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Este documento discute dos principios bioéticos (justicia y autonomía) y cómo se aplican a las personas sin hogar durante la pandemia de COVID-19. También analiza cómo la falta de vivienda viola varios derechos humanos y cómo la teoría ética de mínimos y máximos puede guiar la respuesta. El documento concluye que se deben garantizar los derechos y necesidades básicas de las personas sin hogar, al tiempo que se buscan soluciones a largo plazo para abordar las causas subyacentes de su vulner
Descripción original:
Una descripción de como debería ser el comportamiento del funcionario público
Este documento discute dos principios bioéticos (justicia y autonomía) y cómo se aplican a las personas sin hogar durante la pandemia de COVID-19. También analiza cómo la falta de vivienda viola varios derechos humanos y cómo la teoría ética de mínimos y máximos puede guiar la respuesta. El documento concluye que se deben garantizar los derechos y necesidades básicas de las personas sin hogar, al tiempo que se buscan soluciones a largo plazo para abordar las causas subyacentes de su vulner
Este documento discute dos principios bioéticos (justicia y autonomía) y cómo se aplican a las personas sin hogar durante la pandemia de COVID-19. También analiza cómo la falta de vivienda viola varios derechos humanos y cómo la teoría ética de mínimos y máximos puede guiar la respuesta. El documento concluye que se deben garantizar los derechos y necesidades básicas de las personas sin hogar, al tiempo que se buscan soluciones a largo plazo para abordar las causas subyacentes de su vulner
Ética del Ciudadano y la Función Pública – Actividad I
1.- La Bioética en tanto “Estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de
las ciencias de la vida y de la atención a la salud, examinando esta conducta a la luz de los valores y de los principios morales.”, conlleva, de acuerdo al informe elaborado por Beauchamp y Childress, cuatro principios fundamentales que rigen el manejo de valores y la resolución de los dilemas éticos de la actividad biomédica y que constituyen normas generales orientativas que deben ser analizadas en cada caso concreto. Estos son: a) No maleficencia, b) Beneficencia c) Autonomía y d) Justicia. El Principio Bioético de Justicia implica la igualdad de los ciudadanos como ideal a perseguir y para ello la necesidad de una distribución considerada y justa de los recursos (no necesariamente igual, pues la desigualdad puede ser también justa). Por lo tanto este principio refiere a que los recursos de salud disponibles para las personas deben ser distribuidos de manera considerada y justa para todos, siguiendo el principio de que todas las personas son iguales en dignidad y derechos. Se trata de evitar al máximo las situaciones de desigualdad que se puedan dar entre humanos basándose en la dignidad de las personas como fines y no como medios. El Principio de Autonomía por su parte se refiere a la capacidad de una persona para autogobernarse, o sea tomar decisiones libre e independientemente, sin coacciones, restricciones o presiones externas e internas o relacionadas con sus valores. Para asegurar esta autonomía es imprescindible que el individuo sea adecuadamente informado, se mitiguen sus miedos, se asegure la comprensión de lo informado, se aliente la toma de decisiones, se diga la verdad, se respete la intimidad, se proteja la información confidencial y se obtenga su consentimiento. Estas decisiones deben ser respetadas, en forma amplia y abstracta excepto cuando supongan grave perjuicio para otros. El relato se relaciona con ambos principios puesto que, por una parte pone en evidencia la necesidad aplicación del Principio de Justicia para una población vulnerable, a cuya vulnerabilidad por la “situación de calle” o de “personas sin hogar” se agrega una nueva capa que es el contexto de la pandemia de Covid-19 la que aumenta su vulnerabilidad inicial. Esto hace necesaria la protección de este colectivo en función de una ética de protección que propugne la igualdad social mediante la inclusión y la justicia, distribuyendo los recursos médicos de acuerdo a las necesidades de este grupo especialmente vulnerable (por la dificultad de implementar las medidas de higiene y aislamiento que requiere el control de la enfermedad en este colectivo en particular por sus condiciones de vida), siendo éste a su vez un mecanismo de protección del resto de la población pues el control de la enfermedad en el ámbito de las personas sin hogar repercute directamente en el manejo de la crisis de salud pública general. Del relato surge claramente que la justicia en cuanto a distribución de recursos no necesariamente implica una distribución equitativa de éstos sino que, como sucede en el caso planteado, muchas veces una protección efectiva del vulnerable requiere una asignación de recursos mayor o más inmediata que para otros sectores menos vulnerables. También entra en juego en el relato el Principio de Autonomía y sus eventuales limitaciones en mérito a evitar grandes perjuicios para otros y teniendo en cuenta las limitaciones a la autonomía (por ejemplo por razones de capacidad, sin que esto implique dejar de reconocer el valor intrínseco de cada ser humano y su dignidad implícita), y en este sentido surge del relato que resulta imprescindible el respeto a la autonomía de las personas sin hogar en el marco de la pandemia de Covid-19, siempre y cuando las decisiones sean tomadas con las garantías de intencionalidad, comprensión adecuada, en ejercicio de valores y creencias propios y sin influencias externas o internas que condicionen la acción, y con especial énfasis en evitar que esta autonomía genere perjuicios al resto de las personas en tanto el apartamiento de las medidas necesarias para prevención y contención de la enfermedad pueden repercutir gravemente en la salud pública en general.
