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Debido al desarrollo de un evento al que debo asistir en Representación de la Universidad Libre los
días 12 y 13 de Abril, por instrucciones de la Secretaría Académica y la Jefatura de Área de
Derecho Público he tenido que asignarles la siguiente actividad que reemplazará mi labor éstos
dos días.
En las últimas clases, he venido abordando los títulos de imputación de responsabilidad del Estado
(objetivo -daño especial, riesgo excepcional- y subjetivo -falla del servicio-); el tema subsiguiente
es el de “la reparación de los perjuicios”, tema que me faltaba terminar, y que decidí compilar en
éste documento, con el fin de clarificar los criterios de indemnización que deben aplicar los jueces
en las acciones de reparación directa, por los daños causados en el marco de hechos, omisiones y
operaciones administrativas.
Espero que se disfruten éste documento, que les será de mucha utilidad en su formación y en su
vida profesional. Haremos la retroalimentación en la clase del 19 de Abril, fecha en la que además
ustedes empezarán la socialización de las sentencias asignadas.
Adicionalmente, es importante que contesten unas preguntas frente a dos casos asignados,
actividad que, dadas las circunstancias, será tenida en cuenta como nota adicional en el parcial de
segundo corte. Las preguntas serán contestadas en una hoja en manuscrito, y el trabajo se
adelantará en los mismos grupos que se conformaron para el análisis de las sentencias. Las
preguntas se encuentran al final de éste documento.
Gracias por su paciencia, como saben, no me gusta perder clase, pero éste es un asunto en el que
la Universidad requiere de mi colaboración y participación.
JANETH CALLEJAS.
DOCUMENTO COMPILATORIO SENTENCIAS DE UNIFICACIÓN DEL CONSEJO DE ESTADO PARA LA
REPARACIÓN DE PERJUICIOS
Esta diferencia, comentada de forma escasa por la doctrina y normalmente indiferente para el
juez, se revela importante en el análisis de la obligación de moderar el daño porque los actos que
realiza la persona sobre la cual pesa esta obligación, tienen efectos directos sobre los perjuicios y
solo de forma indirecta sobre el daño en sí mismo. Algunos juristas consideran el daño como "un
hecho objetivo", a saber, todo menoscabo contra una persona o un bien, y el perjuicio como la
consecuencia subjetiva del daño en relación con la víctima, apreciada en función de ésta.
Así, la diferencia entre daño y perjuicio, es el hecho y la consecuencia, los perjuicios son las
consecuencias del daño. Mientras que el daño es único, el perjuicio puede ser múltiple: el daño es
ese acto o hecho primero que viola o menoscaba la situación de una persona. El perjuicio es tan
numeroso como las consecuencias que este hecho genere y sus facetas tan variadas como los
aspectos afectados por el daño. En otras palabras, los perjuicios son las alteraciones negativas que
el hecho dañoso provoca en las diferentes esferas de la persona (a niveles económico, físico y
moral).
Pues bien, tratándose de PERJUICIO INMATERIAL, la Corporación señaló que se han definido las
siguientes categorías: el perjuicio moral, el daño a la salud (antes llamado daño a la vida de
relación o perjuicio fisiológico) y la vulneración relevante a bienes o derechos convencional y
constitucionalmente protegidos (como el buen nombre).
En consecuencia, para la reparación del perjuicio moral en caso de muerte se han diseñado cinco
niveles de cercanía afectiva entre la víctima directa y aquellos que acuden a la justicia calidad de
perjudicados o víctimas indirectas, los cuales se distribuyen así:
Nivel No. 1. Comprende la relación afectiva, propia de las relaciones conyugales y paterno- filiales
o, en general, de los miembros de un mismo núcleo familiar (1er. Grado de consanguinidad,
cónyuges o compañeros permanentes o estables). A este nivel corresponde el tope indemnizatorio
de 100 SMLMV.
Nivel No. 2. Donde se ubica la relación afectiva propia del segundo grado de consanguinidad o civil
(abuelos, hermanos y nietos). A este nivel corresponde una indemnización equivalente al 50% del
tope indemnizatorio.
Nivel No. 3. Está comprendido por la relación afectiva propia del tercer grado de consanguinidad o
civil (tíos, sobrinos, bisabuelos, biznietos. Civil: cónyuges de los tíos, cónyuges de los sobrinos). A
este nivel corresponde una indemnización equivalente al 35% del tope indemnizatorio.
