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SEGURIDAD HUMANA-Alcance
(…) el registro a persona y sus bienes, con o sin contacto físico, constituye un
procedimiento esencialmente preventivo, propio de la actividad de policía.
Supone la retención momentánea de la persona y una exploración superficial
de su indumentaria, de lo que lleve sobre sí o de los bienes que porte consigo
que, como tal, no compromete verificaciones íntimas. Pese a esto, por las
características del procedimiento y las razones indicadas con anterioridad, su
práctica incide en los derechos fundamentales a la igualdad, a la autonomía
personal, a la libertad de locomoción y a la intimidad, entre los más
relevantes.
Expediente: D-13966
2
Código Nacional de Seguridad y
Convivencia Ciudadana”.
Demandante:
Brayan Alexander Díaz Piragauta
Magistrada ponente:
DIANA FAJARDO RIVERA
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
3
3. Cumplidos los trámites previstos en el artículo 242 de la Constitución y en el
Decreto Ley 2067 de 1991, procede la Corte a resolver sobre la demanda de la referencia.
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oponga resistencia, cumpliendo las disposiciones señaladas para la
conducción.
PARÁGRAFO 3o. El registro de personas por parte de las empresas de
servicios de vigilancia y seguridad privada no se realizarán mediante
contacto físico, salvo que se trate del registro de ingreso a espectáculos o
eventos de conformidad con la reglamentación que para tal efecto establezca
el Gobierno nacional, o salvo que el personal uniformado de la Policía
Nacional lo solicite, en apoyo a su labor policial.
PARÁGRAFO 4o. El personal uniformado de la Policía Nacional y el
personal de las empresas de vigilancia y seguridad privada, podrán utilizar
medios técnicos o tecnológicos para el registro de personas y bienes tales
como detector de metales, escáner de cuerpo entero, sensores especiales y
caninos entrenados para tal fin. El Gobierno nacional reglamentará el uso de
ese tipo de medios y sus protocolos”.
III. LA DEMANDA
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policía, como lo es el registro a persona, mediante un protocolo contraría la
reserva de ley en este campo y resulta, por lo tanto, inconstitucional”.
11. Indica que, sin embargo, toda autoridad, en desarrollo de las funciones
y competencias que le otorgan la constitución y la ley, debe sujetarse a los
principios, derechos, deberes, garantías y prohibiciones que la misma
Constitución. En ese sentido, estima que quien expide los referidos protocolos
no puede incluir lineamiento o directriz alguna que permita el
desconocimiento de los derechos y garantías constitucionales. En caso de que
así proceda, explica que el respectivo protocolo, “en su carácter de acto
administrativo general, será susceptible la demanda ante la jurisdicción de lo
contencioso administrativa mediante las acciones de nulidad por
inconstitucionalidad o de simple nulidad”.
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este orden de ideas, sostiene que la disposición demandada no infringe el
artículo 121 de la Constitución, puesto que precisamente en la ley que la
contiene se contemplan los principios, acordes con la Carta, que deben ser
respetados al momento de ejercer tal atribución. De este modo, solicita
declarar exequible la norma demandada.
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protocolos en exclusiva potestad de la Policía Nacional, como se acaba de
mostrar, constituyen una flagrante violación de los derechos a la intimidad, al
buen nombre y a la tranquilidad de los ciudadanos.” Resalta: “se registra a
todo ciudadano sin establecer si es procedente o no si se está dentro de las
causales señaladas en el ya mencionado artículo 159 de la ley de
convivencia.” Argumenta que es “importante la regulación en debida forma
del registro a la persona, pues compromete, además, el derecho fundamental
a la intimidad”. De este modo, en su criterio, es constitucionalmente necesario
someter tales procedimientos a las causales referidas y que sean regulados
mediante una ley estatutaria, por tratarse de derechos fundamentales.
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de competencias propias del poder de policía. Insiste en que se identifica con
un esquema protocolario para guiar el registro a persona, sin establecer
facultades expresas de injerencia en derechos fundamentales. En consecuencia,
concluye que no es una norma de competencia. Así, la interviniente solicita a la
Corte declarar exequible el precepto censurado, “en el entendido de que no
faculta a la autoridad administrativa de policía para definir la afectación de
derechos constitucionales fundamentales, como la integridad personal, la
intimidad o la dignidad”.
