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Con relación al primer extremo, el criterio por el que se ha decantado, tanto la doctrina como la
jurisprudencia, ha sido atender a si las partes perseguían la realización de una actividad o de un
resultado.. En esta modalidad, el contratista no cumple con desarrollar una actividad diligente, a
diferencia del arrendamiento de servicios, sino sólo con la producción del resultado prometido.
Por ello, hasta ese momento soporta el coste de destrucción de la obra por caso fortuito o fuerza
mayor (art. 1589 CC), así como ciertos riesgos si el resultado no se produce como consecuencia
de causas sobrevenidas no imputables a él (art. 1595 CC).
Respecto a su denominación, esta figura ha sido objeto de varias acepciones entre la que de
manera considerable cabe destacar la conocida usualmente como contrato de obra porque es la
que mejor armoniza con el contenido de lo dispuesto en los arts. 1588 y ss. CC, cuyo tenor literal
parece que está enfocado principalmente a regular actividades encaminadas a la edificación. Ello
ha provocado que tras la entrada en vigor de la Ley 38/1999, de 5 de noviembre, de ordenaciónde
la edificación, (en adelante, LOE), en los contratos dirigidos a la realización de obra inmobiliaria,
las disposiciones de esta Ley se apliquen con carácter preferente a las dispuestas en el Código
civil, mientras que los contratos que persigan la realización de otro tipo de obra, seguirán sujetos
a estas disposiciones del CC, salvo que cuenten con una normativa específica que regule su
actividad.
En este contrato cabe distinguir dos modalidades según se haya realizado la obra aportando
trabajo o industria o materiales por parte del comitente. El segundo debe ser diferenciado del
contrato de compraventa cuando estos materiales componen la obra. La distinción reside en que
el empresario inicia o despliega su actividad, que es “encargada” por el dueño, que asume la
titularidad o propiedad de los avances, porciones o parciales resultados en los que se desarrolla, y
el empresario se obliga a “ejecutar” y al tiempo que ejecuta, el producto entra en el patrimonio
del dueño... mientras que en la compraventa, a lo que se obliga el vendedor es a “entregar”.
En resumen, si el comitente suministra materiales y el contratista otros accesorios, es un contrato
de obra. Además, otros criterios: envergadura del proceso productivo; la voluntad de las partes;
contratista realiza la obra según su proyecto.
- SUJETOS
Las partes que forman parte de este contrato son: el comitente o dueño de la obra y el contratista,
que asume la obligación de ejecutarla y de facilitar el resultado. Pueden ser tanto personas físicas
como jurídicas.
La LOE dice que pueden ser “cualquier persona, física o jurídica, pública o privada, que,
individual o colectivamente, decide, impulsa, programa y financia, con recursos propios o ajenos,
las obras de edificación para sí o para su posterior enajenación, entrega o cesión a terceros bajo
cualquier título”.
Esta figura encuadra diversas modalidades:
- Arquitecto
- Arquitecto director de obra
- Arquitecto técnico o director de la ejecución de la obra
- Subcontratistas
- el promotor, en sentido amplio, que es el empresario que edifica con el fin de
vender dichos pisos o locales;
- el promotor-constructor, que es el sujeto titular de derecho sobre el suelo que
construye por el mismo para enajenar lo edificado a terceros y,
- el promotor- vendedor, es un sujeto que, como comitente, encarga la obra al
contratista para enajenar lo construido a terceras personas.
- OBJETO
Los elementos fundamentales en este contrato son dos: la obra y el precio.
1. La obra
Dada la heterogénea naturaleza de este contrato, pueden ser objeto del mismo todas las cosas, ya
sean muebles o inmuebles, tangibles o intangibles, siempre que presenten un resultado material,
industrial, científico o artístico y que no se encuentren reguladas en contratos específicos, como
ocurre fundamentalmente en el ámbito de la propiedad intelectual e industrial.
2. El precio
El precio deberá pagarse en el momento en que se entregue la obra salvo, como establece el art.