Nivel No. 4. Aquí se ubica la relación afectiva propia del cuarto grado de consanguinidad o civil
(primos). A este nivel corresponde una indemnización equivalente al 25% del tope indemnizatorio.
Así las cosas, para los niveles 1 y 2 se requerirá la prueba del estado civil o de la convivencia de los
compañeros.
Para los niveles 3 y 4, además, se requerirá la prueba de la relación afectiva, y finalmente, para el
nivel 5 deberá ser probada la relación afectiva.
En casos excepcionales, como los de graves violaciones a los derechos humanos, entre otros,
podrá otorgarse una indemnización mayor de la señalada en todos los eventos anteriores, cuando
existan circunstancias debidamente probadas de una mayor intensidad y gravedad del daño moral,
sin que en tales casos el monto total de la indemnización pueda superar el triple de los montos
indemnizatorios antes señalados. Este quantum deberá motivarse por el juez y ser proporcional a
la intensidad del daño.
Para las víctimas indirectas se asignará un porcentaje de acuerdo con el nivel de relación en que
éstas se hallen respecto del lesionado, conforme al cuadro. La gravedad o levedad de la lesión y los
correspondientes niveles se determinarán y motivarán de conformidad con lo probado en el
proceso.
Nivel No. 1. Comprende la relación afectiva, propia de las relaciones conyugales y paterno- filiales
o, en general, de los miembros de un mismo núcleo familiar (1er. Grado de consanguinidad,
cónyuges o compañeros permanentes). Tendrán derecho al reconocimiento de 100 SMLMV
cuando la gravedad de la lesión sea igual o superior al 50%; a 80 SMLMV en los eventos en que la
gravedad de la lesión sea igual o superior al 40% e inferior al 50%; a 60 SMLMV cuando la
gravedad de la lesión sea igual o superior al 30% e inferior al 40%; a 40 SMLMV si la gravedad de la
lesión es igual o superior al 20% e inferior al 30%; a 20 SMLMV cuando la gravedad de la lesión sea
igual o superior al 10% e inferior al 20% y, por último, a 10 SMLMV en los eventos en que la
gravedad de la lesión sea igual o superior a 1% e inferior al 10%.
Nivel No. 2. Donde se ubica la relación afectiva, propia del segundo grado de consanguinidad o
civil (abuelos, hermanos y nietos). obtendrán el 50% del valor adjudicado al lesionado o víctima
directa, de acuerdo con el porcentaje de gravedad de la lesión, como se describe: tendrán derecho
al reconocimiento de 50 SMLMV cuando la gravedad de la lesión sea igual o superior al 50%; a 40
SMLMV en los eventos en que la gravedad de la lesión sea igual o superior al 40% e inferior al 50%;
a 30 SMLMV cuando la gravedad de la lesión sea igual o superior al 30% e inferior al 40%; a 20
SMLMV si la gravedad de la lesión es igual o superior al 20% e inferior al 30%; a 10 SMLMV cuando
la gravedad de la lesión sea igual o superior al 10% e inferior al 20% y, por último, a 5 SMLMV en
los eventos en que la gravedad de la lesión sea igual o superior a 1% e inferior al 10%.
Nivel No. 3. Está comprendido por la relación afectiva propia del tercer grado de consanguinidad o
civil. Adquirirán el 35% de lo correspondiente a la víctima, de acuerdo con el porcentaje de
gravedad de la lesión, como se indica: tendrán derecho al reconocimiento de 35 SMLMV cuando la
gravedad de la lesión sea igual o superior al 50%; a 28 SMLMV en los eventos en que la gravedad
de la lesión sea igual o superior al 40% e inferior al 50%; a 21 SMLMV cuando la gravedad de la
lesión sea igual o superior al 30% e inferior al 40%; a 14 SMLMV si la gravedad de la lesión es igual
o superior al 20% e inferior al 30%; a 7 SMLMV cuando la gravedad de la lesión sea igual o superior
al 10% e inferior al 20% y, por último, a 3,5 SMLMV en los eventos en que la gravedad de la lesión
sea igual o superior a 1% e inferior al 10%.
