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12/11/23, 1:33 Estafeta: NIKOLAS ROSE ¿Cómo se debería hacer una historia del yo?

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NIKOLAS ROSE ¿Cómo se debería hacer una historia del FILOSOFIA / CIENCIAS
yo? SOCIALES

ADORNO, THEODOR W. -
Sociedad
AGAMBEN, GIORGIO - ¿Qué
es un dispositivo?
AGAMBEN, GIORGIO - ¿Qué
es lo contemporáneo?
AGAMBEN, GIORGIO -Lo
abierto. El hombre y el
animal [caps. 1-12]
ALAIN (Émile-Auguste
Chartier) - La pintura, el
dibujo, el artista
ALAIN (Émile-Auguste
Chartier) - La poesía
ARENDT, HANNAH - Verdad y
política
BACHELARD, GASTON – La
fenomenología de lo
redondo
BADIOU, ALAIN - Filosofía,
El ser humano no es la base eterna de la historia y la cultura ética y política
humanas sino un artefacto histórico y cultural. Este es el mensaje de BADIOU, ALAIN - La ética.
una cantidad de disciplinas que, de modos diferentes, señalaron la Ensayo sobre la conciencia
especificidad de nuestra concepción moderna occidental de la persona. del Mal
En estas sociedades, se sugiere, la persona es construida a la manera BAJTIN, MIJAIL - La cultura
de un yo, una entidad naturalmente única y discreta, en la que los popular en la Edad Media y
límites del cuerpo, como por definición, encierran la vida interior de la en el Renacimiento. El
psiquis donde se inscriben las experiencias de la biografía individual. contexto de François
Pero las sociedades occidentales presentan la originalidad de construir Rabelais
la persona como un locus natural de creencias y deseos, con BAJTÍN, MIJAÍL - El problema
capacidades inherentes, como el origen incontrastable de acciones y de los géneros discursivos
decisiones, como un fenómeno estable que muestra consistencia en BARTHES, ROLAND - Roland
distintos contextos y momentos. Estas sociedades tienen también la Barthes por Roland Barthes
originalidad de fundamentar y justificar en dicha concepción de la (1/2)

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persona, los aparatos utilizados para la regulación de la conducta. Por BARTHES, ROLAND - El
ejemplo, es en base a esta idea del yo que opera gran parte del sistema placer del texto
legal penal con sus nociones de responsabilidad e intencionalidad. BARTHES, ROLAND -
Nuestros sistemas morales son análogamente originales, desde una Escritores, intelectuales,
perspectiva histórica, en su valoración de la autenticidad y la profesores
emotividad. Históricamente, no es menos original que la política en BARTHES, ROLAND - La
nuestras sociedades le otorgue tanta preponderancia a los derechos muerte del autor
individuales, elecciones individuales y libertades individuales. Es en BARTHES, ROLAND - Roland
estas sociedades que la psicología nació como disciplina científica, Barthes por Roland Barthes
como conocimiento positivo del individuo y como una manera (2/2)
particular de decir la verdad acerca del hombre y actuar sobre él. Más BARTHES, ROLAND – De la
aún, o al menos así parecería, en estas sociedades, los seres humanos obra al texto
han llegado a comprenderse y relacionarse como seres “psicológicos”, BARTHES, ROLAND –
a interrogarse y narrarse en términos de una “vida interior” psicológica Retórica de la imagen
que alberga los secretos de su identidad, que deben ser descubiertos y BENJAMIN, WALTER - La
realizados, siendo ésta la vara con la que se ha de juzgar lo que es tarea del traductor
vivir una vida “auténtica”. BRAUDEL, FERNAND - La
¿Cómo se debería escribir la historia de este “régimen del yo” civilización Mediterránea
contemporáneo? Quisiera proponer un abordaje particular a esta BRAUDEL, FERNAND - La
temática, un abordaje que llamo una “genealogía de la subjetivación”. dinámica del capitalismo
(1) Esta denominación puede no ser la más feliz pero la creo CATALÀ DOMÉNECH,
importante. Su importancia radica, en parte, en indicar lo que esta JOSEPH M.– El mundo
empresa no es. Por un lado, no es un intento de escribir una historia de imaginado
los cambios en la concepción de persona, la forma en que se la ha CERTAU MICHEL DE -
pensado desde la filosofía, la cultura y demás. Los historiadores y los Historias de cuerpos
filósofos por largo tiempo se han dedicado a escribir ese tipo de
CIORAN, EMIL M. - Los
narrativa que es indudablemente significativa e instructiva (ejemplo de peligros de la sensatez
ello es Taylor 1989, véase el enfoque diferente de Tully, 1993). Lo que
CIORAN, EMIL M. – Retrato del
me interesa no son las “nociones de persona” sino las prácticas con las
hombre civilizado
que se entiende y se actúa sobre las personas, en relación con la
DA COSTA, RICARDO - Las
criminalidad, la salud y enfermedad, las relaciones familiares, la
definiciones de las siete
productividad, el rol militar, etc. No es acertado suponer que a partir
artes liberales y mecánicas
de un recorrido por las nociones de hombre en cosmología, filosofía,
en la obra de Ramón Llull
estética o literatura, se puedan derivar pruebas acerca de los
DEBORD, GUY - El planeta
presupuestos que moldean la conducta de los seres humanos en esos
enfermo
terrenos y prácticas mundanos (véase Dean, 1994). Si bien una
DEBORD, GUY - La sociedad
genealogía de la subjetivación se interesa por cómo se concibe al
del espectáculo
hombre, no es, sin embargo, una historia de las ideas: su campo de
investigación es el de las prácticas y las técnicas, y el del pensamiento DEBORD, GUY y WOLMAN,
GIL J. - Métodos de
en tanto busca hacerse técnico.
tergiversación
Asimismo, se debe diferenciar mi abordaje de los intentos de
[Detournement]
escribir una historia de la persona como una entidad psicológica y de
DELEUZE GILLES - De las
estudiar cómo los distintos momentos históricos producen hombres
dualidades
con distintas características psicológicas y emociones, con creencias y
DELEUZE GILLES y FELIZ
patologías diferentes. Semejante proyecto de una historia de la persona
GUATTARI - Las máquinas
es ciertamente imaginable y algo parecido a esta aspiración moldea
deseantes
una cantidad de recientes estudios psicológicos, algunos de los cuales
DELEUZE, GILLES -
comentaré aquí. También ha inspirado a varias investigaciones
Pensamiento nómada

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sociológicas recientes. Pero estos análisis presuponen un modo de (Sobre Nietzsche)


pensar que es en sí mismo un resultado de la historia y que no surge DELEUZE, GILLES Causas y
sino hasta el siglo XIX. Ya que es sólo en ese momento histórico, y en razones de las islas
un espacio geográfico específico y limitado, que se entendió a los desiertas
seres humanos en términos de individuos con un yo, dotados de una DELEUZE, GILLES - Cómo
interioridad, de una “psicología” estructurada por la interacción entre reconocer el
una experiencia de vida particular y ciertas leyes o procesos generales estructuralismo?
del animal humano. DELEUZE, GILLES -
Una genealogía de la subjetivación toma esta comprensión Abecedario A-B-C-D -
individualizada, interiorizada, totalizada y psicologizada de lo que es Entrevistas con Claire Parnet
ser humano como el lugar de un problema histórico y no como la base DELEUZE, GILLES -
de una narrativa histórica. Esta genealogía emprende un recorrido por Abecedario E-F-G –
los modos en que surge el régimen moderno del yo, no como el Entrevistas con Claire Parnet
resultado de algún proceso gradual de esclarecimiento, en que los DELEUZE, GILLES -
seres humanos con la ayuda de los esfuerzos científicos llegan por fin Abecedario H-I-J-K-
a reconocer su verdadera naturaleza, sino a partir de una cantidad de Entrevistas con Claire Parnet
prácticas y procesos contingentes, en todo caso, menos refinados y DELEUZE, GILLES -
dignificados. Escribir esta genealogía busca desmontar los modos en Abecedario L-M-N-O -
que el yo, que funciona como un ideal regulatorio en tantos aspectos Entrevistas con Claire Parnet
de nuestro estilo de vida contemporáneo (no meramente en nuestras DELEUZE, GILLES -
relaciones pasionales con el otro, sino en los proyectos de Abecedario – P-Q-R-S-T-U-
planificación de vida, la forma en que administramos organizaciones V-W-Z - Entrevistas con
industriales y otros tipos de organizaciones, nuestros sistemas de Claire Parnet
consumo, muchos de nuestros géneros literarios y de produccción DELEUZE, GILLES - Del
estética), es una suerte de plano de proyección “irreal”,(2) constituido acontecimiento
de un modo que algo contingente y desordenado, en el cruce de un DELEUZE, GILLES - Del caos
espectro de historias distintas: de las formas de pensamiento, de las al cerebro
técnicas de regulación, de los problemas de organización, etc. DELEUZE, GILLES - Del juego
Dimensiones de la relación consigo mismo Una genealogía de la ideal
subjetivación es una genealogía de lo que se podría denominar, DELEUZE, GILLES - Estado y
siguiendo a Michel Foucault, la ‘relación con nosotros mismos” maquina de guerra
(Foucault, 1986b).(3) Su campo de investigación abarca la forma en DELEUZE, GILLES - La
que los seres humanos han prestado interés a sí mismos y a los demás literatura y la vida
en distintos lugares, ámbitos y momentos. Para exponerlo de un modo DELEUZE, GILLES - Posdata
más elegante, podríamos decir que es una genealogía de la “relación para las sociedades de
del ser consigo mismo” y de las formas técnicas que asumió esta control
relación. Es decir que el ser humano es aquel tipo de criatura cuya DELEUZE, GILLES - ¿Qué es
ontología es histórica, y la historia de los seres humanos requiere, por el acto de creación?
lo tanto, una investigación de las técnicas intelectuales y prácticas que DELEUZE, GILLES -Alfred
involucraron los instrumentos con los que se ha constituido Jarry, un precursor
históricamente: se trata de analizar “las problematizaciones a través de desconocido de Heidegger
las cuales el ser se ofrece a ser necesariamente pensado – y las DELEUZE, GILLES y
prácticas en base a las cuales se configuran tales problematizaciones” GUATTARI, FELIX - Sobre el
(Foucault, 1985, p. 11; véase Jambet, 1992). Por lo tanto, esta capitalismo y el deseo
genealogía no se centra en la “historia de la persona” sino en la DELEUZE, GILLES y
genealogía de las relaciones que los seres humanos han establecido GUATTARI, FELIX – Las
con sí mismos, en las que han llegado a relacionarse consigo en tanto máquinas deseantes
yoes. Estas relaciones son construidas e históricas, pero no se las debe

