Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2013, están cambiando el funcionamiento del sistema energético nacional y su relación con el
crecimiento, la estabilidad económica y las opciones de desarrollo. En la primera parte, se
analizan las características del sistema energético mexicano en referencia a la transformación
que se pretende lograr con las reformas. A partir de aquí se profundizaron las reformas de
Petróleos Mexicanos (Pemex), el actor más importante del sector energético mexicano, así
como algunos de sus derivados para el resto del sistema energético nacional. Finalmente, se
analiza la distribución de los recursos hidrocarburíferos entre las actuales Empresas
Productivas del Estado (EPE) y los nuevos actores producto de la apertura del subsector
hidrocarburos. Se presenta una primera aproximación a la factibilidad de lograr los beneficios
esperados y otras implicaciones previsibles en la articulación del sector energético,
especialmente en lo que se refiere a las finanzas públicas y al patrimonio nacional. Se
enfatizó que el conocimiento profundo de estos elementos es fundamental para la
formulación de una política de energía para el desarrollo, que tenga en cuenta la nueva
configuración del sector energético mexicano.
El funcionamiento del sistema energético nacional se inició en las décadas de 1970 y 1980.
Dentro de este marco legal e institucional, el Estado era responsable de administrar las
actividades centrales de los subsectores petrolero y eléctrico en general en un entorno de
dinámica sectorial acelerada. y en particular la expansión intensiva de la capacidad de
extracción de hidrocarburos. Así, las reservas de petróleo registradas en 1983 fueron las más
altas de la historia. Desde este año hasta ahora ha habido una disminución constante. Los
hallazgos fueron insuficientes para restaurar los volúmenes extraídos. A finales de 2014, las
denominadas reservas 3P (probadas, posibles y probables) eran aproximadamente la mitad
del máximo de 1983: 37.404 y 72.500 millones de barriles de crudo equivalente.
El peso específico de los hidrocarburos en la oferta de energía primaria, a pesar del descenso
observado desde 1982, en que alcanzó un máximo histórico de 89%, mantiene un nivel
dominante (82%), que contrasta con el promedio mundial de 53%, observado en 2012 y con
62% registrado por los países de la ocde. En el caso de la generación de electricidad la
dependencia de los hidrocarburos es análoga: 72% de la generación utiliza hidrocarburos
como combustible, mientras el promedio mundial en 2012 fue de 28%. En dicho año, el país
se situó en el cuarto y quinto lugar en la generación mundial de electricidad a base de
petróleo y gas natural, respectivamente, en tanto que fue marginal su participación en las
demás fuentes de energía, con la excepción de la geotermia.
Durante los últimos tres quinquenios del siglo pasado, la tasa integral de restitución de
reservas totales petroleras fue sistemáticamente inferior a 100%. En 1999 se modificaron los
criterios de definición y desagregación en probadas, probables y posibles, y a partir de 2002
dichos criterios se apegan a lo establecido por la Securities and Exchange Commission
(Comisión de Valores y Bolsas) de Estados Unidos, especialmente en lo que hace a las
reservas probadas, de mayor incidencia en la toma de decisiones. La tasa anual de restitución
de estas últimas, en promedio 62% en el periodo 2003-2014, también resultó inferior a 100%,
con la excepción de 2011 y 2012, únicos años en Pemex rebasó ligeramente el objetivo de
restitución. La estabilidad en los volúmenes de extracción durante varias décadas, fincada en
el aprovechamiento de la riqueza petrolera previamente acumulada y la insuficiente
reposición de la misma, se constituyó en un patrón de comportamiento que se extendió
también a la refinación de petróleo y a otras actividades del sector de hidrocarburos.
La carga tributaria de Pemex, ahora como EPE y antes como entidad pública descentralizada,
es onerosa, no solo por los resultados operativos que ofrece y la solvencia económica y
financiera requerida para cumplir sus objetivos, sino también por establecer comparaciones
con los principales empresas internacionales y entidades estatales en el mundo. Pemex se ha
posicionado tradicionalmente como una de las principales petroleras del mundo en utilidad
bruta. Sin embargo, desde 1998, a excepción de 2006 y 2012, los importes pagados al Tesoro
han superado sistemáticamente su rendimiento o resultado de explotación, una vez cubiertos
los costes financieros. El efecto inevitable es el declive crónico de las finanzas de la entidad.