Nivel No. 4. Aquí se ubica la relación afectiva propia del cuarto grado de consanguinidad o civil. Se
reconocerá el 25% de la indemnización tasada para el lesionado, de acuerdo con el porcentaje de
gravedad de la lesión, como se señala: tendrán derecho al reconocimiento de 25 SMLMV cuando
la gravedad de la lesión sea igual o superior al 50%; a 20 SMLMV en los eventos en que la gravedad
de la lesión sea igual o superior al 40% e inferior al 50%; a 15 SMLMV cuando la gravedad de la
lesión sea igual o superior al 30% e inferior al 40%; a 10 SMLMV si la gravedad de la lesión es igual
o superior al 20% e inferior al 30%; a 5 SMLMV cuando la gravedad de la lesión sea igual o superior
al 10% e inferior al 20% y, por último, a 2,5 SMLMV en los eventos en que la gravedad de la lesión
sea igual o superior a 1% e inferior al 10%.
III. LAS REGLAS DE UNIFICACIÓN VIGENTES FRENTE AL PERJUICIO MORAL POR PRIVACIÓN
INJUSTA DE LA LIBERTAD
La sentencia de unificación con base en la cual actualmente se establece (i) la forma de acreditar
los perjuicios morales por privación de la libertad y (ii) la determinación de su cuantía es la
proferida por la Sala Plena de la Sección Tercera del Consejo de Estado el 28 de agosto de 2014,
adoptada en el proceso No. 36149 con ponencia del doctor Hernán Andrade Rincón. En esta
sentencia se reiteran los criterios adoptados en la sentencia del 28 de agosto de 2013, proferida
en el proceso No. 25022, con ponencia del doctor Enrique Gil Botero.
<<Respecto del quantum al cual deben ascender estos perjuicios, según la jurisprudencia
de la Sala que aquí se unifica, se encuentra suficientemente establecido que el juez debe
valorar, según su prudente juicio, las circunstancias propias del caso concreto, para
efectos de determinar la intensidad de esa afectación, con el fin de calcular las sumas
que se deben
reconocer por este concepto. Con todo y, de nuevo, sin perjuicio de las particularidades
de cada caso concreto, la Sala, para efectos de determinar el monto de los perjuicios
morales en los eventos de privación injusta de la libertad, estima necesario tener en
cuenta, tal como lo ha hecho de manera reiterada e invariable, algunos de los
presupuestos o criterios que sirven de referente objetivo a la determinación de su
arbitrio, con el fin de eliminar al máximo apreciaciones eminentemente subjetivas y
garantizar así, de manera efectiva, el Principio Constitucional y a la vez Derecho
Fundamental a la igualdad (artículos 13 y 209 C.P.), propósito para cuya consecución se
han utilizado, entre otros: i) el tiempo durante el cual se extendió la privación de la
libertad; ii) las condiciones en las cuales se hizo efectiva la privación de la libertad, esto
es, si se cumplió a través de reclusión en centro carcelario o detención domiciliaria (…)
Se reitera, los anteriores parámetros objetivos sirven como norte, guía o derrotero a
efectos de que se garantice el principio de reparación integral del artículo 16 de la ley
446 de 1998, y los principios de igualdad material y dignidad humana, para lo cual el juez
al momento de la valoración del daño moral es preciso que motive con suficiencia las
circunstancias de tiempo, modo y lugar por las cuales se reconoce el respectivo
perjuicio>>.
