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Las pruebas personales a examen (I)-.

La probática es el arte de probar.

 ¿Cuándo debo solicitar el interrogatorio de la parte contraria? ¿Cuándo es


mejor no hacerlo?

1er ponente-. Se trata de una pregunta que no resuelve la ley. No siempre hay que
pedir el interrogatorio de la parte contraria. Debemos ver qué pruebas verdaderamente
necesitamos. Muchas veces se solicita el interrogatorio de la contraparte de manera
automática e irreflexiva y muchas veces nos termina perjudicando. ¿Cuándo es mejor
no hacerlo? En la mayoría de los casos no hay que pedir el interrogatorio de la
contraparte, por varias razones:

1. En la mayoría de los casos, el litigante no nos da la razón. En el juicio


ordinario ya hemos puesto nuestras cartas sobre la mesa y el litigante que
será llamado a declarar sabe perfectamente lo que le vamos a preguntar,
por lo que responderá a su favor. Su abogado tomará la palabra para poner
en evidencia todas las cuestiones que a ellos les interesa.

2. La gestión del tiempo. Los abogados, cuando preparan el juicio, deben de


gestionar de forma inteligente el tiempo del que disponen. Siempre es corto
el corto del que disponen, y, si la parte contraria no nos va a reconocer algo
que nos vaya bien, debemos pensar que si verdaderamente debemos
dedicar tiempo para interrogar a la contraparte.

3. El escaso valor probatorio que se le acaba dando a la declaración de la


parte contraria. Probablemente haya otras pruebas que nos sirvan más.

En conclusión, casi siempre es mejor no pedir esta prueba, salvo que de ese análisis
de las circunstancias lleguemos a la conclusión de que necesitamos la prueba de
interrogatorio, pero como excepción a la regla general: por ejemplo, el primer supuesto
sería aquel en el no tengamos ninguna prueba, y el interrogatorio de la parte es lo
único que tenemos, Un segundo supuesto, es para demostrar la falta de coherencia de
la parte contraria. Un tercer supuesto, podríamos hacer el interrogatorio como
estrategia para las conclusiones. Los jueces deberían dar el turno de conclusiones a
los abogados cuando lo pedimos: la ley dice que “queda visto para sentencia”. Así,
como estrategia del interrogatorio me puede interesar para abrir la posibilidad a tener
un turno de conclusiones.
Por último, me puede interesar el interrogatorio de la parte cuando sé que no va a
venir, porque a lo mejor el juez va a tener en cuenta la falta de comparecencia de la
otra parte. A modo de conclusión, no se debería pedir de forma automática. En general
en la mayoría de los casos no se debería de pedir. En cambio, pidamos el
interrogatorio cuando sepamos que sí nos va a servir.

2ndo ponente-. La prueba de interrogatorio de la parte es un acto de suicidio. La


prueba se prepara no en la audiencia previa, sino cuando contestamos a la demanda.
Hay que pedirla prácticamente nunca, porque debemos tener en cuenta lo siguiente:
los recursos de la administración de justicia son escasos. Los juicios no son un juego,
hay que pensar cómo va a entender el caso el juez y cómo va a enjuiciar el caso en
sala. El hecho de improvisar en sala es una losa que evidentemente el juez va a ver
inmediatamente. Este elemento psicológico, para el ponente es muy irrelevante: no
hay que pedir pruebas que son inútiles. Si hay un documento que acredita un hecho,
no hay que preguntar a la otra parte.

Finalmente, la prueba de interrogatorio es, en muy pocas ocasiones, de verdadera


utilidad. Es relevante explicar que en casos determinados, pedir el interrogatorio
simplemente por capricho o por tocar las narices al contrario no nos aporta nada en el
juicio. Debemos pensar muy bien en la persona que ha de venir a declarar.

Hay que tener mucho cuidado: nuestro cliente puede que nos haya engañado, y si no
dominamos el sector o mercado que es objeto de análisis en el conflicto, la parte
contraria va a saber mucho más que nosotros.

Los supuestos en que puede ser útil el interrogatorio son los siguientes:

1. Es importante saber la nacionalidad de la otra parte, y su ideología. Si


podemos averiguar de forma lícita datos más personales de alguno de los
testigos o de las partes nos puede dar mucha información útil. Está en el ADN
de muchos norteamericanos que deben contar la verdad en el juicio, porque las
penas en EEUU nos muy graves por mentir en un juicio, de esa manera
podemos saber que la otra parte (p.ej. un norteamericano en un juicio de
España) nos está contando verdaderamente la verdad. Son elementos a tener
en consideración cuando pedimos el interrogatorio de la otra parte. Pero como
conclusión, desaconseja esta prueba por las mismas razones que la primera
ponente.
 ¿Cuándo debo solicitar la prueba testifical y cuándo es mejor no hacerlo?

