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ÉTICA Y SALUD PÚBLICA

Por: Fernando de Jesús Tamayo Cabarcas


María Carolina Jiménez Iriarte
Yair Correa Pérez
Nimrod Rico Martínez
Elizabeth Meneses Sarabia

Presentado a: Dr. Juan Cuentas

Corporación universitaria Rafael Núñez


Facultad de Salud
Programa Medicina
Gerencia en salud Grupo 1
2020
Introducción

Dado los avances en el último siglo en el campo de la ciencia y las tecnologías


biomédicas – como como el uso de antibióticos, la terapia hormonal sustitutiva, el
trasplante de órganos, la fertilización artificial, la clonación de células somáticas y la
medicina genómica- surgieron muchas reflexiones sobre el papel de la medicina en
las nuevas tecnologías biomédicas. Refiriéndose muchas de ellas a la relación entre
la calidad de la vida y la voluntad de los pacientes, pero también al incremento
acelerado en el costo de la atención médica, la mayor población y las nuevas
necesidades en salud, esto tuvo como consecuencia la focalización y distribución
desigual de los hospitales. Sumado esto a que en este periodo también surgieron
grandes luchas sociales por los derechos humanos y el respeto a la dignidad de las
personas, lo que motivó preocupaciones sobre los derechos de los pacientes y
enfermos. Esto motivo a que la ética fuero un nuevo motivo de preocupación en el
ámbito de la medicina clínica.

A pesar de esto, la salud pública no se ha sentido atraída por las consideraciones


éticas a pesar de que las practicas sanitarias se enfrentan a muchos dilemas éticos
de suma importancia, sin embargo, desde hace unos años se empezó con
iniciativas destinadas a recuperar el tiempo perdido y a fomentar el desarrollo para
aplicar la ética a los diversos ámbitos de la salud pública, como actividad sanitaria
dirigida a la población y como orientación deontológica a la práctica profesional.
Ética Médica en la Antigüedad

Los orígenes de la Ética Médica se remontan al mundo antiguo. El Código de


Hammurabi (1753 a. n. e) incluye en su articulado, desde tan temprana época, un
conjunto de preceptos orientados a la regulación del ejercicio de la Medicina.
El conocido Juramento Hipocrático - que forma parte del Corpus Hippocraticum,
colección de escritos médicos de épocas y escuelas diversas recopilados en el siglo
III a. n. constituye el documento más importante de la tradición ética occidental en
Medicina.

La Ética de la salud pública: es la autonomía de todos aquellos nuevos problemas


éticos de la epidemiología y la salud pública, que se relatan se tiene que conviven
con las cuestiones éticas tradicionales de esas disciplinas, casi todas ligadas al
conflicto entre la libertad o autonomía de las personas afectadas por las medidas de
salud pública que toman las autoridades y el beneficio colectivo que las justifica , un
ámbito más del viejo debate entre la libertad individual y el interés colectivo.
Entonces si bien.

La etimología de la palabra ética muestra que esta viene de del griego Ethos, que
significa morada o lugar interior que todo hombre lleva, basándonos en lo anterior,
podemos decir que la ética es la rama de la filosofía que estudia los actos humanos
realizados con conocimiento y voluntad libre.
Ahora bien, de acuerdo a la ley 1122 de 2007 la salud pública es la ciencia y el arte
de impedir la enfermedad, prolongar la vida y fomentar la salud y eficiencia
mediante el esfuerzo organizado de la comunidad para que el individuo en particular
y la comunidad en general se encuentren en condiciones de gozar de su derecho
natural a la salud y longevidad.

Podríamos decir que la ética y la salud publica van de la mano, la ética es el canal
por el cual se aplica de manera correcta la salud pública. En ese orden de ideas, la
dentro de la ética en la salud, se han plateado
4 PRINCIPIOS:
beneficencia,
no maleficencia,
autonomía
justicia.

La beneficencia, dicta que todo acto médico tiene como fin hacer el bien cuidar los
intereses del paciente,

la no maleficencia, debe evitar o reducir al mínimo los daños o los riesgos a los que
se expone el paciente en la realización de cualquier intervención,
la autonomía dicta que todos los participantes en el acto biomédico consientan
informada y voluntariamente al proyecto terapéutico o de investigación a realizarse y
por último,

la justicia, para esta, todos los recursos, derechos y obligaciones deben ser
equitativos distribuidos y respetados para cada uno.

Además de lo anterior, la incorporación de avances técnicos y científicos al campo


de las ciencias de la vida y de la salud, la transición epidemiológica que afecta a
todas las sociedades tanto desarrolladas como en desarrollo, y asimismo la
emergencia de una demanda calificada de servicios de salud, van paulatinamente
acarreando nuevas cuestiones éticas también para el campo de la salud pública.

Existen otros principios además de los clásicos, que se aplican a salud pública, por
ejemplo, el principio de solidaridad, el cual aparece en el siglo XVIII en el
pensamiento sociopolítico de Francia, este principio, asume que la dispersión o
separación de los miembros de un pueblo hace más vulnerable a cada uno de sus
miembros, por lo cual es recomendable entender este colectivo como un todo, el
cual suma los esfuerzos de todos para hacerle frete a todas las adversidades,
defenderse de agresiones, constituir un sistema de protección y elaborar en
conjunto para la obtención de bienes comunes. Ahora bien, Implícita en la
solidaridad está la igualdad, tanto de esfuerzo realizado como de protección
obtenida, es en este punto donde el gobierno debe velar para el cumplimiento de
estos principios a través de la salud pública.