Perjuicios morales
Según lo ha reiterado la Jurisprudencia del Consejo de Estado, en casos de privación injusta
de la libertad y con apoyo en las máximas de la experiencia, hay lugar a inferir que esa
situación genera dolor moral, angustia y aflicción a las personas que por esas
circunstancias hubieren visto afectada o limitada su libertad; en la misma línea de
pensamiento se ha considerado que dicho dolor moral también se genera en sus seres
queridos más cercanos, tal como la Sala lo ha reconocido en diferentes oportunidades, al
tiempo que se ha precisado que según las aludidas reglas de la experiencia, el dolor de los
padres es, cuando menos, tan grande como el del hijo que fue privado injustamente de su
libertad, cuestión que cabe predicar por igual en relación con el cónyuge, compañera o
compañero permanente o estable o los hijos de quien debió soportar directamente la
afectación injusta de su Derecho Fundamental a la libertad. Asimismo, en relación con la
acreditación del perjuicio en referencia, se ha dicho que con la prueba del parentesco o del
registro civil de matrimonio se infiere la afectación moral de la víctima, del cónyuge y de
los parientes cercanos, según corresponda. Respecto del quantum al cual deben ascender
estos perjuicios, según la jurisprudencia de la Sala que aquí se reitera, se encuentra
suficientemente establecido que el Juez debe tener como fundamento el arbitrio judicial y
debe valorar, según su prudente juicio, las circunstancias propias del caso concreto, para
efectos de determinar la intensidad de esa afectación, con el fin de calcular las sumas que
se deben reconocer por este concepto. Ahora bien, en los casos de privación injusta de la
libertad se reiteran los criterios contenidos en la sentencia de 28 de agosto de 2013
proferida por la Sala Plena de la Sección Tercera de la Sala de lo Contencioso
Administrativa –radicación No. 25.022– y se complementan los términos de acuerdo con la
evolución jurisprudencial de la Sección Tercera en los términos del cuadro que se incorpora
a continuación:
Para la Sala, la inferencia en relación con las consecuencias que se derivan de la privación
de la libertad del padre, hijo, cónyuge o compañero (a) permanente, es distinta a la que
puede deducirse para los demás parientes de la víctima directa. Los efectos son distintos
para quienes, por regla general, conviven con quien ha sido privado de la libertad o tienen
respecto del mismo una relación necesaria de permanente contacto. La generalización o
regla de experiencia que se adopta como fundamento de la deducción de los perjuicios
morales para los primeros se sustenta en que son estos quienes ordinariamente
mantienen entre ellos, durante toda la vida, relaciones estrechas y permanentes de apoyo
afecto y solidaridad.
Esa regla no se extiende a todos los parientes del detenido, porque la característica común
del grupo de personas incluido dentro de la generalización se presenta usualmente solo
respecto de ellas. Por lo tanto, en relación con los parientes que no se encuentren en el
primer grado de consanguinidad y de los demandantes distintos del cónyuge o compañero
(a) permanente, la prueba de la relación de parentesco no puede considerarse como un
indicio suficiente del cual deba inferirse la existencia de una relación estrecha con la
persona privada de la libertad.
Para superar estos problemas, la Sala adoptará los siguientes topes para cuantificar los perjuicios
morales de la víctima directa:
- Si la privación de la libertad tiene una duración igual o inferior a un mes, una suma fija
equivalente a cinco salarios mínimos legales mensuales vigentes (5 SMLMV).
- Si la privación de la libertad tiene una duración superior a un mes:
a.- Por cada mes adicional transcurrido, sin importar el número de días que tenga el mes, cinco
salarios mínimos legales mensuales vigentes (5 SMLMV).
b.- Por cada día adicional al último mes transcurrido, una fracción equivalente a 0,166 salarios
mínimos legales mensuales vigentes, la cual se obtiene de dividir cinco salarios mínimos legales
mensuales vigentes (5 SMLMV) por 30 días.
c.- La cuantía se incrementará hasta cien salarios mínimos legales mensuales vigentes (100
SMLMV), indemnización que recibirá la víctima directa cuando esté detenida por 20 meses o más
tiempo, con el objeto de mantener el tope máximo jurisprudencial, de acuerdo con la
jurisprudencia antes indicada.
d.- De conformidad con los anteriores parámetros, los topes de indemnización de perjuicios
morales para la víctima directa son los siguientes:
e.- Y la fórmula para determinar la cuantía de los perjuicios morales de la víctima directa es:
f.- El tope de indemnización de perjuicios morales de cien (100) salarios mínimos legales
mensuales vigentes para la víctima directa solamente podrá ser superado en casos excepcionales,
evento en el cual deberá motivarse detalladamente esta decisión y las razones que justifican tal
determinación, hasta un monto máximo de trescientos (300) salarios mínimos legales mensuales
vigentes.
Estima la Sala que, también como regla general, la intensidad del perjuicio es sustancialmente
inferior cuando se trata de detención domiciliaria, caso en el cual la persona no se ve privada del
entorno material de su hogar ni de la compañía de su familia. Esta circunstancia incide en la
determinación de la intensidad de los perjuicios morales que sufren la víctima directa y sus
familiares. Por lo tanto, en casos de detención domiciliaria, la reparación deberá disminuirse en un
cincuenta por ciento (50%).
La Sala considera que el monto de los perjuicios morales previstos en la tabla adoptada en la
jurisprudencia vigente para las víctimas indirectas de la privación no es proporcional con los fijados
en otras sentencias de unificación de la Sección Tercera para daños que pueden considerarse de
mayor intensidad, como es el caso de la muerte de la víctima directa, los cuales se encuentran
determinados en la sentencia de unificación también dictada el 28 de agosto de 2014, radicado
2625122 .
