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ANALES

de Arqueología Cordobesa

2008
19

S E P A R A T A

ÁREA DE ARQUEOLOGÍA
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Córdoba
ANALES
DE ARQUEOLOGÍA
C OR D OBE S A
número 19 (2008)

Área de Arqueología

Gerencia Municipal de Urbanismo


ANALES
DE ARQUEOLOGÍA
C OR D OBE S A
número 19 (2008)

Revista de periodicidad anual, publicada por el Área de Arqueología de la Universidad de Córdoba, en el marco
de su convenio de colaboración con la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de la ciudad.

comité de redacción
Director Desiderio VAQUERIZO GIL
Secretarios José Antonio Garriguet Mata
Alberto León Muñoz

Vocales Lorenzo Abad Casal


Carmen Aranegui Gascó
Manuel Bendala Galán
Juan M. CAMPOS CARRASCO
José L. Jiménez Salvador
Pilar León Alonso
Jesús Liz Guiral
José María Luzón Nogué
Carlos Márquez Moreno
Manuel A. Martín Bueno
Juan Fco. Murillo Redondo
Mercedes Roca Roumens
Pedro Rodríguez Oliva
Armin U. Stylow
Ángel VENTURA Villanueva

EVALUAdores externos
Agustín AZKÁRATE GARAI-OLAÚN
Julia BELTRÁN DE HEREDIA BERCERO
Gian Prieto BROGIOLO
Teresa CHAPA BRUNET
Patrice CRESSIER
Simon KEAY
Paolo LIVERANI
Trinidad NOGALES BASARRATE
Francisco REYES TÉLLEZ
Joaquín RUIZ DE ARBULO BAYONA

Correspondencia e intercambios
Área de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras
Plaza de Cardenal Salazar, 3. 14003 CÓRDOBA
Tel.: 957 218 804 - Fax: 957 218 366
E-mail: aa1vagid@uco.es
www.arqueocordoba.com

D. L. CO: 665/1991
I.S.S.N.: 1130-9741

Confección e impresión:
Imprenta San Pablo, S. L. - Córdoba
www.imprentasanpablo.com
ÍNDICE GENERAL

Artículos

PÁGS. 11 - 22 LA ESTELA DE EL CARPIO (CÓRDOBA); AVANCE A UNA NUEVA MANIFESTACIÓN


SIMBÓLICA DEL BRONCE FINAL EN LA VEGA MEDIA DEL GUADALQUIVIR
Rafael M.ª Martínez Sánchez

PÁGS. 23 - 48 APORTACIÓN DESDE LOS PROCESOS TERRITORIALES A LAS LECTURAS ICO-


NOGRÁFICAS DE LOS SANTUARIOS DEL ALTO GUADALQUIVIR
Carmen Rueda, Luis M.ª Gutiérrez y Juan Pedro Bellón

PÁGS. 49 - 70 El CULTO IMPERIAL EN EL TERRITORIO ONUBENSE


Juan M. Campos Carrasco

PÁGS. 71 - 98 “ROMANA PIETAS ET RELIGIO”. MANIFESTACIONES EN EL TERRITORIO ONUBENSE


Nuria de la O Vidal Teruel

PÁGS. 99 - 124 La entrada del Aqua Augusta Vetus a Colonia Patricia: Notas para
el Abastecimiento de Agua a la Córdoba romana
Juan de Dios Borrego de la Paz

PÁGS. 125 - 156 LOS ÓRDENES ARQUITECTÓNICOS DE LOS CAPITELES DE LA COLONIA AU-
GUSTA FIRMA ASTIGI
Ana María Felipe Colodrero

PÁGS. 157 - 164 ESTATUA ROMANA DE MINERVA EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE CÓRDOBA


Luis Baena del Alcázar

PÁGS. 165 - 176 EL TOGADO DE LA COLECCIÓN GALARZA-QUESADA (Osuna, Sevilla)


Mercedes Oria Segura; José Ildefonso Ruiz Cecilia

PÁGS. 177 - 184 ESCULTURA HERMAICA PROCEDENTE DE LAS LADERAS (EL VALLE DE ABDA-
LAJÍS, MÁLAGA)
Juan Antonio Martín Ruiz; Juan Ramón García Carretero

PÁGS. 185 - 202 Cerámica y poder: el papel de la Terra Sigillata en la política romana
Macarena Bustamante Álvarez

PÁGS. 203 - 230 El Centro de Poder de Córdoba durante la Antigüedad Tardía: ori-
gen y evolución
Saray Jurado Pérez
PÁGS. 231 - 260 Inhumaciones “privilegiadas” intra muros durante la antigüedad
tardía: El caso de Barcino
Julia Beltrán de Heredia Bercero

PÁGS. 261 – 276 Una Arquitectura para el Califato: poder y construcción en al-
Andalus durante el siglo X
Pedro Gurriarán Daza

PÁGS. 277 – 292 LA MEZQUITA MAYOR DE CÓRDOBA Y SAMARRA


Francine Giese-Vögeli

PÁGS. 293 – 322 ALGUNAS PRECISIONES SOBRE LA QURT≥ UBA TARDOISLÁMICA. UNA MIRADA
A LA ARQUITECTURA DOMÉSTICA DE AL-RABAD≥ AL-ŠARQI–
Rafael Blanco Guzmán

PÁGS. 323 – 340 Algunas observaciones sobre las varillas de bronce provenien-
tes del yacimiento medieval de Ategua (Córdoba)
Ieva Reklaityte; Manuel Martín-Bueno

PÁGS. 341 – 360 Fortificaciones y estrategias de poder en los señoríos onubenses


durante la Baja Edad Media
Juan Luis Carriazo Rubio

PÁGS. 361 – 386 ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL EN CÓRDOBA: LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CONS-


