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YPF como factor de poblamiento y desarrollo y soberanía nacional

Pueden encontrarse los antecedentes de YPF en el descubrimiento de petróleo en la zona de la ciudad de Comodoro Rivadavia en
el año 1907. Desde su creación en 1922 se pueden identificar varias etapas en las que se diferencian aspectos referidos a
su organización y al papel en la economía argentina. En la actualidad, se han generado una serie de caminos profundos
que colocan a esta compañía en un lugar destacado de la agenda política y económica del país.

A partir de la crisis de 1930, el Estado nacional inició un rumbo económico orientado a aplicar medidas
intervencionistas; es decir, asumió un rol planificador y ejecutor de la economía, y tuvo a su cargo una serie de
empresas públicas.

Una de las medidas adoptadas por el Estado para fomentar el desarrollo de la industria nacional ante el
proteccionismo económico de las grandes potencias, fue alentar el traslado de ingresos del sector agrícola a la
industria. En este proceso, YPF fue un factor fundamental, ya que era necesario reemplazar las manufacturas
importadas por producción local; de esa manera, la explotación de la fuente de energía se realizaba en el país.
Este modelo económico fue conocido como industrialización sustitutiva de importaciones (ISI) y, para llevarlo a
cabo, se adoptó el modelo fordista de producción industrial.

Además, este modelo productivo estuvo acompañado por un Estado que contribuía económica y socialmente
al Estado de Bienestar. En este sentido, el desarrollo de YPF como empresa pública ha sido muy importante. En
lo económico, la explotación de hidrocarburos en el país permitió proveer al mercado interno de los insumos
básicos para poner en marcha las industrias y alentar la inversión de capitales en ese sector. En el orden político,
se instituyó un modelo de distribución de la riqueza. De esta manera, el Estado, a través de YPF, pasó a ser clave
en tres aspectos: la producción, el territorio y el trabajo.

Respecto a la producción, aportó el recurso energético necesario para el desarrollo de la industria. En relación
al territorio, impulsó el poblamiento de muchas áreas del país. La construcción de polos petroleros consolidó
una nueva actividad regional, a través de la generación de nuevas poblaciones, actividades comerciales, y
servicios sociales y culturales. Además, el Estado logró implementar mecanismos de distribución de las regalías,
que contribuyeron al desarrollo de cada una de las regiones.

En cuanto al trabajo, el Estado, como empleador de miles de trabajadores, aplicó mejoras laborales dirigidas a
conformar el mercado interno que la Argentina necesitaba para colocar sus productos. La incorporación de
empleados a las empresas estatales mejoró la situación de los asalariados, que se volcaron al consumo masivo
de bienes.

En los años ’90, con la instauración de un nuevo modelo económico consistente en la apertura comercial
extrema, la acumulación financiera, la desregulación y el fin del Estado de Bienestar, la Nación se va
desprendiendo de su patrimonio. La privatización del sector petrolero produjo una sobre-explotación, y una
disminución de las reservas. Por otra parte, el gobierno dejó de considerar al sector como estratégico y,
prácticamente, desmanteló la Secretaría de Energía, eliminó casi la totalidad
de los controles que se ejercían y dejó de cumplir el Programa para el Uso
Racional de la Energía.

En 1998 la empresa española Repsol pasó a ser la dueña de la mayor parte de


las acciones de YPF y tomó el control de la empresa. Su lógica fue la de
sobreexplotar las reservas de petróleo ya existentes y girar las ganancias hacia
España, sin reinvertir en la exploración de hidrocarburos en Argentina. Años
después la producción de petróleo y las reservas caerían drásticamente:

Así, la privatización de YPF genero muchas tensiones y conflictos en todo el


país derivados en gran parte por el retiro de la empresa, los despidos
masivos, la explotación desmedida y la escasa inversión en exploración de
nuevos yacimientos. También se elaboraron nuevos convenios de trabajo
que deterioraron las condiciones laborales de sus empleados.
En 1996 los pobladores de las ciudades petroleras trataron de hacer más
visible su problema al resto da la sociedad, organizando una nueva forma de
protesta denominada 'piquete", es decir, el corte de las rutas cercanas a la
ciudad para impedir el tránsito da los vehículos.
Reestatización: una comparación de posturas.
A favor:

