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TEMA 2.

2: EL CONTENIDO DEL TESTAMENTO


1. DESIGNACIÓN DEL HEREDERO O LEGATARIO
Para la comprensión del tema de la designación de heredero o
legatario hemos de recordar dos conjuntos de cuestiones,
estudiadas algunas de ellas en las lecciones anteriores; por un
lado, el concepto de testamento (Tema 2) y qué se entiende por
“contenido típico” del mismo, y por otro, con relación a los sujetos
del fenómeno sucesorio, cuáles son las diferencias entre el
concepto de heredero y el de legatario (Tema 1).
El denominado “contenido típico” del testamento alude a la
finalidad normal de las declaraciones testamentarias. El
testamento, en cuanto expresión de la última voluntad del
causante, es uno de los negocios jurídicos de mayor trascendencia
en la vida civil. En sentido sustancial, es el negocio jurídico en el
que su otorgante, el testador, ordena actos de disposición
patrimonial para después de su muerte, lo que supone la
designación de las personas que le sucederán en los bienes y
derechos susceptibles de ser transmitidos por este concepto y el
título en que lo harán, como sucesor a título universal (heredero)
o como sucesor a título particular (legatario). Pero no es necesario
que sea así siempre con carácter obligatorio en todo testamento,
pues es posible, en la tradición jurídica del Derecho Civil común
español, que el testamento no contenga llamamiento de heredero
(art. 764.1º CC), e incluso que tan solo se limite a expresar la
última voluntad del causante respecto de ciertas cuestiones o
asuntos sin trascendencia patrimonial, en cuyo caso deberán
cumplirse las disposiciones que sean realizadas con arreglo a las
leyes y pasará el remanente de los bienes a los herederos legales
(art. 764.2º CC). El reconocimiento de un hijo en el testamento es
un supuesto paradigmático de esto último. Según el art. 741 CC, el
reconocimiento de un hijo no pierde su fuerza legal aunque se
revoque el testamento en que se hizo o éste contenga otras
disposiciones, o sean nulas las demás que contuviere.
Clasificación del contenido del testamento.

Sobre la base de la doctrina del italiano GIAMPICCOLO, el Profesor


JORDANO BAREA clasificó el contenido del testamento en función de la
naturaleza de las declaraciones que el testador establezca en él, a saber:
(i) “declaraciones normales y típicas” (principales: instituciones de
heredero, legado y carga modal; instrumentales o accesorias: por
ejemplo, administración de los legados dejados a menores, fijación del
orden del pago de los legados —arts. 820.2º y 887.3º CC—,
nombramiento de albaceas — art. 892 CC—, etc.); (ii) “declaraciones
anómalas” (pueden ser patrimoniales o no patrimoniales, previstas por
la propia ley —ej. art. 757 ó 902 CC—, o no); y (iii) “meros actos jurídicos
mortis causa” (dirigidos a dotar de certeza a ciertos actos).

Brevemente, el heredero en la historia. En el Derecho romano, por el


contrario, lo decisivo era encontrar la figura del heredero (heres). El
rigor y el formalismo exigían que el testamento manifestase esta
designación literalmente (“Titius heres esto”). Por esta razón, una vez
que el heredero era designado siempre permanecía como tal. Esto se
expresa con gran elocuencia mediante el viejo adagio semel heres
semper heres. La regla romana todavía pervive en algunos Derechos
civiles forales, tales como el Derecho catalán (art. 423-1 del Libro IV del
CC-Catalán) y el Derecho balear (art. 14 CDC-Islas Baleares).

Aunque conceptualmente la distinción entre heredero y legatario


es clara, el Código civil no exige que estos llamamientos se realicen
con fórmulas especiales o de carácter ritual. ¿Cuándo se entiende
realizado un llamamiento a título universal? Los términos en los
que se expresa el Código civil en los artículos en los que trata la
materia de la designación de herederos y legatarios no resuelven
este problema de una manera definitiva. Los artículos a tener en
cuenta son el 660, el 668, el 675 y el 768. En síntesis, la doctrina
ha elaborado dos interpretaciones: teoría objetivista y teoría
subjetivista. De acuerdo con la teoría objetivista, que centra su
tesis en la interpretación del artículo 768 CC, lo decisivo es el
llamamiento a una cuota de la herencia, de modo que otros
preceptos del Código civil en los que se otorga primacía a la
voluntad del testador no significarían más que dicho texto legal se
aparta del rigor formalista de la tradición romana. Por su parte, la
teoría subjetivista (seguida, entre otros insignes autores, por
LACRUZ BERDEJO), focaliza la interpretación en los artículos 660,
668 y 675 CC, en todos los cuales late la idea de la primacía de la
determinación de la verdadera voluntad del testador (voluntas
testantis). Este énfasis sobre voluntad del testador supondría que
el artículo 768 CC se limita a constatar la realidad de que cuando
una persona es llamada a una cosa cierta y determinada lo que
realmente pretendió el testador es instituirlo como legatario sean
cuales fueren los términos empleados.

En cualquier caso, siguiendo a LACRUZ, no pueden perderse de


vista las siguientes ideas: 1ª. A la hora de calificar un llamamiento
debe prevalecer la voluntas testantis sobre los términos
empleados. 2ª. El testador no puede convertir en heredero a quien
no vincule con las cargas propias de la posición jurídica de
heredero y le exonere, por ejemplo, de las deudas. 3ª. El
llamamiento a cuota o a cosa determinada implica,
respectivamente, la presunción de herencia o legado.
Reglamento Europeo de Sucesiones.

La figura de la professio iuris. Desde el 4 de julio de 2012 la Unión


Europea cuenta con el Reglamento 650/2012, conocido como
Reglamento Europeo de Sucesiones (RES), el cual rige las sucesiones
transfronterizas a partir de agosto de 2015. El objetivo principal de este
reglamento es facilitar la planificación y el éxito de las sucesiones
transfronterizas. En él se prevé, entre otras materias relevantes del
Derecho sucesorio, la posibilidad de que el testador elija la ley aplicable
a su sucesión, lo que se conoce en el Derecho histórico como professio
iuris. La previsión de esta potestad testamentaria en un texto legal de tal
envergadura es una de las grandes novedades del Derecho sucesorio
internacional de nuestros días y supone, sin lugar a dudas, la
consagración moderna de una importante herramienta de cara a la
planificación anticipada de una sucesión.

2. LOS SUPUESTOS DUDOSOS DE DESIGNACIÓN


Por todo lo dicho hasta ahora, el tema de la designación de
heredero adquiere cierta complejidad a la hora de analizar algunas
instituciones tradicionales del Derecho de sucesiones, tales como
la institución de heredero en cosa cierta, el legado de parte
alícuota, la distribución de toda la herencia en legados y la
institución en el usufructo. Las dos primeras figuras han sido
tratadas en la Tema 1 del presente Manual, por lo que ahora tan
solo se realiza un pequeño esbozo de ellas.

• Institución de heredero en cosa cierta (ex re certa)

A esta figura se refiere el artículo 768 CC, según el cual “el


heredero instituido en cosa cierta y determinada será considerado
como legatario”. Esta posibilidad de designación testamentaria se
encuentra implícita además en el artículo 1056 CC (nueva
redacción dada por la Ley 7/2003, de 1 de abril, de la sociedad
limitada Nueva Empresa), el cual permite al testador realizar la
partición de sus bienes por acto entre vivos o por última voluntad
y preservar de este modo la indivisión de una explotación
económica o el control de una sociedad de capital o de un grupo
de sociedades, disponiendo que se pague en metálico la legítima
de los herederos forzosos. El artículo 768 CC, según la doctrina
mayoritaria, es una norma presuntiva, por lo que es posible que
el interesado suministre prueba en contrario, esto es, que
demuestre que la institución del heredero en cosa cierta no es a
título de legado sino como heredero propiamente dicho.

