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ETICA DISCURSIVA,
DERECHO Y DEMOCRACIA*
Guillermo Hoyos Vásquez**
“A la auténtica política le es imposible miento después del cambio, sino que debe res
dar un solo paso sin haber rendido antes ponder ya a un nuevo sentido del proceso, el
homenaje a la moral... El derecho del de un sistema en “transición”. Este se caracte
hombre ha de ser guardado como algo
riza por la interrelación de los avances políti
sagrado, por muchos sacrificios que ello
cos y la revolución tecnológica, en el marco de
pueda ofrecer al poder gobernante”
(Kant, La paz perpetua) una opción general por la democracia política
y la economía de mercado; la competencia ya
no es ideológica, sino tecnológica, de producti
IN T R O D U C C IO N vidad y comercio; y esta competencia no es en
tre Estados nacionales, sino entre macro-
Hace apenas dos meses se inauguraba en Bo regiones y megapoderes. En el archipiélago
gotá el Capítulo Colombia de la Sociedad In mundial, no es sensato permanecer aislado, si
ternacional para el Desarrollo, SID, con un se es pequeño, porque se corre el peligro de ser
seminario sobre ‘"Desafíos de la seguridad na considerado proyecto no viable.
cional en América Latina”. Caracterizada la
situación al terminar la guerra fría, se consi Así que en esta nueva modalidad de postgue
deraron proyectos, naturalmente todos ellos rra, las tareas nacionales están íntimamente
marcados con el signo de la democratización y entreveradas con las internacionales. La nue
animados por el rechazo a todo autoritarismo va agenda cuenta con categorías nuevas: segu
no muy lejano entre nosotros y vuelto a ensa ridad y equidad económica, los diversos car
yar recientemente. El afán de las tareas de teles internacionales, equilibrio ecológico, ca
modernización e integración internacional ha lidad humana concretada como lucha por los
puesto de presente como alternativa ineludi derechos humanos, reconocimiento de mino
ble: o democracia radical o regreso al autorita rías, rechazo del racismo. En torno a asuntos
rismo. como éstos, que exigen nuevas formas de lega
lidad y derecho internacional, se redefine la
El análisis no se agotó en la relación causal: tendencia a la cooperación regional y se debe
fin de la guerra fría y nueva situación interna redescribir la convivencia política: ahora ya no
cional. No es sólo la falta del enemigo común, girando sólo en torno a la seguridad nacional,
con sus eventuales representantes en casa, lo sino con capacidad para abordar temas como
que debe determinar la nueva agenda: ésta no la pobreza y la modernización, la integración
puede esperar pasivamente a un reordena social y el progreso educativo; donde persisten
Conferencia dictada en el Seminario “Variedades y lím ites de la Democracia” en la Universidad Internacional Menéndez
Pelayo, —U IM P -, Valencia, España, septiembre 6 a 10 de 1993.
Filósofo, profesor del Departamento de Filosofía de la Universidad Nacional.
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6 ANALISIS POLITICO No. 20, septiembre-diciembre de 1993
fenómenos de violencia guerrillera o se acen reformas necesarias para la protección del or
túan los del narcotráfico, estos ya no pertene den público, la modernización del Estado y de
cen al contexto global de la guerra fría, sino la producción y la apertura económica, co
que son retos a la legitimidad de la democracia rriendo el peligro de todo pragmatismo de cor
en los respectivos países en íntima relación te neoliberal, de confundir legitimidad política
con su integración internacional. con eficiencia.
En esta transición tenemos como latinoameri Estos modelos pueden ser comprendidos mejor
canos posibilidad de reubicarnos mejor que en con la ayuda de los paradigmas de la actual
la guerra fría: la integración regional puede discusión entre modernidad y posmodernidad:
ser entonces prioritaria, más todavía si se tie la crítica a la performatividad de los pragmá
nen en cuenta características raciales, cultura ticos puede hacerse desde el contextualismo
les, espaciales y políticas compartidas. Sobre comunitarista o desde un renovado universa
todo nuestro pasado reciente confirma el descré lismo. Como también es válida la advertencia
dito de los autoritarismos y el agotamiento de al paradigma republicano de los peligros del
clases políticas tradicionales, abriendo nuevas nacionalismo, al liberal clásico de su cercanía
perspectivas a una democracia ampliada a todas a la frivolidad y al social liberal de la miopía
las esferas de la vida social y a los nuevos movi del Estado benefactor. Una crítica a la moder
mientos sociales. Claro está que en el momento nidad que además de cuestionar la hegemonía
de las propuestas, los proyectos son diversos. de los modelos desarrollistas, terminara por
desacreditar toda propuesta colectiva como
Para países como Chile se habla de la priori metanarración, dejando como única opción ‘la
dad del escenario interestatal de integración nueva figura de guerra de guerrillas’, las mi-
con base en opciones democráticas. El proble cropolíticas, sólo equivaldría a una legitima
ma no es la soberanía nacional como defensa ción no requerida para el funcionalismo
territorial, sino la autonomía política, afir sistèmico.
