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Sumarios

1. 1 - - La existencia y renombre internacional de una sociedad extranjera en


el campo de los perfumes, cosméticos e indumentaria que son de dominio
público, exige que la Inspección General de Justicia requiera, en el trámite de
inscripción de una sociedad argentina que pretende adoptar una denominación
homónima, el cumplimiento de lo preceptuado por su resolución 6/80 (Adla,
XLI-A, 607) para efectivizar la finalidad perseguida en el art. 10 de la misma. La
inobservancia de este procedimiento implica el apartamiento de una norma de
acatamiento ineludible y acarrea la nulidad de la resolución de ese organismo
que dispuso ordenar la inscripción de la sociedad argentina.

2. 2 - - La sociedad extranjera goza de interés legítimo y por ende un derecho


subjetivo como titular de una designación social afamada, a oponerse en sede
administrativa a que se inscriba una denominación confundible con la que ella
ostenta, sin haberse dado cumplimiento a los recaudos que el art. 10 de la
resolución 6/80 (Adla, XLI-A, 607) de la Inspección General de Justicia
preceptúa y que exige a la sociedad local, cuando su nombre pueda expresar o
sugerir una dependencia económica o jurídica con una sociedad extranjera, la
existencia de ésta y su conformidad para el uso de la denominación por parte
de la sociedad local (Del voto de la doctora Míguez de Cantore).

3. 3 - - La mala fe que trasunta la adopción y uso de un nombre afamado,


debe merecer especial consideración por parte de la Inspección General de
Justicia, pues la sociedad nacional que pretende la inscripción de su estatuto
debe conocer que el nombre adoptado por ella pertenece a un tercero, por la
magnitud de su uso público y su acreditación internacional que es
consecuencia del esfuerzo creativo y de costosas campañas publicitarias. De
no adoptar el organismo de contralor las medidas correspondientes, facilita el
conculcamiento del principio de veracidad, que dispone que no se debe inducir
a error respecto de cualquier antecedente significativo respecto de las
vinculaciones, orígenes, actividades, etc., de la sociedad. (Del voto de la
doctora Míguez de Cantore).

4. 4 - - La Inspección General de Justicia no debe permitir nombres similares a


otros extranjeros conocidos, sin las variantes necesarias que impidan la
confusión, pues además de llevar dicho organismo el Registro Público de
Comercio, ejerce funciones de policía societaria y en dicho ámbito recibe
denuncias y debe darles el trámite correspondiente. (Del voto de la doctora
Míguez de Cantore).
5. 5 - - Si se admitiera que la sociedad extranjera que no se encuentra
registrada en el Registro Público de Comercio carece del derecho de impugnar
la inscripción de una sociedad local con un nombre similar o idéntico al de
aquélla, de fama internacional y reconocido prestigio, se toleraría un gran
dispendio de actividad jurisdiccional, por la realización posterior de juicios por
cese de uso del nombre social entre sociedades, sin quedar a resguardo los
principios de novedad, veracidad y capacidad distintiva que el nombre social
debe poseer. (Del voto de la doctora Míguez de Cantore).

6. 6 - - No es necesario que la empresa extranjera esté inscripta en la


Argentina para que pueda oponerse en el país a que otra use su nombre, toda
vez que la misma protección acuerda la ley al nombre de una entidad que al de
una persona, aunque no sea el uso completo del nombre, si basta el de su par
te principal o que existe un vocablo preponderante para producir la confusión
que quiere evitar la ley. (Del voto de la doctora Míguez de Cantore).

7. 7 - - El nombre de una sociedad --sin perjuicio de sus funciones propias--


no es solamente un atributo de la personalidad, sino que debe ser considerado
como un bien inmaterial susceptible de valoración pecuniaria, sobre el que se
ejerce un derecho de propiedad en el sentido del art. 17 de la Constitución
Nacional, del cual no puede privársele arbitrariamente ni ser utilizado por otra
sociedad sin conculcarse además el principio de inconfundibilidad, pues por el
solo motivo de ser el nombre el elemento que individualiza a la persona jurídica
que el ente societario importa, la ley le confiere el derecho a la tutela de su
propia personalidad. (Del voto de la doctora Míguez de Cantore).

