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DESCRIPCIÓN DE LOS PASOS DEL PROCESO TERAPÉUTICO

Primeros contactos con el paciente


En la primera sesión terapéutica, la persona que pide la intervención del psicólogo hace
partícipe a éste del motivo de su consulta. La ayuda que solicita es para él o para una
tercera persona.
El motivo de consulta puede ser el planteamiento de una queja; algo que interfiere con
la marcha normal del receptor de la terapia, o puede ser una demanda; un deseo de
mejorar en algún aspecto de su vida.
Cuando una persona solicita ayuda psicológica lo hace generalmente aduciendo un
problema determinado.
- Puede suceder que la demanda no se corresponda con las conductas
problemáticas y por lo tanto con los objetivos terapéuticos a considerar.
- Hay que conocer qué variables están interviniendo de una u otra manera en
dicho problema.
- Puede ocurrir que existan conductas adicionales e independientes de las quejas
planteadas que también resultan problemáticas para el sujeto. Es posible que
existan otros problemas que contribuyan al mantenimiento de la situación
problemática.
¿La intervención terapéutica ha de hacerse sobre el motivo de consulta?

RECOGIDA DE DATOS
¿Qué datos necesito tener?
- ¿Qué pregunto?
- ¿Qué información he de tener?
- ¿Cómo recojo la información?
- ¿De qué material dispongo?
La evolución correcta de la intervención va a depender en gran medida de las
respuestas a estas preguntas.

INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN
Para contestas las preguntas anteriores es aconsejable seguir este otro orden:
- ¿Qué información he de tener?
- ¿De qué material dispongo?
- ¿Qué condicionantes o limitantes tengo?
- ¿Qué material empleo y cómo lo hago?
Al principio se desconoce toda la información, lo que hace necesario que se escoja una
estrategia que permita recoger datos generales de la vida del sujeto en las distintas
áreas de su vida: personal, afectiva, profesional y social.
¿Qué instrumentos de evaluación puedo utilizar para empezar la evaluación?
- Entrevista. Suele utilizarse para recoger la primera información, usualmente de
carácter general. Es aconsejable utilizar una entrevista biográfica estructurada y
escrita. Una vez recogidos los datos generales, se puede saber qué es
necesario explorar con más detalle.

- Autoinformes. Suele emplearse para profundizar o concretar áreas particulares.

- Registros de observaciones. Suele emplearse para profundizar o concretar


áreas particulares.
o Tipos de registro: Símbolos dibujos, escritura, etc.
o Tiempo: Intervalo o continuo.
o Datos: Ocurrencia, frecuencia, intensidad y/o duración.
o Naturaleza: Acciones, pensamientos o emociones.

¿Cómo recojo la información?


Para ello hay que tener en cuenta que existen tres tipos de condicionantes:
Condicionantes del paciente (Incapacidades físicas, aparición de otros problemas
desconocidos por el paciente, etc.), de su entorno (familiares, amigos conocidos,
videos, grabaciones, etc.) y propios de la situación terapéutica (valores, conocimientos,
dominio de instrumentos de evaluación, etc.).

