Está en la página 1de 4

Introducción a la Educación Cívica

Profesor: Jhony Alanoca Loza

¿Qué es cívica?
La palabra “educación”, deriva del latín educare que significa, guiar, conducir, orientar, es el proceso de
asimilación cultural y conductual, que básicamente es el proceso por el cual las personas jóvenes incorporan o
asimilan el patrimonio cultural de los adultos.
Por su parte, la palabra civismo viene del latín “civis” que significa ciudadano. Un ciudadano es una persona
que se considera que ha llegado a una etapa de maduración que es suficientemente desarrollada para actuar
consciente y responsablemente dentro de la sociedad.
Tomando en cuenta estos términos, la Educación
Cívica comprende la formación y orientación de todas
las personas sobre el conocimiento y las nociones
sobre las instituciones sociales, jurídicas y
económicas, así como los derechos y obligaciones
que norman la vida social de toda las sociedades y
sus prácticas que contribuyen al bienestar colectivo,
entendiéndose como una serie de pautas, orientadas
hacia una buena convivencia social, que involucra al
individuo en el desarrollo integral de su patria.

La formación cívica en nuestra sociedad.


La Educación Cívica prepara al ser humano para desenvolverse en comunidad, comprender la complejidad de
la vida, hacer frente a los retos comunitarios, ser un sujeto activo de una comunidad, entender mejor las leyes
y conocer los derechos y obligaciones de las personas.

Para esto, su aprendizaje se inicia en el hogar, cuando los padres,


encargados o tutores, empiezan a formar al niño y a la niña como un
ser social; es decir, cuando le enseñan a saludar a diferenciar entre
las cosas que pueden o no hacer, a decir la verdad, a tratar bien a las
otras personas, a vestirse y hablar con decoro.

La educación cívica o “educación ciudadana” se dan de forma natural


e imperceptible en todos los lugares donde las personas realizan
contacto social que se fortalece a medida que la persona adquiere
más edad y capacidad de empatía hacia las otras personas.
Los siguientes contactos después de la familia se dan en las escuelas, colegios, iglesias, grupos de intercambio
o de contacto como clubs, academias deportivas, reuniones, festivales, universidades, etc. y a medida que
realiza más contactos crece su armonía y relación con todas las sociedades creando valores y actitudes
positivas al establecer buenas relaciones de convivencia en la sociedad. Producto de cultivar valores como:
respeto, tolerancia, cooperación, solidaridad, etc.
El derecho y deber de la ciudadanía:
En la antigüedad la ciudadanía fue creada, para distinguir a quienes pertenecían a la comunidad política “los
ciudadanos” del resto de personas que no tenían plenitud de derechos civiles y políticos. Los pensadores de
esa época, entre ellos Aristóteles, pensaban que las mujeres, los esclavos y los extranjeros no eran ciudadanos.
La ciudadanía era sólo para unas pocas personas y entrañaba una cierta visión elitista del ser ciudadano. Era
considerada un privilegio para unos pocos.
En Grecia, el concepto de ciudadanía era el vínculo entre el individuo
y el Estado, que otorgaba al ciudadano un estatus superior al resto de
las personas. Esa condición se daba únicamente a los varones libres
que contaban con cierta riqueza y que habían nacido en la polis. Los
ciudadanos tenían libertades, y derechos que les posibilitaba de
hablar y votar en la asamblea, ejercer funciones públicas, participar de
la actividad religiosa, contar con la protección de la ley, poseer tierra,
Así también tenían obligaciones a favor de la polis y de servicios
públicos, pagar impuestos y defender a la comunidad en caso de
guerras.
Esta concepción también está basada en el derecho romano en la lucha por la igualdad entre patricios y
Plebeyos donde ambos estratos eran libres, pero no existía una igualdad de derechos y deberes, por lo que se
tuvo que luchar para conseguir ciertos privilegios a cambio de más obligaciones con el Estado.
Pero la visión moderna de ciudadanía surgió de la Revolución francesa y se plasmó en la Declaración Universal
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada en 1789, que reconoció que los derechos de los
hombres eran naturales, inalienables y sagrados, y que todos los hombres nacían libres e iguales. De esta
manera, las ideas antiguas del ser ciudadano como la membresía a una comunidad fueron complementadas
con la ampliación del reconocimiento de esos derechos a un mayor número de personas.
Las democracias en el siglo XIX reconocían derechos de ciudadanía, solo a los varones. Poco a poco, la
diversidad de las sociedades y el reconocimiento de los derechos políticos como parte de los derechos humanos
se otorgaron de manera formal a todas las personas, sin importar su género, pertenencia a grupos sociales,
económicos, ideológicos y religiosos.
En Bolivia el hasta la revolución de 1952 solo los hombres que
poseían bienes inmuebles, tenían un sueldo fijo y sabían leer y
escribir podían votar y elegir a los presidentes aplicando el
famoso Voto calificado que excluía a los indígenas, mujeres y
personas pobres y de clase media del carácter de ciudadanía.
Pero solo en 1953 se declaró el derecho de ciudadanía a todas
las personas mayores de 21 años cumplidos, cerrando el ciclo de
privilegios de las elites en Bolivia.
A partir de entonces el comportamiento y las apreciaciones valorativas que llegue a formarse una persona para
ser considerada ciudadana, debe ser consciente de sí misma, libre, que crítica, coopera y es tolerante con sus
pares; así también debe ser conocedor de sus derechos, y beneficios que les competen, y de igual manera con
sus responsabilidades y sus obligaciones con la sociedad y su patria demostrando así su madurez individual y
social.
Para este caso el Estado de Bolivia ha establecido que la edad adecuada para que una persona sea reconocida
como un ciudadano o ciudadana sea los 18 años de edad, que hacia una década atrás en los 90´ eran los 21
años cumplidos.
En caso de los varones el derecho a ser ciudadano “Total” tiene un grado
más de responsabilidad y servicio hacia su patria, que se cumple con el
servicio militar obligatorio.
Otra manera de otorgar la ciudadanía a personas más jóvenes de los 18 años
se da, cuando procrean a sus hijos y estos se hacen responsables legalmente
de sus hijos.

