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LA COMUNICACIÓN DESDE LA FILOSOFÍA: RETÓRICA, ARGUMENTACIÓN Y LÓGICA

Filosofía
1. LA RETÓRICA. PARTES FUNDAMENTALES DEL DISCURSO RETÓRICO

“Para saber hablar es preciso saber escuchar” (Plutarco)

Desde tiempos remotos los hombres se han relacionado entre sí a partir de la


“palabra”. La palabra es ese vehículo de comunicación que une a las personas, que
provoca el entendimiento entre ellas y que permite la transmisión e intercambio de
ideas, valores, creencias, emociones… (No hace falta añadir que la “palabra” es tan
poderosa que también puede generar “desencuentros” y todo tipo de “heridas”).

El arte de la retórica como tal, es decir, “el arte de hablar bien”, surgió en el
corazón de la cultura helénica. Alcanzó su punto álgido en el marco de los debates
políticos y filosóficos que caracterizaban la vida cotidiana en las polis de la antigua
Grecia (Atenas, Esparta, Tebas…), de la mano de “pensadores” o maestros como
Gorgias, Lisias, Isócrates, Platón, Demóstenes, Aristóteles, por citar algunos1.

Hoy, a pesar de los siglos que han pasado, “el arte del discurso o del buen
decir” sigue jugando un papel relevante en nuestra sociedad. De hecho, líderes de todo
tipo, así como gerentes públicos, empresarios, profesionales, políticos…, necesitan
comunicar ideas, es decir, expresar bien sus propuestas para convencer y movilizar las
voluntades de sus oyentes.

La retórica es el conjunto de normas que ayudan a un orador a alcanzar la


elocuencia2. De este modo, para que el orador logre su objetivo, es decir, “deleitar,

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Gorgias de Leontino (s. V a. C.): Enseñó retórica, especialmente la “epidíctica”, que es un
discurso que versa sobre cualquier tema, y cuya finalidad es el adorno o lucimiento personal.
Según Gorgias, “sólo las palabras –no la verdad- tienen poder y son reales”. Lisias, es
considerado uno de los mejores logógrafos, es decir, escritor de discursos. Isócrates,
logógrafo, epidíctico y profesor; hizo fortuna con sus escuelas de retórica en Atenas. Insistía
mucho en la erística, es decir, en el arte de la discusión. Platón, criticó a los sofistas por su
relativismo y sus afán de amasar riquezas; siguiendo a su maestro, Sócrates, enseñó el ideal
clásico de virtud-areté. Al contrario que los sofistas, Platón considera que no se puede desligar
la retórica de la verdad… Demóstenes es famoso por sus discursos y cartas contra Filipo, el
macedonio. Aristóteles, al publicar “La Retórica”, en el siglo IV A. C., esta disciplina entra en el
círculo intelectual de la antigüedad clásica. El estagirita es esencial para la aceptación histórica
de la retórica, ya que la define y expone su función. Aristóteles también tenía presente las
características del público, sus creencias y sus sentimientos. Además, establece las siguientes
categorías: 1. El concepto de discurso 2. Los géneros de oratoria 3. Las acciones del orador. 4.
Funciones de los oyentes…
2
Definamos “elocuencia”. En el Diccionario de la R.A.E. leemos: “Del latín, eloquentia. 1. Facultad de
hablar o escribir de modo eficaz para deleitar, conmover o persuadir. 2. Eficacia para persuadir o

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convencer o persuadir”, debe seguir una serie de reglas; unas reglas que son la
estructura general de todo discurso3, y que ya fueron identificadas desde la antigüedad
clásica.

Podemos decir entonces que todo discurso tiene una estructura fija que debemos
conocer y respetar si es que de verdad queremos convencer a quienes nos escuchan. El
discurso suele dividirse en cuatro partes4:

A. Exordio

Es la primera parte del discurso. Pretende provocar la benevolencia del


auditorio, es decir, ganar su atención y docilidad.

Su función es señalar el inicio del discurso, atraer la atención del receptor,


granjear simpatías, así como introducir el tema, la tesis principal y el objetivo del
discurso en sí.

B. Exposición o narración

Es la parte más extensa del discurso. Cuenta todos “los hechos” que sean
necesarios para ir guiando la exposición a demostrar la conclusión que perseguimos.

Conviene saber que si el tema presenta subdivisiones es preciso adoptar un


orden conveniente (partitio o divisio). Con la “partitio”, optamos por despojar al asunto
de los elementos que no nos convienen mencionar, para desarrollar-amplificar más
aquellos que sí nos convienen.

