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SALTA

Localización de Salta en Argentina


Eventos históricos
• Fundación 16 de abril de 1582
(436 años, 5 meses y 10 días)
(Hernando de Lerma)
Altitud
• Media 1187 m s. n. m.
Población (2010) Puesto 7.º
• Total 535 303 hab.
Salta es una ciudad, un municipio y la capital de la provincia de Salta, República Argentina,
que tiene una población de 535 303 habitantes, siendo la ciudad más poblada de la provincia
y la séptima del país. Su área metropolitana, denominada Gran Salta,1​ está compuesta por
once municipios y tiene a una población de 618,375 habs. (INDEC, 2010). Se encuentra
ubicada al este de la cordillera de los Andes, en el Valle de Lerma, a 1187 m, muy cerca del
nacimiento del río Salado —un importante río que desagua en el río Paraná— y cruzada por
el río Arenales que la divide en centro, norte y sur.

Toponimia
El nombre de la ciudad de Salta procede del nombre de la tribu indígena de los Salta, que
habitaban allí cuando el español Hernando de Lerma fundó la ciudad que originalmente llamó
Ciudad de San Felipe y Santiago del Lerma en el valle de Salta, provincia del Tucumán.

Escudo de la ciudad.
El escudo de armas de la ciudad de Salta es el escudo oficial que utilizan las diferentes áreas
y dependencias de la municipalidad de la ciudad de Salta. El Concejo Deliberante de Salta
adoptó en 1934 mediante la ordenanza Nº 239/34 un escudo en el que aparecía la figura de
un indígena amenazando al conquistador español con arco y flecha, en 1938 la ordenanza
municipal N° 470 retiró la figura por ser considerada "discriminatoria" hacia los pueblos
indígenas.
Heráldica
Sobre el campo único aparece un soldado español con armadura de plata casaca y
bombacho de gules que sostiene con su brazo diestro una alabarda de plata y con el siniestro
las correas de un perro. Un río azul celeste, y detrás de este aparecen dos colinas y tres
árboles en fila foliados en sinople. Por detrás de las sierras hay dos nubes de plata sobre un
cielo de azur celeste. Ostenta los títulos de "Muy Noble" y "Muy Leal .

Historia
Francisco Álvarez de Toledo, Virrey del Perú, ordenó la fundación de la ciudad de Salta.
Escultura en bronce de Mario Vidal Lozano ubicada en la Plazoleta IV Siglos, obra del
arquitecto Mariano Sepúlveda que fue realizada en conmemoración del IV Centenario de la
Fundación de la Ciudad.3​
Posterior a la primera guerra calchaquí, en marzo de 1576, el virrey del Perú, el español
Francisco Álvarez de Toledo, con el claro objetivo de llevar a cabo una vez más su idea que
las provincias estuvieran conectadas y anexadas de tal forma que pudieran salvaguardarse
de los levantamientos, a sabiendas que una provincia podía auxiliar a otra en caso de ser
necesario,4​ le escribió al rey Felipe II de España que “envió gente a hacer la población del
Valle Calchaquí y Salta, para que aquella provincia de Tucumán se pudiera unir y juntar y
comerciar con la de la ciudad de la Plata”, llamada a lo largo de su historia como:
Charcas-La Plata-Chuquisaca-Sucre.

Cumpliendo las órdenes que le dio el virrey Álvarez de Toledo, el español Hernando de Lerma
fundó la ciudad de Salta, el 16 de abril de 1582.
Las claras instrucciones de Álvarez de Toledo a Lerma, en las expresiones “ordeno y mando”
y “bajo apercibimiento” demuestran que el autor de la fundación de Salta fue el Virrey Toledo
y su ejecutor Hernando de Lerma.

