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INTRODUCCIÓN
Una vez hecho el recorrido, aparece en escena Castellani, desde el cual, rescatando
un relato que menciona Ferro, al leer dos o tres líneas podemos entender que está
en desacuerdo con el pensamiento moderno, como muchos de los autores católicos
del siglo:
“Se puede recordar un cuentito que hace Castellani. Un chico vuelve de misa a su
casa un domingo por la mañana:
1
Ferro, Jorge. De maestros y batallas culturales. Vórtice (p. 55?)
2
Castellani, L. (1968). Decíamos ayer. Sudestada (p.41)
- ¿De qué habló el cura en el sermón? -le pregunta el padre.
Los modernos: - ¿El filósofo busca lo verdadero? ¿Existe tal cosa llamada lo
verdadero? ¿Hay Dios?
3
FERRO, Jorge. De Maestros y batallas culturales. (p.15)
4
Los Cursos de Cultura Católica (2022). Buela, Alberto. En Santiago Dulce María, Pensamiento iberoamericano.
Universidad Católica Argentina.
orden del pensamiento, que, como es de esperar, tiempo después se vió reflejado en
los hechos. Lo que fue pasando en ese traspaso del medioevo a la modernidad es
que los “antiguos” vestigios de la realidad objetiva se fueron desdibujando y pasando
poco a poco a la óptica exclusiva del sujeto. Como dice Carlos Sacheri:
“La cultura moderna ha ido perdiendo gradualmente el sentido del orden, a medida
que la filosofía se fue desvinculando de la realidad cotidiana para refugiarse en un
juego mental, sin contacto con las cosas concretas.”5
Así es que surgen distintas posturas que poco a poco van negando el orden natural,
que hasta entonces servía de fundamento de las normas que regían las sociedades.
Doctrinas como el materialismo positivista, el relativismo, existencialismo, coinciden
en esta negación de la ley natural y por consiguiente de las esencias de las cosas y
del hombre mismo. Todo se comienza a traducir en consensos sociales,
construcciones del ser humano y el palacio de su razón.
Como decía, casi todo lo que se encuentra en el orden de las ideas, se traduce más
tarde en los hechos históricos, políticos y culturales de la humanidad. Estas nuevas
ideas que viraban del cristianismo católico, basado en ese orden natural, hacia una
autonomía extrema del sujeto, no solo en el orden del conocer sino también y
consecuentemente en el orden moral y social. Llevaron, en Europa, a diversos
cambios políticos que más tarde repercutieron en América.
“La primera característica del pensamiento ilustrado es, pues, el criticismo: «primero
se alza un gran clamor crítico: los recién llegados reprochan a sus antecesores no
5
SACHERI, Carlos. El orden natural. Vórtice
haberles transmitido más que una sociedad mal hecha, toda de ilusiones y
sufrimiento.”6
Entonces era imprescindible romper con todo aquello que los condicionaba. Ya se
rompió con lo real, entonces ahora el ser humano debía exaltar su libertad. Una
libertad que le de la autonomía necesaria para su realización óptima: “Autonomía es
la palabra que define con más precisión el ideal ilustrado.”7
“La libertad se entiende, por tanto, como absoluta e indivisible y se extiende a todos
los campos. Por eso la Ilustración supuso una ruptura radical con todos los valores
establecidos. Todo se considera una atadura y por eso todo debe ser cambiado”8
“En todas las características del pensamiento ilustrado hay una nota común que le da
unidad y lo separa de la tradición clásica y medieval: la secularización”9
6
GONZALEZ CORAZON, BJHDJH. Kant y la ilustración p 46
7
Ibidem (p. 49)
8
Ibidem (p. 53)
9
Ibidem (p. 82)
Hasta ahora ingleses como John Locke y Thomas Hobbes y franceses como
Rousseau, Voltaire y Diderot, fueron los idearios de todos estos movimientos, pero…
Nuestro territorio había sido conquistado por los españoles y hasta el momento aun
éramos colonia suya, entonces cabe preguntarse, qué estaba sucediendo en esos
momentos en España, de la cual aún dependíamos.
“En el siglo XVIII la corona española pasa de las manos de los Austrias a la de los
Borbones. Carlos III, su primer representante en España, lleva a cabo una serie de
medidas tendientes a revertir la decadencia del Imperio Hispánico. Una de las
mayores preocupaciones era el progreso económico”10
Esta era una casa con características del absolutismo o despotismo ilustrado de aquel
momento, ante la cual comenzaban a surgir ideas que criticaban dichos regímenes.