Cuando la privación de la libertad es superior a 18 meses, los parientes y personas cercanas a la
víctima directa obtienen una indemnización por concepto de perjuicios morales equivalente a 100
salarios mínimos, que es igual a la que recibirían en casos de muerte de la víctima directa. Y por
regla general, no puede asimilarse el dolor que sufre el padre por la muerte de su hijo y con el que
le causa la privación de su libertad.
El dolor sufrido por la víctima directa de la privación injusta de la libertad no es, por regla general,
equiparable al que padecen sus familiares o personas cercanas, que no sufren personalmente la
detención. La privación de la libertad, para el que la padece, implica sobrellevar una situación de
hecho permanente; no poder realizar sus labores cotidianas; no vivir en su casa de habitación; no
estar con sus seres queridos; no poder circular libremente; no poder autodeterminarse; y convivir
con desconocidos.
Es cierto que los parientes y personas cercanas (padres, hijos, pareja) sufren al saber que la
víctima directa del daño se encuentra en tales circunstancias. Pero no resulta razonable considerar
que, en todos los casos o por regla general, los dos dolores tienen la misma intensidad o el mismo
grado, ni la misma permanencia o constancia durante el periodo de duración de la detención. En
consecuencia, tampoco resulta razonable establecer una regla jurisprudencial de equiparación.
Con fundamento en lo anterior, se establecen los topes de perjuicios morales para las víctimas
indirectas así:
para los parientes en el primer grado de consanguinidad del detenido, su cónyuge o su compañero
o compañera permanente el cincuenta por ciento (50%) de lo que le corresponda a la víctima
directa. Y para los demás demandantes, cuando acrediten los perjuicios morales, el tope máximo
es del treinta por ciento (30%) de lo que le corresponda a la víctima directa.
Con fundamento en lo anterior, la Sala adoptará las siguientes reglas de unificación para el
reconocimiento y cuantificación de perjuicios en casos de responsabilidad del Estado por privación
de la libertad:
- En relación con la víctima directa de la detención, tanto si se trata de detención en
establecimiento carcelario, como si se trata de detención domiciliaria, la sola prueba de la
privación de la libertad constituye presunción de perjuicio moral para ella.
- En relación con los parientes en el primer grado de consanguinidad del detenido, su cónyuge o su
compañero o compañera permanente, la prueba de tales calidades constituye presunción del
perjuicio moral para ellos.
- Las presunciones establecidas en las dos reglas anteriores podrán desvirtuarse por la parte
demandada.
- En relación con las demás víctimas indirectas, la prueba del parentesco no es una presunción del
perjuicio moral. En tales casos, el juez determinará si el demandante cumplió la carga de acreditar
la existencia del perjuicio moral derivado de la existencia de una relación estrecha con el detenido,
de la cual pueda inferirse la existencia de un perjuicio moral indemnizable.
- Los topes máximos de indemnización se establecen de la siguiente forma para la víctima directa:
a.- Si la privación de la libertad tiene una duración igual o inferior a un mes, una suma fija
equivalente a cinco salarios mínimos legales mensuales vigentes (5 SMLMV).
b.- Si la privación de la libertad tiene una duración superior a un mes: - Por cada mes
adicional transcurrido, sin importar el número de días que tenga el mes, cinco salarios mínimos
legales mensuales vigentes (5 SMLMV). - Por cada día adicional al último mes transcurrido, una
fracción equivalente a 0,166 salarios mínimos legales mensuales vigentes, la cual se obtiene de
dividir cinco salarios mínimos legales mensuales vigentes (5 SMLMV) por 30 días.
- La cuantía se incrementará hasta cien salarios mínimos legales mensuales vigentes (100 SMLMV),
indemnización que recibirá la víctima directa cuando esté detenida por 20 meses o más tiempo,
con el objeto de mantener el tope máximo jurisprudencial, de acuerdo con la jurisprudencia antes
indicada.
- De conformidad con los anteriores parámetros, los topes de indemnización de perjuicios morales
para la víctima directa son los siguientes:
- En casos de detención domiciliaria, la cuantía de los perjuicios morales sufridos por la víctima
directa se disminuirá en un 50%.