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VI. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS DE LA CORTE
CONSTITUCIONAL
6.1. Competencia
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29. En similar sentido, el ciudadano Jeison Duvan Peñaloza Bejarano
afirma que, conforme al precepto, la Policía Nacional se encuentra habilitada
para incluir el contacto físico en el registro a persona mediante un protocolo
que la misma norma le da posibilidad de establecer. En su criterio, esto
constituye una violación al artículo 121 de la Constitución, conforme al cual,
ninguna autoridad del Estado podrá ejercer funciones distintas de las que le
atribuyen la Constitución y la ley. Desde su punto de vista, el Congreso de la
República confirió a la Policía Nacional una función distinta a la atribuida por
las disposiciones constitucionales y las normas de ley.
31. De este modo, la Corte debe determinar si una norma de policía que
establece la posibilidad de contacto físico en el registro de personas, de
acuerdo a los protocolos que con esa finalidad emita la Policía Nacional,
defiere la regulación de derechos fundamentales como dignidad, integridad e
intimidad, a la autoridad de policía y, por lo tanto, viola el principio de reserva
de ley.
11
El artículo 11 establece que el poder de policía es la facultad de expedir las
normas en materia de policía, de carácter general, impersonal y abstracto,
ejercida por el Congreso de la República. Las asambleas departamentales y
los concejos distritales y municipales, conforme a los artículos 12 y 13,
ejercen dentro de su respectivo ámbito territorial, un poder subsidiario de
policía para dictar normas en materias que no sean de reserva legal, en el
marco de la Constitución y la ley.
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fundamentales, en el marco de la dignidad humana. 3 Tal noción de seguridad
ciudadana debe, sin embargo, ser precisada en la actualidad, a la luz de la
denominada seguridad humana. Este concepto subraya la importancia de
garantizar, de modo articulado, la paz, la seguridad, el desarrollo y los
derechos humanos, de un modo eficazmente orientado a la prevención4.
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41. En consonancia con lo anterior, desde sus primeras decisiones sobre la
materia, la Sala Plena ha sostenido que el uso de los poderes de policía se
encuentra sujeto a varios criterios mínimos de orden superior.9 Entre los más
importantes y, en relación con el problema de constitucionalidad que aquí se
analiza, conviene destacar los siguientes.
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de desviación de poder sino incluso, según el caso, al delito de abuso de
autoridad por parte del funcionario o la autoridad administrativa que
indebidamente lo ejerce.11
48. La reserva de ley tiene varios significados: (i) se utiliza como sinónimo
de principio de legalidad o de cláusula general de competencia del Congreso, 15
lo cual equivale a que, en principio, todos los temas pueden ser regulados por
el Congreso mediante ley; (ii) es una técnica de concreción de disposiciones
constitucionales, en las que el Constituyente le ordena al Legislador que
correctivas debe ser proporcional y razonable atendiendo las circunstancias de cada caso y la finalidad de la
norma. Por lo tanto, se debe procurar que la afectación de derechos y libertades no sea superior al beneficio
perseguido y evitar todo exceso innecesario. 13. Necesidad. Las autoridades de Policía solo podrán adoptar
los medios y medidas rigurosamente necesarias e idóneas para la preservación y restablecimiento del orden
público cuando la aplicación de otros mecanismos de protección, restauración, educación o de prevención
resulte ineficaz para alcanzar el fin propuesto. PARÁGRAFO. Los principios enunciados en la Ley 1098 de
2006 deberán observarse como criterio de interpretación y aplicación de esta ley cuando se refiera a niños,
niñas y adolescentes.”
11 Sentencia C-024 de 1994. M.P. Alejandro Martínez Caballero, reiterada en la Sentencia C-789 de 2006.
M.P. Dr. Nilson Pinilla Pinilla.
12 Sentencias C-675 de 2005. M.P. Jaime Araújo Rentería; C-228 de 2010. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva;
C-619 de 2012. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio; C-400 de 2013. M.P. Nilson Pinilla Pinilla; C-507 de 2014.