Por ejemplo, Suárez, uno de los representantes de la segunda escolástica, escribía
que la “teoría del poder con caracteres democráticos hacía del pueblo el verdadero
soberano, porque si bien el poder procedía de Dios, éste lo delegaba en el pueblo,
que lo trasmitía al monarca”11
Desde antes que exista nuestro país como tal, se veía cercado por discordias y por
una esencia de opuestos casi naturales. Y cuando hubo que independizarse esa
dualidad no tuvo descanso. Si hablamos un poco de historia, podemos decir que en
el momento de la independencia también había distintas posturas dentro del grupo de
hombres que la llevaron a cabo. Por un lado, el ala más tradicional, representada por
10
Generación de Mayo: Ilustración e Ideología (2022). Santiago Dulce María, Pensamiento iberoamericano.
Universidad Católica Argentina. (p.1)
11
Ibidem (p.4)
Saavedra y por otro lado el ala más progresista representada por Moreno. Pero ¿qué
ideas confluían para entonces?
Podríamos decir, con Saavedra, que se buscaba por un lado una ruptura moderada,
con continuidad del Rey como símbolo y representatividad de lo hispánico y con
Moreno una ruptura total, basada en el liberalismo anlgofrances.
Ahora bien, esta dualidad o diferencias en los motores que movían a nuestros
primeros gobiernos, fue arduamente discutida a lo largo de toda nuestra historia.
Así es que, si visualizáramos la historia argentina como una línea con un principio y
una dirección, diríamos que esa línea no es recta, sino que es una especie de zigzag
que sube y baja desde las ideas liberales a la tradición. Saavedra y Moreno,
Sarmiento y Rosas. (Si seguimos avanzando en el tiempo esa distinción no es tan
clara como hasta ese corte.)
12
Ibidem (p. 9)
13
Ibidem (p. 10)
Por su parte los autores del principio del siglo XX comienzan a cambiar esta
interpretación, desde una postura que veremos luego, y ven los sucesos de mayo
como una vuelta a la tradición hispánica original, anterior incluso a los Austrias.
La historia argentina siguió caminando, continuando con esta misma dualidad que
mencionaba. Así las ideas liberales de Rivadavia y los que le siguieron, para concretar
la llamada organización nacional, fueron las signadas por la disyuntiva civilización o
barbarie, (o dicho por la pluma de Sarmiento: civilización y barbarie). Esta cultura se
enmarcó en el deseo de progreso material, propio de las ideas positivistas,
atravesadas todas por un profundo europeísmo, pero no ya de la tradición hispánica
católica (que también es europea, claro), sino de las ideas liberales de origen anglo
francesas.
Pero, como es de esperarse, surgió ante esto una marcada oposición de estas dichas,
por parte de otros actores:
“Después del fracaso del proyecto moderno de las ideas iluministas y progresistas
transplantadas de Europa por el modelo rivadaviano, emerge con fuerza el espíritu
opositor a la oligarquía ciudadana encarnado en los caudillos representantes de las
masas rurales que habitan el interior del país. En este contexto surge la figura de Juan
Manuel de Rosas como el Restaurador de las antiguas leyes frente al caos político y
a las novedades ideológicas del período revolucionario”14
Sarmiento, en su obra célebre, Facundo, expresa la postura del bando liberal del
siguiente modo:
En el fondo lo que estaba pasando era que la identidad nacional, como es de esperar
en un país que recién surge, se iba conformando de a poco y unos consideraban lo
14
Generación del 37: Romanticismo Historicista (2022). Santiago Dulce María, Pensamiento iberoamericano.
Universidad Católica Argentina. (p. 2)
15
Sarmiento, F. (2004). Facundo. Agebe (p. 53)
nacional de un modo más progresista donde esas ideas liberales primaban y otros
consideraban lo nacional a aquellas tradiciones hispánicas anteriores a la revolución.
Pero en el pueblo ¿Cómo se conformaba realmente “lo argentino”?
Este choque de culturas, como es de esperar, no fue del todo pacifico, sino más bien
desde el comienzo y a lo largo del tiempo, se dio de modo altamente conflictivo.