Esta sección del discurso enseña al público los puntos fuertes que vamos a
defender.

conmover que tienen las palabras, los gestos, los ademanes y cualquier otra acción o cosa capaz de dar
a entender algo con viveza.
3
Definamos “discurso” según el Diccionario de la R.A.E. del latín, discursus. 1. Facultad racional con que
se infieren unas cosas de otras (…) 2. Acto de la facultad discursiva. 3. Uso de la razón. 4. Reflexión,
raciocinio sobre algunos antecedentes o principios. 5. Serie de las palabras y frases empleadas para
manifestar lo que se piensa o siente(…) 6. Razonamiento o exposición sobre algún tema que se lee o
pronuncia en público. II 7. Doctrina, ideología, tesis o punto de vista. II 8. Escrito o tratado de no mucha
extensión, en que se discurre sobre una materia para enseñar o convencer…
4
En realidad podemos hallar pequeñas variantes en su división. La división suele oscilar entre las cuatro
o seis partes. Nosotros optamos por cuatro, para mayor claridad.

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Como esta parte del discurso es esencial, pues señala los puntos fuertes que
pretendemos exponer o defender, debemos cuidar algunos aspectos:

-Brevedad. No aburrir.

-Claridad.

-Verosimilitud. No basta con que lo que decimos sea verdadero, sino que debe
parecerlo. Si algo resulta verdadero pero increíble, será difícil ganar la adhesión del
oyente.

-Introducir digresiones: Son pequeños ejemplos, anécdotas… Sirven de


paréntesis para romper –si se cree conveniente- la monotonía del discurso.

Además, en la exposición suelen incluirse una serie de circunstancias: quién


(quis), qué (quid), cuándo (quando), cómo (quemadmodum), dónde (ubi), por qué (cur),
con qué medios (quibus auxiliis).

C. Argumentación

En esta parte del discurso se aducen pruebas o argumentos que confirman la


propia posición, es decir, que refuerzan y confirman la posición anunciada en la tesis, al
comienzo del discurso. Es lo que se conoce como probatio o confirmatio. También se
refutan las tesis contrarias (refutatio).

La “confirmatio” exige el empleo de argumentos lógicos, es decir, estructurados


de forma coherente o válida; para la “refutatio” conviene insistir en las posibles
contradicciones de las tesis contrarias.

Es en este momento cuando se recurre a una “lógica retórica”, que sólo persigue
convencer; es decir, que se basa más en lo que es “verosímil” que en lo verdadero.
(Aquí hallamos los vínculos que existen entre la retórica y la demagogia. Lo que de
verdad importa es convencer).

Conviene tener en cuenta que debemos organizar nuestra argumentación para


que cobre la mayor fuerza posible: primeramente ofreceremos los argumentos
medianamente fuertes; en segundo lugar, los argumentos más flacos o débiles; el
argumento más fuerte debe ir al final.

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D. Peroración o epílogo

La “peroración o epílogo” es la parte destinada a inclinar la voluntad del


oyente moviendo sus afectos; también recurriendo a móviles éticos o pragmáticos; tal
vez provocando su comprensión o indignación, (dependiendo de lo que interese). En el
fondo, pretende atraer la piedad del público y lograr su participación emotiva.

Resume y sintetiza lo desarrollado para facilitar el recuerdo de los puntos fuertes


y provocar el impacto afectivo en el auditorio. Es un buen momento para añadir un
último “argumento fuerte” (un “argumento-puñetazo”) que refuerce todos los demás y
que incline al oyente de forma positiva o favorable…

1.1. MÉTODO PARA LA ELABORACIÓN DE UN DISCURSO

Existe el llamado “método clásico” que consta de cinco fases:

A. Inventio. Se trata de buscar y seleccionar los contenidos que nos servirán


para probar lo que queremos o justificar nuestra propia posición sobre algún tema. Aquí
entra en juego la formación, la creatividad y el bagaje cultural del orador…

B. Dispositio. Se trata de esquematizar y organizar todos los contenidos o


argumentos que emplearemos. ¡Estamos diseñando nuestro discurso! Debemos
recordar que, a la hora de defender nuestra posición, los argumentos más sólidos deben
ubicarse al principio y al final. Los más débiles, al mediar.la exposición. A la hora de
refutar debemos hacerlo al revés, las críticas más fuertes al medio y las débiles al
principio y al final.

C. Elocutio. En esta fase se trata de elegir la manera de hablar que se usará; se


debe procurar que el discurso reúna cuatro características. Primeramente, hay que cuidar
la “pureza del lenguaje”,… aunque retóricamente es admisible un barbarismo (palabra
incorrecta) o un solecismo (construcción sintáctica viciosa), si con ello se embellece la
expresión. Elegir las palabras o el vocabulario que sea apropiado para el tipo de
auditorio al que se dirigirá. Conceptos muy sofisticados pueden perjudicar el grado de
comprensión y afectar –por lo tanto- a la credibilidad y aceptación del mensaje. En esta
etapa se escogen también las metáforas, anécdotas, chistes y citas. Pero, ¡sin pasarse!
Por otro lado, en esta parte se debe atender a la elegancia del estilo usado, al uso de los
conceptos apropiados, evitando que suene cursi o recargado.

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D. Memoria. Recordar lo elaborado, el orden de los argumentos, anécdotas, etc.

E. Actio o pronuntiatio. Es el acto de comunicación del discurso en sí5…

Como podemos comprobar, mediante las tres primeras acciones se construye el discurso
en sí; con las dos últimas, se comunica lo elaborado.