Supuestos. Para que ello sea posible se presentan entonces tres


alternativas: (a) el testador realmente quiso hacer heredero al instituido
en cosa cierta, pero adjudicándole ya concretos bienes, siendo éste el
supuesto que abarca claramente el art. 1056 CC (partición de la herencia
realizada por el propio testador); (b) la distribución realizada por el
testador mediante la institución de heredero en cosa cierta agota la
totalidad de la herencia o su práctica totalidad; (c) la atribución de cosas
ciertas es una manera de medir la cuota, ponderando el valor de dichas
atribuciones en relación con la totalidad del caudal hereditario, de modo
que en proporción a esta cuota el heredero recibirá los bienes de los que
el testador no haya dispuesto en vez de ir a parar éstos a los herederos
abintestato. Este abanico de alternativas justifica, tal y como recuerda
LÓPEZ y LÓPEZ, que una institución en cosa cierta pueda entenderse
como señalamiento de heredero.

Desde el punto de vista práctico, deben tenerse en cuenta dos


consecuencias: primera, el heredero en cosa cierta queda
excluido de la comunidad hereditaria, pues ello es más congruente
con el carácter particional que posee esta institución; segunda, el
derecho de acrecer no tiene aplicación respecto del heredero en
cosa cierta puesto que nos encontramos ante un llamamiento con
especial designación de partes.
Ejemplo 1: Un empresario del sector textil designa como herederos a sus
tres hijos, Adelaida, Amanda y Carlos, adjudicando directamente a
Adelaida, quien es la vicepresidenta del grupo de empresas, la totalidad
de las acciones y de las propiedades del grupo, con la obligación de pagar
en metálico la legítima a sus hermanos. Adelaida es instituida en bienes
ciertos, pero la voluntad del testador es que también sea heredera. Nos
encontramos en el ámbito del art. 1056 CC.

• Legado de parte alícuota


La doctrina señala que nos encontramos ante el reverso de la El legado de parte
institución del heredero en cosa cierta (LÓPEZ Y LÓPEZ, LASARTE alícuota en las leyes.
Aspectos procesales.
ÁLVAREZ). Insistamos en una “regla de oro” ya expresada: con
Esta designación
relación al testamento lo más importante es determinar la testamentaria no está
verdadera voluntad del testador. Si el testador declara que regulada en el Código
“instituye a su hijo A en un legado del cuarenta por ciento de la civil, aunque aparece
herencia”, la tendencia será interpretar esta declaración como un mencionada en su art.
635. En la Ley
mecanismo de individualización del heredero, pero también es Hipotecaria también se
posible, si las circunstancias lo permiten, demostrar que es una encuentra una
institución de legado. ¿Cuál es entonces el sentido práctico de referencia implícita en
designar un legado en parte alícuota? Normalmente, si el testador el art. 47.2. La antigua
LEC (1881) concedió al
quiere designar a una persona en una cuota de bienes o derechos
legatario de una cuota
como legatario, no pretenderá otra cosa que o favorecerle del caudal hereditario
mediante la asignación de una cuota en el activo hereditario, o legitimación procesal
bien hacerlo mediante la atribución de una parte del remanente para promover el juicio
o del saldo que quede una vez sean pagadas las deudas. de testamentaria. La
actual LEC (2000) le
Posición jurídica del legatario en parte alícuota. La permite solicitar
medidas cautelares
designación del legado de parte alícuota tiene un límite durante el período de
absolutamente lógico: los efectos que el causante asigne mediante indivisión de la
esta designación no pueden ser los que la ley considera los propios herencia y le concede
de la posición jurídica de heredero. Siendo el designado en este legitimación procesal
para solicitar la
modo un legatario, su posición jurídica será la propia de esta
división y la partición
institución, aunque deberán tenerse en cuenta algunas del haber hereditario,
matizaciones. Mientras sean realizadas las operaciones de lo que supone cierta
liquidación de la herencia, por cuanto se trata de un titular sobre equiparación, desde el
el activo, tendrá derecho a participar en las operaciones punto de vista procesal,
con el heredero (vid.
particionales, a diferencia de los legatarios corrientes, puesto que arts. 782.1, 783.2, 792 y
éstas evidentemente pueden afectarle. Igualmente, goza de 795 LEC). Aquí se
legitimación para interponer el juicio de división de la herencia encuentra una de las
(art. 782.1º LEC) y solicitar la anotación preventiva de su derecho cuestiones prácticas
más importantes de
en el Registro de la Propiedad (arts. 42.7º LH y 146 y 152 RH).
esta institución.
Ejemplo 2

Una abuela deja un legado a su nieto del veinte por ciento de la herencia
una vez sean liquidadas las deudas, sin perjuicio de la legítima de sus dos
hijas. Esta declaración debe entenderse como una asignación al nieto de
una cuota del veinte por ciento en el activo hereditario.
• Distribución de toda la herencia en legados
Como ya sabemos, es posible contemplar el fenómeno hereditario
sin la presencia de heredero, sea porque el testamento no contiene
la institución de heredero, sea porque el nombrado no acepta la
herencia o es incapaz. El art. 764 CC así lo prevé. Por otra parte, el
art. 891 CC permite que la herencia sea distribuida toda ella en
legados. A tal efecto, establece una regla básica para solventar el
principal conflicto posible: ¿quién paga las deudas? Según el
precepto citado, las deudas y gravámenes se prorratearán entre
los legatarios a proporción de sus cuotas, a no ser que el testador
hubiera dispuesto otra cosa.
En el artículo 891 CC nos encontramos el supuesto básico en que
toda la herencia se agota en legados. No obstante, es necesario
reflexionar sobre algunos otros supuestos:
(a) El testador ordena su sucesión con la idea de no hacer más que
atribuciones a título singular (legados) de modo que éstas agoten
toda la herencia. Si el testador nombra al mismo tiempo un
heredero, aunque no le atribuya ningún bien, nos encontraríamos
fuera del ámbito de aplicación de dicho artículo.
(b) El testador distribuye toda la herencia en legados, pero, tras la
apertura de la sucesión, aparecen otros bienes a los cuales serán
llamados los herederos abintestato. Este supuesto tampoco caería,
en sentido estricto, en el art. 891 CC. No obstante, en cualquiera de
los dos casos el resultado sería muy injusto —por así decirlo—
para el “heredero accidental”, especialmente si los bienes
aparecidos son de poco valor en relación con los atribuidos
mediante legados. Una parte de la doctrina considera que en estos
casos es más justo hacer responsables de las deudas a los
legatarios por la parte que proporcionalmente corresponda en
atención a sus cuotas. Así, si la previsión del testador es la de
agotar todo el caudal hereditario atribuyéndolo mediante legados,
es innecesaria la institución de heredero alguno, por aplicación
analógica del art. 912.2º CC (LÓPEZ y LÓPEZ, GARCÍA RUBIO,
GUILARTE, LASARTE). Para la jurisprudencia del TS y para la
doctrina de la DGRN (por todas, Resolución de 19 de abril de 2013)
es una forma especial de sucesión hereditaria en la que se hacen
innecesarias la intervención de sucesores universales y la
exigencia de una declaración de herederos para el fin único de
entregar los bienes relictos.
Ejemplo 3: Si el testador del ejemplo 1 establece una división de sus
bienes entre sus tres hijos; por ejemplo, las acciones de las empresas X y
Z y las casas de Madrid para Adelaida, las acciones de las empresas O y P
y las casas de Barcelona para Amanda, las de las empresas A y B y las
casas de París para Carlos, sin dejar un sucesor en el resto; hay dos
posibilidades: primera, no hay resto, y se distribuye entonces toda la
herencia en legados (art. 891 CC); segunda, sí hay un resto, y serán
llamados los tres hijos como herederos abintestato, asumiendo también
las deudas. Los dos supuestos se resuelven igual. Imaginemos ahora que
el testador no tiene descendientes ni esposa ni ascendientes que le
sobrevivan y que distribuye toda la herencia entre sus sobrinos. Después
de abierta la sucesión, aparecen otros bienes, pero de escasa cuantía en
comparación con los legados, a los cuales son llamados los herederos
abintestato, es decir, serán llamados los hermanos del causante y los
sobrinos de acuerdo con el art. 946 CC. ¿Tiene sentido hacer responder
por las deudas a los hermanos del causante quienes recibirán muy poco
en comparación con sus propios hijos (los sobrinos del causante)? El
resultado se antoja un tanto inicuo, siendo más justo repartir
proporcionalmente las deudas entre quienes más reciben.