ORGANIZACIÓN DE DATOS
Los datos que se van recogiendo a lo largo de la evaluación se ordenan de una manera
significativa para el terapeuta y que, además, le permitan detectar la información que le
falta. Una forma de hacerlo es distribuir los datos en áreas: personal, afectiva, social,
profesional, etc.
Es posible ordenar dichas áreas a partir de columnas e integrar los datos recogidos en
cada una de ellas, entonces, el terapeuta debe comprobar que cada uno de esos datos
esté completo y que no necesita indagar más. Aquello datos que no encajan en
ninguna de las áreas se colocan en una columna bajo el nombre de datos adicionales.
Por otra parte, pueden existir datos en cualquiera de las columnas antes citadas que
den información sobre posibles recursos a utilizar en el tratamiento (Reforzadores o
personas dispuestas a colaborar, etc.), se colocarán en una columna rotulado con el
nombre de recursos terapéuticos.
¿Tengo toda la información necesaria?
Para ello se revisan las distintas columnas y en cada dato se intenta comprobar qué
está claro y qué no lo está y, por lo tanto, si hay que indagar más. Los datos que faltan
o las aclaraciones que se necesitan pueden ser de tres tipos:
- Información que, si se le pregunta, puede proporcionar el paciente.
- Información que requiere de datos exactos que el propio paciente no puede
precisar en ese momento o que no se pueden basar en la memoria, pero que
resultan fácilmente observables.
- Información que no puede proporcionar el sujeto porque requiere la obtención de
datos técnicos o especializados, no fácilmente observables.
En cuanto a las pruebas específicas, estas pueden dividirse en dos grupos generales:
Pruebas psicométricas y registros psicofisiológicos.
La mayoría de las pruebas psicométricas se han fabricado con la finalidad de clasificar
o de predecir. Es posible utilizar pruebas psicométricas cuando disponemos de una
técnica que se ha demostrado efectiva en la mayoría de los casos de un determinado
tipo de trastorno, cuando necesitamos realizar los tratamientos en grupos y
necesitamos diferenciar a lo que van a ser tratados de los que no, etc. Pretendemos
realizar clasificaciones del tipo “tiene problemas o no tiene problemas”.
En algunas ocasiones puede resultar necesario realizar predicciones acerca de la
futura adaptación laboral de una paciente o calcular el riesgo de que cometa suicidio.
En la práctica y en la mayoría de las ocasiones, los registros psicofisiológicos suelen
utilizarse con la misma finalidad con que se utiliza la observación y los autorregistros,
es decir, para obtener datos acerca de alguna variable relacionada con el
comportamiento del sujeto. En el caso de los registros psicofisiológicos las variables no
son directamente accesibles a la observación, es por esto por lo que deben ser
medidas y registradas mediante aparatos.

ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN
El siguiente paso consiste en analizar los datos existentes en cada columna y eliminar
aquellos que no son relevantes, esto es, los que no aportan ninguna información que
se pueda utilizar.
¿Cómo diferencio los datos relevantes de los irrelevantes?
- Los datos que se encuentran en la columna titulada recursos terapéuticos son
siempre, en un principio, relevantes.
- Los datos adicionales dan información sobre la evolución del problema en el
tiempo y sobre variables muy puntuales de dicho problema. Los datos que
entran en el análisis funcional son teóricamente relevantes.
- Los datos de las áreas sirven para establecer el análisis topográfico y funcional,
por lo tanto, todos aquellos que no forman parte de estos análisis se desestiman.
- Nunca debe desestimarse un dato que resulte relevante para el sujeto o para las
personas que lo rodean.
El trabajo a realizar en este punto es el de la elaboración del análisis topográfico y el
análisis funcional.
¿Cómo relaciono los datos para hacer estos análisis?
¿En qué consiste cada uno de estos análisis?

Análisis topográfico
Dentro de este análisis deben aparecer reflejadas de forma clara y completa tanto las
quejas como las demandas señaladas por el sujeto al presentar el motivo por el que
acudió a consulta. Igualmente deben quedar clarificados los posibles problemas
adicionales que no han sido señalados por el sujeto como quejas o demandas al
principio de la evaluación pero que aparecen a lo largo de la misma.
Hipótesis de evaluación o análisis funcional
La finalidad del análisis funcional es encontrar sobre qué variables podrá realizarse
la intervención o tratamiento. Consiste en encontrar las variables que se relacionan
sistemáticamente con las conductas y patrones de conducta indicados en el análisis
topográfico como quejas y demandas, de tal forma que si se modificaran dichas
variables también deberían modificarse los comportamientos que se consideran
problemáticos.
El análisis topográfico nos dice cuáles son las quejas que deben desaparecer y las
demandas que el sujeto desea alcanzar, y en el análisis funcional encontraremos las
variables sobre las que habría que intervenir.
¿Cómo puedo averiguar las variables sobre las que se debe intervenir?
A partir del análisis topográfico, el cual nos indica los problemas que existen en cada
una de las áreas exploradas, además de qué recursos y limitaciones terapéuticas nos
vamos a encontrar, además de cómo ha evolucionado cada uno de los problemas.
Dicha información señala, de alguna manera, las variables que influyen sobre los
problemas haciendo que mejoren o que empeoren, es decir, señalan sobre que
variables debemos intervenir y en qué dirección, qué variables debemos de poner en
marcha y qué variables debemos desactivar o evitar.
En nuestro análisis funcional debemos de tener cierta información relevante: Los
antecedentes de los problemas y sus consecuencias, de esta manera tenderemos en
cuenta las situaciones en que suelen aparecer, en particular, qué variables hacen que
dicho problema aparezca o desaparezca, aumente o disminuya, se intensifique o
debilite. Además, hallaremos los efectos o consecuencias de cada uno de los
problemas existentes.
Por último, debe presentarse un resumen de los refuerzos que hay que eliminar para
que desaparezca la conducta problemática o que hay que implantar para que se dé la
conducta deseada.
Los objetivos concretos del tratamiento son aquellas variables que, de alguna forma,
influyen en que dichas quejas y demandas aumenten o disminuyan.