1.2. POSIBLE ESQUEMA TEMPORAL DE UN DISCURSO BREVE

¿Qué duración debe tener un discurso? No hay establecido un esquema temporal de lo


que debe durar un discurso. Dependerá del tema que se exponga, del contexto y de los
oyentes. Tal vez una charla o conferencia no deba durar más de media hora o
cuarentaicinco minutos (45 m). Lo que sí debe quedarnos claro es que su distribución
debe ser equilibrada. Por ejemplo, sobre la base de una breve exposición de quince
minutos podríamos establecer el siguiente esquema:

• Exordio: tres minutos.


• Narración: cinco minutos.
• Argumentación: cuatro minutos.
• Peroración: tres minutos.
… ¿Te atreves a construir uno?

2. LA LÓGICA, ¿QUÉ ES? ¿PARA QUÉ SIRVE?

Casi sin darnos cuenta, nos pasamos la vida tomando decisiones acerca de lo que
creemos verdadero. Y aunque todos preferimos creer lo que es verdad, con frecuencia
discrepamos sobre lo que es verdadero (o no) en determinados casos concretos.

Por ejemplo, si “yo creo que todos los gatos son mamíferos y que todos los
mamíferos son seres racionales, tendría sentido para mí suponer que todos los gatos
son seres racionales”. Seguramente discrepes conmigo, y tienes toda la razón… Pero
podrás apreciar que he empleado mis creencias erróneas para establecer racionalmente
nuevas creencias.
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Aquí entrarían en juego muchos elementos que obviaremos en esta breve exposición. Sorry!

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Con este ejemplo tan tonto has comprobado que podemos estar de acuerdo en el
camino que sigue un razonamiento, pero podemos discrepar acerca de sus puntos de
partida y de llegada. Es decir, podemos distinguir razonamientos válidos o inválidos,
más allá del contenido (material) que expresen. En el caso del ejemplo, el razonamiento
está bien construido (¡es válido!), pero el contenido no nos convence.

La lógica es la disciplina filosófica que estudia esta distinción determinando las


condiciones balo las cuales la verdad de ciertas creencias conduce con certeza a la
verdad de otras. Estudia los principios de los razonamientos correctos.

Al hilo de lo dicho, debemos insistir en que la lógica no nos garantiza que


siempre lleguemos a conclusiones verdaderas (tal y como vimos en el ejemplo del gato).
Lo que sí garantiza la lógica es que siguiendo los principios de los razonamientos
correctos, no surjan otros errores (aparte de los derivados de la posible falsedad de
nuestros conocimientos). Dicho de otro modo, la lógica garantiza la “validez” (y no la
verdad6) de nuestros razonamientos.

Los razonamientos que estudia la lógica se llaman argumentos; y la tarea de


esta disciplina consiste en descubrir qué hace que un argumento sea válido, es decir, que
constituya una inferencia correcta.

Un argumento es una secuencia de oraciones donde las premisas están al


comienzo y la conclusión al final. Inferir es obtener un enunciado a partir de otro u
otros; por ejemplo:

Todos los hombres son mortales (premisa),

Sócrates es hombre, (premisa menor),

por lo tanto, Sócrates es mortal (inferencia y conclusión).

El objetivo de la lógica es comprobar la validez formal de un razonamiento. Esto


quiere decir que el argumento sólo será válido si existe coherencia interna entre las
premisas y la conclusión7.

6
De la verdad o falsedad de su contenido se encargan las ciencias experimentales.
7
Para que veas la importancia de la coherencia interna, observa estos dos razonamientos: 1. “Miguel es
cirujano y el sol brilla, aunque mi abuela tiene bigotes y a mi primo le huelen los pies”; 2. “Miguel es

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2.1. Elementos fundamentales de la lógica proposicional

Antes de adentrarnos en las argumentaciones lógicas debemos entender bien


algunos elementos de la lógica proposicional.

a) Enunciados o proposiciones

Una proposición o enunciado es el significado de cualquier frase declarativa (o


enunciativa) que pueda ser o verdadera (V) o falsa (F). Nos referimos a “V” o a “F”
como los valores de verdad del enunciado.

Pongamos algunos ejemplos:

-“Hoy hace frío”: Es un enunciado declarativo. Podremos asignarle valor de


verdad (V) o no (F), aunque dependerá de las circunstancias concretas.

-“1=1”: Es un enunciado. ¡Es verdad!, “V”.

-“1=0”: Es un enunciado. Su valor es “F”.

-“¡Haz los ejercicios de lógica!”: No es un enunciado, ya que no puedo


atribuirle valor de verdad o falsedad.

- “Haz el amor y no la guerra”… ¿es un enunciado?...

-“2+2=4”… ¿?

-“El lago de los cisnes” ¿?

-“El autor de cien años de soledad era colombiano”. ¿?

-“¡Ven pronto!” ¿?

-“Esa chica es rubia”. ¿?

