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La Política Obrerista de Yrigoyen: Un Fracaso de Violencia y Caos

El mandato de Hipólito Yrigoyen como presidente de la Nación fue testigo de una serie de
políticas obreristas que llevaron al país a un estado de violencia y caos sin precedentes. El
Peludo buscó ganar el apoyo de los trabajadores, para posicionarse como defensor del pueblo
contra las empresas extranjeras: una estrategia inútil que llevó al país al desorden. Para
lograrlo, Yrigoyen utilizó a los sindicalistas revolucionarios como un medio para establecer una
conexión personal con las clases populares. Pero esto no fue más que una política fantasma y
reduccionista: esa relación nunca se formalizó ni se extendió a todos los trabajadores.
Se puede decir que su relación con los sindicatos revolucionarios ayudó a expandir su
popularidad, pero eso no quita el hecho que su actitud hacia las huelgas no era sistemática, y
prefería intervenir caso por caso, a menudo de manera favorable en huelgas que serían visibles
o que involucraran a ciudadanos argentinos. Por ejemplo, ocurrió con el puerto de Buenos
Aires, que se convirtió en un escenario crucial de lucha y negociación entre los trabajadores y
las empresas navieras. Uno de los sindicatos más destacados en este escenario fue la FOM,
que logró un las mejoras de las condiciones laborales y salariales de los trabajadores
portuarios, gracias en parte al respaldo del Peludo.
También Yrigoyen apoyó selectivamente a los sindicatos ferroviarios, lo que, por supuesto,
generó rivalidades internas. Fueron dos sindicatos ferroviarios en disputa: La Fraternidad, que
se centraba en la mejora de los salarios y las condiciones laborales, y la FOF, más
descentralizada y tenía una perspectiva más revolucionaria. Las tensiones entre los dos
sindicatos llevaron a divisiones internas y complicaron las negociaciones con el gobierno y las
empresas ferroviarias.
De todas maneras, el punto crítico de su presidencia llegó con la "Semana Trágica" en enero de
1919, un evento que puso de manifiesto la debilidad de su modelo de relaciones laborales y
que, al borde de ser derrocado el radicalismo por un golpe militar, tuvo que recurrir a medidas
justas pero con la misma tibieza que lo caracteriza. La huelga y la posterior represión dejaron
cientos de muertos y heridos, y demostraron la incapacidad del gobierno para lidiar con las
tensiones sociales que aumentaban rápidamente debido a factores económicos, la influencia
de la Revolución Bolchevique y la ola de huelgas en todo el país.
Después de 1921, el gobierno de Yrigoyen intentó restablecer el orden y su popularidad. Se
produjo una disminución significativa en el número de huelgas, y el presidente tomó medidas
para ganarse el apoyo de los ferroviarios y otros sectores de la clase trabajadora. Sin embargo,
su política de respaldo selectivo a los sindicatos y las huelgas generó una serie de problemas
económicos y sociales, y dejó en evidencia la falta de coherencia en su enfoque hacia el
movimiento obrero.
Durante 1921, el presidente Yrigoyen enfrentó numerosos conflictos obreros en Argentina. Las
tensiones laborales afectaban su popularidad. Hubo huelgas, manifestaciones y violencia,
como el incidente en Gualeguaychú. Las presiones venían de la política y de la Liga Patriótica.
Además, las revueltas laborales y huelgas generales afectaron diversas ciudades. La situación
se agravó en el puerto de Buenos Aires con disputas sindicales y paros. Hubo huelgas en
sectores clave como teatro, maestros y trabajadores rurales. La situación en la Patagonia y los
quebrachales generó grandes tensiones. La respuesta del gobierno incluyó represión y cambios
en su postura hacia los sindicatos: la hora del replantear su política populista debía
configurarse por el bien de la Nación. La crisis culminó con una huelga general en mayo de
1921, pero la participación fue desigual y hubo sectores que no colaboraron, debilitando el
movimiento obrero: la historia de una masa para nada homogénea y un gobierno ineficiente.
Durante la segunda mitad de 1921, solo participaron 13,064 trabajadores en dieciséis huelgas.
El gobierno de Yrigoyen buscó nuevos modelos de relaciones laborales, centrándose en los
sindicatos ferroviarios y la UOM. Aunque estas relaciones no se desarrollaron plenamente
durante el mandato de Yrigoyen, se buscaba un vínculo beneficioso para ambas partes,
preservando la paz laboral.
Antes de las elecciones presidenciales de abril de 1922, la administración de Yrigoyen realizó
gestos hacia los ferroviarios para ganar su apoyo. Se prometieron ocho días de licencia anual y
aumentos salariales para el personal de Ferrocarriles del Estado en la capital. A pesar de
eventos como la masacre en la Patagonia y la Semana Trágica, Yrigoyen mantuvo una
popularidad notable entre ciertos sectores de las masas. Una larga relación inestable entre una
masa poco homogénea y un gobierno ineficiente. A pesar de su popularidad en ciertos
sectores de la población, el enfoque selectivo de Yrigoyen en las relaciones laborales dejó una
marca negativa en la historia del país.
Argentina y la Primera Guerra Mundial: un momento de reflexión

El mundo ha sido testigo de una catástrofe sin igual con la Primera Guerra Mundial,
desgarrando a Europa y el resto del planeta en un conflicto sin precedentes. Enfrentó a potencias
como Inglaterra, Francia, Rusia y EE.UU contra Alemania y el Imperio Austrohúngaro, y tuvo
como consecuencia un cambio significativo en la dinámica económica global. La guerra dio un
nuevo impulso al proceso de acumulación a nivel mundial y desplazó el poder económico hacia
países con una industrialización relativamente nueva y una mayor capacidad de producción
agrícola y de materias primas, como nuestra querida Nación. Aunque Argentina permaneció
neutral en este conflicto global, la guerra ha tenido un impacto significativo en nuestra
economía y ha presentado oportunidades para la reflexión.

