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El impacto del turismo en las últimas décadas ha sido verdaderamente

transformador, consolidándose como una de las principales industrias económicas a


nivel mundial. En palabras del ex Secretario General de la OMT, Taleb Rifai, "el
turismo es un fenómeno social, económico, cultural y político, que ha impactado de
manera significativa en los últimos años" (Rifai). Este fenómeno ha trascendido la mera
actividad recreativa y de ocio para convertirse en un pilar económico fundamental.

Uno de los aspectos más destacados de esta transformación es la importancia


que tanto los gobiernos como la población han otorgado al turismo. Se ha generado un
entusiasmo generalizado y expectativas sobre el papel que el turismo desempeña en el
crecimiento económico y la generación de oportunidades en diversas regiones y países.
El propio Secretario General de la OMT, Zurab Pololikashvili, afirma: "El turismo es un
sector estratégico que contribuye a impulsar la economía, el empleo y el desarrollo en
todo el mundo" (Pololikashvili). Esto refleja la relevancia de esta industria en la
generación de ingresos y la mejora de la calidad de vida de las poblaciones locales.

El énfasis en el turismo como motor económico no se limita a los países


desarrollados. En realidad, esta transformación ha tenido un alcance global, ya que
naciones de diversas latitudes y sistemas económicos, independientemente de su nivel
de desarrollo, han reconocido su potencial y han hecho hincapié en su desarrollo
sostenible. Como señala el Informe de Turismo Mundial 2020 de la OMT, "el turismo
internacional siguió creciendo en 2019, alcanzando un total de 1.500 millones de
llegadas de turistas internacionales a nivel mundial" (OMT). Este crecimiento constante
no solo ha sido evidente a nivel global, sino que también ha tenido un impacto
significativo en las economías nacionales.

El turismo no solo ha ampliado su importancia económica, sino que también ha


diversificado sus formas y alcance. Durante mucho tiempo, se consideró simplemente
una forma de recreación y descanso, pero en las últimas décadas, su papel se ha
ampliado y diversificado. Ha dejado de ser solo una fuente de esparcimiento para
convertirse en un motor económico que impulsa la inversión, el empleo y el desarrollo
en una variedad de sectores. Como bien lo expresó el expresidente de la OMT, Márcio
Favilla, "el turismo se ha convertido en una fuente de prosperidad económica y en un
instrumento de desarrollo para los destinos" (Favilla).

Además, el turismo ha generado un interés sin precedentes por parte de los


gobiernos y la población. Los líderes gubernamentales han reconocido que esta industria
puede ser una fuente vital de ingresos y una herramienta para mejorar la calidad de vida
de sus ciudadanos. Como apunta el antiguo Secretario General de la OMT, Francesco
Frangialli: "El turismo es uno de los principales motores del desarrollo económico y
social en todo el mundo" (Frangialli). La creación de empleos en el sector turístico es
evidente, desde los puestos directos en hoteles, restaurantes y agencias de viajes hasta
los trabajos indirectos en la construcción, el transporte y la agricultura.

Este cambio de enfoque también se ha traducido en una mayor inversión en la


promoción del turismo a nivel nacional e internacional. Los gobiernos reconocen que
atraer a visitantes de otras regiones y países puede impulsar sus economías y, por lo
tanto, han desarrollado estrategias de marketing y políticas de facilitación de viajes para
fomentar el turismo. Además, han trabajado en la preservación y promoción de su
patrimonio cultural y natural para atraer a los turistas interesados en experiencias
auténticas y en la exploración de diferentes culturas.

La población también ha sido partícipe de este cambio de percepción. Muchas


personas han visto oportunidades de empleo en el sector turístico, lo que ha llevado a un
aumento en la capacitación y la educación en áreas relacionadas con el turismo. Las
personas han comenzado a comprender que el turismo no solo implica la visita de
lugares hermosos, sino que también conlleva la promoción de la hospitalidad, la
gastronomía, la artesanía y la cultura de su región. La antigua Directora General de la
UNESCO, Irina Bokova, señala: "El turismo sostenible puede contribuir
significativamente al desarrollo económico y social, al empleo y a la conservación del
patrimonio cultural y natural" (Bokova). Esto demuestra la importancia de la formación
y la educación en turismo como vía para aprovechar al máximo esta industria.

