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LitrosFrios

Historia de España en la Edad Media

2º Grado en Historia

Facultad de Geografía e Historia


Universidad de Sevilla

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Tema 3: La formación de los reinos cristianos
1. Los núcleos occidentales
1.1. El nacimiento del Reino de Asturias
La llegada de los musulmanes a la Hispania visigoda en 711 y su conquista de
toda la PI tuvo como consecuencia inmediata la desaparición del Reino Visigodo de
Toledo. Sin embargo, la ocupación no fue igual de efectiva en todas partes, y sobre todo
en la Cornisa Cantábrica fue apenas efectiva.
1.1.1. Anexo: los mitos nacionalistas con respecto al nacimiento del Reino de
Asturias.
El germen de la fundación del primer
reino cristiano de la PI posterior a la invasión
musulmana podría haber sido, según la
tradición, la Batalla de Covadonga, en la que
el caudillo Don Pelayo, de origen godo,
derrotó a un gran ejército musulmán ¿O tal
vez no? A ver esto es un movidón que flipas,
ya que Pelayo y la Batalla de Covadonga son
2 de los mitos nacionales más importantes del
nacionalismo español. Si extraemos escritos
sobre la vida de Pelayo en las fuentes
medievales de las que disponemos, casi nunca
coinciden. P.e., la Crónica Albeldense, escrita
en 1014, nos menciona que Pelayo era un
noble visigodo que fue expulsado de Toledo
por Witiza, teniendo que exiliarse a Asturias.
Una vez comenzada la invasión de Hispania
por los musulmanes, Pelayo habría dado Don Pelayo en Covadonga (1855), de Luis de
muerte a un gobernador musulmán llamado Madrazo y Kuntz. La elaboración de este tipo de obras
Mounuza y habría apresado al obispo Oppas, en el SXIX responde al nacimiento de los
nacionalismos.
aliado de los invasores; finalmente, Pelayo
habría muerto en 775. Sin embargo, esta Crónica Albeldense fue escrita en un tiempo en
el que, como dice Ladero Quesada (2004), “la idea de una reconquista […] estaba
plenamente forjada”, influida por el Neogoticismo y sus principios; es decir, que esta obra
servía para dar una justificación a la expansión militar del reino de Castilla y León, lo que
hace que muchos historiadores desconfíen de este tipo de fuentes1.
Para la Isabel Montes, en cambio, es indudable que el heroico caudillo godo
dirigió a sus tropas contra los “pérfidos muslimes”, infligiéndoles una derrota tan severa
que jamás trataron de conquistar Asturias. Pero la movida es que desde hace unos 50 años
(que no son pocos), esta versión tradicional del inicio de la Reconquista (luego hablamos
de ese tema que también es un movidón) se ha revisado bastante, hasta haber obtenido, a
día de hoy, un relato bastante más realista sobre cómo se inició esta oposición a Al-
Ándalus.

1
Cfr. Ladero Quesada (2004). La formación medieval de España, pp. 30-31. Madrid: Alianza.

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Lo cierto es que a día de hoy se considera más correcta la interpretación que
Barbero & Vigil dieron a principios de los 70, publicadas en 1974 con el nombre de Sobre
los orígenes sociales de la Reconquista. Según esta tesis, los pueblos que habitaban la
Cornisa Cantábrica (vascones, astures y cántabros) no fueron romanizados apenas y, de
hecho, mantenían sus estructuras socioeconómicas de tipo gentilicio. Esto les hacía
antagónicos a Roma, y se opusieron a la dominación romana durante cientos de años hasta

