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“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo,
y habiendo acabado todo, estar firmes” Efesios 6:13.
Gál. 3:13. “Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, haciéndose maldición por
nosotros (pues está escrito: ‘Maldito todo el que es colgado en un madero’).”
Rom. 5:1. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo, por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia
en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.”
Estos versículos son suficientes para que los creyentes no sean engañados y puestos
bajo el temor de que tienen que hacer ciertas ceremonias de renuncia de las
maldiciones ancestrales. El arrepentimiento, la confesión de toda una vida de pecado,
y la petición sincera de que Cristo venga a morar en nuestros corazones, en la
persona del Espíritu Santo, nos trasladará automáticamente del reino de las tinieblas
al reino de la luz de Dios.
Hay muchos ejemplos en la Biblia en los cuales hijos de padres y abuelos perversos,
se entregaron a Dios de todo su corazón y sus vidas fueron toda una bendición. Uno
de estos ejemplos es el del rey Josías, hijo del malo rey Amón y nieto del perverso rey
Manasés, quien a pesar de su arrepentimiento, provocó a Dios para castigar a Judá al
cautiverio, decreto que no fue revocado. Josías realizó una gran reforma religiosa y
se dice de él: “No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su
corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas.” II Re. 21-23.
La única forma de librarse de las ataduras del enemigo es entregarse a Cristo de todo
corazón:
Juan 8:36. “Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres.”
Col. 1:13. “Él nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de
su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.”
Ellos afirman que en la cruz Jesús sólo murió corporalmente. La “muerte espiritual”,
según ellos, ocurrió antes y se transformó en un ser demoníaco adoptando la
‘naturaleza de satanás’. Por eso la verdadera reconciliación o redención ocurrió en el
Hades, en el cual fue atacado por todos los demonios del infierno para destruirlo.
Por haber sufrido tal humillación a manos de los demonios, Jesucristo ganó para
nosotros el poder para vencer al diablo en la batalla espiritual.
Esos falsos maestros afirman que sólo después de hacer la “oración de guerra,” haber
atado al diablo y a sus ángeles caídos, y después de haber conquistado los territorios
dominados por ellos, puede haber libertad para predicar el Evangelio a una persona,
ciudad o país.
Ellos son ignorantes, pues desconocen las Escrituras, las cuales dicen que los ángeles
caídos: el diablo y sus demonios nunca han estado en el Hades – el infierno- ni
quieren estar allí. Pero sí serán lanzados en el Lago de Fuego – el suplicio eterno -
hasta después del Milenio (o Reino de Cristo sobre toda la tierra por mil años),
cuando el diablo sea suelto de su prisión y efectúe su última rebelión contra
Jesucristo (Apocalipsis 20:7-10).
Jesús no obtuvo nuestra salvación pagándole un rescate al diablo en el infierno.
La Biblia dice que con la ofrenda de Su cuerpo, simbolizado por el derramamiento de
Su sangre, hizo perfectos a los santificados.
Los que enseñan que Jesús por Su “muerte espiritual” adoptó la “naturaleza de
Satanás”, para transformarse en un “ser demoníaco”, olvidan que Él no podría
haberlo llamado Padre cuando estaba en la cruz.
Lucas 23:45-46. “El sol se oscureció y el velo del Templo se rasgó por la mitad.
Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu. Habiendo dicho esto, expiró.” Este pasaje indica que Jesús estaba en
comunión con el Padre antes de morir, la cual se había interrumpido por un breve
tiempo, cuando nuestros pecados fueron cargados sobre Él.
Con Su muerte corporal realizada una sola vez Jesús rasgó el velo del Templo para
mostrar simbólicamente que el camino a Dios se había abierto desde ese momento
por Su sangre expiatoria.
Heb. 10:12, 14. “pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio
por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios … porque con una sola ofrenda
hizo perfectos para siempre a los santificados.”
Heb. 9:14. “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se
ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas
para que sirváis al Dios vivo?”
I Pe. 2:24. “Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que
nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis
sido sanados!”
Heb. 10:5, 10. “Por lo cual, entrando en el mundo dice: ‘Sacrificio y ofrenda no
quisiste, mas me diste un cuerpo.” “En esa voluntad somos santificados mediante la
ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.”
