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Una abuela deja un legado a su nieto del veinte por ciento de la herencia
una vez sean liquidadas las deudas, sin perjuicio de la legítima de sus dos
hijas. Esta declaración debe entenderse como una asignación al nieto de
una cuota del veinte por ciento en el activo hereditario.
• Distribución de toda la herencia en legados
Como ya sabemos, es posible contemplar el fenómeno hereditario
sin la presencia de heredero, sea porque el testamento no contiene
la institución de heredero, sea porque el nombrado no acepta la
herencia o es incapaz. El art. 764 CC así lo prevé. Por otra parte, el
art. 891 CC permite que la herencia sea distribuida toda ella en
legados. A tal efecto, establece una regla básica para solventar el
principal conflicto posible: ¿quién paga las deudas? Según el
precepto citado, las deudas y gravámenes se prorratearán entre
los legatarios a proporción de sus cuotas, a no ser que el testador
hubiera dispuesto otra cosa.
En el artículo 891 CC nos encontramos el supuesto básico en que
toda la herencia se agota en legados. No obstante, es necesario
reflexionar sobre algunos otros supuestos:
(a) El testador ordena su sucesión con la idea de no hacer más que
atribuciones a título singular (legados) de modo que éstas agoten
toda la herencia. Si el testador nombra al mismo tiempo un
heredero, aunque no le atribuya ningún bien, nos encontraríamos
fuera del ámbito de aplicación de dicho artículo.
(b) El testador distribuye toda la herencia en legados, pero, tras la
apertura de la sucesión, aparecen otros bienes a los cuales serán
llamados los herederos abintestato. Este supuesto tampoco caería,
en sentido estricto, en el art. 891 CC. No obstante, en cualquiera de
los dos casos el resultado sería muy injusto —por así decirlo—
para el “heredero accidental”, especialmente si los bienes
aparecidos son de poco valor en relación con los atribuidos
mediante legados. Una parte de la doctrina considera que en estos
casos es más justo hacer responsables de las deudas a los
legatarios por la parte que proporcionalmente corresponda en
atención a sus cuotas. Así, si la previsión del testador es la de
agotar todo el caudal hereditario atribuyéndolo mediante legados,
es innecesaria la institución de heredero alguno, por aplicación
analógica del art. 912.2º CC (LÓPEZ y LÓPEZ, GARCÍA RUBIO,
GUILARTE, LASARTE). Para la jurisprudencia del TS y para la
doctrina de la DGRN (por todas, Resolución de 19 de abril de 2013)
es una forma especial de sucesión hereditaria en la que se hacen
innecesarias la intervención de sucesores universales y la
exigencia de una declaración de herederos para el fin único de
entregar los bienes relictos.
Ejemplo 3: Si el testador del ejemplo 1 establece una división de sus
bienes entre sus tres hijos; por ejemplo, las acciones de las empresas X y
Z y las casas de Madrid para Adelaida, las acciones de las empresas O y P
y las casas de Barcelona para Amanda, las de las empresas A y B y las
casas de París para Carlos, sin dejar un sucesor en el resto; hay dos
posibilidades: primera, no hay resto, y se distribuye entonces toda la
herencia en legados (art. 891 CC); segunda, sí hay un resto, y serán
llamados los tres hijos como herederos abintestato, asumiendo también
las deudas. Los dos supuestos se resuelven igual. Imaginemos ahora que
el testador no tiene descendientes ni esposa ni ascendientes que le
sobrevivan y que distribuye toda la herencia entre sus sobrinos. Después
de abierta la sucesión, aparecen otros bienes, pero de escasa cuantía en
comparación con los legados, a los cuales son llamados los herederos
abintestato, es decir, serán llamados los hermanos del causante y los
sobrinos de acuerdo con el art. 946 CC. ¿Tiene sentido hacer responder
por las deudas a los hermanos del causante quienes recibirán muy poco
en comparación con sus propios hijos (los sobrinos del causante)? El
resultado se antoja un tanto inicuo, siendo más justo repartir
proporcionalmente las deudas entre quienes más reciben.