TRUCCIONES ELECTROMECÁNICAS (primera fase: 1917-1930)
Juan Manuel Cano Sanchiz

Reseñas

PÁGS. 389 – 392 LA SECUENCIA CULTURAL DE LA CORDUBA PRERROMANA A TRAVÉS DE SUS


COMPLEJOS CERÁMICOS (Enrique León Pastor); Begoña García Matamala
PÁGS. 393 – 396 LOS OPERA SECTILIA CORDOBESES (M.ª Isabel Gutiérrez Deza); Maudilio Moreno
Almenara
PÁGS. 397 – 400 “Santa Rosa” Un sector de la Necrópolis Septentrional de Colonia
Patricia (L. Esther Moreno Romero); Ana María Felipe Colodrero
PÁGS. 401 – 404 La monumentalización de los espacios funerarios en Colonia Pa-
tricia Corduba (ss. I a. C. - II d. C.) (Ana B. Ruiz Osuna); Enrique Melchor Gil

Normas de redacción y presentación de originales

BOLETÍN DE SUSCRIPCIÓN
ANALES
DE ARQUEOLOGÍA
C OR D OBE S A
número 19 (2008)

artículos
ISSN: 1130-9741– –––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 261­

Una Arquitectura para el


Califato: poder y construcción ANALES
en al-Andalus durante el siglo X1 DE ARQUEOLOGÍA
C OR D OBE S A
Pedro GURRIARÁN DAZA
número 19 (2008)
Arquitecto. Instituto de Estudios Campogibraltareños
✉✉: yamursl@gmail.com
PÁGS. 261 – 276

Resumen
Las siguientes páginas tienen como objeto plantear una reflexión
general sobre la arquitectura de tipo oficial acometida por las autori-
dades califales en el siglo X. Más allá de afrontar el estudio como un
mero catálogo enciclopédico de las obras mas significativas emprendidas
por los omeyas cordobeses, la pauta del discurso tratará de comprender
cómo eran los modos constructivos predominantes, así como las causas
y consecuencias generales derivadas de esas prácticas. De este modo, la
exposición la realizaremos como un largo recorrido diacrónico que arran-
ca en lo tardoantiguo y termina con el fin político del Califato durante la
fitna del siglo XI. En ese lapso la pérdida y recuperación de la costumbre
productiva de la piedra labrada centrará el hilo expositivo, en una se-
cuencia que será común a todo el Mediterráneo Occidental, pero que en
el caso andalusí, se truncará en cierto modo, y de forma excepcional, en
beneficio de la técnica del tapial.

Palabras clave: Omeya, técnicas constructivas, aparejo, sillería.

Résumé
Les pages suivantes ont pour objet projeter une réflexion générale
sur l’architecture de type officiel entreprise par les autorités califales au
Xe siècle. Au-delà d’affronter l’étude comme un catalogue simple ency-
clopédique des œuvres les plus significatives entreprises par les omey-
yades cordouans, la règle du discours essaiera de comprendre comment
c’était les manières constructives prédominantes, ainsi que les causes et
les conséquences générales dérivées de ces pratiques. Nous réaliserons
1
| Este artículo se presen-
l’exposition comme une analyse qui démarre dans l’Antiquité Tardive et
tó como una ponencia por este
finit à la fin politique du Califat durant le fitna du XIe siècle. Dans cette
autor, con el mismo título, en
période la perte et la récupération de la coutume productive de la pierre el Congreso Internacional “Las
travaillée centrera le fil analytique, dans une séquence qui sera commune Claves del Poder. Ideología y
à toute la Méditerranée Occidentale, mais qui dans le cas d’al-Andalus, Religión en la Historia a través
sera tronqué dans certaine manière, et d’une forme exceptionnelle, au de la Arqueología”, celebrado en
bénéfice de la technique du béton. Córdoba del 20 al 23 de marzo
de 2007, organizado por la Uni-
Mots clefs: Omeyyade, tecniques constructives, appareil, pierre taillée. versidad de Córdoba.

