I. INTRODUCCIÓN……………………………………………. II. MARCO TEÓRICO………………………………………….. III. CONCLUSIONES……………………………………………..
REFERENCIAS
ANEXOS
el proceso, principios del proceso y principios del procedimiento
Una forma de idealizar el derecho es decir que es una ciencia conceptual. precisos, estructurados en torno a un sistema que los sitúa en el lugar adecuado, situaciones, permitiendo así su uso para determinar con precisión cuál es el emisor. Expresar voluntad y buena voluntad para transmitir un mensaje o datos al destinatario. Esto es más o menos lo que admite cierta concepción del pensamiento jurídico. crear históricamente el derecho, es decir, entenderlo como una ciencia formal se crea en base a la abstracción, su punto de partida ideal son las hipótesis, entonces esto debe ser verificado comparándolo con la realidad para que así sea asimilados o excluidos del trabajo científico. Sin embargo, un hexágono que cumpla con la hipótesis básica de la creación siempre será un hexágono, independientemente de su tamaño, color, belleza o uso. Por tanto, la geometría es una ciencia formal. En lugar del consentimiento de muchas personas lograr un objetivo común es, desde un punto de vista jurídico, la esencia del contrato sociedad. Sin embargo, considerando la naturaleza del contrato, si el objetivo general es obtener beneficios o no, evaluar si este objetivo es razonable o no, evaluando el grado de formalidad alcanzado por el acuerdo, en definitiva, evaluándolo y otras "opciones menores", es muy probable que este acuerdo en particular no se alcance acuerdo corporativo, aunque manteniendo su esencia. Hay innumerables de ellos. los cambios pueden dictar su transformación en otras personas jurídicas hay que tocar su esencia. Sin embargo, nadie puede garantizar que no se produzca un debate académico. conversaciones interminables sobre la naturaleza jurídica del personaje emergente, incluso si se prolonga independientemente de si se trata de un acuerdo de cooperación o no. Lo anterior significa cuestiones legales. Son agudos, complejos, ricos y, lo más importante, controvertidos. Sin embargo, para hacer esto, los abogados deben confiar en categorías y conceptos básicos. Desarrolla tu investigación para hacerla aún más confiable. Por lo tanto, es importante advertir que este proyecto Esto sucede a menudo de forma errática. Veamos cuáles son.
PRINCIPIOS DEL PROCESO :
EXCLUSIVIDAD Y OBLIGATORIEDAD DE LA FUNCION JURISDICCIONAL: (Inciso 1 del artículo 139º de la Constitución) Este primer principio se centra en la exclusividad que básicamente esta entornado a la prohibición de atribuciones jurisdiccionales a órganos que no pertenecen al órgano encargado, el órgano encargado de la función jurisdiccional es el Poder Judicial. La jurisdicción es el poder de juzgar y hacer cumplir lo juzgado. Para Monroy, nadie puede irrogarse en un estado de derecho la función de resolver conflictos de intereses con relevancia jurídica, sea en forma privada o por acto propio. Esta actividad le corresponde al Estado a través de sus órganos especializados, éste tiene la exclusividad en dicho encargo. (Monroy 2007, p. 175) La exclusividad jurisdiccional cuenta con la ausencia de jurisdicciones independientes y es así como ninguna autoridad y/o entidad puede inferir en dichos asuntos jurisdiccionales, esta esencial característica no hace alusión a la carencia de control, ya que a pesar de que ninguna autoridad ajena puede intervenir, los jueces y sus resoluciones son apegados con demasía a ciertas regularidades y reglas. EXCLUSIVIDAD JUDICIAL EN SU VERTIENTE NEGATIVA: (Art. 146 de la Constitución) Este articulo donde se encuentra la principal vertiente negativa de la función jurisdiccional menciona que los jueces inmersos es este tipo de funciones están impedidos de ejercer cualquier otro tipo de cargo que no sea el de docente universitario, el artículo que hace mención a este hecho fue previsto especialmente para prevenir que el juez se parcialice en defensa del interés de una determinada entidad pública o privada. EXCLUSIVIDAD JUDICIAL EN SU VERTIENTE POSITIVA: (Art, 139 de la Constitución) El articulo 139 alude al ejercicio de la función jurisdiccional por parte única del Poder Judicial, sin embargo, existe excepciones como el Tribunal Constitucional, el Jurado Nacional de Elecciones y la jurisdicción militar, entre otros. En otras palabras, en un Estado constitucional de derecho, ni el Poder Ejecutivo ni el Poder Legislativo pueden arrogarse la función jurisdiccional, pues, como se ha mencionado, esta actividad le corresponde exclusivamente al Poder Judicial, al Tribunal Constitucional, al Jurado Nacional de Elecciones y a la jurisdicción militar, entre otros.