Otro principio importante para una correcta aplicación y funcionamiento de la salud


pública y que incluso apoya el principio de la solidaridad e igualdad, es la
responsabilidad la cual significa en ética hacerse cargo de lo sucedido frente al
afectado, lo cual puede ser el cuidar de otro ser humano cuando ese está
amenazado en su vulnerabilidad. Se puede decir, que no este principio apoya la
idea de los conceptos de promoción de la salud y prevención de la enfermedad,
ampliamente usados en salud pública, esto debido a que el gobierno debe
garantizar que sus decisiones no hagan daño a las personas de una u otra forma,
además aquí entran también los 4 principios básicos de la ética en salud o bioética
ya mencionados anteriormente.

Por otro lado, surge un concepto denominado protección, el cual puede ser muy
aplicado a la salud pública, este principio está en el fundamento del Estado mínimo
que reconoce su obligación de velar por la integridad física y patrimonial de sus
ciudadanos a partir del siglo XVIII, siendo por ende también el fundamento moral del
Estado do bienestar contemporáneo. Como es sabido, la salud pública nace en el
siglo XVIII con el propósito de dar protección sanitaria a la fuerza laboral. Siendo
así, el principio de protección subyace, desde hace por lo menos tres siglos, a las
acciones públicas, tanto políticas como sanitarias, por lo que es sorprendente que la
bioética no haya explícitamente incorporado este principio en su agenda. Ahora
bien, se puede entender el principio de protección como la actitud de dar resguardo
o cobertura de necesidades esenciales, es decir, aquellas que deben ser
satisfechas para que la persona o el afectado pueda atender a otras necesidades u
otros intereses.
Para poder distinguir este principio de los otros, hay que definir también sus
características, y son las siguientes:

1. Gratuidad, en el sentido de no existir un compromiso a priori de asumir


actitudes protectoras.
2. Vinculación, en el sentido de que una vez libremente asumida se convierte en
un compromiso irrenunciable.
3. Cobertura de las necesidades entendidas desde el afectado.

Unas de las CUESTIONES Y PREGUNTAS QUE AFRONTA LA ÉTICA DE LA


SALUD PÚBLICA son las siguientes:

• Cuando se produce una epidemia infecciosa, ¿qué restricciones a la libertad


individual son legítimas y en qué grado? Esta pregunta afecta a las políticas de
cuarentena, vacunaciones obligatorias o declaración obligatoria de enfermedades
(en aduanas, trabajos peligrosos de cara al público,...).

• Cuando promocionamos los estilos de vida saludables, ¿hasta dónde debe


llegar la intervención pública? Pensemos en las políticas que impiden fumar en
espacios públicos, que obligan a usar el casco o el cinturón en determinados
vehículos, o que controlan el uso de excesivas grasas en bares y restaurantes.

• ¿Cuál debe ser la responsabilidad individual en la propia salud? ¿Qué tipo de


paternalismo debe ejercer el estado?

• ¿Qué controles debe haber en la investigación epidemiológica en países pobres o


con poblaciones vulnerables? A menudo, el tercer mundo es el laboratorio de
ensayo de vacunas y tratamientos médicos.

• ¿Se debe prohibir o se debe regular, y cómo, el turismo de trasplantes?

• ¿Cuáles son las obligaciones de los países en las emergencias internacionales de


salud pública? Tenemos casos recientes como la gripe A o el SARS.

• ¿Cómo garantizar la confidencialidad en los biobancos genéticos?

• ¿Cómo lograr los consentimientos informados en las poblaciones cuando las


intervenciones sanitarias son masivas o indiscriminadas, algo habitual en salud
pública?
Muchas de estas preguntas están sin respuesta ya que el país jamás había
presentado tan serio desafío, la salud lastimosamente es lo último que se mira y lo
primero que se exige.

Conclusión

La ética en salud publica guía la práctica de los profesionales de la salud pública y


la toma de decisiones, por lo tanto, es importante que los profesionales de salud
pública comprendan los conceptos y las teorías éticas para aplicarlas, basándose
tanto en teorías morales deontológicas como en consecuencialistas, y encontrado
varias de estas actividades que plantean conflictos entre principios y reglas
especialmente en lo que respecta a la libertad individual y los valores de una
determinada comunidad y la justicia en la distribución de los recursos.

Ella representa la extensión del paradigma socio - médico a la esfera de la ética en


salud. Si en su fase inicial de desarrollo, la solución de los problemas éticos era
competencia sólo del profesional y, más adelante, lo sería también de la escuela
médica con su código de ética, ahora lo es, además, de toda la sociedad y de los
diferentes agentes morales que en ella actúan.

En otras palabras, del mismo modo que las concepciones sobre la salud, la Salud
Pública y las propias Ciencias Médicas, así como la práctica de estas últimas, se
han ido socializando, (desmedicalizando) también las concepciones y prácticas
éticas en salud se han abierto al examen de la sociedad, han dejado de ser
cuestiones estrictamente profesionales, para convertirse, además, en cuestiones
sociales. No es casual por ello, la convergencia de las proyecciones de la bioética
médica, con las de otras tendencias, relativamente independientes de esta, que se
manifiestan en el desarrollo de la salud pública contemporánea: por ejemplo, la
promoción de salud, orientada hacia el empoderamiento de individuos y
comunidades, la abogacía y la lucha por la equidad en salud.
Bibliografia

1. BEAUCHAMP, T. L. & CHILDRESS, J. F., 1994. Principles of Biomedical


Ethics. 4th Ed. Oxford: Oxford University Press.

2. BECKER, M. H., 1986. The tiranny of Health Promotion. Public Health


Review, 14:15-25.

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