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comprender ubicándolas en algún dominio amorfo de la cultura. Por el DELEUZE, GILLES Y


contrario, se las debe abordar desde la perspectiva del “gobierno” GUATTARI, FÉLIX - Del
(Foucault, 1991; véase Burchell, Gordon y Miller, 1991). Digamos caos al cerebro
que la relación con nosotros mismos ha adoptado la forma que tiene DERRIDA, JACQUES - El cine
porque ha sido objeto de toda una variedad de regímenes más o menos y sus fantasmas
racionalizados que han pretendido moldear la forma en que DERRIDA, JACQUES - ¿Qué
entendemos y conducimos nuestra existencia como seres humanos, en hacer de la pregunta «¿Qué
nombre de ciertos objetivos (masculinidad, feminidad, honor, decoro, hacer?»?
civilidad, disciplina, distinción, eficiencia, armonía, realización, DUBY, GEORGES- María
virtud, placer) cuya lista es tan diversa y heterogénea como Magdalena
interminable. DUBY,GEORGES – Leonor de
Uno de los motivos para hacer hincapié en este punto es Aquitania
diferenciar mi abordaje de una serie de análisis recientes que, de modo D’ANGELO, LUCÍA – Don
explícito o implícito, conciben las formas cambiantes de subjetividad Giovanni de Mozart. Mito e
o identidad como consecuencias de transformaciones sociales y interpretación del
culturales más amplias: modernidad, modernidad tardía, la sociedad "donjuanismo" masculino
del riesgo (Bauman, 1991; Beck, 1992; Giddens, 1991, Lash y EAGLETON, TERRY - Cultura
Friedman, 1992). Estos trabajos continúan una larga tradición de y naturaleza
narrativas que se pueden remontar por lo menos a Jacob Burckhardt, EAGLETON, TERRY -Cultura y
historias del ascenso del individuo como consecuencia de la naturaleza
transformación social general: de la tradición a la modernidad, del ECO, UMBERTO – El problema
feudalismo al capitalismo, de la Gemeinschaft a la Gesellschaft, de la de la recepción
solidaridad mecánica a la orgánica, etc. (Burckhardt, [1860] 1990). ECO, UMBERTO - El campo
Este tipo de análisis concibe los cambios en el modo en que los seres semiótico
humanos se entienden y actúan sobre sí mismos como el resultado de ECO, UMBERTO - El Zen y el
acontecimientos históricos “más fundamentales”, localizados en otros Occidente
ámbitos: en los regímenes de producción, en el cambio tecnológico, en ECO, UMBERTO – Cine y
las transformaciones demográficas o de las formas de familia, en la literatura: la estructura de la
“cultura”. No cabe duda de que los acontecimientos en estos ámbitos trama
tienen importancia en relación con el problema de la subjetivación,
ECO, UMBERTO – El caso y la
pero independientemente de cuán significativos puedan ser, lo trama. La experiencia
importante es insistir en que tales cambios no transforman los modos televisiva y la estética
de ser humano en virtud de alguna “experiencia” generada por ellos.
FOCAULT, MICHEL - Las
Querría argumentar que las cambiantes relaciones de la subjetivación ciencias humanas
no pueden establecerse mediante derivación o interpretación de otras
FOUCAULT, MICHEL – Omnes
formas culturales o sociales. Asumir explícita o implícitamente que
et singulatim: hacia una
esto es posible es suponer la continuidad de los seres humanos como crítica de la «razón política»
sujetos de la historia, esencialmente dotados de la capacidad de dar
FOUCAULT, MICHEL -
sentido (Véase Dean 1994). Sin embargo, los modos en que los
Clasificar
hombres “dan sentido a su experiencia” tienen su propia historia. Los
FOUCAULT, MICHEL - De los
dispositivos de “producción de sentido” (grillas de visualización,
espacios otros
vocabularios, normas y sistemas de juicio) producen experiencia; y no
FOUCAULT, MICHEL - El ojo
son en sí productos de la experiencia (Véase Joyce, 1994). Estas
del poder (Entrevista)
técnicas intelectuales no vienen listas para usar, sino que deben ser
inventadas, refinadas y estabilizadas para que se las disemine e FOUCAULT, MICHEL - El orden
implante de modos distintos en diferentes prácticas (en las escuelas, del discurso

las familias, en las calles, los ámbitos de trabajo y los tribunales). Si FOUCAULT, MICHEL - El
utilizamos el término “subjetivación” para designar todos esos pensamiento del afuera

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procesos y prácticas heterogéneas por medio de las cuales los seres FOUCAULT, MICHEL - Las
humanos llegan a relacionarse consigo mismos y con los demás como redes del poder
sujetos con ciertas características, es porque la subjetivación tiene su (Conferencia)
propia historia. Y la historia de la subjetivación es más práctica, más FOUCAULT, MICHEL - Prefacio
técnica y menos unificada de lo que los relatos sociológicos permiten a la transgresión
entrever. FOUCAULT, MICHEL -¿Qué es
De este modo, una genealogía de la subjetivación se centra un autor?
directamente en las prácticas que ubican a los seres humanos en FOUCAULT, MICHEL El
determinados “regímenes de la persona”. No escribe una historia lenguaje del espacio
continua del yo, sino que recorre más bien la diversidad de las FREUD, SIGMUND -
versiones del “ser persona” (carácter, personalidad, identidad, Psicología de las masas y
reputación, honor, ser ciudadano, individuo, normal, loco, paciente, análisis del yo
cliente, marido, madre, hija) así como las normas, técnicas y GRACIÁN, BALTASAR - El
relaciones de autoridad dentro de las que éstas han circulado en las galardón del beneficio
prácticas legales, domésticas, industriales y otras para actuar sobre la GUATTARI, FELIX - La
conducta de las personas. Una investigación de este tipo puede cuestión de la cuestión
avanzar por varios caminos que se conectan entre sí. GUATTARI, FELIX y
DELEUZE, GILLES - Las
Problematizaciones máquinas deseantes

Cabe preguntarse dónde, cómo y quiénes problematizan los GUATTARI, FELIX y


aspectos del ser humano, en virtud de cuál sistema de juicio y en DELEUZE, GILLES -Sobre
relación con qué intereses lo hacen. Para tomar algunos ejemplos el capitalismo y el deseo

pertinentes, se podrían considerar los modos en que el lenguaje de la GUATTARI, FÉLIX - Las tres
constitución y el carácter llegan a operar en la temática de la caída y ecologías
degeneración urbana articulada por psiquiatras, reformistas urbanos y GUATTARI, FÉLIX y ROLNIK,
políticos en las últimas décadas del siglo XIX, o bien los modos en SUELY - Cultura: ¿un
que el vocabulario de la adaptación y la inadaptación llegan a concepto reaccionario?
utilizarse para problematizar la conducta en ámbitos tan diversos como GUBERN, ROMAN - La pulsión
el lugar de trabajo, el tribunal y la escuela en las décadas de 1920 y aventurera
1930. Plantear el tema de esta forma significa poner énfasis en la GUBERN, ROMAN -
primacía de lo patológico sobre lo normal en la genealogía de la Voluptuosidad sangrienta
subjetivación: nuestros vocabularios y técnicas de la persona en HARAWAY, DONNA -
general no han surgido de un campo de reflexión sobre el individuo Manifiesto Cyborg
normal, el carácter normal, la personalidad normal, la inteligencia HEGEL, G.W.F. - El mundo
normal, sino que la noción misma de normalidad surgió a partir del romano (Sinopsis)
interés por las formas de conducta, pensamiento y expresión JUNG, C. G. - Psicología y
consideradas problemáticas o peligrosas. (Véase Rose, 1985a). Este es poesía
un punto a la vez metodológico y epistemológico: en la genealogía de KRISTEVA, JULIA - La
la subjetivación, el sitio de honor no lo ocupan los filósofos y sus metamorfosis del Ritz
reflexiones acerca de la naturaleza de la persona, la voluntad, la KROPOTKIN, PIOTR - El
conciencia, la moralidad y temas por el estilo, sino más bien las apoyo mutuo. Un factor de la
prácticas cotidianas donde la conducta se volvió problemática para los evolución
demás y para uno mismo, junto con los textos y programas mundanos KROPOTKIN, PIOTR - El
(sobre administración del hospicio, tratamiento médico de la mujer, apoyo mutuo. Un factor de la
regímenes aconsejables para la crianza de los niños, nuevas ideas en la evolución
administración del lugar de trabajo, mejoramiento de la autoestima) LEVI-STRAUSS, CLAUDE - El
que buscan tornar estos problemas intelegibles y, al mismo tiempo, análisis estructural en
manejables.(4) lingüística y en antropología

