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Administración Judicial de Bienes

1. EI artículo nos ubica bajo tres supuestos para solicitar la administración judicíal
debienes: falta de padres, tutor o curador; en caso de ausencia y ante la copropiedad. Enel
caso de los padres, estos tienen el deber de administrar los bienes de sus hijos, talcomo lo
cita el inciso 7 del artículo 423 del CC, sin embargo, ante la ausencia de estos,procede la
administración judicial de los bienes de sus hijos.Otro supuesto que se contempla es
la administración de los bienes de los hijosen caso de nuevo matrimonio (ver el artículo
433 del CC). Aquí, el Consejo de Familiadecide si conviene o no que siga con la
administración de los bienes de sus hijos delmatrimonio anterior y nombra un curador si
fuere el caso. A falta de padres, tutor o curador trae consigo la designación
de administrador judicialde bienes, debido a que al no exístir dichas personas, los bienes
se encontrarían sinuna administración determinada, lo que es perjudicial para el menor o
incapaz.2. La declaración judicial de ausencia de una persona trae consigo la orden de dar
enposesión temporal de los bienes del ausente a quienes serían sus herederos forzososal
tiempo de dictarla. Ante tal situación, el artículo 54 del CC señala que "a solicitud
decualquiera que haya obtenido la posesión temporal de los bienes del ausenle,
seprocede a la designación de administrador judicial".En los casos de indivisión, cuando
existen varios herederos, haya o no testamento, esnecesario tomar medidas para la
conservación y administración de los bienes hasta elmomento de la partición. Como
señala el artículo 851 del CC, "mientras la herenciapermanezca indivisa será administrada
por el albacea o por el apoderado comúnnombrado por todos los herederos o por un
administrador judicial".La designación de administrador, que en principio corresponde a
los herederos, Solopuede hacerse después de la declaración intestada, porque antes no Se
sabe quiénesson los herederos y solo puede tomarse medidas conservatorias, mas por la
naturalezade los bienes, puede ser urgente la designación de un administrador, en cuyo
caso seha reconocido al juez la facultad de anticipar su designación, designándolo con
carácter provisorio, cesando en sus funciones cuando se designe el definitivo. Véase el
caso

 
regulado en el artículo 678 del CPC que dice "en los procesos sobre nombramiento
yremoción de administradores de bienes, procede la ejecución anticipada de la
futuradecisión final a efecto de evitar un perjuicio irreparable". Palacio(306) al respecto
dice"desde la apertura delproceso es admisible, a título de medida cautelar, la
designación de un administrador provisional, y que una vez dictada la declaración de
herederos o declarado válidoeltestamento, quienes ya han acreditado su llamamiento a la
herencia tienen la facultadde nombrar un administrador definitivo, aunque el primero
puede ser ratificado yadquirir, por ende, esta última calidad".3. En el caso de copropiedad,
ella responde a una forma de comunidad de bienes en laque el derecho de propiedad que
sobre una cosa y sobre cada una de sus partestienen dos o más personas conjuntamente.
La titularidad conjunta recae sobre unmismo e idéntico derecho, pero la unidad del objeto
hace que no se puedan dividir enpartes individualizadas, de las cuales pueda decirse que
le corresponda a cada titular un determinado derecho de dominio.La copropiedad, al
pertpnecer por cuotas ideales un bien a dos o más personas, y, por tanto, ninguna de ellas
tiene la posibilidad de conducirlo individualmente, sino en formaconjunta y coordinada.
De allí que fluya como una necesidad natural, la idea de laexistencia de un administrador.
En el caso de la administración judicial del bien comúnseñalada en el artículo 972 del CC,
se rige plenamente por lo establecido en elpresente cuerpo
normativo. Aquí la gestión indirecta es realizada por un tercero, designado
por un juez dentro deun procedimiento ordenado para dicho fin y legitimado para actuar
sobre dichos bienescomunes, a efecto de satisfacer el interés de los copropietarios en la
conservación yexplotación de los mismos, sin embargo, debemos precisar que se puede
presentar laadministración convencional, judicial y la ejercida de ipso por cualquiera de
loscopropietarios.El derogado Código de Procedimientos Civiles de 1912, regulaba en los
procedimientosno contenciosos la "administración de bienes comunes", lo que ahora se
ha venido enllamar "administración judicial de bienes". El artículo 1195 del Código
derogado tenía el