• La institución en el usufructo
• Caracteres
Por cuanto se ha dicho, el legado se caracteriza por las siguientes
notas:
a) Se trata de una disposición autónoma, pues es independiente
de la institución heredero (vid. art. 891 CC).
b) Es una atribución patrimonial (pues en todo legado existe un
beneficio económico para el sujeto designado), por causa de
muerte (mortis causa), y es por esto último por lo que al legatario
se le exige el requisito de capacidad de todo sucesor.
c) Es una atribución a título particular, pues, como ya se ha
dicho anteriormente, el legatario sólo recibirá en virtud de esta
atribución bienes o derechos de contenido patrimonial. Y en la
mayoría de los casos esta atribución dará lugar a una sucesión a
título particular, pero no siempre, como ya se ha explicado.
d) Es un acto de liberalidad, aunque no es necesario que en todo
caso exista un enriquecimiento del legatario, ya que es posible que
testador grave con una carga el legado y que ésta llegue a absorber
su valor.
• Estructura
a) Sujetos
Los protagonistas del legado son dos, el legatario y el gravado. El
primero puede ser cualquier persona, inclusive el heredero,
hablándose en este caso de “prelegado” (art. 890.2º CC). Por lo que
se refiere a la capacidad para ser legatario, rige la regla general de
capacidad del Derecho sucesorio. El gravado es la persona que
debe entregar o pagar el legado. Normalmente es el heredero.
Cuando hay varios herederos el testador puede gravar a uno, pero
si no lo declara expresamente se sigue el criterio de la
mancomunidad (art. 859 CC), es decir, cada heredero quedará
gravado de acuerdo con su cuota. El heredero que acepta la
herencia debe pagar los legados, no sólo con bienes de la herencia,
sino también con los suyos propios si aquellos no son suficientes.
También puede ser gravado el legatario, pero sólo está obligado a
responder hasta donde alcance el valor del legado (art. 858 CC). Se
habla en este caso de “sublegado”.
b) Objeto
El legado puede tener como objeto tanto cosas (por ej. lego a mi
sobrino mi colección de literatura oriental) como derechos (por
ej. dejo a mi sobrino un fondo de estudios para cursar un Master
en una Universidad alemana). El legado puede someterse, como ya
sabemos, a condición, término y modo. Es nulo el legado de cosas
que estén fuera de comercio (art. 865 CC). El Código Civil regula
ciertos legados, pero no se trata de un numerus clausus. Algunos
autores hablan al respecto de “legados típicos”, pero ciertamente
no es una expresión que haya cuajado a nivel doctrinal.
Clasificación. Una clasificación importante, en la que hace hincapié
ROCA TRÍAS, es la que distingue entre legados con efectos reales (per
vindicationem), los cuales consisten en la atribución al legatario de un
derecho real que ya existía en el patrimonio del causante o que él mismo
constituye en el testamento, y legados con efectos obligacionales (per
damnationem), en los que el testador crea, modifica o extingue relaciones
jurídicas que implican la atribución al legatario del derecho a que el
gravado por el legado realice lo previsto por él.
• Adquisición
Una regla fundamental en materia de legados es la de su
adquisición inmediata, lo que significa, en esencia, que el legado
se adquiere con la delación (art. 881 CC). Este principio se verifica
en todos los supuestos, salvo que el legado esté diferido o
condicionado (es decir, sometido a término inicial o a condición
suspensiva), y significa que el beneficiario adquiere el legado no
sólo desde la muerte del testador, sino ipso iure, y sin necesidad de
aceptación. Como ya se ha explicado, evidentemente el testador
puede diferir el momento adquisitivo, pero ello exige que lo Adquisición del legado
establezca expresamente en el testamento. La aceptación del de cosa específica y
legado por el beneficiario convierte la adquisición en irrevocable, determinada. Por lo
esto es, impide una ulterior repudiación. Este sistema adquisitivo que se refiere a la
adquisición del legado
es característico de nuestra tradición jurídica. La explicación es
de cosa cierta, el artículo
histórica, cuestión en la que por razones de brevedad no 882.1º CC establece una
ahondaremos en este manual. especialidad. El legatario
no sólo adquiere su
El legatario no tiene derecho a ocupar por sí mismo la cosa propiedad, como en todo
legada, sino que requiere de la actuación del heredero o el legado, desde la muerte
albacea, y si estos no lo entregan deberá reclamarlo (art. 885 CC). del testador, sino que
también hace suyos los
Esta solución, según indica la doctrina, es congruente con la frutos o rentas
posesión civilísima que corresponde al heredero desde la apertura pendientes, pero no las
de la sucesión ex artículo 440 CC. Existe una razón práctica para rentas devengadas y no
que sea así. Los legados están subordinados al pago de las deudas satisfechas antes de la
muerte.
y a la satisfacción de las legítimas. Si perjudican estas últimas
serán reducidos por inoficiosos. Por lo que se refiere a la
repudiación del legado, el legatario no podrá aceptar una parte
del legado y repudiar la otra, si ésta fuere onerosa, según ordena
el artículo 889 CC.
