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SEXENIO REVOLUCIONARIO/

DEMOCRÁTICO
El Sexenio Revolucionario o Democrático en España abarcó el período de seis años entre 1868 y
1874, surgió debido a una combinación de desigualdad social, inestabilidad política, y el desgaste del
reinado de Isabel II. A finales del siglo XIX, la población enfrentaba condiciones de vida precarias,
mientras que la élite gozaba de privilegios notables, generando un creciente descontento. La
inestabilidad política previa, marcada por cambios gubernamentales frecuentes y corrupción, exacerbó
la insatisfacción popular.

El reinado de Isabel II, caracterizado por corrupción y falta de liderazgo, agudizó el malestar,
llevando a sectores progresistas a buscar un cambio en el sistema político. La influencia de ideas
liberales y democráticas en Europa inspiró a grupos españoles a demandar un sistema más
representativo y participativo. El Pacto de Ostende fue el acuerdo firmado el 16 de agosto de 1866 en
la ciudad belga de Ostende por el Partido Progresista y por el Partido Demócrata, por iniciativa del
general progresista Juan Prim, para derribar la monarquía de Isabel II de España. Tambíen la
Revolución de 1848 y otros movimientos internacionales influyeron en la percepción de cambios
viables en España.

La participación militar fue crucial, con segmentos descontentos del ejército uniéndose al movimiento
revolucionario. La crisis económica, con problemas financieros y dificultades para modernizar la
economía, contribuyó a la insatisfacción generalizada. Esta mezcla de causas llevó a la Revolución de
1868, conocida como "La Gloriosa", derrocando a Isabel II e inaugurando el Sexenio Revolucionario.
estableciéndose un gobierno provisional que proclamó la soberanía nacional y la igualdad de derechos.
La creación de un gobierno provisional y la redacción de la Constitución de 1869 respondieron a la
necesidad de un nuevo orden político y social en España.
Durante la regencia de Serrano y el gobierno de Prim en el Sexenio Revolucionario (1868-1874)
en España, se enfrentaron a desafíos significativos. La inestabilidad política fue constante, con luchas
internas y conflictos regionales, especialmente en Cataluña.
Bajo el liderazgo de Prim, se intentaron modernizar la economía y la sociedad, pero los resultados
fueron mixtos. Aunque se logró redactar la Constitución de 1869, que garantizaba derechos civiles y
políticos, como la libertad de expresión y el sufragio universal masculino, persistieron problemas
socioeconómicos, como la desigualdad y las dificultades financieras.

El breve reinado de Amadeo I de Saboya como monarca de España se llevó a cabo entre 1870 y
1873. Amadeo I fue invitado a asumir el trono español después del destronamiento de Isabel II, en un
intento de establecer un gobierno monárquico que pudiera ser aceptado por las diversas facciones
políticas del momento. Sin embargo, su reinado estuvo marcado por la inestabilidad y enfrentó varios
desafíos: Amadeo I se encontró con la oposición de diferentes sectores políticos, incluyendo carlistas,
republicanos y liberales. La falta de apoyo generalizado contribuyó a la inestabilidad de su gobierno.
Durante su reinado, España enfrentó problemas económicos y financieros, lo que afectó la capacidad
de Amadeo I para abordar las necesidades y expectativas de la población. La monarquía de Amadeo I
también enfrentó tensiones regionales, especialmente en Cataluña y otras partes de España, donde se
manifestaron aspiraciones autonomistas y republicanas.

En 1873, agobiado por las dificultades y la falta de apoyo, Amadeo


I anunció su renuncia al trono. Esto llevó a la proclamación de la
Primera República Española el mismo año.
Durante la Primera República Española en 1873, España
experimentó una serie de conflictos internos y externos que
contribuyeron a la breve existencia y la inestabilidad de este régimen,
la Primera República estuvo marcada por fuertes tensiones políticas
entre distintas facciones. Las divisiones ideológicas y las luchas
internas dentro de los partidos republicanos y federalistas generaron
inestabilidad. La descentralización y el federalismo propuestos por la
república enfrentaron resistencia en algunas regiones. Cataluña, en
particular, buscaba un mayor grado de autonomía, lo que exacerbó las
tensiones entre el gobierno central y las regiones.

Inestabilidad Gubernamental: también experimentó una sucesión


rápida de gobiernos y presidentes. La falta de estabilidad gubernamental dificultó la implementación
de políticas coherentes y contribuyó a la percepción de un liderazgo débil.
Las tensiones sociales, incluyendo conflictos laborales y agrarios, añadieron presión al gobierno
republicano. Las expectativas de cambios significativos y la respuesta a problemas socioeconómicos
generaron descontento en diversos sectores de la sociedad. En cuanto al Conflictos externos la Primera
República tuvo que enfrentar las Guerras Carlistas, conflictos entre partidarios de la rama carlista y los
defensores de la legalidad establecida. Esta lucha interna debilitó aún más la posición del gobierno
republicano. Tambien la república se vio afectada por la intervención de potencias extranjeras, como
la ocupación de fuerzas alemanas en las Islas Baleares en 1873. Este tipo de intervenciones externas
complicaron aún más la situación política interna.
La Primera República Española, que comenzó en 1873, enfrentó numerosos problemas internos y
tensiones regionales. La falta de estabilidad y consenso político llevó a su colapso en 1874, con un
golpe de Estado liderado por el general Martínez Campos. Este evento abrió paso a la restauración
borbónica con la ascensión de Alfonso XII al trono.

Alfonso XII, hijo de Isabel II, asumió el reinado en un periodo conocido como la "Vacante de la
Corona". Su enfoque conciliador y habilidad para manejar tensiones políticas permitieron consolidar la
restauración monárquica. Durante su reinado, que se extendió hasta principios del siglo XX, se
estableció un sistema político parlamentario con alternancia entre conservadores y liberales.

Alfonso XII promovió la reconciliación nacional y lideró esfuerzos de modernización, marcando una
etapa de estabilidad. Se promulgó la Constitución de 1876 y se impulsaron reformas económicas y
sociales. Este periodo, conocido como la "Restauración", sentó las bases para el desarrollo de España
en las décadas siguientes.

Sára Hindy V.BS

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