M.P. Mauricio González Cuervo, y C-810 de 2014. M.P. Mauricio González Cuervo
13 Sentencias C-1262 de 2005. M.P. Humberto Antonio Sierra Porto; C-372 de 2009. M.P. Nilson Pinilla
Pinilla, y C-412 de 2015. M.P. Alberto Rojas Ríos. Así, la reserva de ley “impone la obligación de que los
núcleos esenciales de la materia objeto de reserva estén contenidos o definidos en una ley.” Sentencias C-135
de 2016. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva y C-219 de 2017. M.P. (e) Iván Humberto Escrucería Mayolo. Por
tanto, el reglamento desarrolla “aspectos puntuales de materias dispuestas por el legislador”. Sentencia C-
135 de 2016. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.
14 Sentencias C-570 de 1997. M.P. Carlos Gaviria Díaz; C-893 de 2001. M.P. Clara Inés Vargas Hernández;
C-343 de 2006. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa, y C-619 de 2012. M.P. Jorge Iván Palacio Palacio.
15 La cláusula general de competencia establece que ciertas materias deben estar atadas a los
procedimientos democráticos de elaboración de las leyes (reserva formal), y que algunas decisiones
normativas deben tener rango de ley (reserva material). En la reserva formal, la Constitución excluye la
posibilidad de acudir al legislador extraordinario y exige la participación directa del Congreso como órgano
máximo de deliberación política y de representación democrática, tal como ocurre con las leyes orgánicas,
estatutarias y marco o cuando se pretende decretar impuestos o expedir códigos. En el caso de la reserva
material, la Constitución permite que, en determinadas condiciones, dicha atribución sea trasladada al
Presidente de la República para que, de manera excepcional, actúe como legislador extraordinario,
conservando la norma expedida su rango legal y garantizándose la intervención del Congreso de la República
en la definición precisa de las materias, límites y condiciones de la habilitación legislativa (Art. 150, numeral
10 de la CP). Sentencias C-894 de 2006. M.P. Álvaro Tafur Galvis; C-810 de 2014. M.P. Mauricio González
Cuervo, y C-135 de 2016. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.
15
ciertos temas deben ser desarrollados por una fuente específica: la ley; y (iii)
se habla de reserva general de ley en materia de derechos fundamentales, para
hacer referencia a la prohibición general de que se puedan establecer
restricciones a estos derechos con normas diferentes a la ley (solo con esta se
puede hacer una regulación principal que afecte los derechos fundamentales).
16 Sentencias C-790 de 2002. M.P. Clara Inés Vargas Hernández; C-825 de 2004. M.P. (e) Rodrigo Uprimny
Yepes; C-593 de 2005. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa; C-117 de 2006. M.P. Jaime Córdoba Triviño; C-
889 de 2012. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, y C-054 de 2019. M.P. Diana Fajardo Rivera.
17 Sentencias C-110 de 2000. M.P. Antonio Barrera Carbonell; C-046 de 2001. M.P. Álvaro Tafur Galvis; C-
492 de 2002. M.P. Jaime Córdoba Triviño; C-889 de 2012. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, y C-511 de 2013.
M.P. Nilson Pinilla Pinilla. “En ese orden, el principio constitucional de reserva legal le permite al Congreso
establecer limitaciones al ejercicio de derechos constitucionales, mediante la adopción de normas generales
de policía, destinadas a preservar el orden público.” Sentencias C-593 de 2005. M.P. Manuel José Cepeda
Espinosa y C-511 de 2013. M.P. Nilson Pinilla Pinilla
18 Sentencias C-790 de 2002. M.P. Clara Inés Vargas Hernández; C-593 de 2005. M.P. Manuel José Cepeda
Espinosa; C-825 de 2004. M.P. (e) Rodrigo Uprimny Yepes; C-593 de 2005. M.P. Manuel José Cepeda
Espinosa; C-889 de 2012. M.P. Luis Ernesto Vargas Silva; C-511 de 2013. M.P. Nilson Pinilla Pinilla, y C-
054 de 2019. M.P. Diana Fajardo Rivera.
19Sentencia C-024 de 1994. M.P. Alejandro Martínez Caballero.