• La institución en el usufructo

Esta figura contempla el supuesto en que el testador deja la totalidad de


la herencia o una parte de ella a un beneficiario en concepto de usufructo.
¿Cómo debe entenderse esta designación, como heredero o como
legatario? Por cuanto esta designación no atribuye al favorecido con ella
la universalidad de los bienes y derechos, sino tan solo un concreto
derecho, el de usufructo, tradicionalmente la doctrina considera que
estamos ante una designación de legado. El propio Código civil sigue esta
idea en la regulación del usufructo de la totalidad o de una parte alícuota
de la herencia (arts. 508 y 510), donde las deudas se atribuyen al nudo
propietario pero el usufructuario podrá anticipar su pago teniendo
derecho al reembolso. Sin embargo, es posible, según sostiene una parte
de la doctrina (LÓPEZ y LÓPEZ), que la institución en el usufructo sea
articulada por el testador invistiendo al beneficiario con la cualidad de
heredero (institución ex re certa); si es así, se sigue el mismo régimen
jurídico de esta última institución, siendo la posición jurídica de esta
clase de heredero (usufructuario) ex re certa análoga a la de un heredero
fiduciario por cuanto deberá restituir los bienes usufructuados.

3. CERTEZA DE LA DESIGNACIÓN Y DISPOSICIONES


GENÉRICAS: DISPOSICIONES A FAVOR DEL ALMA, DE
LOS POBRES O PARIENTES
En este apartado estudiaremos, primeramente, un conjunto de
reglas del Código Civil que contemplan la designación del
favorecido por la atribución mortis causa que tienen como
denominador común la certeza acerca de la misma, inclusive
algunas en las que se solucionan los errores en las designaciones;
en segundo lugar, las reglas de integración relativas a la cuantía de
las atribuciones en ciertos casos en los que el testador no se
pronuncia; y finalmente, una serie disposiciones provenientes de
la tradición histórica del Derecho sucesorio, denominadas
“genéricas” (institución del alma, de los pobres y de los parientes)
en las que el Código resuelve el destino de los bienes hereditarios
ante la falta de previsión o la parquedad de los términos
expresados en el testamento.
El Código Civil no impone una determinada forma ritual para la
institución de heredero, si bien lo más común en los testamentos
notariales es que se utilicen expresiones estereotipadas tales
como “instituyo herederos a…”, “instituyo herederos a mis hijos
por partes iguales”, “declaro herederos universales a mi esposo/a
e hijos”, etc. Siendo así, al mismo tiempo, el Código debe resolver
las posibles dudas interpretativas sobre la individualización o
designación de los favorecidos. Veamos a continuación las
principales normas.

• Certeza de la designación del favorecido por la


atribución mortis causa
(i) Regla general. Se prevé en el artículo 750 CC, según el cual
“toda disposición en favor de persona incierta será nula, a menos
que por algún evento pueda resultar cierta”. Aunque el Código
literalmente habla de “nulidad”, en realidad, es un supuesto de
ineficacia de la disposición por imposibilidad de identificación del
favorecido por la atribución mortis causa.
Ejemplo 1 El testamento de Cayo contiene la siguiente atribución: “dejo
el tercio de libre disposición a quien fue mi mejor amigo durante mi
residencia en Barcelona”. En efecto Cayo residió en Barcelona durante un
año, trabajando intensamente y sin ningún contacto social. Abierta la
sucesión, dos personas, Jordi y Rachel, se presentan como sus mejores
amigos de Barcelona. No es posible identificar al supuesto mejor amigo.

(ii) Regla sobre la confusión no resoluble. Artículo 773.2º CC:


“Si entre personas del mismo nombre y apellidos hay igualdad de
circunstancias y éstas son tales que no permiten distinguir al
instituido, ninguno será heredero”. Este precepto es criticado por
la doctrina pues el Código podría ser más respetuoso con la
voluntad del testador estableciendo la asignación por partes
iguales. En cualquier caso, es una cuestión de política jurídica.
Ejemplo 2 El Alcalde de un municipio, amigo de dos primos, quienes se
llaman exactamente igual, Francisco Sempere Hereu, dispone lo
siguiente en su testamento: “Dejo una cuarta parte de mis bienes a mi
amigo Francisco Sempere Hereu”. Aquí existe una confusión nominativa
que no puede ser resuelta, por lo que se aplica el art. 773.2º CC.

(iii) Regla sobre la identificación nominativa. Según el artículo


772.1º CC, “el testador designará al heredero por su nombre y
apellidos, y cuando haya dos que los tengan iguales deberá señalar
alguna circunstancia por la que se conozca al instituido”. No es
necesario la designación nominativa, pero debe ser inequívoca.
Por ello, el siguiente párrafo de este mismo artículo establece:
“Aunque el testador haya omitido el nombre del heredero, si lo
designare de modo que no pueda dudarse quién sea el instituido
valdrá la institución”.
Ejemplo 3 Dejo mi finca “Apalosa” a mi nieta Ariadna, la hija de mi hija.
Esta disposición excluye, por ejemplo, a mi otra nieta Ariadna, hija de mi
hijo Marcelo, pues sólo tengo una hija. Imaginemos que sólo tengo una
hija y declaro en el testamento “dejo todo el tercio de libre disposición a
mi hija”. En este último caso, no es necesario designarla
nominativamente, no hay lugar a duda.
(iv) Regla sobre la determinabilidad. Tampoco es necesario que
el testador se refiera a persona concreta que exista o pueda
identificarse en el momento de otorgar el testamento, sino que
basta con que sea posible determinarla, una vez abierta la
sucesión, mediante cualquier circunstancia o evento que no dejen
duda sobre su individualización. Recordemos el artículo 750 CC, lo
importante es que el favorecido pueda resultar cierto al menos por
algún evento.
Ejemplo 4 El testador declara que será mejorado enteramente quien al
tiempo de abrirse la sucesión sea su primogénito/a; designa heredero
universal a la persona que le cuide en su última enfermedad; deja un
legado de estudios a aquel de sus nietos que en el momento de su
fallecimiento tenga un expediente más brillante; etc.

• Tratamiento del error


Prevalencia de la voluntad real
(a) Cuando exista error en la nominación del favorecido o en
las circunstancias de la persona, prevalece la voluntad real del
testador, siempre que sea posible salvar el error mediante una
adecuada interpretación del testamento (vid. art. 773.1º CC).
(b) El criterio de la voluntad real también se aplica cuando el
error recaiga sobre el móvil de la designación, esto es, sobre el
motivo que indujo al testador a realizar la atribución a favor de
una determinada persona y no otra (art. 767 CC). En este precepto
no se trata, en realidad, de la causa en sentido técnico, sino de los
móviles o motivos que impulsan al testador a disponer como lo ha
hecho. En principio, estos motivos son irrelevantes y su falsedad
no afecta a la eficacia de la disposición, salvo que la interpretación
del testamento arroje como conclusión que son determinantes: “el
testador no habría hecho tal institución o legado si hubiera
conocido la falsedad de la causa”, nos dice el inciso final del
primera párrafo de este artículo; en otras palabras, si el testador
hubiera conocido que el motivo que le impulsó a establecer una
atribución a favor de determinada persona era falso no la habría
hecho; la consecuencia entonces será la ineficacia de la atribución
realizada. Por lo demás, según la doctrina dominante (por todos,
GORDILLO CAÑAS) el móvil contrario a Derecho, incluso
verdadero, determina la ineficacia de la atribución, cuando
también resulte determinante.

