.
CLASES DE ADMINISTRACIÒN.

Teniendo en cuenta el origen de la institución, la administración puede ser:

➢ Administración convencional.
➢ Administración judicial.
➢ Administración legal.

La administración convencional se produce con frecuencia tratándose de


herencia y de copropiedad, en donde los herederos o copropietarios se ponen de
acuerdo para determinar el modo y forma de la administración de los bienes comunes,
mientras se proceda al reparto.
La administración judicial es la que señala el Código procesal Civil. La
administración legal la establece el Código Civil, para los siguientes casos
específicos:

➢ Administración de los bienes del matrimonio.

➢ Administración de los bienes de los hijos durante la patria potestad.

➢ Administración de bienes de menores durante la tutela.

➢ Administración de bienes en ausencia del titular.

➢ Administración de los bienes de la herencia.


PROCEDENCIA DE LA ADMINISTRACIÒN.

En cuanto a la procedencia de la administración judicial de bienes, este


se da en los siguientes casos:

➢ Tratándose de bienes de menores, a falta de padres o tutor.

➢ Tratándose de bienes de mayores incapaces.

➢ En los casos de ausencia del propietario y

➢ En los casos de copropiedad.


OBJETO DEL PROCESO.

Es objeto de este proceso:

➢ El nombramiento de administrador judicial.

➢ La aprobación de la relación de bienes sobre los que se va a ejercer la


administración.

Cuando haya desacuerdo sobre el segundo punto, se nombrará al


administrador y este deberá iniciar el proceso de inventario. (Art. 770 del
CPC)
LEGITIMACIÒN ACTIVA.

Puede solicitar el nombramiento del administrador judicial


de bienes:

➢ Las personas quienes la ley autorice, y

➢ Los que, a criterio del juez, tengan interés sustancial para


pedirlo. (Art. 771 del CPC)
La ley peruana nos ubica bajo tres supuestos para solicitar
la administración judicial de bienes: A falta de padres, tutor o
curador; en caso de ausencia y ante la copropiedad:

1. En el caso de los padres, estos tienen el deber de


administrar los bienes de sus hijos, tal como lo cita el inciso
7 del artículo 423 del CC, sin embargo, ante la ausencia de
estos, procede la administración judicial de los bienes de
sus hijos.
2. La declaración judicial de ausencia de una persona trae
consigo la orden de dar en posesión temporal de los bienes del
ausente a quienes serían sus herederos forzosos al tiempo de
dictarla. Ante tal situación, el artículo 54 del CC señala que "a
solicitud de cualquiera que haya obtenido la posesión temporal de
los bienes del ausente, se procede a la designación de
administrador judicial".
3. En el caso de copropiedad, ella responde a una forma de
comunidad de bienes en la que el derecho de propiedad que
sobre una cosa y sobre cada una de sus partes tienen dos o más
personas conjuntamente. La titularidad conjunta recae sobre un
mismo e idéntico derecho, pero la unidad del objeto hace que no
se puedan dividir en partes individualizadas, de las cuales pueda
decirse que le corresponda a cada titular un determinado derecho
de dominio.
En el caso de las sociedades, cualquiera
sea su forma, no es posible que un socio bajo el
argumento de la supuesta "copropiedad de los
bienes sociales", solicite la designación de un
administrador judicial de bienes comunes, pues los
bienes sociales no son bienes comunes, sino
bienes de la sociedad, sobre los cuales el socio no
tiene ningún derecho directo.
ANALISIS DE LOS ARTICULOS REFERENTES A LA
ADMINISTRACION JUDICIAL DE BIENES CIVIL.

 ARTICULO 770: OBJETO

El artículo en comentario no solo se limita a señalar que el objeto de este proceso es nombrar
administrador judicial, sino que requiere además se precise los bienes que va a administrar. Sobre
el particular, concurren dos probabilidades: que exista consenso o desacuerdo en los bienes a
administrar. Trasladando al proceso de inventario la discusión sobre los bienes que serán objeto de
administración, sea porque la ley lo prescriba (como el caso del usufructuario, quien antes de entrar
en posesión del bien debe hacer el inventario y tasación de los bienes muebles, como señala el
ar1ículo 1006 del CC) o por que se sustente su necesidad. En presencia del juez, se realiza una
relación ordenada de los bienes que pertenecen o pertenecieron a una persona, o de las cosas o
efectos que se encuentran en el lugar. La constatación de la existencia de los bienes, así como el
estado en que estos se encuentran en el momento que se impone su inventario, no puede ser más
beneficiosa, toda vez que gracias a aquella no puede tergiversarse la realidad constatada.
ARTÍCULO 771: LEGITIMIDAD ACTIVA

La solicitud para designar administrador judicial puede operar por mandato legal o judicial. En el
primer supuesto, la ley autoriza la petición. Véase el caso del ausente que regula el artículo 54 del CC: "a
solicitud de cualquiera que haya obtenido la posesión temporal de los bienes del ausente, se procede a
la designación de administración judicial".

