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¿Quién fue el hombre que le

puso punto final al imperio


romano?
Curiosamente, la respuesta no es fácil. Aunque hay alguien que
aparece en muchas fuentes como el responsable, su nombre
usualmente va acompañado con frases como “tradicionalmente
considerado como el hombre que...”.

¿Por qué?
Si preguntas cuál fue el primer emperador romano, la respuesta
es clara, y eso que al sujeto se le conoció con muchos nombres -
Octavio, César, Venerable...- : Augusto, quien gobernó del 27 a.C.
hasta 14 d.C., el reinado más prolongado de la historia del imperio.
Pero si preguntas cuál fue el último emperador, las cosas se
complican.
Aunque ocurrió en el pasado y contamos con información, es
historia, de manera que, afortunadamente, está sujeta a
interpretación.
Carlomagno, 300 años después de la caída de Roma, con su corona de
emperador del Sacro Imperio romano. (Getty Images).
Si te fueras a los extremos podrías hasta decir que el último
emperador es el papa Francisco, quien ostenta uno de los muchos
títulos de los emperadores del Imperio Romano -Pontifex
Maximus-, gobierna el Vaticano, que está en Roma, habla latín y
sigue teniendo una tremenda influencia que desborda sus
fronteras.
Pero esa no es una propuesta que ningún historiador serio
defendería.
Sin embargo, hablando de pontífices máximos, ¿recuerdas que el
día de Navidad del año 800 de nuestra era, el papa León III
coronó a Carlomagno, el rey de los francos, como emperador del
“Sacro Imperio Romano”? O más exactamente “Carlos, el más
sereno Augusto, coronado por Dios, gran y pacífico emperador,
que gobierna el imperio romano”.
Persistía la idea de un Imperio romano universal y eterno, y si uno
aceptara ese sacro imperio como su resurrección, Francisco II
sería tanto el último emperador como el hombre que le
puso punto final al imperio, pues ascendió al trono como
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en 1792, pero
disolvió ese imperio en 1806 y se quedó como Francisco I de
Austria.
Así, puedes divertirte un rato largo encontrando pretendientes al
título del “último emperador”, pero la cuestión que realmente
divide a los expertos es cuándo consideran que cayó el
imperio romano.
Este-oeste
Como había ocurrido anteriormente, tras la muerte de Teodosio I
el Grande en 395, el imperio que él había reunificado, se dividió:
su hijo Arcadio fue su heredero en Oriente y su otro hijo, Honorio,
en Occidente.
Lo que nadie sabía en ese entonces era que sería la última vez: el
imperio jamás volvería a ser gobernado por un sólo
emperador.
Todos eran ciudadanos romanos pero a veces el imperio se dividía. (Getty
Images).
No sólo eso. Los destinos de las cada porción fueron
marcadamente distintos. Mientras que al oeste no le quedaba
mucho más de 80 años de vida, el Imperio Romano de Oriente
perduró, con sus textos antiguos, su perspectiva clásica y su
sociedad imperial, durante otros mil años.
Su capital era Nueva Roma, que con el tiempo fue mejor conocida
como Constantinopla (hoy Estambul, Turquía).
Había sido refundada por emperador Constantino I el Grande en
330 en la entrada del Bósforo, donde estaba la ciudad griega
Bizancio.
La importancia de llamarse...
Fue ese antiguo nombre, que se siguió usando por mucho tiempo
como gentilicio de los habitantes de Constantinopla, el que inspiró
al historiador alemán Hieronymus Wolf a crear la
expresión “Imperio bizantino” en 1557, un término que se
popularizó en el siglo XVIII.
Esa denominación habría sido ajena para los contemporáneos de
ese imperio, particularmente para su gente, que se consideraba
romana y para la cual sin duda alguna era el “Βασιλεία Ῥωμαίων”
o “imperio de los romanos”, incluso después de la caída del oeste.
Y con razón: su historia y sus instituciones gubernamentales
indiscutiblemente se podían rastrear hasta el antiguo Imperio
romano con una continuidad directa.
Así que aquello de llamarlo imperio bizantino es algo moderno.
Y también polémico.
División del Imperio romano: turquesa - Occidente, con Roma como capital;
rosa - Oriente, con Constantinopla como capital. (Getty Images).
Si bien el término es utilizado por historiadores sin intenciones
negativas y por razones perfectamente válidas para nombrar al