8. 8 - - Los nombres de las sociedades deben ser fácilmente distinguibles, de


modo que el público no tenga que hacer un esfuerzo distinto del normal para
establecer la diferencia entre una y otra denominación (Del voto de la doctora
Míguez de Cantore).

TEXTO COMPLETO:

Opinión del Fiscal de Cámara


Mediante res. 401, del 26 de mayo de 1988, la Inspección General de Justicia
dispuso inscribir el instrumento constitutivo de la sociedad Chanel Paris
Sociedad Anónima y desestimó la oposición deducida por su homónima, la
sociedad extranjera Chanel S.A.
Esta última dedujo a fs. 104/109 el recurso que autoriza el art. 16 de la ley
22.315. Aquél fue denegado a fs. 112. La instancia fue, en definitiva, habilitada
por V. E. en fs. 189, al acogerse favorablemente la queja de fs. 180/186.
La cuestión vinculada a la naturaleza y procedimiento para obtener, en casos
como el que se plantea en el "sub lite", que no se practique la inscripción, ha
quedado zanjado con la sanción de la ley 22.315, cuyo art. 5° determina que el
conocimiento y decisión de las oposiciones a las inscripciones a que se refiere
el art. 39 del Cód. de Comercio y de los supuestos previstos en los arts. 12/110
del mismo Código, son de competencia judicial, sin perjuicio de las funciones
registrales de la Inspección General de Justicia.
Este Ministerio Público ha opinado al respecto ("in re": "Alarvox, S. R. L. s/
inscripción", con fundamentos que fueron compartidos por la sala E del tribunal
con fecha 25/9/87 --Rev. La Ley, 1988-A, 41--) que tal disposición debe ser
interpretada no sólo en el sentido de que el conflicto que es causa de la
oposición es de competencia judicial, lo cual además no requería aclaración,
sino que la oposición misma debe ser planteada ante el juez competente a fin
de que ésta la decida; o, dicho en otras palabras, al juez competente debe
plantearse la oposición a la inscripción y éste debe decidir en forma expresa si
el Registro Público, a cargo en esta jurisdicción de la Inspección General de
Justicia, debe inscribir o no el documento que se le presenta. En consecuencia,
se afirmó, la sola denuncia de que se ha interpuesto una demanda en la que se
debate la validez del acto no es suficiente para que sea tenida como oposición
a los efectos que ocupa este recurso, toda vez que sólo el juez competente
tiene facultad para decidir si existe motivo suficiente para no efectuar la
inscripción, no teniendo, por su parte, igual competencia el órgano
administrativo. Se expresó allí asimismo que, si así se entendiera, se estaría
otorgando al funcionario administrativo competencia para interpretar los
alcances de una contienda judicial (conf., en el mismo sentido, sentencia en la
causa "Kimsa, S. R. L. s/ inscripción. Inspección General de Justicia", sala D,
del 30/6/86 --Rev. La Ley, 1986-D, 161--).
En este precedente se efectuó una atinada distinción de las facultades
meramente registrales de la Inspección, con aquellas que pone en juego el
poder de policía societaria, que se ejerce por razones de interés general y
tiende, entre otros objetivos, a asegurar la buena fe en las transacciones
comerciales, a afirmar el principio de transparencia y lealtad del tráfico
mercantil y a la protección del público en general.
Es en virtud de estos poderes superintendenciales que el mentado organismo
ha dictado las normas compiladas en la res. gral. 6/80, entre ellas, la contenida
en el art. 10°, en el que se apoya la recurrente para sustentar su protesta.
A mi modo de ver, las reglas allí sentadas no tienen otro alcance que el de fijar
reglas claras para los propios funcionarios del organismo de control como para
todos los interesados, "eliminándose dudas o incertidumbres que dilatan o
complican los trámites innecesariamente". Esto es, se fijan pautas dentro de las
cuales será ejercido el poder de policía societaria, sin que ello implique que
tales reglas acuerden un derecho subjetivo a los particulares que sustente
autónomamente una pretensión u oposición a un acto registral.
Resulta, entonces, de lo expuesto, que la Inspección no tiene atribuciones para
decidir en punto a las oposiciones de parte interesada a un trámite de
inscripción, en virtud de lo regulado en el art. 5° de la ley 22.315. "Pero ello no
