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ESQUEMA DE REDACCIÓN

1. Contextualización
- Idea 1: Reina de la interacción juvenil
- Idea 2: Más allá de las risas y “likes”
- Idea 3: Cada desafío se vuelve viral
INICIO
2. Controversia: ¿consideras que la realización de challenges o retos fomentan una
cultura de autoviolencia en los jóvenes?

3. Opinión: Desde mi perspectiva, la participación en challenges o desafíos


contribuye al desarrollo de una cultura de autoviolencia entre los jóvenes.

4. Anticipación: A continuación, examinaré de cerca cómo estos retos afectan la


salud mental y emocional de la juventud.

1- Opinión + argumento: La participación en challenges o desafíos contribuye al


desarrollo de una cultura de autoviolencia entre los jóvenes, porque la constante
DESA inmersión genera una peligrosa desconexión digital con la realidad y la búsqueda
RRO insaciable de aprobación fomenta la ignorancia hacia los riesgos reales.
LLO 1
1.1 Idea secundaria: Desconexión de la realidad.
1.1.1 Idea terciaria: Desrealización a causa de los desafíos peligrosos.
1.1.2 Idea terciaria: Búsqueda de aprobación fomenta la ignorancia al peligro.

1.2 Idea secundaria: Validación riesgosa.


1.2.1 Idea terciaria: Participación frecuente en retos minimiza los peligros.
1.2.2 Idea terciaria: Necesidad compulsiva de tener validación social.

1- Opinión + argumento: La participación en challenges o desafíos contribuye al


desarrollo de una cultura de autoviolencia entre los jóvenes, porque la exposición
DESA excesiva en redes sociales provoca violencia psicológica y la búsqueda constante
RRO de aprobación desencadena ansiedad, afectando la salud mental.
LLO 2
1.1 Idea secundaria: En lo psicológico
1.1.1 Idea terciaria: Exposición excesiva da lugar a la violencia en uno mismo.
1.1.2 Idea terciaria: Búsqueda por la aprobación de los demás genera ansiedad.

1.2 Idea secundaria: En la cultura


1.2.1 Idea terciaria: Normalización de estos desafíos propaga la imprudencia.
1.2.2 Idea terciaria: Adoptar comportamientos arriesgados es lo normal.

1. Ratificación de la opinión y argumentos: Reafirmo mi opinión, de que la


CIERRE participación en challenges o desafíos contribuye al desarrollo de una cultura
de autoviolencia entre los jóvenes. La constante inmersión desencadena una
peligrosa desconexión digital con la realidad, mientras que la búsqueda
insaciable de aprobación fomenta la ignorancia hacia los riesgos reales,
formando así una preocupante dinámica de autodestructión juvenil.

2. Reflexión final
- Idea 1: Replantear nuestras interacciones digitales y desafíos contemporáneos.
- Idea 2: Desafíos que inspiren crecimiento personal.

Challenges: Entre la espada y la pared de la autoviolencia juvenil

Los famosos challenges, algunos lo llaman la reina de la interacción juvenil, la

participación en desafíos se ha convertido en la moneda corriente de la vida digital

actual. Más allá de las risas y “likes”, cada reto se propaga como un incendio forestal en

las redes sociales, capturando la atención y participación masiva de los jóvenes, es un

mal de nunca acabar. En este contexto, surge la controversia: ¿Consideras que la

realización de challenges o retos fomenta una cultura de autoviolencia en los jóvenes?

Desde mi perspectiva, la participación en challenges o desafíos contribuye al desarrollo

de una cultura de autoviolencia entre los jóvenes. A continuación, examinaré de cerca

cómo estos retos afectan la salud mental y emocional de la juventud, desenterrando las

columnas menos visibles de esta aparentemente inofensiva tendencia.