Es por ello que a continuación se resaltan aspectos positivos y negativos sobre el


impacto del turismo en el Perú. Las ideas serán centradas principalmente en estos 3
aspectos, impacto económico, socio cultural y ecológico para de esta manera entender
en qué sectores se tienen más problemas que en otros y que se debía mejorar como país.
Empezando con el aspecto económico, el turismo ha demostrado ser una
industria económica vital con impactos positivos en muchas naciones. En primer lugar,
la inversión en infraestructura física, como aeropuertos, carreteras y complejos
hoteleros, ha mejorado la conectividad y la accesibilidad de muchas regiones, lo que a
su vez ha estimulado el crecimiento económico y el desarrollo de áreas previamente
desatendidas. Además, el turismo genera empleo directo e indirecto en una amplia gama
de sectores, desde la hospitalidad y la restauración hasta el transporte y la artesanía
local. Esto no solo proporciona oportunidades laborales, sino que también enriquece las
comunidades al aumentar la demanda de servicios y productos locales. Además, el
turismo es una fuente importante de generación de divisas para un país, lo que
contribuye a fortalecer su posición económica en el ámbito global. También ha llevado
al incremento y perfeccionamiento de la artesanía nacional, ya que los visitantes a
menudo buscan souvenirs y productos auténticos como parte de su experiencia de viaje.
A pesar de los beneficios que ofrece el turismo, también plantea desafíos y
desventajas significativas. Una de las preocupaciones clave es la distribución desigual
de los ingresos generados por el turismo, tanto a nivel general como de las
comunidades. A menudo, las regiones turísticas más populares disfrutan de la mayoría
de los beneficios, mientras que las áreas menos desarrolladas pueden quedar rezagadas
en términos de crecimiento económico y desarrollo. Además, el sistema de "paquete
todo incluido" puede limitar la entrada de divisas al país anfitrión, ya que gran parte de
los ingresos se destinan a empresas extranjeras. Esto puede reducir el impacto
económico positivo que se espera del turismo. Además, el desplazamiento de mano de
obra de sectores agrícolas hacia el turismo puede generar preocupaciones en la
producción de alimentos y la seguridad alimentaria, ya que la demanda de mano de obra
agrícola puede disminuir. Por último, el bajo nivel salarial en relación con las altas
ganancias que genera el turismo puede llevar a desequilibrios en la distribución de la
riqueza y generar tensiones socioeconómicas en las comunidades locales.
A continuación se mostrarán también las ventajas y desventajas en el ámbito
socio cultural del turismo en el Perú, desempeñando un papel crucial en el rescate y la
preservación de los monumentos coloniales y sitios históricos en diversas regiones. La
atención generada por los visitantes ha propiciado una mayor conciencia y aprecio por
el patrimonio cultural, estimulando inversiones en la restauración y conservación de
estos monumentos, asegurando así que las generaciones futuras puedan disfrutar de su
rica herencia histórica. Además, el turismo ha contribuido a la difusión de la música
folklórica y la promoción de tradiciones culturales locales. Esta exposición a las
expresiones artísticas autóctonas no solo enriquece la experiencia de los turistas, sino
que también fortalece la identidad cultural de las comunidades, generando un renovado
interés y orgullo por sus raíces culturales.
La presencia turística ha llevado a una mejora sustancial en el conocimiento de
lo autóctono en el aspecto cultural y social. Con el objetivo de ofrecer una experiencia
auténtica a los visitantes, las comunidades locales han profundizado en su patrimonio,
rescatando tradiciones y practicando formas culturales únicas. Además, el turismo ha
impulsado el interés por el aprendizaje de otros idiomas, como alemán, italiano e inglés,
entre la población local. Esta habilidad lingüística expandida no solo facilita la
interacción con turistas internacionales, sino que también abre oportunidades educativas
y laborales para la comunidad.

A pesar de los beneficios, el turismo también ha generado desafíos


significativos, como la transculturación, que implica la influencia y asimilación de
elementos culturales foráneos. Esta dinámica puede dar lugar a una pérdida gradual de
la identidad nacional, ya que las tradiciones locales se ven influenciadas y
transformadas por las demandas y expectativas del mercado turístico internacional.
Además, la presión del turismo ha contribuido al aumento de la delincuencia en general
en algunas áreas, generando preocupaciones sobre la seguridad tanto para los locales
como para los visitantes.

El impacto negativo se extiende a la esfera social, manifestándose en la


proliferación de enfermedades y vicios como la prostitución, el alcoholismo y la
drogadicción en áreas turísticas. Estos problemas sociales pueden representar una
amenaza para la integridad y el bienestar de las comunidades locales. Además, la
pérdida del uso de lenguajes y dialectos nativos, como el quechua y el aymara, ha sido
una consecuencia significativa del turismo, erosionando la riqueza de la diversidad
lingüística y cultural de las comunidades autóctonas.

1. La Crisis Económica del Turismo en el Perú Pre COVID-19

Los números estadísticos y los porcentajes son herramientas cruciales para


analizar y comprender los cambios en el turismo en Perú antes de la pandemia, durante
la pandemia y en el período posterior a esta. Antes del impacto del COVID-19, Perú se
destacaba como un destino turístico popular, experimentando un aumento constante en
el número de visitantes cada año. Monumentos emblemáticos como el Santuario
Histórico de Machu Picchu, los Parques Arqueológicos de Ollantaytambo,
Sacsayhuaman y Pisac en Cusco, así como el Valle del Colca, el Monasterio de Santa
Catalina en Arequipa y la Reserva Nacional del Titicaca, eran destinos de gran
atractivo.

