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El teórico ruso Mijail Bajtin en su libro Estética de la creación verbal (1989) nos expone una
clara fundamentación de cómo se construye un personaje, considerando que éste constituye el
gran logro de la creación verbal. Esta afirmación tiene que ver con una obviedad: el lector (o
espectador) consume una historia observando la evolución dramática de los personajes; es
decir, el lector hace una recepción del protagonista y de su historia de vida. Y esta recepción es
básicamente emocional.
La teoría literaria bajtiniana es una propuesta muy original frente a otras teorías, pues
explica cómo se produce la obra literaria, en especial cómo se construye el personaje. Para
ello, recurre a una explicación genesíaca de la escritura: por principio nos dice cómo es la
relación del autor y su personaje; en la recepción de la historia narrada no vislumbramos al
autor sino solamente “la postura emocional y volitiva del personaje” (p. 15). El autor tiene un
El ojo que piensa | Año 6. Número 11, Enero-Junio 2015. ISSN : 2007 - 4999
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Sin embargo, la categoría más importante resulta la del ritmo definido como “la
ordenación valorativa de la dación interna, de la existencia” (p. 106), nos dice Bajtin. El ritmo
presupone una predeterminación de las vivencias del personaje pues “supera la frontera
misma entre el pasado y el futuro” (p. 107) y le otorga unidad a la vida; el presente conlleva su
pasado y proyecta el futuro, no de manera azarosa sino previsible pues la predeterminación del
destino del personaje está dado de una vez por todas y se cumple a lo largo de la historia. De
ahí que el ritmo organiza la vida, la estructura. Esta categoría teórica sería la base al analizar la
estructura emocional del personaje.
La película María Candelaria (1943) dirigida por Emilio “Indio” Fernández fue protagonizada
por Dolores del Río y Pedro Armendáriz para dar vida a los personajes trágicos de una historia
de amor en el México indígena de Xochimilco y datada en 1909. Sin que sea asunto de este
trabajo, cabe señalar la imagen del tiempo porfirista con una clase indígena-campesina
sometida por los caciques mestizos, y utilizada por los ricos pudientes porfiristas. Por lo demás
la película goza de un gran prestigio dentro de la llamada Época de Oro del cine mexicano,
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Su tema, reza la contraportada del empaque del DVD, es la “inocencia y pureza indígena
reflejados en la pareja de María Candelaria (Dolores del Río) y Lorenzo Rafael (Pedro
Armendáriz). La historia se puede sintetizar de esta manera: inicia con un tiempo presente en el
que un pintor entrevistado por una periodista cuenta la trágica historia ocurrida por haber
pintado un cuadro. Y entonces nos vamos a la historia de aquel pasado en Xochimilco: María
Candelaria no es querida en la comunidad indígena por el pasado de su madre (prostituta);
tiene una deuda de quince pesos con el cacique mestizo Don Damián que la desea y que se
sirve de la deuda para desquitarse del despecho de la india; posee una cerdita que le da
esperanza de un mejor futuro con la cría de cerdos; su amado es Lorenzo Rafael, un indio
recto, honrado y responsable, que terminará robando los medicamentos que el cacique no
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quiere darle cuando María Candelaria está enferma de paludismo, y de paso un vestido para
casarse con ella y por lo cual acabará en la cárcel; pero un pintor rico, que se aprovecha de
todas las desavenencias existenciales de María Candelaria, le propone pintarla y ayudar a
sacar a su amado de la cárcel.
He hecho este resumen sesgado, es decir, a partir del personaje de Dolores del Río,
María Candelaria, solamente para mostrar que su vida mostrada en la película tiene un ritmo de
vivencias que no le son enteramente felices ni plácidas. El desarrollo mismo de la existencia de
María Candelaria es ya de por sí infeliz sin alcanzar el tono de lo trágico hasta cierto punto de
devenir humano. Digamos que posee una “estructura emocional” y que resulta ser la que el
espectador de la película comparte (como disfrute o como padecimiento).
Miguel Inclán, el actor que encarna a Don Damián, es percibido como “el malo” de la
película. Toda intervención suya en la vida de la pareja indígena es para humillarlos,
ofenderlos, perseguirlos y ajusticiarlos sin legítimo derecho. Este personaje está construido
para darle un contrapunto al desarrollo de la historia; se convierte en el oponente en la
consecusión de la felicidad que buscan María Candelaria y Lorenzo Rafael. Y sin embargo, su
sola “estructura emocional” no es suficiente para desencadenar la tragedia final.