16
51. Este elemento del diseño constitucional surge, así mismo, de las
obligaciones derivadas de tratados de derechos humanos ratificados por
Colombia, que hacen parte del bloque de constitucionalidad (Art. 93 de la
CP).20 Así, el artículo 30 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, al referirse al alcance de las restricciones a los derechos amparados
en dicho instrumento, dispone que éstas sólo pueden ser aplicadas “conforme
a leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito para
el cual han sido establecidas.” Según la Corte IDH, la expresión “leyes”,
empleada en el citado artículo 30, no puede tener otro sentido que el de “ley
formal como norma jurídica adoptada por el órgano legislativo y promulgada
por el Poder Ejecutivo, según el procedimiento requerido por el derecho
interno de cada Estado.” 21
53. El demandante dentro del presente proceso plantea que las reglas para la
aplicación del procedimiento contenido en la norma acusada incide en los
derechos fundamentales de los ciudadanos. Esto implica, a juicio de la Sala,
precisar las características y el alcance del registro a persona y sus bienes
regulado en la disposición atacada. Fundamentalmente en dos oportunidades
la jurisprudencia de la Corte ha tenido la oportunidad de referirse al contenido
de este medio de policía, al contrastarlo con otras clases de procedimientos
que se practican también sobre las personas y que comprometen en mayor o
20 Sentencia C-825 de 2004. M.P. (e) Rodrigo Uprimny Yepes. La Corte ha sostenido: “no es admisible que
los derechos constitucionales puedan ser restringidos, por vía general, por autoridades distintas al poder
legislativo, pues ello no sólo equivaldría a desconocer los límites que el constitucionalismo democrático ha
establecido para la garantía de los derechos fundamentales de la persona, sino además porque se estarían
desconociendo mandatos claros de tratados de derechos humanos ratificados por Colombia, que hacen parte
entonces del bloque de constitucionalidad (CP art. 93), para efectos de interpretar el alcance de los derechos
previstos en la Carta.” Ver sentencias T-1319 de 2001. M.P. (e) Rodrigo Uprimny Yepes; C-551 de 2003.
M.P. Eduardo Montealegre Lynett, y T-699 de 2004. M.P. (e) Rodrigo Uprimny Yepes.
21 Ver Corte Interamericana. Opinión Consultiva OC-6 de 1986, citada en la Sentencia C-825 de 2004. M.P.
(e) Rodrigo Uprimny Yepes.
22Ver, entre otras, las sentencias C-226 de 1994. M.P. Alejandro Martínez Caballero, C-384 de 2000. M.P.
Vladimiro Naranjo Mesa, C-831 de 2001. M.P. Álvaro Tafur Galvis, C-319 de 2006. M.P. Álvaro Tafur
Galvis, C-226 de 2008. M.P. Humberto Antonio Sierra Porto, C-850 de 2009. M.P. Nilson Pinilla Pinilla, C-
818 de 2011. M.P. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub, C-511 de 2013. M.P. Nilson Pinilla Pinilla, C-951 de 2014.
M.P. (e) Martha Victoria Sáchica Méndez, C-007 de 2017. M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado, C-204 de 2019.
M.P. Alejandro Linares Cantillo, y C-015 de 2020. M.P. Alberto Rojas Ríos.
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menor medida los derechos fundamentales. Conviene, entonces, recapitular
este análisis, a partir del cual podrán ser claros los rasgos de este mecanismo
propio del derecho de policía y, en particular, su potencialidad para incidir en
los derechos fundamentales.
57. La Corte explicó que los dos anteriores tipos de procedimientos tienen
por objeto el cuerpo mismo de la persona y, por lo tanto, inciden en un amplio
conjunto de derechos fundamentales (dignidad humana, intimidad, integridad
física, libertad de locomoción y de conciencia y no autoincriminación, entre
los más importantes). Debido a la intensa intervención en los derechos,
consideró que tienen reserva de ley, deben ser autorizados por orden de
18
autoridad judicial y la práctica de las medidas debe superar un test estricto de
proporcionalidad. En consecuencia, condicionó la exequibilidad de los
artículos correspondientes, entre otras reglas, a la necesidad de la orden
judicial y a la aplicación de los criterios de proporcionalidad.