“Cabe entonces preguntarse por la raíz de esta profunda incompatibilidad para convivir
de estos dos pueblos o, mejor dicho, dos culturas. Podría sintetizarse en una mutua
incapacidad de comprender lo otro, lo diferente.”16
Con el devenir del tiempo en estas tierras, surge otro grupo social, que no son ni
indios puros ni españoles puros, surge así el criollo. Aquel hijo natural de españoles,
nacido en américa. Y con él, el gaucho.
“La palabra criollo (de crío) -dice Bunge en su citada obra- con que se designó a los
primeros descendientes europeos nacidos en la América hispánica, significaba
originariamente hijo de español e india, es decir, mestizo; luego se extendió a todos los
hispanoamericanos”17
La materia de “lo argentino” es este criollo, nacido en estas tierras, hijo de españoles.
Pero ya no español. La forma del criollo, el “lo que” del mismo, es una amalgama de
lo que no es, aunque parezca contradictorio y anti metafísico: no es español, no es
16
Los grupos humanos antes de la independencia (2022). Santiago Dulce María, Pensamiento iberoamericano.
Universidad Católica Argentina. (p. 2)
17
Ibidem (p. 6)
indio. Es la mezcla homogénea entre ser hijo de español, nacido en estas tierras y
vuelto hacia La Pampa. Y el criollo de ciudad, por supuesto.
Esa obra que, si bien fue escrita entre 1838 y 1840, se publicó recién en 1871 cuando
Rosas ya no estaba en el poder. Y en paralelo a dicha obra se publicó el conocido
poema nacional “Martin fierro” de José Hernández. Ésta última es relegada en el
tiempo y postergada. Ya que la llamada generación del 80, de corte liberal, reivindica
más bien las ideas de la obra de Echeverría y reduce al gaucho y al indio al salvajismo
total. Así se libró una especie de triunfo del pensamiento liberal para ese entonces,
donde entre sus ideas se pregonaba, entre otras cosas, una secularización profunda,
por ejemplo, con la ley 1420:
“La ley 1420 de Educación común, obligatoria, gratuita, gradual y laica con enseñanza
religiosa antes o después de los horarios de clase, sancionada el 8 de julio de 1884;
y la ley 1565 de Registro civil, para nacimientos, matrimonios y defunciones, del 31
de octubre de 1884”19
Sin embargo, como venía sucediendo, los bandos opuestos también reaccionaron, es
así que de nuevo se marcaron fuertemente las dos posturas antagónicas:
18
Ibidem (p. 9)
19
Ibidem (p. 17)
“Estas nuevas leyes civiles generaron la oposición de dos bandos, católicos y
liberales”20
Pero en esta época la mayoría pertenecía al ámbito liberal, entonces recluyeron a los
adversarios logrando imponer muchas de sus ideas y relegando aún más, la figura de
lo que luego se conocería como el ente nacional, es decir el gaucho.
Sin embargo, como dijimos la historia de Argentina vista como una línea es más bien
un zigzag que iba de un lado al otro, entonces más tarde, entrado el centenario de la
revolución de mayo, comienza a reivindicarse nuevamente la figura de esa tradición
hispánica.
“Esta Generación del Centenario toma conciencia que un pensamiento tan naturalista
y materialista como el del Positivismo, que identifica progreso con bienestar material,
resulta insuficiente para la realización plena de una cultura.”22
Dicha generación del centenario estuvo representada con autores como Alberto
Rouges, Ricardo Rojas y Leopoldo Lugones, entre otros.
3. EL NACIONALISMO Y CASTELLANI
a. El nacionalismo nacional.
En este punto del trabajo diremos que todo lo antedicho fue necesario para
comprender mejor la postura que interesa distinguir, que es aquella critica de
Leonardo Castellani al liberalismo en general y en particular al liberalismo que
atravesó las distintas etapas de la Argentina, desde la conformación del pensamiento
nacionalista. Este autor se puede enmarcar dentro de lo que se conoce como el
nacionalismo católico del siglo XX en Argentina.
20
Ibidem (p.17)
21
Ídem.
22
Generación del 37: Romanticismo Historicista (2022). Santiago Dulce María, Pensamiento iberoamericano.