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Este breve trabajo trata sobre la construcción comienzos del siglo siguiente marca un pe-
de tipo representativo que tuvo lugar en al- riodo excepcional y fructífero, no sólo por lo
Andalus en tiempos del califato de Córdoba. respecta a las manifestaciones arquitectóni-
No hace mucho ya tuvimos ocasión de ex- cas vinculadas al poder, sino también por el
poner una revisión general sobre este tema, desarrollo y afianzamiento de unos sistemas
incidiendo en las costumbres edilicias que de la producción de la piedra labrada que lle-
el poder, en cualquiera de sus manifestacio- vaban siglos desestructurados en la penínsu-
nes, utilizaba para ejecutar sus obras (GU- la Ibérica. En este caso, dicho afianzamiento
RRIARÁN, 2004). Como vimos entonces, el fue en cierto modo coyuntural, sin apenas
estudio de la arquitectura oficial no se po- calado global en el conjunto del territorio. Y
día separar del estudio general de la socie- es que, como veremos, el principal promotor
dad donde se insertaba, en especial de las para la construcción organizada en sillería en
condiciones socioeconómicas y tecnológicas nuestro altomedievo fue la dinastía omeya, de
existentes, que determinaban de forma pre- tal modo que su caída supuso un cambio de
cisa las prácticas edilicias predominantes. etapa decisivo en las prácticas de los cons-
Estas cuestiones tendrán especial interés ya tructores asociados a los nuevos poderes.
que, como tendremos ocasión de exponer,
La autoridad asocia su prestigio a la edi-
el Califato representa uno de los momentos
en los que, en nuestro medievo, más claro licia desde los albores de la humanidad, con
está establecido el vínculo entre un Estado mayor o menor grado de capacidad y posi-
fuertemente centralizado, dotado de una fe- bilidades de desarrollo dependiendo de dos
nomenal fuerza legitimadora, y la necesidad factores fundamentales: la solvencia técnica
de manifestarse a través de la arquitectura de sus constructores en la elaboración de los
y las obras públicas de carácter monumen- materiales y las posibilidades socioeconómi-
tal. Servirán estas páginas para reflexionar cas del medio donde se pretende levantar una
de nuevo sobre dichas cuestiones, aportando obra. Estas premisas directoras, planteadas
datos significativos que se han obtenido en tras el estudio de la evolución de la arquitec-
diversos trabajos arqueológicos y de investi- tura altomedieval italiana desde hace déca-
gación recientes. das, pueden ser extrapoladas sin problemas
en el periodo estudiado para todo el marco
El periodo comprendido entre la procla- geográfico del Mediterráneo Occidental, y por
mación como califa de ‘Abd al-Rahman III tanto, a la península Ibérica2.
al-Nasir en el 929 y el inicio de la fitna a
En definitiva, y marcando las pautas del
2
| La bibliografía, como cabía esperar, es amplia a este
discurso, podemos suponer la construcción
respecto. Por su carácter sintético y más próximo a nuestro monumental del periodo que consideramos
marco histórico y geográfico, citaremos dos artículos de Juan como el fruto de un proceso que, como en tan-
Antonio Quirós Castillo. J. A. QUIRÓS CASTILLO (1998):
tas otras cosas, viene de siglos atrás y termina
“La sillería y las técnicas constructivas medievales: historia
social y técnica de la producción arquitectónica”, Archeolo- por eclosionar con el triunfo del Estado Islámi-
gia Medievale, XXV, pp. 235 a 246. J. A. QUIRÓS CASTILLO co que supone el califato omeya de Córdoba.
(2002): “La sillería en la arquitectura altomedieval en el
Mediterráneo occidental”, Actas del V Congreso de Arqueo- Por tanto, arrancaremos nuestra exposi-
logía Medieval Española, Vol. 2, Valladolid, pp. 281 a 291. ción remontándonos a la creación de al-An-

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Lámina 1. Detalle de las murallas de Coria (Cáceres), donde destaca la construcción con material de
acarreo de origen clásico.

dalus en los albores del siglo VIII, para así, ficio de la menos desarrollada y espe-
entender a la construcción oficial cordobesa cializada técnica del albañil. Dentro de
como el resultado de una secuencia continua ésta podemos incluir la costumbre del
de la cual será una etapa fundamental. La acarreo de sillería o materiales arquitec-
arquitectura representativa de estos primeros tónicos clásicos, que será predominante
siglos vendrá definida por los siguientes as- en las nuevas obras ejecutadas en ese
pectos fundamentales: momento en ciudades de raigambre clá-
sica (Lám. 1).
a.- La península Ibérica en periodo altome-
dieval se hallaba inmersa en ese proceso b.- La situación inmediata tras el 711 no de-
que, arrancando de la Tardoantigüedad, bió de ser muy diferente a la que había
conllevó la desestructuración genera- existido con anterioridad, y no hubo de
lizada de los sistemas de producción suponer una ruptura en las costumbres
de la cantería que estaban arraigados de los constructores. La escasa capaci-
desde época romana. Dicha crisis tuvo dad tecnológica del medio y la pérdida
como consecuencia la pérdida del ciclo de ciertas costumbres quedan claras en
completo de la piedra labrada en bene- situaciones como aquella descrita por

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las crónicas sobre la reconstrucción del del ciclo productivo de la piedra labrada
puente de un enclave prestigioso como en la capital, promovida por el patrocinio
Córdoba, con sillares de la muralla dado directo omeya y por un impulso tecnoló-
el desconocimiento de las canteras (IBN gico alóctono, si realmente es cierta la
AL-QUTIYYA, 1926: 178). cita del puente que hacíamos con ante-
rioridad. El asentamiento de un taller de
c.- Los conquistadores tomarían posesión de
cantería en la capital dinástica servirá
las antiguas sedes y palacios del poder
para nutrir a las obras emblemáticas lo-
godo, según cuentan las fuentes, y a día
cales que conocemos del Emirato, pero
de hoy ni los escasos testimonios tem-
apenas si tendrán mayor influencia o ca-
pranos ni la arqueología permiten asegu-
pacidad de asentar la técnica en otros
rar que se emprendan numerosas obras
puntos de al-Andalus. Tal vez sobresalga
de gran porte en las primeras décadas
el caso cercano de Sevilla, como vemos
tras la invasión. Como mucho, podemos
en la construcción de la mezquita mayor
hablar de algunas mezquitas mayores y
de Ibn ‘Adabbas.
ciertas construcciones vinculadas al po-
der, como son por ejemplo, la munya de f.- La escasa difusión de estos canteros cor-
‘Abd Allah al-Balansí y la célebre al-Ru- dobeses en las obras emirales empren-
safa del emir ‘Abd al-Rahman I (ACIÉN didas más allá de Córdoba y su entorno
ALMANSA, 2000: 440). más próximo, queda de manifiesto en
aquellas fundaciones oficiales que cono-
d.- Como siempre sucede cuando aborda-
cemos o de las que tenemos constancia
mos estas cuestiones, la primera y prin-
por las fuentes, de muy diversa factura.
cipal muestra de arquitectura monumen-
Por poner algunos ejemplos, sabemos
tal andalusí será la mezquita aljama de
que el alcázar de Toledo fue construido
Córdoba. No creemos que antes se hicie-
por encargo de al-Hakam I con tierra ex-
ra nada parecido en al-Andalus, ya que,
traída del lugar, según cita Ibn Hayyan,
ni se daban las circunstancias, y además
lo cual denota el uso de tapias o ado-
es difícil que hayan desaparecido otros
bes (IBN HAYYAN, 2001: 31). La alca-
oratorios tempranos como éste. Su irrup-
zaba de Mérida se levantó con sillares
ción manifiesta y es fruto del afianza-
de acarreo preislámicos en el año 835,
miento de la dinastía de los omeyas, casi
originando una obra de mediocre calidad
treinta años después de la proclamación
constructiva general (Lám. 2). Por últi-
del Emirato, y tendrá en este edificio su
mo, las crónicas refieren un programa de
principal proclama propagandista.
fortificación para hacer frente a la sedi-
e.- No obstante, cabe afirmar que esta obra ción toledana en tiempos del emir Muha-
será un verdadero prototipo muy adelan- mmad (GURRIARÁN, 2004: 300-301).
tado para lo que se hacía entonces en al- Los lugares de los que se hablan y que
Andalus, y apenas tendrá secuelas tec- han podido ser estudiados por la arqueo-
nológicas inmediatas fuera de Córdoba, logía (Calatrava la Vieja, Madrid, Talave-
dada la insuficiencia general del medio. ra de la Reina, Peñafora o Talamanca del
Su construcción denota la restauración Jarama), son dotados de defensas erigi-