Por tanto la ciudadanía es la condición de una persona por la


que esta es validada como miembro de un territorio, nación o
país y tiene, por tanto, una serie de derechos y también de
deberes, como la posibilidad de participar activamente en las
decisiones políticas de un Estado, emitir sufragio, postularse a
cargos públicos, poseer propiedades y bienes materiales, ejercer
un negocio o empresa, obtener una profesión, formar una
familia, realizar trámites judiciales, abrir una cuenta bancaria,
obtener pasaporte, licencia de conducir o firmar contratos de
trabajo entre muchos.
Pero la ciudadanía también tiene sus deberes que toda persona debe cumplir fielmente con el Estado, como el
pago de impuestos, someterse a juicios públicos, cumplir con las leyes o defender el país y la constitución, en
caso de guerra.

¿Por qué es importante la formación de valores cívicos?


Aprender a valorar es parte de un proceso de aprendizaje, pero también
requiere de nuestra capacidad racional y de mucha experiencia.
Muchas veces no aprendemos a valorar lo que se nos ofrece o tenemos, hasta
que lo vivimos, lo sentimos o lo perdemos; como la protección, la economía
estable, salud, educación, amistad, amor y libertad entre muchos.
El valorar lo que se tiene, crece mediante la reflexión, la interacción con el
medio y la práctica social, que es acompañada con nuestras capacidades
cognoscitivas, personalidad, sentimientos, creencias y destrezas para
manejar diversas dificultades que se nos presentan.

Los valores personales nos


permiten desarrollar capacidades y en encontrar la felicidad y la
armonía social; por ejemplo, el respeto, aprecio por la dignidad
humana, libertad, justicia, igualdad, solidaridad, tolerancia,
honestidad, autoestima, autonomía, disciplina, valentía, gratitud y
sinceridad, que han sido inculcados desde pequeños. Cuando estos
valores no se respetan la persona se hace daño a sí mismo.

Los valores sociales en cambio fortalecen la justicia y el


progreso espiritual (moral), individual y social, algunos de estos
valores son: la paz, justicia, trabajo, participación, compañerismo,
tolerancia, solidaridad, salud, educación y desarrollo. La pérdida o
ruptura de estos valores afecta a toda la sociedad.
Los valores culturales, responden a las actividades de toda la sociedad, que tiene objetivos y metas
comunes, unión y sentido de expresión nacional; tales como la creatividad, democracia, identidad nacional,
aprecio por lo autóctono, y formación ideológica y política expresada en su cosmovisión cultural.

Los valores patrióticos son quizá para muchos el único valor que debe
ser inculcado, ya que eso representa el verdadero significado de civismo y se
confunden en puro simbolismo desalmado hacia la Bandera, el Himno y el
Escudo nacional; pero lo que inconscientemente insertan son también símbolos
o iconos de otras agrupaciones que nada tienen que ver con la cívica, como
sucede cuando defienden a muerte su club deportivo, su departamento, su
municipio, su colegio, su iglesia, etc agrediendo a todas las personas que de
alguna manera dañen su imagen de estas instituciones o regiones dejando bien
en claro que aquí el civismo es mera chacota o pretexto para agredir a las otras
personas ajenas a estas instituciones.
Este tipo de expresión de forma fervorosas, se da solamente en
celebraciones de fiestas patrias, tradicionales e históricas pero, por un
corto tiempo y luego suelen estropear o mal utilizar estos símbolos, como
ocurre en partidos de futbol donde se canta con la mano en el pecho el
himno plurinacional de Bolivia a voz en cuello, pero en otros lugares y en
otros momentos prefieren hacerse los tontos o evitar “hacer el ridículo” al
cantar nuestro himno; asi también el mal uso de los símbolos patrios, como
la bandera, se dan en las manifestaciones donde se la utiliza como si fuera
un trapo, o en los certámenes de belleza, movimientos políticos y hasta
fiestas privadas, donde el amor a nuestra patria es lo último que se
demuestra.
La expresión “cumplir con el deber cívico”, que se utiliza en tiempos electorales para hacer referencia al acto
de votar, expresa la importancia que se le asigna al sufragio en la democracia.
Del mismo modo, el valor cívico regional o nacional, es el coraje para cumplir con esos deberes sin temor a
represalias políticas, y luchar por el bien y beneficio de todas las personas que viven en esos lugares.

También podría gustarte