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ser sometidos por Augusto; sin embargo, la presencia romana en la zona fue muy escasa.
Roma se vio obligada, incluso, a mantener un limes alrededor de la Cornisa Cantábrica,
y al cambiar el régimen político con la fundación del Reino Visigodo, las cosas siguieron
igual: los pueblos del N no paraban de tocar los cojones a la autoridad central de Hispania,
y los visigodos mantuvieron el limes. De hecho, los visigodos tendrían muchísimos
problemas con estos pueblos (Rodrigo estaba luchando contra ellos a la llegada de Tariq
a la PI), y tuvieron que gastar muchísimos recursos para evitar que estas poblaciones la
liaran demasiado ¿Qué pasó cuando llegaron los musulmanes? Exactamente lo mismo;
he ahí la interpretación que a día de hoy suele aceptarse más: el origen de la Reconquista
no fue un intento de recatolizar España por parte de los últimos remanentes del Reino
Visigodo, sino que fue una resistencia de unas sociedades tribales que llevaban décadas
tocando los cojones a todas las autoridades centrales hispanas. García Fitz (2010) resume
muy bien lo que significa esta teoría:
“La reacción que se produjo en las montañas asturianas frente a la
dominación musulmana no tuvo nada que ver con razones políticas y religiosas
que conforman el ideal de la Reconquista, sino con los tradicionales motivos de
orden socioeconómico que ya habían llevado a astures, cántabros y vascones a
enfrentarse con otras sociedades expansivas y antagónicas, como la romana y la
visigoda: nada nuevo había en la resistencia y el enfrentamiento armado contra
los musulmanes, sólo continuación de un proceso secular”- García Fitz (2010). La
Reconquista, p. 23.
Si quieres puedes saltarte este párrafo, pero es para explicarte de dónde viene
tantísima movida. El mito de Pelayo y la Reconquista ha venido siendo utilizado por
gobernantes españoles desde Carlos I, tal como se ve en una obra escrita por un
historiador de su corte en la que se hace tanta referencia a como Pelayo salvó España del
Islam, asimilándose esto a las luchas que mantenía Carlos I con los turcos otomanos. Pero
fue sin duda Francisco Franco quien sacó más partido de este mito. La identificación de
Pelayo con Franco, ambos “caudillos de España” e iniciadores de un proceso patriótico
de salvación, asimilaba la Guerra Civil (considerada “cruzada” por la Iglesia española) a
la Reconquista, siendo ésta, por tanto, una empresa nacional en la que colaboraría la
totalidad del pueblo español, y como decía el diario ABC en 1937 hablando de la Guerra
Civil:
“No son 2 Españas en lucha, sino España y la anti-España. Solo hay una
España, inmortal y única. La de Sagunto y Numancia. La que en Covadonga y en
Lepanto, al salvar la civilización cristiana, salvó a Europa”- Diario ABC, 1937.

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Historia de España en la Eda...
Banco de apuntes de la
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Alegoría de Franco y la Cruzada (1946 [¿?]), de Arturo Reque Meruvia. Es obvia la asimilación de Franco como
Pelayo.
¿Pero esto significa que todo aquel que sostenga el relato tradicional de Pelayo y
la Batalla de Covadonga es franquista? Pues obviamente no. Es un mito tremendamente
arraigado, y como todos los mitos nacionales, es muy difícil de extirpar del imaginario
colectivo. Sin embargo, cuando un historiador de profesión, que se supone que debería
estar al tanto de las nuevas interpretaciones y los avances en investigación dentro de su
campo, defiende estas tesis de sesgo tan marcadamente nacionalista y que además están
desfasadas, está claro que hay alguna razón detrás de ello. Básicamente, que si un tío que
se dedica a investigar sobre historia te está comiendo el tarro con Pelayo y Covadonga, a
sabiendas de que eso está desmontado, es que no tiene la intención de enseñar o transmitir,
sino de adoctrinar2.
De todas formas, en el examen de Isabel Montes será mejor, por tu bien, que
pongas el relato tradicional: Pelayo derrotó al invasor musulmán en Covadonga alrededor
del 718-722.
1.1.2. La formación del Reino de Asturias
Pero bueno yendo ya a las cosas importantes, los primeros relatos sobre Pelayo
datan de las Crónicas asturianas de finales del SIX, en donde se nos dice que el tío este,
que habría sido de origen godo (?), había derrotado a un gran ejército musulmán en
Covadonga (lo cual habría ocurrido entre 718-722)3. A la muerte de Pelayo en 737 (?),

2
Todo lo escrito en este anexo no me lo he sacado de los cojones, sino que está extraído de diversas obras
como García Fitz (2010). La Reconquista; Kamen (2020). La invención de España; Álvarez Junco (2016).
Dioses Útiles. Núñez Seixas (2018). Suspiros de España. El nacionalismo español (1808-2018); Álvarez
Junco (2001). Máter Dolorosa: La idea de España en el SXIX.
3
No es casualidad que los primeros relatos de Pelayo y la Batalla de Covadonga daten del periodo donde
se difundió el Neogoticismo. El autor José Luis Martín (1996) explica que, en realidad, el ideal de
Reconquista no nació con Pelayo, sino que nació a partir de los clérigos mozárabes que habían huido de
Al-Ándalus a finales del SIX. Dicho ideal habría sido adoptado por los reyes para justificar su expansión
hacia el S.

