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OLVIDE EL ASUNTO

Eso es algo que sólo se hace después de haber seguido las sugerencias del capítulo
anterior.
También es algo que nunca tuve mayor oportunidad de hacer en el campo de la
publicidad. Generalmente no teníamos tiempo de olvidar los problemas; las ideas eran
para hoy, no para mañana.
Lo mismo pasa en el periodismo. Esto dice Andy Rooney: “Las mejores ideas creativas
son el resultado de algún proceso cognoscitivo lento y selectivo que produce un resultado
total. Cualquiera que esté esperando a que le lleguen las ideas se quedará esperando
largo tiempo. Si me ponen una fecha límite para entregar una columna o el guion de un de
programa de televisión me siento frente al teclado y decido tener una idea. No hay nada
mágico sobre este proceso”.
Me parece que el señor Rooney sienta una ley con base en la necesidad.
No intento menospreciar el arduo trabajo que abandera el señor Rooney. Como lo dije en
el capítulo anterior, trabajar arduamente es esencial.
Pero el peso de la evidencia sugiere que cuando se tienen dificultades en solucionar algún
problema o en producir una idea, también es importante olvidarse de seguir ocupándose
en ello.
Escuche esto:
Helmholtz dijo: “En lo que a mí respecta, las ideas jamás me han llegado cuando tenía la
mente fatigada o cuando estaba en mi mesa de trabajo”.
Albert Einstein dijo que sus mejores ideas le llegaban mientras se afeitaba.
Grant Wood dijo: “Las ideas realmente buenas me llegaron mientras ordeñaba las vacas”.
Henri Poincaré cuenta lo duro que trabajó para solucionar un problema matemático. Como
no lo logró, decidió tomarse unas vacaciones y, tan pronto como se subió al autobús, halló
la solución.
Bertrand Russell escribió: “He descubierto que, si tengo que escribir acerca de algún tema
difícil, lo mejor es pensarlo muy intensamente — lo más intensamente que pueda —
durante unas horas o días; y, una vez transcurrido el tiempo, darme la orden, por así
decirlo, de proseguir trabajando de manera inconsciente. Pasados unos meses, regresó
conscientemente al tema y me doy cuenta de que ya he realizado el trabajo”.
C. G. Suits, el famoso jefe de investigaciones de General Electric, dijo que los
descubrimientos realizados en el laboratorio de investigaciones empezaban como corazonadas
durante los descansos, luego de períodos de intensa concentración y recolección de datos.
Rollo May piensa que la inspiración llega de fuentes inconscientes estimuladas por el
“arduo trabajo” de la conciencia, que fmahuente son liberadas por el “descanso” que le
sigue.
“Hay que saturarse una y otra vez del tema... y esperar”, aconseja Lloyd Morgan.
Como lo anota Philip Goldberg en The Babinski ReJlex [El reflejo de Babinski], este
fenómeno Cal que apoda “efecto Eureka”, siguiendo a Arquímedes y su descubrimiento
en la bañera) ocurre con tanta frecuencia que “ha sido identificado como una
característica común a los descubrimientos científicos, la creación artística, la resolución
de problemas y la toma de decisiones”.
Así que cuando esté atascado en alguna idea, proyecto o problema, o cuando las
pequeñas ideas dejen de llegar tan rápido como antes y no logre esa gran idea, o cuando
sienta que se da de cabeza contra barrotes de hierro, o cuando las cosas se compliquen,
o cuando esa vocecilla interna le diga que “esto no está funcionando”, entonces olvídelo y
trabaje en otra cosa.
Fíjese que no he dicho que lo olvide y se relaje o se dedique a vegetar, o que lo olvide y
se siente a ver televisión toda la semana. Dije olvídelo y trabaje en otra cosa.
Según mi experiencia, el relajamiento mental -salvo la meditación-, se sobrestima.
