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Hechos: Evidencias de la Presencia del Espíritu Santo en la Iglesia

Primitiva.

En el libro de Hechos, Lucas enfatiza que la evidencia de que el Espíritu Santo


es en el creyente es el testimonio. Las iglesias en crecimiento tienen más de
100 ministerios que los creyentes dirigen: visitan a los enfermos, alimentan a
los pobres, y enseñan a la gente a leer. Ayudan a los alumnos que tienen
problemas con sus estudios, ayudan a las viudas, adoptan a los huérfanos, y
aconsejan a los jóvenes con problemas. Pintan las escuelas en la comunidad,
construyen edificios para las iglesias nuevas, cosen y cocinan para levantar
fondos para la iglesia, cuentan historias bíblicas a los niños de sus vecindarios,
tienen estudios bíblicos en sus casas, se reúnen con los divorciados, las
solteras embarazadas, los deprimidos, o los que no tienen trabajo. Arreglan las
bicicletas rotas o los automóviles descompuestos de la gente. Algunos médicos
establecen clínicas en iglesias locales, y proveen atención médica o dental
gratis. Otros oran con los necesitados. Estas son solamente unas pocas
labores que los creyentes hacen cuando son llenos del Espíritu, Él puede guiar
en muchos ministerios. Cada miembro del cuerpo de Cristo debería tener un
ministerio. Su plenitud nos da la audacia para servirle y testificar de Jesús. La
iglesia primitiva tenía muy pocas de las cosas que hoy valoramos, pero se
esparció como un incendio a través del mundo.

Hechos frecuentemente registra que los creyentes hablaban en nuevas lenguas


cuando eran llenos del Espíritu Santo. De este modo, el hablar en lenguas era
una evidencia exterior de una llenura interior. El propósito de ser lleno del
Espíritu no es el hablar en lenguas, sino que el Espíritu nos llena para que
podamos testificar de Jesucristo. Nosotros valoramos el hablar en lenguas
porque la Biblia nos enseña que la iglesia primitiva lo valoró.

Hechos cuenta como la Iglesia creció en número, en lugares nuevos, en la


cultura, y en la teología. El Espíritu Santo da poder a los creyentes para servir
como testigos de Jesucristo. El Espíritu Santo nos ayuda a servir, vivir una vida
santa, a no salirnos de la doctrina, a ayudar al necesitado tanto física como
espiritualmente.

Hechos nos muestra que aun Jesús dependía del Espíritu Santo (Hch 1:2).
Entonces nos recuerda que los apóstoles no continuaron el ministerio de Jesús
hasta que recibieron el poder del Espíritu Santo. Jesús les ordenó no salir de
Jerusalén hasta que el Espíritu los llenara (Hch 1:4-5). Así, desde el principio
de Hechos, Lucas enfatiza que el Espíritu Santo es la clave para el ministerio.
Jesucristo ascendió al cielo, pero envió al Espíritu Santo a vivir en cada
creyente y darles poder.

Los judíos dispersos por todo el mundo acudían en grandes multitudes a


Jerusalén para celebrar las principales fiestas judías (2:6-8). Cuando vino el
Espíritu Santo sobre ellos, cada uno pudo escuchar a los reunidos hablar en su
propia lengua y esto despertó el interés de preguntar ¿Cómo esto era posible?
Pedro, hablando por los apóstoles, llevó de inmediato a sus oyentes al profeta
Joel. Pedro empleó Joel para comunicar dos puntos: (1) Dios derrama su
Espíritu sobre el hombre, y (2) todo el que invoque el nombre del Señor será
salvo. El Explico cómo nos ha llegado la salvación a través de Jesús y como ha
obrado por medio de prodigios y milagros. Que debían cambiar su postura y
reconocer que era el Mesías. Y debían identificarse públicamente con Él
mediante el bautismo con agua. Unas tres mil personas respondieron
favorablemente a Pedro, y fueron añadidas a la Iglesia. Cuando estas personas
creyeron, se aislaron mucho de la vida social y religiosa judía.

Durante los siguientes meses, pasaron mucho tiempo juntos, siéndoles


enseñadas las doctrinas del nuevo pacto, adorando, orando y ministrando
(2:42-47). Los milagros obrados por los apóstoles, la maravillosa unidad entre
estos creyentes, y el verdadero amor unos a otros, atrajeron a muchos, que el
Señor siguió añadiendo a la Iglesia.

La unidad, el amor, el poder y el crecimiento fueron los rasgos de la Iglesia en


los días que siguieron (4:32-35), esto fue gracias a la presencia del Espíritu
Santo en sus vidas.

Testimonio en Judea y Samaria (8:4---12:25)

A. Felipe (8:4-40) Por primera vez, la Iglesia deja los límites de Jerusalén y
se expande a otras localidades, esto va sucediendo debido a la
persecución de la iglesia. Felipe fue el canal para mostrarle a los
samaritanos que ellos tambien podían ser salvos y que eran iguales en
la iglesia. Esto demostró la unidad.

B. De Saulo (Pablo) (9:1-31) Otra Evidencia del Espíritu Santo fue la


conversión de Saulo, el cual luego de ser un fiel perseguidor y asesino
de cristianos, se convirtió en el más fiel seguidor de Jesucristo y sufría
pacientemente penalidades llevando el mensaje con amor, firmeza,
lealtad y paciencia.