INDEPENDENCIA DE LOS ORGANOS JURISDICCIONALES:
(Inciso 2 del artículo 139º de la Carta Magna) La independencia de los órganos jurisdiccionales nos menciona que ningún tipo de autoridad puede avocarse a causas pendientes ante el órgano jurisdiccional, asimismo esta basado en la división de poderes y el contrapeso de esta independencia es el principio de la responsabilidad de los jueces. “La independencia judicial tiene que ser entendida como independencia frente a los otros poderes del estado y a los centros de decisión de la propia organización judicial, pero no como separación de la sociedad civil ni como cuerpo separado de toda forma de control democrático y popular” (Bergalli, 1984, p. 1001). El Tribunal Constitucional señala que este principio posee 2 dimensiones: INDEPENDENCIA EXTERNA: La primera dimensión nos menciona que la autoridad judicial que desarrolla la función jurisdiccional no puede engancharse a ningún tipo de interés que emane fuera de la organización judicial en conjunto, ni aceptar presiones para dar soluciones a un caso ajeno. Las decisiones de la autoridad judicial dependerán únicamente de la Constitución y de la Ley; mas no de la voluntad de otros poderes públicos, tales como el Poder Ejecutivo o el Poder Legislativo. Los poderes públicos están imposibilitados de influenciar en las decisiones de índole judicial, tampoco pueden establecer órganos especiales que traten de suplir a los órganos de gobierno de la organización jurisdiccional, o creando estatutos jurídicos. INDEPENDENCIA INTERNA: La autoridad judicial en función jurisdiccional no se sujeta a la voluntad de otros órganos, a excepción de que haya un medio impugnatorio.
La autoridad judicial en función jurisdiccional no tiene vinculo a los
intereses de órganos administrativos que existan dentro de la organización judicial. IMPARCIALIDAD DE LOS ORGANOS JURISDICCIONALES
En este proceso cada uno cuenta con una o más funciones
determinadas previamente como lo que puede y debe o como lo que no puede y no debe hacerse. La imparcialidad de los órganos jurisdiccionales se halla entorno de las tareas imposibilitadas del juez en cuestiones ajenas a su función.
Doctrinariamente se entiende a la imparcialidad como la posición del
juez que equidista entre dos litigantes. Basándonos en la doctrina resaltamos que un juez imparcial es aquel que actúa conforme a ley sin tener un fin determinado sea propio o ajeno (acá juega la independencia) y para esto tiene vedada la realización de actividades propias de las partes (acá juega la imparcialidad).
Alvarado Velloso que explica que la imparcialidad tiene, en realidad,
tres despliegues: la impartialidad (el juez no ha de ser parte), la imparcialidad (el juez debe carecer de todo interés subjetivo en la solución del litigio) y la independencia (el juez debe poder actuar sin subordinación jerárquica respecto de las dos partes); y la de Aguiló que opina que la imparcialidad podría definirse como la independencia frente a las partes y el objeto del proceso (Alavarado: 1989, p. 261).