A diferencia del legal, la solicitud judicial opera cuando a criterio del juez, considere que el solicitante
tenga interés sustancial para pedirlo. Véase el caso del supuesto heredero de una masa indivisa, donde
se asume el estado de indivisión de los bienes sucesorios y la concurrencia de varios herederos. Exista o
no testamento, es necesario tomar medidas para la conservación y administración de los bienes hasta el
momento de la partición, por ello se faculta a quienes tengan interés sustancial en ello, pedir al juez el
nombramiento de un administrador ¡judicial, ya que ninguno de los herederos tiene el poder de
administrar los intereses de la sucesión. como señala PALACIO: "hasta que la comunidad se desintegre
por partición o venta resulta necesario concentrar en una sola persona (o excepcionalmente en varias) el
cumplimiento de actos indispensables tendientes a conservar los bienes y a asegurar la continuidad de
las actividades o negocios del causante".
ARTICULO 772: NOMBRAMIENTO
La designación del administrador de la sucesión se explica por la necesidad de concentrar en una
sola persona la realización y la responsabilidad de los actos indispensables para el manejo de los
bienes, conservatorios de los derechos e intereses de la comunidad, quedando excluidos los que
excedan la conservación, la mera administración y los de disposición.

En caso de mediar unanimidad de los herederos con respecto a la persona que debe administrar
los bienes, el juez procederá a designarla, al margen de que se trate de un heredero o de un extraño.
Apréciese de la redacción de la norma que solo se faculta al juez a resolver las diferencias que se
susciten entre aquellos, pero no para sustituir la voluntad unánime de los sucesores. El artículo
expresamente señala si "existe acuerdo unánime respecto de la persona que debe administrarlos, el
nombramiento se sujetará a lo acordado".
ARTÍCULO 773: ATRIBUCIONES

Un administrador, cualquiera sea el origen de su designación, debe


estar premunido de un conjunto de herramientas jurídicas que le permitan
llevar adelante la conservación y explotación de los bienes que han sido
puestos bajo su cuidado, en interés de los copropietarios. Esas herramientas
le permiten actuar y a su vez, son el sustento para que los interesados
puedan exigirle al administrador el realizar una gestión satisfactoria. Esto
lleva a sostener que "a mayor número de herramientas otorgadas, mayores
resultados esperados y, por consiguiente, mayor responsabilidad para quien
las ostenta".
ARTÍCULO 774: OBLIGACIONES

Una de las principales obligaciones que tiene el administrador judicial es la


rendición de cuentas y la información de su gestión, siempre que se le exija. El plazo
para la rendición no es uniforme porque puede ser establecido por los interesados con
capacidad de ejercicio, por mandato legal y al cesar el cargo, como el caso del tutor,
quien está obligado a administrar los bienes del menor con la diligencia ordinaria y como
señala el artículo 540 del CC, está obligado a dar cuenta de su administración
anualmente o al acabar la tutela o cesar en el cargo.

A pesar de que el Código no lo precise, la rendición de cuentas puede ser


solicitada por cualquier interesado en la sucesión. El juez también puede establecer la
obligación de rendir cuentas por períodos determinados.
ARTÍCULO 775: PROHIBICIONES

En la administración de bienes de menores por los tutores, el artículo 538 del


CC cita cuatro supuestos de prohibición, cuando ejercen la administración de los
bienes del menor: Comprar o tomar en arrendamiento los bienes del menor; adquirir
cualquier derecho o acción contra el menor; disponer de los bienes del menor a título
gratuito; arrendar por más de tres años los bienes del menor.

El inciso 8 del artículo 1366 del CC, recoge la prohibición del administrador de
bienes ajenos, adquirir derechos reales por contrato, legado o subasta pública,
respecto de bienes que, por ley o acto de autoridad pública administre. También está
prohibido tomar en arrendamiento los bienes que administra, tal como refiere el inciso 2
artículo 1668 del CC.
ARTÍCULO 776: AUTORIZACIÓN JUDICIAL

Estas autorizaciones aparecen expresamente requeridas en el


Código Civil (véase el caso de la ausencia regulado en el artículo 56 del
CC que dice: "en caso de necesidad o utilidad y previa autorización
judicial, el administrador puede enajenar o gravar bienes del ausente en
la medida de lo indispensable"), sin embargo, pueden concurrir
circunstancias que sin estar reguladas en el Código necesiten
autorización, como los bienes de una herencia indivisa que se
encuentren en estado de destruirse o sean de difícil conservación.
ARTÍCULO 777: SUBROGACIÓN
El artículo en comentario acoge dos supuestos, la renuncia y la remoción,
orientados a separar de la administración judicial a la persona designada para ello. La
renuncia implica el ejercicio de disposición voluntaria y unilateral que hace el
administrador de continuar ejerciendo su función. Si bien puede renunciar en cualquier
momento a su función, a efectos de no dejar a la deriva la conducción de los bienes, solo
produce efecto su renuncia, desde que es notificada su aceptación por el juez, en
atención a que su designación fue por mandato judicial.