• Eficacia/ineficacia
En el legado con efectos obligacionales el legatario tiene una
pretensión personal frente al sujeto gravado para exigir lo que le
corresponda por la manda o legado ordenado por el testador,
mientras que en el legado con efectos reales el legatario adquiere
un derecho real desde el fallecimiento del causante. Por lo tanto,
al legatario le corresponde en el primer caso un derecho de
crédito, y la relación jurídica que se establece con el gravado es la
propia de una situación de deuda; en el segundo caso, gracias a la
atribución directa de un derecho real, tiene legitimación para el
ejercicio de la acción reivindicatoria.
Saneamiento por evicción. El legado es una atribución a título gratuito,
por lo que el legatario, según la regla general de esta clase de
atribuciones, no tiene derecho a la garantía del saneamiento. Pero el
saneamiento por evicción pesa sobre el obligado a la entrega del legado
si la cosa fuere indeterminada y se señalase sólo por género o especie,
según prescribe el art. 860 CC, o también, siendo de esta naturaleza (no
determinada en especie), si la cosa legada perece del todo viviendo el
testador o después de su muerte sin culpa del heredero, según prevé el
art. 860.3º CC. Esta responsabilidad recae sobre el obligado a entregar el
legado porque el objeto del legado debe ser concretado por él y, por lo
tanto, si entrega un legado que adolece del vicio de evicción, es del todo
lógico que sobre él recaiga el saneamiento por esta circunstancia.
• Pago
La entrega de los legados, salvo que el testador disponga otra cosa,
corresponde a los herederos que formen la comunidad
hereditaria. En el artículo 886 CC se establecen algunas reglas
relativas al pago de los legados. En sustancia, el legado debe
hacerse efectivo en la misma forma establecida por el testador, y
cualquier cambio debe contar con el consentimiento del legatario.
Mientras la herencia esté diferida, pero no aceptada, los legados
no podrán ser reclamados por sus beneficiarios, pero todo
legatario, de acuerdo con el artículo 1005 CC (interrogatio in iure),
tiene facultad de ejercitar la interpelación judicial dirigida al
heredero sobre si aceptará o no la herencia. Salvo en el legado de
cosa específica y determinada, los frutos e intereses corresponden
al legatario desde la muerte del testador cuando éste lo hubiera
dispuesto expresamente (art. 884 CC). Por el contrario, siendo el
legado de cosa específica y determinada, propia del testador, el
legatario adquiere los frutos desde la muerte del testador (art. 882
CC). En los legados con efectos obligacionales los frutos no serán
debidos por el heredero desde la muerte del testador, sino a partir
del momento en que son reclamados por el legatario. Cuando los
herederos hayan solicitado el derecho a deliberar o el beneficio de
inventario, los legatarios no podrán reclamar el pago de sus
legados mientras dure este periodo (art. 1025 CC), ni tampoco
podrá pagarlos el administrador de la herencia (art. 1027 CC).
Cuando los bienes de la herencia no alcancen para cubrir todos los
legados el pago deberá hacerse según el orden de preferencia que
establece el artículo 887 CC: 1.º Los legados remuneratorios. 2.º
Los legados de cosa cierta y determinada, que forme parte del
caudal hereditario. 3.º Los legados que el testador haya declarado
preferentes. 4.º Los de alimentos. 5.º Los de educación. 6.º Los
demás a prorrata.