Otras dos causas convencieron al virrey de la necesidad de fundar la ciudad de Salta. La


primera de ellas era mitigar la fuerte resistencia que la tribu de los indios chiriguanos oponía
al avance español desde el este de la nueva ciudad. La segunda causa fue la de crear un
centro poblacional que fuera escala en las comunicaciones entre la ciudad de Lima, la capital
virreinal, y la lejana Buenos Aires, ciudad cuya segunda fundación habían llevado a cabo los
españoles en 1580, en las costas del estuario del Río de la Plata, llave de entrada
preferencial hacia el interior virreinal desde el Océano Atlántico.
El nombre Salta es de origen indígena pero su traducción al castellano ha resultado difícil
para los lingüistas y sobre su significado exacto se han propuesto las más disímiles teorías.

Durante la época virreinal la población prosperó rápidamente pues era abastecedora de


materias primas para la opulenta Potosí. Formó parte del Virreinato del Perú hasta 1776,
cuando la Corona de España creó el Virreinato del Río de la Plata. En 1783 fue designada
capital de la Intendencia de Salta del Tucumán.
En tiempos de la Revolución de Mayo, la ciudad fue cuartel general de las expediciones al
Alto Perú y en la lucha contra los realistas, se destacaron los escuadrones de gauchos al
mando del general Martín Miguel de Güemes.

El 20 de febrero de 1813 las tropas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a las órdenes
del general Manuel Belgrano, lograron una decisiva segunda victoria sobre los realistas en la
batalla de Salta, suceso bélico que dejó libre al actual territorio argentino.
Como consecuencia del triunfo de Salta, el mayor general Eustoquio Díaz Vélez, gobernador
militar de la Intendencia de Salta del Tucumán de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
inmediatamente colocó la Bandera de la Argentina en el balcón del Cabildo de Salta por lo
que le cabe la característica de haber sido la primera ciudad en que las autoridades
revolucionarias enarbolaron por primera vez la bandera celeste y blanca.
Tras la Declaración de independencia de la Argentina, en 1816, la ciudad quedó
económicamente arruinada y se sumergió en un período de decadencia por buena parte del
siglo XIX. Aunque hacia la década de 1890, con la llegada del ferrocarril y la radicación de
numerosos inmigrantes españoles, germanos, italianos y árabes (sirios y libaneses en
particular) la economía local adquirió nuevo vigor.
La Fundación de Salta
Por Rafael Gutierrez
LA CONQUISTA DE LA GOBERNACIÓN DEL TUCUMÁN

La fundación de ciudades en el actual territorio argentino comenzó por el norte, en el


extenso territorio llamado del Tucumán, con la intención de consolidar los dominios
españoles en la zona y proveer de hombres, mercancías y animales de carga para la
explotación minera de Potosí.
La primera ciudad que se estable en el Tucumán fue Santiago del Estero, fundada en 1533
por Francisco de Aguirre, quien la reclamó para la jurisdicción de Chile, pero, finalmente, una
Real Cédula la puso bajo la autoridad de la Audiencia de Charcas

Jerónimo Luis de Cabrera recibió órdenes del Virrey Francisco de Toledo de fundar una
ciudad en el Valle de Salta para garantizar la pacificación de la zona, pero el conquistador se
fue muy al Sur y fundó Córdoba, convencido de que con ello ampliaba el control sobre el
territorio y se aproximaba a un puerto sobre el Atlántico que aún no se había construido, la
futura ciudad de Buenos Aires.

LLEGA LERMA AL TUCUMÁN

En 1577 el Rey Felipe II designó al Licenciado Hernando de Lerma Gobernador de la