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das con técnicas muy heterogéneas. En


ellos, encontraremos desde sillares de
expolio a sillarejos o mamposterías de
diversas formalizaciones.
g.- Las consecuencias que se derivan de
estos ejemplos no dejan de ser sugeren-
tes. Por una parte, queda claro que los
canteros cordobeses son de carácter ca-
pitalino y no se desplazan para atender
a las obras oficiales lejanas salvo casos
muy singulares, y menos en territorios de
difuso control. Una de las posibles ex-
cepciones a esta regla lo puede suponer
la recientemente estudiada y publicada Lámina 2. Vista general de uno de los paños de
por el profesor Carlos Gozalbes Cravioto, la Alcazaba de Mérida que mira al río Guadiana.
mezquita del Cortijo de las Mezquitas
en Antequera (GOZALBES, 2006), tal
vez de comienzos del siglo X dadas las
características generales de la construc-
ción (Lám. 3)3. Y por otra, y principal, el
Estado omeya parece que se surtirá de
los medios locales para erigir las obras
de carácter monumental. Y como vemos,
estos técnicos serán más bien albañiles
escasamente desarrollados por lo que
respecta al trabajo de la piedra.
h.- De igual forma, la coyuntura general del
Emirato llevó implícito que distintos po-
deres, tratados como rebeldes por las
crónicas afines a los omeyas, creen un
mapa polinuclear de dispar grado de is-
lamización y control por parte del Estado Lámina 3. Detalle de los restos de la mezquita
cordobés. Desde la famosa cita sobre la del Cortijo de las Mezquitas, en Antequera
qubba de Artobás, que muestra la nece- (Málaga).
sidad de la antigua nobleza visigoda de
mostrarse poderosa a través de la arqui-
tectura, los distintos personajes y linajes 3
| Es difícil establecer con precisión, sin los precep-
tivos estudios arqueológicos, la datación de esta mezquita
que tratan de afianzarse en al-Andalus
a partir de la simple evidencia arquitectónica. El profesor
utilizan la arquitectura como manifes- Gozalbes Cravioto, por ejemplo, apunta a una cronología
tación de su fuerza. Las fortificaciones, amplia comprendida entre los siglos X y XI.

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como no podría ser de otra forma, cen- Por tanto, los centros canteros fueron
trarán sus esfuerzos, por otra parte como casi excepcionales. Además del taller
forma lógica de garantizar su propia su- cordobés referido, se puede hablar de
pervivencia. Los ejemplos que citaremos otros focos de constructores activos,
muestran de nuevo una amalgama de como son Mérida o Toledo, enclaves de
técnicas generalmente modestas y vie- larga y antigua tradición arquitectónica.
nen a incidir en estas cuestiones. Por En el caso de la capital del Tajo, sabe-
ejemplo, el célebre Ibn Marwan al-Yilliqi mos de la existencia de especialistas
construye las murallas de Badajoz y su mozárabes de tal capacidad que incluso
mezquita con adobes y tapiales, curio- son llamados para fortificar Zamora en
samente con el beneplácito del emir y el los años 873-874 (MOLÉNAT, 2002:
aporte de medios cordobeses (Una Cró- 61), y no es de extrañar que incluso es-
nica Anónima.., 1950: 112 y 113). El tén detrás de obras como Santa María
alminar de aquel templo, por el contra- de Melque. No obstante, y al margen de
rio, se levantará con piedra. Otro caso in- los focos citados, el principal centro de
teresante es el de Calatayud, que es for- cantería que sobrevive en esos años os-
tificada por la familia de los Tuyibíes con curos de nuestro medievo se encuentra
la misma piedra de yeso de las colinas en los territorios de la Marca Superior
donde se construye, creando unas tapias (GURRIARÁN, 2004: 309 y ss). Aún no
excepcionales por su unicidad. Por últi- se ha insistido lo suficiente en el extraor-
mo, las crónicas hablan de igual forma dinario fenómeno que representan estos
de extensos programas de fortificación canteros, que suelen construir con una
emprendidos por distintos linajes como excepcional sillería, a menudo almohadi-
son, por ejemplo, los Banu Di l-Nun en llada, en un elenco de monumentos que
la Marca Media, los Bakríes del Algarbe, abarcan desde el siglo VIII al XI, como
los Bayyaníes almerienses o los propios vemos en el amurallamiento de la Alja-
Banu Qasi de la Marca Superior. También fería de Zaragoza. Independientes, como
podemos referir el caso de la muralla de lo refleja el hecho de que sirvan tanto
Évora, destruida por rey leonés Ordoño a los intereses omeyas como a familias
II, y reconstruida en el año 913 por el locales como los Banu Qasi, y de carác-
señor de Badajoz (IBN HAYYAN, 1981: ter local, vinculados exclusivamente a
81-84). Todos estos casos responderán este marco geográfico, desconocemos su
al prototipo del príncipe musulmán, que origen y la causa de su extinción en el
fortifica y dota de mezquitas a sus ciuda- siglo XI. Curiosamente, estos excelente
des, en una clara muestra de propagan- canteros apenas tendrán influencia en
da y legitimación ante sus súbditos. los territorios aledaños en ese periodo.
i.- Como decimos, de forma general la es- Con este recorrido por diversos ejemplos
pecialización de los constructores tien- hemos tratado de definir el estado de la cues-
de hacia la albañilería, y la cantería aún tión en el Emirato, necesario para comprender
permanecerá sin capacidad de retomar lo que ha de ocurrir a continuación. El rápido
sus ciclos productivos de forma plena. vistazo que hemos dado muestra un dispar