PRINCIPIOS DEL PROCEDIMIENTO:
PRINCIPIO DE CONCENTRACION El principio de concentración es uno de los principios generales del proceso penal que ha recibido menos atención por parte de la doctrina, y las obras dedicadas exclusivamente a él son relativamente escasas. El principio de concentración temporal se sitúa, inmediatamente, en la protección de la inmediación15 y, mediatamente en el descubrimiento de la verdad material. Cuando nos referimos a la protección de la inmediación como medio para el descubrimiento de la verdad material, en lo que respecta a la concentración, queremos decir con ello que las ventajas inherentes a la relación de comunicación estrecha, directa e inmediata entre el juez y la producción de la prueba, acaban desvaneciéndose con el paso del tiempo. La falta de concentración temporal no pone en duda el contacto inmediato entre el juez y los medios de prueba. Tampoco el proceso de formación de su percepción y convicción personal sobre la misma, sino que pone en peligro su integridad, plenitud y totalidad. En esencia, la razón que subyace a la afirmación del principio de concentración, en su dimensión temporal, es la de evitar la “interrupção da produção de prova repetidas vezes ou por períodos longos, pois ela torna impossível a captação de uma imagem global dos meios de prova e a formulação de um juízo concatenado sobre toda a prova”. En una formulación más general del fundamento del principio de concentración, puede decirse que este principio está “fundado pela necessidade de que se não suscitem obstáculos ou impedimentos ao exercício do proceso” Si ampliamos nuestro horizonte interpretativo a todo el proceso penal, y no sólo al juicio oral, deberíamos considerar también, como fundamentos del principio de concentración, la protección de los derechos fundamentales (imputado, asistente, víctima y perjudicado) y la necesidad de aplicar los requisitos preventivos. El principio de concentración no se agota en su aspecto temporal Una dimensión espacial de la misma ha sido señalada por alguna doctrina. Los motivos aducidos son la protección de la imparcialidad, la transparencia y la dignidad del sistema de justicia penal, y su instrumentación en relación con el principio de publicidad. la oralidad la concentración de las actuaciones procesales, supone que los actos procesales se celebran en unidad de acto, e importan su celebración en plazo más breve. La oralidad, como es evidente, no se concilia bien con el orden sucesivo y espaciado de las actuaciones. El procedimiento oral exige la concentración de la actividad procesal entera o de la mayor parte de ella en una sola audiencia que puede constar de varias sesiones donde se formulan las alegaciones y se practican las pruebas ante el juez sin que a ello obste un orden determinado de actuaciones procesales y la efectiva dirección judicial a partir de cuya realización debe dictarse sentencia en el breve plazo de tiempo. La necesidad de una audiencia o de pocas audiencias próximas temporalmente entre sí es la principal característica exterior del proceso oral, y propicia que las manifestaciones realizadas de palabra por las partes ante el juez y las pruebas permanezcan finalmente en su memoria al momento de sentenciar.
Principio de inmunidad de jurisdicción
La inmunidad implica una exención a una carga de aplicación general. Como tal, genera una relación jurídica. Un derecho al beneficiario de exigir la correspondiente excepción; en tanto que, una obligación para la autoridad judicial o administrativa de no ejercer los poderes y atribuciones de que está investido legalmente. A su vez, la jurisdicción no tiene un contenido estrictamente judicial. En efecto, ella no sólo abarca la facultad de conocer y resolver una contienda, sino también incluye todas aquellas facultades a ejecutivas ejercidas por las autoridades judiciales, administrativas y policiales del Estado territorial. Hay que puntualizar si que la jurisdicción que normalmente comprende la potestad de ejecución de fallo, en el campo de las inmunidades de jurisdicción, es distinta de la inmunidad de ejecución. Tanto es así que la renuncia de la primera, no importa la de la segunda. En suma, la inmunidad de jurisdicción es un privilegio, en cuya virtud el Estado extranjero no está sometido a la competencia de las autoridades judiciales como administrativas de otro Estado. La inmunidad de jurisdicción es el derecho reconocido a cada Estado, en razón de su soberanía, a no ser sometido a la potestad jurisdiccional de otro Estado. Se basa en los principios de soberanía, igualdad e independencia que se sintetizan en el brocardo “par in parem non habet imperium”. La soberanía se constituye como referencia ineludible, pues es este principio de Derecho Internacional el que motiva estas inmunidades y privilegios en el caso de los Estados. Ello se sustenta en el principio de igualdad