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Consecuencias de la independencia de México

La separación de España dio lugar a un largo proceso de organización política con el fin de
dar estabilidad a la nueva nación. Esto no fue fácil debido a las diferencias ideológicas de
los líderes mexicanos. Por eso fue difícil alcanzar acuerdos y provocó que en el siglo XIX
existieran distintos tipos de gobierno.

Nada más en los 50 años posteriores a la independencia hubo imperios (1821-1823) y


(1863-1867), repúblicas federales (1824-1836), (1846-1853) y (1857-1862), y repúblicas
centralistas (1853-1857). Además, la fragilidad institucional causó que el poder cambiara
de manos con frecuencia.

Con la ratificación de los Tratados de Córdoba desapareció el virreinato de Nueva España y


se fundó el Primer Imperio mexicano (1821-1823). Sin embargo, este imperio que se
conformó como monarquía parlamentaria apenas se logró sostener por dos años.

Agustín de Iturbide, el emperador proclamado, perdió apoyo popular y político por sus
acciones autoritarias. Tuvo que renunciar en favor del congreso, donde se le acusó de
traidor y se le envío al destierro. En su regreso a México, Iturbide fue capturado y luego
fusilado en julio de 1824.

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