- Para las víctimas indirectas, los topes máximos de indemnización se determinan a partir del
monto reconocido a la víctima directa, de la siguiente manera:
a.- A los parientes en el primer grado de consanguinidad del detenido, su cónyuge o su
compañero o compañera permanente, el cincuenta por ciento (50%) de lo que le corresponda a la
víctima directa.
b.- A los demás demandantes, cuando acrediten los perjuicios morales, el treinta por
ciento (30%) de lo que le corresponda a la víctima directa.
- Para la determinación del monto final de la indemnización de las victimas indirectas dentro de los
topes máximos antes señalados, la cuantificación deberá estar fundamentada en las pruebas que
obren en el expediente y ella deberá ser motivada según lo probado en cada caso.
Finalmente, se establece que en ningún caso la indemnización podrá superar los trescientos (300)
salarios mínimos legales mensuales vigentes para la víctima directa.
Para efectos de explicar y justificar las medidas a tomar en aras de reparar integralmente a las
víctimas, la Sala pone de presente la importancia de la Resolución 60/147 del 21 de marzo de
2006, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, concerniente a los
“Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de
las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del derecho
internacional humanitario a interponer recursos y obtener reparaciones”, la cual ha sido
acogida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la jurisprudencia de la Corte
Constitucional y del Consejo de Estado, circunstancia que la vuelve jurídicamente vinculante
en el ordenamiento interno.
Fuente: Sentencia de Unificación del 28 de agosto de 2014, Rad. 31.170, MP. Enrique Gil Botero
Es decir, cuando la víctima sufra un daño a la integridad psicofísica sólo podrá reclamar los daños
materiales que se generen de esa situación y que estén probados, los perjuicios morales de
conformidad con los parámetros jurisprudenciales de la Sala y, por último, el daño a la salud por la
afectación de este derecho constitucional.
En otros términos, un daño a la salud desplaza por completo a las demás categorías de daño
inmaterial como lo son la alteración grave a las condiciones de existencia -antes denominado daño
a la vida de relación– precisamente porque cuando la lesión antijurídica tiene su génesis en una
afectación negativa del estado de salud, los únicos perjuicios inmateriales que hay lugar a
reconocer son el daño moral y el daño a la salud. Es así como la doctrina, sobre el particular
señala: “Hecha esta identificación, entre el daño corporal y el daño a la salud, vemos que también
se identifica con el perjuicio fisiológico; terminología que impera en la doctrina francesa para
referirse al daño en la esfera funcional, como sinónimo del daño a la integridad física y psíquica de
la persona; se denomina así porque afecta, como decimos, la esfera funcional con independencia
de la pérdida de rentas que pueda ocasionar.
Desde esa panorámica, los daños a la vida de relación o a la alteración de las condiciones de
existencia, no podrán servir de instrumento para obtener la reparación del daño a la salud, es
decir, son improcedentes para reparar las lesiones a la integridad psicofísica puesto que parten de
confrontar, o mejor de un parangón entre la esfera individual y la externa o social; el
Por lo tanto, cuando el daño tenga origen en una lesión corporal (daño corporal), sólo se podrán
reclamar y eventualmente reconocer los siguientes tipos de perjuicios – siempre que estén
acreditados en el proceso –:
i) los materiales de daño emergente y lucro cesante;
ii) ii) y los inmateriales, correspondientes al moral y a la salud o fisiológico, el primero
tendiente a compensar la aflicción o padecimiento desencadenado por el daño,
mientras que el último encaminado a resarcir la pérdida o alteración anatómica o
funcional del derecho a la salud y a la integridad corporal.
“De modo que, una vez desarrollado el panorama conceptual del daño a la salud, la Sala Plena de
la Sección Tercera unifica su jurisprudencia en torno al contenido y alcance de este tipo de
perjuicio inmaterial, en los términos que se desarrollan a continuación:
Para la reparación del daño a la salud se reiteran los criterios contenidos en las sentencias de
unificación del 14 de septiembre de 2011, exps. 19031 y 38222, proferidas por esta misma Sala, en
el sentido de que la regla en materia indemnizatoria, es de 10 a 100 SMMLV, sin embargo en casos
de extrema gravedad y excepcionales se podrá aumentar hasta 400 SMMLV, siempre que esté
debidamente motivado.
