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Y mantuvieron la fortaleza del imperio.

El último de estos grandes emperadores fue marco


Aurelio que cuando murió señaló como sucesor a su hijo. De esta manera, en el año ciento
ochenta d.c llegó al poder cómodo y en sus doce años de reinado, fue capaz de socavar
gravemente la estabilidad lograda con tanto esfuerzo por sus predecesores. Cómodo terminó
siendo asesinado y a su muerte el trono de Roma fue reclamado por cuatro emperadores en un
solo año, en el ciento noventa y tres d.c. Todos estos conflictos terminaron con una victoria
militar de uno de ellos, septimio severo que fundó a su vez la dinastía de los severos.

La crisis del siglo III y recuperación Los procedimientos sucesorios en Roma nunca llegaron a
estabilizarse y el imperio siempre tuvo muchos problemas a la hora de la sucesión imperial. De
esta manera hubo muchos emperadores que terminaron asesinados y otros tantos que
llegaron al poder sin apoyos suficientes y terminaron por ser derrotados muy rápidamente. El
emperador septimio Severo, que se había impuesto en una guerra civil, después de este año de
los cuatro emperadores, sí que consiguió tener un reinado relativamente estable. Y consiguió
además que le sucediese su hijo Caracala. Pero bueno Caracala después de unos cuantos años
de reinado terminó también siendo asesinado por sus soldados para ser coronado el prefecto
del pretoriano macrino y este a su vez tan solo duró un año hasta ser derrotado en batalla y
asesinado por los partidarios de Leo gabalo un primo de Caracala, y este Leo fue un excéntrico
que duró poco más de tres años, además, murió con diecinueve años, o sea, llegó con dieciséis
siendo un adolescente y Leo Gabalo fue asesinado a los diecinueve y reemplazado por un
primo suyo, Alejandro Severo que tenía catorce años a la hora de ser coronado. Este Alejandro
Severo, consiguió mantenerse en el trono a los doce años, hasta que en el año doscientos
treinta y cinco fue asesinado por sus tropas cuando tenía veintiséis años de edad. De esta
manera que expresa una notable inestabilidad terminó la dinastía de los severos y empezaba la
anarquía militar que fue la fase más aguda de la conocida como crisis del siglo III que duró
entre el asesinato del emperador Alejandro Severo en doscientos treinta y cinco y la llegada de
los emperadores ilirios en el doscientos sesenta y ocho. Y estos a su vez necesitaron otros
veinte años de guerras hasta que el imperio terminó por estabilizar con Diocleciano, que
ascendió al poder en el año doscientos ochenta y cuatro. Siendo este el marco de la gran
política de lo que ocurrió durante este siglo tercero, veamos ahora lo que estaba ocurriendo a
nivel social y económico Durante el apogeo de la producción es, entre el siglo II a.c. Y el
segundo d.c. se había producido un fuerte proceso de urbanización. Las ciudades vivieron del
excedente de producción agrícola extraído con trabajo forzado y de las rentas del comercio y la
rapiña. Esta fórmula entró en crisis cuando de cayeron las conquistas y se produjo un escasez
de esclavos y el de la economía del expolio. Para el siglo II d.c. cuando se produjo el freno en
del expansionismo y las guerras exteriores se convirtieron en campañas ya no ofensivas, sino
defensivas se produjo una grave reducción de la cantidad de botines disponibles y de esclavos
que llegaban a Roma. De hecho, estas nuevas guerras que eran defensivas y no expansivas,
fueron mucho menos interesantes para la clase aristocrática que se distanció en buena medida
del ejército. La cantidad de esclavos disponibles en los mercados se iba reduciendo debido a la
disminución de las campañas y el precio de los esclavos subía. En realidad la cantidad absoluta
de esclavos siempre tiende a reducirse, tanto por las manumisiones como por el crecimiento
vegetativo negativo que se produce siempre dentro de la clase esclava. Y esto se produce
porque las mujeres esclavas no tenían suficiente número de hijos esclavos que llegasen a la
edad adulta como para compensar la enorme mortalidad natural y las manumisiones. Durante
el siglo III el quebranto de la economía esclavista y del saqueo hizo que los procesos de
redistribución del producto social en Roma se fuesen estrangulando, y esto condujese a
conflictos internos que se tradujeron en anarquía militar, en la sucesión continua de
emperadores que en el fondo eran movimientos en la cúpula que expresaba tensiones,
fricciones y conflictos a otros niveles de inferiores y medios de la escala social. De hecho, el
agotamiento de ese flujo que se había producido durante siglos de despojos, de riquezas y de
esclavos que llegaban hacia Roma, había hecho que la aristocracia romana dejase de revertir
una parte de sus riquezas como había hecho en la sociedad la aristocracia romana para
mantener sus posiciones de privilegio se había visto más o menos obligada entregar, sacrificios,