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los musulmanes habrían sido expulsados de la Cornisa Cantábrica, y después del pequeño
reinado de Favila (737-739), llegaría al poder Alfonso I (739-757), hijo del antiguo dux
de Cantabria (?)4. Este Alfonso I sí que es un personaje 100% real no fake, que sería el
verdadero fundador del Reino de Asturias.
Alfonso I se encontró con una coyuntura favorable durante su reinado, debido a

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las enormes tensiones internas por las que estaba pasando Al-Ándalus, especialmente tras
la revuelta bereber de 740-741, que dio lugar a un conflicto entre árabes y bereberes. Esto
permitiría la unión de cántabros y astures, lo que permitió a Alfonso llevar a cabo 2
principales movidas:
-Ampliación de las fronteras del reino y creación del denominado como
“desierto estratégico del Duero”.
-Comienzo de la repoblación interior en las tierras astures y la costa
gallega.

A pesar de ello, estas labores se vieron paralizadas tras la muerte de Alfonso I en


757, produciéndose un repliegue del Reino de Asturias. Las causas de esto las
encontramos en el fortalecimiento de Al-Ándalus bajo el gobierno de Abderramán I,
quien había proclamado la independencia política andalusí con respecto al Califato Abasí.
Junto a ello, el Reino de Asturias se sacudió internamente por movidas como la sucesión,

4
Al darle a Pelayo un origen godo se marcaría la continuidad del Reino Visigodo de Toledo y el Reino de
Asturias, la cual es falsa, tal y como demostraron Barbero y Vigil (1974).

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ya que aún no había consenso en si tenía que ser hereditaria o electiva. De todas formas,
con los siguientes reyes, especialmente con Fruela I (757-768) el reino, cuya corte se
encontraba en Cangas de Onís, se consolidará en sus instituciones.
Será con Alfonso II el Casto (791-842)
con quien el reino se consolide definitivamente,
fortaleciéndose interna y externamente. Realizó
importantes reformas como el traslado de la
capital del reino a Oviedo, ciudad que se encargó
de embellecer, y adoptó gran parte del sistema
administrativo visigodo5. También se encargó
de fortalecer la Iglesia asturiana gracias a la
Iglesia de San Tirso en Oviedo, una de las pocas
victoria sobre la herejía adopcionista; además,
estructuras levantadas por Alfonso II que aún se llegarían muchos clérigos mozárabes de Al-
conservan. Sufrió grandes modificaciones en el Ándalus, de donde habrían huido, siendo estos
SXII, de ahí su estilo más bien románico.
quienes desarrollarían el Neogoticismo6.
Otro hecho de enorme importancia en este reinado fue el desarrollo del culto
Jacobeo de la mano de Beato de Liébana a través de su obra, Comentarios al Apocalipsis
de 786. Este culto afirmaba que habría sido el apóstol Santiago quien evangelizó Hispania
en tiempos del Imperio Romano, y que de hecho habría muerto en Compostela, donde se
habría descubierto durante el reinado de Alfonso II el sepulcro del apóstol7.
Lo cierto es que Alfonso II no lo tuvo fácil para reinar, ya que antes de su reinado
tuvo que exiliarse, durante el reinado de Mauregato. Además, en algunas crónicas se nos
cuenta que fue depuesto por una rebelión8. Incluso, para algunos autores, hubo una
división interna en el reino entre 2 partidos, manifestada por la lucha entre la herejía
adopcionista y el desarrollo del culto Jacobeo. Además de todo esta movida, a pesar de
que Alfonso consiguió algunas victorias contra los musulmanes, sufrió severas derrotas
que conllevaron el saqueo de Oviedo en 2 ocasiones por las tropas del Emirato Omeya.