Lo anterior, con empleo del arbitrio iudice, para lo cual se tendrá en cuenta la gravedad y
naturaleza de la lesión padecida, para lo que se emplearán –a modo de parangón– los siguientes
parámetros o baremos
Así, el operador judicial debe tener en cuenta las siguientes variables conforme a lo que se
encuentre probado en cada caso concreto:
- La pérdida o anormalidad de la estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica
(temporal o permanente)
- La anomalía, defecto o pérdida producida en un miembro, órgano, tejido u otra estructura
corporal o mental.
-La exteriorización de un estado patológico que refleje perturbaciones al nivel de un órgano.
- La reversibilidad o irreversibilidad de la patología.
- La restricción o ausencia de la capacidad para realizar una actividad normal o rutinaria.
- Excesos en el desempeño y comportamiento dentro de una actividad normal o rutinaria.
- Las limitaciones o impedimentos para el desempeño de un rol determinado.
- Los factores sociales, culturales u ocupacionales.
- La edad.
- El sexo.
- Las que tengan relación con la afectación de bienes placenteros, lúdicos y agradables de la
víctima. - Las demás que se acrediten dentro del proceso.
En relación con los hijos menores y el cónyuge ha aceptado el Consejo de Estado que opera una
presunción del lucro cesante en virtud de la obligación alimentaria que establece el artículo 411
del Código Civil. La indemnización por lucro cesante se divide en vencida y futura. La primera
abarca desde la fecha de ocurrencia del hecho hasta la fecha de la sentencia condenatoria y la
segunda desde el día siguiente de esta última hasta la fecha en que los hijos menores cumplan los
18 años de edad.
El lucro cesante relación con los padres y hermanos no se presume, como quiera que su existencia
como su cuantía deben ser probados por la parte actora, a diferencia de lo que ocurre
Sin embargo, como toda presunción puede ser desvirtuada, si se comprueba que aún teniendo su
propio hogar y superando los 25 años, el hijo colabora con el sostenimiento de sus padres, pues es
cierto que los hijos puedan necesitar de la ayuda económica de sus padres, como también es
válido que los hijos, al tiempo que habitan con su propia familia, contribuyen económicamente al
sostenimiento de sus padres.
La Sala unificó su jurisprudencia para señalar que, en ausencia de prueba que demuestre
(i) que los hijos contribuyen económicamente con el sostenimiento del hogar
paterno o materno, porque materialmente están en condiciones de hacerlo, es
decir, porque ejercen una actividad productiva que les reporta algún ingreso, y
(ii) que los padres son beneficiarios de la obligación alimentaria porque no tienen los
medios para procurarse su propia subsistencia, bien porque están desempleados,
enfermos o sufren de alguna discapacidad, no puede presumirse que la muerte
de una persona menor de 25 años genera una pérdida de ingresos cierta a favor
de sus padres.
Para la demostración de estos dos elementos son admisibles todos los medios de prueba; sin
embargo, en lo que toca al primer elemento –la capacidad del deudor de la obligación
alimentaria– el juez administrativo deberá valorar especialmente todos los hechos que sean
indicativos de que el hijo sí ejercía alguna actividad productiva, como son el contexto familiar,
cultural, de género y social en el que él y su familia subsistían, pues es bien sabido que en las zonas
rurales todos los integrantes del núcleo familiar contribuyen de alguna manera con el
sostenimiento económico del hogar.
No obstante, en estos casos, para el cálculo del lucro cesante deberá presumirse que todos los
hijos que están en edad de trabajar, contribuyen económicamente al mismo propósito, por lo que
la indemnización que por concepto de lucro cesante se reconozca a favor de los padres del hijo, el
fundamento de la obligación alimentaria contenida en la legislación civil es doble: por un lado, la
necesidad de quien los reclama y, por el otro, la capacidad de quien los debe.
Esto significa que legalmente no se deben alimentos a quien tiene los medios para procurarse su
propia subsistencia y que no está obligado a ellos aquel que no cuenta con los recursos
económicos para proporcionarlos. (…) cuando la exigibilidad de esta obligación no surge por la
simple relación de parentesco, sino que demanda la configuración de dos situaciones de hecho:
por un lado que el peticionario carezca de bienes y, por tanto, requiera los alimentos que solicita
y, por el otro, que la persona a quien se le piden los alimentos tenga los medios económicos para
procurarlos.
Con todo, en los casos en que hay varios hijos, se presume que todos aquellos en edad de trabajar
ayudan de igual manera al sustento económico del hogar, de tal forma que la indemnización
deberá disminuirse en proporción al número de hijos que integran el hogar.
