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¿Te has estresado alguna vez? Consejo práctico para manejar tu estrés.

Bienvenido a mi libro. Leerás el consejo más practico que a mi me ha funcionado para lidiar el
estrés. No te mentiré diciéndote que soy un psicólogo experto en manejo del estrés. Pero si he
aprendido muchas cosas sobre el estrés, porque al igual que tú, lo he vivido. ¿Y quién no?
Todos. Cada quien lo ha sobrellevado a su manera. Así que tu, como yo, podrías escribir un
libro sobre cómo lo has manejado. Si nunca te has estresado este libro no es para ti. Y si nunca
has leído (ni escrito) sobre como manejar tu estrés, entonces este libro fue hecho para ti.

El estrés es un tema tan común y con tanta demanda que tendría que ser muy fácil escribir y
vender un libro como este. El gran problema es que hoy en día a casi nadie le gusta leer, y
mucho menos escribir. Leer tweets y noticias, escribir mensajes de texto, lo hacemos todos los
días, claro. Pero, ¿cuando fue la última vez que leíste un libro sobre el estrés? Y mas
específicamente, ¿cuando leíste un libro que acerca de lo que te estresa a ti?

La gente ve TikToks, sigue páginas de psicología en Instagram, mira videos en YouTube sobre el
tema, escucha podcasts, charlas TEDx, y aprende uno que otro dato interesante sobre el estrés.
Es que hay un mar de información en internet sobre el tema. Hay muchos consejos, rutinas,
estrategias, e incluso medicamentos para aliviar el estrés. Pero uno se sigue estresando. Una
idea muy común es: el estrés es inevitable. Y tiene mucha razón. Sin embargo, el estrés no es
un animal indomable.

Se dice que cada persona se estresa de manera diferente. Los síntomas son muy diversos y
numerosos. Quizás por eso también hay un sinnúmero de formas de manejarlo. Tal vez
simplemente no has encontrado la forma adecuada de manejar tu estrés. Hay quienes les
duele la cabeza, el cuello, la espalda, a otros se les afloja el estómago, se les irrita la piel, les
hormiguea el brazo izquierdo o les tiembla el párpado inferior del ojo. Unos se sienten mal en
general, enojados, preocupados, ansiosos, etc. El estrés puede llegar a fatigar, cansar y
provocar insomnio prolongado. Puede ponernos de muy mal humor y hacernos decir y hacer
cosas que no queríamos. Estos son unos pocos ejemplos, pero la lista es interminable. Lo que si
es cierto es que a nadie le gusta estar estresado ni que lo estresen.

El estrés es algo individual. Está cuidadosamente personalizado para el que lo siente. A su vez,
el estrés depende de la situación, condiciones y el medio ambiente de cada uno. Si esto es así,
entonces: ¿porqué uno escucharía lo que le funcionó a otro? Este libro no tendría sentido. Y la
verdad es que no. No tiene sentido que leas un libro como este. Mi intención para ti es que
escribas un libro como este, aunque suene loco.

La meditación, la respiración profunda, la relajación, etcétera son técnicas ampliamente


recomendadas para el manejo del estrés. Pero, ¿como no me voy a estresar si mi jefe me está
presionando con una fecha límite? ¿Si tuve un problema fuerte en el trabajo? ¿Si mi familia
está atravesando una crisis? ¿Si no consigo trabajo? ¿Si mi pareja está recibiendo llamadas
telefónicas de un tal “Juan Mecánico”? Cada día a cada hora del día puede haber una situación
de estrés en la cual no podré simplemente respirar, relajarme y esperar ya no estar estresado.
En mi caso particular descubrí que lo que yo necesito es escribir e inmediatamente tomar una
decisión.