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LEVI-STRAUSS, CLAUDE - El
Tecnologías arte y el grupo [Entrevista de
Preguntémonos qué medios se inventaron para gobernar al ser Georges Charbonnier]
humano, para moldear o adaptar su conducta en las direcciones LIÉVANO AGUIRRE,
deseadas y cómo hubo programas que buscaron concretar esto en INDALECIO - El conflicto
determinadas formas técnicas. La noción de tecnología puede parecer entre la ética católica y la
antitética a la esfera de lo humano, en la medida que más de una ética protestante
crítica se funda en el argumento de la indebida tecnologización de la LUKACS, GEORG - Las
humanidad. Sin embargo, el hecho de que nos experimentemos a condiciones histórico-
nosotros mismos como un cierto tipo de persona (criaturas de la sociales del surgimiento de
libertad, de las faculdades personales, de la autorrealización) es el la novela histórica
resultado de una variedad de tecnologías del hombre; tecnologías que LUKACS, GEORG - La Música
toman como objeto los modos de ser humano.(5) Al decir tecnología [Cuestiones liminares de la
nos referimos a todo montaje estructurado por una racionalidad mímesis estética]
práctica gobernada por una meta más o menos consciente. Las LUKÁCS, GEORG - El ser y la
tecnologías humanas son ensamblamientos híbridos de conocimientos, conciencia (Conversación
instrumentos, personas, sistemas de juicio, construcciones y espacios con Hans Heinz Holz)
sustentados a nivel programático por ciertos presupuestos y objetivos LUKÁCS, GEORG - La
respecto de los seres humanos. Se puede considerar la escuela, la sociedad y el individuo
prisión, el asilo como ejemplos de un tipo de tecnologías, que Foucault (Conversación con Leo
denomina disciplinarias, y que operan en términos de una detallada Kofler) [1966]
estructuración del espacio, del tiempo y de las relaciones entre los LUKÁCS, GEORG -
individuos mediante procedimientos de vigilancia jerárquica y sanción Reflexiones sobre una
normalizadora, mediante intentos de plegar estos juicios a los estética del cine
procedimientos y juicios que utiliza el individuo para la conducción de LÉVY, PIERRE - El tiempo real,
su propia conducta (Foucault, 1977; véase Markus, 1993, para un una velocidad trascendental.
examen de la forma espacial de tales ensamblamientos). Un segundo Entrevista de Patrik Javault
ejemplo de una tecnología móvil y multivalente es la de la relación MALINOWSKI, BRONISLAW –
pastoral, una relación de guía espiritual entre una figura de autoridad y El mito en la psicología
un miembro de su grey, que comprenden técnicas como la confesión y primitiva
el develamiento de sí, la ejemplaridad y el disciplinamiento inculcados MARTÍN BARBERO, JESÚS -
en la persona a través de una cantidad de esquemas de autoexamen, Industria cultural: capitalismo
autosospecha, autodevelamiento, autodesciframiento y autocuidado. y legitimación
Al igual que la disciplina, la tecnología pastoral puede articularse en METZ, CHRISTIAN – Trucaje y
numerosas formas distintas: en la relación clérigo-feligrés, terapeuta- cine
paciente, trabajador social-consultante, así como en la relación del PASSOLINI, PIER PAOLO -
sujeto “educado” consigo mismo. No se deberían considerar las Discurso sobre el plano-
relaciones de subjetivación disciplinaria y pastoral como histórica o secuencia o el cine como
éticamente opuestas: los regímenes establecidos en la escuela, el asilo semiología de la realidad
y la prisión abarcan a ambas. Quizás la insistencia en una analítica de PERETTI, CRISTINA -
las tecnologías de lo humano sea la característica más distintiva del Deconstrucción
abordaje que estoy propugnando. Este análisis no parte de la PIRENNE, HENRI - La
consideración de que la tecnologización de la conducta humana sea formación de las ciudades y
maligna. Las tecnologías humanas producen y enmarcan a los seres la burguesía en la Edad
humanos como un determinado tipo de ser cuya existencia es a la vez Media
posibilitada y gobernada por su organización en un campo PRECIADO, BEATRIZ -
tecnológico. Transfeminismo y

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Autoridades micropolíticas del género en


Preguntémonos ahora a quién se le confiere o quién reclama la la era farmacopornográfica
capacidad de decir la verdad del hombre, su naturaleza y problemas y ROSE, NIKOLAS ¿Cómo se
qué caracteriza las verdades sobre las personas a las que se les debería hacer una historia
confiere tal autoridad. ¿Mediante qué aparatos se autorizan estas del yo?
autoridades: universidades, aparato legal, iglesias, política? ¿Hasta qué ROSTAND, JEAN – Presente y
punto la autoridad de la autoridad descansa en una apelación al saber porvenir de la persona
positivo, a la sabiduría y la virtud, a la experiencia y el juicio práctico, humana
a la capacidad de resolver conflictos? ¿Cómo se gobiernan las SARTE, JEAN PAUL - El
autoridades mismas: por los códigos legales, el mercado, los existencialismo es un
protocolos de la burocracia, la ética profesional? Interroguemos cuál humanismo
es la relación entre las autoridades y los que están sujetos a ellas: el SCHOPENHAUER, ARTHUR -
clérigo y el feligrés, el doctor y el paciente, el gerente y el empleado, El arte
el terapeuta y el cliente. En mi opinión, este hincapié en la SIMMEL, GEORG - El conflicto
heterogeneidad de las autoridades, más que en la singularidad del de la cultura moderna
“poder”, es el rasgo distintivo de este tipo de genealogías. Estas SIMMEL, GEORG – El
genealogías intentan diferenciar las distintas personas, cosas, problema del estilo
dispositivos, asociaciones, modalidades de pensamiento, tipos de SPENGLER, OSWALD –El
juicio que buscan, reclaman o adquieren autoridad o a los que ésta les ciclo vital de las culturas
es conferida. Relevan las diferentes configuraciones de autoridad y TODOROV, TZVETAN - El mal
subjetividad, así como los distintos vectores de fuerza y contrafuerza del siglo
que se instalaron y devinieron posibles. Buscan asimismo explorar la TODOROV, TZVETAN - El
variedad de formas en las que se ha autorizado a la autoridad, sin nuevo desorden mundial
reducirlas a una intervención encubierta del estado o a procesos de TOYNBEE, ARNOLD J. – La
iniciativa moral y estudiando particularmente, en cambio, las naturaleza de los
relaciones entre las capacidades de las autoridades y los regímenes de crecimientos de las
verdad. civilizaciones
WEBER, MAX - Concepción
Teleologías luterana de la profesión
Cabe preguntarse por las formas de vida que constituyen las WEBER, MAX - La rutinización
metas, los ideales o los modelos de las distintas prácticas de trabajo del carisma
sobre las personas: el profesional que ejerce su vocación con sabiduría WIESENTHAL, SIMÓN-
y desapasionamiento; el viril guerrero que persigue una vida de honor Operación Nuevo Mundo (La
arriesgando calculadamente su cuerpo; el padre responsable que lleva misión secreta de Cristóbal
una vida de prudencia y moderación; el trabajador que acepta su parte Colón)
con una docilidad fundada en la creencia en la inviolabilidad de la ŽIŽEK, SLAVOJ - "The Matrix",
autoridad o en una recompensa en otra vida; la buena esposa que o las dos caras de la
cumple con sus quehaceres domésticos con callada y modesta perversión
eficiencia; el empresario que se esfuerza por obtener mejoras a largo ŽIŽEK, SLAVOJ - En defensa
plazo en su “calidad de vida”; el amante apasionado y diestro en las de la intolerancia
artes del placer. ¿Cuáles son los códigos de conocimiento que fundan
estos ideales y a qué valoraciones éticas están ligados? Contra quienes
sugieren que en cada cultura se privilegia un modelo único de persona, L I T E R AT U R A
es importante enfatizar la heterogeneidad y la especificidad de los DE GREIFF, LEÓN – Relato de
ideales o modelos de ser persona, desplegados en las distintas los oficios y mesteres de
prácticas, y las formas en que se articulan en relación con problemas y Beremundo
soluciones específicos de la conducta humana. En mi opinión, sólo AUSTER, PAUL - Brooklyn
desde esta perspectiva se puede identificar la peculiaridad de los
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intentos programáticos de instalar un modelo único de individuo como follies (fragmento)


