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A propósito de un caso de neurosis obsesiva (1909)

En este texto de Freud se aborda el conocido caso del hombre de las ratas. Éste es el
pseudónimo que se utilizo para llamar al paciente de Freud (Ernst Lanzer). Se utilizo
este apelativo por su obsesión con las ratas. Es un caso de neurosis obsesiva. Lo que
precipito su síntoma fue la angustia ante el relato de un capitán que relato una cruel
tortura en donde se utilizaba a las ratas. A Ernst le torturaba la idea de que su padre
muerto y la mujer que amaba fueran torturados de esta manera.

Para comprender la neurosis obsesiva hay que remontarse en la vida sexual infantil. El
paciente de Freud comenta que a la edad de 5 años le pidió a la gobernata que le
dejara tocarle los genitales y ella accedió. Él no perdió ocasión para mirar los genitales
femeninos. Tenía un gran deseo de mirar a las mujeres desnudas. Le sobrevinieron
ideas obsesivas de que si veía mujeres desnudas su padre moriría.

El conflicto de la enfermedad de Ernst es una disputa entre la voluntad del padre y su


inclinación amorosa. Este conflicto, como vimos anteriormente, se remonta a la
infancia del paciente, donde el padre perturbo el erotismo del hijo, y de esta manera,
la satisfacción sexual quedo ligada a la muerte del padre.

Transcurrido varios años de la muerte del padre, el paciente experimentó por primera
vez la sensación de placer de un coito, y se le impuso la siguiente idea: “¡Pero esto es
grandioso!, a cambio de ello uno podría matar a su padre”. Esto es un eco de sus ideas
obsesivas infantiles. Sumado a que tiempo antes de la muerte del padre, este había
tomado partido en la elección amorosa por parte de Ernst y le desaconseja su elección
amorosa, diciéndole que conseguiría ponerse en ridículo.

Todos atribuyen en proclamar al onanismo de la pubertad como raíz y fuente


primordial de todo padecer. Freud piensa que en realidad, el onanismo de la pubertad
no es otra cosa que el refrescamiento del onanismo de la infancia que, que alcanza su
apogeo casi siempre hacia los 3, 4 o 5 años; en el cual, es aquí donde se busca la
etiología de la neurosis. La sexualidad infantil es un área normal del desarrollo de los
sujetos, pero alguna perturbación en esta puede llevar a la enfermedad.

La conducta onanista del paciente era llamativa debido a que no había desarrollado
ningún onanismo en la pubertad. Sin embargo, a sus 21 años, poco después de la
muerte de su padre, comenzó a realizar dicha práctica, quedando muy avergonzado
luego de cada satisfacción.

El paciente tenía una peculiar conducta en una época en que estudiaba para rendir un
examen y jugaba con la fantasía de que su padre aún vive y puede retornar en
cualquier momento. Él se quedaba estudiando hasta tarde, y abría la puerta como si el
padre estuviera frente a ella, y luego, tras regresar, contemplaba en el espejo del
vestíbulo su pene desnudo. Se comportaba como si esperara la visita del padre a la
hora de los espectros (entre las 12 y la 1). Ahora debía alegrarse si retornaba como
espectro y lo encontraba estudiando, y por otro lado, al mostrarse desnudo, desafiaba
al padre.

Freud formulo una construcción: A la edad de 6 años, el paciente había cometido un


agravio sexual entramado con el onanismo, y recibió del padre una reprimenda. Este
castigo le puso fin a su onanismo, pero por otra parte dejo como secuela una aversión
contra el padre y fijó a este como un perturbador de su goce sexual. La madre del
paciente, le comento a este varias veces un suceso de su primera infancia: Cuando el
era todavía muy pequeño, debe de haber hecho algo enojoso, que llevo a que el padre
le pegara. Entonces el niño muy enojado procedió a insultar aun bajo los golpes del
padre. Como no conocía insultos, recurrió a todos los nombres de objetos que se le
cruzaban por la cabeza y decía <¡ Eh, tú, lámpara, pañuelo, plato!>, etc. El padre ceso
de pegarle y expreso: <¡Este chico será un gran hombre o un gran criminal!>. Luego de
este suceso el padre nunca más volvió a pegarle.

De igual manera Ernst asegura que de esta vivencia se produjo una alteración de
carácter. Por angustia ante la magnitud de su propia ira se volvió cobarde desde
entonces, sumado a que durante toda su vida tuvo una angustia terrible a los golpes, y
se escondía aterrorizado e indignación cuando pegaban a alguno de sus hermanos. La
madre del paciente a demás de confirmar ese relato, comento que él tenía entre 3 y 4
años y que mereció el castigo por haber mordido a alguien (pudo haber sido la
niñera).

En el proceso terapéutico Ernst le comento a Freud que en sus propios sueños,


fantasías diurnas y ocurrencias, lo insultaba a él y a los suyos de la manera más grosera
y cochina, cuando en realidad, su conducta deliberada le mostraba a Freud el mayor
respeto. Cuando el paciente le comunicaba estos insultos, su comportamiento era el
de un desesperado < ¿Cómo es posible que usted se deje insultar por un tipo puerco,
por un perdido como yo?> Y al hablar así solía levantarse del diván y pasearse por la
habitación. Ernst hacía esto para sustraerse de la proximidad por angustia a que Freud
le pagara.