El sentido más general de las reformas, tal como lo establece el Plan Nacional de Desarrollo
2013-2018, fue superar resultados insatisfactorios que gravitan hacia el bienestar de la
población, el crecimiento económico y la integración social; eliminar las restricciones que
limitan el uso del potencial nacional, y modernizar el Estado mexicano de acuerdo con los
cambios que provoca la globalización de los mercados y el desarrollo de las sociedades
desarrolladas. El énfasis de las reformas estructurales es limitar las funciones de intervención
estatal en la economía y la sociedad a las funciones de gestión, regulación y promoción para
estimular la creación de condiciones favorables para que las personas trabajen en una
economía de mercado. El objetivo es mejorar la calidad, competitividad y accesibilidad de los
bienes y servicios que se ofrecen a la población, al mismo tiempo que se dota al Estado de los
recursos suficientes para combatir la pobreza y otras carencias correspondientes a la inclusión
social. Se espera que la implementación de tales reformas a largo plazo tenga un impacto en
el crecimiento económico y el logro de las metas de desarrollo social. A corto plazo, se
espera que el crecimiento del PIB alcance los 5,3 puntos porcentuales en 2018, frente a una
inercia previsible del 3,5 % sin reformas.
La reforma energética cambió la estructura y funciones del estado mexicano. Los cambios
constitucionales realizados en diciembre de 2013 en el campo de la energía son profundos y
tienen amplias implicaciones, no solo por lo que significan en el uso y transformación de la
energía, sino también por sus implicaciones en una serie de aspectos económicos, sociales,
ambientales y sociales. Las relaciones políticas del país, por más de tres décadas, se ciñeron
en torno a las actividades hidrocarburíferas.
Los cambios constitucionales de 2013 cambiaron el alcance de la participación estatal en la
operación del sistema energético nacional: limitaron la propiedad nacional de los
hidrocarburos almacenados en el subsuelo; limitaron las actividades exclusivas del Estado a
las de exploración y producción; permitieron, mediante tratados, la participación de
particulares en tales actividades; y le dieron a la producción de hidrocarburos el objetivo de
maximizar los ingresos del gobierno para financiar el desarrollo económico a largo plazo. Los
cambios constitucionales estuvieron motivados por el objetivo de crear mercados en los que
los individuos, nacionales y extranjeros, pudieran participar con inversión, tecnología y
asunción de riesgos, y ampliar la oferta de energía con destino al mercado nacional y de
exportación.
Todo lo anterior hace aconsejable que el resto de este segundo apartado, a reserva de abordar
en otro momento los demás extremos del conjunto de la reforma energética, se concentre en
Pemex y en las acciones y decisiones que modifican su estructura organizativa y de
operación. Como se advierte enseguida la EPE sigue inmersa en su implementación
administrativa y aún no despega, ni puede evaluarse todavía, la operación real, cotidiana de
un Pemex reformado.
Tras la expropiación de 1938 y desde 1940, Pemex funcionó como una empresa petrolera
integrada hasta que, a mediados de 1992, se dividió en un corporativo y cuatro organismos
subsidiarios.18 En la ley de 1992 se conservó la calidad de Pemex como organismo público
descentralizado, a cargo de "la conducción central y la dirección estratégica de todas las
actividades que abarca la industria petrolera estatal" y se crearon cuatro "organismos
descentralizados de carácter técnico, industrial y comercial".
Hay, evidentemente, una causación circular entre las autonomías técnica, operativa y de
gestión. Deben ejercitarse las tres, para no anularse entre sí. El ejercicio de las tres depende, a
su vez, de una cabal autonomía financiera y presupuestal. Hasta ahora, veinte meses después
de la reforma constitucional, no están establecidas las condiciones para el ejercicio de las
cinco autonomías. En diversos momentos, la autoridad hacendaria ha atentado contra las
mismas. El ejemplo más evidente se encuentra en la imposición del primero de los recortes
presupuestales, a fines de enero de 2015.
De acuerdo con la Ley de Pemex, las empresas productivas subsidiarias se conciben como las
directamente vinculadas a la exploración y extracción de hidrocarburos y se estipula que
deberá tratarse de "empresas productivas del Estado, con personalidad jurídica y patrimonio
propio". Su creación, fusión o escisión... será autorizada por el Consejo de Administración de
Petróleos Mexicanos, a propuesta de su Director General". El Consejo recibió, consideró y
aprobó la propuesta del director general en su sesión 882 extraordinaria, de 18 de noviembre
de 2014.
Bibliografía