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A partir de este hecho, la vida infeliz de María Candelaria se torna trágica no por lo que
ella misma es o hace sino por los otros que intervienen en su existencia, tanto como amigos
benefactores como los que le odian y le desean un mal.
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1ª. Circunstancia: El pintor quiere comprarle todas las flores a María Candelaria y. de tan
bonita, le toca el rostro. Lorenzo Rafael se enoja y le dice en náhuatl a María Candelaria que se
vayan de ahí.
2ª. Circunstancia: Esa noche, Lorenzo Rafael y María Candelaria pasean románticamente por
los canales de Xochimilco. (Es una escena que pone énfasis en la belleza de la india). Le pica
un mosquito a ella.
4ª. Circunstancia: El pintor busca a María Candelaria en su jacal, le propone pintarla pero se da
cuenta de que está enferma.
5ª. Circunstancia: Lorenzo Rafael, bajo la tormenta y de noche, va a la tienda de Don Damián
para robar la quinina para María Candelaria y roba un vestido también
6ª. Circunstancia: Don Damián interrumpe la boda entre María Candelaria y Lorenzo Rafael y le
acusa de haberle robado dinero y el vestido. Y se llevan al indio a la cárcel.
7ª. Circunstancia: María Candelaria increpa a la Virgen: “¿Qué hemos hecho pa’ que nos
castigues como dos criminales? Tus ojos nunca bajan a mirarnos”.
8ª. Circunstancia: María Candelaria se encuentra con otra india (la que siempre se ha
interesado en Lorenzo Rafael), quien le siembra la idea de haga algo para sacar a su amado
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de la cárcel.
9ª. Circunstancia: Con ayuda del pintor y el cura, María Candelaria consigue ver a Lorenzo
Rafael en la cárcel. Allí el pintor pide permiso al indio para pintar a su mujer, pero este se niega
a ello.
10ª. Circunstancia: María Candelaria, sin permiso, posa para ser pintada. Cuando mira el
cuadro ve su rostro sin cuerpo (“soy yo, pero estoy mocha”, dice), entonces la criada del pintor
le pide que se desnude para completar el cuadro. María Candelaria huye ante tal petición. La
criada se ofrece a posar para darle cuerpo al rostro de María Candelaria.
11ª. Circunstancia: Una indígena que hace el aseo en casa del pintor ve el cuadro acabado y
ve a María Candelaria desnuda. Los indios vienen en tumulto para ver la evidencia, y Don
Damián los incita a echar de la chinampa a María Candelaria.
12ª. Circunstancia: Tocan a rebato para convocar a todo el pueblo y linchar a María Candelaria.
La persiguen y la apedrean hasta matarla.
Pero, siendo la ficción en muchos casos imagen de la vida misma, estos cruces
existenciales (las vivencias de unos y otros) constituyen la alteración dramática que en el
transcurrir de los años en alguien se volvieron los motivos de la felicidad o de su desgracia.
Entonces estamos en posibilidad de construir la estructura emocional del personaje, es decir,
imponerle un orden de vida, un ritmo de existencia, que lo hace estético, artísticamente
narrable.
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Esto sucede con el personaje María Candelaria, que da nombre a la película mexicana de la
Época de Oro. En su historia de vida (el espectador disfruta el pathos del filme) vemos el orden
de su existencia –cuya volición natural es la búsqueda de la felicidad- siempre alterado por las
“circunstancias” de los otros. (En una de las primeras escenas de María Candelaria en la
película es cuando ella se dirige con su pequeña trajinera a vender las flores que cultiva en su
chinampa, y es acosada por los demás habitantes de Xochimilco en un canal para hacerla
desistir de su intento de venderlas. El gesto agresivo y despreciable de sus coterráneos la
obligan a volver a casa).
Aquí nos damos cuenta que la estructura emocional del personaje (o ritmo de la dación
interna de su existencia, al decir del teórico ruso Bajtin) no es únicamente una composición de
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vida personal, sino la integración de los otros en uno. Los actos del otro (acto-palabra, acto-
acción, acto-sentimiento, acto-pensamiento) forman parte de la determinación de mi vida (la del
personaje en cuestión, quiero decir). Y ahí radica la predeterminación estética del destino del
personaje, esa predeterminación que lo hace dramáticamente “narrable”, y que es el pathos
que recibe el espectador de la película.
Finalmente me quedo con una frase inicial del relato del pintor cuando muestra a la
periodista el cuadro pintado de una india desnuda: “Hay en esta historia algo tan terrible y
tierno a la vez”. Una historia trágica de amor, María Candelaria.
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