 
siguiente texto: 'Todo el que tiene derecho a bienes comunes puede solicitar
laadministración judicial de ellos".4. En el caso de las sociedades, cualquiera sea su forma,
no es posible que un sociobajo el argumento de la supuesta "copropiedad de los bienes
sociales", solicite ladesignación de un administrador judicial de bienes comunes, pues los
bienes socialesno Son bienes comunes, sino bienes de la sociedad, sobre los cuales el
socio no tieneningún derecho directo'Como señala Ariano(3o7), el nombramiento de
administrador judicial ex artículo 76g delCPC es incompatible con la existencia de los
órganos de administración dedeterminada sociedad, pues tales órganos no "administran"
los bienes sino que los"organizan" para el logro del objetivo social. Los órganos de
administración"administran" la sociedad y la coexistencia de un "administrador judicial de
losbienes" impediría realizar cabalmente sus actos de gestión. Por tanto, "un socio
nopuede solicitar, bajo los alcances de la norma en comentario, la designación
deadministrador judicial de bienes sociales, por no ser copropietario de los bienes de
lasociedad. Los bienes de la sociedad están destinados a la realización de la
actividadeconómica que constituye el objeto social, para lo cualson organizados por los
órganosde administración de la sociedad, los que solo pueden ser nombrados o
removidosconforme a las reglas de la Ley General de sociedadss"(308). Art 770La
administración judicial es un mecanismo previsto por nuestro ordenamiento jurídicopara
la protección a los derechos patrimoniales de los incapaces, sin tutor ni curador,en casos
de ausencia y de copropiedad. El administrador actúa bajo el mandato judicialy su función
es la de administrar determinados bienes ajenos; pese a la falta deregulación, sería
recomendable designar a un profesional con título universitario y conhabilidad reconocida
para la gestión de patrimonios.
La Administración Judicial
La administración judicial es una institución prevista por nuestro ordenamiento jurídico como
medio de garantía y/o control y protección de los derechos patrimoniales de las partes en un
determinado procedimiento para procurar la plena efectividad de la tutela jurídica que en el
mismo se deduce. Si bien tradicionalmente se suele identificar como un medio o mecanismo para
facilitar la realización judicial de créditos en los procesos civiles, la administración judicial sirve
a más amplios objetivos ya que puede tener aplicación en todas las jurisdicciones (civil, social,
contencioso administrativo, penal) por causa del ejercicio de ciertas acciones que se amparen en
derecho, y conforme a la previsión legal.

La administración judicial se configura como un mandato expreso que acuerda y ordena la


autoridad judicial, caracterizándose por su contenido específico, su eminente temporalidad y las
particularidades del ejercicio del cargo.

El Administrador Judicial es, por tanto, el encargado por decisión judicial de administrar el
patrimonio de otro o de ejercer funciones de asistencia o vigilancia en la gestión de tales bienes.
La sentencia del TS de 31 de marzo de 1986 define al Administrador Judicial como “un auxiliar
del Juez y actúa, como los demás auxiliares del órgano ejecutivo, con potestad delegada del
ejecutor”, aunque esté en una posición más próxima al acreedor que lo ha designado.

Como característica, la doctrina establece para la figura del Administrador Judicial las siguientes:

Voluntariedad: En el sentido de que el designado es libre de aceptar el cargo. Así mismo la


facultad del acreedor en la designación es potestativa y se deja a su elección la posibilidad de
proponer la entrada en el procedimiento de un Administrador Judicial.

Renunciabilidad: El Administrador Judicial puede renunciar a su cargo, una vez nombrado,


cuando concurre justa causa. Por el contrario, también existe la posibilidad de destitución en
cualquier momento del procedimiento por causas tales como la mala gestión o por
incumplimiento de sus deberes.

Independencia e Imparcialidad en el desempeño de sus funciones frente a las partes. Es el Juez


quien ostenta la facultad de dirigir su gestión.

Temporalidad: Entendida hasta el resarcimiento del crédito o hasta que su función deje de tener
sentido práctico en el procedimiento.

Personalidad: Por cuanto las funciones recaen sobre la persona específicamente nombrada a tal
efecto, de forma que no cabe la posibilidad de delegación, aunque sí es posible que el
Administrador Judicial se auxilie de otras personas o profesionales con el objeto de contar con
mayor información técnica de la cual él mismo puede carecer.

El procedimiento de constitución de la administración judicial se inicia mediante solicitud a


través de la cual el Juez determinará si se cumplen los requisitos para establecerla y, en caso
afirmativo, nombrará al Administrador Judicial quien deberá aceptar el cargo personándose ante
el Juzgado, o excusarse no aceptando. Si acepta, se inicia su actividad como tal poniendo en
marcha los mecanismos necesarios para el cumplimiento del mandato, empezando por prestar la
fianza que la actual legislación exige para asegurar el resarcimiento en caso de una gestión
fraudulenta o negligente, no como requisito para la constitución de la Administración Judicial.

El objeto de la Administración Judicial es amplio siendo, básicamente, los siguientes:

- Dinero metálico.
- Bienes inmuebles.
- Efectos públicos y valores admitidos a negociación en un mercado secundario oficial.
- Créditos realizables en el acto y créditos no realizables en el acto.
- Bienes muebles o semovientes, incluyendo en ellos alhajas de oro, plata o pedrería, según lo
define la Ley Rituaria Civil de 1881.
- Sueldos y pensiones, así como frutos y rentas de toda especie.
- Establecimientos mercantiles o industriales, que comprenderá las sociedades y sus
procedimientos concursales.

