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EL ZORRO CRUEL “LADRÓN DE AGUA”

En la plaza de San Juan de Lucanas, se encontraba el cachorro Ernesto y el ave


cantora Pantaleoncha.

¡San Juan, se está muriendo! – dijo el ave.

Pero ¿por qué no cantas?, así traerás gente – dijo el cachorro.

Pantaleoncha se da cuenta de algo y dice: ¡Falta agua, Ernesto!, crees que será por el
zorro Braulio, bien sabes que es muy cruel, gruñón y serio; él no es justo con la
repartición del agua.

Al ver tan mala situación, Ernesto le dice a Pantaleoncha:

Canta amigo, los demás pueblerinos vendrán al tan solo escuchar tu canto. De pronto
Pantaleoncha empezó a cantar unas tonadas grandiosas; en el silencio que estaba
el pueblo, el cantar de Pantaleoncha sonó fuerte y alegre, animando al pueblo.

A medida que Pantaleoncha cantaba, comenzaron a reunirse los otros animales y


comenzó a verse San Juan ¡Como un verdadero pueblo!

Después aparecieron Mak´tillos, pasñas y más animales del lugar (salían de las
esquinas de la plaza) y de un momento a otro San Juan estaba de fiesta con los
cánticos de Pantaleoncha en la plaza.

¡Amigos!, zapateando dijo Mak´tillos, todo el pueblo baila, hasta los escoleros ¡Qué
bueno!

El pueblo empieza a pedir el canto de “Utek Pampa”, comenzando a cantar este


huayno, los animales los rodearon y empiezan a repetir este cántico en voz baja, las
hembras alzaron la voz y formaron un melódico coro.

De pronto apareció el perro viejo “Don Vilkas”, poniendo cara seria, mirada autoritaria
y con voz media ronca. Queriendo causar temor y vergüenza en los animales, pero
todos los ignoraron y siguieron festejando. Muy molesto don Vilkas y renegando
comenzó a rabiar por la indiferencia que recibió, posicionándose en un solo lado.

El tiempo transcurrió y Pantaleoncha, recuerda lo siguiente: ¡VERDAD! El maíz de


Don Braulio, del conejo Don Antonio y la gata Doña Juana; ¿está germinando?, pero
¿el de los otros animales? Está seco, agachadito, umpu; ni con el viento se mueve.

¡El zorro don Braulio, es un ladrón! – dijo Pantaleoncha a su amigo Ernesto y al


pueblo, muy molesto e indignado.
Y así transcurrió las horas, de pronto Don Braulio se apareció en la plaza, sus ojos
fueron directos al ave Pantaleoncha. Los tinkis (jauría), los otros animales y don
Vilkas miraban temblando lo que sucedía.

¡Ladrón!, ¡Sua! – gritó el ave. Don Braulio con mucha cólera le apunta a Pantaleoncha
con su rifle, pero el ave cantora se rebela y le dice: - No te tengo miedo, a ver
apúntame con tu arma y comenzó a tomar vuelo para posicionarse al nivel del sol.

El zorro soltó una bala de su gran rifle y con un solo tiro derrumba al ave cantora.
¡Nooooooooooo! – grita el pueblo. El ave cae contra el piso.

¡Llévenlo a la cárcel! – dijo Don Pascual, Don Wallpa y los Tinkis.

Muy furioso y con mirada intimidadora, mencionó el zorro: ¡A la cárcel Wanakus!

Lo agarran al zorro y a los otros animales que estaban con él, Don Vilkas con miedo
los lleva a la cárcel a todos ellos.

Temblando el conejo Don Wallpa, ingresa primero a la cárcel; mientras el gato


Pascual parecía viudo en desgracia al ingresar seguidamente de él.

De pronto una voz fuertemente se escucha en la plaza - ¡A sus hogares! ¡Fuera de


aquí!, inmediatamente la plaza que estaba en jolgorio se quedó sin gente y en
completo silencio.

Ernesto, fiel amigo de Pantaleoncha, se desplaza donde se encontraba. Con un


aullido de pena, grita ¡Suankuma! (ladrones) mi amigo no merecía esto y comienzaa
pedir a sus ancestros para puedan ayudar a su amigo para que se recupere.

De pronto Ernesto ve que una luz ilumina el pecho de Pantaleoncha y comienza a


sanar su herida. Y en poco tiempo el ave abre vuelo y empieza a silbar sus tonadas,
revoloteando por la plaza de San Juan.

Todos los animales que ya se habían escondido, escuchan el cantar y salen corriendo
inmediatamente, diciendo: ¡Pantaleonchaaaaa, que alegría escucharte!

Nuevamente la plaza de San Juan se volvió a convertir en un pueblo lleno de música,


alegría e igualdad, gracias a la valentía de nuestro amigo Pantaleoncha. Todos los
animalitos comenzaron a bailar y desde ese momento San Juan se volvió un lugar
de respeto e igualdad, dejando de lado el abuso y la explotación del pueblo.

MORALEJA: El abuso de poder puede llegar lejos, pero con valentía y perseverancia, la
justicia llega.

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