soberana de los Estados, receptado en la Carta de Naciones Unidas, y tiene como finalidad la conservación de las buenas relaciones de cooperación entre los Estados. En cuanto a las Organizaciones Internacionales en adelante, la motivación de su inmunidad varía en función de la ausencia de soberanía. Así, puede entenderse que la inmunidad de estos sujetos derivados del Derecho Internacional tiene una motivación funcional, y cumple con la finalidad de preservar el correcto funcionamiento de la organización para el cumplimiento de sus objetivos y fines sin la injerencia de los tribunales locales en los cuales la organización actúa. Es dable destacar que, con relación a los funcionarios de los Estados y los agentes, también podemos encontrar previsiones tendientes a establecer su inmunidad que también abordaremos en esta investigación, puesto que son estos los sujetos cuyas acciones pueden resultar imputables tanto a Estados como OI, e inclusive derivar en sentencias condenatorias por la violación a normas de Derecho Internacional que recaigan sobre estos mismos agentes y funcionarios. El desarrollo normativo en torno a la inmunidad de jurisdicción está marcado por una evolución que se corresponde con diferentes pronunciamientos de tribunales locales en torno a la prevalencia, o no, de la inmunidad de jurisdicción. La complejidad de los conflictos suscitados en distintas sedes jurisdiccionales locales ha motivado un arduo trabajo de la Comisión de Derecho Internacional de la Organización de Naciones Unidas que ha desembocado en la confección de la Convención de las Naciones Unidas sobre las inmunidades jurisdiccionales de los Estados y de sus bienes. EL PRINCIPIO DE IGUALDAD DE LAS PARTES: El principio de igualdad de partes supone que ambas partes, ya fueren demandante y demandado o bien acusador y defensa, disponen de las mismas posibilidades y cargas de alegación, impugnación y prueba. Conforme a este principio, resulta intolerable, tanto la concesión de privilegios de índole procesal que carezcan de justificación objetiva y razonable, como, simplemente, la mera negación a una de las partes de posibilidades de alegación y prueba que, sin embargo, se concedan a la contraria. El Principio de igualdad de las partes, le impone al juzgador el deber de conferir a las partes las mismas oportunidades procesales para exponer sus pretensiones y excepciones, para probar los hechos en que basen aquellas y para expresar sus propios alegatos o conclusiones. Y ello porque las partes en todo proceso deben estar colocadas en un plano de igualdad: ante la Ley tendrán las mismas oportunidades y las mismas cargas. El Estado tendría como función fundamental en orden a la justicia, el de garantizar la natural igualdad de las partes interesadas en el proceso. EL PRINCIPIO DE CONGRUENCIA DE LAS SENTENCIAS: La congruencia procesal constituye el principio normativo que delimita el contenido de las resoluciones judiciales que deben proferirse de acuerdo con el sentido y alcance de las peticiones formuladas por las partes para que exista identidad jurídica entre lo resuelto y las pretensiones. En atención a este principio, los jueces deben resolver los autos en concordancia con los fundamentos de hecho y de derecho postulados en la demanda; teniendo en cuenta que hacer lo contrario implica la afectación al debido proceso. En ese contexto, la sala agrega que el principio de congruencia procesal se encuentra íntimamente relacionado con el derecho a la debida motivación de las resoluciones y con el principio de iura novit curia, regulado en el segundo párrafo del artículo VII del Título Preliminar del Texto Único Ordenado (TUO) del Código Procesal Civil (CPC), concordante con los artículos 50° inciso 6) y 122° inciso 4) del mismo cuerpo legislativo. Conforme al artículo VII del Título Preliminar del TUO del CPC, el juez debe aplicar el derecho que corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido erróneamente. Sin embargo, no podrá ir más allá del petitorio ni fundar su decisión en hechos diversos a los alegados por las partes. En tanto que según el artículo 50° inciso 6) de este texto legal, es deber de los jueces en el proceso fundamentar los autos y las sentencias, bajo sanción de nulidad, respetando los principios de jerarquía de las normas y el de congruencia. Por su parte, el artículo 122° inciso 4) del citado código refiere que las resoluciones deben contener la expresión clara y precisa de lo que se decide u ordena, respecto de todos los puntos controvertidos. Si el juez denegase una petición por falta de algún requisito o por una cita errónea de la norma aplicable a su criterio, deberá en forma expresa indicar el requisito faltante y la norma correspondiente, añade tal disposición. En función de esto, el supremo tribunal determina que en toda resolución judicial debe existir coherencia entre lo solicitado por las