1599 CC, pacto o costumbre en contrario. Aunque el art. 1544 CC establece que el precio debe
ser cierto la jurisprudencia ha matizado dicho requisito, entendiendo que la ausencia de fijación
previa del precio de la obra no impide tener por cumplimentado el requisito de precio cierto.
Igualmente ha dictaminado que no es indispensable que se concrete de antemano o en el instante
de celebrarlo, por ser suficiente con que su determinación pueda llevarse a efecto con
posterioridad por los propios interesados o un tercero o a través de tasación pericial emitida en
atención al coste de los materiales invertidos y la mano de obra utilizada.
En ningún caso, la realización de pagos parciales o adelantados podrá suponer la presunción de
aceptación (art. 1592 CC).
El precio puede fijarse por alguna de las formas siguientes:
A) Por ajuste o precio alzado. A ella se refiere el art. 1593 CC.
B) Por piezas o medidas.
C) Por administración o economía
A) Ejecución de la obra
El objeto del contrato es una obligación de hacer consistente en la realización de la obra pactada.
Las disposiciones del Código civil, que se refieren con carácter particular al contrato de obra
inmobiliaria, señalan como objeto del mismo, edificar o construir un edificio, aportando los
materiales o utilizando los facilitados por el comitente. Durante la ejecución de la obra, el
contratista debe atenerse a las instrucciones del comitente, concretadas en planos y dadas a través
de la dirección técnica. En todo caso, a los profesionales se les exige un nivel de conducta
adecuado a las reglas del arte o profesión que ejercen, de forma que la impericia debe
interpretarse como sinónimo de culpabilidad. Tienen igualmente importancia los usos
profesionales, como normas por las que debe discurrir la actuación del obligado. El contratista
actúa a su riesgo y bajo su responsabilidad. Salvo que el comi- tente no le advierta, soportará la
pérdida fortuita ocasionada por los materiales no idóneos aportados por el comitente (art. 1590
CC).
B) Entrega de la obra
Al contratista le incumbe entregar la obra al comitente de conformidad con el contrato pactado y
en el plazo convenido.En el caso de bienes muebles se podría entender que el contratista no es el
propietario tomando como referencia lo dispuesto en el art.1600 CC, que faculta al que ha
ejecutado una obra en cosa mueble para que pueda retenerla en prenda hasta que se le pague.
El contratista debe entregar en el plazo pactado. En ausencia de pacto sobre el plazo, habrá que
remitirse a lo dispuesto en el art. 1128 CC. No obstante, el contrato suele contener un plazo límite
de ejecución de obra, susceptible de alteración convencional por las partes. En caso de
incumplimiento, el contratista incurrirá en mora.
C) Obligaciones accesorias
El contratista está obligado a guardar y custodiar el lugar donde se realice la obra, los materiales
y la parte de obra ejecutada. Igualmente le incumbe el deber de informar y aconsejar al comitente
acerca de las cuestiones que se presenten durante la construcción de la obra. Incluso dependiendo
de la normativa específica de algunas actividades pueden existir deberes de aseguramiento y
precaución sobre el contratista.
- EXTINCIÓN
Además de atenerse a las causas generales de extinción de las obligaciones, este contrato recoge
una serie de causas específicas, como la que figura en el art. 1594 CC, que contempla el
desistimiento unilateral del comitente, la muerte del contratista o la imposibilidad sobrevenida de
la ejecución por causas ajenas a su voluntad.
El desistimiento actúa mediante declaración de voluntad de carácter recepticio, emitida por el
comitente y dirigida al contratista, sin necesidad de utilizar una forma determinada. Cuando tenga
lugar, el comitente deberá abonar al contratista el importe de los gastos que haya efectuado en la
obra, del trabajo y la ganancia que habría obtenido de haberla concluido (art. 1594 CC).