58. Ahora bien, dado que el artículo 248 acusado en esa oportunidad, al
prever el registro personal (segundo procedimiento al que se ha hecho
mención), establecía que este procedería “[s]in perjuicio de los
procedimientos preventivos que adelanta la fuerza pública en cumplimiento de
su deber constitucional”, la Sala Plena precisó el contenido de esta última
clase de diligencias. Aclaró que estos procedimientos consisten en requisas o
“cacheos” realizados en lugares públicos, que implican la inmovilización
momentánea de la persona y una palpación superficial de su indumentaria para
buscar armas o elementos prohibidos. Su finalidad, resaltó, no es probatoria,
se llevan a cabo con el fin de prevenir la comisión de delitos o para garantizar
la seguridad de los lugares y de las personas.
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mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos
y libertades públicas.25 En particular, destacó que el registro personal se
efectúa en desarrollo de la actividad preventiva de policía y consiste “en una
exploración superficial de la persona, que como tal no compromete
constataciones íntimas, y lo que lleve sobre sí, en su indumentaria o en otros
aditamentos, con el fin, entre otros objetivos lícitos, de prevenir (no de
investigar) la comisión de comportamientos que puedan llegar a generar
alteraciones contra la seguridad de la comunidad.”
20
con las circunstancias y conforme a la finalidad buscada, se realiza con las
manos o con la ayuda de mecanismos magnéticos, radiológicos, electrónicos o
similares (supra párr. 59). Su práctica, por lo tanto, puede incluir el contacto
físico directo con la persona registrada y sus bienes o puede efectuarse sin
contacto físico, cuando se recurre a mecanismos técnicos idóneos o se efectúa
de manera visual.
66. La Corte debe precisar, sin embargo, que lo anterior no supone que el
registro a persona y sus bienes no tenga incidencia alguna o que su práctica
sea por completo irrelevante para los derechos fundamentales. Esto,
elementalmente porque cuando el ciudadano se encuentra bajo sujeción por
quien representa la fuerza física del Estado, resulta evidente el riesgo de
afectación que ello supone para sus libertades. En las decisiones citadas, la
Corte efectuó la distinción entre el registro a persona preventivo y otros dos
procedimientos que, con fines, judiciales son practicados sobre el cuerpo de
los individuos. En comparación con estos, observó que los registros policivos,
por definición, no implican una intervención excesiva o particularmente
intensa a las garantías constitucionales. De ahí que no se requiera la orden de
autoridad judicial.
67. No obstante, para la Sala resulta claro que la práctica del registro a
persona y sus bienes, con o sin inclusión de contacto físico, tiene incidencia en
los derechos fundamentales a la intimidad, a la autonomía personal, a la
libertad de locomoción y a la igualdad del ciudadano, entre los más relevantes.
En concordancia con las decisiones analizadas, la Corte reitera en esta
oportunidad que el medio de policía en mención no precisa de rígidas
garantías como la exigencia de una orden judicial previa que lo autorice. Esto
sería contrario no solo a la esencia de este medio material y al carácter
preventivo de la actividad de policía, sino también a la oportunidad con la cual
la Policía Nacional debe desarrollar su misión constitucional. Sin embargo, se
trata de un procedimiento mediante el cual se retiene momentáneamente a una
persona y se le ausculta, incluso contra su voluntad, su indumentaria, los
accesorios que lleve sobre sí o los bienes que porte consigo. Además, puede
implicar el contacto físico directo sobre el cuerpo del registro (pese a que se
21
encuentre cubierto con su indumentaria). En consecuencia, comporta una
intervención en sus derechos fundamentales.
69. El Comité Internacional señaló que “todos los tipos de registros han de
ser realizados de manera de preservar la dignidad de la persona” y deben
efectuarse solo si existen hechos razonables que los justifiquen o por motivos
legítimos de aplicación de la ley.28 Determinó, así mismo, que “los registros
corporales más simples, que suelen denominarse “cacheos”, deben realizarse
de manera profesional [y] sin gestos equívocos.”29 De igual forma, sostuvo
que en el análisis de las razones para practicar el registro personal ha de
evitarse toda forma de discriminación y debe estar basado en hechos
objetivamente verificables. Los aspectos problemáticos de los perfiles
delictivos basados en la raza y el consiguiente exceso de detenciones y
registros de miembros de un grupo étnico específico, además de ineficaces,
explicó, tienen efectos discriminatorios.30
27 Como es sabido, la Corte ha admitido que ciertos documentos (del denominado soft law), si bien no
forman parte del bloque de constitucionalidad en sentido integrador, tienen utilidad interpretativa de los
tratados internacionales de derechos humanos vinculantes para el Estado colombiano. Ver Sentencia C-257 de
2008. M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
28 Comité Internacional de la Cruz Roja. Servir y proteger. Derecho de los derechos humanos y derecho
humanitario para las fuerzas de policía y de seguridad. Segunda edición, revisada y actualizada por Anja
Bienert. 1997, Ginebra, Suiza.