La inseguridad que se siente en las calles de la ciudad podría se una fuente de estrés. Una
discusión, un desacuerdo, una pelea con alguien cercano podría causar cierto estrés en el
hogar. Si seguimos en esta línea de pensamiento, teóricamente todo problema puede ser una
causa de estrés. Aquí se generan varias preguntas: ¿porqué unas cosas nos estresan y otras no?
¿Porqué algo antes no me estresaba y ahora sí? Responderé estas preguntas en otra ocasión.
Por ahora atenderemos a la pregunta del millón: ¿qué mismo es esto a lo que llamamos estrés?

Te dare mi definición de estrés. Te lo explicaré como yo lo veo con un ejemplo gráfico. Para mi
el estrés se puede definir en dos palabras: tensión mental. Tener algo tensionado como una
cuerda no es lo mismo que tener la cuerda relajada echada en la arena. O si quieres, bien
enrollada y colgada tranquilamente en la pared. Ahora, para poder tensionar una cuerda uno
debe jalar de los dos extremos. Un extremo hacia un lado y el otro hacia el lado opuesto. Eso
es estrés. Tensión. La mente de cada uno es como esa cuerda. Puede ser fuerte, elástica,
flexible, o más fina y corta. Y la cuerda puede tensionarse mucho, estirarse poco a poco y llegar
a romperse si la tension es demasiado brutal. Evidentemente no queremos que eso llegue a
pasar.

Entonces uno quiere hacer algo en una dirección, y las circunstancias jalan hacia la dirección
contraria. Tension mental. Uno quiere tener dinero y pagar sus gastos, mientras que las
deudas, multas, imprevistos, impuestos e intereses jalan hacia el extremo opuesto. Eso es
estrés. Uno quiere tener su casa arreglada, limpia y en orden, y su parea deja todo lo que
puede botado en el piso. Eso también es estrés. La lógica es sencilla. Uno piensa y decide que
quiere algo, y otro ser (consciente o inconsciente) decide exactamente lo contrario. O la simple
situación es contraria o diferente a lo que esperamos o necesitamos. Se genera una especie de
carga mental que se acumula y se acumula cada vez que suceden hechos parecidos.

Bien, estoy seguro de que hasta este punto pensaste por un pequeño instante en aquella cosa
que siempre te estresa. Y solo tú sabes cómo se siente. Y créeme, solo tú entonces sabes cómo
manejarlo. No esperes mucho de los consejos de otras personas, y por lo tanto tampoco de mí.
Lo que sí te quiero recomendar es que lo hagas. Que empieces. Que tomes la decisión de
manejarlo hasta el punto de dominar tu estrés. Que el estrés no te impida hacer ciertas cosas.
A pasar de decir: “no quiero hacer eso, qué estrés“ a “voy a hacer eso que me estresa, porque
tengo que hacerlo” a decir: “¿como puedo hacer esto que me estresa de manera que pueda
manejarlo?” Y de eso pasar a decir: “antes me estresaba mucho por eso, ahora menos”. Y de
eso pasar a decir: “ya ni siquiera me estresa”. Y de eso a: “puedo ayudarte si quieres, yo
también pasé por eso”.

Ok, lo que te propongo es realmente muy fácil. Pero por ser fácil no pierde su gran poder. Y mi
consejo práctico ante el estrés se resume ilimitadamente en una palabra, un verbo, una acción
demasiado sencilla: escribe. Rayos, ¿qué pereza, cierto? Debo admitir que antes no me llamaba
mucho la atención escribir, aunque leer sí. ¿Porqué escribir? Cualquiera podría decirte que al
escribir estás sacando de tu cabeza tus pensamientos. Los plasmas en un papel y los puedes
ver. Algo abstracto se vuelve visible. Yo te puedo decir que al escribir alivias la carga mental que
lleva la cuerda imaginaria de tu mente. La tension se reduce. Leer es bueno, es como estar
escuchando a alguien mas, las ideas, consejos, historias, fantasías y recuerdos de otro que te lo
cuenta a ti. Se aprende muchísimo. Pero imagina si escribes acerca de lo que te importa a ti, de
lo que sucede en tu vida, de tus ocurrencias, de tus estrategias, sueños, promesas,
decepciones; es como si estuvieras contándole a alguien más (o a la versión de ti mismo en el
futuro) todas esas cosas que no podrías contarle a nadie más. Así que escribir, lo que se te dé la
gana, reduce significativamente el estrés.

