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Hamartia: (error o desvío) error trágico cometido por el héroe cuya conducta
pone en marcha un proceso que lo conducirá a su perdición. Si bien no hay
intencionalidad, encontramos la fatalidad suficiente para que el héroe trágico
cometa este fallo o crimen ya que para cometer este error es necesario haber
incurrido o caído en un exceso (hybris). Es el error fatal en que incurre el "héroe
trágico" que intenta "hacer lo correcto" en una situación en la que lo correcto
simplemente no puede hacerse. En síntesis, es una acción desacertada, de
consecuencias extraordinariamente dañinas y realizadas con ignorancia particular
acerca de los resultados nocivos que entraña.
Hybris: desmesura, orgullo arrogante y obstinado del héroe de la tragedia griega
que se mantiene en sus decisiones y se niega a claudicar a pesar de las indicaciones
y advertencias en su contra. Esta característica hace del héroe un personaje con un
carácter colérico, cuyas pasiones exageradas lo llevan a la irracionalidad y la falta
de control de sus propios impulsos. El hombre que comete hybris es culpable de
querer más que la parte que le fue asignada en la división del destino (moira). La
desmesura designa el hecho de desear más que la justa medida que el destino nos
asigna. No hace referencia a un impulso irracional y desequilibrado, sino a un
intento de transgresión de los límites impuestos por los dioses a los hombres
mortales y terrenales. En la Antigua Grecia aludía a un sentimiento violento
inspirado por las pasiones exageradas.
Moira: aquello que está previsto por el destino para cada sujeto. Etimológicamente
significa parte, es decir la parte de la vida o destino que le toca a cada uno de los sujetos.
No hacer lo que está previsto en el destino era para los griegos considerado hybris.
Teatro cívico: está al servicio de intereses defendidos por la ciudad. Intención didáctica. El
terror que despierta la tragedia debía enseñar a los ciudadanos las consecuencias fatales de
actuar insensatamente, sin razón y equilibrio. Es un género típicamente ciudadano, ligado a
los comerciantes y a las instituciones “democráticas”. El siglo de Pericles es el de
la polis griega.
Ley humana y ley divina: en el léxico griego, a la ley humana se la designaba con el
término nomos (costumbre, ley) y se llamaba Dike a la ley divina y universal, que representaba el
orden del cosmos. En la época de Sófocles había debates entre racionalistas y tradicionalistas en
torno a la naturaleza de las leyes. Los sofistas creían que las leyes eran una institución puramente
humana y que, por lo tanto, podían sufrir modificaciones a lo largo del tiempo. En cambio, según el
pensamiento tradicional, las leyes no escritas eran inmutables, eternas, de origen divino, y su
violación acarreaba un castigo de los dioses. Desde esta perspectiva, las leyes humanas debían
"nutrirse" de la Dike, es decir, estar en armonía con las trascendentes, que eran de orden superior.