29Ibíd., p. 334.
30Ibíd., p. 171.
22
con contacto físico al que se refiere la norma demandada, entran en juego el
derecho a la identidad de género y el mandato de no discriminación. También
podrían encontrarse en riesgo el derecho a la autonomía moral y la prohibición
de tratos crueles, inhumanos y degradantes31.
31 El uso discriminatorio de los medios de policía ha sido analizado por la jurisprudencia constitucional. En
la Sentencia T-301 de 2004 (M.P. Eduardo Montealegre Lynett), la Corte conoció un caso en el cual, si bien
no se trataba de registros personales, uniformados de la Policía Nacional solicitaban recurrentemente
documentos, ordenaban retirarse de ciertos lugares, hostigaban e, incluso, detuvieron administrativamente a
una persona, por razones de identidad de género. Según el demandante, de manera recurrente, los agentes y
auxiliares de Policía de la ciudad de Santa Marta se acercaban a él y a un grupo de amigos suyos con el
objetivo de pedirles sus documentos de identificación e indicarles que, de conformidad con una orden expresa
del comandante de Policía del Departamento, las personas homosexuales no podían estar en ese sector de la
ciudad. En el proceso de tutela se mostró, además, que la condición de portador de VIH del accionante
constituía una razón más para su discriminación, pues las retenciones transitorias eran llevadas a cabo para
conformar un banco de datos destinado a la identificación del portador del virus. La utilización indebida de
este poder en la actividad de policía también se halla documentada en la investigación empírica. En la
Encuesta de Policía y Seguridad llevada a cabo por Dejusticia en el año 2013, se encontró que la actuación de
la Policía afecta con mayor intensidad y sin una justificación razonable a grupos vulnerables. Los
afrodescendientes o miembros de grupos étnicos reportaron tener contacto con la policía en al menos un
tercio más en comparación con el resto de las personas, lo cual confirmó la autopercepción de las personas
afro según la cual la policía se concentra más en ellas. Así mismo, se reveló que el poder de irrupción en la
vida cotidiana de esos grupos poblacionales es mayor en la medida en que un cuarto de los contactos se
presentó cuando las personas afro o indígenas estaban trabajando, en contraste con el 7% para el resto de los
sujetos. También se observaron diferencias dependiendo del nivel socioeconómico. Aun cuando se dilucidó
que las personas pobres no fueron abordadas por la policía en más ocasiones, sí lo fue que el contacto con la
policía decrecía a medida que aumentaba el estrato. El análisis demostró, de igual manera, que las medidas
policiales tampoco parecen responder a criterios de prevención y, por el contrario, denotan experiencias de
abuso en su ejecución. Los contactos efectuados por la policía, por ejemplo, para solicitar identificación de
las personas o requisarlas, estuvieron determinados por la forma de vestir de los ciudadanos y vinculada
esencialmente a la pertenencia a subgrupos urbanos, esto es, por el porte de prendas anchas estilo rap,
pantalones entubados para hombres, llevar el pelo largo o inusual, portar atuendos negros o tener de tatuajes
visibles. La Rota, M. & Bernal, C. (2013). Seguridad, policía y desigualdad. Encuesta ciudadana en Bogotá,
Cali y Medellín. (pp. 12 y 65), DeJusticia.
23
que en la aplicación del referido medio de policía, como se ha indicado, se
afectan garantías superiores de los ciudadanos, la Corte encuentra que, a la luz
de una interpretación conforme a la Constitución, los protocolos a los cuales
se refiere la disposición no consisten en reglas que puedan tener efectos sobre
los derechos fundamentales. A continuación, se desarrollan de modo más
específico las premisas que conducen a esta conclusión.