Si la obra se ha encargado atendiendo a las cualidades personales del contratista, la muerte o
cualquier otra causa independiente de la voluntad del contratista que imposibilite la conclusión de
la obra, extinguen el contrato (art. 1595 CC). En este caso, el comitente habrá de abonar al
contratista o a sus causahabientes la parte proporcional correspondiente a la parte de obra
realizada y, en su caso, al valor de los materiales, en la medida en que reporten enriquecimiento
al comi- tente.
Finalmente, como establece el apartado tercero del art. 1595 CC, se producirá la extinción del
contrato si el contratista no puede concluir la obra por alguna causa ajena a su voluntad. Debe
tratarse, por tanto, de causas fortuitas, que no pueda resolver el contratista, habiendo empleado
toda la diligencia exigible. El contratista tendrá derecho a ser indemnizado.
¿De qué responden los agentes? plazos de garantía: MUY IMPORTANTES LOS PLAZOS
a) Durante diez años, de los daños materiales causados en el edificio por vicios o defectos que
afecten a la cimentación, los soportes, las vigas, los forjados, los muros de carga u otros
elementos estructurales, y que comprometan directamente la resistencia mecánica y la estabilidad
del edificio.
b) Durante tres años, de los daños materiales causados en el edificio por vicios o defectos de los
elementos constructivos o de las instalaciones que ocasionen el incumplimiento de los requisitos
de habitabilidad exigidos en esta Ley.
c) Durante un año, de los daños materiales por vicios o defectos de ejecución que afecten a
elementos de terminación o acabado de las obras.
DIAPOSITIVA MUY IMPORTANTE
- Acción de responsabilidad. Plazo prescripción 2 años a contar desde que se produzcan
dichos daños, sin perjuicio de las acciones que puedan subsistir para exigir
responsabilidades por incumplimiento contractual (art. 18.1).
- Tipo de responsabilidad. Si no puede individualizarse la causa de los daños o no quedase
probada la concurrencia de culpas (no se puede determinar el grado de intervención de
cada agente en el daño). Será solidaria. Si se puede individualizar la culpa se demanda,
sino se puede determinar el grado de intervención o quién ha sido,
- Exención de responsabilidad. Cuando se pruebe que los daños fueron ocasionados por
caso fortuito, fuerza mayor, acto de tercero o por el propio perjudicado.
- Garantías. Pólizas de seguros en plazos del art. 17 LOE.
Aval de garantía del promotor por las cantidades anticipadas en viviendas en construcción SOLO
SABER LA LEY QUE LA REGULA
• Regulación. DA 1a LOE. Percepción de cantidades a cuenta del precio durante la construccion.
Derogada la ley 57/58, por la Ley 20/2015
¿Que garantiza? La devolución de las cantidades entregadas más los intereses legales, para el
caso de que la construcción no se inicie o no llegue a buen fin en el plazo convenido para la
entrega de la vivienda.
Estudiar hasta QUÉ GARANTIZA
• 2. El contrato de servicios.
- CONCEPTO Y CARACTERES
El Código civil, en su Título VI del Libro IV, inspirado en la tripartición ro- manista de la
locatio-conductio, parte de una concepción unitaria del contrato de arrendamiento, que gira en
torno a la cesión del uso o disfrute de una cosa o de un servicio a cambio de precio, siendo la
diversa naturaleza de la cosa o servicio objeto del contrato la que da lugar a los diferentes tipos
contractuales (arrendamiento de cosas, de obra y de servicios).
Se regula según el art. 1544 CC, que dice que “en el arrendamiento de obras o servicios, una de
las partes se obliga a ejecutar una obra o a prestar a la otra un servicio por precio cierto”. Se llama
arrendatario al sujeto que obtiene la utilidad en que consiste el servicio, que deviene, por ello, en
deudor de la contraprestación pactada (precio cierto), mientras que el arrendador es el obligado a
prestar el servicio y, en conse- cuencia, acreedor de aquella remuneración (v. art. 1546 CC).
Es el arrendamiento de servicios un contrato consensual, bilateral, porque de él surgen
obligaciones para ambas partes, que, además, son recíprocas, oneroso, conmutativo y no formal.
