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(Psicología y salud)

28. La ansiedad
La Real Academia Nacional de Medicina de España define a la ansiedad como
el “sentimiento desagradable de sentirse amenazado por algo inconcreto,
acompañado de sensaciones somáticas de tensión generalizada, falta de aire,
sobresalto y búsqueda de una solución al peligro. Es similar a la angustia,
aunque en esta las sensaciones son diferentes, y se diferencia del miedo en
que en este existe un peligro definido y conciencia de este”.

En general, la ansiedad es un mecanismo de adaptación humana que nos


facilita ponernos alerta ante sucesos que comprometen nuestra estabilidad y
seguridad. Un cierto nivel de ansiedad proporciona un componente adecuado
de precaución en situaciones peligrosas. Un moderado nivel de ansiedad nos
ayuda a mantenernos mejor concentrados y a afrontar los retos que se nos
presentan. Solo se la puede considerar patología, si la intensidad o duración de
la respuesta ansiosa son desproporcionadas al estímulo que la produce.

La ansiedad que no es excesiva presenta aspectos positivos, ya que estimula


el aprendizaje y el cumplimiento de tareas. Sin embargo, la ansiedad patológica
es más profunda y persistente, dificulta la adaptación, deteriora el rendimiento,
se sitúa en el plano corporal y reduce la libertad personal.

El inicio del trastorno de ansiedad suele darse en adultos jóvenes (entre los 20
y 40 años) y en las mujeres es más frecuente. Es importante atender esta
problemática, ya que muchas personas terminan presentando cuadros de
depresión.

Entre los trastornos de ansiedad tenemos la ansiedad generalizada como la


más destacada, que se caracteriza por tensión muscular, inquietud y temor
indefinido, impaciencia e intranquilidad; suele estar acompañada de diversos
síntomas físicos (cefaleas, taquicardia y palpitaciones, dolor torácico, diarrea,
boca seca, mareo, temblor, sudoración y todo esto produce falta de
concentración, reacciones de alarma e insomnio) y múltiples preocupaciones.

Los siguientes factores pueden incrementar el riesgo de padecer un trastorno


de ansiedad, trauma, estrés debido a una enfermedad, acumulación de estrés,
ciertos rasgos de la personalidad, otros trastornos mentales, familiares
consanguíneos con la patología, consumos desmedido de drogas y alcohol.

En el tratamiento de los trastornos de ansiedad generalizada, se debe realizar


previamente un diagnóstico por un psicólogo clínico, para luego poder derivar a
la persona afectada al médico psiquiatra, profesional que se encargará de
iniciar el tratamiento desde el punto de vista farmacológico. Este tratamiento
farmacológico debe complementase con un consejo terapéutico, o un
tratamiento psicoterapéutico cognitivo conductual, el cual es recomendado por
su eficacia en la reducción de síntomas de ansiedad, preocupación y tristeza,
tanto a corto como a largo plazo. Aunque se deben tener en cuenta las
preferencias del paciente, la intervención debe incluir reestructuración
cognitiva, de exposición, relajación y desensibilización sistemática.

Psicóloga Tarcy Lazo Culqui


Universidad de San Martín de Porres

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