La importancia de los enunciados o proposiciones radica en que son las unidades


que emplea la lógica para construir argumentos.

cirujano y ha estudiado medicina, ya que todos los cirujanos son médicos”. (Salta a la vista la
incoherencia del primer argumento).

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Añadiremos una última observación a este apartado. La lógica clásica suele
distinguir entre dos tipos de enunciados: 1) Enunciado atómico: consta de una sola
proposición. Por ejemplo: “La filosofía es útil”. Este enunciado no se puede dividir sin
que pierda su sentido. 2) Enunciado molecular: consta de dos o más proposiciones; se
puede fragmentar sin que pierda sentido. Por ejemplo: “la Filosofía es muy útil y hace
que uno entienda mejor la realidad”.

La lógica realiza sus cálculos lógicos con estos enunciados, de forma parecida a
como lo hacen las matemáticas. Pero para realizar estos cálculos debe contar con un
lenguaje específico (el formal). Se trata de un lenguaje simbólico, como veremos a
continuación.

b) Variables y conectivas

Variables. Cada enunciado se reemplaza o simboliza en bloque, usando para


ello letras minúsculas (p, q, r, s). Estas letras reciben el nombre de variables y se
utilizan para sustituir cualquier enunciado atómico. Por ejemplo:

“Todos los maestros son simpáticos” (se puede sustituir y simbolizar con la letra
“p”).

“Mi prima ha ido de viaje a China” (se puede sustituir con la letra “q”).

Esto vale para los enunciados atómicos. Pero, ¿qué sucede cuando empleamos
enunciados moleculares? Generalmente, en el acto mismo de pensar o de hablar,
usamos conectivas, que sirven para enlazar dos enunciados entre sí. Pongamos un
ejemplo:

“Este motor es ruidoso y consume mucha energía” (diríamos entonces, “p y q”).

“Me corto las venas o me las dejo largas” (diríamos entonces, “p o q”).

Principales conectivas

 La conjunción o conjuntor: Se simboliza (Ʌ) y corresponde con la conjunción


copulativa “y” de nuestro lenguaje natural. Ejemplo: “Estoy preocupado por los
exámenes y no sé si los haré bien”. Se simbolizaría: “p Ʌ q” (= p y q).

P = Estoy preocupado por los exámenes.

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Q= no sé si los haré bien.

 Disyuntor: Su símbolo es “V”.

“Me iré a casa a estudiar o no terminaré mi trabajo” (p v q).

 El condicional o implicador: Su símbolo es “→”. “Si ocurre p, entonces


sucede q”. “Si María sale a la calle, entonces me quedaré a estudiar”. (p →q).
En los enunciados condicionales, el primer término recibe el nombre de
antecedente (=p); el segundo es el consecuente (=q).

 El bicondicional o coimplicador: Su símbolo es “↔”. Representa


proposiciones que se implican mutuamente. Suele usarse en definiciones o
equivalencias… “Si y sólo si (antecedente)…, entonces (consecuente)”.

 La negación o negador. Su símbolo es “¬”, y se corresponde con la partícula


negativa “no”. Por ejemplo: “No es cierto que el sol gire alrededor de la tierra”
= (¬ p).

 Paréntesis y corchetes.

Los paréntesis y corchetes son como los signos de puntuación en nuestro


lenguaje natural. Sirven para evitar ambigüedades a la hora de formalizar los
enunciados: señalan cómo están agrupados los enunciados; indican cuál es el
conector dominante [[; ayudan a reconocer la estructura de un enunciado. Por
ejemplo, no es lo mismo decir “mañana iré al teatro, o iré al cine y luego
cenaré en un restaurante”. En este caso se formalizaría así: p v (q Ʌ r), que
“mañana iré al teatro o al cine, y luego cenaré en un restaurante”. En el
segundo caso se expresaría: (p V q) Ʌ r.

Si sois un poco observadores os daréis cuenta de que la conectiva dominante


siempre queda fuera de los paréntesis.

Algunos ejemplos:

(p Ʌ q) → r : Es un condicional cuyo antecedente es una conjunción y cuyo


consecuente es una proposición atómica.

(p v q) Ʌ (r v s): Es una conjunción de dos disyunciones.

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¬ p → [(q Ʌ r) v (s Ʌ t)]: Se trata de un condicional cuyo antecedente es una
negación y cuyo consecuente es una disyunción de dos conjunciones.

d) la formalización de enunciados.

Formalizar una expresión del lenguaje natural consiste en representarla adecuadamente


mediante los símbolos propios del lenguaje de la lógica.

Por ejemplo, formalicemos lo siguiente:

“Vi la película y me fui a la cama”: p Ʌ q.

“Ni vi la película ni me fui a la cama”: ¬ p Ʌ ¬ q.

“Sí y sólo si mi equipo gana el partido, entonces irá a la liga de campeones”:

p↔ q.

AHORA TÚ:

No vi la película, pero leí la novela: ¿?

Ni vi la película ni leí la novela: ¿?

O tú estás equivocado o es falsa la noticia que has leído: ¿?

Andrés será amable si y solamente cuando las vacas vuelen y den cervezas: ¿?