• Reglas sobre la cuantía


Cuando son varios los herederos lo más normal es que el testador
determine la cuantía que corresponda a cada uno (por ej. la mitad,
1/3, 2/3, etc.), pero puede acontecer que designe a varios
herederos y no haga ninguna atribución de cuantía o cuota. Para
estos supuestos el Código Civil prevé algunas reglas de integración
de carácter supletorio.
– Imprevisión de la cuota o cuantía (art. 765 CC). Las cuotas se
presumirán iguales. Esta regla concuerda con el principio general
que rige las situaciones de concurrencia (vid. arts. 393.2º y 1138
CC).
– Concurrencia de designados individual y colectivamente
(art. 769 CC). En este supuesto también rige la presunción de
igualdad, repartiéndose la herencia por partes iguales (por
cabezas) y no por estirpes. La doctrina reduce la aplicación de este
precepto al caso en que concurren un llamamiento individual y
otro colectivo, pero no si son varios los llamamientos colectivos,
pues contempla críticamente la solución que se establece en este
artículo. Muchos autores (entre otros, CAPILLA RONCERO)
consideran que la presunción en estos casos debería ser que el
testador quiso ordenar su sucesión por estirpes, y es por eso por
lo que realizó un llamamiento colectivo.
– Llamamiento a una persona y a sus hijos (art. 771 CC). Se
entenderán llamados todos simultánea y no sucesivamente. Aquí
concurren dos consecuencias jurídicas, por un lado, la aplicación
de la regla de la igualdad y, por otro, la exclusión de la posibilidad
de una sustitución fideicomisaria presunta.
– Llamamiento a hermanos sin designación de partes (art. 770
CC). En este caso se altera la regla de la igualdad, ordenándose la
aplicación de los criterios de la sucesión intestada.

• Disposiciones testamentarias de carácter genérico


Aunque la regla general, como es sabido, es la certeza en la
designación de los favorecidos, históricamente el Derecho
siempre ha permitido que los testadores efectúen atribuciones a
favor de colectivos más amplios de personas (por ej. los pobres), o
incluso a favor de “entidades” que sólo en sentido místico
consideraríamos personas (tal es el caso de los tradicionales
sufragios a favor del alma).
– Institución a favor del alma: Una de las cláusulas
testamentarias más tradicionales en la historia del Derecho
sucesorio es la designación del alma como heredero o legatario
(art. 747 CC). Es evidente que el alma no es sucesora, ni tampoco
las personas e instituciones mencionadas en este precepto. Si la
institución a favor del alma alcanza a todos los bienes entonces
nos encontramos ante un supuesto de sucesión sin heredero. Esta
norma es supletoria y no hace otra cosa que completar las lagunas
de la designación realizada por el testador. La doctrina de la DGRN
permite que los bienes objeto de la institución a favor del alma
puedan inscribirse en el Registro de la Propiedad a nombre del
albacea.
– Institución a favor de los pobres: Otra cláusula tradicional del
Derecho sucesorio es la institución a favor de los pobres (art. 749
CC). Tampoco los pobres pueden considerarse herederos en
sentido propio, ni mucho menos responsables por las deudas del
causante. Se trata, como en el caso anterior, de beneficiarios en la
cuantía establecida por el testador, o hasta donde alcance la
herencia, una vez liquidadas las deudas del causante. Al igual que
en la institución anterior, si no hay designación de herederos, nos
encontramos ante una sucesión sin heredero. El precepto
mencionado se refiere al “párroco” como figura que en defecto del
sujeto indicado por el testador o del albacea, junto con el alcalde y
el juez, deberá determinar quiénes son los pobres beneficiarios.
Esta figura, según considera la doctrina mayoritaria, puede ser
sustituida por la autoridad religiosa del credo o confesión que
profese el causante en caso de no ser católico.
– Institución a favor de los parientes: Esta institución se
contempla en el artículo 751 CC, donde se sigue la regla general de
la sucesión intestada, aplicándose también las preferencias de
línea descendiente sobre la ascendiente y de la recta sobre la
colateral, así como el derecho de representación (en contra de esto
último, LASARTE ÁLVAREZ).
4. INSTITUCIÓN DE HEREDERO O LEGATARIO CONDICIONAL,
A TÉRMINO Y MODAL
4.1 La disposición sujeta a condición

La admisibilidad general de la atribución sucesoria bajo


condición se encuentra en el artículo 790 CC: “Las disposiciones
testamentarias, tanto a título universal como particular, podrán
hacerse bajo condición”. Con esta admisibilidad tan amplia se
descarta la vigencia en el Derecho común de la vieja regla romano-
medieval expresada mediante el aforismo semel heres semper
heres que vetaba la aposición de condiciones resolutorias en las
designaciones testamentarias. En el Derecho actual tiene validez
cualquier clase de condición establecida en el testamento,
inclusive la potestativa, siempre que no sobrepase los límites
legales. El artículo 791 CC realiza una remisión a las normas de las
obligaciones condicionales para aquello que no esté previsto en
esta sección del Código.

El carácter futuro e incierto de una condición testamentaria debe


juzgarse en el momento del otorgamiento del testamento (art.
796 CC), aunque las condiciones potestativas, por su propia
naturaleza, habrán de cumplirse por el beneficiario, una vez
enterado de su existencia, después de la muerte del testador (art.
795 CC).

• Límite de las condiciones testamentarias


El margen de libertad que el Código Civil deja al testador en orden
al establecimiento de condiciones a las atribuciones sucesorias es
grande, pero éstas no podrán ser contrarias a las leyes o las buenas
costumbres, teniéndose por no puestas aquellas que sobrepasen
dichos límites, así como las condiciones que resulten imposibles
(art. 792 CC). La aposición en el testamento de una condición
imposible, o de una condición que vulnere las leyes imperativas o
las buenas costumbres, se considerará sencillamente como no
puesta, no afectando a la atribución sucesoria realizada, a
diferencia de la fórmula empleada por el artículo 1116 CC para las
obligaciones condicionales donde la consecuencia prevista para el
caso de contravención es la nulidad. Con carácter general, deben
valorarse como ilícitas, y en consecuencia tenerse por no puestas,
las condiciones impuestas por el testador que, prima facie,
resulten directamente discriminatorias o contrarias a otros
principios constitucionales o derechos fundamentales, tales como
la libertad religiosa o la libertad ideológica del posible
beneficiario. Es aplicable la regla del artículo 792 CC por cuanto la
condición que vulnere estos parámetros constitucionales resulta
contraria a las leyes o a las buenas costumbres.
Apunte doctrinal. Tal y como recuerdan las profesoras Teodora
TORRES GARCÍA y Mª Paz GARCÍA RUBIO, conviene advertir que la
doctrina en general se muestra recelosa a realizar una interpretación
literal del artículo 767.2º CC que mantiene la irrelevancia de la causa
ilícita verdadera; la doctrina más avezada defiende una interpretación
conjunta de los dos párrafos de este artículo y, prescindiendo del
“aunque” del párrafo segundo, entiende que la causa ilícita, verdadera y
determinante haría ineficaz la disposición.

En el art. 793 CC se trata el supuesto especial de las condiciones


contrarias a la libertad matrimonial, las cuales se tendrán por no
puestas. Sólo producirá efecto la condición absoluta de no
contraer primero o ulterior matrimonio impuesta al viudo o viuda
por su difunto consorte o por los ascendientes o descendientes de
este (párr. primero). También será lícito, según se desprende del
segundo párrafo del citado precepto, el legado de usufructo, uso o
habitación, o de pensión o prestación personal, sujeto a la
condición resolutoria de no contraer ulterior matrimonio. Las
condiciones testamentarias de carácter captatorio son nulas (vid.
art. 794 CC). Con ello el Código pretende evitar que se realicen
pactos sucesorios encubiertos o que se practiquen restricciones a
la libertad de disponer mortis causa. La prohibición absoluta de
contraer matrimonio permitida en el artículo 793 CC no encuentra
en el Derecho actual, sin embargo, justificación alguna. Su razón
de ser obedeció a planteamientos familiares decimonónicos que
hoy en día no pueden sustentarse a la luz de la Constitución. Entra
en conflicto con dos valores fundamentales, el de dignidad de la
persona y el de libre desarrollo de la personalidad (art. 10 CE), y
con un derecho constitucional básico, el derecho a contraer
matrimonio o ius nubendi (art. 32 CE). Recientemente TORRES
GARCÍA y GARCÍA RUBIO ponen en tela de juicio con gran
perspicacia la conveniencia de preceptos de este tipo (véase en la
lectura recomendada).
• Régimen de las condiciones
En cuanto a las condiciones potestativas, en materia testamentaria
se admite su existencia y eficacia de acuerdo con los criterios
establecidos en los artículos 795 y 796 CC. Son válidas incluso las
puramente potestativas, las cuales deberán ser cumplidas por el
heredero o legatario después de la muerte del testador. En caso de
que el testador imponga una condición potestativa negativa el
artículo 800 CC prevé un régimen especial que se asemeja a la
denominada históricamente como “caución muciana”.
Ejemplo 1 Antonio expresa en el testamento que su hija Carmela recibirá
como legado la casa de la playa siempre que no abandone por decisión
propia la plantilla de profesores de la Universidad Pablo de Olavide. Se
trata de una condición potestativa negativa, que Carmela deberá cumplir,
después de la muerte de su padre, no causando baja como profesora en
la referida Universidad. Para asegurar que no hará lo prohibido por su
padre deberá prestar la fianza (caución muciana) de la que habla el art.
800 CC.

