Está en la página 1de 7

RADÓN E INGENIERÍA CIVIL

Los trabajadores de la construcción construyen, reparan, mantienen, restauran, reforman y


derriban casas, edificios de oficinas, templos, fábricas, hospitales, carreteras, puentes,
túneles, estadios, puertos, aeropuertos, etc. La Organización Internacional del Trabajo
(OIT) clasifica dentro del sector de la construcción a aquellas empresas públicas y privadas
que erigen edificios para viviendas o para fines comerciales e infraestructuras como
carreteras, puentes, túneles, presas y aeropuertos. En Estados Unidos y en algunos otros
países, los trabajadores de la construcción también se encargan de la limpieza de vertederos
de residuos peligrosos.

La proporción que representa la construcción en el producto interior bruto en los países


industrializados varía ampliamente. Representa alrededor del 4 % del PIB en Estados
Unidos, el 6,5 % en Alemania y el 17 % en Japón. En la mayoría de los países, las
empresas tienen relativamente pocos empleados a jornada completa. Existen muchas
empresas especializadas en sus respectivos oficios —electricidad, fontanería o soladores,
por ejemplo— que trabajan como subcontratistas.

El sector de la construcción constituye del 5 al 15 % de la economía nacional de la mayoría


de los países y generalmente es una de las tres industrias que arroja el mayor índice de
riesgos de lesiones laborales. Predominan los riesgos crónicos de salud laboral que se
relacionan a continuación (Comisión de las Comunidades Europeas 1993):

 Trastornos musculoesqueléticos, sordera laboral, dermatitis y trastornos


pulmonares son las dolencias más comunes producidas por el trabajo.
 Un riesgo acrecentado de carcinomas del tracto respiratorio y mesoteliomas
causados por exposición al amianto, radón entre otros detectados en todos los
países en que existen estadísticas de morbilidad y mortalidad laborales.
 Trastornos causados por una nutrición inadecuada, por el tabaco o por el consumo
de alcohol y drogas, que se asocian especialmente con los trabajadores
inmigrantes, que representan una proporción considerable de los trabajadores de
la construcción en muchos países.

Los servicios de salud preventivos para los trabajadores de la construcción deben


planificarse dando prioridad a estos riesgos.

En esta ocasión nos enfocaremos en los efectos que tiene el radón en la salud, dentro del
contexto de la industria de la construcción.

¿Qué es el radón?

El radón es un gas de origen natural. No tiene olor, color ni sabor. El radón se produce a
partir de la desintegración radiactiva natural del uranio, que está presente de forma natural
en suelos y rocas. El radón también puede estar presente en el agua.

El radón emana fácilmente del suelo y pasa al aire, donde se desintegra y emite partículas
radiactivas. Al respirar e inhalar esas partículas, estas se depositan en las células que
recubren las vías respiratorias, donde pueden dañar el ADN y provocar cáncer de pulmón.

Al aire libre, el radón se diluye rápidamente, tiene concentraciones muy bajas y no suele
representar ningún problema. La concentración media1 de radón al aire libre varía de 5
Bq/m3 a 15 Bq/m3. En cambio, en espacios cerrados, las concentraciones de radón son más
elevadas, en especial en lugares como minas, cuevas y plantas de tratamiento de aguas,
donde se registran los niveles más altos. En edificios (como viviendas, escuelas y oficinas),
las concentraciones de radón varían de <10 Bq/m3 hasta más de 10 000 Bq/m3.

Concentraciones tolerables

1
La radiactividad se mide en becquerelios (Bq). Un becquerelio corresponde a la transformación
(desintegración) de 1 núcleo atómico por segundo. La concentración de radón en el aire se mide por el
número de transformaciones por segundo en un metro cúbico de aire (Bq/m3).
Según la OMS, se desconoce el umbral mínimo de riesgo a la exposición de este gas, ya
que, en principio, cualquier partícula radioactiva podría desencadenar fallos en la réplica
del ADN, desencadenando procesos celulares que derivan en cáncer. Según los datos de
este organismo:

La concentración media de radón al aire libre varía de 5 Bq/m3 a 15 Bq/m3. En cambio, en


espacios cerrados, las concentraciones de radón son más elevadas, en especial en lugares
como minas, cuevas y plantas de tratamiento de aguas, donde se registran los niveles más
altos. En edificios (como viviendas, escuelas y oficinas), las concentraciones de radón
varían de <10 Bq/m3 hasta más de 10000 Bq/m3.