2.2. Tablas de verdad

Las tablas de verdad sirven para establecer todos los posibles valores de verdad
que puede tener un enunciado a partir de las combinaciones de verdad de sus
componentes. Una proposición atómica sólo puede tener dos posibles “valores de
verdad”: puede ser verdadera o falsa (V/F). Su tabla de verdad es sencilla. Sin embargo,
las proposiciones moleculares pueden tener muchas combinaciones de “valores de
verdad”, dependiendo del número de proposiciones atómicas que las compongan.

Para saber exactamente cuántas combinaciones hay en cada caso, lo único que
debemos hacer es aplicar la fórmula “dos elevado a n”. El valor de “n” son los
enunciados atómicos que tenga la proposición molecular.

Por ejemplo:

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Para un solo enunciado atómico. Tabla de verdad:

Si tenemos dos enunciados atómicos. Tabla de verdad:

p q

V V

V F

F V

F F

Así, en el caso de que tengamos tres enunciados diferentes (p, q, r), el número
de combinaciones de valores de verdad será el resultado de elevar el número de
valores de verdad (= siempre 2, V o F) al número de enunciados (en este caso, tres):

p q r

V V V

V V F

V F V

V F F

F V V

F V F

F F V

F F F

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Pero, además de conocer las posibles combinaciones, debemos saber cómo se
comportan los valores de verdad de una proposición molecular según la conectiva
que la una. De ahí que el siguiente paso que daremos será realizar las tablas de vedad
de las conectivas que estudiamos antes:

Conjunción: sólo será verdadera cuando sus dos miembros son verdaderos.

P Q pɅq

V V V

V F F

F V F

F F F

Disyunción: Sólo será falsa cuando sus dos miembros sean falsos.

P q pvq

V V V

V F V

F V V

F F F

Condicional: Sólo será falso cuando su antecedente sea verdadero y su consecuente


sea falso.

p q p→ q

V V V

V F F

F V V

F F V

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Bicondicional: Es verdadero siempre que sus miembros tengan igual valor de
verdad.

p q p↔ q

V V V

V F F

F V F

F F V

2.3. Interpretación de las tablas de verdad: Tautología, contradicción e


indeterminación

Con las tablas de verdad podemos clasificar las proposiciones en tres tipos generales:

Tautología: Una tautología es una fórmula que siempre es verdadera, sean cuales sean
los valores de verdad de las proposiciones o enunciados que la componen. El resultado
de la tabla de verdad lo establece la última columna, en la que se sitúa el valor de la
conectiva principal. Veamos el ejemplo siguiente: (p Ʌ q) v [ (¬p) v (¬q)]

p q (p Ʌ q) ¬p ¬q (¬p) v (¬q) (p Ʌ q) v [ (¬p) v (¬q)]

V V V F F F V

V F F F V V V

F V F V F V V

F F F V V V V

Otro ejemplo: p v (¬p). (También sería una tautología).

Contradicción: Un enunciado contradictorio es aquel cuyo resultado siempre es falso,


independientemente del valor que tengan las proposiciones atómicas.

Ejemplo: p Ʌ (¬p). (Sería tan contradictorio como decir “llueve y no llueve”).


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Así, si en una tabla hallamos que todos los valores finales son “F” estamos ante una
contradicción.

p ¬p p Ʌ (¬p)

V F F

F V F

Realiza la tabla de verdad siguiente: [(¬p) Ʌ q] Ʌ [p Ʌ (¬q)].

Indeterminación: Un enunciado será indeterminado si puede ser verdadero o falso


según el valor de verdad que corresponda a las proposiciones que lo integran. De este
modo, ni es verdadero en todos los casos (como la tautología) ni es falso en todos los
casos, (como la contradicción).

Ejemplo: “Si baja la inflación, entonces sube la demanda. Ha subido la demanda. Luego
ha bajado la inflación”. Formalizamos el enunciado: [(p →q) Ʌ q] →p

La tabla quedaría así:

p q (p →q) [(p →q) Ʌ q] [(p →q) Ʌ q] →p

V V V V V

V F F F V

F V V V F

F F V F V

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2.4. Comprobación de inferencias mediante tablas de verdad

Las tablas de verdad se emplean para comprobar la validez de una inferencia. Veamos
algunos ejemplos:

Premisa 1: Su tú pones atención (=p), entonces aprenderás más rápido. (=q)

Premisa 2: Tú pones más atención.

Conclusión: Tú aprenderás más rápido.

[(p → q) Ʌ p ] → q

p q (p → q) [(p → q) Ʌ p ] [(p → q) Ʌ p ] → q

V V V V V

V F F F V

F V V F V

F F V F V

… Se trata de una tautología, por lo que la inferencia es correcta.

Pero, ¿qué ocurrirá si variamos un poco el ejemplo anterior? Veamos…

Premisa 1: Si tú pones atención (=p), entonces aprenderás más rápido (=q).

Premisa 2: Tú aprendes más rápido (=q).

Conclusión: Tú pones atención (=p).