5
El hecho de que el Reino de Asturias no adopte las instituciones visigodas hasta Alfonso II prueba que no
hubo continuidad entre los visigodos y el Reino de Asturias, y probablemente nos muestra que la
administración del reino astur era aún muy rudimentaria a finales del SVIII. Esto último podría ser porque
se basaba en el régimen gentilicio del pueblo astur, lo cual cuadra perfectamente con la tesis de Barbero y
Vigil (1974). Por otro lado, con la movida de la sucesión, ahora el heredero era designado por su antecesor,
aunque normalmente los reyes solían dividir el reino entre sus hijos, que se daban de hostias hasta reunificar
el reino de su antecesor. Aun así, aunque los magnates y obispos no elegían a los reyes, sí que los aclamaban,
según la costumbre visigoda, en una especie de concilio. Cfr. Álvarez Palenzuela (2011). Historia de
España de la Edad Media, p. 133. Por último, hay que aclarar que se supone que Oviedo habría sido fundada
alrededor del SVIII d.C., pero a día de hoy recientes descubrimientos parecen apuntar a que fue fundada en
época romana. Ver González, Pablo (26 de septiembre de 2008). «La aparición de un capitel y una moneda
confirma el origen romano de Oviedo». La Nueva España.
6
El tema del Adopcionismo surgió durante el reinado de Mauregato (783-789), cuyos orígenes, según
Álvarez Palenzuela (2011), se remontan al Concilio de Sevilla de 784. Esta herejía afirma que Jesús es un
ser humano elevado a la categoría divina por Dios tras su adopción o concepción. Fue desarrollado por un
tal Elipando, Arzobispo de Toledo, y encontró una dura oposición en el Reino de Asturias encabezada por
Beato de Liébana. Esta movida provocó la ruptura de relaciones entre la Iglesia toledana y la asturiana, lo
que además coincide con el desarrollo del culto Jacobeo, impulsado por el propio Beato de Liébana en sus
Comentarios al Apocalipsis.
7
Según Álvarez Palenzuela (2011), el hallazgo se habría producido en 818.
8
Ver Álvarez Palenzuela (2011). Historia de España de la Edad Media, p. 100.

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Alfonso II llevó a cabo también avances en la repoblación de las zonas gallega y
alavesa. De todas formas, la verdadera expansión asturiana no llegará hasta tiempos de
Ordoño I (850-866) y Alfonso III (866-910), cuando el reino se expandió hacia el Duero.
Ambos monarcas se aprovecharon de la situación en Al-Ándalus, donde durante
la 2ª ½ SIX se dará la Primera Fitna y el Emirato se sumirá en el caos. Junto a esto, se dio

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un gran crecimiento demográfico en el Reino de Asturias que, unido a la consolidación
de sus instituciones políticas, hizo que este estado se fortaleciera con respecto a la
debilidad andalusí. Destaca la victoria de Ordoño I en Albelda en 859, aunque fue
respondida con una ofensiva andalusí que frenó el avance astur. Hay que tener en cuenta
también los esfuerzos de repoblación que Ordoño I llevó a cabo en la zona oriental y
occidental del reino.

Alfonso III sería quien extendería definitivamente las fronteras del reino,
estableciéndose una frontera defensiva a lo largo del Duero. Tras la Batalla de Polvoraria
en 878 la capital del reino se trasladó a León, y finalmente las frontera astures se
expandieron hasta el Mondego y el Duero. De esta forma se fundaba el Reino de León.
Junto a estas conquistas, Alfonso III decidió pactar con la dinastía Jimena, reinante
en Pamplona. A finales del reinado de Alfonso III podemos ver una diferenciación
regional en 3 zonas bien marcadas:
-Territorium portucalense: Oporto, Chaves, Lamego, Viseo y Coímbra.
-Zona leonesa: Sahagún, Zamora, Toro y Simancas fueron repobladas.
-Frontera oriental y el comienzo de la originalidad castellana: Se plasma
en la doble dirección de su expansión, la de Bureba y los pasos de Pancorbo, a la
vez que se fundaba Burgos.