Si se trata de una condición suspensiva testamentaria, durante


la fase de pendencia, la delación no se produce en tanto en cuanto
no sea cumplida la condición. Hasta que la condición no se cumpla,
el heredero designado no puede ni aceptar ni repudiar la herencia.
Durante este periodo la herencia estará bajo administración (arts.
801-804 CC). Tomando como punto de referencia dicho periodo el
artículo 759 CC declara que “el heredero o legatario que muera
antes de que la condición se cumpla, aunque sobreviva al testador,
no transmite derecho alguno a sus herederos”. Esta última
consecuencia parece seguir el criterio proveniente del Derecho
romano de no dotar de eficacia a la designación testamentaria
sometida a condición sino hasta que ésta sea cumplida. Sin
embargo, no casa con el criterio que se sigue en el artículo 799 CC:
“La condición suspensiva no impide al heredero o legatario adquirir
sus respectivos derechos y transmitirlos a sus herederos, aun antes
de que se verifique su cumplimiento”. Estamos ante una antinomia
del Código Civil que sigue perdurando en el tiempo pese a las
sucesivas reformas habidas desde su promulgación. La
contradicción es insalvable y no puede llegarse a una solución
adecuada a partir de la sistemática del propio Código. La mejor
doctrina advierte que esta contradicción se debe a que en los
trabajos preparatorios se realizó una traducción errónea de otros
Códigos precedentes que sirvieron de modelo al nuestro. Puesto el
artículo 799 CC a la luz de estos antecedentes, se llega a la
conclusión de que en realidad no regula los efectos de la condición
suspensiva, sino los propios de las atribuciones sucesorias
sometidas a término inicial. La jurisprudencia del Tribunal
Supremo se encuadra en esta línea (por todas, STS 3 noviembre
1989). En cualquier caso, la antinomia puede ser salvada por el
propio testador pues, no siendo el artículo 759 CC una norma de
orden público, puede declarar expresamente en su testamento la
transmisibilidad o la intransmisibilidad de la atribución
condicional que establezca.
Ejemplo 2 Antonio establece en su testamento que sus hijos Beto,
Carmela y Diana recibirán tres legados iguales con las acciones de la
empresa cuando cumplan treinta y cinco años. La incertidumbre reside
en que no es posible predecir, aunque sí es muy probable, que los hijos
cumplirán las edades señaladas. Cuando Antonio muere, Beto tiene 34
años, Carmela 30 y Diana 36. Beto y Carmela no podrán recibir sus
legados inmediatamente, deben esperar a cumplir la edad señalada; a
diferencia de Diana. Si Beto, por ejemplo, muere antes de cumplir los
treinta y cinco años, surge el problema que anteriormente hemos
comentado sobre si puede o no aplicarse el art. 759 CC. De acuerdo con
la doctrina mayoritaria no transmitirá a sus herederos su derecho, pues
ha muerto antes de que se verifique la condición.

En caso de que el testamento contenga una condición


resolutoria, durante la fase de pendencia, el llamamiento que se
realice produce efectos hasta que la condición se cumpla. Mientras
la condición no se cumpla, el designado es titular de los bienes y
derechos transmitidos por la sucesión. Si la condición llega a
cumplirse, entonces los bienes y derechos pasarán a quien haya
sido nombrado por el testador, o al heredero que pueda ser
beneficiario del derecho de acrecer, o a los sucesores abintestato.
En este caso los frutos se liquidarán de acuerdo con las reglas
generales sobre liquidación del estado posesorio (arts. 451 y ss.
CC), no siendo restituibles los percibidos de buena fe.
Ejemplo 3 Antonio instituye heredera universal de todos sus bienes a su
hija Carmela con la condición de que no contraiga matrimonio y si es así
perderá sus derechos hereditarios recibiendo la legítima estricta junto
con sus otros hermanos. Es una condición resolutoria, pero está
prohibida por el Código Civil (véase, el art. 793 CC), por lo que se tendrá
por no puesta en el testamento; como puede observarse, atenta contra la
libertad de contraer matrimonio (ius nubendi). Ahora bien, si no fuera
así y la condición fuera lícita, si Carmela contrajera matrimonio, perdería
tanto la mejora como la institución en el tercio libre de la herencia,
reduciéndose su porción hereditaria a la legítima estricta.

4.2. La disposición sujeta a término


El Código Civil prevé también que la institución de heredero y el
legado sean sometidos a término inicial o final (vid. art. 805 CC).
En materia sucesoria el término inicial significa que a partir del
día cierto la institución de heredero o el legado genera los efectos
que le son propios. El término final supone un día cierto o un
plazo en que los efectos de la institución de heredero o el legado
deberán darse por concluidos. Normalmente, cuando el testador
señala un día a partir o hasta el cual el llamado es heredero o
legatario y realiza el llamamiento a otro sucesor nos
encontraremos probablemente ante una sustitución
fideicomisaria, como tendremos la oportunidad de estudiar más
adelante. He aquí donde tiene su mayor trascendencia práctica la
ordenación de una sucesión sujeta a término.
Ejemplo 4 Un ejemplo de declaración testamentaria sometida a término
final sería ésta: “Declaro heredera universal de todos mis bienes, salvo la
legítima que corresponda a mis hijos y esposa, a mi amiga Alexia quien
recibirá los bienes que correspondan y deberá transmitirlos en el año
2020 a la Fundación “Investigación y Desarrollo del Derecho Civil”.

4.3. La disposición sujeta a modo


Cuando una disposición o atribución testamentaria se sujeta a
modo nos encontramos ante la denominada “designación modal”,
la cual consiste en la imposición por el testador de un determinado
fin al que destina toda o una parte de la herencia. Esta especial
vinculación se denomina “modo”. En ocasiones es difícil distinguir
la designación modal de la condicional, y es ésta la preocupación
que late en el artículo 797 CC. El artículo establece una preferencia
por la institución modal, pero siempre es posible probar que la
expresión del objeto de la institución o del legado, o la aplicación
que haya de darse a lo dejado por el testador, o la carga impuesta,
es una condición propiamente dicha, sometiéndose, pues, a su
régimen. La disposición modal debe cumplirse desde que se abre
la sucesión, y así lo dispone el segundo párrafo del artículo 797 CC
(“lo dejado de esta manera puede pedirse desde luego”). El derecho
es firme desde la apertura de la sucesión por lo que es transmisible
(ius transmissionis). Los herederos deberán constituir además
garantía suficiente que afiance el cumplimiento de lo mandado por
el testador. Esta obligación surge con la apertura de la sucesión y
si es incumplida por los herederos éstos deberán devolver lo
percibido con sus frutos e intereses.
Ejemplo 5 Dejo 500.000 Euros a la Asociación “Amigos del Japón” la cual
deberá destinarlos a becas para estudios en el país del sol naciente para
jóvenes estudiantes con los mejores expedientes académicos.