Este mismo organismo apunta que un incremento de la concentración en el interior 100


Bq/m3 significa un aumento de la incidencia del cáncer de pulmón en un 16 % más.

La concentración media de radón en los hogares de los europeos fue de 97 Bq/m3, pero en
un 11% de los mismos se alcanzaron concentraciones superiores a 200 Bq/m3. Los países
con unos niveles estimados de radón fueron la Republica Checa, Serbia, Finlandia y
Luxemburgo. En los hogares de las personas con cáncer de pulmón las concentraciones
medias de este gas fueron de 104 Bq/m3.

De acuerdo con la publicación “Radón, un gas radioactivo de origen natural en casa”,


publicado por la Universidad de Cantabria, muestra que al menos un 24 % de los hogares
españoles tienen niveles de radón superiores a 92 Bq/m3.
Ilustración 1 Porcentaje de viviendas y nivel de radón en Bq/m3. Fuente: “Radón, un gas radioactivo de origen natural en
casa” Luis Santiago Quindós Poncela. Universidad de Cantabria. 2002. pp.30

Haciendo una recopilación de las diferentes recomendaciones a nivel mundial de las


concentraciones de radón admisibles en espacios interiores nos encontramos:

 OMS: 200 Bq/m3 para viviendas existentes, 100 Bq/m3 para nuevas viviendas
 EPA: 150 Bq/m3
 Recomendación 90/143 EURATOM (Europa): 400 Bq/m3 para viviendas
existentes, 200 Bq/m3 para nuevas viviendas.
 ICRP (1993): 200 Bq/m3 a 600 Bq/m3
 Reino Unido: 200 Bq/m3

En países como Noruega es obligatorio cada año hacer un estudio de Radón en el interior
de las viviendas y en Estados Unidos las viviendas con más de 150 Bq/m3 antes de ser
vendidas deben ofrecer soluciones de aminorar estas concentraciones.

Exposición
Tanto para los adultos como para los niños, la mayoría de la exposición al radón proviene
del interior de las casas, oficinas, escuelas y otros edificios. Los niveles de radón en las
casas y otros edificios dependen de las características de la roca y el suelo de la región en
donde se encuentren. Como consecuencia, los niveles de radón varían en gran medida en
distintas partes de Estados Unidos, incluso algunas veces a nivel de colonias residenciales.
Se han detectado niveles elevados de radón en casi todos los estados.
El gas radón que es emitido por el suelo o las rocas, puede entrar a los edificios a través de
grietas en el piso o las paredes, los empalmes en las construcciones o los espacios que
quedan en los cimientos alrededor de las tuberías, varillas o bombas. Los niveles más
elevados de radón por lo general se encuentran en el sótano o espacio subterráneo. Este
nivel está más cerca del suelo o de la roca que lo que está de la fuente del radón. Por
consiguiente, las personas que pasan mucho tiempo en los sótanos de sus casas o lugares de
trabajo tienen un riesgo mayor de exposición a este gas.

También es posible que pequeñas cantidades de radón sean liberadas del suministro de agua
hacia el aire. El radón se puede inhalar a medida que pasa del agua hacia el aire. El agua
que proviene de los pozos subterráneos profundos en las rocas puede tener niveles altos de
radón, mientras que el agua superficial (de los lagos o ríos) por lo general tiene muy bajos
niveles de radón. En su mayoría, el agua no contribuye mucho a la exposición general al
radón.

La exposición al radón también puede surgir de algunos materiales de construcción si son


fabricados con sustancias que contienen radón. Casi cualquier material de construcción
hecho de sustancias naturales, incluyendo concreto y yeso, puede que emita algún nivel de
radón. Estos niveles son muy bajos en la mayoría de los casos, pero en algunas ocasiones
puede que estos materiales contribuyan considerablemente con la exposición al radón.

Puede que algunas de las superficies de granito utilizadas en las barras de cocina expongan
a la gente a diferentes niveles de radón. La mayoría de los expertos en salud y radiación
coinciden en que mientras que una pequeña porción de superficies de granito utilizadas en
las barras de cocina puede que emita niveles aumentados de radón, la mayoría emite niveles
extremadamente bajos. Según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA) es
muy poco probable que una encimera de granito en un hogar aumente el nivel de radiación
por encima de lo normal, nivel de base natural que proviene de las rocas y el suelo
cercanos. Aun así, las personas con inquietudes sobre el radón proveniente de estas
superficies y de otras fuentes en el hogar pueden someter a prueba estos niveles mediante
equipos caseros disponibles para esto, o pueden contratar los servicios de un profesional
para que realice las pruebas.