1er ponente-. Si el interrogatorio de la parte contraria no se aconseja, ¿qué


documentos nos queda? La prueba de presunciones y los peritos fundamentalmente.
La prueba testifical está llamada a tener un rol importante en los procesos civiles y
penales. No se persigue el falso testimonio, y la carga judicial no permite a los jueces y
magistrados una profundización de los casos, y en ocasiones la valoración que se
pueda hacer de las pruebas no van a ser como los abogados querrían y por ello se
abusa de la prueba testifical.

Hay varios factores a tener en cuenta. Acudimos en primer lugar a la idoneidad


objetiva de la prueba testifical, la idoneidad subjetiva del testigo; el impacto favorable
de la prueba del testigo en el juicio; y un cuarto factor: el acceso al testigo y
disposición del testigo para el proceso.

El factor relativo a la idoneidad: cuando no tengamos otros medios de prueba y que


sabemos que el testigo es idóneo para el juicio. Para ello necesitamos saber muy bien
los hechos. Respecto al testigo, debemos conocer sus circunstancias, y tendremos
que ponderar la consistencia y seguridad del testigo, su capacidad de respuesta, etc.
En definitiva, en la práctica judicial es difícil saber la idoneidad o no del testigo sin
antes haber tenido un encuentro personal. El tercer factor es el impacto favorable de la
declaración y valoración de la prueba: hay diferentes factores a considerar, como la
forma en que pueda desarrollarse el interrogatorio, debemos pensar muy bien en las
preguntas porque al final de lo que se trata es de saber persuadir y buscar el mejor
resultado para nuestro cliente. El cuarto factor es el acceso y disposición del testigo:
una vez establecemos que el interrogatorio es adecuado y consideramos que su
declaración va a tener un impacto favorable, ¿cómo lo facilitamos al tribunal? Se
genera una discusión sobre el nivel de preparación que se puede emplear respecto a
los testigos. Hay diferentes pautas profesionales en los colegios profesionales
(sobretodo cuando se trata de abogados extranjeros).

En definitiva, sería suicida proponer un testigo sin haber valorado todas estas
circunstancias. Lo importante es que el resultado en sala sea lo más optimo, y esto
solamente se consigue con la capacidad de persuasión del testigo. En ordenamiento
anglosajones hay una técnica depurada de cara a la declaración de los testigos: la
gente que va a declarar como testigo se toma muy en serio la declaración por las
consecuencias penales tan graves de hacerlo mediante mentiras.
2ndo ponente-. En la mayoría de los casos, los testigos mienten, pero no por ello los
abogados interponen querella por falso testimonio en todo momento: lo tienen muy
asumido. No deberíamos seleccionar un testigo sin antes haber hecho un exhaustivo
estudio de los documentos. El testigo, en la primera reunión es cuando
verdaderamente expone la realidad de los hechos, pero luego se ve más influenciado
por amigos o por quien sea, y su versión de los hechos va cambiando a medida que
avanza el proceso. El testigo que dice la verdad es aquel idóneo para declarar, y que
sí o sí nos va a beneficiar.

El número de testigos es también relevante: para el ponente es mejor la calidad a la


cantidad. Se prefiere limitar el número de testigos. Se encuentra recientemente la
tendencia de aportar en el escrito de demanda certificados en los cuales se pone por
escrito la versión de los hechos, y eso es un fraude documental. Esto se hace porque
la idea que subyace tras esta tendencia es que las palabras no se las lleva el viento.
Lo que se intenta es impugnar esos documentos, porque no se puede aportar una
testifical por escrito de esta manera.

Es importante que el testigo tenga pleno conocimiento de los hechos. Lo que no puede
ser es que s ele haga una pregunta en el juicio, y luego caiga en contradicciones. Los
abogados tienen la obligación de revisar los documentos y avisar a sus clientes en
todo momento.

A la pregunta de la ponencia, hay que proponerlo únicamente cuando sea


estrictamente necesario, si y solo si el testigo conoce de primera mano los hechos y
sepa de lo que está hablando. Se sabe cuándo está hablando un testigo sobre unos
hechos que ha escuchado por parte de terceros: hay que rehusar de este tipo de
testigos.

A veces la mejor pregunta es la que no se hace.

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