Con todo, resulta difícil establecer una clasificación de obligaciones del Administrador Judicial
considerando que su máxima función es la de, no sólo preservar el patrimonio a su cargo, sino
hacerlo "producir", en el sentido de que con su gestión se obtengan beneficios o frutos y rentas, o
para este último caso, se generen con ellos otros frutos.

Respecto a los bienes administrados destaca el deber de conservación, así como el deber de
guardar la debida diligencia en el sentido en que se requiere en el Código de Comercio para el
buen comerciante. El Administrador Judicial debe procurar y fundar su actividad en obtener la
mayor rentabilidad posible, procurando, como se ha dicho, que el patrimonio administrado
genere beneficios.

Referente al juez, el Administrador Judicial debe rendir cuentas de forma periódica o parcial y
final.

En cuanto a las partes, tienen derecho a recibir información de todas las actuaciones del
Administrador, de forma que todos sus actos se harán públicos a estas a efecto de que se puedan
deducir cuantas reclamaciones sean oportunas, siempre que se planteen debidamente
fundamentadas. Se trata de otorgar a las partes la posibilidad de vigilar y controlar las
operaciones realizadas.

Podríamos decir que las facultades del Administrador se resumen en las siguientes:

- Facultad de gestión del patrimonio administrado.


- Llevanza de contabilidad.
- Defensa de los bienes.
- Conservación material y efectiva de los bienes.

Tal como se ha expuesto y, a modo de conclusión, el Administrador Judicial debe entenderse


como auxiliar del Juez en el mandato "ad hoc" de representación, para regir unos intereses,
bienes o entes jurídicos, con el fin de vigilar, controlar e intervenir en los actos de tráfico
mercantil (de producción, de servicios...), al objeto de obtener unos frutos y rentas estables,
basados en una correcta explotación, para luego proceder a rendir puntual cuenta de ello ante
este de forma periódica, así como informar de su resultado final. La especulación u obtención de
rendimientos irregulares que pudieran conducir a un riesgo negligente de mala gestión,
conllevará la destitución del mismo y a la exigencia de responsabilidades conforme a Derecho.

En algunos supuestos, como es el embargo de empresas, se mantiene al personal encargado de la


administración existente en la misma, y éstos deben informar y dar cumplida cuenta de lo
realizado al Administrador Judicial nombrado. También puede ocurrir que se dé la necesidad de
asumir funciones gerenciales, en cuyo caso deberán ser puntualizadas en el Auto de
nombramiento.

No debe olvidarse que la función puede incluir la de Administrador–Interventor Judicial, en tal


caso, este se limitará al control riguroso de la marcha económico-financiera, obligándose a dar
completa cuenta periódicamente al juzgado. Por ello, la responsabilidad del Administrador
Judicial se inicia, como en todo mandato, desde el nombramiento y aceptación, y su alcance es
el de la actuación como tal.
Administración judicial de bienes
La administración judicial de bienes es una institución en el Perú que sirve como medio de
garantía, control y protección de los derechos patrimoniales que tienen algunas personas
sobre ciertos bienes, ya sea para evitar que estos sean dañados o se pierdan, o porque el
propietario se encuentra privado de algún tipo de capacidad de disposición sobre los mismos.
Ahora bien, por lo general, cuando se habla de este tema, se piensa que la administración
judicial de bienes solo se aplica en los casos en que se desea preservar el patrimonio de un
deudor para poder ejecutarlo si es que este no cumple con sus obligaciones. Sin embargo, es
posible invocar la administración judicial de bienes en muchos tipos de procesos, tanto civiles,
penales y de familia e incluso en el ámbito contencioso administrativo.
En nuestro estudio, podemos asesorarte sobre esta institución jurídica; ya sea porque tengas
alguna duda acerca de los mismos, porque sientas que tus propiedades se encuentran en
riesgo de ser retenidas o te encuentres litigando por las mismas.
¿CÓMO EXACTAMENTE FUNCIONA?

Como bien señala su nombre, la administración de bienes es “judicial” por lo que el


llamado a nombrar a un administrador judicial es el Juez (a pedido de parte), quien le
otorgara diferentes prerrogativas sobre los bienes a su cuidado, advirtiéndole que solo
es un mero tenedor, no pudiendo disponer de ellos como si fuese el propietario.
Algunas características que debe cumplir el administrador son los siguientes:

 Voluntariedad: La invocación viene a pedido de parte y por lo tanto, el


administrador designado decide si acepta o no el cargo.
 Renunciabilidad: Con justa causa, el administrador judicial puede renunciar. De
la misma forma, se puede revocar su cargo si es que no está gestionando
adecuadamente los bienes que se le han encargado o ha incumplido los
deberes inherentes a su función.
 Temporalidad: Se entiende que la administración judicial es solo una medida
momentánea y no está destinada a crear una situación que permanezca en el
tiempo. Así, en algún momento los bienes deberán volver al propietario o a la
parte que los hubiera ganado.

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