YPF vuelve al estado: balances y perspectivas

Por Mariano Tracy. Miércoles, 18 Abril 2012

En las últimas semanas, la novela de YPF fue ganando las principales planas en los diarios locales e internacionales.
Finalmente, el último lunes 16 de abril se anunció formalmente el ingreso del proyecto
de ley de “soberanía hidrocarburífera” que declara de utilidad pública, y por ende
pasible de expropiación, al 51% del patrimonio de YPF representado por parte de las
tenencias de Repsol.
De la participación a expropiar, el 49% quedaría en manos de las provincias
productoras (en virtud de ser propietarias del subsuelo a partir de la reforma
constitucional del año 1994) y el 51% del Estado Nacional.
Asimismo, como parte de la estrategia se declara "de interés público nacional y como
objetivo prioritario de la República Argentina el logro del autoabastecimiento de
hidrocarburos” y se crea el Consejo Federal de Hidrocarburos destinado a coordinar
las políticas del Estado Nacional y de las provincias con el mencionado fin. En la misma línea, se fomenta la explotación,
la industrialización, el transporte y la comercialización ratificando el diagnóstico de que la situación energética en el país,
si bien no se considera apremiante, presenta muchos signos de interrogación en cuanto a las perspectivas futuras.
En los últimos seis años el ritmo de perforación anual en todo el territorio nacional por parte de YPF promedió los 7 pozos
en 60 áreas concesionadas mientras que por la cantidad de áreas se esperaría un promedio mayor a los 60 pozos anuales,
en contraposición con los años 80 en donde estuvo en torno a los 160. En relación con la extracción, la cantidad de crudo
declinó casi un 30% entre los años 2003 y 2011, mientras que la de gas cayó un 37% entre los años 2004 y 2011. Por otro
lado, las reservas de gas de YPF cayeron un 68% entre 2002 y 2009.
Por otro lado, la fuerte política de distribución de dividendos de la empresa, que se ubicó en el 90% de las utilidades
totales, debilitó la capacidad de la empresa de reinvertirlas en explotaciones genuinas, descapitalizó la empresa y elevó
su endeudamiento de manera marcada. La falta de exploración, el agotamiento de reservas y la mencionada política de
distribución de dividendos reflejaron un modelo de gestión que estuvo centrado en maximizar las utilidades de corto plazo
y generar una capacidad de repago del endeudamiento contraído para comprar la empresa con una velocidad
incompatible con el sostenimiento de la actividad en el largo plazo.
Este hecho, por su parte, entró en conflicto con el esquema macroeconómico ya que debilitó las perspectivas del sistema
energético argentino y, por otro lado, estrechó los límites de la “temida” restricción externa. Ambos fenómenos puede
observarse en la balanza de pagos: la fuerte remisión de utilidades (12.000 millones de dólares entre 2000 y 2010) y, a su
vez, la necesidad de importar combustibles y lubricantes por 9.400 millones de dólares durante el último año, hecho que
refleja la pérdida paulatina de la soberanía energética alcanzada en los 80.

Además de la cuestión simbólica que encarna en el ideario nacional, YPF es un actor estratégico que factura cerca de
65.000 millones de pesos al año, siendo la principal empresa a nivel nacional y, evidentemente, un actor ineludible en el
sector hidrocarburífero. Cuenta con una participación predominante en todas las etapas de la cadena productiva,
concentra el 34% de la extracción de petróleo, el 23% de la extracción de gas, el 52% de la capacidad instalada en la
refinación del crudo y el 55% de la oferta de combustibles líquidos de producción nacional. Respecto de la etapa comercial,
representa el 53% de las ventas de naftas súper y el 52% de gasoil y naftas Premium.

En este sentido, la estatización significa un avance extremadamente importante en, por lo menos, tres aspectos que
consideramos relevantes. En primer lugar, en lo que se refiere al control efectivo de un recurso natural no renovable
“vital”, en pocas palabras, se recupera el brazo ejecutor de la política energética. En segunda instancia, esta decisión
tendrá impactos macroeconómicos relevantes por la reducción de la remisión de utilidades al exterior y la posibilidad de
modificar la política de distribución de dividendos.