mando la democracia como la forma más de
Al analizar estos modelos vale la pena tener
seable de organización y cooperación, lo cual
presente la invitación que hiciera Gianni Vat
no siempre motiva a la identidad nacional. Pa
timo1 a reconocer la posmodernidad como “la
ra países como Brasil se plantean como priori
época de las culturas latinas”, después de que
tarios los intereses nacionales, que no pueden
“lo moderno estuvo guiado por las culturas an
subordinarse a los colectivos transnacionales.
glosajonas”. Este “acento latino de la posmo
Pero la soberanía nacional como principio ab
dernidad”, muy propio de América Latina,
soluto se define por la democracia, que a la vez
tendría que estimular “nuestro empeño ético-
depende de la cultura propia y no siempre está político” en la forma de un pensamiento dé
libre de particularismos. Algo semejante po bil. Es lo mismo que insinúa N. Lechner2: la
dría decirse de países como México para los heterogeneidad estructural de América Lati
que el liberalismo social como forma democrá na, considerada durante años como obstáculo
tica de nacionalismo significa modernización al desarrollo, se puede convertir ahora en
en los diversos ámbitos de la vida cotidiana, nuestro mejor recurso para fomentar una in
justicia como equidad y apertura internacio teracción social más densa y rica.
nal, lo cual no elimina los riesgos del paterna-
lismo. Finalmente países como Colombia, Pienso que un “pensamiento débil” no dogmá
donde estamos estrenando Constitución, en tico en moral y en política tendría que poder
sayan con mayor o menor éxito, compaginar el articular la democracia en el uso pragmático,
proyecto ético de la carta fundamental, con las ético y moral de la razón práctica, según pro-
3 Jürgen Habermas, “Acerca del uso ¿tico, pragmático y moral de la razón práctica”, en Filosofía, No. 1, Mérida, Venezuela,
1990.
4 José Rubio Carracedo, "De la democracia al corporatismo. Genealogía de una frustración histórica”, en C lave s d e razón
p ráctica. No. 33, Madrid, junio de 1993, pága. 54-59.
5 Fernando Morán, “La deslegitimación relativa de la democracia”, en C laves de razón p ráctica, No. 33, Madrid, junio de
1993, págs. 10-16.
6 Jürgen Habermas, Fak tizität u n d G eltung, B eiträge zu r D isk u rsth eo rie des Rechts u n d des d em okratischen
Rechtsstaats, Frankfurt, a.M., Suhrkamp, 1992.
8 ANALISIS POLITICO No. 20, septiembre-diciembre de 1993
mundo de la vida sea el contexto de todo el que le son propias, no puede reconocer él mis
sistema político. mo las de otros, sino “como si” fueran las pro
pias. Esto es lo que exige el cambio de
El descubrimiento del mundo de la vida por la paradigma, de la filosofía de la conciencia a la
fenomenología explícita, sin poder desarrollar acción comunicativa, de suerte que efectiva
en toda su riqueza, la perspectividad en que se mente la perspectividad de las perspectivas
me da el mundo, no sólo en situaciones y opi del mundo de la vida tenga la significación y
niones diversas, sino en general en la multi la fuerza originaria que comporta el lenguaje
plicidad de las culturas. Más aún: esta pers- como expresión pública de vivencias, senti
pectivad es originaria, es en este sentido nece mientos, opiniones, puntos de vista y convic
saria, sin ella no tengo mundo. Esta rehabili ciones.
tación de la ‘doxa’ señala ya el camino cons
tructivo genético tanto de las ciencias, como en De esta forma la acción comunicativa me per
general de los discursos que pretenden expli mite en un primer momento, el de la compren
car y orientar nuestra situación en el mundo. sión de otras perspectivas de mundo, de otras
El reconocimiento de la perspectividad de las culturas y formas de vida, reconocer la contin
perspectivas lleva al fenomenólogo a pregun gencia y la facticidad de mis puntos de vista,
tarse por el sentido de la verdad en las diversas abrirme a la multiplicidad de lo diverso y acep
regiones del mundo de la vida. tar la heterogeneidad de posiciones, visiones
del mundo y concepciones del bien. La posibi
La contingencia propia de este darse el mundo
lidad de comprender a otros implica mi auto-
nos sitúa y ubica antes de toda reflexión, en un
reconocimiento. Pero comprender a otros no
horizonte cultural en el cual podemos contem
significa tener que estar de acuerdo con ellos.