• Garantías
Mientras la entrega del legado no tenga lugar la ley trata de
impedir que el heredero frustre el derecho de los legatarios
mediante enajenaciones. Por esta razón, el artículo 47.2º LH
concede a favor de legatario que no tenga derecho a promover
“juicio de testamentaria” (es decir, el de parte alícuota) la facultad
de solicitar la anotación preventiva de su derecho en el Registro
de la Propiedad. El juicio de testamentaria al que se refiere este
precepto fue sustituido por el juicio de división de herencia por la
Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000, cuyo artículo 782 concede
legitimación al legatario de parte alícuota para promoverlo. Vid.
también los artículos 47 LH (legado de bienes inmuebles
determinados o de créditos o pensiones consignados sobre ellos)
y 48 LH (legado de género o cantidad).
Preferencias en el orden registral. Existen fundamentalmente dos
tipos de preferencias: frente a los acreedores y entre legatarios (vid. arts.
50 y 51 LH). Entre legatarios que hayan practicado la anotación
preventiva en el tiempo señalado, no existirá preferencia recíproca, salvo
la que corresponda al legatario de especie respecto de los demás, o a
cualquier otro, con arreglo a la legislación civil. Por lo que se refiere a los
legados de rentas y prestaciones periódicas, de acuerdo con los art. 88 y
89 LH, dada su tendencia natural a perdurar en el tiempo, podrá
solicitarse la conversión de la anotación preventiva en hipoteca.
7. TIPOS DE LEGADOS
El Código civil regula diversos tipos de legados en los artículos
858 a 891, concretamente los más habituales, si bien, nada impide
que el testador pueda ordenar otros legados diferentes a los
tipificados en dichos preceptos. Partiendo de esta normativa,
podemos citar las siguientes modalidades de legado.
1º. Legado de cosa propia del testador. En el legado de cosa
propia el testador atribuye una cosa de su propio patrimonio al
favorecido. Puede ser una cosa específica y determinada (por
ejemplo, el cuadro que le regalaron en su sesenta cumpleaños o el
reloj de oro que siempre usaba) o una cosa genérica (por ejemplo,
un reloj o un apartamento).
a) Legado de cosa específica y determinada. Respecto a este
legado, el artículo 882 CC establece que el legatario adquiere su
propiedad desde que muere el causante, aunque adquiera su
posesión con posterioridad, pues está obligado a pedir su entrega
al heredero o albacea cuando este sea autorizado para darla (ex
art. 885 CC). En cualquier caso, como propietario sí le
corresponden desde el momento del fallecimiento los frutos o
rentas pendientes, pero no las rentas devengadas y no satisfechas
antes de la muerte.
b) Legado de cosa genérica. El legado de cosa genérica es aquel
que recae sobre una cosa que se determina exclusivamente por el
género al que pertenece. El Código civil lo regula en los artículos
875 a 877. Conforme a dichos preceptos, si el legado es de cosa
mueble será válido, aunque no haya cosas de su género en la
herencia; si es de cosa inmueble no determinada, solo será válido
si la hubiere de su género en la herencia. La elección será del
heredero, quien cumplirá con dar una cosa que no sea de calidad
inferior ni superior. Si el testador confiere expresamente la
elección al heredero al legatario el primero podrá dar, o el segundo
elegir, lo que mejor les pareciere.
2º. Legado de cosa ajena del testador. Se entiende por tal el
legado cuyo objeto es una cosa que no pertenece al testador. En
función de a quién pertenece la cosa, cabe diferenciar los
siguientes subtipos de legado de cosa ajena:
a) Legado de cosa de un tercero o extraño. El artículo 861 CC
dispone que será válido este legado si el testador, al legar la cosa
ajena, sabía que lo era. Por su parte, el artículo 862 CC añade que,
si el testador ignoraba que la cosa que legaba era ajena, será nulo
el legado. La carga de la prueba de que el testador tenía o no
conocimiento de la ajenidad de la cosa corresponde al legatario
(art. 861.2º CC). El heredero estará obligado a adquirir dicha cosa
para entregarla al legatario; y, si no le resulta posible, debe dar a
éste su valor o estimación (art. 861 CC). Como vemos, este tipo de
legado supone el establecimiento para el gravado de la doble
obligación de adquirir la cosa legada y entregársela al legatario.
Ejemplo 1 Francisco dona la propiedad de la finca X a su amigo Eulalio.
Posteriormente, otorga testamento disponiendo en una de sus cláusulas
que lega por partes iguales a sus dos hijos la propiedad de la citada finca.