Col. 1:19-20. “porque al Padre agradó que en él habitara toda la plenitud, y por medio
de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que
están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”
Ef. 1:7. “En él tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las
riquezas de su gracia.”
I Tim. 1:5-6. “pues hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres:
Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio
testimonio a su debido tiempo.”
Rom. 3:24-25. “y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención
que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su
sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia,
los pecados pasados.”
II Cor. 5:21, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que
nosotros seamos justicia de Dios en él.”
Jesús descendió al Hades, según Efesios, para anunciar a los que esperaban en el Seno
de Abraham la culminación de la redención en la cruz; y además, según algunos,
a testificar a los incrédulos antediluvianos que podrían haberse salvado si hubieran
creído el mensaje de Noé.
Ef. 4:7-10, “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del
don de Cristo. Por lo cual dice: «Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio
dones a los hombres». Y eso de que «subió», ¿qué es, sino que también había
descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió es el mismo
que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.”
Luc. 16:22-25, “Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno
de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. En el Hades alzó sus ojos,
estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces,
gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que
moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado
en esta llama’. Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu
vida, y Lázaro, males; pero ahora este es consolado aquí, y tú atormentado. Además
de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los
que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá’ ”.
I Pe. 3:18-19, “Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los
injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado
en espíritu; y en espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro
tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de
Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron
salvadas por agua.”
Según el pasaje anterior los creyentes sí podemos frustrar y destruir las obras y
maquinaciones del diablo; también estamos confiando en las promesas de que Dios
nos guardará de los ataques de Satanás, porque Cristo intercede por nosotros y como
el Buen Pastor cuida a Sus ovejas. Pero, en cuanto a maldecir al diablo y atarlo, como
muchos pretenden hacerlo el día de hoy, es bueno recordarles lo que hizo El mismo
arcángel Miguel:
Judas 9, “Pero cuando el arcángel Miguel luchaba con el diablo disputándole el
cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo:
«El Señor te reprenda.”
La expresión y práctica de “atar”, la basan en Mat. 18:18. Sin embargo, en el contexto
en que se halla indica que esto se refiere a la autoridad de los cristianos congregados
en el nombre de Jesús, para imponer disciplina en la Iglesia. “Atar y desatar” es
admitir a un nuevo convertido en el seno de la iglesia, o suspender y expulsar de la
congregación a los creyentes, según lo decidan sus autoridades guiadas por Dios.
Esta expresión no está usada en relación con los demonios, pues supuestamente
podría aplicarse el “atar”, pero nunca podría aplicarse el “desatar”, pues es obvio que
nadie querría, ni debería hacerlo. Una vez atado Satanás y sus demonios, deberían
permanecer así; cada vez irían disminuyendo los que anduvieran sueltos, hasta que
finalmente acabarían todos atados.
II Tes. 2:3. “pues no vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el
hombre de pecado, el hijo de perdición.”
I Tim. 4:1-2. “Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios,
de hipócritas y mentirosos, cuya conciencia está cauterizada.”
II Tim. 3:1-5, “También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos
peligrosos. Habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanidosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural,
implacables, calumniadores, sin templanza, crueles, enemigos de lo bueno, traidores,
impetuosos, engreídos, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán
apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella. A esos, evítalos.”
Luc. 18:8, “Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?.”
Muchos de los que están difundiendo la guerra espiritual, generalmente no creen en
el inminente retorno de Cristo, en el Rapto pre-tribulacionista y en la tribulación
premilenial. Muchos de ellos propugnan por la teología del “dominio del mundo,”
que enseña que la iglesia, efectuando la “guerra espiritual,” tomará posesión de la
tierra, la transformará en un paraíso paulatinamente e instalará el reino milenial.
Creen en un retorno postmilenial de Cristo, es decir que la iglesia traerá la
transformación del mundo y Jesús reinará un tiempo después, o hasta el final.
Nuestra lucha contra las huestes espirituales de maldad en los aires:
La Biblia claramente enseña que la batalla espiritual se da en tres frentes de batalla
simultáneamente: a) contra el diablo; b) contra el mundo; y c) contra la carne .
Así debemos hacerlo nosotros.
