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RESPIRACIONES PROFUNDAS

Una de las maneras más simples de relajarse es practicando la respiración profunda.


Usted puede hacer respiraciones profundas casi en cualquier lugar.
Siéntese o acuéstese y coloque una mano sobre su estómago. Coloque su otra mano sobre su
corazón.
Inhale lentamente hasta que sienta que su estómago se eleva.
Aguante la respiración por un momento.
Exhale lentamente, sintiendo su estómago descender.

RELAJACIÓN DE KOEPPEN
Similar a la relajación de Jacobson, esta metodología se emplea de cara a hacer más ameno,
entendible y agradable los ejercicios de relajación para los niños más pequeños al hacerla como un
juego. En este caso se emplea un método más simbólico y lúdico, a través de la imaginación de
diversas situaciones en las que necesitarán tensar y relajar diferentes partes del cuerpo.

Para relajar las manos se les pide que actúen como si tuviesen que exprimir una naranja o limón, para
los brazos y pies que hagan como si se estuviesen hundiendo en el barro, para los hombros que se
protejan como lo haría una tortuga, para los brazos que se estiren como un gato, para la mandíbula
que piensen que están mascando chicle, para la cara que intenten espantar una mosca sin usar nada
más que la cara y para el abdomen que lo tensen para evitar que los aplaste un elefante o que hagan
como si tuviesen que pasar por un espacio muy estrecho.

VISUALIZACIÓN POSITIVA
Es una variación de la meditación tradicional, y precisa poner en marcha la imaginación,
quizá activando los recuerdos de escenas como las que nos regalan las vacaciones.
Alimentar la imaginación tiene premio. La idea es dirigir la concentración en imágenes
positivas y agradables, recreando situaciones que nos gustaría vivir o recordando
momentos felices del pasado. Es recomendable recurrir los sentidos para tratar de
imaginar el olor, el tacto y los sonidos de la escena.
RESPIRACIÓN DIAFRAGMÁTICA
Cuando estamos estresados, el cuerpo necesita más oxígeno y la respiración se acelera.
Pero eso no basta, la oxigenación del organismo necesita aumentar el volumen de aire
que respiramos. Para conseguirlo, la recomendación es hacer entre 5 y 10 inspiraciones y
expiraciones abdominales, de forma lenta y profunda desde el diafragma. Toma aire por
la nariz y expúlsalo por la boca, y céntrate en vaciar completamente los pulmones antes
de inspirar de nuevo. No hay que infravalorar las bondades de una buena respiración.
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