ideal ético para ámbitos y prácticas distintos. Por ejemplo, las sectas BAUDELAIRE, CHARLES -
puritanas estudiadas por Weber hacían intentos originales por asegurar Edgar Allan Poe
un modelo de comportamiento individual en términos del yo, de BEAUVOIR, SIMONE DE - El
sobriedad, deber y modestia aplicado a prácticas tan diversas como marqués de Sade
entretenimientos populares y labores dentro del hogar (ver Weber, BECKFORD, WILLIAM -
[1905] 1976). En nuestra propia época, la economía, en la forma de un Vathek (cuento árabe)
modelo de racionalidad económica y elección racional, y la psicología, BIERCE, AMBROSE -
en la forma de un modelo de individuo psicológico, han sentado las Diccionario del Diablo
bases para similares intentos de unificación de la conducta de vida en BORGES JORGE LUIS - Credo
torno a un modelo único de subjetividad correcta. Pero se debe de poeta
concebir la unificación de la subjetivación como el objetivo de BORGES, JORGE LUIS –
programas específicos o el presupuesto de formas de pensar Pensamiento y poesía
específicas y no como una característica de las culturas humanas.
BORGES, JORGE LUIS -
Credo de poeta
Estrategias BORGES, JORGE LUIS - El
Ahora pasemos a inquirir sobre cómo los procedimientos que arte de contar historias
regulan las capacidades de las personas se vinculan a objetivos BORGES, JORGE LUIS - El
morales, sociales o políticos más amplios respecto de las enigma de la poesía
características deseables y no deseables para la población, la mano de BORGES, JORGE LUIS - La
obra, la familia y la sociedad. Resultan de especial importancia en este metáfora
estudio las divisiones y relaciones que se establecen entre las BORGES, JORGE LUIS - La
modalidades del gobierno de la conducta que se consideran políticas y música de las palabras y la
aquellas que se ejercen por medio de formas de autoridad y de traducción
aparatos que se consideran no políticas, ya sea el conocimiento técnico BUZZATI, DINO – Siete plantas
de expertos, el conocimiento jurídico de los tribunales, el
CABRERA INFANTE,
conocimiento organizacional de los ejecutivos o el conocimiento GUILLERMO – La muerte de
“natural” de la madre y la familia. Un rasgo típico de las Trotsky referida por varios
racionalidades de gobierno que se consideran “liberales” es la escritores cubanos, años
simultánea delimitación de la esfera de lo político por referencia al después – o antes
derecho de otros ámbitos (siendo el mercado, la sociedad civil y la
CADALSO, JOSÉ - Cartas
familia los tres más comunmente desplegados) y la invención de una Marruecas I-VI (1789)
variedad de técnicas que intentarían actuar sobre los sucesos de estos
CALVINO, ITALO - Cyrano en
ámbitos sin quebrar su autonomía. Es por esta razón que los la luna
conocimientos y formas de pericia sobre las características internas de
CALVINO, ITALO – Rapidez
los ámbitos a gobernar, asumen una especial importancia en las
CAMUS, ALBERT - Discurso de
estrategias y programas normativos liberales, ya que estos ámbitos no
aceptación del Premio Nobel
se deben “dominar” por medio de la norma, sino que se deben
de Literatura, 1957
conocer, comprender y relacionar de tal modo que los sucesos en el
CANETTI, ELIAS - El suplicio
interior de los mismos (productividad y condiciones de contratación,
de las moscas
asociaciones civiles, formas de crianza de los niños y de organización
de las relaciones conyugales y las finanzas del hogar) apoyen y no se CASCALES, FRANCISCO -
contrapongan a los objetivos políticos.(6) En el caso que estudiamos Sobre en número ternario

aquí, las características de las personas, como esos “individuos libres” CHEEVER, JOHN - El nadador
sobre quienes descansa el liberalismo para lograr legitimidad y CHIAPPE, DOMENICO -
funcionalidad políticas, revisten una importancia especial. Bien se Literatura hiperfónica y
podría decir que el campo estratégico general de todos los programas multimedia
de gobierno que se consideran liberales se ha definido por el problema

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de cómo poder gobernar individuos libres de modo tal que ejerzan COCTEAU, JEAN - Fiesta
correctamente su libertad. inédita
EAGLETON, TERRY - ¿Qué es

El gobierno de los otros y el gobierno de sí la literatura?


FUENTES, CARLOS - Buñuel y
Cada una de estas líneas de investigación está inspirada en gran
"Las meninas"
medida en la obra de Michel Foucault. Surgen especialmente a partir
de las sugeriencias foucaultianas en relación con una genealogía del GIRONDO, OLIVERIO -
Membretes
arte de gobierno (donde se concibe al gobierno, de un modo general,
abarcando todos esos programas y estrategias más o menos GÓMEZ DE LA SERNA,
racionalizadas para la “conducción de la conducta”) y su concepción RAMÓN - Automoribundia
de la gubernamentalidad que se refiere al surgimiento de GÓMEZ DE LA SERNA,
racionalidades políticas o mentalidades normativas, en las que la RAMÓN - Riverismo
norma se vuelve un asunto de calculada gestión de los asuntos de GONZÁLEZ, ENRIQUE
todos y cada uno para lograr determinados objetivos deseables HÉCTOR - El discreto
(Foucault, 1991; ver la discusión de la noción de gobierno en Gordon, encanto de la greguería
1991). Gobierno no indica aquí una teoría sino cierta perspectiva a GOYTISOLO, JUAN -
partir de la cual se puede hacer inteligible la diversidad de intentos de Hemingway va a ver corridas
las autoridades de distinto tipo de actuar sobre las acciones de los de toros
otros, en relación con objetivos de prosperidad nacional, armonía, GOYTISOLO, JUAN - Don
virtud, productividad, orden social, disciplina, emancipación, Quijote, don Juan y la
autorrealización, etc. Esta perspectiva también dirige nuestra atención Celestina
a los modos en que las estrategias de conducción de la conducta tan GRACIÁN, BALTASAR - El
frecuentemente operan mediante intentos de moldear lo que Foucault galardón del beneficio
llama las “tecnologías del yo” (“mecanismos de autogobierno”), o los MUJICA LAINEZ, MANUEL -
modos en que los individuos se experimentan, entienden, juzgan y Tres cuentos
conducen (Foucault, 1986a,1986b, 1988). Las tecnologías del yo NERUDA, PABLO - El poder de
adoptan la forma de la elaboración de ciertas técnicas para la la poesía
conducción de la relación consigo mismo, por ejemplo, requieren que PINTER, HAROLD – Arte,
uno se relacione consigo epistemológicamente (conócete a tí mismo), verdad, y política - Discurso
despóticamente (domínate) o de otros modos (cuídate). Se concretan de aceptación del Premio
en ciertas prácticas técnicas: confesión, escritura de un diario, Nobel, 2005
discusión en grupos, el programa de los doce pasos de Alcohólicos PROUST, MARCEL - Sobre la
Anónimos. Las mismas siempre se practican bajo la autoridad real o lectura
imaginada de algunos regímenes de verdad y de algún individuo con PULECIO MARIÑO, GABRIEL
autoridad, ya sea teológica y pastoral, piscológica y terapeútica, o bien – El recinto poético, “Chacal
disciplinaria y tutelar. de noche” de Patricia
Damiano
A partir de estas consideraciones surgen varias cuestiones. SÁENZ, MIGUEL - Traducción
y cultura en el ámbito
literario
La primera surge en relación con la ética misma. En obras
SHAW, GEORGE BERNARD -
posteriores, Foucault utilizó la noción de “ética” como una
Vuelta a Matusalén
designación genérica de sus investigaciones respecto de la genealogía
(Pentateuco Metabiologico)
de las formas actuales de “cuidado” de sí (Foucault, 1979b, 1986a,
[Prefacio]
1986n; véase Minson, 1993). Foucault distingue las prácticas éticas
VALÉRY, PAUL - El cementerio
del campo de la moral, en tanto los sistemas morales son generalmente
marino
sistemas universales de mandato e interdicción (haz esto o no hagas lo
otro) y frecuentemente articulados en relación con algún código WENTZLAFF-EGGEBERT,
HARALD - Sobre la
relativamente formalizado. La ética, por otro lado, se refiere al ámbito
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de tipos específicos de consejos prácticos acerca de cómo cuidar de sí, cosalogía en la vanguardia
prestarse atención solícita y conducirse en varios aspectos de la hispánica
existencia cotidiana. Los distintos períodos culturales, argumentaba ZALAMEA, JORGE - El sueño
Foucault, se distinguieron por la importancia dada en las prácticas de de las escalinatas
regulación de la conducta a los mandatos morales y a los repertorios (fragmento)
prácticos de consejos éticos. No obstante, se podría emprender una
genealogía de nuestro sistema moral contemporáneo que, sugería
Foucault, alentaba a los seres humanos a relacionarse consigo como H I S TO R I A
sujetos de una “sexualidad” y a “conocerse” a través de una GRIMAL, PIERRE - La
hermenéutica del yo, a explorar, descubrir, revelar y vivir a la luz de civilización romana: La vida
los deseos que conforman su verdad. Esta genealogía alteraría la y las artes
apariencia de esclarecimiento que revistió este sistema, explorando la WIESENTHAL, SIMON -
forma en que ciertas formas de prácticas espirituales ubicables en la Operación Nuevo Mundo (La
ética de griegos, romanos y primeros cristianos se incorporaron al misión secreta de Cristóbal
poder pastoral y, posteriormente, a las prácticas de tipo educativo, Colón)
médico y psicológico (Foucault, 1986b, pág. 11).
El abordaje que vengo delineando claramente deriva, en gran
medida, de la forma en que Foucault pensó estas cuestiones. No ARTE
obstante, me gustaría desarrollar sus argumentos en varios sentidos. HOLMES, BRIAN - El
En primera instancia, como ya ha sido señalado, la noción de dispositivo artístico, o la
“tecnologías del yo” puede prestarse a confusión. El yo no constituye articulación de
el objeto transhistórico de las técnicas de ser humano sino sólo una enunciaciones colectivas
forma en que los hombres se han propuesto comprenderse y VASARI, GIORGIO - Rafael de
relacionarse consigo mismos (Hadot, 1992). Estas relaciones se Urbino, pintor y arquitecto
postulan, en las distintas prácticas, en términos de individualidad,
carácter, constitución, reputación, personalidad y nociones similares,
que ni son meramente diferentes versiones de un yo, ni se suman para CINE
constituir un yo. Además, debe quedar abierto como un tema de
investigación histórica en qué medida nuestra relación contemporánea BRESSON, ROBERT - Notas
con nosotros mismos (interioridad, autoexploración, autorrealización y sobre el cinematógrafo