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desarrollo tecnológico, con un predominio


claro del acarreo de material preislámico y
el predominio de materiales poco elaborados
como la tabiya o el mampuesto. Los distintos
poderes existentes manifestarán su pujanza
mediante construcciones emblemáticas, me-
jor o peor erigidas, entre las que destacan las
obras defensivas y las mezquitas (además de
iglesias, si contemplamos el caso del conver-
so Ibn Hafsun), o incluso alcázares y aulas
protocolarias como se ha podido excavar en
el área de Morerías de Mérida.
Esta aura de legitimación que otorga la
arquitectura monumental será apropiada de
forma magistral por el futuro califa al-Na-
sir, recogiendo el carisma del gran príncipe
constructor que tanto prestigio se otorga en
el Islam. Victorioso el Estado Islámico que
representa la dinastía omeya, sometidos los
poderes opuestos internos, y amenazado en Lámina 4. Fábricas de sillería del lienzo sur del
castillo o alcazaba de Marbella (Málaga).
su área de influencia por el pujante califato
fatimí, ‘Abd al-Rahman III decide arrogarse
el título de Califa. Esta decisión fundamen- hubiera una revolución tecnológica. En efec-
tal llevó implícitos dos hechos no menos to, algunas de las primeras obras de presti-
importantes como son la restauración de las gio que manda erigir el nuevo emir vuelven
acuñaciones de oro y la construcción de una a mostrar la costumbre de expoliar material
nueva capital, que eso es lo que representa constructivo de obras romanas. Por ejemplo,
en definitiva Madinat al-Zahra’. Así, se segui- éste sería el caso del castillo de Marbella,
rá la estela prestigiosa de Bagdad o Samarra cuyo origen se podría vincular al control de la
por los califas abbasíes o, incluso, el caso población levantisca bajada al llano, que alza
cercano en el tiempo de al-Mahdiyya por los la mayor parte de sus muros con poderosos
fatimíes. sillares de acarreo, aunque también se erigen
A pesar de estas fenomenales conse- otros sectores con nueva cantería, tal vez un
cuencias, el comienzo del siglo X y la ascen- poco posterior (Lám. 4) (GURRIARÁN, GAR-
sión al emirato por parte del nieto de ‘Abd CÍA y SÁEZ, 2008).
Allah, ‘Abd al-Rahman, permiten apreciar El sometimiento definitivo de la rebelión
una continuidad general con respecto a las hafsuní, que acontece con la toma de Bobas-
obras oficiales que habíamos visto en el siglo tro en el 928, supondrá la primera coyuntura
precedente. En primer lugar, porque no se en la que podremos vislumbrar una renova-
daban las condiciones necesarias para que da visión de la arquitectura como forma de

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novedosas para lo que eran las costumbres


en el Emirato (Lám. 5). Hasta la fecha se
había construido con módulos y aparejos de
canon romano, realmente tradicionales, y de
amplia difusión en toda la cantería erigida en
el entorno del Mediterráneo.
Los nuevos sillares serán más menudos,
correspondiendo casi dos o tres de ellos a los
antiguos de testa más bien cuadrada. Su ma-
yor esbeltez permitirá, en su producción, una
labra más rápida y una manipulación más
fácil. Además, su aparejado será igualmente
singular, pues donde antes se colocaba una o
dos piezas a tizón, ahora se colocan incluso
Lámina 5. Detalle de las fábricas empleadas por tres o cuatro con la misma disposición, para
las autoridades omeyas en la reconstrucción del así alcanzar el mismo grado de trabazón y ri-
Castillón de Bobastro. gidez del elemento que penetra en el muro.
Aún incipiente este aparejo en Bobas-
propaganda y de la construcción como medio tro, rápidamente se incorporará como marca
fundamental y necesario para que aquélla del Estado Omeya en muchas de sus obras
responda a ese fin. Así, uno de los visires monumentales. En cualquier caso, merece la
cordobeses arrasará la alcazaba rebelde para pena detenerse de forma detenida a reflexio-
trazar sobre ella otra fortaleza de traza regu- nar sobre las consecuencias que lleva implí-
lar, supervisada por el mismísimo ‘Abd al- cita esta verdadera revolución tecnológica:
Rahman como queda de manifiesto en varias
citas de Ibn Hayyan (IBN HAYYAN, 1981: 1. En primer lugar, cabe hablar de una serie
165 y ss). El grado de implicación y con- de connotaciones que tienen que ver con la
ciencia del triunfante emir en dicho proyecto propia representatividad de la construcción
arquitectónico muestra el trasfondo político en sí. Esta práctica supone un caso excep-
que subyace, en definitiva, en esta obra. cional en el Occidente Altomedieval, en el
que un determinado estado o dinastía de-
Pero sobre todo, debemos destacar que cide cambiar las formas de construir en sus
otro concepto fundamental cambió entonces principales fundaciones, rompiendo con lo
en la arquitectura oficial omeya, suponemos
precedente, y estableciendo una nueva for-
que de forma progresiva aunque rápida, ad-
ma que no existía hasta entonces. Ojo, esto
quiriendo una importancia capital en todo lo
es habitual en los motivos decorativos, en
que habrá de construirse a partir de entonces.
las morfologías constructivas o en lo tectó-
En efecto, un vistazo a los restos del Casti-
nico, pero nunca sucedía en lo estructural.
llón de Bobastro permite comprobar que los
muros de la nueva alcazaba omeya se levan- 2. La intencionalidad de esta medida está
tan con un sillar de proporciones realmente clara cuando, en numerosas obras cor-