La relación arrendaticia típica es de tracto sucesivo ocontinuado, en cuanto que la ejecución de la
prestación del arrendador (prestador del servicio) se prolonga en el tiempo.
2. El precio cierto
El contrato de arrendamiento de servicios es un contrato oneroso, pudiendo consistir la
retribución del prestador del servicio en una suma de dinero (precio9) o en cualquier otro bien
económicamente valuable. Sin precio no puede haber arrendamiento de servicios, incardinándose
la prestación gratuita de servicios en el ámbito de las liberalidades o donaciones10 o en otro tipo
contractual como el mandato.
En ámbito de prestación de servicios profesionales = Es habitual su determinación por referencia
a tarifas de honorarios, meramente orientativos, aprobadas y publicadas por los Colegios
Profesionales (tras Ley 25/09, se prohíbe a los colegios profesionales establecer baremos
orientativos sobre honorarios profesionales, salvo tasación de costas y jura de cuentas).
Cabe pactar precio en atención al tiempo empleado, a las actuaciones individuales o resultados
obtenidos, o por cantidad fija y global por todos los servicios (llamada “iguala” para los
desempeñados por abogados).
Añadido de la guía:
La determinación del precio y las tarifas de honorarios por parte de los Colegios profesionales (),
art. 14 de la Ley 2/1974 de 13 de febrero, sobre Colegios Profesionales (modificada por la
Ley 25 /2009, conocida como “Ley Ómnibus”) prohíbe a los Colegios Profesionales la
recomendación sobre precios, baremos orientativos o cualquier directriz respecto a los honorarios,
salvo lo dispuesto en la Disposición Adicional 4ª, que permite a los Colegios de Abogados
establecer criterios, pero sólo a los efectos de tasaciones de costas o juras de cuentas de Abogados.
Desde 2016, la CNMV viene sancionando a varios Colegios de Abogados por ello. Dicho
organismo considera que la publicación de ciertos criterios por los mismos, aunque sean para
costas, vulneran el derecho a la libre competencia, interpretación a la que se oponen estos Colegios
profesionales. El tema está pendiente de resolución judicial que, esperemos, zanje esta cuestión.
2. El mandato
Doctrina y jurisprudencia los han delimitado atendiendo a diversos criterios, entre los que
destacan:
a) El objeto de la prestación.
b) La gratuidad del mandato.
c) El intuitus personae y la fiducia.
d) La ajenidad de la actuación del mandatario.
e) La representación.
f) La sustituibilidad.
• 3. El depósito.
- CONCEPTO Y CLASES
Las figuras se invierten
Contratos de tracto sucesivo (poner las características).
Dispone el art. 1758 CC que “Se constituye el depósito desde que uno recibe la cosa ajena con la
obligación de guardarla y de restituirla”. Sólo extrajudicial y voluntario
Lo característico del depósito es la existencia de una obligación principal y autónoma de custodia
de un bien ajeno, previa su entrega, y su posterior restitución1 (existe una obligación).
A tenor del art. 1759 CC, “El depósito puede constituirse judicial o extrajudicialmente”.
a) El depósito o secuestro judicial (o secuestro) se constituye, tanto sobre bienes muebles, como
sobre bienes inmuebles, cuando sobre ellos existe una controversia. Se regula por los arts. 1785-
1789 CC y arts. 626 y ss. LEC.
b) El depósito extrajudicial, por su parte, sólo puede constituirse sobre muebles, y “es necesario o
voluntario” (art. 1762 CC).
- DEPÓSITO VOLUNTARIO
1. Concepto y caracteres
El depósito extrajudicial (depósito “propiamente dicho”, según el Código Civil) puede ser
necesario o voluntario (art. 1762 CC), definiéndolo como “aquél en que se hace la entrega por la
voluntad del depositante”.
Caracteres:
- Tiene su origen en un contrato de naturaleza real, que se perfecciona por la entrega de la
cosa, aunque ésta no es necesaria, si el depositario la tenía previamente en su poder, por
cualquier otro título.