plar “ante todo la diversidad de las naciones,
las propias y las ajenas, cada una con su mun
do circundante propio, considerado con sus
¿Es posible ahora obtener algo menos relativo
tradiciones, sus dioses, demonios, potencias
y contingente? Una racionalidad comunicati
míticas, como el mundo absolutamente evi
va pretende poder avanzar con base en razo
dente y real. Surge, en este sorprendente con
nes y motivos y lograr acuerdos tanto en lo
traste, la diferencia entre la representación
relacionado con el mundo objetivo, la cultura
del mundo y el mundo real y emerge la nueva
y la ciencia, como con el mundo social, la mo
pregunta por la verdad; por consiguiente no por
ral, la política y el derecho. Se trata de dos usos
la verdad cotidiana, vinculada a la tradición, si
no por una verdad unitaria, universalmente vá del lenguaje: si en un primer momento se am
lida para todos los que no estén deslumbrados plía el horizonte de comprensión, la tolerancia
por la tradición, una verdad en sí”7. y el pluralismo, en el segundo momento se ga
na la posibilidad del consenso, en el cual se
Lo que no puede resolver la fenomenología, así articula un enriquecimiento cognitivo con una
sea el último esfuerzo de la filosofía de la re motivación vinculante de interacción social:
flexión, es cómo a partir de mi perspectiva, re como posibilidad de solución de conflictos, ge
conozco efectivamente la multiplicidad de nerados en la heterogeneidad, y como instru
perspectivas del mundo de la vida, y cómo pre mento de coordinación de acciones comunes.
cisamente gracias a este reconocimiento de las El acuerdo que se logra pasando por el recono
diferencias, puedo todavía llegar a verdades cimiento de las diferencias es el sentido fuer
con pretensiones de validez universal en el temente positivo de la racionalidad comu
ámbito de lo objetivo, lo social y lo personal. nicativa y el que da validez y vigencia a las
Un sujeto que reconoce sus vivencias sólo por normas que de allí puedan seguirse, y estabi-
7 Edmund Husserl, “L a filosofía en la crisis de la humanidad europea” en F ilosofía com o ciencia estricta, Buenos Aires,
Nova, 1981, págs. 135 y ss.
ETICA DISCURSIVA, DERECHO... GUILLERMO HOYOS VASQUEZ 9
lidad a los procesos sociales que se regulen por recho, sin tener que considerarlo restricción de
dicha normatividad. Pero esta inclinación al la libertad, como fruto de la democracia. De
consenso no puede ser urgida en deterioro de esta forma la racionalidad comunicativa pre
las manifestaciones del conflicto en los múlti tende poder solucionar las relaciones entre au
ples movimientos sociales, cuyo potencial co tonomía personal y social, mostrando la
municativo amplía el ámbito político. La articulación necesaria de la autonomía subje
democracia participativa se legitima, si antes tiva en la comunicación, cuyo resultado es la
que consensos, busca el compromiso de los autonomía política, fuente de todo derecho. En
agentes sociales en la solución de los conflictos la comunicación intervienen individuos, sin
y en la realización de las tareas, valiéndose perder su identidad, con sus propias vivencias
para ello de las herramientas jurídicas. y razones para ejercer y buscar en ella lo que
puede ser común a todos. Así la teoría de la
Nos encontramos pues ante un caso especial acción comunicativa tiende el puente entre la
de acción estratégica, la construcción y utiliza filosofía moral y la filosofía política para com
ción de un instrumento, el jurídico, con base prender el derecho como sistema empírico de
en acción comunicativa, pero con su propia ra acción, sin el cual las ideas filosóficas sobre la
cionalidad, la legal, la cual como producto de sociedad se quedan vacías9.
acuerdos da estabilidad relativa a los acuerdos
mismos, así para ello haya que acudir a la coac
ción. En especial el derecho sirve para vincular L A R E L A C IO N E N T R E D E R E C H O
a procesos comunicativos mundovitales, siste Y MORAL
mas con racionalidad funcional no comunica
tivos, que amenazan con colonizar el mundo El análisis de las estructuras comunicativas
de la vida, como son el poder, la administración del mundo de la vida y las posibilidades que
y la economía. La legitimidad de tales estrate ellas ofrecen para llegar a acuerdos vinculantes
gias se garantiza por los procesos que las ge en la vida social permite mostrar que tanto la
neran y establecen; su validez y vigencia moral como el derecho se fúndan originariamen
exigen conservar el vínculo necesario comuni te en dichas estructuras: el derecho no requiere
cativo entre el producto, la ley, y los procedi la mediación de la moral, no se deduce de ella.
mientos democráticos que la sancionan. Es Si bien el derecho no debe contradecirse con la
importante destacar esta función de transfor moral, esto no significa que para su constitución
mador que cumple el derecho, como lenguaje baste sólo con esta no contradicción.