obsta a que si durante el trámite de inscripción la Inspección advierte, de oficio
o por una 'denuncia' de cualquier persona que no se satisfacen los recaudos
legales para proceder a la registración (art. 6°, ley 19.550), pueda denegarla.
Este último caso se plantea frecuentemente en el caso de denominaciones
cuando, no obstante el control que realiza el organismo, no se detecta la
existencia de sociedad homónima y ésta comparece a 'oponerse'. En tal
supuesto, la oposición no puede tramitarse ni resolverse como tal, pero
constituye una 'advertencia' al registrador respecto de una situación que obsta
a la inscripción y lo autoriza a obrar en consecuencia" (conf. "Facultades de la
Inspección General de Justicia en materia de trámites inscritorios". E. M. Favier
Dubois (h.), en Revista del Derecho Comercial y de las Obligaciones, núm. 111,
p. 446).
Aquí sí juegan las normas contenidas en la citada res. 6/81, que no tienen otro
alcance que el de reglamentar el ejercicio del poder de policía societaria de la
superintendencia.
Ocurre, empero, que tales poderes reconocen, a su vez, una restricción, que
surge del art. 22 del dec. 1493 del 13 de diciembre de 1982, reglamentario de
la Ley Orgánica de la Inspección. Así se establece que, cuando con respecto a
una denuncia en trámite exista, por las mismas razones, trabada una litis
judicial, se paralizará de oficio toda actuación administrativa, mientras en la
causa no haya recaído sentencia definitiva o interlocutoria que haga sus veces.
El tribunal, en resolución cuyos fundamentos comparto (sentencia "in re":
"Frigoríficos Pehuajó, S. A. s/ solicitud de inscripción art. 60, ley 19.550.
Oposiciones, Inspección General de Justicia", del 22/2/85), expresó que lo que
el decreto reglamentario quiere paralizar son las "denuncias"; pero no los
trámites de inscripciones registrales de actos en principio regulares respecto de
los cuales versen las denuncias "...La Inspección debió paralizar la denuncia de
irregularidad, pero no el trámite de inscripción, pues al hacerlo así, la
Inspección ha creado 'motu proprio' una medida precautoria muy peculiar..."
"...Es decir que so pretexto de paralizar la denuncia, la Inspección ha hecho
todo lo contrario: hasta que medie declaración judicial la denuncia es
admitida..." "...Es evidente que mediante actuación judicial este tipo de medida
cautelar sólo pudo ser dispuesta por el Poder Judicial, y mientras ello no haya
sido así ordenado la Inspección no la puede crear".
Esta circunstancia es, precisamente, la que se plantea en el "sub júdice", pues
la propia recurrente ha denunciado a fs. 57 la promoción de un juicio sobre
cambio y cese de uso de designación y enseña comercial.
A mérito de lo expuesto, la legalidad del acto que se cuestiona no resulta
conmovida por los argumentos traídos a consideración del tribunal puesto que,
en primer lugar, la Administración carece de competencia para dirimir el
conflicto de que aquí se trata en virtud de lo dispuesto por el art. 5° de la ley
22.315 y, en segundo término, por cuanto la actuación oficiosa debió
necesariamente paralizarse a tenor del art. 22 del decreto reglamentario de
aquélla.
Considero, pues, que corresponde rechazar el recurso interpuesto. -- Octubre
17 de 1989. -- Raúl A. Calle Guevara.
2ª Instancia. -- Buenos Aires, agosto 24 de 1990.
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?
La doctora Míguez de Cantore dijo:
1° Vienen estas actuaciones a conocimiento de este tribunal de alzada, en
virtud del recurso de apelación interpuesto por Chanel Societe Anonyme,
contra la res. 401 del 26/5/88 de la Inspección General de Justicia (fs. 88/89 del
expediente administrativo núm. 119.198), denegando por ésta con sustento en
revestir "el carácter de tercero y carecer de legitimación para oponerse a la
inscripción en sede administrativa de 'Chanel Paris S. A.', debiendo recurrir a la
vía judicial para hacer valer su derecho" art. 5° de la ley 22.315. Interpuesto
recurso de queja por apelación denegada, este tribunal por resolución de fs.
189 declaró mal denegada el recurso, el que se concedió en relación,
dándosele traslado a la I. G. J., quien contestó el mismo a fs. 194/201, y a la