hacer inversiones públicas, comprar voluntades y también para algunos tributos. Pero estos
flujos económicos desde la aristocracia en dirección a las instituciones y al resto de la sociedad
romana, habían entrado en crisis evidente en el siglo III. De hecho, es también expresivo como
el comercio en esta época también se empobreció, primero con el final de la expansión y como
hemos dicho el final de los botines y la disponibilidad de liquidez y de metales preciosos. Pero
también con las crecientes tensiones internas el fin de la paz interna y las dificultades
adicionales el mayor riesgo de mover mercancías a través de las calzadas romanas en una
situación de tensión de civiles de aumento de los saqueos de los robos y del bandidaje. El
decaimiento de la actividad comercial animó a la especulación también de precios. En Roma
había un problema adicional y era el vaciamiento continuo de las existencias de oro y plata que
había dentro del imperio por la balanza comercial crónicamente desfavorable respecto de
oriente en el comercio internacional. Los medios de cambio escaseaban en el siglo III y la
moneda era cada vez menos fiable. La Presión fiscal sobre los comerciantes, se hizo asfixiante
en las zonas urbanas y es elocuente la reforma monetaria que emprendió el emperador
Caracala a principios del siglo III. Veamos cómo ocurrió. Esto parte de la moneda de oro, que
era el áureo acuñado en tiempos de augusto. La proporción había sido la siguiente en estos
tiempos augusteos, una libra de peso de oro unos trescientos gramos servían para emitir
cuarenta áureos de oro y cuarenta áureos de oro equivalían a mil denarios y estos mil denarios
a cuatro mil sextercios. La escasez de metales preciosos llevó a que en el año doscientos quince
el emperador Caracala cambiase la proporción ordenando que cada libra de oro diese para
cincuenta monedas o cincuenta áureos y no cuarenta, lo cual implicaba reducir en un veinte
por ciento la proporción de oro y por consiguiente devaluar la moneda. Y todo esto
evidentemente sin cambiar el valor facial del áureo que siguió siendo el mismo. Paralelamente,
Caracala instauró también una nueva moneda, el antoniano, que oficialmente equivale a dos
denarios, pero cuyo auténtico contenido en plata equivalía solamente a un denario y medio. La
alteración de la moneda tuvo el efecto previsible de causar una fuerte inflación. La población
empezó a atesorar los denarios antiguos que aún no habían sido devaluados mientras que
formalmente el antoniano mantenía un valor facial de dos denarios, pero su valor real no era
ese. Pronto el descrédito de la moneda se hizo evidente y treinta años después de la muerte de
Caracala, cuando Roma se precipitó en la anarquía militar del siglo III, los antonianos estaban
ya acuñados solamente de bronce, obtenido a veces solamente confundir antiguos sextercios.
Este emperador Caracala, que por cierto quiso emular a Alejandro Magno, también tuvo un
papel importante en lo referido a la ciudadanía. En su edicto de doscientos doce Caracala
extendió la ciudadanía romana a todos los hombres libres del imperio con esto se buscaba un
lado aumentar la recaudación de tributos y también extender la base sobre la que reclutar
soldados. El efecto no deseado de esta generalización de la ciudadanía fue la devaluación de la
condición de ciudadano romano, que pasó a ser universal, perdiendo su exclusividad y
haciendo que la mayoría de los ciudadanos romanos fuesen simplemente proletari
empobrecidos que podrían trabajar en empleos equivalentes a los de un esclavo. Las ciudades
fueron vaciándose a medida que se degradaba la economía esclavista de los latifundios y el
comercio y los excedentes agrícolas no llegaban a las ciudades. Las grandes villas de las áreas
rurales se fueron asentando los aristócratas descendientes de la clase senatorial y algunos
también de la ecuestre. Estos grandes señores cubrían sus necesidades de mano de obra no
solo con esclavos, sino también con la contratación de refugiados de las ciudades que
trabajaban como jornaleros o como colonos en la condición de dependencia respecto de los
domine de la villa Durante este siglo tercero los soldados forzaron continuas subidas de salarios
para compensar la inflación, pero la habilidad del sistema tributario romano no alcanzaba para
estos gastos unidos a obras públicas, sobornos y todo tipo de gastos y dispendios que tenía que
afrontar la Administración Imperial. La basta red comercial que se había movido por puertos y
calzada romanas entró en grandísima crisis pues dependía de múltiples factores como la paz y
seguridad interior o la disponibilidad de una moneda transporta y con un valor intrínseco real.
Los grandes terratenientes incapaces de exportar con éxito sus cosechas a grandes distancias
comenzaron a producir bienes para la subsistencia y el intercambio puramente local.

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