abierto por un lado al mundo de la vida social
y por otro al mundo regulado sistémicamente, Las relaciones tradicionales del derecho con la
cuyos codigos sólo son sensibles a mensajes moral no implican el que la democracia sea
con contenido normativo, si vienen traducidos mera aplicación de la moral al ámbito de la
al lenguaje del derecho8. política, como pudiera desprenderse de la filo
sofía de Kant. Esto lleva a una confusión entre
La teoría de la acción comunicativa como re normas morales y leyes, que impide la clarifi
construcción reflexiva del mundo de la vida cación del sentido moderno del derecho y de su
social puede, sin acudir a ficciones como tienen significación constructiva para la sociedad ci
que hacerlo las teorías contractualistas. mos vil. Se trata de liberar de tal forma la política
trar el fundamento discursivo de la coordina de la moral, que el principio de la democracia
ción social, así éste se piense en la forma explique suficientemente el sentido procedi-
originaria de un contrato; pero también puede mental del derecho. Dicho principio puede ser
dar razón del sentido específico positivo del de relacionado entonces con el uso ético-político
de la razón práctica, que no es lo mismo que el Precisamente al ganar la diferencia entre mo
uso moral. ral y derecho, se puede caracterizar mejor el
aporte positivo del derecho con respecto a la
Al plantearse la necesidad de diferenciar entre conformación, estabilidad y organización de la
el principio moral y el principio del derecho, sociedad, ya que él llega a aspectos de las re
conviene sobre todo mostrar qué se pretende laciones sociales, de los cuales la moral, en su
obtener con esta distinción y luego ver cómo se universalidad y formalismo, forzosamente tie
logra y con qué costos. Con la distinción se ne que abstraer. El derecho puede ser com
busca desarrollar un discurso independiente, prendido como una ayuda a la sociedad en las
específico, ético-político acerca de la democra tres dimensiones, en las cuales la moral nece
cia y del derecho. Esta concepción de política sariamente permanece ambivalente: en la cog-
parte del reconocimiento, con base en la racio nitiva, en la motivacional y en la institucional
nalidad comunicativa, del sentido positivo de organizacional1S.
una racionalidad estratégica, que se compren
da como concreción eficaz de procesos discur Desde el punto de vista del conocimiento, tanto
sivos. los procesos legislativos, como la interpreta
ción y la práctica jurídica aclaran situaciones
La distinción ayuda a comprender cómo el y caracterizan acciones en un nivel al cual no
principio de la democracia es el “procedimien llega la moral. En general los procesos políti
to de constitución legítima del derecho” 10. Para cos que preceden a las decisiones jurídicas
la democracia sólo pueden reclamar legitimi aportan un cúmulo de información, del cual
dad las leyes, que al establecerse legalmente prescinde la moral. Motivacionalmente el de
en un proceso discursivo pueden encontrar recho es una ayuda tanto desde el punto de
acuerdo entre los asociados. Mientras el prin vista de la fijación de expectativas, como desde
cipio moral opera en el nivel de una racionali el de la exigibilidad. La moral en cambio per
dad interna de las normas, el de su validez manece en un nivel tan general de responsa
universal y categórica, el principio de la demo bilidad, que sus resortes motivacionales no son
cracia se ocupa de la institucionalización ex siempre los más vinculantes. Finalmente, el
terna de las normas: es decir de todo aquello derecho permite organizar mejor la acción so
que tiene que ver con los presupuestos y desa cial en ámbitos en los que la moral es discre
rrollos discursivos de los acuerdos, a partir de cional: por ejemplo, de qué manera se puede
los cuales se establecen leyes, se las hace acep ser más eficaz en el cumplimiento de la norma
tables y viable su cumplimiento. moral de la ayuda al prójimo? De esta forma
el derecho no sólo llega a niveles de compren
La diferencia entre moral y derecho se ve más sión y acción a los que no puede llegar la moral,
claramente si se considera el caracter como de sino que es ‘Instrumento” de efectividad de la
“artefacto” 11 de las normas jurídicas. No son moral. Para esto se vale de instituciones con
sólo el producto positivo de procesos democrá reglamentos precisos, objetivos determinados
ticos, sino que tales procesos están normados y funciones claras. Este es el sentido de la com-
por productos de esa misma clase. “Con el sis plementariedad entre moral y derecho14.
tema jurídico se debe crear al mismo tiempo el
lenguaje , en el cual se pueda entender una Pero si la independencia del derecho con res
comunidad como asociación voluntaria de pecto a la moral, pudiera parecer un voto de
miembros jurídicamente iguales y libres”12. confianza al funcionalismo, que propone la po-
sitivización del derecho, pensamos que es po vo no es el mismo principio moral como tam
sible fundamentar su normatividad, sin tener poco el de la democracia. Se articula como ar
que regresar a la moral: en el uso ético-político gumentación moral cuando se usa para nor
de la razón práctica, al cual corresponde, no en mas de comportamiento que regulan intrínse
sentido moral sino social, responsabilidad civil camente interacciones simples en un círculo
y solidaridad. La crítica al positivismo, al rea ilimitado de personas. Pero si se trata de nor
lismo jurídico o a la teoría de sistemas no tiene mas de acción más concretas y complejas, que
que recurrir inmediatamente a la moral. Por pueden darse en forma de derecho y que están
el contrario, una reconstrucción discursiva de relacionadas con asuntos públicos, entonces el
su génesis basta para explicitar el sentido de principio discursivo se usa en diversos proce
la normatividad del derecho basada en su dimientos democráticos, para validar tales for
constitución intersubjetiva y en las condicio mas jurídicas16. Por ello el derecho no se
nes éticas de la democracia. refiere a una voluntad absolutamente libre co
mo en la moral, sino a un libre albedrío, a cier
Veamos cómo se establece la diferencia entre ta voluntariedad relativa a las circunstancias
moral y derecho. En lugar de considerar el de de la norma. Esta tiene que ver con situaciones
recho como fundado directamente en el sujeto externas, sociales, en las que se relacionan
moral, se busca una concepción de autonomía personas; y finalmente goza de la posibilidad
tan general que nos permita explicar la auto de imponerse coactivamente17.