5. LOS LEGADOS: CONCEPTO, CARACTERES Y ESTRUCTURA


• Concepto
Como ya sabemos, con relación a la naturaleza de la sucesión, es
clásica en la historia del Derecho la contraposición entre sucesión
a título universal y sucesión a título particular. El heredero es un
sucesor a título universal, mientras que el legatario es un sucesor
a título particular (art. 660CC). El primero recibe los bienes y
derechos del causante, y también las deudas, que resulten
transmisibles mortis causa. El segundo, en cambio, recibe bienes o
derechos concretos, individualizados o partes determinadas (por
ej. la casa de la playa, las acciones de una empresa, un fondo para
estudios, etc.). Es posible que el legatario reciba un gravamen con
el legado, pero su responsabilidad no irá más allá del valor de este
(art. 858.2º CC). Incluso también es posible que el legatario reciba
partes alícuotas de la herencia (pars bonorum), siempre que éstas
no se refieran a la herencia en sentido objetivo y en su conjunto
sino a los bienes o al valor remanente de la herencia una vez
liquidadas las deudas y cargas de esta.
Hablar del legatario como un sucesor a título particular es sin
embargo una simplificación terminológica. El legatario es sucesor
en la categoría general del legado per vindicationem (aquel en
el que lo legado pasa directamente del causante al legatario), pero
no en la categoría del legado per damnationem a la que podemos
reconducir todos los supuestos en los que el legatario adquiera un
derecho de crédito contra el heredero (esta distinción la recuerda
ROCA TRÍAS). Por lo demás, también debe tenerse en cuenta,
siguiendo a la autora menciona, que, si bien el legatario tiene
derecho al legado desde la muerte del testador, no siempre
adquiere la propiedad de la cosa legada, lo que ocurre cuando el
legado sea cosa específica y determinada propia del testador. En
consecuencia, es importante tener presente que en materia de
legados la regla general no siempre es la realización de una
sucesión, pero sí una circunstancia normal.

La materia jurídica de los legados es tratada por el Código civil con


bastante extensión en los arts. 858 a 891 los cuales llevan como
rúbrica genérica “de las mandas y legados”. En esta regulación,
pese a su extensión, no encontramos una definición legal de esta
clase de atribución mortis causa. Siguiendo a ALBALADEJO, el
legado puede conceptuarse como aquella disposición mortis causa
de bienes a título particular realizada en beneficio del legatario y
a cargo del patrimonio hereditario. Nótese que la esencia del
legado es la atribución a su beneficiario —el denominado
legatario— de una facultad para reclamar de forma inmediata al
sujeto o sujetos gravados por el legado y que se limita, como
subraya ROCA TRÍAS, exclusivamente a lo que ha sido atribuido.

• Caracteres
Por cuanto se ha dicho, el legado se caracteriza por las siguientes
notas:
a) Se trata de una disposición autónoma, pues es independiente
de la institución heredero (vid. art. 891 CC).
b) Es una atribución patrimonial (pues en todo legado existe un
beneficio económico para el sujeto designado), por causa de
muerte (mortis causa), y es por esto último por lo que al legatario
se le exige el requisito de capacidad de todo sucesor.
c) Es una atribución a título particular, pues, como ya se ha
dicho anteriormente, el legatario sólo recibirá en virtud de esta
atribución bienes o derechos de contenido patrimonial. Y en la
mayoría de los casos esta atribución dará lugar a una sucesión a
título particular, pero no siempre, como ya se ha explicado.
d) Es un acto de liberalidad, aunque no es necesario que en todo
caso exista un enriquecimiento del legatario, ya que es posible que
testador grave con una carga el legado y que ésta llegue a absorber
su valor.
• Estructura
a) Sujetos
Los protagonistas del legado son dos, el legatario y el gravado. El
primero puede ser cualquier persona, inclusive el heredero,
hablándose en este caso de “prelegado” (art. 890.2º CC). Por lo que
se refiere a la capacidad para ser legatario, rige la regla general de
capacidad del Derecho sucesorio. El gravado es la persona que
debe entregar o pagar el legado. Normalmente es el heredero.
Cuando hay varios herederos el testador puede gravar a uno, pero
si no lo declara expresamente se sigue el criterio de la
mancomunidad (art. 859 CC), es decir, cada heredero quedará
gravado de acuerdo con su cuota. El heredero que acepta la
herencia debe pagar los legados, no sólo con bienes de la herencia,
sino también con los suyos propios si aquellos no son suficientes.
También puede ser gravado el legatario, pero sólo está obligado a
responder hasta donde alcance el valor del legado (art. 858 CC). Se
habla en este caso de “sublegado”.
b) Objeto
El legado puede tener como objeto tanto cosas (por ej. lego a mi
sobrino mi colección de literatura oriental) como derechos (por
ej. dejo a mi sobrino un fondo de estudios para cursar un Master
en una Universidad alemana). El legado puede someterse, como ya
sabemos, a condición, término y modo. Es nulo el legado de cosas
que estén fuera de comercio (art. 865 CC). El Código Civil regula
ciertos legados, pero no se trata de un numerus clausus. Algunos
autores hablan al respecto de “legados típicos”, pero ciertamente
no es una expresión que haya cuajado a nivel doctrinal.
Clasificación. Una clasificación importante, en la que hace hincapié
ROCA TRÍAS, es la que distingue entre legados con efectos reales (per
vindicationem), los cuales consisten en la atribución al legatario de un
derecho real que ya existía en el patrimonio del causante o que él mismo
constituye en el testamento, y legados con efectos obligacionales (per
damnationem), en los que el testador crea, modifica o extingue relaciones
jurídicas que implican la atribución al legatario del derecho a que el
gravado por el legado realice lo previsto por él.

6. RÉGIMEN DE LOS LEGADOS: ADQUISICIÓN,


EFICACIA/INEFICACIA, PAGO Y GARANTÍAS

• Adquisición
Una regla fundamental en materia de legados es la de su
adquisición inmediata, lo que significa, en esencia, que el legado
se adquiere con la delación (art. 881 CC). Este principio se verifica
en todos los supuestos, salvo que el legado esté diferido o
condicionado (es decir, sometido a término inicial o a condición
suspensiva), y significa que el beneficiario adquiere el legado no
sólo desde la muerte del testador, sino ipso iure, y sin necesidad de
aceptación. Como ya se ha explicado, evidentemente el testador
puede diferir el momento adquisitivo, pero ello exige que lo Adquisición del legado
establezca expresamente en el testamento. La aceptación del de cosa específica y
legado por el beneficiario convierte la adquisición en irrevocable, determinada. Por lo
esto es, impide una ulterior repudiación. Este sistema adquisitivo que se refiere a la
adquisición del legado
es característico de nuestra tradición jurídica. La explicación es
de cosa cierta, el artículo
histórica, cuestión en la que por razones de brevedad no 882.1º CC establece una
ahondaremos en este manual. especialidad. El legatario
no sólo adquiere su
El legatario no tiene derecho a ocupar por sí mismo la cosa propiedad, como en todo
legada, sino que requiere de la actuación del heredero o el legado, desde la muerte
albacea, y si estos no lo entregan deberá reclamarlo (art. 885 CC). del testador, sino que
también hace suyos los
Esta solución, según indica la doctrina, es congruente con la frutos o rentas
posesión civilísima que corresponde al heredero desde la apertura pendientes, pero no las
de la sucesión ex artículo 440 CC. Existe una razón práctica para rentas devengadas y no
que sea así. Los legados están subordinados al pago de las deudas satisfechas antes de la
muerte.
y a la satisfacción de las legítimas. Si perjudican estas últimas
serán reducidos por inoficiosos. Por lo que se refiere a la
repudiación del legado, el legatario no podrá aceptar una parte
del legado y repudiar la otra, si ésta fuere onerosa, según ordena
el artículo 889 CC.

• Eficacia/ineficacia
En el legado con efectos obligacionales el legatario tiene una
pretensión personal frente al sujeto gravado para exigir lo que le
corresponda por la manda o legado ordenado por el testador,
mientras que en el legado con efectos reales el legatario adquiere
un derecho real desde el fallecimiento del causante. Por lo tanto,
al legatario le corresponde en el primer caso un derecho de
crédito, y la relación jurídica que se establece con el gravado es la
propia de una situación de deuda; en el segundo caso, gracias a la
atribución directa de un derecho real, tiene legitimación para el
ejercicio de la acción reivindicatoria.
Saneamiento por evicción. El legado es una atribución a título gratuito,
por lo que el legatario, según la regla general de esta clase de
atribuciones, no tiene derecho a la garantía del saneamiento. Pero el
saneamiento por evicción pesa sobre el obligado a la entrega del legado
si la cosa fuere indeterminada y se señalase sólo por género o especie,
según prescribe el art. 860 CC, o también, siendo de esta naturaleza (no
determinada en especie), si la cosa legada perece del todo viviendo el
testador o después de su muerte sin culpa del heredero, según prevé el
art. 860.3º CC. Esta responsabilidad recae sobre el obligado a entregar el
legado porque el objeto del legado debe ser concretado por él y, por lo
tanto, si entrega un legado que adolece del vicio de evicción, es del todo
lógico que sobre él recaiga el saneamiento por esta circunstancia.