CASO 1
El Señor Pedro Rodríguez fue capturado el 26 de Octubre de 2016 por el delito de rebelión; el 27
de octubre de 2016 se le impuso medida de aseguramiento en su contra; el 27 de mayo de 2018 la
justicia absuelve al Señor Pedro, porque advirtió que se trataba de un homónimo de la persona
que estaba siendo requerida por la justicia. La Fiscalía cometió graves errores en la investigación
del caso al acusar a una persona inocente, y privarla injustamente de la libertad. El señor Pedro
tuvo que asumir la defensa de su caso, pagando un profesional del Derecho que lo asistiera en el
proceso penal.
El Señor Pedro tiene una esposa, un hijo con quien convive, y dos hijos que han vivido desde hace
15 años fuera del país. Su esposa tiene una hija, que no es hija de Pedro, pero siente afecto por él,
aunque no conviven juntos. También tiene un hermano y sobrino, con quienes no tiene relación
muy cercana pero aprovechan la situación que sufrió Pedro para ser vinculados en la demanda.
Determine:
1. ¿Cuál es el mecanismo de la actividad administrativa que se produce en éste caso? (acto, hecho,
omisión, operación, etc). Justifique su respuesta.
2. ¿Existe daño antijurídico en éste caso? En caso afirmativo, ¿cuál sería?
3. ¿Bajo qué título de imputación reclamaría responsabilidad del Estado? Justifique su respuesta.
4. ¿Cuáles son los perjuicios materiales e inmateriales causados en éste caso, que cómo abogado
de las víctimas reclamaría en una acción de reparación directa?
5. ¿Qué montos reclamaría por cada víctima frente a perjuicios inmateriales y materiales? Puede
usar cifras hipotéticas para los materiales.
6. Identifique el nivel de cada víctima.
CASO 2
El 4 de enero de 2019 la señora María Villamil se dirigía a la tienda del barrio, cuando se percató
que dos miembros de la Policía Nacional capturaron a un joven. Uno de los agentes, tomó al joven
esposado y le propinó un golpe en el estómago, actitud que desencadenó el repudio de un grupo
de aproximadamente diez personas vecinas que les reclamaron a los uniformados por su proceder.
Como reacción ante la agresión de los policiales uno de los presentes lanzó una piedra que
impactó en el casco del agente Moreno por lo que este respondió a la muchedumbre y realizó dos
disparos con su arma de dotación oficial.
Esos proyectiles impactaron en el antebrazo de la señora María y de un niño de siete años de edad
a quien le atravesó la mejilla de lado a lado. La señora María tuvo que cubrir unos gastos médicos,
tratmientos, terapias físicas para la rehabilitación de su brazo.
Finalmente, precisaron en virtud de esos hechos la señora María quedó afectada sensiblemente
en su antebrazo derecho de forma permanente, pues se le dificulta volver a lavar y planchar en
casas de familia, actividades que representaban su sustento económico y el de su hija. No tiene
ingresos fijos demostrados, pero se sabe que se sostiene sola junto con su hija menor.
La víctima sufrió un daño estético y un daño funcional que se enmarcan en el concepto de daño a
la salud, la naturaleza de la lesión es leve y se encuadra según dictamen médico en un porcentaje
del 10% de gravedad, la incapacidad que recibió fue de 40 días.
María tiene: 3 hijos, 1 hija de 10 años que está bajo su cuidado, 2 hijos mayores de edad y 1
nieta, que no depeden económicamente de ella pero conviven juntos. María tenía un
prometido, no convivían juntos, pero llevaban 10 años de noviazgo y esperaban casarse justo la
semana siguiente a la fecha del accidente.
Determine:
1. ¿Cuál es el mecanismo de la actividad administrativa que se produce en éste caso? (acto, hecho,
omisión, operación, etc). Justifique su respuesta.
2. ¿Existe daño antijurídico en éste caso? En caso afirmativo, ¿cuál sería?
3. ¿Bajo qué título de imputación reclamaría responsabilidad del Estado? Justifique su respuesta.
4. ¿Cuáles son los perjuicios materiales e inmateriales causados en éste caso, que cómo abogado
de las víctimas reclamaría en una acción de reparación directa? Puede usar cifras hipotéticas para
los materiales.
5. ¿Qué montos reclamaría por cada víctima frente a perjuicios inmateriales y materiales? Puede
usar cifras hipotéticas para los materiales.
6. Identifique el nivel de cada víctima.