75. Luego de señalar los fines para los cuales puede ser utilizado el registro,
en cuatro parágrafos, el artículo define (i) los lugares en los cuales puede ser
practicado, (ii) dos conjuntos de reglas sobre el registro con contacto físico y
(iii) unas normas para el registro a través de medio técnicos. De este modo, (i)
el parágrafo 1º señala que el registro a persona puede llevarse a cabo en las
vías públicas, en los espacios públicos, en establecimientos de comercio o de
otra naturaleza abiertos al público, en espacios privados con acceso o con
servicios al público. Indica que también puede efectuarse en las zonas
comunes de inmuebles de propiedad horizontal o similares, o dentro de
domicilio privado si el propietario, poseedor o inquilino, así lo autoriza.
76. Por su parte, (ii) el parágrafo 2º prevé que el registro de personas y sus
bienes podrá incluir el contacto físico de acuerdo a los protocolos que para tal
fin establezca la Policía Nacional. Se indica también que esta clase de registro
deberá ser realizado por persona del mismo sexo y que si el ciudadano se
resiste, podrá ser conducido a una unidad de Policía, donde se le realizará el
procedimiento, aunque oponga resistencia, cumpliendo las disposiciones
señaladas para la conducción. El parágrafo 3º, a su vez, prescribe que el
registro de personas por parte de las empresas de servicios de vigilancia y
seguridad privada no se realizarán mediante contacto físico, salvo que se trate
del registro de ingreso a espectáculos o eventos de conformidad con la
reglamentación que para tal efecto establezca el Gobierno nacional, o salvo
que el personal uniformado de la Policía Nacional lo solicite, en apoyo a su
labor policial.
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77. Por último, el parágrafo 4° establece que el personal uniformado de la
Policía Nacional y el personal de las empresas de vigilancia y seguridad
privada, podrán utilizar medios técnicos o tecnológicos para el registro de
personas y bienes tales como detector de metales, escáner de cuerpo entero,
sensores especiales y caninos entrenados para tal fin. El uso de ese tipo de
medios y sus protocolos, aclara el parágrafo, deberá ser reglamentado por el
Gobierno nacional.
25
a los protocolos que para tal fin establezca la Policía Nacional”, estos
protocolos constituyen pautas precisamente para la materialización o
concreción del registro a persona, que puede incluir el contacto físico. No
consisten en normas de nivel legislativo. Tampoco constituyen regulaciones
propias de la función de policía ejercidas por el Gobierno nacional,
departamental o municipal. Constituyen, por el contrario, una ordenación de
procedimientos, emanada de la autoridad administrativa de policía, para que
los uniformados puedan llevar a cabo en la práctica, las medidas y emplear los
medios de policía previstos y reglamentados por las normas generales.
Constituye, de este modo, una herramienta de gestión para ejecutar
operaciones en una forma estandarizada.
26
85. Ahora bien, en su intervención, la Universidad Nacional indica que el
31 de julio de 2017, en desarrollo de la Ley 1801 de 2016, la Policía Nacional
expidió la Guía de Actuaciones, de Competencia del Personal Uniformado.
Advierte que dentro de tales protocolos no se prevé que el uniformado deba
evaluar y establecer si el ciudadano abordado se encuentra en algunas de las
causales que señala el artículo 159 del Código Nacional de Seguridad y
Convivencia Ciudadana. Plantea que, por el contrario, el registro se establece
como actividad obligatoria y no facultativa para todo el personal uniformado.
En su criterio, es constitucionalmente necesario someter tales procedimientos
a las causales referidas y que sean regulados mediante una ley estatutaria, por
tratarse de derechos fundamentales.
87. En este orden de ideas, Sala reitera que la disposición acusada no tiene
el sentido de conceder a la Policía Nacional la facultad de regular, a través de
sus protocolos, la posibilidad del contacto físico en el registro a persona y sus
bienes. Mediante tales documentos no se pueden establecer normas
procedimentales o, en general, estándares de derecho general de policía, para
la aplicación del mecanismo al que se ha hecho mención. Bajo las
consideraciones precedentes, en consecuencia, no puede tampoco considerarse
que la norma demandada desconoce el principio de reserva de ley.