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Además de esto, Alfonso III también entabló buenas relaciones con el Reino de
Pamplona, sobre todo tras su matrimonio con la princesa Jimena. A su muerte dividirá el
reino entre sus hijos, quedándose Fruela con Asturias, Ordoño con Galicia y García con
León.
1.2. Los comienzos del Reino de Pamplona

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El surgimiento del Reino de Pamplona tuvo como resultado la integración del área
vascona, suponiendo la formación de los vascones en una entidad política. De esta forma,
se confirmaba su independencia tras los intentos andalusíes, astures y francos de tomar
esta área, siendo el episodio más destacable de ellos la derrota de los francos de Rolando
en Roncesvalles (778). Según la tradición habría sido un tal Velasco quien forjó el reino
(una especie de Pelayo vascón), aunque el primer monarca que extendió las fronteras del
reino fue Íñigo Arista (ca. 824-851), pariente de los Banu Qasi9. Derrotaría a los francos
en la Segunda Batalla de Roncesvalles en 824 con ayuda de los Banu Qasi, aunque no
pudo conseguir la independencia total de Al-Ándalus, ya que seguía entregando parias al
Emirato10.

9
Para las cronologías de los reyes ver E. Morby, John (1989). Dynasties of the World. A chronological and
genealogical handbook, pp. 112-120. New York: Oxford University Press.
10
Íñigo Arista es un importante personaje dentro de los mitos nacionalistas vascos. Ver Álvarez Junco
(2016). Dioses Útiles. Madrid: Galaxia Gutenberg.

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La movida de que fuera un pariente de los Banu Qasi quien dirigió a los vascones
y consiguió formar un reino no es casualidad, ya que los vascones del área de Pamplona
conservaban una organización tribal muy arcaica, así que la experiencia política de un
pariente de los Banu Qasi les vino tela de bien para formar un estado. Además, la casa de
Íñigo Arista mantuvo buenas relaciones con los gascones, mucho más romanizados, lo
que acercó poco a poco al reino a la influencia franca.

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Sin embargo, con el tiempo se produjo un enfrentamiento entre vascones y
gascones, lo que llevó a la implantación del trono pamplonés de la Dinastía Jimena, que
introdujo los sistemas administrativos godo y carolingio, finalizando así con la
organización tribal de estos pueblos.
1.3. El surgimiento de una nueva entidad política cristiana en el Pirineo: el
Condado de Aragón
El antecedente directo de los Condados Catalanes lo encontramos en la Marca
Hispánica, fundada por Carlomagno tras sus campañas en la zona alrededor del 800. Esta
zona se pobló con hispani, exiliados peninsulares que se instalaron en Francia tras la
invasión árabe. Pese a la instalación de esa peña, el área cayó bajo influencia franca. Será
en el Acta Constitucional del Imperio de 817 cuando aparezcan los Condados Catalanes,
divididos en la Marca Tolosana, integrante de los condados continentales, y la Marca
Septimana, donde se encontraban los condados marítimos, reconociendo la dependencia
de Ribagorza y Pallars bajo los condes de Toulouse. Ya para la 2ª ½ SIX, la Marca
Septimana se dividió a su vez en Marca Gótica, donde se comprendían Rosellón y
Narbona, y la Marca Hispana, donde estaban los Condados Catalanes (Urgel-Cerdaña,
Ampurias, Girona y Barcelona).
La situación política en lo que sería más tarde el Condado de Aragón era aun más
arcaica que en la zona pamplonesa. Entre los condados que había en el área pirenaica
destacaban los de Sobrarbe y Ribagorza, bajo influencia franca hasta mediados del SIX.
El primer conde de Aragón fue un tal Aznar Galindo, que ya gobernaba sobre la zona en
828.
Los condes catalanes se fueron
afianzando en el poder, muchas veces
librando guerras contra los carolingios, con el
apoyo de los andalusíes. Con el tiempo estos
condados se harán semiindependientes, y tras
la desmembración del Imperio Carolingio en
los tratados de Verdún (843) y Mersen (870),
sumado a la legislación aplicada en la
Capitular de Quierzy de 877, se reconoció la
posible herencia de los beneficios
vasalláticos, instalándose definitivamente las
dinastías en los condados11.

11
La Capitular de Quierzy constituye, además, el hecho que marca el establecimiento definitivo del
Feudalismo en Europa, ya que ahora los títulos feudales (y por tanto las tierras) se heredaban a cambio de
jurar lealtad al señor de turno.

