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MATRICULA: CHX202308011
Existe una amplia variedad de proyectos, y cada tipo nace de una necesidad y se orienta a la
consecución de un resultado dentro de un tiempo limitado. Además, cada proyecto es único, ya
que no supone una operación de rutina sino un conjunto específico de operaciones.
Cada proyecto presenta sus propias características. De hecho, no serán las mismas para un
proyecto de investigación que para un proyecto empresarial. No obstante, en rasgos generales,
podemos señalar las siguientes:
Son únicos. Esto quiere decir que aunque apliquemos pasos estandarizados para llevarlos a cabo,
será necesario ajustarlos y personalizarlos. En este sentido, abordar un proyecto implica salir de la
rutina y enfrentarse a lo desconocido.
Cuentan con un tiempo limitado. Es necesario establecer los plazos y, en la medida de lo posible,
cumplirlos. Solo así conseguiremos alcanzar los objetivos.
Necesita un equipo. Además, este equipo suele ser diferente para cada proyecto. Por norma
general, se establecen unos roles y las tareas se reparten atendiendo a sus características.
Cuenta con unas fases que son flexibles. Para sacar adelante un proyecto, como mínimo es
necesario planificarlo, ejecutarlo y entregarlo. No obstante, estas fases se dividen en otras
subfases que, en muchos casos, son flexibles
Tiene unos elementos clave. Estos elementos clave componen su estructura y además permiten
que pueda llevarse a término.
También puede entenderse como una competencia estratégica para las organizaciones, ya que les
permite vincular los resultados del proyecto a los objetivos de negocio y, por lo tanto, competir
mejor y afianzar una posición de mercado más sólida.
Cuando se habla de proyecto siempre es necesario especificar algo más que permita definir el área
o sector donde sus competencias se desarrollarán. Existen muchos tipos de proyectos, pero los
más comunes son:
Proyectos simples: aquellos cuyas tareas no tienen demasiada complejidad y que se pueden
realizar en un tiempo relativamente corto.
Proyectos complejos: son los que demandan mayor planificación o cuyas tareas son numerosas y
requieren de una organización distinta a la de un proyecto simple. El tren de alta velocidad en La
Meca es un buen ejemplo.
Proyectos mixtos: combinan las dos formas de financiación: la pública o de entidades estatales y
la privada
Proyectos experimentales: son los que exploran áreas o campos en los que hasta el momento
nadie ha realizado aportes o cuya consecución supone una apuesta por algo inédito o novedoso.
Proyectos normalizados: tienen una serie de normas o parámetros que van marcando las fases de
ejecución y monitorización
Proyectos fiscales: son aquellos que se relacionan con temas como las leyes, los procedimientos y
reglamentos propios de la Hacienda púbica. Son propios del sector público y de entidades con
facultades regulatorias.
Cuentan con, al menos, una fase de planificación, una de ejecución y una de entrega.
Otra característica común a todos los proyectos es que requieren de una inversión. En ocasiones,
la misma inversión constituye una iniciativa por sí misma
Proyectos artísticos: buscan el impulso de iniciativas relacionadas con las artes plásticas, la
arquitectura, el cine, la literatura, la escultura, etc.
Los proyectos de inversión pueden adoptar muchas formas. Una forma de clasificarlos es según el
tipo de inversión:
Las inversiones financieras pueden ser especulativas o no especulativas. Por ejemplo, puede
hablarse de la compra de certificados de inversión y fondos inmobiliarios o de los depósitos de
accionistas.
Las inversiones en activos pueden dedicarse a los intangibles o a los físicos. Entre estos últimos
podrían citarse, por ejemplo, las de bienes, máquinas y equipos. En el primer grupo podríamos
hablar de investigación y desarrollo, formación o publicidad, entre otras.
Las inversiones pueden clasificarse también por su causa: expansión, diversificación, reemplazo o
fundamentales.
Los tipos de proyectos de inversión también variarán en función del objetivo que persigan. En
algunos casos pueden estar vinculados con una puesta en marcha o con el propósito de reducir el
riesgo.
Es importante tener en cuenta que, igual que sucede en todos los tipos de proyectos, en las
iniciativas de inversión las decisiones afectan otras partes y otras decisiones de una empresa, por
lo que es preciso elegir cuidadosamente al equipo y los responsables, asegurando que cuentan con
la preparación y perfil adecuados para cumplir su misión.