La participación en challenges o desafíos contribuye al desarrollo de una cultura de

autoviolencia entre los jóvenes, porque desconecta de la realidad y fomenta la

ignorancia hacia los riesgos reales. En este escenario, la constante inmersión en estos

retos teje una peligrosa telaraña de desconexión digital con la realidad. La

desrealización a causa de desafíos peligrosos distorsiona la percepción del peligro,

llevando a los participantes a minimizar los riesgos, como si estos fueran simples

juegos. Además, la búsqueda insaciable de aprobación, impulsada por la compulsiva

necesidad de validación social, no solo le corta las alas a la percepción de los riesgos

reales, sino que también se convierte en el motor que alimenta la ignorancia hacia las

consecuencias potencialmente dañinas. En este ruin escenario, la validación riesgosa se

convierte en una moneda de cambio, donde la minimización de los riesgos se hace a

duras penas palpable. En este juego peligroso, la participación frecuente en retos no es

más que una vil trampa que normaliza la imprudencia, haciendo que la cultura de

autoviolencia se vuelva tan común como tratar de buscar los tres pies al gato. Así, este

círculo vicioso, alimentado por la desconexión y la búsqueda insaciable de validación,

se convierte en una peligrosa realidad que la juventud afronta, donde los desafíos no

solo entretienen, sino que también dejan cicatrices invisibles y profundas en su

bienestar.

La inmersión en challenges o desafíos fomenta el desarrollo de una cultura de

autoviolencia entre los más jóvenes, porque la exposición masiva y la búsqueda

constante de aprobación puede afectar la salud mental y la sociedad. Primero, debemos

tener en cuenta el factor psicológico, se sabe que la exposición excesiva en redes

sociales emerge como el caldo de cultivo perfecto para la gestación de violencia

psicológica. A través de esta sobreexposición, la violencia en uno mismo se vuelve una

realidad palpable, donde la búsqueda constante de aprobación desencadena ansiedad,


arrojando a los participantes a una espiral emocional que afecta su salud mental.

Segundo, todo esto se expande hacia la cultura juvenil, la sociedad misma corre peligro.

La normalización de estos desafíos propaga la imprudencia, donde adoptar

comportamientos arriesgados se vuelve tan común como pedirle peras al olmo. Así, la

participación en challenges no solo expone a los jóvenes a riesgos emocionales, sino

que también contribuye a la creación de una realidad donde la imprudencia es la

moneda de cambio y los comportamientos arriesgados se consideran normales. En este

contexto, la cultura de autoviolencia no solo se manifiesta en la violencia hacia uno

mismo, sino que se arraiga en la sociedad juvenil como una práctica común, donde la

búsqueda incesante de validación y el sometimiento a desafíos arriesgados se vuelven

elementos cotidianos.

Para terminar, reafirmo mi opinión de que la participación en challenges o desafíos

constituye un impulso negativo hacia el desarrollo de una cultura de autoviolencia entre

los jóvenes. La constante inmersión en estos retos engendra una peligrosa desconexión

digital con la realidad, creando un abismo entre la vida virtual y la tangible. A su vez, la

búsqueda insaciable de aprobación, reflejada en la obsesión por likes y comentarios,

fomenta la ignorancia hacia los riesgos reales a los que se exponen. Esta preocupante

dinámica de autodestructión juvenil se manifiesta no solo en la esfera virtual, sino que

trasciende a la vida diaria, afectando la salud mental y emocional de nuestra juventud.

Para salirse con la suya y transformar esta dinámica, es fundamental replantear nuestras

interacciones digitales y desafíos contemporáneos. No hay que ser un cero a la izquierda

para comprender que es urgente adoptar desafíos que inspiren el crecimiento personal

en lugar de alimentar esta vorágine de autodestrucción. Así, al darle la vuelta a la

tortilla, podemos aspirar a un entorno digital más sano y constructivo para las
generaciones futuras. ¿No es hora de ver las estrellas en lugar de perderse en la

oscuridad de la autoviolencia juvenil?

Integrantes:

*karla Soplapuco Purizaca

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