2.- a. Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas o atribuciones iguales e
inalienables inherentes al ser humano por su condición de tal y que se fundan en la dignidad humana. Esto es son derechos y libertades tendientes a proteger y asegurar el disfrute de una vida digna y que pertenecen a todos los seres humanos por el sólo hecho de serlo. b. En la situación expuesta en el texto se evidencia que las personas sin hogar durante la pandemia de COVID-19 se enfrentan a vulneraciones a derechos humanos reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, como por ejemplo: Derecho a la Vivienda (art. 25): Las personas sin hogar carecen de un lugar seguro y adecuado para vivir, lo que afecta su dignidad, a esto se agrega que en el contexto de la pandemia de Covid-19 la falta de vivienda dificulta el cumplimiento de medidas de prevención, como el distanciamiento social o el aislamiento, aumentando el riesgo de contagio, agravando también y en consecuencia la vulneración del derecho a la salud. Derecho a la Salud y Acceso a Servicios Médicos (art. 25): La falta de acceso a servicios de salud adecuados y la ausencia de condiciones higiénicas aumentan el riesgo de enfermedades y la propagación de virus en general siendo esta una capa de vulnerabilidad de este grupo de personas. Durante la pandemia las personas sin hogar por sus particulares circunstancias pueden tener mayores dificultades que el resto de la población para acceder a pruebas de COVID-19, tratamiento médico y vacunación, lo que agrava su situación de salud y agrega una nueva capa de vulnerabilidad. Derecho a la Igualdad y No Discriminación (art. 7): La discriminación basada en el estatus de personas sin hogar puede llevar a la negación de servicios esenciales y oportunidades. La discriminación en el caso de las políticas públicas de prevención y control del Covid-19 puede manifestarse en la asignación de recursos limitados, excluyendo a las personas sin hogar de medidas de protección y cuidado. Derechos Laborales y Económicos (art. 23): Las personas sin hogar a menudo en su mayoría se encuentran con dificultades para acceder a empleo. Durante la pandemia la pérdida de empleo y la falta de ingresos en la población general se ven agravadas, limitando aún más la posibilidad de este colectivo en concreto de acceder a medios de satisfacer necesidades básicas, como alimentos y atención médica. Derecho a la Integridad Personal y Dignidad (art. 22): Las condiciones de vida precarias implícitas en carecer de hogar pueden afectar la integridad personal y la autoestima de las personas sin hogar. El aislamiento social y la estigmatización en situación de pandemia pueden acentuar la sensación de marginación, afectando negativamente la salud mental y emocional. Derecho a la Información (art. 19): La falta de acceso a información de cualquier tipo sobre la pandemia puede tener un efecto de exclusión y dejar a las personas sin hogar desinformadas sobre medidas de prevención y recursos disponibles. La desinformación contribuye a la vulnerabilidad de esta población, dificultando su capacidad para protegerse y acceder a ayuda.
3. Partiendo de la teoría ética de mínimos y máximos creada por la filósofa Adela
Cortina y que se funda en el principio de universalización de aquello que se considera justo, por la que se considera como mínimo ético universal exigible lo justo y se busca alcanzar el nivel máximo de bienestar posible para los individuos, o sea lo bueno. Aplicando estos conceptos al análisis de la situación de las personas sin hogar en el contexto de la pandemia de COVID-19 se puede concluir que: el enfoque Ético de Mínimos implicaría garantizar que se cumplan los derechos básicos y necesidades esenciales de las personas sin hogar durante la pandemia y esto supondría proporcionar refugio, alimentos, acceso a servicios médicos y medidas de prevención básicas para proteger a las personas sin hogar del riesgo de contagio. En tanto desde la Ética de Máximos se buscaría no solo satisfacer las necesidades inmediatas, sino también mejorar significativamente la calidad de vida y abordar las causas subyacentes de la falta de vivienda mediante acciones que trasciendan a la respuesta inmediata a la pandemia, trabajando hacia soluciones a largo plazo que incluyan vivienda estable, acceso a empleo y servicios de apoyo continuos para este grupo especialmente vulnerable y así propender a su autonomía. Ambas éticas, tanto de mínimos como de máximos, requieren el respeto fundamental a la dignidad de las personas sin hogar. En resumen, la teoría ética de mínimos y máximos proporciona los elementos necesarios para establecer por un lado la respuesta básica necesaria a esta situación de especial riesgo que a su vez afecta más gravemente al colectivo de las personas sin hogar como es la pandemia de COVID-19, así como la búsqueda más ambiciosa de mejorar la situación de estas personas sin hogar a largo plazo y de manera sostenible. La búsqueda de soluciones éticas debería abordar tanto las necesidades inmediatas como los desafíos a largo plazo que enfrentan estas personas.