sociedad peticionante de la inscripción, el que no mereció réplica de su parte. A
fs. 210/212 se expide el fiscal de Cámara propiciando el rechazo del recurso
interpuesto por los argumentos que allí se exponen, a los que me remito y doy
por reproducidos por razones de brevedad.
2° En sede administrativa Chanel S. A., con domicilio real en Glaris, Suiza
formuló oposición "al nombre de la Sociedad Chanel Paris S. A." y solicitó "se
ordene la .modificación de la denominación social eliminándose de la misma la
palabra Chanel, dentro del plazo que el inspector fije, bajo apercibimiento de
nulidad de la sociedad". La misma fue sustanciada con la interesada,
rechazando Chanel Paris S. A. la oposición formulada en los términos que
resultan de fs. 38/41, que sucintamente expresados consisten en sostener que
la impugnante es una sociedad extranjera que no consta registrada en los
archivos de la I. G. J., por lo que no existiendo otra sociedad anónima inscripta
con anterioridad con denominación coincidente u homónima, le asiste la
prioridad de uso de la denominación social cuestionada. Posteriormente, a fs.
43/46 y 57 y 74/82 Chanel S. A. amplía sus manifestaciones y aporta prueba
documental y testimonios expedidos por la Dirección Nacional de la Propiedad
Industrial que dan cuenta del registro de la marca Chanel para distinguir y
proteger los artículos de la clase 15, 16 y 19 a favor de su titular Chanel
Societe Anonyme. Denuncia a fs. 51/57 haber promovido demanda por ante el
Juzgado Nacional en lo Civil y Comercial Federal N° 3 tendiente a que se
condene a la contraria a "Cesar en el uso y a cambiar la designación social y la
enseña Chanel, por otra inconfundible con la designación comercial y la marca
'Chanel' de su mandante" y comunica a fs. 60/74 haber promovido querella
criminal contra los directores de Chanel Paris S. A. y quienes resulten
responsables por comisión de los delitos de falsificación y uso de marca y
designación comercial --falsificada--.
Por su parte Chanel Paris S. A. a fs. 76/78 reitera su rechazo a la oposición
deducida e intima el dictado del acto administrativo resolutorio de la inscripción
peticionada.
En los considerandos de la res. 401 se expresa: "Que la sociedad Chanel
Societe Anonyme es una sociedad extranjera que no se encuentra registrada
ante esta Inspección General. Que el instrumento constitutivo de la sociedad
Chanel Paris S. A. fue otorgado en forma regular y de conformidad con los
requisitos legales exigidos por la ley 19.550 en cuanto al tipo social adoptado.
Que la inscripción registral no posee efectos constitutivos ni convalidantes del
instrumento cuya inscripción se solicita y eventualmente, podrá ser revisado en
sede judicial en cuanto a sus efectos. Que cualquier medida preventiva
relacionada con la inscripción del contrato constitutivo de Chanel Paris S. A.
debe adoptarse en sede judicial y comunicada a este organismo para su
cumplimiento, la que, por el momento no se ha hecho efectiva a pesar de la
acción judicial iniciada ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil y Comercial Federal N° 3 Secretaría N° 6, por cese de uso y cambio de
designación comercial. Que lo contrario sería crear una medida cautelar que
sólo puede ser dispuesta en sede judicial, y "mientras ello no haya sido así
ordenado la Inspección no la puede crear" (fallo de la CNCom., sala D del
22/2/85, "Frigorífico Pehuajó, S. A. s/ solicitud de inscripción art. 60 ley 19.550,
Oposiciones"). Por ello y lo dispuesto en los arts. 3°, 4° inc. c y 7° inc. a de la
ley 22.315 resuelve: art. 1°: Inscribir el instrumento constitutivo de la Sociedad
Chanel París S. A. conforme se aconsejara a fs. 84/85, art. 2°: Regístrese,
cumplido. Archívese. Mariano Agustín Posse". Según consta a fs. 90/91 se
efectivizó la inscripción ordenada.
3° La sala C, de la Cámara Comercial en diversos precedentes, "Constructora
Cariló, S. A." del 19/10/77 (J. A., 1978-III, p. 489) y "Sociedad Citicorp y Río
Banco de Inversión, S. A." del 25/9/81 (E. D., t. 101, p. 615), ha declarado su
competencia como tribunal de alzada, en los supuestos de cuestionamiento de
la inscripción de una sociedad en sede administrativa, fundado en tener la
oponente una denominación confundible con la que se pretende inscribir con el