Hasta 1914, Gran Bretaña, con quienes hemos mantenido buenos lazos y ayudaron a construir el
orden del estado argentino, se mantuvo como el centro financiero mundial, pero había perdido
su posición de primer país industrial del mundo a favor de los Estados Unidos. La Primera
Guerra Mundial potenció la participación de Estados Unidos en el comercio mundial y
disminuyó la de Gran Bretaña. Esto se debió a que Estados Unidos exportaba productos
manufacturados de alta tecnología, mientras que Gran Bretaña exportaba principalmente
textiles, carbón, hierro y acero, productos afectados por la utilización de sustitutos y el cierre de
mercados tradicionales.

La victoria de Gran Bretaña y sus aliados en la Primera Guerra Mundial llevó a la imposición de
sanciones económicas a los países derrotados, lo que generó graves problemas económicos y
políticos en Europa, incluyendo hiperinflaciones y la aparición de movimientos autoritarios
como el fascismo y el nazismo. Además, los Estados Unidos, al finalizar la Primera Guerra
Mundial, transformaron su condición de país deudor en país acreedor, aumentando sus
inversiones en el exterior de manera significativa. Aunque Londres mantuvo su lugar
preponderante en las finanzas internacionales por un tiempo, Nueva York pronto la reemplazó.

En este concierto mundial, Argentina emergió como un actor económico destacado en el


campo mundial: fue capaz de satisfacer la creciente demanda de alimentos y materias primas de
las naciones en conflicto, fortaleciendo nuestra economía y nuestra posición en el escenario
internacional. Las exportaciones de carne, trigo y productos agrícolas alcanzaron niveles sin
precedentes, lo que ha llevado a un auge económico en el país. ¡Argentina, un país con tierras
que necesitan ser protegidas e impulsadas por quienes creen en el progreso y el orden!

A medida que la Primera Guerra Mundial llegó a su fin y el mundo comenzó a considerar el
camino hacia la reconstrucción y la paz, Argentina tuvo la oportunidad de desempeñar un papel
en la construcción de un orden mundial más justo y estable. Nuestra nación debe continuar
promoviendo el comercio y las relaciones internacionales basadas en principios de libertad y
respeto mutuo.
Este es un momento de reflexión y acción. A partir de esto, debemos actuar a partir de
la prudencia, la estabilidad y la visión a largo plazo para garantizar que Argentina continúe
prosperando y desempeñando un papel destacado en la escena mundial. Para eso, no olvidemos
el fuerte lazo con las grandes potencias que ayudaron a organizar nuestro estado nación.

"El Populismo de Yrigoyen Alcanza Nuevas Alturas con Estrategias de Campaña


Cinematográfica"

En 1928, en un período donde se establecieron numerosas salas de cine en áreas urbanas y


rurales, proporcionando entretenimiento accesible a sectores populares, y donde el cine
argentino se consolidó destacando proyectos donde se refleja la identidad nacional y las
tradiciones argentinas. En este contexto, el Peludo aprovechó a lanzar una inusual y
controvertida campaña presidencial producida por Federico Valle, pionero del cine documental
argentino, de casi 40 minutos dirigidos especialmente a las masas obreras donde sostiene su
mandato: “Gobernar es el más alto modo de educar a un pueblo. Para que la Nación Argentina
conozca el verdadero camino de su grandeza, enseñamos hoy la Obra del Gobierno Radical”.
Sin dudas una soberbia táctica de campaña que ha generado críticas y preocupaciones.

En el ámbito interno, se destaca el compromiso con el bienestar de los sectores populares,


concentrándose en los obreros, como las mejoras en las condiciones de vida, la defensa de la
producción nacional, incrementos en el salario real, la promulgación de las primeras leyes
provinciales, la creación de instituciones educativas, sanitarias, y programas de viviendas
sociales, dirigidas éstas últimas, por ejemplo, a los sectores medios: “La clase media, hermana
del obrero en el sufrimiento y en la fuerza productiva, sentía también pesar sobre ella el
problema de la vivienda que absorbía casi todo el fruto de su trabajo”.

A nivel internacional, Yrigoyen aboga en su campaña por la neutralidad y la autodeterminación


durante la Primera Guerra Mundial y el período de posguerra. Su postura buscaría mantener a
Argentina al margen de los conflictos internacionales, enfocándose en la autonomía y la
preservación de la paz en un contexto global convulsionado

Al utilizar las salas de cine y las pantallas hogareñas como plataforma publicitaria, el radical
busca conectar con un electorado que se ha sentido marginado de la política: “Elevar esa
fuerza, ampararla de la explotación de una burocracia encarnizada, fue la preocupación
primera de este gobierno providencial, hecho por el pueblo y para el pueblo”. Sin embargo,
esto no es más que un intento de socavar los valores tradicionales que han sustentado la
sociedad argentina durante generaciones. Este enfoque político a través de medios de
entretenimiento es un acto de demagogia que no aborda los desafíos reales que enfrenta la
nación: sólo presenta ahuecados logros que trajo tensiones y crisis sin presentar un verdadero
programa político coherente y detallado.

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