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Toponimia
El nombre de la ciudad de Salta procede del nombre de la tribu indígena de los Salta, que
habitaban allí cuando el español Hernando de Lerma fundó la ciudad que originalmente llamó
Ciudad de San Felipe y Santiago del Lerma en el valle de Salta, provincia del Tucumán.
Escudo de la ciudad.
El escudo de armas de la ciudad de Salta es el escudo oficial que utilizan las diferentes áreas
y dependencias de la municipalidad de la ciudad de Salta. El Concejo Deliberante de Salta
adoptó en 1934 mediante la ordenanza Nº 239/34 un escudo en el que aparecía la figura de
un indígena amenazando al conquistador español con arco y flecha, en 1938 la ordenanza
municipal N° 470 retiró la figura por ser considerada "discriminatoria" hacia los pueblos
indígenas.
Heráldica
Sobre el campo único aparece un soldado español con armadura de plata casaca y
bombacho de gules que sostiene con su brazo diestro una alabarda de plata y con el siniestro
las correas de un perro. Un río azul celeste, y detrás de este aparecen dos colinas y tres
árboles en fila foliados en sinople. Por detrás de las sierras hay dos nubes de plata sobre un
cielo de azur celeste. Ostenta los títulos de "Muy Noble" y "Muy Leal .
Historia
Francisco Álvarez de Toledo, Virrey del Perú, ordenó la fundación de la ciudad de Salta.
Escultura en bronce de Mario Vidal Lozano ubicada en la Plazoleta IV Siglos, obra del
arquitecto Mariano Sepúlveda que fue realizada en conmemoración del IV Centenario de la
Fundación de la Ciudad.3
Posterior a la primera guerra calchaquí, en marzo de 1576, el virrey del Perú, el español
Francisco Álvarez de Toledo, con el claro objetivo de llevar a cabo una vez más su idea que
las provincias estuvieran conectadas y anexadas de tal forma que pudieran salvaguardarse
de los levantamientos, a sabiendas que una provincia podía auxiliar a otra en caso de ser
necesario,4 le escribió al rey Felipe II de España que “envió gente a hacer la población del
Valle Calchaquí y Salta, para que aquella provincia de Tucumán se pudiera unir y juntar y
comerciar con la de la ciudad de la Plata”, llamada a lo largo de su historia como:
Charcas-La Plata-Chuquisaca-Sucre.
Cumpliendo las órdenes que le dio el virrey Álvarez de Toledo, el español Hernando de Lerma
fundó la ciudad de Salta, el 16 de abril de 1582.
Las claras instrucciones de Álvarez de Toledo a Lerma, en las expresiones “ordeno y mando”
y “bajo apercibimiento” demuestran que el autor de la fundación de Salta fue el Virrey Toledo
y su ejecutor Hernando de Lerma.
El 20 de febrero de 1813 las tropas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a las órdenes
del general Manuel Belgrano, lograron una decisiva segunda victoria sobre los realistas en la
batalla de Salta, suceso bélico que dejó libre al actual territorio argentino.
Como consecuencia del triunfo de Salta, el mayor general Eustoquio Díaz Vélez, gobernador
militar de la Intendencia de Salta del Tucumán de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
inmediatamente colocó la Bandera de la Argentina en el balcón del Cabildo de Salta por lo
que le cabe la característica de haber sido la primera ciudad en que las autoridades
revolucionarias enarbolaron por primera vez la bandera celeste y blanca.
Tras la Declaración de independencia de la Argentina, en 1816, la ciudad quedó
económicamente arruinada y se sumergió en un período de decadencia por buena parte del
siglo XIX. Aunque hacia la década de 1890, con la llegada del ferrocarril y la radicación de
numerosos inmigrantes españoles, germanos, italianos y árabes (sirios y libaneses en
particular) la economía local adquirió nuevo vigor.
La Fundación de Salta
Por Rafael Gutierrez
LA CONQUISTA DE LA GOBERNACIÓN DEL TUCUMÁN
Jerónimo Luis de Cabrera recibió órdenes del Virrey Francisco de Toledo de fundar una
ciudad en el Valle de Salta para garantizar la pacificación de la zona, pero el conquistador se
fue muy al Sur y fundó Córdoba, convencido de que con ello ampliaba el control sobre el
territorio y se aproximaba a un puerto sobre el Atlántico que aún no se había construido, la
futura ciudad de Buenos Aires.
LUGAR INSALUBRE
En una reunión celebrada el 6 de abril de 1587 se trató la necesidad de trasladar la ciudad a
un emplazamiento menos insalubre, ya que el sitio estaba sitiado de ciénagas o pantanos,
que el fundador había considerado de importancia estratégica para la defensa de la
población, ya que funcionaban a manera de fosos que facilitaban contener el ataque de los
indígenas que asediaban la ciudad permanentemente.