alcance y por los fundamentos que allí se expresan, a los que me remito por
razones de brevedad, y a los fines de evitar repeticiones innecesarias. Tal es
por lo demás, el criterio de esta sala expresado en "Impoex, S. A. s/ interpone
recurso de apelación", del 20/4/88, al que me remito por similares
consideraciones.
Consecuentemente el tratamiento a dar a la cuestión debatida, ha de limitarse
a la consideración del hecho litigioso como posible fuente de error para los
terceros acerca de la "identidad" del ente societario, sin que ello importe
prejuzgar sobre el mejor derecho que estas sociedades puedan hacer valer
sobre el nombre por la vía correspondiente y sobre la base de lo reglado por
los arts. 27 a 30 de la ley 22.362. Así por lo demás lo ha entendido la oponente
al promover la acción pertinente ante el fuero civil y comercial federal, tal como
lo demuestran las copias de la demanda agregadas a fs. 51/54 de estas
actuaciones.
Sentado ello, corresponde examinar las defensas atinentes a la legitimidad de
la decisión impugnada (art. 16, ley 22.315).
4° El art. 10 de la res. 6/80 de la I. G. J. dispone: "Cuando la denominación
incluya las expresiones 'De Argentina', 'Argentina' u otras que puedan expresar
o sugerir su dependencia económica o jurídica, respecto de entidades
constituidas en el extranjero, se requerirá: a) La acreditación de la efectiva
existencia extranjera; b) La conformidad prestada por ésta para el uso de la
denominación de la sociedad".
La designación social "Chanel París S. A.", resulta engañosa pues presenta la
falsa apariencia de ser una filial, sucursal, subsidiaria o un representante oficial
autorizado por la casa matriz Chanel, S. A., que tiene precisamente la sede
principal de sus negocios en la mencionada ciudad capital de Francia, carácter
que expresamente le desconoce la oponente.
La I. G. J. omitió dar cumplimiento a lo preceptuado en la citada disposición
reglamentaria, por ella misma dictada, la que no puede dejar de aplicarse no
sólo por hallarse vigente, sino por cuanto además tiene validez como norma
jurídica de carácter general que regula situaciones objetivas e impersonales --
ley en sentido material--, dictada con carácter imperativo, dentro de la órbita de
su competencia (dec. 142.277/43). En tales condiciones, su aplicación
resultaba obligatoria tanto para el organismo administrativo que la dictó, como
para el sujeto alcanzado por la misma en cuanto prescribe un deber hacer
incondicional.
A Chanel S. A. le asiste un interés legítimo y por ende un derecho subjetivo
como titular de una designación social afamada, a oponerse en sede
administrativa a que se inscriba una denominación confundible con la que ella
ostenta, sin haberse dado cumplimiento a los recaudos que esa norma
preceptúa, por cuanto tuvo conocimiento del intento de usurpación del nombre
durante el trámite de inscripción y la formuló antes de la conclusión del mismo.
Por su parte la I. G. J. tenía indudablemente el instrumento legal para impedir
con eficacia la consumación del fraude o engaño al público, a los efectos de
proteger la seguridad del tráfico comercial y preservar la lealtad que debe
caracterizarlo, máxime cuando la intención maliciosa de la peticionante de la
inscripción era evidente y le fue oportunamente denunciada y demostrada.
Adviértase que se halla acreditado en el expediente administrativo: a) el uso
ostensible y público en el país del nombre Chanel durante varias décadas. Se
invocó a tal efecto el fallo publicado en J. A., t. 30, p. 588 del 5/8/29, en el que
se expresó que la palabra Chanel corresponde a un apellido y no es de
fantasía, no siendo por lo tanto registrable como marca por un tercero, sino por
una persona que así se llame o con su expresa autorización. Así surge
igualmente de las publicaciones en el diario "La Nación" obrantes a fs. 79/81. b)
Que del cotejo de los estuches de cartón utilizados para la comercialización de
frascos de perfume por dichas sociedades, resulta evidente la actitud dolosa de
Chanel Paris S. A. de hacer pasar sus productos como si fueran los elaborados
por Chanel S. A. Resulta suficiente para arribar a tal conclusión observar la