Provincia de Tucumán; cargo que tardó dos años en asumir porque el flamante gobernador
no disponía de medios para costearse la larga travesía hasta su destino, tal es así que en
Potosí los oficiales reales le dieron un préstamo para que pudiera llegar a la ciudad de
Santiago del Estero.
El nuevo gobernador llegó a la sede de su gobierno el 16 de junio de 1580 y, tan pronto lo
hizo, mandó encarcelar a su predecesor, Gonzalo de Abreu, sospechado de apoderarse de
tierras, y su familia. No conforme con ello procedió a torturarlo hasta que murió en 1581.
El Obispo de entonces, fray Francisco Victoria, envió al Deán Francisco de Salcedo para que
se hiciera cargo de la iglesia en Santiago. A su llegada fue bien recibido por el gobernador
que lo albergó en su propia casa, hasta que comenzaron a enfrentarse por motivo de la
validez de sus respectivos títulos, el uno de Deán, el otro de Licenciado.
La disputa llegó a tal extremo que se formaron bandos entre los ciudadanos, hasta que
Lerma ganó la contienda ocasionando que Francisco de Salcedo se decidiera a regresar al
Perú, pero fue detenido en Talavera y encarcelado humillantemente junto a criminales
comunes.
Nadie se atrevía a contradecir ni enfrentar a Lerma porque quienes lo hacían padecían
apremios legales hábilmente preparados por el gobernador, con los que los despojaba de
bienes, libertad y hasta de la vida.
La soberbia y la impunidad de Lerma fueron en crecimiento, a tal punto que no vacilaba en
vejar a funcionarios, clérigos y civiles, ya que, lejos de las altas autoridades del Perú, no
podían hacer llegar las quejas por su despotismo.
EL VIRREY ORDENA FUNDAR UNA NUEVA CIUDAD
Cuándo el Virrey Toledo ordenó a Lerma la fundación de una ciudad al Norte de Santiago,
que asegurara las comunicaciones en la gobernación del Tucumán, los pobladores se
sintieron aliviados porque sabían que esa obligación lo distraería.
Apelando a su poder, el Gobernador convocó a los encomenderos de la zona para que
costearan la empresa con bienes e indios y lo acompañaran en la nueva fundación.
El 3 de abril de 1582 setenta españoles, acompañados por indios pacificados, llegaron al
paraje de Siancas y lo estudiaron en su situación estratégica en relación con el valle
Calchaquí. Finalmente decidieron que el valle de Salta era más propicio para la fundación
porque permitiría controlar a los calchaquíes y a los homahuacas que amenazaban los
caminos de la zona.
El 16 de abril de 1582, el Licenciado Don Hernando de Lerma, en nombre de la Santísima
Trinidad, de la Virgen Santa María, del Apóstol Santiago y de Su Majestad el Rey de España,
fundó la ciudad de Lerma en el valle de Salta, distribuyendo los solares para el Cabildo, la
Catedral y los primeros vecinos, entre quienes se encontraba Ruy Díaz de Guzmán, autor de
La Argentina manuscrita.
No se estableció Santo Patrón el día de la fundación sino que fue elegido después en un
sorteo realizado el 30 de setiembre, en el que la niña Petronita de Bobadilla sacó el nombre
de San Bernardo Abad, aunque cayó en el olvido y se lo relegó a un segundo plano a favor de
San Felipe Apóstol, por lo que la ciudad pasó a ser reconocida como San Felipe de Lerma,
valle de Salta.
Luego de realizar el acto de fundación, Lerma dejó a cargo a su maestre de campo Lope
Bravo de Zamora. Actitud que sorprende, ya que tratándose de una fundación estratégica el
gobernador debería haberle prestado mayor importancia pero estaba más preocupado por
mantener el control sobre los pobladores de las ciudades ya existentes. Tal es así que tan
pronto como regresó a Santiago mandó a encarcelar a todos aquellos de quienes
sospechaba.

LUGAR INSALUBRE
En una reunión celebrada el 6 de abril de 1587 se trató la necesidad de trasladar la ciudad a
un emplazamiento menos insalubre, ya que el sitio estaba sitiado de ciénagas o pantanos,
que el fundador había considerado de importancia estratégica para la defensa de la
población, ya que funcionaban a manera de fosos que facilitaban contener el ataque de los
indígenas que asediaban la ciudad permanentemente.
El tema del traslado fue tratado nuevamente en el Cabildo Abierto de 18 de marzo de 1588,
proponiéndose como nueva locación las costas del río Vaqueros, sin embargo no se hizo
lugar a la moción porque el río no tenía un caudal permanente todo el año y amenazaba con
dejar a los pobladores sin agua durante el invierno.
Finalmente prevaleció la actitud de conservar el emplazamiento ordenado por Lerma y tratar
de mejorarlo con trabajos de ingeniería.