Variables a intervenir
- Variables relacionadas.
o Variables llave. Son aquellas en las que hay que intervenir porque son la
clave del problema.
o Variables facilitantes. Se relacionan indirectamente con el problema.
o Variables interferentes. Se relacionan indirectamente con el problema.

- Variables independientes. Aquellas que han aparecido durante la evaluación y


que no tienen ninguna relación con el problema. Su tratamiento no depende del
interés del paciente.
Con frecuencia suele suponerse que lo objetivos terapéuticos son simplemente que
desaparezcan las quejas y que se cumplan las demandas. La realidad no suele ser tan
simple. Es necesario establecer qué conductas deben desaparecer, disminuir o surgir
bajo determinadas circunstancias.
Objetivos terapéuticos
Ahora hemos de diseñar el estado futuro que se desea alcanzar. De esta forma, el
tratamiento deberá consistir en un conjunto de actuaciones que lleven al paciente del
estado actual al estado futuro deseado.
Este estado futuro que se desea implantar puede presentarse de la misma forma que
se ha hecho con el análisis funcional. En él deben aparecer las conductas ya existentes
que deben mantenerse, las conductas que ahora no existen pero que deben crearse,
así como las variables que mantendrán unas y otras. Deben aparecer qué variables
son las que tendrán que cambiar las conductas presentes y mantener las conductas
futuras que se desean implantar.
Los objetivos terapéuticos se establecen con la finalidad de saber qué metas se fija el
terapeuta, hasta dónde debe llegar con su intervención y qué pretende conseguir.
Objetivos finales. Son aquellos cuya consecución soluciona el problema planteado por
el paciente dando por finalizada la terapia.
Objetivos intermediarios u objetivos concretos. Son aquellos que se fijan porque su
consecución permite llegar a los objetivos finales. Están constituidos por aquellas
variables sobre las que directamente se aplica el tratamiento.
Los objetivos terapéuticos deben estar recogidos en la hipótesis de la evaluación, ya
que el diagnóstico no sólo nos da respuestas sobre la problemática del sujeto, sino que
nos indica qué hemos de conseguir con nuestra intervención.

TRATAMIENTO
¿Qué conductas hay que tratar?
¿En qué orden?
Para hacer cambiar dichas conductas en ese orden ¿Sobre qué variables
conviene intervenir?
Para ello hemos de recurrir, en primer lugar, a los conocimientos teóricos que tenemos
sobre esas conductas o alteraciones. Además, hemos de trasformar el contenido de las
conductas del caso concreto en términos teóricos. El tratamiento terapéutico varía si el
terapeuta concibe el problema del sujeto como un ritual de tipo obsesivo, como una
manifestación simbólica de purificación, como un caso de ideas irracionales, etc. ¿Qué
sé yo de las obsesiones y compulsiones? Una consulta a la literatura sobre este tema
le ofrece al terapeuta una serie de datos que le pueden ayudar en su tratamiento.
¿En qué debe consistir el tratamiento?
- ¿Sobre qué conducta hay que intervenir?
- ¿Qué variables determinan la conducta-problema?
- ¿Qué información teórica se tiene sobre esas variables?
- ¿Y sobre la conducta-problema o conducta a modificar?
- ¿Qué conductas se han establecido como metas a conseguir?
- ¿Sobre qué variables hay que intervenir y en qué orden?
Siempre que exista una variable llave debe intervenirse sobre ella. Caso de que
exista más de una variable llave debe intervenirse sobre la que aparezca más arriba
en el análisis funcional; su modificación producirá un efecto en cascada.
Cuando todas las conductas son independientes o existe a menos una conducta o
patrón que es independiente deberá actuarse directamente sobre él.
Existen dos posibilidades: Actuar sobre los estímulos que mantienen la conducta
que se desea modificar, o incidir directamente sobre la conducta-problema, de tal
manera que, aunque se mantenga la situación, el sujeto dé respuestas distintas a la
misma.