nomía política, origen del derecho, como ejer
cicio público de una autonomía subjetiva, que Una vez establecida la diferencia entre moral
a la vez, sólo se realiza en interacción social. y derecho, y entre la reconstrucción del princi
El sentido general de autonomía se expresa en pio de la moral y del principio de la democracia
un principio discursivo universal, a partir del a partir del principio discursivo general, se
cual se pueden desarrollar en su especificidad pueden volver a plantear sin peligro de confu
la moral y la democracia como proceso funda sión las mutuas relaciones:
cional del derecho. Este principio reza así: “Só
lo son válidas aquellas normas de acción con La moral es criterio fundamental de discerni
las que pudieran estar de acuerdo como parti miento entre lo correcto y lo incorrecto: debe
cipantes en discursos racionales todos aque por tanto ocupar lugar privilegiado en los pro
llos que de alguna forma pudieran ser afecta cesos de formación y de comunicación pública.
dos por dichas normas”15. Por otro lado la mayoría de los contenidos de
los que se ocupa la moral (asesinatos, secues
Se trata de comprender este principio discur tros, robo), pasan al código jurídico para ganar
sivo en toda su generalidad, como garantía de en él otros tipos de validez, pero este traslape
imparcialidad previa a toda discusión acerca no significa una remoralización del derecho.
de la moral o del derecho. No se lo puede iden De igual manera tanto el sistema de los dere
tificar de inmediato con el principio de la moral chos fundamentales, igualdad de libertad per
comunicativa, porque entonces todo tipo de fun- sonal, libertad de asociación, exigibilidad de
damentación discursiva del derecho, sólo sería defensa de los derechos, como los principios
una aplicación de la moral: un nuevo moralismo constitutivos del Estado de derecho pueden
en política. Lo característico del derecho moder ser objeto de la moral y del derecho, por lo que
no es poderse fundamentar y desarrollar sus a ellos subyace el mismo principio discursivo,
propiedades independientemente de la moral. lo que permite que se entrecrucen sus conteni
Esto se logra gracias a que el principio discursi dos18. Más aún, se puede aceptar que más allá
sociales: esto hace de la democracia la manera ye, sin agotarse en ella, la legitimidad del Es
más legítima de hacer política. tado y del derecho, “instrumentos” no sólo para
impulsar el desarrollo material del mundo de
Esto sin embargo no significa desvincular to la vida, sino para estabilizar el respeto por los
talmente la política de los temas de la moral y derechos humanos y el compromiso con el “pro
mucho menos de la actitud fundamental de yecto ético” por excelencia, la constitución de
responsabilidad. La razón práctica no se agota una nación. Este sería el sentido positivo de la
en el uso moral referido a lo universal y abso relación del Estado con la sociedad civil, criterio
luto de las relaciones humanas; en su uso ético de evaluación de políticas y gobiernos concretos.
nos habla de normas orientadas a lo concreto
en relación con el bienestar de una nación. Si
los principios generales de la moral, como fun R E C O N S T R U C C IO N D IS C U R S IV A
damentos de una sociedad justa, han de ser D E L D E R E C H O Y D E M O C R A C IA
tenidos como normas, es necesario que real P A R T IC IP A T IV A
mente motiven, como valores para una socie
dad determinada. Pero esto solo es viable si Aquí no es posible detallar cada una de las
como complemento del principio universal de formas del derecho y los procesos que las sus
la moral, se recupera un sentido más contex- tentan y desarrollan. Baste una breve carac
tualizado de razón práctica, que pueda moti terización de las más importantes para ganar
var a una sociedad concreta. Esto lo logra la una comprensión procedimental del derecho,
democracia participativa, cuyo sentido de res como resultado de procesos democráticos. Pero
ponsabilidad se enmarca sí en el horizonte de como estos procesos articulan la “soberanía po
la moral, pero en su especificidad, se orienta a pular”, es decir, son atribuciones de un poder
las necesidades de una nación en vías de reali del pueblo, es necesario mostrar cómo este po
zación de un proyecto histórico (la constitución der se teje con caracter fundacional, constitu
de un pueblo) mediante el compromiso de los cional, como poder comunicativo, según la
ciudadanos. concepción de H. Arendt: “el poder sólo aparece
allí y donde los hombres se reúnen con el pro
Es necesario ahora, una vez establecida la di pósito de realizar algo en común, y desapare
ferencia entre moral y derecho, explicitar lo cerá cuando, por la razón que sea, se dispersan
que significa una comprensión discursiva del o se separan”. Esto constituye “la sintaxis del
derecho, para ver cómo la soberanía popular poder: el poder es el único atributo humano
se articula en procedimientos democráticos, que se da en el espacio secular interhumano
en los cuales a la vez se asumen los derechos gracias al cual los hombres se ponen en rela
humanos, no como propiedades del hombre ge ción mutua, se combinan en el acto de funda
nérico, sino como competencias que han de ser ción en virtud de la prestación y cumplimiento
desarrolladas para que sean realidad: ese de de promesas, las cuales, en la esfera de la po
sarrollo es precisamente la conformación de lítica, quizá constituyen la facultad humana
una sociedad democrática y de un Estado de superior”23. El poder comunicativo, no la liber
derecho democrático. Así se interrelacionan tad subjetiva, como síntesis de perspectivas y
los derechos humanos y la soberanía popular, propósitos, constituye algo nuevo: un espacio
dos ideas íntimamente ligadas en el concepto y un estilo político en el que puede construirse
mismo de democracia, aunque no siempre el derecho como objetivación de voluntades
comprendidas en su complementariedad origi puestas de común acuerdo acerca de determi
naria. Esta vinculación de autonomía subjeti- nados fines. La democracia es la síntesis del
vay autonomía política, de autodeterminación principio discursivo con la forma del derecho.