Universidad Católica Argentina (p. 2)
Jorge Ferro, resume brevemente, ese resurgir, del siguiente modo:
“Así fue que en nuestro ensangrentado siglo XIX, cuando la ‘cultura oficial’ daba en
buena parte la espalda al país real y se avergonzaba de sus raíces, apareció gigante
y señero el Martin Fierro, desdeñado por los ‘cultos’ hasta que el gran Lugones (en
1913) lo volvió ya insoslayable. Y avanzando la década de 1920 se nos da otro regalo
de la Providencia: los Cursos de Cultura Católica. Un hecho que con el tiempo se
agranda en perspectiva: un verdadero hito en la cultura argentina, que reencuentra lo
mejor de sí misma a la vez -y conjuntamente, y por eso mismo- se abre a lo mejor de
la cultura universal de esos días. Chesterton, Papini, Claudel, Bernanos, Maritain se
integran con lo nuestro. Hay teología, filosofía, literatura, plástica. Unidad en la
diversidad. Cultura verdadera y, por tanto, universal y argentina.”23
Al principio del siglo XX, los nacionalismos habían comenzado a surgir en Europa, ya
que la misma, había vivido las consecuencias del positivismo materialista, con sus
dos vertientes extremas, el capitalismo liberal y el comunismo. La reacción a ello
fueron estos nacionalismos fuertes que en varios casos derivaron en lo que se conoce
como los gobiernos totalitarios del siglo XX de Europa.
Sin embargo, en Argentina el nacionalismo tenía otra raíz muy diferente y por lo tanto
otra esencia y razón de ser.
23
Ferro 342
24
Castellani, L. (2020) La otra Argentina. Vórtice. Jauja (p. 24)
Se es nacionalista, pero no se idolatra a la Patria, porque también se es católico. Y la
idolatría es un pecado. Por ello como describe D´Ángelo, ese nacionalismo de
argentina fue una especie de punto medio, pero fuerte y combativo. Criticando pero
amando la Nación.
“Castellani conquistó nuestro corazón por esto último, porque nunca se amilanó,
nunca dejó pasar gato por liebre; en todo tiempo y lugar, siempre, denunció las cosas
que le parecían adulteradas, falsas, hipócritas o vacías. Por amor a la verdad.”25
¿Por qué critica tanto este concepto?, principalmente porque entiende que la libertad
no es un fin absoluto en el hombre, sino que siempre es relativa a algo. Por ello
cuando habla de su idea nacionalista, dice que:
25
Randle castellani maldito
26
Castellani, L. (1976). Lugones. Esencia del liberalismo. Nueva crítica literaria. Dictio (p. 137)
“Yo y todos los nacionalistas, odiamos al liberalismo en la misma medida en que
amamos la libertad”27
Y continúa
“así que anoten esto: que Libertad no tiene sentido alguno si no se añade el para qué;
y sin eso es mejor ni hablar. La libertad del nacionalista, con una fórmula acuñada en
América Latina, es: libertad para todo y para todos menos para el mal y los
malhechores"28
27
Ibidem (p. 134)
28
Ibidem (p. 135)
29
Belloc, H. (2021). Las grandes herejías. Vórtice. (p. 193)
30
Ibidem (p. 149)
31
Ibidem (p. 497)
Y que, robándose los principios del cristianismo, los vacía y cambia de sentido:
32
Ibidem (p. 492)
33
Castellani, L. Crítica literaria, notas a caballo de un país en crisis. Dictio (p. 320)
34
Castellani, L. (1976). Lugones. Esencia del liberalismo. Nueva crítica literaria. Dictio (p. 99)
35
Ibidem. (p. 126)
Este modo torpe de importar una ideología trajo una especie de “falla de fabrica” o un
desarreglo desde el nacimiento del país. Por lo que lo que se debe hacer es
deshacerse de ella, siempre con la ironía que lo caracteriza:
“la filosofía que hay que hacer aquí acerca del Liberalismo debe ser existencialista y
no esencialista; que no interesa ahora tanto conocer su esencia cuanto librarnos de
su existencia”36
El padre Castellani consideró esta serie de ciclos en los que predomina o disminuye
el poder de los liberales en la argentina:
“¿A qué se deben estos ciclos? Estos ciclos se deben a que los militares jóvenes
tienen que imbuirse de la ideología correspondiente para hacer la correspondiente
‘revolución’ - es decir, tienen que ir juntando rabia-, penetrándose de la ideología de
Rousseau y de Echeverría si gobierna un caudillo absoluto; y de las ideas absolutistas
si gobiernan presidentes liberales totalitarios. . . y así sucesivamente.”38
En un artículo, escrito para la revista Dinámica Social, que Castellani titula “Los dos
mayos” menciona justamente esa rivalidad y esta idea de que las ideas liberales en
36
Ibidem. (p.134)
37
Ibidem (p. 146)
38
Ibidem (p. 166)
39
Ibidem (p. 165)
realidad relegaron el ser y el sentir nacional, a intereses extranjeros que nada tenían
que ver con la patria:
Dice Ferro: “En Lugones está, como en clave, el drama de la Argentina. Castellani
nos despliega esta clave con esa sorprendente claridad que lo revela”41
Castellani lo considera, junto con José Hernández, como el poeta nacional por
antonomasia, quien le recuerda al argentino cuál es su esencia. Dice graciosamente
Castellani, que en este país solo hubo dos poetas y medio: Lugones, Hernández y
todo el resto serian ese “medio”.
