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Tener salud mental en la infancia significa alcanzar los indicadores del desarrollo y
los indicadores emocionales, así como también aprender habilidades sociales
saludables. Cuando los niños tienen una buena salud mental, son capaces de
explorar el medioambiente, de aprender de aquello que exploran, de involucrar lo
que piensan y lo que sienten.
Es muy importante que el niño o la niña esté rodeado por personas que expresen
su cariño, lo protejan y que cuente con un espacio seguro, donde se siente
protegido. Por otro parte, conservar una buena salud mental, entendida como salud
integral, significa: tener buenos hábitos alimenticios, una adecuada higiene del
sueño, que la familia acompañe los procesos de desarrollo y de bienestar y,
finalmente, que las personas adultas reconozcan los signos de alerta frente a la
salud mental de un niño o niña.
Lo anterior, teniendo en cuenta que cuando un niño o niña sufre de algún tipo de
abuso (físico, emocional, por negligencia o agresión sexual) evidencia unos signos
de alarma que indican que algo pasó. Generalmente, quienes pueden ver estos
signos son los profesores, familiares o las personas adultas que les rodean,
también, es posible que un niño no cuente directamente cuando está viviendo una
situación de vulneración de derechos; sin embargo, a través de su comportamiento
manifestará lo que está viviendo.