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México se independiza y nace como nación, heredando los problemas creados durante la
colonia. Los españoles que aún se encontraban en territorio mexicano, conservarían sus
privilegios y hasta sus puestos siempre y cuando actuaran acorde a lo dispuesto por
Iturbide, quien aspiraba a ser emperador; los indios y castas obtenían una no muy clara
igualdad; el ejército y el clero mantenían sus fueros y privilegios.
La consumación no establecía ninguna transformación social importante respecto al
antiguo régimen. Ante los postulados del liberalismo, reclamaba ideas conservadoras y se
defendía a la Iglesia de las reformas que la amenazaban y a los dogmas católicos de la
filosofía clerical, por ello se explica el apoyo incondicional que prestó la Iglesia al
movimiento.
Un día después de ser proclamada la independencia se instaló la Junta Provisional
Gubernativa que redactó el acta de Independencia del Imperio Mexicano. Al mismo
tiempo se formó una Regencia Provisional encabezada por Iturbide y personalidades del
clero y de la burocracia colonial. Al interior de la Junta hubo diferencias entre los distintos
grupos que la integraban, por un lado, el ejército, alto clero y criollos ricos, por el otro, el
bajo clero y la clase media. La mayor parte eran abogados lo que sirvió para formar el
Congreso Nacional, el cual le daría el poder a la clase media al crear una cámara regida
por elecciones indirectas. En 1822 quedó instalado el Congreso Constituyente, dejando
establecido que la soberanía de la nación residiría en los congresistas.
Iturbide presionó a través del ejército y de la Junta Provisional para ser emperador. El
Congreso accedió y el 21 de julio de 1822 lo nombró emperador de México. De esta
manera se creaba para México un sistema Monárquico que muy pronto desaparecería. El
31 de octubre del mismo año, Iturbide decide disolver al Congreso Constituyente y el
encarcelamiento de varios de sus integrantes.
El Congreso Constituyente se reunió en la capital el 24 de febrero de 1822 para tratar la
cuestión de la recesión económica y del déficit presupuestario. Ante la desagradable
sorpresa de Iturbide, la mayoría de los diputados eran «borbonistas» —es decir,
monárquicos proespañoles— o republicanos. Desde el primer día estuvieron en
desacuerdo con él acerca de diferentes cuestiones, y la noticia de que los españoles no
habían aceptado el acuerdo de Córdoba llegó mientras las relaciones entre Iturbide y los
diputados se deterioraban rápidamente.
En la noche del 18 de mayo de 1822, la guarnición militar local le proclamó emperador
con el nombre de Agustín I y a la mañana siguiente, bajo una considerable presión militar
y popular, el Congreso aceptó la situación y reconoció la nueva monarquía.
Referencias