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Sería con Wifredo el Velloso (878-898)
con quien estos condados lograrían una
independencia total al aunar él en su persona los
títulos de conde de Urgel-Cerdaña, Barcelona,
Girona, Besalú y Ausona, conseguidos entre 870-
890. Además de esto, su hermano Mirón fue
investido como Conde del Rosellón, y su primo
Suñer II como el de Ampurias12. De esta forma,
aunque bajo una supuesta fidelidad al Imperio
Carolingio, Wifredo se había hecho con el control
efectivo de todos los Condados Catalanes. A su
muerte dividirá sus posesiones entre sus hijos,
recibiendo Sunifredo Urgel, Mirón Cerdaña y
Besalú, y Wifredo Borrell (conocido como
Borrell I) y Suñer Barcelona, Girona y Vich,
siendo estos condados el núcleo de lo que
Estatua de Wifredo el Velloso
posteriormente será Cataluña.
2. El SX
El SX supuso el culmen del poder andalusí, lo que hizo que los esfuerzos
conquistadores y repobladores de los cristianos fueran en vano ante la superioridad del
Califato. Los califas interactuaron de 2 formas diferentes con los reinos cristianos para
imponer su política: dándose de hostias o interviniendo en las disputas internas de los
reinos cristianos a modo de mediadores.
Los últimos años del SX serían los que tuvieron una superioridad andalusí más
marcada, especialmente con la llegada del hachib Almanzor al poder, quien llevó a cabo
un gran número de aceifas hacia el N saqueando ciudades como Santiago de Compostela.
Sin embargo, tras la muerte de Almanzor y el inicio de la Segunda Fitna, los reinos
cristianos tomarán la iniciativa.
2.1. El Reino de León en el SX
La 1ª ½ SX constituyó para León un periodo en el que consiguió afianzar su
supremacía sobre el resto de reinos cristianos y plasmó el ideal de restauración
neogoticista en la línea del Duero. Ordoño II (914-924), tras aunar bajo su poder todos
los reinos de su padre, será quien traslade definitivamente la capital a León, consiguiendo
a su vez la pacificación del reino. Esto último facilitó que pudiera llevar a cabo una serie
de campañas militares contra Abderramán III, tratando de avanzar hacia La Rioja con
ayuda del rey pamplonés Sancho Garcés (905-925); sin embargo, Abderramán III se
cepilló a ambos ejércitos en la Batalla de Valdejunquera de 920. Ante esta derrota la

12
Según la leyenda, la bandera del Reino de Aragón (las 4 barras rojas sobre un fondo amarillo) vendría
por Wifredo el Velloso. Siguiendo el relato, tras una batalla contra los normandos, el rey Luis el Piadoso
(o Carlos el Calvo [?]), en agradecimiento por la valentía de Wifredo, mojó su mano en la sangre del conde
barcelonés y pasó su mano por encima del escudo dorado que éste llevaba, diciendo “estas serán vuestras
armas, conde”. La leyenda es, a todas luces, falsa, ya que no apareció en ningún escrito antes la Crónica
General de España, y especialmente, de Aragón, Cataluña y Valencia, escrita por un tal Beuter en 1551.
Esta leyenda sería parte de los mitos nacionalistas del nacionalismo catalán, especialmente durante la
Renaixença del SXIX.

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estabilidad leonesa se perderá, produciéndose rebeliones por parte de condes castellanos.
Tras la muerte de Ordoño II y, sobre todo, la de su hermano Fruela II en 925, el Reino de
León entrará en una profunda crisis provocada por un conflicto sucesorio que no se
solucionaría hasta el reinado de Ramiro II, quien llegó al poder tras cepillarse a Alfonso
IV (925-931), respaldado por el rey pamplonés Sancho Ordóñez13.