demás) toma de hecho el tema de la sexualidad y el deseo como su FASSBINDER, RAINER


punto de anclaje. En otra parte sugerí que el yo, en sí mismo, devino WERNER - El hombre y el
objeto de valoración, un régimen de subjetivación en que el deseo se cine, el hombre y su obra

ha liberado de su dependencia a la ley de una sexualidad interna y se PASOLINI, PIER PAOLO -


ha transformado en una variedad de pasiones a través de las cuales Discurso sobre el plano-
descubrir y realizar la identidad del yo (Rose, 1990). secuencia o el cine como
semiología de la realidad
Sugeriría asimismo que es necesario extender el análisis de las
relaciones entre gobierno y subjetivación más allá del campo de la
ética, si por tal entendemos todos los estilos de relacionarse consigo
C I E N C I A S N AT U R A L E S
que se estructuran por la división entre lo verdadero y lo falso, y lo
permitido y lo prohibido. Es necesario estudiar el gobierno de esta DARWIN CHARLES - La
relación también desde otros ejes. expresión de las emociones

Uno de estos ejes tiene que ver con el intento de inculcar una (II)

determinada relación consigo a través de las transformaciones de las DARWIN, CHARLES - La


“mentalidades” o de lo que uno podría llamar “técnicas intelectuales” expresión de las emociones
(lectura, memoria, escritura, habilidad numérica, y demás) (Véanse (I)

algunos importantes ejemplos en Eisenstein, 1979 y Goody y Watt, DARWIN, CHARLES - La


1963). Por ejemplo, especialmente en el curso del siglo XIX en expresión de las emociones

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Europa y los Estados Unidos, se ve el desarrollo de una cantidad de (III) Sorpresa, asombro,
proyectos para la transformación del intelecto al servicio de ciertos miedo y horror
objetivos, buscando en cada caso imponer una determinada relación
consigo mismo a través de la implantación de ciertas capacidades de
lectura, escritura y cálculo. Podríamos citar a modo de ejemplo la SEGUIDORES
forma en que en las últimas décadas del siglo XIX, educadores Seguidores (699) Siguiente
republicanos en los Estados Unidos promovían las aptitudes para el
cálculo numérico, en especial las habilidades numéricas que se verían
facilitadas por la decimalización, con miras a generar un tipo
determinado de relación con sí mismo y con el mundo en aquellos que
contaran con estas aptitudes. Un yo numérico sería un yo calculador
que establecería una relación prudente con el futuro, la formulación de
presupuestos, el comercio, la política y la conducta en la vida en
general (Cline-Cohen, 1982, págs. 148-9; véase Rose, 1991).
Un segundo eje estaría relacionado con la corporalidad o las
técnicas del cuerpo. Por supuesto, investigadores provenientes de la
E S TA F E TA
antropología y de otras disciplinas han investigado en detalle el
moldeamiento cultural de los cuerpos (comportamiento, expresión de
las emociones y demás) en tanto difieren de una cultura a otra y dentro
V E R TO D O M I P E R F I L
cada cultura, entre géneros, edades, status, grupos, etc. Marcel Mauss
proporciona el relato clásico de las formas en que el cuerpo como
instrumento técnico se organiza de modos diferentes en culturas
distintas: formas diferentes de caminar, sentarse, cavar, marchar.
(Mauss, 1979a; véase Bourdieu, 1977). Sin embargo, una genealogía
de la subjetivación no está interesada en la relatividad cultural de las
aptitudes corporales en sí misma; se interesa, en cambio, por las
formas en que se han diseñado e implantado los distintos regímenes
del cuerpo en intentos racionalizados de producir una determinada
relación consigo mismo y con los demás. Norbert Elias ha dado
muchos ejemplos importantes de las formas en que códigos explícitos
de conducta corporal (modales, etiqueta y autoobservación de las
funciones y actos corporales) se imponían a los individuos según la
posición ocupada en el aparato de la corte de Luis XIV a mediados del
siglo XVIII (Elias, 1983; véase también Elias, 1978; Osborne 1996).
El disciplinamiento del cuerpo del individuo patológico en la prisión y
el asilo del siglo XIX no sólo implicaba su organización dentro de un
régimen externo de vigilancia jerárquica y sanción normalizadora, y su
montaje a través de regímenes moleculares que regían la movilidad en
el tiempo y en el espacio: también se buscaba imponer una relación
interna entre el individuo patológico y su cuerpo, en que el
comportamiento corporal al mismo tiempo manifestase y mantuviese
un cierto dominio disciplinado ejercido por la persona sobre sí misma
(Foucault, 1967, 1977; véase también en Smith, 1992, una historia de
la noción de “inhibición” y su relación con la preocupación victoriana
respecto de la manifestación externa de determinación y dominio de sí
a través del ejercicio del control sobre el cuerpo). Una relación
análoga, aunque significativamente distinta, con el cuerpo fue un
elemento clave en el cultivo de sí de cierta imagen estética en la

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Europa del siglo XIX, encarnada en estilos de vestidos así como en la


práctica de determinadas técnicas corporales, como la natación, que
producirían y mostrarían una determinada relación con lo natural
(Sprawson, 1992). Los teóricos del género han comenzado a analizar
los modos en que la exteriorización apropiada de la identidad sexual
estuvo históricamente vinculada con inculcar ciertas técnicas del
cuerpo (Brown, 1989; Butler, 1990; Bordo, 1993). Ciertas formas de
comportarse, caminar, correr, sostener la cabeza y colocar brazos y
piernas no son sólo culturalmente relativas o adquiridas en la
socialización de género, sino que constituyen regímenes del cuerpo
que buscan subjetivar en términos de una cierta verdad de género,
inscribiendo una determinada relación consigo mismo en un régimen
corporal; régimen que se prescribe, racionaliza y enseña en manuales
de consejos, etiqueta y modales, y se impone tanto por la sanción
como por la seducción. (Ver los estudios recopilados por Bremer y
Roodemburg, 1991).
Estos comentarios deberían dar una idea de la heterogeneidad de
los vínculos entre el gobierno de los demás y el gobierno de sí. Es
importante enfatizar otros dos aspectos de esta heterogeneidad. El
primero está relacionado con la diversidad de los modos en que se
impone cierta relación consigo. Existe la tentación de concentrarse en
los elementos del autodominio y las restricciones sobre los propios
deseos e instintos implicados en varios regímenes de subjetivación,
prohibiciones destinadas a controlar o civilizar una naturaleza interna
que resulta desmesurada. Ciertamente se puede observar esta temática
en muchos de los debates del siglo XIX sobre ética y carácter tanto
para las clases dominantes como para las clases obreras respetables, un
paradójico “despotismo del yo” en el corazón de las doctrinas liberales
de la libertad individual. (Derivo esta formulación de Valverde, 1996;
véase Valverde, 1991). Sin embargo, existen muchas otras formas en
que se puede establecer la relación consigo mismo y aún dentro del
ejercicio del dominio, existe una variedad de configuraciones
mediante las cuales se puede alentar el dominio de sí (Véase
Sedgwick, 1993). Dominar la propia voluntad al servicio del carácter
inculcando hábitos y rituales de autonegación, prudencia y previsión,
por ejemplo, es distinto de dominar el propio deseo trayendo las raíces
del mismo a la conciencia a través de una hermenéutica reflexiva con
el fin de liberarse de las consecuencias autodestructivas de la
represión, proyeccción e identificación.
Más aún, la forma misma de la relación puede variar. Puede ser
una relación de conocimiento, como el mandato de conocerse del que
Foucault hace el recorrido desde la confesión cristiana hasta las
técnicas psicoterapéuticas contemporáneas: en este caso los códigos
del conocimiento son inevitablemente provistos no por la
introspección pura sino por una instrospección signada en un
vocabulario particular de sentimientos, creencias, pasiones, deseos,
valores y de acuerdo con un determinado código explicativo, derivado
de alguna fuente de autoridad. Puede ser también una relación de