El Código Civil apenas contiene preceptos específicos sobre la


invalidez de legados, por lo que deben seguirse las reglas
generales sobre institución de heredero.
La ineficacia se contempla en 3 supuestos (art. 869 CC):
1.º Si el testador transforma la cosa legada, de modo que no
conserve ni la forma ni la denominación que tenía. Se trata de una
supuesto de revocación tácita del legado con relación a la cual el
Código establece una regla sobre la voluntad presunta del
causante.
2.º Si el testador enajena, por cualquier título o causa, la cosa
legada o parte de ella, entendiéndose en este último caso que el
legado queda sólo sin efecto respecto a la parte enajenada. Si
después de la enajenación volviere la cosa al dominio del testador,
aunque sea por la nulidad del contrato, no tendrá después de este
hecho fuerza el legado, salvo el caso en que la readquisición se
verifique por pacto de retroventa. En este supuesto también nos
encontramos ante una revocación tácita del legado, que algunos
autores prefieren tratar como una causa de extinción del legado.
3.º Si la cosa legada perece del todo viviendo el testador o después
de su muerte sin culpa del heredero. En este caso el legado se
extingue. Pero si es de cosa indeterminada se aplica, como ya
hemos visto, la regla de la evicción.
El supuesto más importante de ineficacia de los legados es su declaración
como legados inoficiosos, materia que se verá con más detalle en la
siguiente Lección. Un legado es inoficioso en la medida en que no puede
ser computado en el tercio de libre disposición de la herencia, lo que
implica que viene a perjudicar la legítima de los herederos forzosos. En
este caso el legado o legados puestos en cuestión deberán ser reducidos
o, en última instancia, si con la reducción no basta, ser anulados. El
Código Civil establece la regla de la prorrata en materia de reducción de
los legados (art. 820.2º CC). Los legados se reducen antes que las
donaciones, las cuales también están sujetas al régimen de la
inoficiosidad.

• Pago
La entrega de los legados, salvo que el testador disponga otra cosa,
corresponde a los herederos que formen la comunidad
hereditaria. En el artículo 886 CC se establecen algunas reglas
relativas al pago de los legados. En sustancia, el legado debe
hacerse efectivo en la misma forma establecida por el testador, y
cualquier cambio debe contar con el consentimiento del legatario.
Mientras la herencia esté diferida, pero no aceptada, los legados
no podrán ser reclamados por sus beneficiarios, pero todo
legatario, de acuerdo con el artículo 1005 CC (interrogatio in iure),
tiene facultad de ejercitar la interpelación judicial dirigida al
heredero sobre si aceptará o no la herencia. Salvo en el legado de
cosa específica y determinada, los frutos e intereses corresponden
al legatario desde la muerte del testador cuando éste lo hubiera
dispuesto expresamente (art. 884 CC). Por el contrario, siendo el
legado de cosa específica y determinada, propia del testador, el
legatario adquiere los frutos desde la muerte del testador (art. 882
CC). En los legados con efectos obligacionales los frutos no serán
debidos por el heredero desde la muerte del testador, sino a partir
del momento en que son reclamados por el legatario. Cuando los
herederos hayan solicitado el derecho a deliberar o el beneficio de
inventario, los legatarios no podrán reclamar el pago de sus
legados mientras dure este periodo (art. 1025 CC), ni tampoco
podrá pagarlos el administrador de la herencia (art. 1027 CC).
Cuando los bienes de la herencia no alcancen para cubrir todos los
legados el pago deberá hacerse según el orden de preferencia que
establece el artículo 887 CC: 1.º Los legados remuneratorios. 2.º
Los legados de cosa cierta y determinada, que forme parte del
caudal hereditario. 3.º Los legados que el testador haya declarado
preferentes. 4.º Los de alimentos. 5.º Los de educación. 6.º Los
demás a prorrata.

• Garantías
Mientras la entrega del legado no tenga lugar la ley trata de
impedir que el heredero frustre el derecho de los legatarios
mediante enajenaciones. Por esta razón, el artículo 47.2º LH
concede a favor de legatario que no tenga derecho a promover
“juicio de testamentaria” (es decir, el de parte alícuota) la facultad
de solicitar la anotación preventiva de su derecho en el Registro
de la Propiedad. El juicio de testamentaria al que se refiere este
precepto fue sustituido por el juicio de división de herencia por la
Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000, cuyo artículo 782 concede
legitimación al legatario de parte alícuota para promoverlo. Vid.
también los artículos 47 LH (legado de bienes inmuebles
determinados o de créditos o pensiones consignados sobre ellos)
y 48 LH (legado de género o cantidad).
Preferencias en el orden registral. Existen fundamentalmente dos
tipos de preferencias: frente a los acreedores y entre legatarios (vid. arts.
50 y 51 LH). Entre legatarios que hayan practicado la anotación
preventiva en el tiempo señalado, no existirá preferencia recíproca, salvo
la que corresponda al legatario de especie respecto de los demás, o a
cualquier otro, con arreglo a la legislación civil. Por lo que se refiere a los
legados de rentas y prestaciones periódicas, de acuerdo con los art. 88 y
89 LH, dada su tendencia natural a perdurar en el tiempo, podrá
solicitarse la conversión de la anotación preventiva en hipoteca.

7. TIPOS DE LEGADOS
El Código civil regula diversos tipos de legados en los artículos
858 a 891, concretamente los más habituales, si bien, nada impide
que el testador pueda ordenar otros legados diferentes a los
tipificados en dichos preceptos. Partiendo de esta normativa,
podemos citar las siguientes modalidades de legado.
1º. Legado de cosa propia del testador. En el legado de cosa
propia el testador atribuye una cosa de su propio patrimonio al
favorecido. Puede ser una cosa específica y determinada (por
ejemplo, el cuadro que le regalaron en su sesenta cumpleaños o el
reloj de oro que siempre usaba) o una cosa genérica (por ejemplo,
un reloj o un apartamento).
a) Legado de cosa específica y determinada. Respecto a este
legado, el artículo 882 CC establece que el legatario adquiere su
propiedad desde que muere el causante, aunque adquiera su
posesión con posterioridad, pues está obligado a pedir su entrega
al heredero o albacea cuando este sea autorizado para darla (ex
art. 885 CC). En cualquier caso, como propietario sí le
corresponden desde el momento del fallecimiento los frutos o
rentas pendientes, pero no las rentas devengadas y no satisfechas
antes de la muerte.
b) Legado de cosa genérica. El legado de cosa genérica es aquel
que recae sobre una cosa que se determina exclusivamente por el
género al que pertenece. El Código civil lo regula en los artículos
875 a 877. Conforme a dichos preceptos, si el legado es de cosa
mueble será válido, aunque no haya cosas de su género en la
herencia; si es de cosa inmueble no determinada, solo será válido
si la hubiere de su género en la herencia. La elección será del
heredero, quien cumplirá con dar una cosa que no sea de calidad
inferior ni superior. Si el testador confiere expresamente la
elección al heredero al legatario el primero podrá dar, o el segundo
elegir, lo que mejor les pareciere.
2º. Legado de cosa ajena del testador. Se entiende por tal el
legado cuyo objeto es una cosa que no pertenece al testador. En
función de a quién pertenece la cosa, cabe diferenciar los
siguientes subtipos de legado de cosa ajena:
a) Legado de cosa de un tercero o extraño. El artículo 861 CC
dispone que será válido este legado si el testador, al legar la cosa
ajena, sabía que lo era. Por su parte, el artículo 862 CC añade que,
si el testador ignoraba que la cosa que legaba era ajena, será nulo
el legado. La carga de la prueba de que el testador tenía o no
conocimiento de la ajenidad de la cosa corresponde al legatario
(art. 861.2º CC). El heredero estará obligado a adquirir dicha cosa
para entregarla al legatario; y, si no le resulta posible, debe dar a
éste su valor o estimación (art. 861 CC). Como vemos, este tipo de
legado supone el establecimiento para el gravado de la doble
obligación de adquirir la cosa legada y entregársela al legatario.
Ejemplo 1 Francisco dona la propiedad de la finca X a su amigo Eulalio.
Posteriormente, otorga testamento disponiendo en una de sus cláusulas
que lega por partes iguales a sus dos hijos la propiedad de la citada finca.