El tema del traslado fue tratado nuevamente en el Cabildo Abierto de 18 de marzo de 1588,
proponiéndose como nueva locación las costas del río Vaqueros, sin embargo no se hizo
lugar a la moción porque el río no tenía un caudal permanente todo el año y amenazaba con
dejar a los pobladores sin agua durante el invierno.
Finalmente prevaleció la actitud de conservar el emplazamiento ordenado por Lerma y tratar
de mejorarlo con trabajos de ingeniería.
La ciudad de Lerma se encontró durante mucho tiempo sin asistencia espiritual porque la
actitud de su fundador enfrentándose con los clérigos ocasionó que ningún religioso quisiera
aventurarse por sus dominios.
Cuando estuvieron designados Fray Francisco Vázquez y Francisco Solís como
administradores de la Catedral, sus prédicas molestaron al Licenciado de Lerma, quien
comenzó a amenazarlos, a tal punto que los feligreses temían entrar a la iglesia. No conforme
con ello mandó prenderlos, pero los clérigos se refugiaron en la Catedral acogiéndose al
seguro de asilo. Por lo que el Gobernador se ensañó con los amigos de los sacerdotes
dándoles cárcel.
Finalmente las quejas llegaron a la Audiencia de Charcas, autoridad por encima de la
gobernación del Tucumán que designó el 6 de noviembre de 1583 al Capitán Francisco
Arévalo Briceño alguacil mayor de la Real Audiencia para que se encargara de atender las
denuncias y en 1584 detuvo en Santiago del Estero al Licenciado Hernando de Lerma. El
pueblo manifestó públicamente su regocijo cuando el déspota fue detenido y procesado.
El juicio fue iniciado en Chuquisaca, pero el Licenciado apeló al Real Supremo Consejo de
Indias y fue a dar a Madrid, donde fue encarcelado y murió muy pobre antes de recibir la
última sentencia definitiva en su causa.
El gobierno quedó interinamente a cargo del Capitán Alonso de Cepeda, quien se mantuvo en
el cargo hasta 1586 cuando asumió el nuevo gobernador designado por el rey, Juan Ramírez
de Velasco.
En 1587, luego de cinco años sin la asistencia de los Sacramentos, la ciudad de Lerma
recibió al Licenciado Pedro López de Barrasa para que se hiciese cargo de la Catedral y del
consuelo espiritual de los salteños.
EL NOMBRE DE SALTA
Debido a los procederes del Gobernador del Tucumán y Fundador de Salta, sus
contemporáneos juzgaron que lo único bueno que había hecho fue acatar la orden del Virrey
Toledo de fundar una nueva ciudad, pero nadie quería recordar sus abusos y ni siquiera su
nombre. Ya en Documentos no muy posteriores a la destitución de Lerma, la ciudad comienza
a ser llamada San Felipe el Real o Ciudad de Salta
El nombre del paraje, valle de Salta, era muy anterior a la fundación de la ciudad y puede
provenir del nombre de los indios saltas; o salla ta “peñas-lugar”; o sagta “muy hermoso”; o
sagtay “reunión de lo sobresaliente”.
Acepciones que no se contraponen sino que enriquecen semánticamente el nombre del lugar
que ha sido asiento de muchas poblaciones nativas antes de la llegada de los españoles, un
lugar ubicado entre montañas, un valle hermoso que se prestó para ser reunión de
importantes transacciones comerciales y hechos históricos.
OTRA VERSIÓN
Esta terrible historia que aparentemente explica el actual nombre de la ciudad de Salta tiene
sin embargo otra versión. Por esta otra historia el Licenciado don Hernando de Lerma fue
uno de los pocos hombres ilustrados que llegó a las colonias, poseía un titulo universitario,
era licenciado en leyes; muy diferente en eso a los aventureros segundones y otra clase de
gente de dudosa reputación que pobló América.
Según algunos, don Hernando de Lerma enfrentó el poder de la Iglesia con su poder
temporal porque tal vez fue un marrano, o judío converso, y trató de proteger a otros como él
en suelo americano. Su conocimiento de leyes lo hizo un adversario temible, por lo que la
Iglesia se confabuló en su contra creando versiones terribles sobre su persona. Las historias
sobre su despotismo y herejía se difundieron entre sus contemporáneos y en las cortes de
justicia hasta lograr su condena. Esas versiones fueron las que llegaron hasta nuestros días.
Fuente: http://www.portaldesalta.gov.ar/museonor/fundacion.htm