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Lámina 6. Detalle de las fábricas de sillería del alminar zirí de San José de Granada.

dobesas, los propios alarifes ocultan las 4. Este taller o grupo de talleres deberá cre-
fábricas de sillares con revocos donde se cer de forma necesaria para hacer frente a
fingen las mismas piezas que ocultan4. la gran demanda existente. Hay que dejar
claro que, o bien son artesanos a sueldo
3. Los estudiosos que han tratado estas
del califa o bien se moverán en medios
cuestiones relacionadas con las revolucio-
muy cercanos a los omeyas, en primer lu-
nes o cambios traumáticos en las formas
gar, porque se requiere una cierta solven-
de construir, hablan de indudables présta-
cia para pagar estas construcciones. En
mos o estímulos tecnológicos desde otro
cualquier caso, y como tendremos ocasión
entorno para que aquéllas se produzcan y
de ver, tendrán su sede en Córdoba y no
salgan adelante. Es complicado asegurar
arraigarán fuera de la capital. La aparición
estos extremos en el caso de los talleres
de sus fábricas califales en el periferia
cordobeses, activos desde hacía siglos,
denota su expedición allí donde el califa
pero lo que es seguro es que abandonan
lo requiere, cosa que sucedía de forma
de forma progresiva las anteriores cos-
anecdótica en el Emirato, pero es casi se-
tumbres a lo largo de la década del 930
guro que no establecerían nuevos talleres
para adaptar los nuevos modos edilicios.
en otras zonas y apenas si influirían en sus
No obstante, aún perdurarán las antiguas
fábricas en algunas obras emblemáticas,
como vemos en el gran alminar de al-Nasir 4
| Se trata de una práctica habitual desde tiempos
del Emirato. Véase, P. MARFIL RUIZ (1999): “Avance de
de la aljama cordobesa o en algunas es- resultados del estudio arqueológico de la fachada este del
tructuras de Madinat al-Zahra’ (HERNÁN- oratorio de ‘Abd al-Rahman I en la Mezquita de Córdoba”,
DEZ GIMÉNEZ, 1975: 185). Cuadernos de Madinat al-Zahra’, Vol. 4, Córdoba, p. 192.

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alarifes. El caso de la torre del Andador que marque el empleo de esos canteros en la
de Albarracín (Teruel) puede suponer una periferia andalusí.
traslación local de esas prácticas oficiales
Al margen de las obras cortesanas, las
(ALMAGRO, 1976: 286 y ss).
fábricas estatales aparecen generalmente
5. La ruina del Califato supondrá la ausencia vinculadas a obras defensivas, sobre todo en
del promotor que sostiene a estos cante- tres proyectos diferentes emprendidos por el
ros, y, por tanto, su éxodo hacia la sede de Estado:
nuevos mecenas (Lám. 6). Así, encontra- – En la fortificación de distintos enclaves del
remos el epílogo de estas fábricas califa- entorno próximo a Córdoba como Almodó-
les en varias cortes taifas, como Granada, var, Aguilar, Priego u otros cercanos como
Málaga o Almería, para luego, vista la in- Loja o Bobastro. Curiosamente, la mayoría
capacidad tecnológica del medio y, sobre de ellos eran antiguos puntos aprovechados
todo, el sostén de un poder solvente, dejar por elementos sediciosos que demandaban
paso a las fábricas encofradas como pro- una refortificación tras su sometimiento.
tagonistas de las obras representativas. El
éxito del tapial en al-Andalus desde enton- – En el ambicioso proyecto para la creación
ces, será fruto del definitivo fracaso en la de una ciudad plenamente islámica como
reintroducción de la sillería como sistema fue la refundada Almería, sede de la es-
edilicio común y estandarizado. Dicho de cuadra califal, tras el ataque fatimí del año
otro modo, el albañil terminará venciendo 955, aunque como veremos, de forma muy
al cantero. sectorial en las fortificaciones y la mezqui-
ta mayor.
En definitiva, cabe afirmar que las obras
ejecutadas con estas sillerías canónicas son – Y sobre todo, en el aseguramiento del estre-
el resultado de la promoción califal, pero no cho de Gibraltar, y sus principales puertos,
todo lo estatal responderá al canon que ve- en el contexto de la lucha de influencias
nimos refiriendo, y así ocurre con las obras con el califato fatimí que tuvo como centro
identificadas en las alcazabas de Toledo las tierras del Magreb al-Aqsa.
o Talavera. Como veremos, el recurso a los Nos centraremos, por su importancia, en
canteros oficiales fuera de Córdoba se se- el último de los casos referidos. La expansión
ñala en ocasiones contadas, posiblemente de un califato de ortodoxia chií en el Norte
dado el volumen de obras demandadas y la de África, atentando directamente contra el
lógica incapacidad de abarcarlas todas en área de influencia de los omeyas andalusíes,
un periodo de tiempo a veces muy corto. La fue una de las causas que movió a reclamar
construcción de Madinat al-Zahra’ centrará el titulo de califa por ‘Abd al-Rahman III. No
los esfuerzos edificatorios del califa, como nos detendremos en los pormenores de esta
recogen las crónicas y la propia arqueología, lucha legitimadora y de poder que centró la
a lo que hay que añadir el propio desarrollo política exterior cordobesa el resto del siglo
urbanístico de Córdoba y las construcciones X, para centrarnos en el importante papel que
vinculadas a la corte califal. Posiblemente el jugó la arquitectura como medida de propa-
ritmo de estas promociones capitalinas sea el ganda de la capacidad omeya. Al margen de