similitud de los colores del fondo del envase y de las letras, del diseño, del
isotipo y demás características esenciales que ambos presentan, tales como el
énfasis con que se resalta el nombre Chanel, impreso en letras de mayor
tamaño que la palabra Paris (indicativa de la procedencia del producto) inserta
debajo de aquélla, ostentando en caracteres aún más chicos la sigla S. A. Lo
mismo ocurre con la tarjeta de uno de sus directores agregada a fs. 45, que
reproduce los caracteres esenciales de otra línea de productos de Chanel S. A.
y que demuestra que la Chanel Paris S. A. pretende apropiarse de una
designación social afamada adquiriendo derecho el nombre en la República
Argentina, con el propósito doloso de inducir el público a confusión y
beneficiarse de la reputación y el crédito de aquélla, en abierta contradicción
con lo dispuesto por el art. 953 del Cód. Civil. Corrobora lo expuesto la
circunstancia de que el objeto social expresado en la cláusula 3ª del
instrumento constitutivo aparece como coincidente con el de la sociedad
extranjera, mundialmente conocida por su refinada creatividad en el arte del
buen vestir, perfumes y artículos de marroquinería en general. En otros
términos, Chanel Paris fabrica y comercializa esos mismos productos,
desarrollando una actividad análoga en el mismo ramo que aquélla.
La mala fe que trasunta la adopción y uso de un nombre afamado, debió
merecer especial consideración por parte del organismo de contralor, pues la
sociedad nacional conoció o debió conocer que ese nombre notorio pertenecía
a un tercero, por la magnitud de su uso público y su acreditación internacional
que es consecuencia del esfuerzo creativo y de costosas campañas
publicitarias.
En definitiva con su displicente comportamiento la I. G. J. ha facilitado el
conculcamiento del "principio de veracidad", que dispone que no se debe
inducir a error respecto de cualquier antecedente significativo respecto de las
vinculaciones, orígenes, actividades, etc., de la sociedad (Otaegui, Julio C.
"Persona societaria, esquema de sus atributos" Rev. del Derecho Comercial,
1974, año 7, p. 294). También se lo ha conceptualizado, como el que prescribe
la correspondencia entre los enunciados del nombre y los demás elementos de
la normativa societaria (Brunetti, Antonio, "Tratado del derecho de las
sociedades", t. III, p. 100 y doctrina allí citada, Buenos Aires, 1960).
Precisamente, una aplicación del mentado principio surge de lo preceptuado en
el art. 10 de la res. 6/80 que exige la acreditación de un vínculo con la entidad
extranjera para poder utilizar en su denominación expresiones que puedan
expresar o sugerir su dependencia jurídica o económica respecto de ésta. Es
decir susceptibles de inducir a confusión y/o error, pues en tales casos existe
siempre el propósito de hacer creer a los consumidores y al público en general
que se trata de la misma casa o de un sucesor y que el producto es
elaboración del verdadero creador. Las buenas prácticas comerciales exigen
que se proteja a éstos del error a que serían inducidos respecto del origen del
producto, debiéndose asimismo preservar al titular del daño que le pueda
ocasionar la usurpación. No es difícil advertir conforme a lo expresado, que el
uso en tales condiciones de un nombre afamado constituye un acto contrario a
la moral, a la buena fe y a las buenas costumbres (arts. 21, 953 y 1071 última
parte, Cód. Civil), y que de haber acatado la Inspección las disposiciones
vigentes, se hubiera prevenido con eficacia la comisión de actos que impliquen
supuestos de concurrencia desleal o de piratería de nombres tan bien
descriptos por Cornejo Costas en su "Tratado del nombre comercial" (p. 399,
Ed. Abaco 1989).
5° Esa protección debió acentuarse, pues amén de ser un nombre social
notorio es además materia de "homonimia". Cuando hay concurrencia desleal,
aun cuando la empresa no opera en el país, si se trata de nombres de
sociedades conocidas internacionalmente, no debe admitirse el que se quiere
poner en el nuestro, sin exigirle especialmente en el caso de mediar una
oportuna oposición, la diferenciación necesaria. En tales supuestos la I. G. J.
no debe permitir nombres similares a otros extranjeros conocidos, sin las
