Está en la página 1de 5

La luna es muchísimo más vieja de lo

que pensábamos
Un nuevo estudio de los minerales lunares ha
captado la última etapa de solidificación de la Luna
en roca.
POR SHI EN KIM
PUBLICADO 24 OCT 2023, 10:41 CEST

La luna llena sobre los icebergs de la bahía de Disko, Groenlandia. Científicos


que estudian muestras lunares traídas durante el programa Apolo han
descubierto que la corteza lunar se formó al menos 40 millones de años antes de
lo que se sospechaba.

FOTOGRAFÍA DE MARCIN DOBAS, NAT GEO IMAGE


COLLECTION
Ha transcurrido medio siglo desde que el humano pisó la Luna, pero las rocas
lunares que recogieron siguen revelando información importante sobre el satélite
de la Tierra. Parte de ese material se ha conservado durante décadas para poder
estudiarlo con instrumentos científicos más avanzados, y ahora el material lunar
recogido en 1972 ha demostrado que la Luna es millones de años más antigua de lo
que se pensaba.
Mediante el estudio de las pistas atómicas atrapadas en un cristal de circón, uno de
los minerales más antiguos que sobreviven de la formación de la Luna, los
científicos han determinado que la Luna tiene al menos 4460 millones de años. La
edad, publicada esta semana en la revista Geochemical Perspectives Letters,
supone un retroceso de 40 millones de años con respecto a las mediciones
anteriores y se aproxima al inicio del sistema solar, hace unos 4570 millones de
años.
Determinar la edad de la Luna puede ayudar a los científicos a trazar la secuencia
de acontecimientos durante los primeros días críticos. "La cronología lo es todo",
afirma la primera autora, Jennika Greer, cosmoquímica de la Universidad de
Glasgow (Escocia) que trabajó en el proyecto cuando era estudiante de posgrado en
la Universidad de Chicago (Estados Unidos): "Nuestro sistema solar existe desde
hace tiempo, pero en esos primeros millones de años se produjeron muchos
procesos realmente dinámicos".

(Relacionado: Esta imagen ofrece una ojeada inédita a los misteriosos rincones
más oscuros de la Luna)

Izquierda:
Vista al microscopio electrónico de barrido de un grano de circón lunar.

FOTOGRAFÍA DE JENNIKA GREER, UNIVERSITY OF


GLASGOW
Derecha:

El cristal de circón utilizado para averiguar la edad de la Luna se recogió en una


muestra durante la misión Apolo 17 en diciembre de 1972. El astronauta y
geólogo Harrison Schmitt aparece aquí cubierto de polvo lunar durante la misión.

FOTOGRAFÍA DE NASA
Cuando el sistema solar era joven, la Tierra no tenía luna y era un planeta solitario
que giraba alrededor del sol primigenio. Pero los primeros días de la Tierra fueron
todo menos tranquilos. Los científicos creen que al principio de la historia de
nuestro planeta, un objeto del tamaño de Marte chocó contra la proto-Tierra y
alteró ambos mundos.
El calor del impacto lo licuó todo (la joven Tierra y el destructor planetario),
fusionando los dos cuerpos en uno solo. De esta masa salió volando una bola más
pequeña de roca fundida, que cayó en una órbita estable y acabó enfriándose para
formar la Luna.

Las entrañas de la Luna se fusionaron en capas diferenciadas de manto y corteza.


De la roca fundida cristalizaron nuevos minerales, y uno de los últimos en formarse
fueron los circones. Estos cristales capturan las etapas finales de la luna
solidificándose en roca, marcando el comienzo de nuestro satélite natural tal y
como lo conocemos hoy en día.

(Relacionado: La Luna, mitos y leyendas)


Contando átomos
Los circones son uno de los minerales favoritos de los científicos por su resistencia.
Estos cristales de tamaño micrométrico pueden resistir la erosión durante miles de
millones de años para preservar los secretos geoquímicos de su nacimiento.
También capturan isótopos de uranio del medio ambiente a medida que se forman,
lo que sirve de temporizador que se pone en marcha desde el momento en que los
circones cristalizan.

Los isótopos de uranio se descomponen en plomo a velocidades predecibles.


Contando el número de átomos de plomo que se forman y los átomos de uranio que
quedan, los investigadores pueden calcular cuánto tiempo ha transcurrido desde
que los circones se endurecieron a partir de material fundido.

Los autores del estudio sondearon los circones incrustados en una muestra de roca
lunar recogida durante el Apolo 17 en 1972, y construyeron un mapa tridimensional
de los átomos. El recuento de los isótopos de plomo dio como resultado una edad
de 4460 millones de años, la más antigua hasta la fecha para la formación de la
corteza lunar.