27
acceder al procedimiento. Esto incide en la intimidad, la libertad y la
autonomía del registrado. De otro lado, tratándose específicamente del registro
con contacto físico al que se refiere la norma demandada, adicionalmente, del
modo en que se practique el procedimiento depende la garantía de derechos
como la identidad de género del individuo, su autonomía moral y la
prohibición de tratos crueles, inhumanos y degradantes.
91. En este orden de ideas, la Sala Plena estima que el aparte demandado,
conforme a la interpretación señalada supra párrafos 79 a 84, no desconoce la
reserva de ley y, por lo tanto, no presenta problemas de inconstitucionalidad.
La disposición es, por lo tanto, conforme a la Carta, siempre que se entienda
que los protocolos de la Policía Nacional a los cuales la norma se refiere
impugnada son actos administrativos compuestos por directrices técnicas y
operacionales que, con sujeción a la Constitución y la ley, se dictan para el
ejercicio de la actividad material de policía. Sobre la base de este preciso
alcance normativo, la Corte dispondrá declarar su exequibilidad, por el cargo
analizado en esta sentencia.
93. Una vez analizado el cargo, la Sala Plena concluyó que no asistía razón
a la acusación. Encontró que, cuando la disposición demandada prevé que el
registro de personas y sus bienes podrá incluir el contacto físico, “de acuerdo
a los protocolos que para tal fin establezca la Policía Nacional”, estos
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protocolos no consisten en normas generales de policía que puedan afectar
derechos fundamentales de los ciudadanos. Explicó que son actos
administrativos compuestos por directrices técnicas y operacionales que, con
sujeción a la Constitución y la ley, se dictan para el ejercicio de la actividad
material de policía. Bajo esta específica interpretación, determinó que la
norma atacada no violaba la reserva de ley y, por lo tanto, se ajustaba a la
Carta. En consecuencia, dispuso declarar su exequibilidad, por el cargo
analizado en esta sentencia.
VII. DECISIÓN
RESUELVE:
Declarar exequible la expresión “de acuerdo a los protocolos que para tal fin
establezca la Policía Nacional”, contenida en el parágrafo 2º del artículo 159
de la Ley 1801 de 2016, “Por la cual se expide el Código Nacional de
Seguridad y Convivencia Ciudadana”, en relación con el cargo examinado en
esta sentencia.
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Magistrada
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ACLARACIÓN DE VOTO DEL MAGISTRADO
JORGE ENRIQUE IBÁÑEZ NAJAR
A LA SENTENCIA C-134/21
Expediente: D-13966
Con absoluto respeto por las decisiones adoptadas por la Corte Constitucional,
me permito expresar las razones que me llevan a aclarar el voto en este asunto.
Aunque comparto la decisión adoptada por la Sala Plena en esta providencia,
respetuosamente debo indicar que, a mi juicio, la exequibilidad de la facultad
que la ley le otorga al personal uniformado de la Policía Nacional para
registrar a las personas y sus bienes, a través del contacto físico y de acuerdo a
los protocolos que para tal fin establezca la misma entidad, contenida en el
parágrafo segundo del artículo demandado, debió condicionarse, bajo el
entendido que los protocolos se refieren a directrices técnicas y operacionales
dictadas con sujeción a la Constitución y a la ley; para el ejercicio de la
actividad del cuerpo de policía cuyo fin primordial es el mantenimiento de las
condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas
y, para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz.
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legalidad. Por ello, los protocolos que establezca la Policía para el ejercicio de
sus funciones de registro de personas y de sus bienes, incluido el contacto
físico, deben sujetarse en un todo a las finalidades previstas en los artículos 2
y 218 de la Constitución y a las precisas reglas legales pertinentes para
prevenir o evitar el ejercicio arbitrario o el desvío de poder, el abuso y el
desmedido ejercicio de la fuerza legítima del Estado o la vía de hecho policial,
así como para evitar que el citado registro pueda llegar a afectar la dignidad
humana y los demás principios y derechos fundamentales, o generar en un
acto cruel, de tortura, inhumano o degradante, expresamente prohibido por la
Constitución.
Fecha ut supra.
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