variantes necesarias que impidan la confusión, pues además de llevar dicho
organismo el Registro Público de Comercio ejerce funciones de policía
societaria y en dicho ámbito recibe denuncias y debe darles el trámite
correspondiente.
Indudablemente, si se aplicara acerca de dichas cuestiones un criterio estricto y
no permisivo, se evitaría un gran dispendio de actividad jurisdiccional al tornar
innecesaria la realización posterior de juicios por cese de uso de nombre social
entre sociedades, quedando a resguardo los principios de novedad, veracidad
y capacidad distintiva que el nombre social debe poseer. Es por ello que la
denominación societaria ha sido considerada un instituto de policía comercial
destinado a proteger al público en general, contando la I. G. J. con facultades
suficientes para observar y denegar, incluso de oficio, inscripciones que
puedan inducir al público en general a confusión, como es el caso de
sociedades homónimas.
Por lo demás, el argumento de que Chanel Societe Anonyme "es una sociedad
extranjera que no se encuentra registrada ante esta I. G. J." esgrimido como
uno de los fundamentos que sustenta la resolución impugnada, es inatendible.
La doctrina judicial argentina ha establecido que el nombre de una sociedad
constituida en el extranjero tiene derecho a la protección de su designación en
el país, aunque no tenga sucursal o agencia establecida, siempre que sea
públicamente conocida en la Nación, pues la ley no hace distingo entre el
nombre de una persona natural o artística ni entre si es una nacional o
extranjera, ya que es igualmente desleal valerse de semejante uso, pues lo
mismo da aprovecharse del prestigio comercial adquirido en el país o fuera de
él (Julio C. Rivera "El nombre en los derechos civil y comercial", p. 139 y fallos
allí citados, Ed. Astrea, ed. 1977, Wasserman, Martín, "La protección del
hombre de personas y sociedades extranjeras", J. A., t. 74-doct., p. 41; Di
Guglielmo, Pascual, "El nombre y el retrato de las personas ante la ley 3975" J.
A., 1948-IV, p. 49 en especial ps. 51 y sigts.. y "Tratado de derecho industrial",
t. I, ps. 43 y sigts.., Cornejo Costas, Emilio, ob. cit., ps. 205, 220 y sigts..). Este
último autor señala que "...por lo tanto debemos entender que esta protección
existe también, lógicamente, en el caso de homonimia, pero con mayor rigor si
se trata de marca que de nombre".
En síntesis, no es necesario que la empresa extranjera esté inscripta en la
Argentina para que pueda oponerse en el país a que otra use su nombre (Rev.
LA LEY, t. 100, p. 746, fallo 5568-S). Toda vez que la misma protección
acuerda la ley al nombre de una entidad que al de una persona, aunque no sea
el uso completo del nombre, si basta el de su parte principal o que exista un
vocablo preponderante para producir la confusión que quiere evitar la ley
(Digesto LA LEY-II-630 núm. 56). En tal sentido cabe recordar que, la CS. en
"S.A. Hermes de París c. Cía. Hermes, S. R. L.", sentó jurisprudencia
afirmando que las sociedades extranjeras, que sin tener sucursal o agencia
establecida en la República Argentina, comercian con ésta y son públicamente
conocidas en ella, tienen derecho a la protección de su nombre, contra quien
no lo usó anteriormente en el país, (Fallos: 192:451).
Ello es así por cuanto el nombre de una sociedad --sin perjuicio de sus
funciones propias--, no es solamente un atributo de la personalidad, sino que
debe ser considerado como un bien inmaterial susceptible de valoración
pecuniaria, sobre el que se ejerce un derecho de propiedad en el sentido del
art. 17 de la Constitución Nacional, del cual no puede privársele
arbitrariamente, ni ser utilizado por otra sociedad sin conculcar además el
"principio de inconfundibilidad" (Cornejo Costas, ob. cit., ps. 101/102 y
Halperín, Isaac, "Curso de derecho comercial, parte general", vol. I, ps. 86 y
264 y sigtes., 1977), pues por el solo motivo de ser el nombre el elemento que
individualiza a la persona jurídica que el ente societario importe, la ley le
confiere el derecho a la tutela de su propia personalidad.
Es preciso reiterar que los nombres deben ser fácilmente distinguibles, de
modo que el público no tenga que hacer un esfuerzo distinto del normal para