personal y autorealización solidaria constitu Esto constituye “una génesis lógica de de-
23 Hannah Arendt, “Sobre la revolución", en R evista de Occidente, Madrid, 1967, pága. 185-186.
14 ANALISIS POLITICO No. 20, septiembre-diciembre de 1993
rechos, que se deja reconstruir progresiva mento y sus procedimientos, el pluralismo po
mente”24. lítico, la garantía de una opinión pública infor
mada y autónoma, la competencia limpia de
Según esto el principio discursivo se articula los partidos, las prácticas electorales, la sepa
en la libertad no sólo desde el punto de vista ración entre sociedad y Estado, la diferencia
privado; también en lo público, donde se expre ción de instancias y funciones (legislativa,
sa el sentido de un proyecto de vida de quienes judicial y ejecutiva), la regla de las mayorías,
han decidido convivir orientados por leyes etc. Mediante la regeneración discursiva, se
constituidas con base en acuerdos mínimos. gún el caso, de todos estos componentes de la
Los derechos humanos fundamentales, si se democracia se pueden conservar los principios
reconstruyen como competencias, y la autono del Estado de Derecho como fuerza del proceso
mía pública que funda el Estado de derecho no de autorealización de ciudadanos libres e igua
son realidades independientes, se determinan les, al adaptarse sus aplicaciones a los intere
recíprocamente. Por ello las instituciones jurí ses, motivos y actitudes de los asociados.
dicas democráticas se debilitan sin ciudadanos
formados en cultura política capaces de ejercer Esto tiene como consecuencia la vinculación
sus derechos. del sistema de derecho en general, tanto el le
gislativo, como el judicial y el ejecutivo-admi-
Una cosa es el sistema de derechos y otra la
nistrativo, al poder comunicativo, para mante
legitimidad del poder para organizados, de
ner al derecho libre de privilegios particulares.
fenderlos y fomentar su realización. Es nece
El sistema de derecho se regenera con la vigo-
saria por tanto una fundamentación discur
rización del poder comunicativo. La soberanía
siva del Estado de derecho y sus instituciones
del pueblo se va realizando mediante procesos
y una justificación pública de las acciones del
discursivos, cuyo origen es un público inde
Estado, como ejecutorias de derechos. Pero
pendiente: sus decisiones pueden tomar forma
precisamente la íntima relación entre derecho
de derecho con base en acuerdos democráticos,
y poder político es la que posibilita la manipu
asumidos por legisladores con responsabilidad
lación de aquél por intereses parciales. Ello
política. Esto no significa reprimir el pluralis
hace necesario que el Estado de derecho y sus
mo en favor de las mayorías. La democracia
instituciones se legitimen en un derecho, cuyo
participativa se nutre de un sentido de lo ra
origen esté en una auténtica participación de
mocrática, y que los usos del derecho sean zonable, anclado en la estructura comunicati
aceptados por corresponder a las expectativas va de lo público, el cual no otorga a ningún
de los ciudadanos. Una reconstrucción comu consenso fuerza legitimadora, si no se recono
nicativa del derecho permite mostrar cómo en ce cuestionable por otras opciones libertarias.