¿Cómo sabemos si sucede esto? ¿Tiene alguna explicación científica? Tiene que haberla pero,
la verdad, biológicamente no lo sé. Desconozco la explicación médica del proceso que ocurre
en el cerebro estresado al escribir. O si realmente existiera una explicación física verdadera,
concreta u objetiva. El cerebro humano es un órgano bastante complejo, cada día se descubre
algo nuevo acerca de él. Y la mente una máquina sin manual de instrucciones del que los
expertos (o “expertos”) quieren ser autores. La psicología o la neurología seguramente tendrán
algo que decir al respecto. Para mí es una simple idea que apliqué, y me sirvió. Puede ser
refutada y estoy abierto a cualquier critica, positiva o negativa. Incluso para mí, en ciertas
circunstancias lo último que quiero es escribir. Lo que sí te puedo asegurar es que al escribir
tienes que pensar de manera lógica. Al estructurar palabras en oraciones debes poner en
orden tus ideas. Sospecho que algo tiene que ver con el manejo del estrés el proceso de
introducir orden en la mente.

Mi no tan loca teoría es que la tensión mental genera caos y desorden tanto en la mente como
en el cuerpo. Afecta nuestras emociones, nuestra salud mental y física. El estrés ocasiona un
desequilibrio en las sustancias (hormonas como el cortisol, por ejemplo) que fluyen por los
tejidos del organismo. Puede enfermar el cuerpo. Es muy fácil de ver. ¿Y que es lo contrario al
caos? El orden. Organizar, recomponer, alinear, estructurar, dirigir, planificar son palabras
opuestas al caos y al desorden. Estoy diciendo que el desorden se resuelve con orden, es
demasiado obvio. Sin embargo, como todo, no siempre es así. Toda idea, por mas buena que
sea, si es tomada de manera literal, radical y cerrada termina dañando. El exceso de orden y
reglas también puede ser estresante. Entonces ¿cómo escribir sin estresarme más?

Si te estás preguntando qué puedo escribir para sentirme menos estresado, pues eso, amigo/a
mío/a ya depende completamente de ti. La regla principal es: no hay reglas, excepto las que a
tú mismo te impongas y te sirvan. El objetivo del juego es: manejar tu estrés (y con esto,
manejar tu vida). Activa tu curiosidad y creatividad innatas. Puedes escribir lo que tú quieras.
Incluso dibujar esquemas, diseños o tablas. Te daré varios ejemplos, pero por favor no los
tomes como algo que obligatoriamente te va a servir a ti. Inventa tu propia metodología. Mira,
hay personas que escriben su lista de actividades en la semana, y eso les ayuda más que
cualquier otra cosa a manejar su estrés. Podría ser que sienten mayor control y orden sobre su
tiempo. Hay personas que escriben su diario, otras llevan registro de sus hábitos o
cumplimiento de metas, otros desahogan emociones reprimidas. Las posibilidades son
innumerables y los efectos que producen se pueden interpretar de manera ilimitada.

Algunos escriben a sus amigos y les cuentan tal situación de estrés. No a todos les gusta leer o
escuchar el estrés de otros. Hay personas que se aíslan y ya no chatean con nadie. En lo
personal, últimamente he practicado escribir historias y recuerdos graciosos y nostálgicos con
mis amigos más cercanos. Me divierte mucho hacerlo, forzar mi mente a recordar cosas
bonitas y antiguas es un procedimiento que funciona para mi. Aunque no estoy atacando la
situación que podría estarme estresando directamente, el positivismo de las respuestas que
recibo de mis amigos al compartirles las historias me inyecta inspiración y buena vibra. Con la
mente un poco mas alegre y recargado de energía positiva me preparo para enfrentar la
situación que me estresa. Lo que sea que uno haga que lo haga sentir bien es válido siempre y
cuando ayude a otros también. Sin embargo, para ayudar a otro uno tiene que estar bien. Es
por esto que cuando subes a un avión, lo primero que te dicen qué hay que hacer en caso de
pérdida de presión o de oxígeno es que te coloques la máscara respiratoria tú mismo antes de
asistir a otro. Escribir te ayuda a conocerte más a ti y saber cómo ayudarte a ti mismo primero.