Según la EPA, el nivel promedio de radón interior es aproximadamente 1.3 picocurios por
litro (pCi/L). Las personas deben tomar medidas para bajar los niveles de radón en el hogar
si el nivel es de 4.0 pCi/L o superior. La EPA calcula que casi 1 de cada 15 casas en los
Estados Unidos tiene niveles elevados de radón.
Al aire libre, el radón generalmente se dispersa y no alcanza niveles altos. Los niveles de
radón al aire libre en promedio, según la EPA, son alrededor de 0.4 pCi/L.

En el lugar de trabajo, las personas que trabajan de forma subterránea, como algunos tipos
de mineros, son quienes están más expuestas a los altos niveles de radón. Las tasas elevadas
de mortalidad por problemas pulmonares entre los mineros de algunas partes del mundo
fueron inicialmente observadas hace cientos de años, antes de que se supiera qué era el gas
radón. Durante las décadas de 1950 y 1960, los estudios epidemiológicos realizados con los
mineros expuestos al radón confirmaron la relación entre la exposición al radón y el cáncer
de pulmón.
Efectos del radón para la salud
El radón es la segunda causa más importante de cáncer de pulmón después del tabaco. Se
estima que la proporción de los casos de cáncer de pulmón a nivel nacional atribuibles al
radón con respecto al total varía de un 3% a un 14%, en función de la concentración media
nacional de radón y de la prevalencia de consumo de tabaco del país (OMS, El radón y sus
efectos en la salud, 30 junio 2016).

La primera vez que se detectó un aumento en la tasa de cáncer de pulmón fue entre
trabajadores de minas de uranio expuestos a altas concentraciones de gas radón. Además,
hay estudios realizados en Europa, América del Norte y China que confirman que incluso
en concentraciones bajas, como las que se encuentran en las viviendas, el radón también
entraña riesgos para la salud y contribuye considerablemente a la aparición de cáncer de
pulmón en todo el mundo.

El riesgo de cáncer de pulmón aumenta en un 16% con cada incremento de 100 Bq/m3 en
la concentración media de radón a largo plazo. La relación dosis-respuesta es lineal: por
ejemplo, el riesgo de cáncer de pulmón aumenta de manera proporcional al aumento de la
exposición al radón.

La probabilidad de que el radón provoque cáncer de pulmón es mayor en personas que


fuman. De hecho, se estima que el riesgo asociado al radón que corre un fumador es 25
veces superior que en el caso de los no fumadores. Hasta la fecha, no se ha determinado
que haya riesgo de otro tipo de cáncer.
Recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud
En 2009, la OMS publicó el Manual de la OMS sobre el radón en interiores: una
perspectiva de salud pública, que ofrece propuestas normativas destinadas a reducir los
riesgos para la salud derivados de la exposición al radón en las viviendas del modo
siguiente:

 Proporcionando información sobre las concentraciones de radón en interiores y los


riesgos conexos para la salud;
 Implantando programas nacionales contra el radón para reducir el riesgo general de
la población y el riesgo individual de las personas que viven en entornos con
concentraciones elevadas de radón;
 Estableciendo un nivel de referencia medio anual nacional de 100 Bq/m3. Cuando
ese nivel nacional no pueda alcanzarse debido a las condiciones específicas de cada
país, el nivel que se establezca no debería superar los 300 Bq/m3;
 Incluyendo medidas destinadas a prevenir los efectos del radón en los códigos de
construcción, a fin de reducir la concentración de radón en las viviendas de nueva
edificación, y en los programas contra el radón para garantizar que los niveles sean
inferiores a los niveles nacionales de referencia; y
 Estableciendo protocolos de medición del radón para velar por la calidad y la
reproductibilidad de las mediciones.
Esas recomendaciones se ajustan a las Normas Básicas Internacionales de Seguridad (2014)
y a la guía de seguridad del OIEA sobre el radón (2014), ambas copatrocinadas por la
OMS.

BIBLIOGRAFÍA
 https://blog.synthesia.com/es/radon-edificios-obra-nueva
 https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/radon-and-health
 https://bioconstrucciononline.com/radon-construccion-saludable/
 https://www.cancer.org/es/cancer/causas-del-cancer/sol-y-otras-formas-de-
radiacion/radon.html
 http://elcosh.org/document/2200/d000279/construccion,-enciclopedia-de-salud-y-
seguridad-en-el-trabajo.html#2

También podría gustarte