partes y lo finalmente resuelto, sin omitirse, alterarse o excederse estas peticiones (congruencia externa); y, armonía entre la motivación y la parte resolutiva (congruencia interna). En este caso, advierte que la sala superior que tomó conocimiento del proceso de cumplimiento de contrato en que se interpuso este recurso, al revocar el auto apelado que declaró infundada una excepción de caducidad; y reformándolo declaró fundada tal excepción careciendo de objeto pronunciarse sobre la apelación a la sentencia de primera instancia que declaró infundada la demanda; afectó el debido proceso y la motivación de las resoluciones. Esto atendiendo a que la sala superior consideró que el demandante ejerció una acción estimatoria regulada en los artículos 1513° y 1514° del Código Civil relativos al saneamiento de vicios ocultos, en vez de considerar que la acción que ejerció fue una de cumplimiento de contrato al amparo del artículo 1574° del mismo cuerpo legal relativo a la compraventa sobre medida, con que infringió el principio de congruencia procesal, precisa el supremo tribunal. Ante ello, la sala suprema declara fundado el citado recurso de casación y ordenó a la sala superior correspondiente emitir una nueva decisión; en vista a los efectos anulatorios previstos en el artículo 396° inciso 1) del TUO del CPC. De acuerdo con el artículo 396° inciso 1) de este cuerpo legislativo si la sentencia declara fundado el recurso, además de declararse la nulidad de la sentencia impugnada, la sala deberá completar la decisión y si se trata de las causales precisadas en los puntos 1 y 2 del artículo 386° del mismo código resolverá además según corresponda a la naturaleza del conflicto de intereses, sin devolver el proceso a la instancia inferior. Tales puntos del artículo 386° del TUO del CPC estipulan que constituyen causales para interponer recurso de casación tanto la aplicación indebida o la interpretación errónea de una norma de derecho material, y de la doctrina jurisprudencial; como la inaplicación de una norma de derecho material o de la doctrina jurisprudencial. PRINCIPIO DE ECONOMÍA PROCESAL: El principio de economía procesal surge del convencimiento de que “El proceso, que es un medio, no puede exigir un dispendio superior al valor de los bienes que están en debate, que son el fin. Una necesaria proporción entre el fin y los medios debe presidir la economía del proceso”. Este principio está referido especialmente “a tres áreas distintas: ahorro de tiempo, gasto y esfuerzo”. El Tribunal Constitucional ha venido aplicando normalmente este principio, emitiendo incluso sentencias que resolvían fundada la demanda al encontrar que era un caso idéntico a otro ya sentenciado y a cuyos fundamentos jurídicos remitía la nueva sentencia en aplicación del principio de economía procesal. El principio de economía procesal no sólo apunta a economizar los costos que pueda suponer el proceso, sino también a hacer del proceso un trámite sumario: “El principio de economía procesal, como es conocido, intenta enfrentar no sólo el tema de los costos, sino también de la duración y de la cantidad de actos que deben realizarse en un proceso”. Y es que muy vinculado a este principio de economía se encuentra el principio de celeridad procesal, tan vinculados están que el Supremo intérprete de la Constitución suele nombrarlos de manera conjunta. El principio de celeridad procesal no está reconocido expresamente en el artículo que ahora se comenta, (como sí lo está en el artículo V del título preliminar del Cpc), pero indudablemente debe inspirar el desarrollo de los procesos constitucionales, más aún cuando algunos de ellos están dirigidos directamente a defender derechos constitucionales, por lo que se requiere de una respuesta judicial urgente debido a la especial importancia de su objeto de defensa: “Los diferentes procesos constitucionales, y sobre todo, los vinculados con la protección de los diversos derechos fundamentales, deben caracterizarse por buscar una tutela urgente, limitándose en lo posible al cumplimiento de aquellas pautas y formalidades que realmente resulten indispensables”. PRINCIPIO DE PUBLICIDAD El principio de publicidad, como se ha insistido, está íntimamente ligado con los principios de oralidad, inmediación y concentración; los cuatro, aisladamente, no pueden explicarse ni tendrían sentido. En la perspectiva del código, su análisis integral es inevitable. La publicidad del proceso tiene una definida trascendencia constitucional (artículo 139.4 de la Ley Fundamental), que el CPP residencia en la etapa de enjuiciamiento (artículos l.2 TP, 356.1 y 357.1 CPP), aunque el artículo 10 de la LOPJ la circunscribe a toda actuación judicial, sin perjuicio de reconocer todas “las excepciones que la Constitución y las leyes autorizan”. Rige, exclusivamente, para la parte más importante del proceso penal: el debate