Lo traducimos al lenguaje formal:

[(p → q) Ʌ q ] → p

Elaboremos la tabla:

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P q (p → q) [(p → q) Ʌ q ] [(p → q) Ʌ q ] → p

V V V V V

V F F F V

F V V V F

F F V F V

En este caso la inferencia no es válida puesto que no tenemos una tautología.

2.5. El “cálculo deductivo” y las principales reglas de inferencia

Las tablas de verdad nos proporcionan un “procedimiento algorítmico” que permite, a cualquiera que
conozca las reglas, decidir sobre la validez de cualquier inferencia. Pero, si el número de proposiciones
atómicas que interviene en la inferencia es demasiado elevado, la tabla cobraría dimensiones enormes… y
su elaboración resultaría engorrosa.

El “cálculo de la deducción natural” consiste en aplicar una serie de reglas de inferencia al conjunto de
premisas, de forma que se avance paso a paso hasta la conclusión. El procedimiento a seguir es el
siguiente:

1º. En la primera línea se escribe siempre la conclusión de la infernecia que se quiere comprobar,
precedido con un interrogante:

1. ¿ q

2º. En segundo lugar se escriben el resto de las premisas, indicando que son premisas:

1. ¿ q

2. p → q (premisa)

3. p (premisa)

3º. Los siguientes pasos se obtienen aplicando las reglas de inferencia que veremos a continuación. A la
derecha habrá que señalar mediante abreviatura la fórmula de la regla empleada, y los números de las
líneas sobre las que se ha aplicado la regla:

1. ¿ q

2. p → q (premisa)

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3. p (premisa)

4. q MP 2 y 3.

(Una vez concluida la prueba se tachará el interrogante de la primera línea).

Principales reglas de inferencia

-Regla de la doble negación (DN). Negar dos veces algo equivale a afirmarlo (¬¬p). “No es cierto que
Juan no esté aquí” (es lo mismo que decir: “Juan está aquí”).

-Regla de la introducción del conjuntor (IC). Si dos fórmulas son válidas por separado, también lo será
la conjunción de ambas. Así, dados “p”, y siendo cierto “q”. Podemos decir: p Ʌq. Ejemplo: “Si es cierto
que María estuvo en casa (p) y también es cierto que salimos a cenar (q), entonces la afirmación de que
María estuvo en casa y salimos a cenar es verdadera”.

-Regla de la introducción del disyuntor (ID). Si una proposición es verdadera, cualquier disyunción que
formemos con ella también será verdadera, puesto que para que una disyunción sea verdadera basta con
que lo sea uno de sus miembros. Ejemplo: “Si es cierto la afirmación de que ayer cenamos en casa (p),
también lo será la afirmación de que ayer cenamos en casa (p) o comimos en un restaurante (q)”. (p V
q).

-Regla de la eliminación del conjuntor (EC). Si una conjunción es verdadera entonces las proposiciones
que la forman deben serlo también por separado. Si es cierto que “Pedro y Juan fueron al cine”, también
es correcto afirmar que “Pedro fue al cine” y que “Luis fue al cine”.

-Regla de eliminación del disyuntor (ED). Si sabemos que una disyunción es verdadera y que uno de sus
miembros es falso, el otro debe ser verdadero. Ejemplo: “Si es cierto que hacemos ejercicio (p) o
empeorará nuestra salud (q), y no hacemos ejercicio, entonces nuestra salud empeorará (p)”.

-Regla del Modus ponens (MP). Un condicional establece que si se da el antecedente, se dará también el
consecuente (p→q). Por lo tanto, si nos dicen que el condicional es verdadero y que su antecedente
también, podemos concluir que el consecuente será verdadero. Ejemplo: “Si es verdad que en caso de que
llueva (p) las calles se mojan (q), y resulta que está lloviendo (p), entonces será verdad que las calles se
mojarán (q)”.

-Regla del Modus tollens (MT). Si el condicional es verdadero y el consecuente no lo es, el antecedente
tampoco puede ser verdadero. Por ejemplo: ·”Si es verdad que en caso de que llueva las calles se
mojaran (p→q), pero resulta que las calles no están mojadas( ¬q), entonces debe ser verdad que no está
lloviendo (¬p)”.

-Regla de introducción del bicondicional (IB). Es un doble condicional; por lo tanto, si nos dicen que los
dos condicionales que lo forman son verdaderos, el bicondicional también lo será. Si (p→q) y (q →p) son
ciertos, también lo será: (p ↔q). “Si es cierto que el agua entra en ebullición a los 100ºC y también es

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cierto que cuando el agua entra en ebullición es que está a 100ºC, entonces será cierto que el agua entra
en ebullición si y sólo sí está a 100ºC”.

-Regla de la eliminación del bicondicional (EB). Dado que el bicondicional incluye a los dos
condicionales, si el primero es verdadero también lo será cada uno de sus condicionales por separado. Por
ejemplo: “Si es verdad que es de noche si y solo si se ha puesto el sol (p ↔q), entonces es verdad que si
es de noche, entonces es que se ha puesto el sol (p→q) , y también es verdad que, si se ha puesto el sol,
entonces es de noche”(q →p).