Inclusive puede ser contraproducente, porque reduce el impulso, ahoga el interés y corta
el esfuerzo que se requiere para ver las cosas de manera que se puedan identificar
similitudes, relaciones y puentes.
Claro, yo entiendo que todos alaban las virtudes de relajarse y dejar que el mundo siga su
curso.
Pero las personas que dejan que el mundo siga su curso, pues simplemente dejan que el
mundo siga su curso.
No dejan huella. No marcan la diferencia. No producen ideas.
Y eso último es lo que queremos lograr, ¿verdad?: producir ideas.
Pues bien, entonces recuerde: cuando deba olvidarse de algo, empiece a trabajar en otra
cosa.
En publicidad, los guionistas y directores de arte lo hacen cada vez que pueden. Cuando
tienen dificultades para producir alguna idea — como, por ejemplo, un comercial de
motocicletas para la televisión que debe entregarse dentro de una semana —, entonces lo
dejan de lado y empiezan a trabajar en un anuncio de prensa sobre quesos o en una valla
para algún banco. Unos días más tarde regresan al tema de la motocicleta y están
repletos de ideas como por arte de magia.
¿Pero si no tiene más proyectos en qué trabajar?
Entonces consígase alguno.
El secreto está en cambiar de flanco. En dejar que el inconsciente trabaje por uno,
mientras uno trabaja conscientemente en otra cosa; en “dormirse” sobre un problema
mientras trabaja en otro.
Carl Sagan hacía eso. Cuando se embrollaba con un proyecto, cambiaba al siguiente,
permitiendo que trabajara su inconsciente. “Cuando uno lo retoma, encuentra asombrado,
nueve de diez veces, que lo ha solucionado — o su inconsciente — sin siquiera darse
cuenta”.
Lo mismo hacía Isaac Asimov: “Cuando tengo dificultades para ubicarme, me
pongo a escribir otro libro. Cuando regreso al problema, mi inconsciente lo ha
solucionado”.
Pero, repito, hay que seguir trabajando en algo. Búsquese otro proyecto y
trabájelo.
No piense que su cerebro necesita un descanso. No lo necesita. No es
un músculo y no se fatiga.
Además, su inconsciente no sabe ni le interesa si usted está trabajando en
un proyecto que podría cambiar el mundo o solucionar la última tontería de
moda. Siempre trabaja igual de duro.
Ésta es la razón por la cual las personas muy ocupadas logran muchas
cosas y siempre pueden cargar con otros proyectos: han aprendido a
conducir sus esfuerzos hacia proyectos significativos, y han permitido que
buena parte de su trabajo se realice inconscientemente.
Por eso he aquí una gran verdad:
Cuanto más se haga, más se hace; cuanto menos se haga, menos se hace.
Usted sabe que es verdad. Sabe que un fin de semana escribe una lista de
cosas que quiere hacer en la casa y, de repente, está ocupadísimo y se da
cuenta de la cantidad de cosas que tiene que hacer y las hace. En el
siguiente fui de semana se queda sentado sin hacer nada, viendo cómo el
mundo sigue su curso, y no logra nada.
El trabajo genera trabajo. El esfuerzo
genera esfuerzo. Y las ideas generan
ideas.
Al fin y al cabo, uno tiene que pensar en algo; entonces, ¿por qué no
pensar en otra idea o problema o proyecto?
Y si después de algún tiempo la solución al problema original no se le
ocurre mientras se afeita, ordeña una vaca, o se sube al autobús, regrese
al problema y siga trabajando en él. Al hacerlo, seguramente encontrará
caminos que no estaban allí antes. Las puertas que estaban cerradas
estarán abiertas, no habrá barreras, tendrá un nuevo discernimiento,
sentirá de nuevo esperanza, y verá nuevas relaciones, conexiones,
estructuras y posibilidades.
Entonces llegará la idea.
¡Eureka!
Entonces usted dirá: “Vaya, ¿por qué no lo pensé antes?”

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