Romanos 1:1-17. “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo
Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, porque la ley
del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Lo que era imposible para la Ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a
su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en
la carne, para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros, que no andamos
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del
Espíritu, en las cosas del Espíritu. El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse
del Espíritu es vida y paz, por cuanto los designios de la carne son enemistad contra
Dios, porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según
la carne no pueden agradar a Dios.
Pero vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de
Dios está en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si
Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, pero el
espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos
a Jesús está en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que está en vosotros.
Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la
carne, porque si vivís conforme a la carne, moriréis; pero si por el Espíritu hacéis morir
las obras de la carne, viviréis. Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son
hijos de Dios, pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba,
Padre!». El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de
Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es
que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.”
Gálatas 5:16-21, 24. “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la
carne, porque el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la
carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisierais. Pero si sois
guiados por el Espíritu, no estáis bajo la Ley. Manifiestas son las obras de la carne,
que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. En cuanto a esto, os advierto, como
ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
“Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.”
I Juan 2:15-17. “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama
al mundo, el amor del Padre no está en él, porque nada de lo que hay en el mundo—
los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida— proviene del
Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de
Dios permanece para siempre.”
Juan 15:18-19. “Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a
vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del
mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os odia.”
Juan 17:14, “Yo les he dado tu palabra, y el mundo los odió porque no son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo.”
Gálatas 6:14. “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.”
Efesios 2:1-2. “Él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y
pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este
mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en
los hijos de desobediencia.”
Santiago 1:27. “La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: visitar
a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del
mundo.”
Santiago 4:4. “¡Adúlteros!, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra
Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo se constituye en enemigo de
Dios.”
I Juan 5:9. “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.”
Los creyentes evangélicos siempre hemos creído en la guerra espiritual como se
describe en Ef. 6:10-20, donde se describe la “armadura de Dios.” Allí se habla de
‘resistir’ (v. 13), estar firmes (v. 14), apagar dardos de fuego (v.16); no se habla de
atacar. Se recomienda orar mucho y usar la espada del Espíritu que es la Palabra de
Dios (vs. 17 y 18), que es el ejemplo dado por Jesús cuando fue tentado. Él
había orado y ayunado por cuarenta días, y usó tres porciones de Deuteronomio para
derrotar al diablo (Mat. 4:1-11), el cual se retiró al verse vencido. En ningún momento
Jesús ató a Satanás. Eso lo hará a su tiempo, y enviará a un ángel a hacerlo,
Ap. 20:10.
En I Pe. 5:8-9, el apóstol aconseja resistir firmes en la fe; y Santiago 4:7, lo ratifica al
decir que si lo resistimos, el diablo huirá.
Las armas de Efesios 6 son defensivas, no ofensivas. Cuando en II Cor. 10:3-6 se habla
de armas en Dios para la “destrucción de fortalezas”, se refiere a oponernos a las
enseñanzas y prácticas de los “falsos apóstoles”. II Cor. 10 y 11 enseñan que la
guerra espiritual es pelear con la Palabra de Dios contra los falsos maestros y sus
erróneas enseñanzas. Ya vendrá el día cuando Dios encadenará a Satanás y lo lanzará
para siempre en el lago de fuego, Ap. 20:1-10.
I Juan 5:18-19. “Aquel que fue engendrado por Dios lo guarda y el maligno no lo toca.
Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.”
II Tim. 3:12. “todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución”.
I Tes. 2:18. “Por eso quisimos ir a vosotros, yo, Pablo, ciertamente una y otra vez, pero
Satanás nos estorbó.”
II Cor. 4:4. “esto es, entre los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les cegó el
entendimiento, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de
Cristo, el cual es la imagen de Dios.”
Ap. 2:10. “No temas lo que has de padecer. El diablo echará a algunos de vosotros en
la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. ¡Sé fiel hasta la
muerte y yo te daré la corona de la vida!”
Rom. 16:20. “Y el Dios de paz aplastará muy pronto a Satanás bajo vuestros pies.”
Ap. 20:1-3; 7-10. “Vi un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una
gran cadena en la mano. Prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y
Satanás, y lo ató por mil años. Lo arrojó al abismo, lo encerró y puso un sello sobre él,
para que no engañara más a las naciones hasta que fueran cumplidos mil años.