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La PI alrededor del 910
La gran figura de la monarquía leonesa será Ramiro II (931-951), quien continuó
las campañas contra Al-Ándalus. Sería con este rey con quien se consolidó la
colonización cristiana de la orilla N del Duero. Junto a esta movida, infligió una gran
derrota a los musulmanes en Simancas (939) con ayuda del Reino de Pamplona, batalla
que hizo a Abderramán III renunciar a encabezar personalmente sus expediciones
militares, dejando esta responsabilidad a sus generales (Fierro, 2018)14. A pesar de todo,
este rey tendría algunos problemas con el Conde de Castilla, Fernán González de Lara,
quien en 944 se enfrentó abiertamente a Ramiro II por la autonomía del Condado,
consiguiéndola. De esta forma, Castilla se hacía autónoma del dominio de los reyes de
León, lo que además prueba la debilidad del monarca leonés con respecto a los magnates
de su reino. Sin embargo, Castilla no era aún un reino, ya que esto no se dará hasta
mediados del SXI, y todavía seguía siendo dependiente de León y Pamplona.

13
Este Fruela II es el mismo Fruela, hijo de Alfonso III, que había quedado como rey de Asturias. A la
muerte de Ordoño II fue Fruela quien heredó el reino de León.
14
Cfr. Fierro, Maribel: “929: Abderramán III se proclama príncipe de los creyentes. Cuatro califas en el
mundo islámico” en Núñez Seixas (2018). Historia mundial de España, pp. 127-134. Barcelona: Planeta.

10

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Tras Ramiro II las cosas en el Reino de León estaban jodidas, ya que los
gobernantes de Navarra, Galicia y Castilla trataban de conseguir cada vez más autonomía
con respecto al monarca. Con Ordoño III (951-956) la sucesión al trono leonés estaba
directamente controlada por los condes de Navarra y Castilla y por los magnates gallegos;
incluso, el Califato jugaba un importante papel en ésta. Esto se verá claramente en el
accidentado reinado de su hijo, Sancho I el Gordo (956-958/959-966).

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Sancho I el Gordo fue destronado por los nobles en 958, encabezados por Fernán
González, bajo el pretexto de que el monarca estaba demasiado gordo, poniéndose en el
trono a Ordoño IV el Malo (958-959). En este momento Sancho se vio obligado a
exiliarse, huyendo hacia el Reino de Pamplona, regido en la práctica por su abuela Toda
Aznárez, quien pidió ayuda a su sobrino, Abderramán III. Según el relato tradicional,
Abderramán III envió a Pamplona a un medicó judío que puso a dieta a Sancho, y tras
adelgazar, Sancho pactó con Abderramán para volver al poder. Una coalición de tropas
pamplonesas y andalusíes consiguió apresar a Fernán González y mandar a la mierda a
Ordoño IV, reponiéndose en el trono Sancho I, quien a cambio tendría que entregar al
Califa 10 fortalezas y pagarle tributos15. De esta forma, y sobre todo tras la muerte de
Sancho I en 966 y la subida al trono del niño Ramiro III (966-984), León quedaba en
manos de la aristocracia, los reyes pamploneses y los califas andalusíes16.
En fin, que el Reino de León estaba en la mierda, y todo se agravaría aún más
durante la dictadura de Almanzor, que consiguió la sumisión efectiva del rey leonés
Vermudo II (984-999).
2.2. La autonomía de Castilla bajo Fernán González
La autonomía de Castilla (el uso del término “independencia” no es del todo
correcto) no se debió, en ningún momento, a factores culturales diferenciales ni a
organizaciones socioeconómicas antagónicas y movidas así, sino que fue simplemente
producto de las ambiciones de un señor feudal, Fernán González, y su estirpe. Además,
tal como explica Montgomery (1970), las marcas y zonas fronterizas de cualquier estado
medieval son mucho más propensas a ser independientes del poder central debido al poder
militar que ostentan siempre los gobernadores de dichas provincias, lo cual se suma a la
lejanía con respecto a la corte central17. Aun así, la Isabel Montes dice que la
independencia se debió también a cuestiones culturales, pero que sepas que eso es falso,
y que de hecho es muy probable que la población ni siquiera participara en las luchas por
la autonomía castellana.
En fin, el caso es que el Conde Fernán González, nacido en 910 y fallecido en
970, consiguió la unificación de los condados que componen Castilla (Lara, Álava, etc.),
a lo que se sumó su autonomía con respecto al Reino de León, y la transmisión hereditaria
del título de Conde de Castilla.