Esta edad ya había sido determinada por los colaboradores de Greer dirigidos por
Bidong Zhang y Audrey Bouvier en 2021, pero el informe suscitó escepticismo. Los
críticos señalaron el hecho de que los átomos de plomo tienden a migrar para
formar bolsas de altas o bajas concentraciones en toda la roca. Dependiendo de
dónde se mirara, existía la posibilidad de toparse con estos focos de plomo
desigualmente distribuidos y calcular erróneamente la edad del circón.
Para disipar estas dudas, Bouvier se puso en contacto con el equipo de Greer para
volver a contar los átomos, esta vez con una sonda de iones que pudiera muestrear
la roca con una resolución espacial mucho mayor que la utilizada en el estudio
anterior. Una sonda más fina permitiría al equipo identificar regiones
nanométricas de átomos de plomo enriquecidos o empobrecidos, en caso de que los
hubiera. Pero no encontraron ninguna.

"En este circón, todo era homogéneo, así que ni siquiera tuvimos que preocuparnos
por eso", afirma Philipp Heck, autor del estudio y cosmoquímico del Museo Field y
la Universidad de Chicago (EE. UU.). El resultado confirmó que la edad medida
anteriormente de 4460 millones de años era exacta.

"Es un estudio muy, muy bueno", afirma Melanie Barboni, geoquímica de la


Universidad Estatal de Arizona (EE. UU.) que no participó en la investigación.
Barboni ha estudiado otros isótopos en circones lunares para descubrir que el
interior de la Luna se asentó por primera vez en capas distintas hace 4510 millones
de años, un episodio que precedió a las etapas finales de formación de la corteza
captadas en el nuevo estudio.
Barboni afirma que la nueva investigación es compatible con sus propios hallazgos.
"Muchos trabajos proponen que la Luna se formó mucho más tarde, hace 4300
millones de años, por ejemplo", añade: "Está claro que eso no es posible con esos
datos".

La historia de la Luna y la Tierra


Precisar cuándo se solidificó la Luna ofrece a los futuros investigadores un punto
de referencia para modelar su evolución. "La cronología nos ayuda a poner todo en
contexto", dice Greer. "Entonces podemos empezar a entender los procesos que
están ocurriendo". Saber qué ocurrió y cuándo durante los años de formación de la
Luna podría ayudar a explicar por qué el satélite de la Tierra tiene el aspecto que
tiene hoy.

El verdadero interés de estudiar la Luna reside en lo que puede decirnos sobre la


Tierra. Como compañeros celestes con un origen común, los destinos de la Tierra y
la Luna están ligados. Pero, como un astuto criminal, la Tierra, geológicamente
activa, tiene tendencia a enterrar y destruir las pruebas de acontecimientos
pasados. La Luna es una compañera menos engañosa: la falta de actividad
tectónica hace que los registros geológicos de la superficie duren eones.

Los científicos pueden observar las pruebas lunares para deducir lo que podría
haber ocurrido en la Tierra en la misma época. Por ejemplo, en esa fatídica colisión
que formó la Luna, la Tierra quedó inhabitable (nada podría haber sobrevivido a un
acontecimiento tan catastrófico) y toda su agua podría haberse evaporado, afirma
Greer. De ser así, el agua debió volver a nuestro planeta en algún momento, tal vez
a través del impacto de asteroides, que también habrían dejado huellas en la Luna.

Aunque el nuevo estudio data la finalización de la formación de la Luna en un


mínimo de 4460 millones de años, todo el proceso, desde la colisión planetaria
hasta el endurecimiento final, se desarrolló a lo largo de milenios. Los circones
representan los últimos vestigios del océano magmático lunar, el último capítulo de
los violentos inicios de la Luna y el comienzo de su época más plácida.
Tanto Heck como Barboni no se sorprenderían si futuros investigadores
encontraran un circón más antiguo que diera una edad aún más antigua a la Luna.
Tal vez haya un cristal más antiguo entre las reservas lunares de la NASA, aunque
Heck dice que son raros. O tal vez haya más esperando a ser descubiertos en la
Luna donde los humanos aún no han pisado.

Se están preparando varias misiones para traer muestras lunares de donde nadie
ha ido antes. En 2024, China lanzará una misión robótica que devolverá
muestras de la cara oculta de la Luna, y la misión Artemis III de la NASA tiene
como objetivo el aterrizaje de humanos en el polo sur lunar en diciembre de 2025.
Las nuevas rocas recogidas en estos lugares podrían ayudar a perfeccionar la
historia de los orígenes de la Luna.

También podría gustarte