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preocupación y solicitud, como en los proyectos del cuidado de sí en


los que se actúa sobre el cuerpo, que debe ser nutrido, protegido y
salvaguardado con regímenes dietarios, reducción del estrés al mínimo
y autoestima. Análogamente, también varía la relación con la
autoridad. Considérese, por ejemplo, algunas de las cambiantes
configuraciones de autoridad en el gobierno de la locura y la salud
mental: la relación de dominio que se ejerció entre el doctor del asilo y
el loco en la medicina moral de finales del siglo XVIII; la relación de
disciplina y autoridad institucional que se estableció entre el médico y
el interno en el asilo del siglo XIX; la relación pedagógica que se
estableció, en la primera mitad del siglo XX, entre los higienistas
mentales y los niños, padres, alumnos y maestros, trabajadores y
gerentes, generales y soldados, sobre quienes buscaban actuar; la
relación de seducción, conversión y ejemplariedad que se establece
entre el psicoterapeuta y el paciente en la actualidad.
A pesar de que las relaciones consigo mismo impuestas en un
momento histórico dado puedan ser similares en numerosos sentidos
(por ejemplo, la noción victoriana de carácter se trasladó ampliamente
a muchas prácticas distintas), resultará evidente, a partir de la
exposición precedente, que cartografiar la topografía de la
subjetivación queda pendiente como una tarea de investigación
empírica. Por ende, no se trata de narrar una historia general de la idea
de persona o de yo, sino de rastrear las formas técnicas aplicadas a la
relación consigo mismo en distintas prácticas, legal, militar, industrial,
familiar, económica. Y aún dentro de cualquier práctica, se debe
suponer que la heterogeneidad es más común que la homogeneidad;
considérese, por ejemplo, las muy distintas configuraciones del ser
persona en el aparato legal en un momento dado, la diferencia entre la
noción de estátus y reputación tal como funcionó en los procesos
civiles en el siglo XIX y la elaboración simultánea de una nueva
relación con el criminal como una personalidad patológica en los
tribunales penales y en el sistema carcelario (Ver Pasquino, 1991).
Nuestra propia actualidad ciertamente aparece marcada por cierto
nivelamiento de esas diferencias, de forma tal que los presupuestos de
diversas prácticas sobre los seres humanos comparten un cierto aire de
familia: los seres humanos como yoes con autonomía, elección y
responsabilidad sobre sí, dotados de una aspiración psicológica de
autorrealización, que llevan su vida, real o potencialmente, como una
especie de empresa de sí. Pero es justamente éste el punto de partida
de una investigación genealógica. Nos preguntaremos: ¿de qué modos
se montó este régimen del yo, en qué condiciones y en relación con
cuáles demandas y formas de autoridad? Sin duda en los últimos cien
años hemos presenciado una proliferación de saberes expertos sobre la
conducta humana: economistas, administradores, contadores,
abogados, orientadores, terapeutas, médicos, antropólogos,
profesionales de ciencias políticas, expertos en política social y
disciplinas afines. Pero argumentaría que la “unificación” de los
regímenes de subjetivación en términos del yo tiene mucho que ver

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con el ascenso de una forma particular de saber experto positivo


acerca del ser humano: el de las disciplinas psi y su “generosidad”. Por
generosidad me refiero, contrariamente a las opiniones tradicionales
sobre la exclusividad del conocimiento profesional, a que la psicología
estuvo feliz y de hecho ansiosa por “ofrecerse”: prestar sus
vocabularios, explicaciones y tipos de juicio a otros grupos
profesionales y a implantarlos en los pacientes. (Véase Rose, 1992b;
ver Capítulo 4 de este volumen). Las disciplinas psi, en parte como
consecuencia de su heterogeneidad y falta de paradigma único, han
adquirido una particular capacidad de penetración en relación con las
prácticas para la conducción de la conducta. No sólo pudieron proveer
toda una variedad de modelos de ser un yo [selfhood], sino también
recetas para el gobierno de las personas que pueden ser puestas en
práctica por profesionales de distintos ámbitos. Su potencia se vió
incrementada aún más por la capacidad de complementar esas
cualidades practicables con una legitimidad que derivaba de su
reinvindicación de decir la verdad sobre los seres humanos.
Rápidamente, se diseminaron por su posibilidad de ser traducidos a
programas destinados a reconfiguar los mecanismos de
autoconducción de los individuos, ya sea en la clínica, el aula, el
consultorio, la columna de consejos de alguna revista o los programas
donde la gente se confiesa por televisión. Ciertamente, es verdad que
las disciplinas psi no gozan de la alta estima del público y que muchas
veces sus profesionales son blanco de bromas. Pero no habría que
dejarse llevar por este dato, lo psi se ha vuelto imprescindible para
poder concebir el ser persona, experimentarse uno mismo y a los
demás como personas, como también gobernarse a sí mismo o a los
demás.
Permítaseme volver sobre el tema de la diversidad de regímenes
de subjetivación. Otra dimensión de la heterogeneidad surge de que las
formas de gobernar a los demás están vinculadas no sólo a la
subjetivación del gobernado, sino también a la subjetivación de
aquellos que gobernarán la conducta. Así Foucault argumenta que la
problematización del sexo entre los hombres, para los griegos, estaba
vinculada a la demanda de que aquel que iba a ejercer autoridad sobre
los demás debía ser capaz primero de ejercer el dominio sobre sus
propias pasiones y apetitos, ya que sólo no siendo esclavo de sí se era
competente para ejercer la autoridad sobre los demás. (Véase
Foucault, 1988; Mineson, 1993, págs. 20-1). Peter Brown señala el
trabajo requerido de un joven de las clases privilegiadas en el Imperio
Romano del siglo II a quien se le aconsejaba deshacerse de sus
aspectos “suaves” o “femeninos” (en su andar, en el ritmo de su
hablar, su autocontrol) a fin de mostrarse capaz de ejercer autoridad
sobre los demás (Brown, 1989, pág. 11). Gerhard Oestreich sugiere
que el retorno a la ética estóica en los siglos XVII y XVIII en Europa
surgió como respuesta a las críticas de osificación y corrupción
lanzadas a la autoridad: las virtudes del amor, la confianza, la
reputación, la amabilidad, las facultades espirituales, el respeto por la

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justicia y otras por el estilo iban a convertirse en los medios utilizados


por las autoridades para renovarse (Oestreich, 1982, pág. 87). Stephan
Collini describió nuevos modos en que las clases intelectuales
victorianas se problematizaban en términos de cualidades como
determinación y altruismo: se interrogaban, con permanente ansiedad,
sobre la debilidad de la voluntad y encontraban en ciertas formas de
labor social y filantrópica, un antídoto para la duda de sí (Collini,
1991, comentado en Osborne, 1996). Al tiempo que estos mismos
intelectuales victorianos problematizaban todo los aspectos de la vida
social en términos de carácter moral, amenazas al carácter, debilidad
de carácter y necesidad de promover el buen carácter, y argumentaban
que las virtudes del carácter (autoconfianza, sobriedad, independencia,
autoconstricción, respetabilidad, mejora de sí) se debían inculcar en
los demás mediante actos positivos del estado y de los hombres de
estado, estaban haciendo sobre sí mismos, como sujetos, un trabajo
ético correlativo pero diferente (Collini, 1979, págs. 29-32).
Análogamente, a lo largo de todo el siglo XIX, se ve el surgimiento de
programas bastante nuevos de reforma de la autoridad secular dentro
del servicio estatal, el aparato del gobierno colonial y la
organizaciones de la industria y la política, en los que el rol de
empleado del estado, burócrata y gobernador colonial constituirán el
blanco de todo un nuevo régimen ético de desinterés, justicia, respeto
por las normas, distinción entre el desempeño de un cargo y las
pasiones privadas, y mucho más (Weber, 1978; véase Hunter, 1993a,
b, c; Minson, 1993; du Gay,1995; Osborne, 1994). Y por supuesto,
muchos de los que estaban sujetos al gobierno de estas autoridades
(oficiales autóctonos en las colonias, esposas de las clases respetables,
padres, maestros, trabajadores, institutrices) fueron a su vez
convocados a cumplir su papel en el moldeamiento de las personas así
como en inculcarles cierta relación consigo mismos.
Desde esta perspectiva, ya no resulta sorprendente que los seres
humanos a menudo se encuentren resistiendo las formas de ser
persona que se les exigió que adoptaran. La resistencia (si por tal
entendemos la oposición a un régimen particular de conducir la propia
conducta) no requiere de una teoría de la agencia. No necesitan ser
explicadas las fuerzas inherentes que, dentro de cada ser humano,
aman la libertad, buscan ampliar facultades y capacidades o luchan por
la emancipación, y que son anteriores a las demandas de la
civilización y la disciplina y entran en conflicto con ellas. No se
necesita una teoría de la agencia para dar cuenta de la resistencia más
de lo que se podría necesitar de una epistemología para dar cuenta de
la producción de efectos de verdad. Los seres humanos no son los
sujetos unificados de algún régimen coherente de gobierno que
produce personas tal como las sueña. Por el contrario, los hombres
viven sus vidas moviéndose constantemente en distintas prácticas que
los subjetivan de modos distintos. Dentro de estas distintas prácticas,
las personas se relacionan entre sí como tipos de seres humanos
distintos, presuponen ser clases de personas distintas y actúan como si