A diferencia de la renuncia, en el caso de la remoción del administrador judicial,


el juez que decide la remoción, en la misma resolución, además nombrará al nuevo
administrador judicial de bienes.
ARTÍCULO 778: RETRIBUCIÓN
La retribución debe asumirse como el pago que se realiza por un trabajo o una actividad
efectuada. El artículo en comentario, consagra el precepto constitucional que "nadie está obligado a
prestar trabajo sin retribución o sin su libre consentimiento". En ese sentido, aparecen en nuestra
legislación, diversas opciones para la retribución al trabajo del administrador, como las que señalan los
artículos 793 y 973 del CC.

En la administración del bien común dice el artículo 973 del CC: "las obligaciones del
administrador serán las del administrador judicial. Sus servicios serán retribuidos con una parte de la
utilidad, fijada por el juez y observando el trámite de los incidentes". En el caso del albacea encargado
de administrar los bienes de la herencia, señala el artículo 793 del CC que su remuneración no será
mayor del cuatro por ciento de la masa líquida y en defecto de la determinación de la remuneración
por el testador, lo hará el juez, quien también señalará la del albacea dativo.
ARTÍCULO 779: CONCLUSIÓN DE LA
ADMINISTRACIÓN

La conclusión de la administración judicial opera por dos razones: por voluntad


de los interesados o por mandato legal. En el primer supuesto, la norma acoge la
conclusión de la administración judicial en los casos que los interesados tengan
capacidad de ejercicio y así lo decidan.

Véase el caso de los menores que hayan adquirido mayoría de edad o el caso
de los interdictos, cuando haya cesado su incapacidad, siempre y cuando se
acompañe la declaración firme de rehabilitación y así lo decida el rehabilitado (ver
el artículo 584 del CPC).
ARTÍCULO 780: NORMA ESPECIAL
La norma se ubica en el supuesto de la administración de bienes sujetos a copropiedad, esto es, el
dominio de una cosa tenida en común por varias personas.

En la copropiedad, las facultades de dominio están atribuidas a varias personas en común; por lo que,
no pudiéndose dividir, resulta que pertenece por indiviso a varios, sin que ninguno pueda aducir su derecho
a toda la cosa, ni siquiera a una parte determinada de ella, sino una participación que pueda llamarse ideal.

De manera excepcional, se faculta al administrador judicial de bienes sujetos al régimen de


copropiedad, vender los frutos que recolecte y celebrar contratos sobre los bienes que administra, siempre
que no implique su disposición, ni exceda los límites de una razonable administración. Véase el caso de
plantaciones de árboles frutales, el administrador podría no solo orientarse a la conservación y explotación
de las plantaciones, sino que también podría extender sus atribuciones a la venta de los frutos que se
produzca en dichas plantaciones.
CONCLUSIONES

1. La administración judicial es una figura prevista en el ordenamiento jurídico para la garantía y


control de los derechos patrimoniales de las partes en los distintos procedimientos. Se le
contempla como un auxiliar del juez en cuanto se establece como instrumento de garantía de
dichos derechos.

2. Se diferencia del administrador social por tener unas funciones mucho más acotadas destinadas al
mantenimiento y mejora de los bienes y derechos de determinada parte y no a la de los socios.
Además, responde directamente ante el Juez y no ante aquéllos. Pese a ello, sus funciones de
gestión en empresas coinciden a menudo con las del administrador social, pues debe gestionarlas
con la diligencia y lealtad de un buen administrador. En algunos casos se mantiene el órgano de
administración, en otros, lo sustituye.
3. Los bienes o derechos que habitualmente gestionará podrán ser tanto bienes muebles

como inmuebles, valores cotizables, créditos, sueldos y pensiones, así como


empresas o establecimientos mercantiles.

4. Sus funciones pueden resumirse en las siguientes:

- El control y la conservación de los bienes y derechos administrados

- La gestión eficaz del patrimonio administrado con la debida diligencia

- La maximización, en lo posible, de dicho patrimonio

- Llevar a cabo las funciones específicas que le hayan sido asignadas judicialmente

- La realización de las obligaciones tributarias y de seguridad social, en su caso

- La información al juzgado y a las partes sobre los actos realizados en su gestión y,


en especial, la rendición de cuentas
5. Debe destacarse que, dado que habitualmente los
administradores judiciales son profesionales colegiados,
deben someterse a códigos éticos o de conducta y sus
actuaciones profesionales está amparadas por seguros
de responsabilidad civil. Es un cargo voluntario, de
carácter temporal y que tiene un carácter
eminentemente personal.

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