40
Castellani, L. (2020) La otra Argentina. Vórtice. Jauja (P. 325)
41
Ferro
42
Castellani, L. (1976). Lugones. Esencia del liberalismo. Nueva crítica literaria. Dictio (p. 16)
43
Ibidem (p. 24)
“La poesía de Lugones trae el mensaje de la Patria: explícitamente en sus tres últimas
obras, implícita o tácitamente en todas. Trae el modo de hablar y de sentir del
argentino, el paisaje argentino, las gentes de tierra adentro, las reacciones
sentimentales argentinas, las bases subconscientes de nuestro pensar, las voces de
la tradición histórica, los ecos de nuestra leyenda; y al final, la afirmación de nuestro
cristianismo católico”
A pesar de que admite que el mismo Lugones, escribió mucho tiempo para esas ideas
liberales, hasta que viró para “este lado”
“Lugones fue un momento el corazón del país, un representante desta nación tanto
en su grandeza como en sus miserias. Lugones es una mescolanza de las cosas más
buenas y las cosas más siniestras; tanto que en él se yuxtaponen el suicidio con la
conversión al catolicismo.”45
Castellani sabe que la conversión de Lugones al catolicismo, si bien fue casi al final
de su vida, significó un condimento intensificador para con esa empresa de rescatar
el ente nacional que caracterizó a Leopoldo
“los artículos católicos de sus últimos cuatro años cubren y compensan los errores de
sus otros cuarenta años. Lo único que no se compensa y permanece irreductible y
enigmático es el suicidio.”46
CONCLUSIÓN
44
Ibidem (p. 25)
45
Ídem.
46
Ibidem (p. 26)
católico, desde la mirada del autor Leonardo Castellani, pudimos observar cómo estas
dos tensiones, desembocan entre otras cosas en pensadores como Leopoldo
Lugones, que según Castellani es el gran autor de la Patria, de lo nacional.
Lo que no puede entender Castellani es la parte en que Lugones decide que el suicidio
es la mejor, o única opción para que su vida finalice. Lo considera, como se dijo antes,
la parte más oscura del autor. Claro, como para todos, la parte oscura es la muerte.
Pero en él, no se pudo realizar una congruencia con su reciente conversión al
catolicismo y el suicidio. Lugones fue la voz de lo propio de nuestra patria, pero esta
patria lo llevó a la muerte:
“Las ‘ideas’ — o sea las opiniones— de Lugones son un laberinto y un garabatal; pero
él salió del laberinto, y cuando se puso a enderezarlo, se desesperó y cayó.”48
“La tragedia de la Argentina es que quiso ser otra, y lo consiguió. Ahora está
condenada a ser otra indefinidamente y eternamente, como los brutos animales en la
tierra y los condenados en el infierno".49
47
Ibidem (p. 48)
48
Ibidem (p. 51)
49
Castellani, L. (2020) La otra Argentina. Vórtice. Jauja (p. 55??)
Bibliografía:
Echeverría, E. El matadero
Castellani, L. (1976). Lugones. Esencia del liberalismo. Nueva crítica literaria. Dictio
Apuntes de Cátedra:
-Los Cursos de Cultura Católica (2022). Buela, Alberto. En Santiago Dulce María,
Pensamiento iberoamericano. Universidad Católica Argentina