imperio que siguió gloriosamente en píe tras la caída de Roma, ha
sido controvertido pues en momentos fue eco del rechazo histórico
de Occidente a la porción oriental del imperio, así como de la
actitud despectiva hacia ellos (¿has oído conversaciones
descalificadas como “discusiones bizantinas”?).
Entonces...
Si reconocemos al bizantino como la continuación legítima del
Imperio romano, tenemos una posibilidad para el título de su
último emperador y un hombre como el encargado de terminar
con él.
Las fronteras del Imperio romano de Oriente se expandieron y
contrajeron continuamente a lo largo de los siglos debido a la
presión de sus numerosos enemigos.
En 1453, el imperio sobre el que regía el emperador
Constantino XI era poco más que Constantinopla.
La ciudad, y él, caerían el 29 de mayo tras una épica batalla contra
las numerosas y mejor equipadas fuerzas turcas musulmanas.
Cuando el sultán Mehmet II entró en la ciudad en un caballo
blanco, marcó el final de mil años del Imperio bizantino.
Éste es un candidato para el título del hombre que le puso el punto final al
Imperio romano: Mehmet II. (Getty Images).
Fue el fin del mundo clásico y la coronación de un Imperio
Otomano que duraría hasta 1922.
Pero si eres de los que opinan que el Imperio bizantino fue tan
longevo y valioso que es digno de apropiarse de su historia, sin
importar su estrecho vínculo original, y que el imperio romano sin
Roma no tiene sentido, entonces el final de este cuento es otro.
¿Romulus Augustus?
En septiembre de 476 d.C., el imperio romano en Europa
occidental, el superestado centralizado que había existido durante
500 años, pero que se había estado derrumbando bajo las
invasiones de vándalos, ostrogodos y visigodos, dejó de existir.
El emperador romano de Occidente que había gobernado los
dominios del imperio durante poco más de 10 meses fue depuesto
por un príncipe germánico.
Rómulo Augusto había sido puesto en el trono imperial después
de que su padre, el aristócrata y político romano Flavio Orestes,
obtuviera el control del ejército romano occidental en 474, y usara
su poder para destituir al emperador Julio Nepote.
Como apenas tenía alrededor de 14 años de edad y el imperio
estaba en tan mal estado, muchos se referían a él no
como Romulus Augustus sino Romulus Augustulus, que
significaba ‘pequeño Augusto’ o ‘Momyllus’, que significa ‘pequeña
desgracia’.
En el 476, las tropas de las tribus germánicas orientales de
hérulos, turcilingi y esciros se unieron para rebelarse contra
Rómulo y el gobierno de su padre, bajo el liderazgo de Odoacro,
también conocido como Odovacar.
Odoacro, quien se autoproclamó rey de Italia en vez de emperador del Imperio
romano, fue quien venció por última vez a Roma. (Getty Images).
El 23 de agosto de 476, Odoacro se proclamó primer rey de Italia.
Orestes fue capturado y ejecutado. Rómulo fue depuesto pero
Odoacro no lo ejecutó, según la leyenda, porque lo consideró muy
joven para morir, sino que lo exilió en un castillo del sur de Italia.
Así que el hombre tradicionalmente considerado como el último
emperador del Imperio romano de Occidente sería Rómulo
Augusto, y quien tradicionalmente se considera que le puso fin al
imperio es Odoacro.
Sin embargo...
Constantinopla nunca reconoció a Rómulo como emperador
legítimo de Occidente.
Para el emperador Zenón del Imperio romano de Oriente, Julián
Nepote siguió siendo el regente, algo que Odoacro no aceptó.
El objetivo de Odoacro era mantener la administración de Italia en
sus manos mientras reconocía el señorío del emperador oriental.
Eso se volvió en su contra cuando Zenón nombró rey de Italia al
rey ostrogodo Teodorico, en 488, para evitar que los ostrogodos
atacaran el Imperio de Oriente.
Teodorico invadió Italia y para 490 ya había capturado casi toda la
península, lo que obligó a Odoacro a refugiarse en Rávena. La
ciudad se rindió en 493; Teodorico invitó a Odoacro a un banquete
y allí lo asesinó.
El caso es que, desde el punto de vista del Imperio romano de
Oriente, el último emperador de Occidente fue Julián
Nepote, quien fue destituido por Orestes...
...sólo que Orestes no tenía la intención de disolver el Imperio
romano, ni lo hizo de mano propia.
¡Y parecía una pregunta tan sencilla!

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