o enjuiciamiento (artículo 356.1 CPP), en tanto en cuanto lo tratado en él puede fundar la sentencia (artículo 393.1 CPP). Se proyecta al procedimiento, a las actuaciones procesales o debates y a la sentencia y, por todo ello, se constituye uno de los rasgos distintivos de la actuación de una justicia democrática, en el marco de un Estado constitucional [SILES VALLEJO] y ayuda a alcanzar el proceso justo (STEDH Sutter, de 22-02-84). La publicidad es un ideal propio de todo régimen republicano de gobierno Lo opuesto a la publicidad es el secreto. Se articula como una protección ante la arbitrariedad y el secreto, así como frente a influencias extrañas: justicia de gabinete. En tal virtud, cualquier persona, sin tomar en consideración origen, credo o grupo social o cultural, puede participar como oyente en los juicios. Ha de haber una pluralidad de plazas en el local de la audiencia. La intervención de la prensa es una excepción razonable al principio de igualdad, pues siempre se le debe reservar lugar. Para concretar la asistencia del público debe indicarse el lugar de juicio. Este principio concierne al control de la justicia penal por la colectividad. Tiene una doble finalidad: por un lado, proteger a las partes de una justicia sustraída al control público y, por otro, mantiene la confianza de la comunidad en los órganos jurisdiccionales [CORDÓN MORENO]. En una democracia el soberano es el pueblo, en su nombre se imparte justicia y el juez es únicamente representante de la comunidad jurídica [BAUMANN]. Permite al quisque de populo que pueda saber que rige el imperio de la ley y que, bajo él, se aplica en igualdad a todos [PEDRAZ]. Consolida la confianza pública en la administración de justicia, fomenta la responsabilidad de los jueces y evita que circunstancias ajenas a la causa influyan en el órgano jurisdiccional y, con ello, en la sentencia …. PRINCIPIO DE ORALIDAD Como sabemos la oralidad es uno de los instrumentos que de mayor expansión y antigüedad se utilizó en el mundo para comunicarnos, al menos desde la civilizaciones antiguas, pues la palabra hablada constituye una de las formas más primigenias para resolver conflictos, así por ejemplo cuando hay peleas de hermanos en una familia no se cursa comunicación escrita al padre para que solucione el conflicto, sino que a través de la oralidad se hace la queja directamente, pues este representa la forma originaria de transmitir información y solucionar conflictos, sin embargo con el crecimiento de las ciudades, fue en la Roma imperial con la Apellatio y suplicatio que se implantó un sistema basado en la escritura, pero incluso en el primitivo derecho germano se practicó la oralidad en el proceso, el cual duró específicamente solo hasta la hegemonía del derecho romano canónico, que llegó al extremo, a partir de la famosa decretal de 1216 del Papa Inocencio III con el que se consagró el principio del “quod non est in actis non est in mundo” dejándose de lado la oralidad en el proceso desde entonces imponiéndose la escritura que empieza a dominar. El acto procesal que independientemente de la intervención del juez aparece la figura del notario que es quien redacta el protocolo, concluyéndose que toda sentencia para que sea valida debe basarse sobre actas. Posteriormente con el surgimiento de las ideas liberales producto de la Revolución Francesa se advirtió las arbitrariedades y abusos que se cometían bajo el amparo del juicio secreto y escrito, pues el juicio era una mera prolongación del sumario, oponiéndose a los principios de oralidad y publicidad que se vieron reivindicados producto del reconocimiento y protección de los derechos fundamentales como el respeto a la dignidad de las personas, a la libertad y a la solidaridad. De esta forma el principio de oralidad se viene a convertir en uno de los pilares más importantes del sistema acusatorio, que representa una garantía para el reconocimiento y protección de los derechos fundamentales en el curso de un proceso penal. Al respecto señala ROXIN que un proceso es oral, si la fundamentación de la sentencia se realiza exclusivamente en base a la materialidad de los hechos introducidos verbalmente en el juicio. Cuando hablamos del principio de oralidad nos referimos a que los actos procesales deben ser predominantemente hablados y que la intervención y la comunicación de los sujetos procesales deben realizarse a través de la oralidad, sin perjuicio de que lo actuado en el juicio quede en actas, pues actualmente no cabe hablar de un proceso exclusivamente oral o exclusivamente escrito. La oralidad además debe ser un instrumento principal que produce la comunicación oral entre las partes, con la oralidad se puede captar el mensaje en vivo y directo y podemos apreciar necesariamente la comunicación corporal a través de los gestos, los ademanes y el nerviosismo que puede mostrar la persona al hablar.