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lo fueran. Las técnicas de relacionarse consigo, como un sujeto con


capacidades únicas, merecedor de respeto, chocaron con las prácticas
de relacionarse consigo como blanco de disciplina, deber y docilidad.
La demanda humanista que reclama descifrarnos en términos de la
autenticidad de los propios actos choca con la demanda política o
institucional de que nos gobernemos por la responsabilidad colectiva
en una toma de decisión organizada, aún cuando se esté personalmente
en contra. La demanda ética de sufrir nuestras penas en silencio y
encontrar la manera de continuar resulta problemática desde la
perspectiva de una ética pasional que nos obliga a revelarnos haciendo
uso de un particular vocabulario de emociones y sentimientos.
La existencia de la contestación, el conflicto y la oposición, en
prácticas que conducen la conducta de las personas, no sorprende ni
requiere apelar a las cualidades particulares de la agencia humana,
salvo, en el sentido mínimo de que el ser humano (como todo) supera
todo intento de pensarlo; si bien el ser humano es necesariamente
pensado, no existe en la forma del pensamiento.(7) Es de este modo
que en cualquier ámbito o campo dado, los seres humanos utilizan
programas concebidos para un fin al servicio de otros fines. Por
ejemplo, psicólogos, reformadores administrativos, sindicatos y
trabajadores han recurrido al vocabulario de la psicología humanística
para criticar las prácticas de administración basadas en el estudio
psicofisiológico o disciplinario de las personas. Durante las últimas
dos décadas, reformadores de las prácticas en bienestar social y en
medicina se han inclinado por la noción de los seres humanos como
sujetos de derechos en contra de las prácticas que presuponen que los
seres humanos son sujetos de asistencia. De este complejo y discutido
campo de oposiciones, alianzas y disparidades de regímenes de
subjetivación provienen acusaciones de falta de humanidad, críticas,
reclamos de reformas, programas alternativos y la invención de
nuevos regímenes de subjetivación.
Si optamos por llamar resistencia a algunas dimensiones de estos
conflictos, esto es en sí una cuestión de perspectiva: requiere que
emitamos un juicio. Vana es la queja de que semejante perspectiva no
deja un lugar desde donde hacer una crítica ética y evaluar posturas
éticas. La historia de todos los intentos de fundamentar la ética sin
apelar a algún garante trascendental es suficientemente clara: no puede
terminar con los conflictos sobre los regímenes de la persona, sino
simplemente ocupar un lugar más dentro del campo de disputa. (Ver
MacIntyre, 1981).

Los pliegues del alma


Pero, ¿no es que el tipo de fenómenos que he venido comentando
resultan de interés precisamente debido a que nos producen como
seres humanos con un determinado tipo de subjetividad? Ciertamente
ésta es la opinión de muchos investigadores, de Norbert Elias a las
teóricas feministas contemporáneas que se apoyan en el psicoanálisis
para fundamentar un relato de los modos en que ciertas prácticas del
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yo se inscribieron en el cuerpo y en el alma del sujeto definido por el


género (por ejemplo: Butler, 1993; Probyn, 1993). Para algunos este
camino parece libre de problemas. Elias, por ejemplo, no dudaba que
los seres humanos fueran criaturas habitadas por una psicodinámica
psicoanalítica y que era ésta la que proveía la base material para la
inscripción de la civilidad en el alma del sujeto social (Elias, 1978).
Por mi parte, ya he sugerido que semejante opinión resulta paradójica
porque requiere que adoptemos una verdad histórica reciente acerca de
los seres humanos (concebida en las postrimerías del siglo XIX) como
la base universal para investigar la historicidad del ser humano. Para
otros, es necesario hacer una elección de este tipo si se quiere evitar
representar al ser humano como un mero objeto pasivo, siempre
maleable por procesos históricos, y si lo que se busca es tener un
relato de la agencia y la resistencia y ubicar además un punto desde
donde evaluar un régimen del ser persona respecto de otro (véase un
ejemplo de esta argumentación en Fraser, 1989). Ya he expresado mi
opinión en el sentido de que no se necesita este tipo de teoría para dar
cuenta del conflicto y la contestación y que la base ética
aparentemente estable provista por cualquier teoría dada del ser
humano resulta ilusoria. No hay otra opción que entrar en un debate
que no se puede definir apelando a la naturaleza esencial y universal
del ser humano como sujeto de derechos, de libertad, de autonomía o
de lo que sea. Cabe preguntarse entonces si es posible escribir una
genealogía de la subjetivación sin una metapsicología. Mi opinión es
que sí es posible.
Una genealogía de este tipo, sugiero, requiere sólo una noción
mínima o débil del material humano sobre el que se escribe la historia
(Véase Patton, 1994). No nos interesa la construcción social o
histórica de la persona o la narración del nacimiento de la identidad
del yo moderno. Nuestro interés recae en cambio en la diversidad de
estrategias y tácticas de subjetivación operadas y desplegadas en
distintas prácticas, en momentos diferentes y en relación con distintas
clasificaciones y diferenciaciones de las personas. El ser humano no es
una entidad con una historia sino más bien el blanco de una
multiplicidad de tipos de trabajo, pensable más como una latitud o una
longitud donde se intersectan distintos vectores a velocidades
diferentes. La “interioridad” que tantos se sienten obligados a
diagnosticar no es la del sistema psicológico sino la de una superficie
discontínua, una especie de plegamiento de la exterioridad.
Esta noción de plegamiento, la tomo un tanto libremente de la
obra de Gilles Deleuze (Deleuze, 1988, 1990a, 1992a; ver también
Probyn, 1993, págs. 128-34). El concepto de pliegue o de doblez
sugiere un modo de poder concebir el comienzo de la existencia de
una internalidad en el ser humano sin postular una interioridad previa
y sin tener que adoptar una versión particular de la ley de esta
interioridad, cuya historia buscamos diagnosticar y poner en cuestión.
El pliegue indica una relación sin un interior esencial, donde lo que
está “dentro” es simplemente un pliegue del exterior. Estamos

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familiarizados con la idea de que regiones del cuerpo que comúnmente


nos representamos como parte de nuestra interioridad (el tracto
digestivo, los pulmones) no son sino invaginaciones de un afuera. Esto
no hace que dejemos de investirlos de afectos personales y culturales y
de valores en términos de una imagen corporal aparentemente
inmutable que es tomada como la norma de nuestra percepción de los
contornos y los límites de nuestra corporalidad. Quizás podamos
pensar el poder que los modos de subjetivación tienen sobre los seres
humanos en función de este plegamiento. Los pliegues incorporan sin
totalizar, internalizan sin unificar, reúnen discontínuamente en forma
de dobleces que configuran superficies, espacios, flujos y relaciones.
Dentro de una genealogía de la subjetivación, lo que se puede
plegar sería cualquier cosa que pueda adquirir autoridad:
mandamientos, consejos, técnicas, pequeños hábitos de pensamiento y
emoción, una variedad de rutinas y normas para ser humano: los
instrumentos a través de los cuales un ser humano se constituye en
distintas prácticas y relaciones. Estos plegamientos se estabilizan
parcialmente, a tal punto que los seres humanos han llegado a
imaginarse como sujetos de una biografía, a utilizar ciertas “artes de la
memoria” para dotar de estabilidad a estas biografías, a emplear cierto
vocabulario y explicaciones para que les resulten inteligibles. Esto es
indicativo de la necesidad de ampliar los límites de la metáfora del
pliegue, en tanto las líneas de estos pliegues no atraviesan un dominio
colindante con los límites carnales de la epidermis humana. Los seres
humanos son puestos en lugar y en acto a través de un régimen de
dispositivos, miradas y técnicas que se extienden más allá de los
límites de la carne. La memoria de la propia biografía no es una
simple capacidad psicológica sino que está organizada por rituales de
narración de historias, apoyada en artefactos como los álbumes de
fotografías y demás. Los regímenes de la burocracia no son
simplemente procedimientos éticos plegados en el alma, sino que
ocupan una matriz de oficinas, archivos, máquinas de escribir, hábitos
de cálculo del tiempo, repertorios conversacionales, técnicas de
notación. Los regímenes de la pasión no son simplemente pliegues
afectivos en el alma, sino que se ejercen en ciertos espacios recluidos
o valorizados, mediante un equipamiento sensualizado de camas, telas
y sedas, rutinas de vestirse y desvestirse, dispositivos estetizados para
brindar música y luz, formas de repartir el tiempo y demás (Véase
Ranum, 1989). El ser como plegamiento no es asunto de cuerpos sino
de ámbitos ensamblados.
Podemos contraponer este tipo de espacialización del ser humano
a la narrativización emprendida por sociólogos y filósofos de la
modernidad y la posmodernidad. Con ello queremos decir que
necesitamos hacer que el ser humano resulte inteligible en términos de
ensamblamientos. (Este argumento se encuentra desarrollado en el
Capítulo 8). Con ensamblamiento me refiero a la localización e
interconexión de rutinas, hábitos y técnicas dentro de dominios de
acción y de valor específicos: bibliotecas y estudios, dormitorios y

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saunas, tribunales y aulas, consultorios y galerías de museos,


mercados y secciones en las tiendas. Los cinco tomos de la Historia de
la vida Privada compilados bajo la dirección general de Phillipe Ariès
y George Duby dan múltiples ejemplos de la forma en que nuevas
capacidades humanas, como estilos de escritura o de sexualidad,
dependen de ciertas formas de organización espacial del hábitat
humano a las que también hacen surgir (Veyne, 1987; Duby, 1988;
Chartier, 1989; Perrot, 1990; Prost y Vincent, 1991). Sin embargo, no
hay nada privilegiado en lo que se ha dado en llamar “vida privada”
respecto de la ubicación espacial de los regímenes de subjetivación, ya
que al sujeto moderno se le ha requerido que identifique su
subjetividad tanto en la fábrica como en la cocina, en el ámbito militar
como en el estudio, en la oficina tanto como en el dormitorio. A la
aparente linealidad, unidireccionalidad e irreversibilidad del tiempo
podemos contraponer la multiplicidad de lugares, planos y prácticas.
En cada uno de estos ensamblamientos, se activan repertorios de
conductas que no se encuentran limitadas por la envoltura de la piel
humana ni mantenidas en forma estable en el interior del individuo:
constituyen más bien redes de tensión que atraviesan un espacio y que
les confieren a los seres humanos capacidades y facultades en la
medida en que éstos las capturen en ensamblamientos híbridos de
conocimientos, instrumentos, vocabularios, sistemas de juicio y
dispositivos técnicos. En este sentido, una genealogía de la
subjetivación necesita pensar al ser humano como un tipo de
“maquinación”, un híbrido de carne, artefacto, conocimiento, pasión y
técnica.