En el contexto de los eventos relacionados con la pandemia de COVID-19 y las


medidas adoptadas a nivel global, que incluyen cuarentenas, cierre de fronteras y
prohibiciones de viaje, se evidencia una drástica disminución del 78.4% en la llegada de
turistas extranjeros a Perú a lo largo del año 2020. Este descenso no solo se traduce en
pérdidas significativas de ingresos, sino también en una disminución notable en la
generación de empleo en el sector turístico. Aunque se pueden tomar como referencia
crisis pasadas, como las ocurridas en 2009 y 2014, la magnitud y singularidad de la
crisis desencadenada por la COVID-19 establecerá un precedente sin igual en la historia
del turismo peruano y global.

Para poder hacer una comparativa es necesario primero dar un contexto de los
datos mencionados, se habla acerca de las crisis pasadas, a finales del 2007 hasta
mediados del 2009 el mundo se vio devastado por una crisis económica mundial
conocida como la gran recesión. La tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto
(PIB) experimentó una notable disminución, pasando del 9.8% en 2008 al 0.8% en
2009. Este descenso se atribuyó principalmente a la marcada caída de la demanda
externa, lo que resultó en una disminución significativa de la producción industrial. A
su vez, se observó un fuerte ajuste de los inventarios y una reducción destacada de la
inversión privada, consecuencia directa de la menor demanda y la incertidumbre que
rodeaba el futuro de la economía internacional.

Ahora dando pase a la crisis del 2014 cuando se dieron los conflictos
socioambientales en rechazo a la minería en distintos lugares del Perú. Es por ello que
durante el conflicto, tanto los niveles económicos como turísticos decayeron. Al ser
dependientes del otro,si se ve afectada la economía se ve afectado el turismo también.

Ahora ya entendiendo las crisis pasadas, se presentarán datos acerca de la crisis


de 2020, la pandemia del COVID-19. Según el Ministerio de Comercio Exterior y
Turismo de Perú, en 2019, el país recibió más de 4.9 millones de turistas
internacionales, representando un aumento del 6.8% en comparación con el año
anterior. Estos lugares, junto con otros, contribuyeron significativamente al 3.66% del
Producto Bruto Interno (PBI) peruano que representaba el turismo en el mismo año.
Además, el turismo interno también jugaba un papel crucial, con 46.8 millones de viajes
registrados en 2019.

Sin embargo, la pandemia de COVID-19 tuvo un impacto devastador en la


industria turística peruana. En el año 2020, el turismo interno se desplomó un 69.8%,
descendiendo de 46.8 millones de viajes a 14.7 millones. Las llegadas de turistas
internacionales cayeron un 76.8% entre enero y octubre de 2020 en comparación con el
mismo período del año anterior. El gobierno peruano cerró las fronteras y suspendió los
vuelos internacionales en marzo de 2020, lo que resultó en una disminución drástica del
número de turistas.

A pesar de la recuperación económica en 2021, el turismo sigue siendo uno de


los sectores más afectados por la pandemia en Perú. En el primer trimestre de 2022,
aunque hubo un aumento del 67.5% en la recaudación de tributos en comparación con el
mismo período de 2020, el sector turismo y hotelería sigue enfrentando desafíos
significativos.

En términos específicos, Machu Picchu, antes del brote de la pandemia, era el


destino turístico más popular, con más de 1.5 millones de visitantes en 2019. Durante la
pandemia, el cierre temporal del sitio arqueológico resultó en una drástica reducción de
visitantes y, aunque ha reabierto con medidas de seguridad adicionales, aún enfrenta
desafíos para recuperar su afluencia normal de turistas.

En el primer trimestre de 2022, se observa una incipiente recuperación en la


afluencia de turistas a sitios turísticos en Perú, como lo demuestra el aumento del
880.7% en la afluencia de turistas a sitios turísticos en Lambayeque. Sin embargo, estos
números aún están muy por debajo de los niveles anteriores a la pandemia.

Aunque Perú ha comenzado a reabrir sus fronteras y permitir la entrada de


turistas internacionales, el número de visitantes sigue siendo significativamente menor
que antes de la pandemia. En julio de 2021, se registró un aumento del 1,000% en el
número de turistas internacionales en comparación con el mismo mes del año anterior,
pero aún estaba muy por debajo de los niveles pre-pandemia.

2.1 Caso Cuzco

Según La Cámara de Turismo del Cusco (Cartuc) “estima que actualmente la


antigua capital del Imperio Inca sólo estaría recibiendo 1,400 viajeros al día” Esta
información data del 20 de Julio del 2021, tiempo en el que los visitantes del Cuzco
pasaría de 4000 personas diarias a 1400, lo que quiere decir que un 65% menos de los
turistas visitaron el Cuzco durante la pandemia.

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