Después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.” “Cuando los mil años se
cumplan, Satanás será suelto de su prisión y saldrá a engañar a las naciones que
están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la
batalla. Su número es como la arena del mar. Subieron por la anchura de la tierra y
rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; pero de Dios descendió
fuego del cielo y los consumió. Y el diablo, que los engañaba, fue lanzado en el lago de
fuego y azufre donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y
noche por los siglos de los siglos.”
I Cor. 6:3. “No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?”
Al final del milenio, los cristianos, de alguna manera, participaran en la tarea de
juzgar a los ángeles caídos.
¿Qué debe hacer usted al enfrentarse a un caso de posesión demoníaca?
Pedir a Dios el discernimiento para conocer si se trata realmente de una posesión
demoníaca, o sólo un trastorno físico y/o mental. I Cor. 12:10; I Juan 4:1-2.
Llamar a los ancianos de su iglesia para que oren por usted y la persona poseída.
Stg. 5:13-15; y no buscar a personas que practiquen la guerra espiritual que ya se
ha criticado aquí.
Orar a Dios, quien tiene toda autoridad, pidiendo que Él libere a la persona.
I Re. 18:36-37.
Recordar la observación del Señor Jesús sobre la necesidad orar y ayunar.
Mat. 17:18-21.
Evitar gritos, gestos dramáticos y escándalos, y demostrar la fe, serenidad,
seguridad y autoridad que debe tener el cristiano.
Usar la Palabra de Dios, la cual es viva y es eficaz. Ef. 6:17; Heb. 4:12.
La prueba de que la persona ha sido liberada y salva será su confesión voluntaria
de que Jesucristo de Nazaret, es el Hijo de Dios, su Señor y Salvador.
Romanos 10:9; I Cor. 12:3.
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CONCLUSIÓN: Cuando se pone en duda que la Biblia tiene todo lo que el cristiano
necesita para vivir su vida espiritual; cuando se duda de la inspiración e infalibilidad
de las Escrituras; cuando se acude a fuentes de información extra-bíblicas que
contradicen el texto de la Palabra de Dios; cuando se acaricia la idea de que el
hombre es un ‘dios’; cuando se enseña que la salvación de Jesucristo incluyó no sólo
su muerte física, sino también su muerte espiritual en el Hades; cuando se cree que
un cristiano, templo del Espíritu Santo, puede ser también poseído por el diablo,
ya nos hemos alejado una gran distancia del evangelio bíblico.
Cuando la música y la predicación han dejado de demandar el arrepentimiento, ya
no enfatizan la muerte de Cristo en la cruz, el derramamiento de Su sangre
expiatoria, la total regeneración del creyente por el Espíritu Santo; cuando ya no
llama pecadora a la persona, porque se le considera un dios, y en vez de ello se culpa
de sus pecados al ambiente en que vive, a sus antepasados y a los demonios, se trata
de un nuevo evangelio que no es bíblico, sino una herejía.
Cuando se desestima el milagro del nuevo nacimiento, la justificación por la fe,
la adopción como hijos, la seguridad de que nada nos podrá separar del amor del
Padre, porque Cristo intercede por nosotros y el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra
flaqueza para saber cómo orar conforme a Su voluntad; cuando, en vez de predicar la
entera consagración que lleva a la entera santificación, se aplican al creyente
métodos de autoayuda, de motivación y de la psicología desarrollada por hombres
sin Dios, y se le pide que renuncie a las cargas ancestrales y poderes malignos ocultos
que no fueron afectadas por su conversión, estamos seguramente en los días finales
de la dispensación de la gracia, llegando al colmo de la apostasía. Entonces es tiempo
de volver a la enseñanza bíblica.
Advertencia: Examine muy bien los libros que va a leer, los programas que escucha
por la radio y ve por la televisión, los congresos, cursillos y demás eventos a los que
asiste, porque puede estar entrando en contacto con movimientos raros que se han
apartado de la doctrina ortodoxa bíblica, y entrar en contacto con la creciente
apostasía.
Bibliografía:
Triunfando en la Batalla. Thomas Ice y Robert Dean Jr.
Editorial Llamada de Medianoche. Guatemala. 19…