b) Legado de cosa del gravado. Cabe la posibilidad, aunque es


escasamente practicada, de que el testador designe o señale como
objeto del legado una cosa que pertenece al propio heredero o
legatario gravado con el mismo. A diferencia del supuesto
anterior, no es necesario acreditar que el testador conocía esta
circunstancia de la ajenidad para que sea válido el legado. Y otra
diferencia es que el gravado puede elegir entre entregar al
beneficiado la cosa legada o su valor.
Ejemplo 2 Francisco dispone en su testamento “Si a mi muerte la finca X De acuerdo con el artículo
es de alguna de las personas a quienes corresponda heredarme, la lego a 863 CC, será válido el
mi amigo Eulalio”. legado hecho a un tercero
de una cosa propia del
c) Legado de cosa del propio legatario. Conforme al artículo heredero o de un legatario,
866.1º CC, no produce efecto el legado en el que su objeto quienes, al aceptar la
pertenezca al legatario en el momento de hacerse el testamento. sucesión, deberán entregar
la cosa legada o su justa
Ahora bien, dicha pertenencia puede haberse modificado al
estimación, con la
tiempo de la apertura de la sucesión. En esta línea, el artículo 878 limitación establecida en el
CC contempla dos supuestos: a) si la cosa que era originariamente artículo siguiente.
del legatario, no lo es en el momento de la apertura de la sucesión
porque este la hubiese enajenado a otro sujeto, el legado sigue
siendo ineficaz; b) si la cosa la ha adquirido con posterioridad al
testamento y le pertenece en el momento de la apertura de la
sucesión, debe diferenciarse cuando la ha adquirido a título
oneroso, supuesto en el que puede pedir al heredero lo
desembolsado por ella, y cuando la ha adquirido a título lucrativo,
caso en el que no puede reclamar nada.
Ejemplo 3 Antonio otorgó testamento en el año 2000 legando a su amigo
Pedro una finca de Tomás sita en el término de Utrera (Sevilla) conocida
con el nombre de “Las Coronillas”. Al cabo de los años Pedro compró la
finca a Tomás. Poco tiempo después falleció Antonio y al conocerse el
contenido del testamento además de instituir por su única heredera a
Bienvenida, le legaba la citada finca a Pedro. Por lo que al haberla
adquirido a título oneroso tiene derecho a reclamar a Bienvenida lo
pagado.

d) Legado de cosa ajena solo en parte. Es posible que el testador


En la práctica, un caso
legue una cosa que le pertenece solo en parte. En este caso especialmente
únicamente habrá un verdadero legado de cosa ajena cuando el significativo y frecuente
testador legue de forma expresa la cosa entera; si no lo manifiesta de este tipo de legado es
explícitamente se entenderá que no quiso alcanzar con el legado el de cosa ganancial, que
tiene lugar cuando uno de
lo que pertenece a terceras personas extrañas a la sucesión,
los cónyuges dispone en
limitándolo solo a su parte (ex art. 864 CC). su testamento de una cosa
que, una vez disuelta la
Ejemplo 4 Carlos lega a sus dos hijos el 100 % en pleno dominio por sociedad, resulta
partes iguales de una finca que le pertenece a él y sus dos hermanos, atribuida al otro cónyuge.
siendo cada uno de ellos propietario de una tercera parte indivisa. A estos efectos el artículo
1380 CC establece que «La
3º. Legado de cosa gravada. El legado de cosa gravada tiene lugar disposición testamentaria
cuando el testador dispone a favor del legatario de una cosa sobre de un bien ganancial
la que pesa un gravamen. Atendiendo a la naturaleza de dicho producirá todos los
gravamen, podemos distinguir, a su vez, dentro de este legado, tres efectos si fuere adjudicado
a la herencia del testador.
subtipos: En caso contrario se
entenderá legado el valor
a) Legado de cosa empeñada o hipotecada: el pago de la prenda
que tuviera al tiempo del
o hipoteca quedará a cargo del heredero. Si el heredero no pagase fallecimiento» (OSSORIO
y lo hiciere el legatario, quedará este subrogado en el lugar y SERRANO).
derechos del acreedor para reclamar contra el heredero (art. 867
CC).
b) Legado de cosa sujeta a usufructo, uso o habitación: el
legatario deberá respetar estos derechos hasta que legalmente se
extingan (art. 868 CC).
c) Legado de cosa sujeta a otra carga perpetua o temporal: la
carga pasa al legatario, si bien las rentas y los intereses o réditos
devengados hasta la muerte del testador son carga de la herencia
(art. 867.3º CC)
4º. Legados alternativos. En el legado alternativo el testador
prevé varias cosas posibles que pueden ser entregadas al
legatario, cumpliendo el gravado con la entrega de una sola de
ellas. El artículo 874 CC establece que en este tipo de legado se
observará lo dispuesto para las obligaciones alternativas (arts.
1131 a 1136 CC), quedando a salvo las modificaciones que se
deriven de la voluntad expresa del testador.
Ejemplo 5 Juan lega a su sobrino Jaime su colección de monedas antiguas
o un cuadro de arte contemporáneo o todos sus libros.

5º. Legado de crédito y de liberación de deuda. En el legado de


crédito el causante transmite por vía del legado un crédito que
tiene contra un tercero. El heredero cumplirá con ceder al
legatario todas las acciones que pudieran competerle contra el
deudor (art. 870 CC).
Ejemplo 6 Ignacio lega a su amigo Enrique el crédito por mil euros que
tienen contra el estanquero de su pueblo.

En el legado de liberación de deuda el testador condona un


crédito que tenía contra el legatario. El heredero cumplirá con dar
al legatario carta de pago, si la pidiere (art. 870 CC).
Ejemplo 7 Ana lega al estanquero de su pueblo los mil euros que este le
adeuda.

En ambos legados el momento en el cual ha de determinarse el


montante del crédito o de la deuda transmitidos por el legado debe
ser el del fallecimiento del causante, pues en el período que media
entre el otorgamiento del testamento y la apertura de la sucesión
puede muy bien haberse dado el caso de que el crédito o la deuda
se hayan extinguido, o hayan prescrito, por ejemplo. Cabe también
que el importe nominal del crédito se haya incrementado, por lo
que en los dos casos el legado comprenderá los intereses que por
el crédito o la deuda se debieren al morir el testador (art. 870 CC)
6º. Legado en favor del acreedor. Tiene lugar esta disposición
cuando el testador, deudor de una persona, le hace un legado a la
misma. De acuerdo con el artículo 873 CC, el legado hecho a un
acreedor no se imputará en pago de su crédito, a no ser que el
testador lo declare expresamente. En este caso el acreedor tendrá
derecho a cobrar el exceso del crédito o del legado.
Manuela lega al pintor Javier dos mil euros que le debe por un retrato de
su familia que le encargó
7º. Legado de prestaciones periódicas. Se trata de un legado de
una pensión periódica o de cierta cantidad anual, mensual o
semanal (art. 880 CC). De este legado nace pues un crédito a favor
del legatario y una deuda a cargo de la persona gravada. El
legatario puede reclamar la primera prestación una vez fallecido
el testador y las siguientes al principio de cada uno de los períodos.
Dentro de este legado de prestación periódica nuestro Código civil
regula específicamente el legado de educación y de alimentos,
estableciendo que, si el testador no hubiere señalado cantidad
para estos legados, se fijará según el estado y condición del
legatario y el importe de la herencia. El legado de educación dura
hasta que el legatario sea mayor de edad y el de alimentos
mientras viva el legatario, si el testador no dispone otra cosa (art.
879 CC).

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