- Es un contrato unilateral, ya que sólo produce obligaciones para el depositario (las de
custodia y restitución), a no ser que se pacte retribución.
- Gratuito. 1760 CC. Cabe pacto de retribución. El depósito mercantil, en cambio, se
presume oneroso salvo pacto en contra.
2. Constitución
El depósito requiere, no sólo la entrega, exigida por su naturaleza real, sino también el pacto de
las partes, que puede ser expreso o tácito, esto es, deducible de hechos concluyentes.
- Las partes han de tener capacidad general para contratar. No se exige que el depositante
sea propietario (puede ser por ejemplo, un arrendatario), ni el de- positario puede exigir
que pruebe ser propietario de la cosa depositada.
- Respecto de la incapacidad del depositante, señala el art. 1764 CC, que “Si una persona
capaz de contratar acepta el depósito hecho por otra incapaz, queda sujeta a todas las
obligaciones del depositario, y puede ser obligada a la devolu- ción por el tutor, curador o
administrador de la persona que hizo el depósito, o por esta misma, si llega a tener
capacidad”. Esta vinculación del depositario se explica por la regla general de que una
persona capaz no puede anular el contrato, invocando la incapacidad de la otra parte (art.
1302 CC).
- La incapacidad del depositario, por su parte, viene contemplada en el art. 1765 CC, según
el cual, “Si el depósito ha sido hecho por una persona capaz en otra que no lo es, sólo
tendrá el depositante acción para reivindicar la cosa depositada mientras exista en poder
del depositario, o a que éste le abone la cantidad en que se hubiese enriquecido con la
cosa o con el precio”.
3. Objeto
El objeto depositado ha de ser un bien mueble (art. 1761), nunca un inmueble. Puede tratarse de
títulos valores, que devenguen intereses o dividendos (acciones), en cuyo caso habrá que
entregarlos al depositante (art. 1770 CC).
Se discute si el depósito puede tener por objeto cosas fungibles (el llamado “depósito irregular”),
en particular, una cantidad de dinero, de tal modo que el depositario adquiera la propiedad de lo
depositado y venga obligado a devolver otro tanto de la misma calidad y especie. La
jurisprudencia parece admitirlo.
“El depositario no puede servirse de la cosa depositada sin permiso expreso del depositante” (art.
1767 CC), que no se presume (art. 1768.II CC). Si lo tiene, “el contrato pierde el concepto de
depósito y se convierte en préstamo o comodato” (art. 1768.I CC).
La obligación de custodia del depositario exige desplegar la diligencia propia del buen padre de
familia.
Existe la obligación de restitución de la cosa, junto con sus productos o accesorios (art. 1770 CC),
tiene carácter esencial, salvo en el caso de pérdida de la cosa, por caso fortuito o fuerza mayor.
La restitución deberá ser hecha al depositante, causahabiente o persona designada en el contrato,
en el momento en que la pidan, aunque se hubiera pactado un plazo de duración del contrato (art.
1766 CC y art. 306 CCom).
No obstante, no puede exigirse la devolución de la cosa depositada, cuando haya sido embargada,
cuando se haya notificado al depositario “la oposición de un tercero a la restitución o traslación
de la cosa depositada” (art. 1775 CC), o cuando no haya acuer- do entre los depositantes (de ser
éstos varios) acerca de a cuál de ellos debe devolverse15, a no ser que haya solidaridad, por
haberse pactado en el contrato (en el denominado depósito indistinto), o que la cosa no admita
división, en cuyo caso la restitución podrá ser pedida por cualquiera de los depositantes (art.
1772.II)
El depositario sólo puede imponer la devolución al depositante, antes del tiempo pactado, por
“justo motivo”.
Por lo que concierne al lugar y los gastos de entrega, dispone el art. 1774.I CC que “No
habiéndose designado lugar para la devolución, deberá ésta hacerse en el que se halle la cosa
depositada, aunque no sea el mismo en que se hizo el depósito, con tal que no haya intervenido
malicia de parte del depositario”.