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los ejemplos que expondremos, valga el caso


del alminar de la mezquita de al-Qarawiyyin
de Fez, construido como el más esbelto del
Islam Occidental bajo beneplácito andalusí
(TERRASSE, 1968), como propaganda ante
la oposición fatimí a este tipo de obras.
La política cordobesa, centrada en un
principio en una serie de clientelas y alian-
zas con familias magrebíes, cambió a una
vertiente más directa con la anexión y ase-
guramiento de los principales puertos de la
costa septentrional marroquí, como sucedió
con Melilla en el 927, Ceuta en el 931 o
Tánger en el 949. Sabemos por las crónicas
y la arqueología que en los dos últimos lu-
gares se acometieron obras de fortificación.
Sin embargo, la intervención directa de los
alarifes omeyas nos lleva a incluir fortifica-
ciones bien adentradas en tierra firme, como
ocurre con el célebre nido de águilas de Ha-
yar al-Nasr (CRESSIER et alii, 1998). Mien- Lámina 7. Torre de flanqueo califal del frente
tras, en la costa andaluza se reconstruyeron norte de la madina de Ceuta.
las atarazanas de Algeciras, en piedra según
cita al-Himyari (AL-HIMYARI, 1938: 151), y
se levantó el castillo de Tarifa. El propio Ibn 244-246) (Lám. 7). No obstante, el trabajo
Hayyan nos proporciona un testimonio excep- de los arqueólogos de la Ciudad Autónoma
cional de algunas de las prácticas comunes ha permitido ir delimitando una serie de tra-
de las autoridades cordobesas, que incluían mos importantes de la muralla omeya (HITA
equipos completos de constructores que eran y VILLADA, 2004: 213 y ss). Estas pesquisas
destinados allí donde se les precisaba (IBN culminaron hace escasos años con el impre-
HAYYAN, 1981: 290). La constancia literaria sionante descubrimiento de la muralla occi-
e histórica que disponemos de la intervención dental de la madina y su puerta principal,
adosada y oculta durante siglos a las obras
omeya en estas obras se ha visto acrecentada
abaluartadas portuguesas del siglo XVI. Se
y hasta cierto punto desbordada por una se-
trata de un arco de herradura ultrasemicircu-
rie de descubrimientos arqueológicos que se
lar dotado de arquivolta y alfiz, inserto en una
han producido en fechas recientes.
estructura posiblemente acodada. La forma
La existencia de restos de sillerías cali- oficial del arco se completa con la decoración
fales en Ceuta era un hecho conocido des- de las dovelas alternando rojo y blanco, y un
de un artículo que publicó Henri Terrasse remate superior de triple imposta sobre el
hace ya casi medio siglo (TERRASSE, 1962: muro. En este caso, este arco transplantado

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Lámina 8. Vista general de los vestigios de las atarazanas califales excavados en Algeciras en 2006.
Imagen cortesía del arqueólogo Salvador Bravo Jiménez.

de la propia Córdoba, será la puerta del al- ción de su estructura, comprobada por la ar-
Andalus omeya y sunní ante el África fatimí, queología, queda de manifiesto en la cita que
en una clara similitud con el famoso arco del da cuenta de su empleo por los hammudíes
castillo de Gormaz, ante las tierras del Duero como alcázar a raíz de la fitna del siglo XI.
y el enemigo politeísta cristiano.
El siguiente punto de interés de esta
El otro descubrimiento de gran interés campaña constructiva cordobesa en el Estre-
para el caso que nos ocupa ha tenido lugar cho es el castillo de los Guzmanes de Tarifa,
en el año 2006 en Algeciras, donde en una fundación omeya del 960 según reza su lápi-
excavación urbana frente a la línea de cos- da fundacional. En este sorprendente edificio
ta han aparecido unas estructuras de sillería llevamos trabajando ya hace algunos años, y
monumentales (BRAVO, 2006) (Lám. 8). Se muchos de los resultados obtenidos ya han
trata de un muro torreado de gran espesor, sido expuestos en otros foros (GURRIARÁN,
del que se conserva la cimentación resuelta 2006). Sobre un pequeño otero de induda-
con una potente secuencia de hiladas de tizo- ble valía como punto de vigilancia, se levantó
nes, que se completa con un pilar situado al ex novo este pequeño fortín erigido íntegra-
interior. La proporción de las piezas labradas, mente mediante las conocidas fábricas ca-
la situación del antiguo edificio, así como la lifales. La excelencia de la obra nos llevó a
referencia de las crónicas no permiten du- descubrir con asombro que las propias piezas
dar apenas de que nos encontramos ante el labradas servían para resolver el relleno de
arsenal omeya de Algeciras, construido o re- los muros, y que se abrían profundas fosas
formado en pleno siglo X. La recia construc- de cimiento en la roca, cuando quizás se po-

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Lámina 9. Vista general de los bancales en extensión existentes en la isla de las Palomas de Tarifa
(Cádiz).