TÉCNICAS A UTILIZAR
La hipótesis de la evaluación contempla también el tratamiento. La evaluación ha de
permitir también la selección adecuada de los medios a utilizar, es decir, las
técnicas de tratamiento.
Elección de técnicas:
- Variables a tratar
- Variables personales
- Variables del medio
- Variables del terapeuta
- Medios

Método de selección de técnicas


¿Qué técnicas tienen como finalidad implantar o eliminar la variable objeto de
intervención?
Las técnicas terapéuticas sirven para intervenir sobre determinadas variables. Si una
variable se puede tratar con una técnica es porque ésta tiene como finalidad
terapéutica dicha variable.
De todas estas técnicas, ¿Cuál es la más adecuada para este caso?
Se ordenan las técnicas terapéuticas y se van enumerando las características de cada
una de ellas. Este paso es importante porque a igualdad de objetivos terapéuticos y de
eficacia se elegirá aquella técnica que, por las características del caso, resulte más
pertinente o factible. Aquellas técnicas que posean más características adecuadas a las
variables contempladas serán las elegidas.
¿Qué técnicas conozco que tratan este tipo de conducta?
¿Qué características comunes tienen estas técnicas?
¿Qué características específicas tienen estas técnicas?
¿Alguna de estas características es contraproducente para la conducta a tratar?
¿Qué características permiten trabajar en el menor tiempo posible con idénticos
resultados?
¿Qué características facilitan el trabajo con este paciente que posee estas
características determinadas?
¿Qué actuaciones y qué medios terapéuticos exigen estas características?
¿Puedo llevar a cabo dichas actuaciones? ¿Dispongo de esos medios?
¿Qué personal se requiere para aplicar esta técnica? ¿Dispongo de estas personas?
Finalmente, el siguiente paso es ¿cómo se aplica esta técnica?, ¿qué pasos tiene?,
¿qué inconvenientes me pueden surgir en cada uno de sus pasos?

APLICACIÓN DEL TRATAMIENTO


En este momento el terapeuta debe tener claro qué resultados finales pretende
conseguir y qué resultados intermediarios. Esta evaluación de los avances puede
realizarse sesión a sesión, se establece un número determinado de sesiones que se
considere necesario para conseguir cada uno de los resultados intermediarios. La
recogida del contenido de cada sesión permite saber si se están consiguiendo los
objetivos propuestos, en el orden propuesto y dentro del tiempo previsto, así como si
ha surgido algún elemento nuevo que esté interviniendo positiva o negativamente en el
curso establecido, lo anterior ayuda a conocer los indicios de la evolución del
tratamiento.
El punto final del tratamiento en sí mismo se pone cuando se ha llegado a los
resultados finales. A partir de ese momento se entra en la última fase de la intervención
del terapeuta. Se comienza el seguimiento.

SEGUIMIENTOS
El seguimiento consiste en contactos esporádicos del terapeuta con el paciente durante
un cierto tiempo (mínimo de seis meses), a fin de comprobar si los resultados del
tratamiento se mantienen, han mejorado o, por el contrario, hay recaídas.
Cuando los resultados finales se han conseguido y el terapeuta se dispone a entrar en
la fase de seguimiento, comienza la enseñanza al paciente de técnicas apropiadas
para consolidar los resultados obtenidos durante el tratamiento.
Si durante el periodo de seguimiento los resultados del tratamiento se mantienen o
incluso mejoran, podemos decir que la intervención clínica ha finalizado con éxito.
Referencia
Gavino, A. (2002). Descripción y pasos del proceso terapéutico.

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