Los gastos de entrega. Serán de cargo del depositante (1774.1). La norma no es imperativa.
El depositario responderá, pues, cuando la cosa se pierda por su culpa o después de haberse
constituido en mora, presumiéndose su culpa, pues el bien se encuentra en su poder (art. 1183
CC), en cuyo caso, deberá restituir su valor como indemnización de daños y perjuicios.
En el caso de cosa entregada cerrada y sellada, habrá que estar a lo dispuesto en el art. 1769 CC,
según el cual “Cuando la cosa depositada se entrega cerrada y sellada, debe restituirla el
depositario en la misma forma, y responderá de los daños y perjuicios si hubiese sido forzado el
sello o cerradura por su culpa”, la cual se presume, salvo prueba en contrario (art. 1769 CC).
Si la fuerza es imputable al depositario = El valor de lo depositado se determina por la
declaración del depositante, salvo prueba en contrario: presunción de veracidad del declarante,
que se apreciará
en atención a la calidad de la persona y de las circunstancias (1769.3 CC).
Atención especial merece, entre los depósitos necesarios, el denominado por el Código civil
como “depósito de viajeros en las fondas y mesones”. ESTA ES LA IMPORTANTE El art. 1783
CC lo contempla. Es un depósito necesario, porque surge, por disposición de la Ley, por “el he-
cho de la introducción en el hotel de los efectos por el huésped, sin necesidad de un previo
contrato de depósito y sin requerirse la aceptación del fondista que queda, desde ese momento y
hasta la terminación del contrato de hospedaje, responsable por los daños o la pérdida de los
efectos introducidos, tratándose de una responsabilidad “fundada en el riesgo profesional o de
empresa”.
Hay que hacer notar que la responsabilidad de los fondistas es más estricta que la del depositario
en el depósito voluntario, ya que sólo cesa en caso de fuerza mayor, pero no, en el de caso
fortuito, estoy viene regulado en el art. 1784 CC.
• 4. El mandato.
- CONCEPTO Y CARACTERES
El art. 1709 CC define el mandato como aquel contrato por el cual “se obliga a una persona a
prestar algún servicio o hacer alguna cosa, por cuenta o encargo de otra”.
Se trata, pues, de un contrato por el cual una persona, llamada mandante, confía a otra, llamada
mandatario, la gestión o la realización de algún acto o negocio jurídico, aceptando esta última
desempeñarlo por cuenta de aquélla.
Caracteres:
a) Se trata de un contrato consensual.
b) Es un contrato gratuito, salvo que se pacte lo contrario (art. 1711 CC).
c) Es un contrato bilateral o unilateral, según haya pacto de retribución o no.
d) Es, por último, un contrato de marcado carácter personal o intuitu personae, basado en la
confianza recíproca de las partes, lo que explica que pueda revocarse o renunciarse a él
libremente, así como su extinción por muerte de cualquiera de aquéllas.
- MANDATO Y REPRESENTACIÓN
Es necesario diferenciar las figuras del mandato y de la representación. Generalmente van unidos,
si van juntos en mandato representativo, si no el mandatario actúa por cuenta del mandante pero
en nombre propio.
a) El mandato es un contrato, con efectos internos, entre el mandante y mandatario, por el cual
aquél encarga a éste que actúe por su cuenta.
b) La representación es la facultad que tiene el representante para actuar frente a terceros en
nombre del representando, obligando a éste frente a ellos, facultad derivada del negocio de
apoderamiento, conferido por el poderdante (representado) al apoderado (representante).
El mandato puede ir unido a un poder de representación, pero ello no tiene por qué ser así.
- En el primer caso, se habla de mandato representativo, que es aquél que contiene un
poder de representación, de modo que el mandatario (representante) actúa en nombre y
por cuenta del mandante (representado), obligando a éste frente a terceros.