dría haber apoyado simplemente. Otros ras- parece ser moderna; sin embargo, un vistazo
gos monumentales quedaron de manifiesto al terreno junto a ésta permite descubrir una
tras el reconocimiento de la muy maltratada serie de bancales en extensión, muy erosiona-
puerta de la Lápida. Hoy día visible con un dos, que casi han desmontado de forma nive-
simple trazado de medio punto, el estudio lada una amplia superficie de la isla (Lam. 9).
parietal concienzudo ha dejado de manifies- Su volumen importante, no cuadraba con las
to que nos encontramos ante otra puerta de necesidades del castillo vecino, aún siendo
aparato, “marca de la casa”, rematada por la misma piedra de conglomerado conchífero.
la inscripción fundacional en mármol. Por lo Sin embargo, el estudio de la piedra de las
demás, esta pulcra obra se completa con de- obras de Ceuta y Algeciras ha determinado su
talles inusuales como sucede con el cordón o origen no local y la similitud con este material
listel que corona los muros, o a la existencia tarifeño. Las consecuencias de este descubri-
de razones geométricas en su trazado donde miento no dejan de ser importantes, pues
predomina la proporción áurea. permiten hablar de una cantera más o menos
centralizada, intensamente explotada, y con
No quiero cerrar este apartado referido a
unas necesidades de logística y de transpor-
Tarifa sin hablar de otra cuestión no menos
te marítimo que sólo una adecuada solvencia
importante, como es el reconocimiento de las
técnica y económica podía afrontar.
canteras de las que se surtieron los alarifes
cordobeses. Se sabía de antiguo de la exis- Al margen de estas construcciones aso-
tencia de canteras en la cercana isla de las ciadas al programa de fortificación del Estre-
Palomas, de ellas, la más llamativa y extensa cho, estas fábricas califales, señal y manifes-

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tación del poder que las promueve, aparecen Madrid, Zorita de los Canes, Alpont o Mez-
luego de forma puntual en ciertas obras em- quetillas (Lám. 10), pero siempre de manera
blemáticas como el alminar de la ermita de dispersa y sin que podamos hablar de pro-
Santiago del Camino de Medina Sidonia, o gramas tan exhaustivos como los que acaba-
en algunos recintos de la Marca Media, como mos de describir. Más bien al contrario, en
las zonas de frontera volveremos a encontrar
formas de construir heterogéneas y de muy
diversa calidad, pero siempre sin compararse
con las maneras oficiales. Esta circunstancia
vuelve a dejar en evidencia la incapacidad
del medio para asimilar las técnicas estatales
y su escaso desarrollo general.
Un ejemplo importante de esto que de-
cimos lo encontramos en una serie de fortifi-
caciones, que se sitúan siguiendo el antiguo
Lámina 10. Torre de Mezquetillas (Soria). camino entre Toledo y Mérida (GURRIARÁN
y MÁRQUEZ, 2005 [A]). En los muros de
Talavera, lo más antiguo de Vascos, Trujillo,
Medellín o la propia Toledo, encontramos una
forma de construir muy peculiar donde pre-
domina el sillarejo o el material de acarreo,
recalzado, y terminados con unas franjas de
mortero donde se insertan piezas de pizarra
puestas de plano (Lám. 11). El estudio cro-
nístico y arqueológico sugiere un origen ome-
ya califal, y no sería de extrañar, visto el con-
junto ordenado de obras, que fuera promovi-
do por el Estado a albañiles, posiblemente
toledanos, en una misma campaña.
El recurso permanente a estos alarifes
locales queda de manifiesto en otra cita de
Ibn Hayyan donde se habla de la reconstruc-
ción de Medinaceli por albañiles de la frontera
(MANZANO, 1991: 154). Estas mismas per-
sonas podrían haber sido los encargados de re-
construir el famoso castillo de Gormaz, obras
promovidas por el mismo general, y donde el
estudio de los aparejos denota una intención
Lámina 11. Detalle de las fábricas del castillo de aproximarse a las fábricas oficiales pero
de Trujillo (Cáceres). mediante un trabajo poco cuidado. Así, se

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concluirá una obra lejana a los estándares de documentados (con un interesante paralelo
los canteros cortesanos, pero fiel a los criterios en el castillo de Montemolín, taifa según sus
formales básicos del propio Califato, como se excavadores).
manifiesta con el famoso arco.
Desde luego, el empleo de hormigones
Finalizaremos esta charla insistiendo en de forma protagonista en Almería es excep-
el asentamiento de una edilicia más modes- cional, aunque viene a dejar de nuevo en
ta, la de tapias de hormigón de cal, que ya evidencia que los canteros oficiales no abar-
disponía de la madurez y difusión general caban todas las obras de gran calado, que
para dar el salto a las obras monumentales. su recurso era puntual, y que el Estado no
Visible ya en las estructuras de la almunia de tenía inconveniente en recurrir a otros siste-
al-Rumaniyya, la autoridad no tendrá proble- mas menos emblemáticos cuando había que
mas en emplear este material, en principio ejecutar sus proyectos.
tan poco noble, a través de los artesanos lo- En fin, el colapso del Califato a princi-
cales en las fortificaciones promovidas, por pios del siglo XI supondrá el fin de esas si-
ejemplo, en Almería (GURRIARÁN y MÁR- llerías excepcionales de las que venimos ha-
QUEZ, 2005 [B]), Mérida (ALBA y FEIJOO, blando, y casi, el postrer capítulo para que
2006: 104) o en el castillo de Baños de la se tornara un sistema plenamente arraigado y
Encina, si en verdad sus muros son tan anti- difundido en el medio, como sucedió a la par
guos como siempre se ha supuesto (CANTO en el mundo cristiano occidental. La medio-
GARCÍA, RODRÍGUEZ CASANOVA, 2006). cridad tecnológica ocasionará otro fenómeno
En el primer caso citado, se empleará en excepcional, que no es otro que la necesidad
la fortificación de la madina o la propia al- de promover desde la arquitectura modesta a
cazaba, usando a veces un extraño tapial la monumental a una técnica ancestral en la
apilastrado con indudables paralelos en las península Ibérica, como es el tapial, que en
obras comunes de Bayyana, mientras que en definitiva acabará imponiéndose como siste-
la ciudad del Guadiana encontraremos uno ma habitual en obras de gran porte. Pero eso
de los primeros casos de tapia calicostrada es asunto para otro artículo.

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