Está en la página 1de 2

Karent Juliett Diaz Araque

UN VIAJE COSMICO DE LO MICRO A LO MACRO

¿Qué me hizo sentir?

Asombro lo inmenso que es el universo y el saber que nosotros constituimos tan solo una parte
muy pequeña

¿Qué me hizo pensar?

Que, así como el universo es muy amplio y está en constante expansión la mente humana también
y se las ha arreglado a lo largo de la historia para su desarrollo

¿Qué me llamo la atención?

Como el ser humano es capaz de diseñar cosas y crearlas para ampliar su conocimiento sobre algo

Reflexión pensamiento sin sentimiento:

el texto nos invita a considerar la educación como un medio para la libertad y la conciencia crítica,
a recordar la importancia de la empatía y la conexión humana en nuestras decisiones, ya reconocer
la dimensión espiritual en la vida cotidiana para dar un significado. más profundo a nuestras
acciones. Además, plantea el desafío de evitar convertirnos en "héroes inútiles", es decir, realizar
esfuerzos significativos sin una profunda comprensión de nuestra cultura y valores.

Enseñanza:

el cuento del niño que arregla el mundo ofrece una lección profunda sobre la empatía y la
comprensión. El niño no resuelve el rompecabezas del mundo simplemente como un conjunto de
piezas geográficas, sino reconociendo la presencia del hombre en el otro lado del papel,
destacando así la importancia de entender y conectar con las personas.

La Resolución de Problemas desde lo Humano: La historia enfatiza que, para abordar los problemas
del mundo, es esencial considerar y comprender a las personas. No se trata solo de manipular
piezas abstractas, sino de reconocer la humanidad en cada acción. La solución viene de entender y
arreglar las relaciones humanas.

Siguiente a esto el cuento a continuación nos deja una enseñanza similar al de Gabriel García
Marques:

Había una vez un pequeño pueblo en el que la gente vivía sumida en constantes conflictos y
desacuerdos. La discordia se extendía por las calles y los corazones de los habitantes, y cada día la
convivencia se volvía más difícil.
Un día, un anciano sabio llegó al pueblo. Todos estaban ansiosos por escuchar sus palabras y
aprender de su experiencia. El anciano decidió enseñarles una lección valiosa a través de un
cuento.

Reunió a la comunidad en la plaza principal y comenzó su relación. Contó la historia de dos


vecinos, Don Ignacio y Doña Emilia, quienes habían sido amigos desde la infancia. Un día, una
disputa insignificante los separó, y comenzó a alimentar resentimientos y malentendidos que
crecían con el tiempo.

El anciano distribuyó entre la multitud pequeñas piezas de papel con un mapa dibujado. Les
pidieron a todos que unieran las piezas para formar un rompecabezas. La gente comenzó a trabajar
arduamente, tratando de encajar las piezas para recrear el mapa del pueblo.

Pasó el tiempo, ya medida que avanzaban, algunos se frustraban, otros discutían sobre la ubicación
exacta de las piezas. La tarea parecía imposible, y la tensión en la plaza aumentaba.

Entonces, el anciano llamó la atención de todos. Les recordaron que el propósito del ejercicio no
era solo recrear un mapa, sino entender que cada pieza representaba a una persona del pueblo,
con sus propias experiencias, alegrías y tristezas. Los animó a dar la vuelta a las piezas y ver más
allá.

Al hacerlo, descubrió que en el reverso de cada pieza había un rostro humano. Se dio cuenta de
que, al reconectar las piezas, estaban reconstruyendo las relaciones rotas en el pueblo.
Comprendió que la verdadera tarea era arreglar las conexiones humanas y superar las diferencias.

El anciano enojado y dijo: "Así como estos pequeños trozos de papel, cada uno de ustedes es una
parte esencial de este pueblo.

También podría gustarte