Esto abre camino para comprender la relación del paciente con el padre y esclarecer el
enigma de las ratas.

Cuando Ernst estuvo en el ejército escucho dos relatos del capitán checo (El cuento
sobre las ratas y su reclamación de devolver el dinero al teniente primero) que le
provocaron mucha emoción y reacciones patológicas violentas.

>Primer relato:

Oyó contar a un oficial, que tenía una acreditada fama de sádico, un método de tortura
utilizado en China, que consistía en acercar un cubo lleno de ratas al trasero de los
prisioneros e ir introduciendo las ratas por el recto. Nada más escuchar la narración de
este cruel tormento, Ernst tuvo la certeza de que esa tortura iba ser aplicada a las
personas que amaba.

>Segundo relato:

Al día siguiente, el mismo capitán que narró la tortura de las ratas le dijo que debía
pagar a un compañero un dinero que éste había abonado por el pago de unas gafas
que el paciente había perdido. A partir de este momento se creó en él un pensamiento
obsesivo: Si devolvía el dinero al compañero, el tormento de las ratas se aplicaría en la
realidad a sus seres queridos. Esto le creó una gran ansiedad y enormes dudas,
debatiéndose entre pagar la deuda al compañero o no hacerlo para evitar el tormento
a su padre. Tras interminables maniobras, siempre fallidas, para saldar la ridícula
deuda de 3,80 coronas, acabó confesando que en realidad quién pagó el dinero no fue
su compañero, sino una bella joven empleada en la oficina de correos, y era a ella a
quién debería entregar el dinero.

Cabía suponer la presencia aquí de una <sensibilidad de complejo>, es decir, que


aquellos dichos habían sido tocados ásperamente por unos lugares hiperstésicos de su
inconciente.

Él encontraba en el terreno de lo militar una identificación inconciente con el padre,


que había prestado servicios durante muchos años. Una vez, el padre había perdido en
un juego de cartas (Spielratte) una pequeña suma de dinero de la que podía disponer
en su condición de suboficial, y las habría pasado en el caso de que un camarada no le
hubiera prestado ese dinero. Después de abandonar el servicio, buscó a ese camarada
generoso para devolverle el dinero, pero nunca más lo encontró. El recuerdo de este
pecado de juventud de su padre le resultaba penoso. Las palabras del capitán:
<Tienes que devolver las 3,80 coronas al teniente primero>, le sonaron como una
alusión a la deuda impaga del padre.

A su vez, Ernst atravesaba un conflicto en cuanto a la elección amorosa, ya que él tenía


que elegir entre dos muchachas. Esta situación reforzó la identificación con el padre,
ya que este en su juventud también tuvo que elegir entre dos mujeres para casarse.

La representación del castigo consumado con las ratas había estimulado cierto
número de pulsiones, despertado una multitud de recuerdos, y por eso las ratas, en
el breve intervalo entre el relato del capitán y su reclamación de devolver el dinero,
habían adquirido una serie de significados simbólicos. El castigo de las ratas despertó
sobre todo al erotismo anal, que en su infancia había desempeñado considerable papel
y se había mantenido durante años por un estimulo constante debido a que había
tenido lombrices intestinales. Hay que tener en cuenta que el término <ratas>
(<Ratten>) tiene un gran nexo con <cuotas> (<Rateen>). Este significado de dinero de
las ratas se apoyó también en la reclamación del capitán a devolver el monto del
rembolso; ello sucedió con ayuda de la palabra puente <Spielratte>, desde la cual se
descubría el acceso hacia la desafortunada situación del juego del padre.
Además la rata es consabida como portadora de infecciones peligrosas, y por este
motivo también pudo ser empleada como símbolo de la angustia ante la infección
sifílica, tan justificada en el ámbito militar de la época.

El pene del niño pequeño, puede ser descrito sin más como un gusano, y en el cuento
del capitán las ratas cavaban en el ano como en su infancia lo hacían los gusanos. Así,
el significado de <pene> de las ratas descansaba a su vez en el erotismo anal. La rata
es, un animal roñoso que se alimenta de excrementos y vive en las cloacas.

Todo este material se ordenaba con la ocurrencia encubridora <heiraten>


(<casarse>), en la ensambladura de la discusión en torno a las ratas.

Es inseparable de la representación de la rata que ella roe y muerde con sus afilados
dientes y es cruelmente perseguida por los hombres, y aplastada sin piedad. Y él
mismo era un tipejo así asqueroso y roñoso, que en la ira podía morder a los demás y
por eso ser azotado terriblemente. Real y efectivamente podía hallar en la rata <la
viva imagen de sí mismo>.

El castigo de las ratas se asocia a la escena infantil de morder, y el capitán se le situó


en el lugar del padre (azotador). La idea que le afloró (de que podía sucederle algo
parecido a una persona amada por él) se traduciría mediante esta moción de deseo:
<A ti habría que hacerte algo así>.

La idea de la tortura, descansa en la vigencia de dos teorías sexuales infantiles: La


primera: Consiste en que los hijos salen por el ano (Teoría cloacal), y la segunda: Los
varones pueden tener hijos al igual que las mujeres. Con las reglas técnicas de la
interpretación de los sueños, el salir del intestino puede ser figurado por su opuesto,
un introducirse en el intestino (Como el castigo de las ratas), y a la inversa.

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