¿Qué tienen otras personas que yo no tenga para escribir? ¿Porqué esperar a ser un escritor, o
saber mucho sobre un tema específico, saber mucha gramática o tener “elocuencia”? Son
cuestiones que me he hecho, y concluí que no hay que “tener experiencia” o ser un “experto”
para ser un gran artista. Cualquiera puede escribir la historia de su vida. Su biografía. Y algún
día publicarla o no publicarla. Mi padre tiene el hábito de escribir su diario. He encontrado
cuadernos en la casa de mis padres de años muy anteriores a mi nacimiento. Y leerlos me ha
llevado a las risas más estruendosas y a las lágrimas más profundas. Hoy en día mi padre sigue
escribiendo su diario. Aunque lo ha dejado en periodos de su vida, tiene algunos cuadernos
llenos en los cajones de su escritorio.

Actualmente ese tipo de costumbres se han ido desvaneciendo. Casi nadie se toma el tiempo
de escribir cartas, su agenda o su diario de manera física. El ritmo de vida que llevamos es tan
rápido que nuestro periodo de atención a tareas que requieren mucho tiempo de
concentración ha disminuido. Y las máquinas nos facilitan mucho más la vida. Y entonces ¿qué
hacemos con el resto de tiempo libre que nos ahorra la tecnología? Yo siendo pesimista diría
que consumir contenido en redes sociales, en gran parte de los casos por simple
entretenimiento insaciable. No digo que esté mal, y no quiero persuadir a que quememos
todos los celulares ni nada por el estilo. Pero incluso los que crean y diseñan la tecnología
programan “escribiendo códigos” y los creadores de contenido en algún punto escribieron sus
guiones, sacando un buen provecho de ello. Toda celebridad ya sea músico, actriz-escritora,
director de películas, compositor(a), científico (e) o filósofo (i) que admiramos y ha perdurado
por generaciones, escribió muchísimo antes y después de tener éxito. Poemas, canciones,
libros, guiones, etc. Incluso hay una no tan comprobada teoría de que Einstein y otros genios
de la historia escribían su diario, llevándonos a la cuestión: ¿los genios tienden a escribir, o los
que escriben tienden a volverse genios en lo que hacen? Sea cual sea la respuesta, conviene
escribir acerca de lo que más nos apetezca.

Así que, sin nada más que decirte mi estimado lector, te exhorto a que escribas. Hoy en día
esta tendencia que promueve la escritura en cuadernos físicos se denomina “journaling”. En las
redes hay mucho más contenido sobre esto buscando esa palabra clave. Si hasta este punto te
has motivado a darle una oportunidad a tu yo escritor, comienza ya. Agarra ese cuaderno
enterito que empezaste a usar y luego abandonaste, o el que tiene muchas hojas vacías y
pensabas reciclar, o esa agenda que te regalaron y nunca abriste; y comienza. Escribe la fecha y
el lugar, ( y la hora si es que te sientes aventuroso) y mueve los músculos de tu mano. La
inversión de una pluma o lápiz y un papel es ridículamente ínfima, y el valor que te vas a llevar
es inconmensurable. Escribe y maneja tu tiempo, tu semana, escribe y maneja tu estrés,
escribe y maneja tus emociones, escribe y maneja tus pensamientos, y finalmente escribirás y
manejarás cualquier cosa. Aunque no lo publiques o compartas con nadie, te sacará muchas
sonrisas a ti o a tus hijos cuando vuelvas a leer las páginas de la emocionante (y a veces
estresante) aventura de tu vida.

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