C. De Pedro (9:32-11:18) Pedro ministró en varias ciudades, pero fue el


incidente en Cesarea que es particularmente digno de señalar. Allí,
varios gentiles (que no eran prosélitos judíos) vinieron a la fe en
Jesucristo. Tras responder al mensaje de Pedro, el Espíritu Santo
confirmó la validez de la fe de ellos por medio de señales
sobrenaturales, de la misma clase que habían tenido lugar entre los
judíos en pentecostés. Esto hizo evidente para los creyentes judíos que
Dios había introducido a los gentiles en la Iglesia como iguales a los
judíos.
Comienza a entrar una nueva fase de evangelismo en la vida de la Iglesia al
llegar el evangelio a la ciudad de Antioquía de Siria. Pablo deviene ahora una
parte importante del evangelismo entre los gentiles (11:19-26). La iglesia en
Antioquía vino a ser la primera en ser predominantemente gentil en su
composición. Es en Antioquía que Pablo y Bernabé ministraron por primera vez
de manera amplia juntos entre los gentiles. En esta ocasión, otra oleada de
persecución azotó a la iglesia de Jerusalén. Esta persecución, conducida por
Herodes Agripa 1 (nieto de Herodes el Grande), fue aparentemente lanzada
para encontrar favor entre los judíos. El primer apóstol en ser martirizado
(Jacobo) fue ejecutado, y Pedro fue encarcelado. Estos fueron días oscuros
para la Iglesia, pero Dios seguía obrando poderosamente a través del Espíritu
Santo ayudando a mantener la perseverancia en el creyente.

El evangelio y la Iglesia siguieron expandiéndose hasta lo último de la tierra.


Mientras oraban y ayunaban, los creyentes en Antioquía supieron cuál era la
voluntad de Dios. Pablo y Bernabé fueron seleccionados para una obra
especial, quizá por medio de alguien que tuviese el don de profecía. Este
ministerio los iba a llevar a nuevas regiones con el evangelio. La primera
parada de los misioneros fue en la isla de Chipre, donde evangelizaron en las
dos ciudades de Salamis y Pafos. Luego zarparon hacia las costas de Asia
Menor, dirigiéndose tierra adentro a las ciudades de Antioquía de Pisidia,
Iconio, Listra y Derbe. En cada ciudad evangelizaron y fundaron iglesias. Pero
también experimentaron el odio y la persecución de los judíos. Los dos
misioneros volvieron a su base de Antioquía de Siria, e informaron de todas las
maravillas que Dios había hecho.

La evidencia del Espíritu Santo en la Iglesia Primitiva nos muestra el


crecimiento de cada creyente y el de la iglesia a través del poder de Dios en
nuestras vidas con el cual testificamos lo que Dios hace en nosotros día a día.

Luego del Pentecostés la Iglesia creció en número, en lugares nuevos, en


cultura, y en teología, ya que se encendió la llama que permitió la expansión
del Reino de los Cielos en la tierra y la transformación de cada creyente.

Aporte Personal (Andrea Medina)

En el Libro de Hechos, Lucas muestra que la mayor evidencia del Espíritu


Santo sobre la iglesia primitiva es la expansión del evangelio que comenzó
aquel día hasta la fecha actual. No solo una expansión en números sino en
poder, amor, transformación, obras, milagros, dones, ministerios y prodigios. El
Espíritu Santo es no solo nuestro consolador en la persecución en medio de las
pruebas sino tambien nuestra investidura del Poder de Dios en nuestras vidas.

En la carta a los Romanos, Pablo nos enseña que la salvación y justificación


que recibimos del Señor es por gracia y por fe, no por obra para que nadie se
gloríe. Tambien escribe sobre el lugar constante que hay entre las obras de la
carne y el Espíritu. Que El Espíritu Santo nos ayuda a vivir una vida en
Santidad y Jesús nos justifica a través de su sacrificio en la cruz. Por otro lado,
enseña sobre el privilegio de Israel de ser el Pueblo escogido por el Señor y el
privilegio de nosotros los gentiles de tener la oportunidad de gozar de la misma
salvación que fue dada a Israel.

La carta a los Hebreos enseña sobre la supremacía de Jesús por encima de


todo ser creado y por encima de todas las cosas. Él es El Nombre sobre todo
Nombre, pues en el caso de los ángeles, los cuales han sido creados por Dios,
ninguno fue llamado hijo de Dios, y en los casos Moisés y Aarón a quien tanto
veneraban los judíos fueron creados, pero Jesús es Dios creador e Hijo. Jesús
es 100% Hombre y tambien 100% Dios. Es Supremo entre toda creación.

El apóstol Santiago, en su carta enseña sobre la importancia de vivir la fe, que


la fe sin obra es muerta. De nada nos sirve tener fe si no obramos con amor,
gozo, compasión; si no reflejamos los frutos del Espíritu.

Santiago también habla sobre la importancia de controlar la lengua, sobre la


necesidad de depender completamente de Dios en toda circunstancia,
confiando en su sabiduría, guía y provisión. Debemos orar y esperar
confiadamente en que Él es nuestro ayudador.

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