… Ahora sí, sabiendo estas reglas, podemos calcular deductivamente…

-Tienes el móvil encendido en clase (p) y charlas con el compañero (q).

-Si tienes el móvil encendido en clase, entonces no atiendes a las explicaciones (¬ r).

-Si obtienes buenos resultados académicos (s), entonces es que atiendes a las explicaciones (r).

- No obtienes buenos resultados académicos (¬s).

Formalización y comprobación:

1. ¿? ¬s

2. p Ʌ q (premisa)

3. p → (¬ r) (premisa)

4. s → r (premisa)

5. p (EC, 2)

6. ¬ r (MP 3 y 5)

7. ¬ s (MT 4 y 6)

3. LA ARGUMENTACIÓN EN LA LÓGICA INFORMAL

Los argumentos que estudia la lógica informal pueden dividirse en dos grupos,
según sea el tipo de razonamiento. Así, tenemos –por un lado- argumentos basados en el
razonamiento inductivo y –por otro- argumentos basados en razonamientos deductivos.

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a) Argumentos basados en el razonamiento inductivo

-Argumentación por generalización: Se observa que un hecho se repite en varios casos,


por lo que se llega a inferir que se repetirá en casos similares. Por ejemplo: “Cada
muestra de agua que he calentado entró en ebullición a 100ºC. Conclusión: el agua entra
en ebullición a los 100ºC”.

-Argumentación por analogía: Consiste en comparar casos similares e inferir que lo que
es válido para uno lo es para el otro. Ejemplo: “Los turismos y furgonetas son muy
parecidos. Por lo tanto, si conduces bien un turismo, conducirás bien una furgoneta”.

-Argumentación por signos: Consiste en establecer una conexión entre dos fenómenos
considerando que uno es indicio de otro. Ejemplo: “Cuando Pedro mete las manos en
los bolsillos es que se siente inseguro. Ahora, Pedro tiene las manos en los bolsillos…
luego se siente inseguro”.

-Argumentación por autoridad: Se usan afirmaciones dichas por expertos como aval de
nuestras conclusiones. Ejemplo: “El helado el malo para el colesterol…, me lo ha dicho
mi médico”.

b) Argumentos basados en el razonamiento deductivo

- Argumentación a partir de principios. Se parte de principios aceptados por todos y se


infieren aplicaciones concretas a partir de ellos. Ejemplo: “Todos los niños tienen
derecho a la educación. Si los padres de este niño no pueden pagarle un colegio, las
autoridades deben escolarizarlo gratuitamente”.

-Argumentación causal. Se conectan dos fenómenos de modo que uno es concebido


como causa de otro. Si ocurre el primero se considera que ocurrirá el segundo. Ejemplo:
“Cuando la montaña se cubre de nubes, llueve al día siguiente. La montaña está
cubierta de nubes, luego mañana lloverá”.

-Argumentación por contraste de ideas. Se confrontan dos ideas; se extrae una


consecuencia de una de ellas y se infiere que su contraria es consecuencia de la otra
idea. Ejemplo: “Durante el día hace sol y durante la noche, no. El sol hace que suban
las temperaturas; luego de noche hace más frío que de día”.

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-Argumentación por ejemplificación. Se intenta ilustrar con ejemplos sencillos la tesis
que alguien defiende, de modo que resulte aceptada. Ejemplo: “El mal estado de las
carreteras aumenta los accidentes. Por ejemplo, este año se ha gastado menos en
reparación de vías y ha habido más accidentes”.

4. LAS PRINCIPALES FALACIAS ARGUMENTALES

En el lenguaje cotidiano, la palabra „falacia‟ alude a engaño, al hábito de


engañar y se la usa para designar cualquier creencia equivocada o idea falsa. Por
ejemplo, creer que todos los adultos son sensatos. La lógica utiliza el término „falacia’
para designar errores en los razonamientos. Es sinónimo de “razonamiento inválido” o
de “argumentación incorrecta”. A los analistas lógicos les interesa detectar errores en
razonamientos que parecen válidos; usan el término falacia para designar a los
razonamientos que parecen correctos a primera vista, pero dejan de serlo cuando los
analizamos.

Existen dos tipos de falacias, las formales (la falacia de negar el antecedente y la
falacia de negar el consecuente de un condicional) y las “informales” (argumentaciones
incorrectas al fallar la relación entre las premisas y la conclusión). Como dijo Jack,
vayamos por partes.

a) Falacias formales

Suelen ser razonamientos que parecen válidos a simple vista pero tienen fallos en su
estructura. Sus premisas y conclusión son verdaderas; pero el error consiste en tomar la
verdad de las proposiciones como garantía de la validez del razonamiento. Dicho de
otro modo, la conexión entre premisas y conclusión no es correcta.

Por ejemplo: la falacia “de la afirmación del consecuente”. El argumento sería algo
así: “Si hago deporte me canso, y es verdad que me canso, luego es verdad que hago
deporte”. Sería: [(p → q) Ʌ q ] → p .