Conclusión
Nuestro régimen del yo actual se caracteriza por reflexionar y
actuar en la totalidad de dominios, prácticas y ensamblamientos
diversos en función de una “personalidad” unificada, una “identidad”
a revelar, descubrir o trabajar en cada uno. Esta “maquinación” del yo
en términos de identidad debe ser reconocida como un régimen de
subjetivación de origen reciente. En los ensayos que siguen, sostengo
que las disciplinas psi han tenido un papel central en nuestro régimen
de subjetivación contemporáneo y su unificación bajo el signo del yo.
Así es que una historia crítica de lo psi tomaría como objeto nuestro
régimen contemporáneo del yo y de la identidad, junto con todos los
juicios y jueces que lo han poblado. Esta historia describiría el rol que
tuvieron las ciencias psicológicas en la genealogía de dicho régimen y
las relaciones que éste construye entre lo uno y lo múltiple, lo interno
y lo externo, el todo y la parte, en las clasificaciones delineadas en esta
obra. Una genealogía de la contribución de la psicología a nuestro
régimen del yo se conecta lateralmente con todos los movimientos
políticos contemporáneos que han desafiado la categoría de identidad:
la identidad de la mujer, la identidad de raza, la identidad de clase.
(Véase especialmente Haraway, 1991 y Riley, 1988). Si se dejan de
lado las banales celebraciones “posmodernas” de la alegría de la

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“diferencia”, esos desafíos están motivados en parte por la creencia de


que los valores del yo y de la identidad funcionan más como
obstáculos que como recursos del pensamiento crítico. La política de
la identidad aún cuando no esté asociada a proyectos bárbaros para
“limpiar” las diferencias, está minada por fragmentaciones internas en
las que los sujetos que se suponen unificados (en tanto mujeres,
negros, discapacitados, locos) se rehúsan a reconocerse con el nombre
que se les da. En esta fragmentación y en estos rechazos, nos vimos
forzados a reconocer que las identidades, nacional, racial, sexual, de
género o de clase, típicamente fueron creada históricamente por
aquellos que iban a identificarnos con el fin de problematizar, regular,
vigilar, reformar, mejorar, desarrollar o aún eliminar a los
identificados de ese modo. Cierto es que con frecuencia estas
identidades fueron abrazadas por los que fueron identificados por esa
vía para después volverlas contra los regímenes que las crearon. Pero
declarar “yo soy tal nombre”: mujer, homosexual, proletario,
afroamericano (o inclusive hombre, blanco, civilizado, responsable,
masculino) no es una representación externa de un estado interno y
espiritual sino una respuesta a la historia de esa identificación y sus
ambiguos dones y legados.
Es verdad que no podemos analizar el presente en función de los
pecados que puedan yacer en su genealogía. Los vocabularios que
utilizamos para pensarnos surgen de nuestra historia pero no siempre
conservan las marcas de su nacimiento: la historicidad de los
conceptos es demasiado contingente, demasiado móvil, oportunista e
innovadora para ello. Las estrategias políticas motivadas por los
ideales de la identidad sin duda fueron imbuidas tan frecuentemente
por los nobles valores del humanismo y su compromiso con la libertad
individual como lo fueron por la voluntad de dominar o purificar en
nombre de la identidad. Pero con el fin de siglo quizás sea momento
de intentar contabilizar los costos y no sólo las bendiciones de
nuestros proyectos de identidad. A la hora de contabilizar esos costos,
un elemento pequeño pero significativo será identificar las
contribuciones que la psicología hizo al régimen de la subjetivación,
en tanto discurso que por aproximadamente ciento cincuenta años nos
ha dicho (a veces con mandatos brutales, a veces con disquisiciones
desapasionadas, otras con murmullos seductores y reconfortantes) la
verdad sobre nosotros mismos.

Notas
1.- Para evitar confusiones permítaseme señalar que al término subjetivación no
se lo utiliza aquí para implicar dominación por parte de otros ni subordinación a
un régimen de poder extraño. Funciona aquí no como un término al servicio de
la “crítica” sino como un dispositivo de pensamiento crítico: simplemente para
designar procesos de configuración de cierto tipo de sujeto. A lo largo de este
capítulo se tornará evidente que mi argumentación se apoya en el análisis de la
subjetivación que hace Michel Foucault.

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2.- Aquí hago alusión a la frase de Michel Maffesoli: “en el corazón de lo real
existe entonces un “irreal” que es irreductible y cuya acción lejos está de ser
desdeñable” (Maffesoli, 1991, p.12).
3.- Es importante comprender esta referencia en su forma reflexiva antes que
sustantiva. En lo que sigue, la frase designa en todo momento esta relación y no
implica ningún “yo” sustantivo como objeto de la relación.
4.- Se trata desde ya de una sobreargumentación. Por otra parte, sería necesario
estudiar los modos en que la reflexión filosófica se organizó alrededor de los
problemas de la patología (recuérdese el funcionamiento de la imagen de la
estatua con las entradas sensoriales escotomizadas en un filósofo sensualista
como Condillac) así como los modos en que la filosofía se inspira y se articula
con los problemas del gobierno de la conducta (en Condillac, ver Rose, 1985a;
en Locke, ver Tully, 1993; en Kant, ver Hunter, 1994).
5.- Recientemente se han esgrimido, en diversos ámbitos, argumentos similares
respecto de la necesidad de analizar al “yo” como tecnológico. Ver
especialmente la discusión en el libro de aparición reciente de Elspeth Probyn
(1993). Justamente, lo que se quiere significar por “tecnológico” a menudo
resulta poco claro. Más adelante en el Capítulo 8, sugiero que es necesario que el
análisis de las formas tecnológicas del gobierno de la subjetividad se desarrolle
en términos de la relación entre las tecnologías del gobierno de la conducta y las
técnicas intelectuales, corporales y éticas que estructuran la relación del ser
consigo mismo en distintos momentos y lugares.
6.- Por supuesto que esto no significa sugerir que el conocimiento y la pericia no
tengan un papel central en los regímenes no liberales de gobierno de la conducta:
basta pensar en el rol de doctores y administradores en la organización de los
programas de exterminio masivo de la Alemania nazi, o el rol de los trabajadores
del partido en las relaciones pastorales de los estados de Europa Oriental antes
de su “democratización”, o bien el papel de la pericia planificadora en los
regímenes de planificación centralizada como el GOSPLAN en la URSS. Sin
embargo, las relaciones entre formas de conocimiento y de práctica consideradas
políticas y las que reinvindican el cuño no político de sus objetos fueron, en cada
caso, diferentes.
7.- No es éste el lugar para argumentar este punto, así que se me permitirá
únicamente aseverar que sólo los racionalistas o los creyentes en dios, imaginan
que la “realidad” existe en las formas discursivas disponibles al pensamiento. No
es una cuestión que deba ser abordada reavivando los viejos debates sobre la
distinción entre el conocimiento del mundo natural y del mundo social, se trata
simplemente de aceptar que esto debe ser así a menos que se crea en algún poder
trascendental que ha moldeado el pensamiento humano de tal modo que es
homólogo a aquello que piensa. Tampoco cabe volver sobre el viejo problema de
la epistemología que postula una inefable división entre el pensamiento y su
objeto para luego desconcertarse con cómo uno puede “representar” al otro. Más
bien se podría decir, quizás, que el pensamiento configura lo real, pero no como
una “realización” del pensamiento.

Bibliografía citada

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Calculable minds and manageable individuals. History of the Human Sciences.


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12/11/23, 1:33 Estafeta: NIKOLAS ROSE ¿Cómo se debería hacer una historia del yo?

Unwin (originally published 1905). (1978). Economy and Society: An Outline of


Interpretive Sociology, ed. G. Roth and C. Wittich. Berkeley: University of
California Press.
_________________________
Publicado en: Nikolas Rose, Inventing our Selves, Cambridge University Press,
1996, Capítulo 1. Traducción: Ángeles López
Fuente: http://www.elseminario.com.ar/biblioteca.htm

Caosmosis

1 C O M E N TA R I O :

José A. Dargán dijo...

Gran blog, de lo mejor que vi en la web sobre filosofía y literatura.


Felicitaciones.
3/9/11 10:37 A. M .

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