- Por el contrario, el mandato no representativo es aquél que no va acompañado de un
poder de representación, por lo que el mandatario actúa por cuenta del mandante, pero en
nombre propio, quedando él mismo obligado frente al tercero.
Además, del mismo modo que hay mandato sin representación, también es posible que exista
representación sin mandato. Así sucede en la representación legal de los padres o tutores respecto
de sus hijos sujetos a patria potestad o pupilos y en la representación voluntaria, cuando el poder
no acompaña al contrato de mandato, sino a otro distinto, como, por ejemplo, el contrato de
sociedad, habili- tando al administrador único para actuar en nombre de la sociedad.
2. Elementos reales
El objeto del mandato son los actos o negocios jurídicos que el mandatario se obliga a realizar por
cuenta del mandante, que han de ser posibles, lícitos y determinados.
3. Elementos formales
El mandato puede ser expreso o tácito, pudiendo darse el primero de ellos por documento
(público o privado) o de palabra. La aceptación puede ser también expresa o tácita, deducida esta
última de los actos del mandatario.
CLASES DE MANDATO
El mandato puede ser clasificado con arreglo a diversos criterios.
1. Mandato general y especial
Según el art. 1712.I CC, “el mandato es general o especial”.
- “El primero comprende todos los negocios del mandante”. El mandato, concebido en
términos generales, no comprende más que los actos de administración. Permite transigir,
enajenar o ejecutar cualquier acto de riguroso dominio, se necesita mandato expreso (es
decir, mandato «especial», no expreso).
- La jurisprudencia exige también mandato “especial”, para cancelar hipotecas, tomar
dinero a préstamo y concluir contratos de arrendamiento urbano o rústico de larga
duración.
General: no incluye transacción, enajenación ni cualquier acto de dominio (los gravámenes).
En el mandato no representativo el mandatario actúa por cuenta del mandante, pero en nombre
propio, quedando él mismo obligado frente al tercero. El mandato no surte, pues, efectos frente a
terceros, que no lo conocen, sino sólo entre las partes: es, por ello, que el párrafo 3o deja a salvo
“las acciones entre mandante y mandatario”. 1717 CC. Como los efectos de la actuación del
mandatario se producen en el patrimonio de éste, es necesario un posterior acto de transferencia
formal al patrimonio del mandante.
- EFECTOS
1. Obligaciones del mandatario
Las obligaciones del mandatario son las siguientes:
b) Según el art. 1720 CC, el mandatario está obligado a dar cuenta de sus operaciones, de manera
completa, para que pueda comprobarse si ha cumplido sus obligaciones correctamente, lo que
tiene especial importancia en el caso de mandatos de tracto u objeto continuado, sin que se exija
especial forma para ello.
c) Conforme al art. 1720 CC, el mandatario deberá abonar al mandante cuanto haya recibido en
virtud del mandato, “aun cuando lo recibido no se debiera al segundo”.
- EXTINCIÓN
El contrato de mandato se extingue por las siguientes causas:
a) Por revocación del mandante (1732. 1733. 1735 y 1734 CC). El mandato es irrevocable en el
caso de que así se haya pactado expresamente.
b) Por la renuncia del mandatario (art. 1732.2. 1736. 1737).
c) Por muerte del mandante o del mandatario (art. 1732.3. 1738. 1739 CC).
d) Por incapacitación, declaración de prodigalidad, concurso o insolvencia del mandante o del
mandatario (art. 1732.3o CC).
- LA MEDIACIÓN O CORRETAJE
Distinto del mandato es la mediación o corretaje, por el cual una persona llamada comitente,
encarga a otra, llamada mediador o corredor, bien que le informe acerca de la oportunidad de
celebrar un contrato con un tercero (“mediación de indicación”), bien que realice las gestiones
encaminadas a lograr la conclusión de dicho contrato (“mediación de gestión”), por ejemplo, que
encuentre un com- prador para un paquete de acciones.
EL PUNTO 5 NO ENTRA