15
La verdad es que lo de que echaran a Sancho por gordo y pudiera volver porque ya había adelgazado no
es muy creíble. Gran parte de esto está extraído de González Palencia (1925). Historia de la España
musulmana, pp. 47-49.
16
Algunos, como González Palencia (1925), afirman que Sancho I habría muerto envenenado. Otros como
Álvarez Palenzuela (2011) dudan de ello. Sea como fuere, la palmó en 966.
17
Véase el ejemplo de los Condados Catalanes con respecto a la Marca Hispánica, a las marcas Media y
Superior en Al-Ándalus, etc.

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Imagen de la Dinastía de los Condes de Castilla a partir de Fernán González de Lara. Como se puede ver, esta
dinastía se convirtió en una de las más fuertes de toda la España Medieval, al tener vínculos con la nobleza de
prácticamente todos los reinos cristianos.

Sus sucesores García Fernández (970-995) y Sancho García (995-1017)


consiguieron consolidar la posición del Condado de Castilla mediante un acercamiento al
rey Sancho III de Pamplona-Nájera con el fin de mantener su autonomía de León.
2.3.La expansión territorial del Reino de Pamplona y la anexión del Condado
de Aragón
Sancho Garcés sería quien implantó la dinastía Jimena en el Reino de Pamplona,
quien reformó la administración del reino, adoptándose el modelo visigodo; además, llevó
a cabo colonizaciones en el interior del Reino y pudo expandirse territorialmente hacia el
S aprovechando la caída de los Banu Qasi. Junto a esto, tanto Sancho Garcés como sus
sucesores mantuvieron buenas relaciones con el Reino de León, lo que les permitió
asegurar su dominio de parte de La Rioja.

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El Reino de Pamplona-Nájera también se expandió por su frontera oriental hacia
Aragón, consiguiendo también controlar por vía matrimonial el Condado de Aragón, tras
la unión entre García Sánchez I (925-970) y Andregoto Galíndez, hija del Conde de
Aragón18.
2.4. Afirmación de los Condados Catalanes y el ascenso de los condes de
Barcelona
Durante todo el SX se dará la misma tónica en los Condados Catalanes: épocas de
fragmentación e intentos de unificación por parte de los condes de Barcelona19. Además,
durante este siglo se dio un giro a la política exterior de los Condados, cuando
abandonaron la influencia carolingia por la del Papado, lo que tiene su causa en la caída
de los Carolingios y el triunfo definitivo de los señores feudales en el Reino Franco.
Debido a esto, los condes catalanes, que ansiaban su independencia política con respecto
al Reino Franco, decidieron acercarse al Papa con el fin de romper el último lazo que les
unía con los francos: la dependencia eclesiástica del Arzobispo de Narbona. De todas
formas, a la muerte de Wifredo el Velloso en 897, la independencia de los Condados
Catalanes con respecto al Reino Franco era total (Montalvo Antón, 2014), y ya solo
faltaba la movida de Narbona.
Los condes catalanes, especialmente los de Barcelona, que eran los más tochos,
tuvieron relaciones algo ambivalentes con los andalusíes, aliándose con ellos y a los pocos
años matándose a hostias. Borrell II (954-992), Conde de Barcelona, llegó a ser vasallo
de Al-Hakam II, lo que hizo que las relaciones entre Al-Ándalus y los Condados
Catalanes fueran de colaboración en muchas ocasiones, con importantes contactos
culturales y económicos. Sin embargo, esta tónica cambió con la Dictadura Amirí, y de
hecho, Almanzor llegó a saquear Barcelona en 985, moviéndose la frontera entre los
Condados Catalanes y Al-Ándalus más hacia el N.

18
¿Cuándo exactamente pasamos a denominar el Reino de Pamplona como el Reino de Navarra? No hay
ningún consenso, aunque es a partir de Sancho Garcés I (905-925) cuando los historiadores lo denominan
así, ya que la capital de este reino se encontraba en Nájera, conquistada por Sancho Garcés I en 923. El
Reino de Navarra sería, más bien, de principios del SXII. Aun así, el Reino de Pamplona-Nájera suele
abreviarse como simplemente Reino de Pamplona.
19
Para saber más sobre los condes de Barcelona y la propia ciudad durante este periodo, ver Batlle &
Soriano (1985). Barcelona medieval. Madrid: Historia 16.

13

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