A partir de la reinversión, se espera que en el mediano-largo plazo Argentina vuelva a tener índices aceptables de
exploración que posibiliten disminuir las importaciones de combustibles. Por último, pero no menos importante, la
recuperación de la empresa reabre la posibilidad de captar y canalizar parte de la renta hidrocarburífera (que hacia 2005
ascendió a 12.000 millones de dólares, de los cuales el sector privado se apropió de 7.600) para financiar un proceso de
desarrollo. Lo importante es que el Estado Nacional se encuentra -a través de la intervención decretada- controlando la
compañía y dando un paso histórico en pos de un plan de desarrollo. Por supuesto, como en tantas otras iniciativas, el
éxito depende de haber aprendido de los errores del pasado.

El descubrimiento de Vaca Muerta

Poco tiempo después de la reestatizaciónen de YPF en 2012 se descubrió el yacimiento Vaca Muerta una formación que
contiene una de las mayores reservas de petróleo y gas de extracción no convencional (fracking) del mundo situada en la
Cuenca Neuquina.

En contra:

FUENTE: CRONISTA.COM

ANALISTAS, MUY CRÍTICOS CON LA REESTATIZACIÓN DE YPF


Diferentes referentes del sector energético coincidieron en que la medida comunicada por la
Presidenta no es positiva y que no garantiza el auto abastecimiento energético.

16/04/2012

Los ex secretarios de Energía Alieto Guadagni y Emilio Apud coincidieron en que la medida impulsada por Cristina
Fernández no soluciona el problema del abastecimiento energético y que la producción viene en caída en los últimos años,
responsabilizando de esta manera al Gobierno Nacional de la situación actual de crisis.
En el mismo sentido, los analistas Fausto Spotorno de Orlando Ferreres y Aldo Abram de la Fundación Libertad y Progreso,
fueron especialmente críticos con la reestatización y calificaron la iniciativa como “acto de patoterismo internacional”.
El ex secretario de Energía Alieto Guadagni, aseguró la producción de petróleo seguirá en declinación a pesar de la medida.
“Va a seguir subiendo la importación porque la producción va a seguir cayendo”, afirmó Guadagni en declaraciones al
canal de noticias TN.
El ex secretario de Energía señaló en ese sentido que “un gobierno puede duplicar la producción de trigo de un año para
otro pero no así la de petróleo” porque para eso hay que realizar exploraciones, que es un “proceso que lleva por lo menos
5 años”.
Por su parte, el también ex secretario de Energía Emilio Apud aseguró que durante los años del kirchnerismo la Argentina
tuvo un “vaciamiento de petróleo” y consideró que la estatización de YPF traerá consecuencias negativas para el país.
Apud afirmó en declaraciones al canal de noticias TN que “la política energética completamente errónea del gobierno
kirchnerista produjo un vaciamiento de petróleo”.
El ex secretario de Energía sostuvo que “hace cinco años que se sabía lo que estaba ocurriendo y el gobierno alentó el
desabastecimiento mediante el ingreso de los Eskenazi en YPF”.
En tanto, el economista y director de la Fundación Libertad y Progreso, Aldo Abram, advirtió que el proyecto es una “señal
tremenda” que desalentará tanto a los inversores internacionales como locales, y definió la medida como un “acto de
patoterismo internacional”.
El analista subrayó que “cada vez que el sector petrolero estuvo en manos del Estado dio pérdidas; estamos repitiendo
los errores del pasado”, y alegó que “cuando en los últimos años el gobierno más intervino, la producción cayó pese al
inmejorable contexto internacional para el petróleo”.
También en este sentido se expresó el economista Fausto Spotorno, del Centro de Estudios de Orlando Ferreres, quien
alertó que el proyecto es una “mala” y “horrible” señal para atraer inversiones, que es lo que necesita el sector energético.
“Lo más importante es que falta un plan energético. El destino de YPF, sea pública o privada, va a ser el mismo hasta que
no haya un plan energético que pueda funcionar”, afirmó Spotorno en diálogo con DyN.
Spotorno aseveró que “se necesita un esquema que atraiga inversiones en el sector energético” y acotó: “No veo por qué
con esta medida de expropiación se atraerían inversiones”.
“No está claro el plan energético del gobierno. Desde el punto de vista de la política energética no tiene sentido estatizar
YPF. Ya hay una petrolera estatal, ENARSA, en todo caso sería más lógico el Tesoro pusiera plata en ella para realizar
inversiones en el sector”, evaluó.

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