el desarrollo democrático de la soberanía po “En el vértigo de esta libertad no hay ningún
pular confluyen los derechos subjetivos de li punto fijo más que el del mismo proceso demo
bertad y asociación con los aspectos objetivos crático, un proceso, cuyo sentido ya está implí
de institucionalización de prácticas de autode cito en el sistema de derechos”25. Se trata de
terminación de los ciudadanos. El poder comu una comprensión participativa de la democra
nicativo origina el derecho legítimo y éste a la cia, casi que fin en sí misma, por cuanto su
vez regula la transformación de dicho poder en finalidad no es el desarrollo del mercado y de
decisiones administrativas. la economía, sino la construcción de una socie
dad pluralista, en la que las diferencias, los
Se trata de caracterizar el sentido de los pro disensos, los anarquistas, también puedan so
cesos democráticos que mejor canalicen el po lucionar problemas, proponer nuevas concep
der comunicativo: la institución del parla ciones sociales y acciones alternativas. Por eso
La sociedad civil tiene una conformación radi En la desobediencia civil se manifiesta la con
calmente pluralista, la cual fortalece las es ciencia de poder de la sociedad para presionar
tructuras del mundo de la vida, diversificando el sistema político de suerte que tenga en cuen
las formas de organización social. El poder co ta las situaciones conflictivas y las solucione
municativo que la anima es origen de la demo de acuerdo con los principios fundamentales
cracia participativay fuente de legitimidad del de la constitución política. Esta es un proyecto,
Estado de derecho. Esto permite que las relacio en cuya realización progresiva está compro
nes entre sociedad civil y política puedan ser metida la sociedad civil mediante reformas al
desarrolladas con realismo: no se puede confiar mismo derecho. Su poder político se manifies
sólo en el poder de los discursos informales, de ta más radicalmente en los nuevos movimien
tos sociales: ecologistas, feministas, cívico-
los movimientos de protesta y de las políticas
populares, barriales, campesinos, etc. Estos
alternativas, sino que hay que intentar articu
movimientos buscan redefinir lo público, crear
larlos en las formas de la democracia participa-
nuevos valores e imaginarios, renovar solida
tiva para influir en los partidos, en los órganos
ridades, recrear la cultura política en niveles
de decisión y en el gobierno mismo. todavía no colonizados por el clientelismo tra
dicional o por el Estado paternalista. La deso
Pero este reconocimiento de sus límites no sig
bediencia civil en la que pueden desembocar
nifica que la sociedad civil deba silenciarse. A estos movimientos no siempre se queda en la
veces los asesores del Estado piensan que su denuncia simbólica, sino que tiene a veces ca
lógica tecnocrática supera la opinión pública: rácter reivindicativo, como por ejemplo en el
esto parece ahorrarles el esfuerzo de interpre caso de toma de tierras: es la exigencia de he
tar las necesidades del pueblo para hacer com cho de lo equitativo frente a lo formalmente
prensibles a la gente las medidas de su legal. Esto hace que muchos movimientos so
gobierno. Este sería sólo uno de los muchos ciales sean criminalizados por los tradiciona-
casos de conflicto entre sociedad y Estado. El listas como causantes del desorden, de la
caso extremo es el de la desobediencia civil, violencia y como forma ilegítima de participa
que ciertamente exige un fuerte grado de ex ción ciudadana. La respuesta siempre tendrá
plicación pública, en lo cual consiste su fuerte que ser la explicación pública del comporta
poder comunicativo. Estos actos de violación miento no legal.
simbólica de lo establecido son la expresión de
protesta contra decisiones que, según los deso ¿Cuál es el sentido de las relaciones entre so
bedientes, así sean legales, no responden a los ciedad civil y Estado en el contexto de una de
mocracia participativa? Habermas, cuya
principios en los que se basa el orden social.
argumentación hemos intentado reconstruir
Tales protestas, asumidas en actitud ética, se
hasta aquí, hace cinco años había escrito que
dirigen a los que gobiernan para que revisen
el poder comunicativo sitia, sin pretender to
la legislación y al mismo tiempo apelan a las márselo, el sistema de gobierno31. Ahora pien
ideas de los derechos fundamentales, a la legi sa que la metáfora puede llevar a confusiones,
timidad democrática y a la sensibilidad moral pues si bien las intenciones de una opinión pú
de las mayorías. ‘L a desobediencia civil es blica crítica, con pretensiones de participación
pues un medio de reafirmar la vinculación en política, no son tomarse el poder, tampoco pue
tre la sociedad civil y la sociedad política..., den ser únicamente sitiar al Estado cual for
cuando los intentos legales de fortalecer la in taleza inexpugnable. La metáfora y su acla
fluencia de aquélla en ésta han fracasado y se ración ayudan a comprender en qué sentido
han agotado otros medios”30. las estructuras comunicativas de la sociedad
30 A. Arato y J. L. Cohen, C ivil society an d Political Theory, Cambridge, Mass, 1992, p igs. 587 y s.
31 Jurgen Habermas, Faktizitfit und Geltung..., pdg. 626.
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civil son recurso de legitimidad para la confor confiriendo autoridad al legislador, controlan
mación democrática del Estado de derecho. do al ejecutivo y exigiendo una justicia más
equitativa y pública32.