LA CAÍDA DEL DÉSPOTA

La ciudad de Lerma se encontró durante mucho tiempo sin asistencia espiritual porque la
actitud de su fundador enfrentándose con los clérigos ocasionó que ningún religioso quisiera
aventurarse por sus dominios.
Cuando estuvieron designados Fray Francisco Vázquez y Francisco Solís como
administradores de la Catedral, sus prédicas molestaron al Licenciado de Lerma, quien
comenzó a amenazarlos, a tal punto que los feligreses temían entrar a la iglesia. No conforme
con ello mandó prenderlos, pero los clérigos se refugiaron en la Catedral acogiéndose al
seguro de asilo. Por lo que el Gobernador se ensañó con los amigos de los sacerdotes
dándoles cárcel.
Finalmente las quejas llegaron a la Audiencia de Charcas, autoridad por encima de la
gobernación del Tucumán que designó el 6 de noviembre de 1583 al Capitán Francisco
Arévalo Briceño alguacil mayor de la Real Audiencia para que se encargara de atender las
denuncias y en 1584 detuvo en Santiago del Estero al Licenciado Hernando de Lerma. El
pueblo manifestó públicamente su regocijo cuando el déspota fue detenido y procesado.
El juicio fue iniciado en Chuquisaca, pero el Licenciado apeló al Real Supremo Consejo de
Indias y fue a dar a Madrid, donde fue encarcelado y murió muy pobre antes de recibir la
última sentencia definitiva en su causa.
El gobierno quedó interinamente a cargo del Capitán Alonso de Cepeda, quien se mantuvo en
el cargo hasta 1586 cuando asumió el nuevo gobernador designado por el rey, Juan Ramírez
de Velasco.
En 1587, luego de cinco años sin la asistencia de los Sacramentos, la ciudad de Lerma
recibió al Licenciado Pedro López de Barrasa para que se hiciese cargo de la Catedral y del
consuelo espiritual de los salteños.

EL NOMBRE DE SALTA

Debido a los procederes del Gobernador del Tucumán y Fundador de Salta, sus
contemporáneos juzgaron que lo único bueno que había hecho fue acatar la orden del Virrey
Toledo de fundar una nueva ciudad, pero nadie quería recordar sus abusos y ni siquiera su
nombre. Ya en Documentos no muy posteriores a la destitución de Lerma, la ciudad comienza
a ser llamada San Felipe el Real o Ciudad de Salta
El nombre del paraje, valle de Salta, era muy anterior a la fundación de la ciudad y puede
provenir del nombre de los indios saltas; o salla ta “peñas-lugar”; o sagta “muy hermoso”; o
sagtay “reunión de lo sobresaliente”.
Acepciones que no se contraponen sino que enriquecen semánticamente el nombre del lugar
que ha sido asiento de muchas poblaciones nativas antes de la llegada de los españoles, un
lugar ubicado entre montañas, un valle hermoso que se prestó para ser reunión de
importantes transacciones comerciales y hechos históricos.

OTRA VERSIÓN
Esta terrible historia que aparentemente explica el actual nombre de la ciudad de Salta tiene
sin embargo otra versión. Por esta otra historia el Licenciado don Hernando de Lerma fue
uno de los pocos hombres ilustrados que llegó a las colonias, poseía un titulo universitario,
era licenciado en leyes; muy diferente en eso a los aventureros segundones y otra clase de
gente de dudosa reputación que pobló América.

Según algunos, don Hernando de Lerma enfrentó el poder de la Iglesia con su poder
temporal porque tal vez fue un marrano, o judío converso, y trató de proteger a otros como él
en suelo americano. Su conocimiento de leyes lo hizo un adversario temible, por lo que la
Iglesia se confabuló en su contra creando versiones terribles sobre su persona. Las historias
sobre su despotismo y herejía se difundieron entre sus contemporáneos y en las cortes de
justicia hasta lograr su condena. Esas versiones fueron las que llegaron hasta nuestros días.

Fuente: http://www.portaldesalta.gov.ar/museonor/fundacion.htm

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