(Si hacemos la tabla de verdad inferencia sería inválida. Véase la tabla al final del apartado 2.4).

Otro ejemplo del mismo tipo de falacia:

“Si Dios existe, no existe mal en el mundo. Y no existe mal en el mundo. Por lo tanto,
Dios existe”. Otro ejemplo: “Si llueve el suelo de moja. Y es verdad que está mojado.
Por lo tanto, ha llovido”.
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Otra falacia formal es “la negación del antecedente”:

“Elvis Presley nació en Menphis, entonces hablaba inglés.

Elvis Presley no nació en Menphis.

Por lo tanto, Elvis Presley no hablaba inglés”.

Sería: [(p → q) Ʌ (¬p) ] → (¬q)

b) falacias informales

Se trata de argumentaciones incorrectas que usamos en la vida cotidiana (debates


televisivos, conversaciones,…). Estos fallos se deben a la incorrecta relación entre las
premisas y la conclusión. Suelen producirse –generalmente- por ambigüedades del
lenguaje o por confundir temas a la hora de razonar… Las más comunes son:

 Falacia ad hominem (atacar a la persona): Se rechaza una tesis basándose en


el descrédito de quien la propone. Es decir, se quiere criticar las ideas de otro y
para ello se critica a la persona. “El plan realizado por tal ministro carece de
valor porque es un alcohólico”. “Ese tío es un estúpido. Su trabajo sobre física
cuántica no se sostiene”.

 Falacia ad verecundiam. Son los famosos “argumentos de autoridad”. Se


defiende cualquier conclusión apelando a alguien o algo que se considera una
autoridad en la materia. “Esto es verdad, pues lo han anunciado en televisión”.
“No existen manchas solares, pues Aristóteles dice que los astros son de
materia perfecta e incorruptible”.

 Falacia ad baculum (o “al garrote”, popularmente). Amenazamos o


coaccionamos en vez de dar razones o responder con argumentos. “Este
problema se hace así, porque si no, te van a suspender”. “No corras tanto que si
te pillan te pondrán una multa”.

 Falacia ad ignorantiam (apelar a que algo no se puede probar). Se defiende


la verdad de algo porque no se puede demostrar su falsedad. “Como no puedes
probar que Dios no existe, podemos decir que existe”. “Es seguro que tenemos

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un alma inmortal. Por más que lo han intentado, nadie ha conseguido probar
que la muerte es el fin de todo”.

 Falacia ad populum (apelar a la mayoría). Apela al sentimiento de los oyentes


para ganar el apoyo de la mayoría… Alguna vez habremos escuchado: “Hay
que impedir que entren extranjeros en España porque roban el trabajo a los
españoles y el pan de nuestros hijos,… ”. “La mayoría de la gente opina que el
fútbol es divertido y paga por ello. No será tan malo”.

 Falacia de falsa causa: Atribución de causa de un determinado fenómeno a


aquello que le precede temporalmente, sin preocuparse por establecer una
verdadera conexión causal entre ambos hechos. “la obra de teatro fue un
fracaso porque el actor llevaba una camisa amarilla”. “Suspendí el examen
porque antes de entrar se me cruzó un gato negro”.

 Falacia de generalización indebida. Se pasa de afirmar algo de unos pocos


casos observados a afirmarlo de todos los casos posibles, sin controlar que
existan garantías que permitan dicha generalización. “Los analgésicos no hacen
nada. Ya van varias veces que los he tomado y no siento ningún efecto
positivo”. “La merluza es ovípara, la rana es ovípara y el avestruz es ovíparo.
Seguro que todos los vertebrados lo son”.

 Falacia de “Non sequitor”. La conclusión no se sigue de las premisas. “Si no


comes frutas estás matándote”.

 Falacia semántica: Se basa en que una palabra o expresión que se repite va


cambiando de significado en el curso de la inferencia. Es decir, se usa una
expresión o término de forma equívoca. Esto hace que –sin darnos cuenta- se
termine hablando de algo que no tiene nada que ver… “Puesto que con los
gatos se levantan coches, mi gato Garfield puede levantar un coche”. “A mucha
gente le gusta el verde. Además, es el color de moda de este año. Así que,
seguramente, los verdes ganen las elecciones municipales”.

 Falacia circular. En este tipo de falacia, la conclusión se apoya en una premisa


que para ser verdadera necesita de la conclusión. Así, la verdad de la premisa y
la verdad de la conclusión dependen una de la otra. “Las chicas son más
inteligentes que los chicos porque sacan mejores notas. ¿Por qué sacan mejores
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notas? Pues porque son más inteligentes que los chicos”.”La tierra se mueve
porque nunca está quieta”.

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… Una última curiosidad…

¿Qué es una paradoja? Son proposiciones aparentemente correctas, pero que incluyen
una contradicción que no se puede resolver. Por ejemplo, si digo “esta oración es
falsa”, estamos ante una paradoja. ¿Por qué?

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