Para esto propone Habermas un p a ra d ig m a
p ro c e d im e n ta l d e l derecho, que equival
dría a la concepción de sociedad subyacente a C O N C L U S IO N : D E M O C R A C IA
los diversos modelos de democracia: la socie P A R T IC IP A T IV A Y E T IC A
dad compuesta por individuos autónomos del D IS C U R S IV A
liberalismo clásico, la integrada por personas
cuyo desarrollo material y social es responsa El paradigma procedimental, como impronta
bilidad del Estado, la constituida cultural y de una democracia participativa, tiene una
políticamente por los valores de un republica normatividad más fuerte que la teoría liberal
nismo tradicionalista. Frente a estas ideas de clásica o neoliberal contemporánea, más for-
sociedad, se opta más bien por un paradigma mativa que el liberalismo social, pero más dé
procedimental: éste sintetiza los elementos bil que el modelo republicano. En él hay
normativos de la teoría discursiva del derecho elementos de todos estos paradigmas, como
con los aspectos empíricos de una concepción hemos podido mostrarlo: el reconocimiento del
comunicativa de la sociedad. En otras pala Estado de derecho como forma adecuada de
bras, si el estilo comunicativo del mundo de la organización social, el ejercicio de derechos co
vida permite solucionar conflictos y llegar a mo proceso fundador de instituciones demo
acuerdos para desarrollar determinadas ta cráticas y la opción ética por una forma de vida
reas, reconociendo el derecho fundamental de autónoma privada y pública. Para una teoría
la diferencia y la posibilidad de asociación de discursiva el progreso político radica sobre to
las personas, este mismo estilo puede consti do en la competencia comunicativa de los ciu
tuirse en paradigma para el todo social. En dadanos y en el aprendizaje de procedimientos
tonces es posible reconstruir la génesis radi de organización en el ámbito de la política, la
calmente democrática de las relaciones entre economía y la administración.
sociedad y Estado en la interrelación entre po
deres legalmente constituidos y formas no ins Pero si en el paradigma procedimental todo se
titucionalizadas de soberanía popular. El reduce a la forma de la comunicación, entonces
sistema jurídico no se debe sólo a las fuerzas se carece de aquello “substancial” que permita
del mercado, ni a las políticas de bienestar; su plantear cuál es la sociedad deseable. El dile
legitimación radica sobre todo en el poder co ma es: formalismo procedimental o comunita-
municativo generado por múltiples interaccio rismo. Antes de discutirlo habría que resaltar
nes sociales en las que se teje la sociedad civil lo mucho que se gana con la propuesta de de
en el espacio público. Su influjo en las diversas mocracia participativa: ésta no es sólo el pro
instancias del Estado se logra mediante la par cedimiento para establecer las mayorías en
ticipación ampliada de los ciudadanos, la fun torno a los acuerdos que legitimen el derecho,
ción crítica de partidos independientes y el sino el espacio para que se articulen los con
poder de medios de comunicación autónomos. flictos, se desarrollan los movimientos socia
La despolitización del público se evita grac;as les, se fortalezca la opinión pública y en una
a elementos plebiscitarios, procedimientos de palabra se inventen las diversas formas de
consulta popular, políticas de descentraliza participación ciudadana, que permiten re
ción, renovación de procesos electorales, etc. crear la complementariedad entre sociedad y
Es urgente que el público efectivamente influ Estado. Con esto se amplia el sentido de par
ya con su sentido común y su fuerza motiva- ticipación para relativizar el directivismo del
cional en todas las órbitas del sistema político, Estado, su superespecialización y la conse-
cuente juridización de la sociedad. Sobre todo cia: su fuerza integradora se teje de momentos
se hace frente a quienes privatizan lo público: comunicativos cotidianos, opinión pública,
el paramilitarismo y la privatización de la jus procesos de participación ciudadana, movi
ticia, la corrupción y la deslegitimación de la mientos sociales, medios jurídicos, institucio
política y el mismo terrorismo de Estado como nes, etc. Se busca una sociedad capaz de orga
“ejercicio criminal del poder supremo del Es nizarse democráticamente con una constitu
tado, sin estar sometido a control alguno, me ción, que no sólo es fundación sino también
diante un sistema organizado y alentado
proyecto de autorealización, con procedimien
desde sus estructuras para el logro de sus fi
tos democráticos y autodeterminación de la so
nes”33. Si el derecho requiere de la democracia
ciedad civil desde sus orígenes en el mundo de
para no positivizarse, para ganar su auténtica
la vida: para no vivir en función de la política
racionalidad, la democracia requiere del dere
cho, no sólo en aspectos de legitimidad proce- institucionalizada, los ciudadanos recrean
dimental, sino sobre todo como articulación más acá de ella el principio de la democracia
necesaria de procesos y de acuerdos. como solidaridad y equidad.
33 M. C. Caiati y D. Frontalini, E l m ito de la g u e rr a sucia, Buenos Aires, Editorial CELS, 1984, pág. 83.
34 Jürgen Habermas, F aktizität un d Geltung..., pág. 536.
35 Richard Rorty, C ontingency, irony an d solidarity. Cambridge, Cambridge University Press. Versión castellana “Contin
gencia, ironía y solidaridad”, Buenos Aires, Paidós, 1989-1991, pág. 94.
36 Laporta en Victoria Camps, H isto ria de la ética, 3 tomos, Barcelona, Crítica, 1989, pág. 292.
37 Ch. Larmore y otros, “Symposium zu Jürgen Habermas: Faktizität und Geltung”, en D eutsche Zeitschrift fü r P h ilo so
phie, Berlin, Bd. 41, Nr. 2, 1993, págs. 326-327.
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