establecer la diferencia entre una y otra denominación. En el caso en análisis,
la resolución recurrida vulnera el mentado "principio de inconfundibilidad" de la
denominación social al ordenar la inscripción de Chanel Paris S. A., establecido
explícitamente por el derogado art. 300 del Cód. de Comercio e implícitamente
por el art. 126 de la ley de sociedades, como específica aplicación de la regla
del art. 43 de la ley 3975 y del art. 28 de la ley 22.362, ya que la libertad en la
elección del nombre aparece restringida por el llamado principio de "novedad",
que veda la adopción de una denominación ya utilizada por otra sociedad; es
decir que no debe inducirse a confundir una sociedad con otra (Eduardo M.
Favier Dubois --h.-- "El nombre de la sociedad comercial: aspectos y
cuestiones", E. D., 83, 745).
Adviértase al respecto, que el vocablo dominante Chanel presenta identidad
gramatical y fonética que coincide con el apellido de una persona extranjera, no
socia, cuyos sucesores no otorgaron a tal fin consentimiento alguno. Amén de
lo expuesto, repárese que juega en conjunción con "Paris", sede general de los
negocios de la sociedad suiza, de modo que apreciando esa denominación
social en su conjunto, lo que incluye el mismo tipo societario, y la dedicación de
ambas al cumplimiento del mismo objeto social, tienden innegablemente a
hacer caer en error a los terceros consumidores. Agrégase a ello la
preexistencia en el uso de la misma por parte de Chanel S. A. Conclúyese de lo
expuesto que Chanel Paris S. A. resulta confundible con el nombre social
adoptado por aquélla, circunstancia que justifica la oposición planteada, y el
agravio invocado conduce a declarar la invalidez de la resolución apelada.
Por los fundamentos expresados "ut supra" propicio al acuerdo se anule la res.
401 del 26/5/88 y consecuentemente se deje sin efecto la inscripción registral
efectivizada a fs. 90/91, medida que deberá cumplimentar la I. G. J. dentro del
5° día de notificada. La cuestión ha quedado dirimida en la forma que
antecede, en sede registral, y sin que ello importe prejuzgar sobre el mejor
derecho que estas sociedades puedan hacer valer sobre el nombre por la vía
que estimaren pertinente. Las costas de la alzada se impondrán a la I. G. J. en
su condición de vencida (art. 68, Cód. Procesal), debiendo notificarse de lo que
aquí se decide a ésta y a las sociedades Chanel S. A. y Chanel Paris S. A..
Hágase saber al Ministerio de Educación y Justicia la presente sentencia a los
fines de que tome conocimiento de que la I. G. J. incumple normas
reglamentarias vigentes por ella misma dictadas, a efectos de que adopte las
medidas que estime pertinentes ante la infracción denunciada.
El doctor Viale dijo:
La denominación "Chanel Paris" evoca sin lugar a dudas a la "Casa Chanel"
cuya existencia y renombre internacional en el campo de los perfumes,
cosméticos, indumentaria, etc., son del dominio público. Tal circunstancia
exigió que la I. G. J. requiriera el cumplimiento de lo preceptuado por su res.
6/80 para efectivizar la finalidad perseguida en el art. 10. La inobservancia de
este procedimiento, que sin explicación alguna, implica el apartamiento de una
norma de acatamiento ineludible, acarrea la nulidad de la res. 401/88 de la I. G.
J. que dispuso ordenar la inscripción de la sociedad "Chanel Paris S. A.". En
este sentido dejo expresado mi voto, con costas en la alzada a cargo de la I. G.
J.
Si bien lo dicho exterioriza de manera sintética lo expresado por la vocal
preopinante, no puedo adherir lisa y llanamente a su voto. Los fundamentos
expuestos en la amplitud dada, significan incursionar en temas sometidos a
decisión de otros tribunales, lo cual, por razones obvias, resulta inadmisible.
El doctor Jarazo Veiras dijo:
Adhiero a los fundamentos expuestos por el doctor Viale.
En mérito a lo que resulta de la votación que antecede se resuelve: declarar
nula la res. 401/88 de la Inspección General de Justicia que dispuso la
inscripción de la sociedad Chanel Paris S. A. Con costas en la alzada a cargo
de la Inspección General de Justicia. -- Manuel Jarazo Veiras. -- Carlos Viale. --
Isabel Míguez de Cantore. (Sec.: Laura I. Orlando).

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