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CASA BATLLÓ

La Casa Batlló es un edificio obra del arquitecto Antoni Gaudí, máximo


representante del modernismo catalán. Se trata de una remodelación integral de
un edificio previamente existente en el solar, obra de Emilio Sala Cortés. Está
situado en el número 43 del paseo de Gracia de Barcelona, la ancha avenida que
atraviesa el distrito del Ensanche (Eixample), en la llamada Manzana de la
discordia, porque alberga además de este edificio otras obras de arquitectos
modernistas: la casa Amatller, que colinda con la de Gaudí, obra de Josep Puig i
Cadafalch; la Casa Lleó Morera, obra de Lluís Domènech i Montaner; la Casa
Mulleras, de Enric Sagnier; y la Casa Josefina Bonet, de Marceliano Coquillat. La
construcción se realizó entre los años 1904 y 1906.1
La Casa Batlló es un reflejo de la plenitud artística de Gaudí: pertenece a su etapa
naturalista (primera década del siglo XX), periodo en que el arquitecto perfecciona
su estilo personal, inspirándose en las formas orgánicas de la naturaleza, para lo
que puso en práctica toda una serie de nuevas soluciones estructurales originadas
en los profundos análisis efectuados por Gaudí de la geometría reglada. A ello
añade el artista catalán una gran libertad creativa y una imaginativa creación
ornamental: partiendo de cierto barroquismo sus obras adquieren gran riqueza
estructural, de formas y volúmenes desprovistos de rigidez racionalista o de
cualquier premisa clásica.2

Descripción
Gaudí diseñó el proyecto de remodelación de la Casa Batlló a los 52 años, cuando
ya había superado las modas historicistas de mediados del siglo XIX, y su estilo
arquitectónico había trascendido el mero academicismo para reflejar un visión
personal de la arquitectura, de gran originalidad y sello innovador.15 Sin embargo,
como es habitual en las obras de Gaudí, el diseño y la innegable artisticidad del
conjunto no privan de que el edificio esté concebido bajo el prisma de la
funcionalidad, a la que el arquitecto subordina todos los demás elementos. En ese
sentido, cabe resaltar la importancia otorgada tanto a la iluminación como a la
ventilación, dos ejes básicos para una vida sana y confortable en un edificio de
viviendas. Para ello dispuso un gran patio central en el centro del edificio, al que
daban las habitaciones de servicios, mientras que los salones y los dormitorios
daban a la fachada. Este patio también articulaba el movimiento dentro del edificio,
a través de escaleras y un ascensor.16
La Casa Batlló ocupa un total de 4300 m2, con 450 m2 de superficie por cada piso.
Tiene 32 metros de altura y 14,5 de ancho, aumentando considerablemente las
anteriores proporciones del edificio: 21 metros de altura y 3100 m2. El edificio tiene
ocho plantas: bajo el nivel de la calle se encuentra un sótano, destinado a
carboneras y trasteros; la planta baja se dedicó inicialmente a cochera y luego a
almacén, y junto a los accesos a las viviendas se ubicó una tienda, ocupada
primero por el establecimiento de fotografía Lumière, luego por la productora
cinematográfica Pathé Frères y posteriormente por la Galería Syra; la planta noble
estaba ocupada enteramente por la familia Batlló, y contiene además un gran patio
en la parte posterior del edificio; las otras cuatro plantas estaban destinadas a
alquiler, con dos viviendas cada una; por último se encuentra un desván, destinado
a zona de servicio, y cubierto por la azotea.17

Fachada

Bóveda de la fachada.
La fachada se hizo con piedra arenisca de Montjuïc, tallada según superficies
regladas en forma alabeada. Las columnas tienen forma ósea, con
representaciones vegetales.10 La carpintería es igualmente de superficies curvas, y
las ventanas son de vidrios de colores de formas circulares. Gaudí conservó la
forma rectangular de los balcones del edificio anterior, añadiendo unas barandillas
de hierro con forma de antifaz, y dando al resto de la fachada una forma ondulada
en sentido ascendente. Asimismo revistió la fachada con cerámica de pedazos de
cristal de varios colores (su famoso trencadís), que Gaudí obtenía en los desechos
de la vidriería Pelegrí, y cuya colocación dirigió personalmente desde el Paseo de
Gracia.18 Para su diseño el arquitecto realizó diversas maquetas en yeso, que
modeló con sus propias manos hasta conseguir la forma que buscaba, que
recuerda el oleaje del mar Mediterráneo o bien las sinuosas formas de la montaña
de Montserrat.19
Del conjunto de la fachada destaca la tribuna del piso principal —el de la familia
Batlló—, que se extiende por los laterales hasta el primer piso, alcanzando 10
metros de altura. Presenta cinco vanos cubiertos con vidrieras policromas, y
sostenidos por ocho columnas de forma ósea. Para su construcción Gaudí demolió
toda la parte baja de la fachada, sosteniendo el resto con unos puntales de
madera, en tan precario equilibrio que el constructor, Josep Bayó, temía que se
caería, durante los cuatro días que duró la operación. El friso de la tribuna está
rematado con motivos escultóricos de forma vegetal, aunque en el conjunto de la
forma que adquiere la tribuna algunos estudiosos creen ver la forma de un
murciélago.20
Fachada posterior.
Otro elemento característico de la fachada es su revestimiento con vidrios y
cerámica de vivos colores, que crean diversos efectos visuales según la luz que
incide en ellos. Para su confección, picó el anterior muro y lo recubrió de mortero
de cal, sobre el que colocó los vidrios del taller Pelegrí, combinados en diferentes
tonalidades; sobre estos vidrios esparció a todo lo largo de la fachada una serie de
discos de cerámica (un total de 330) fabricados de forma manual en Mallorca,
realizados en arcilla con diversos colores de óxidos naturales, y confeccionados en
cuatro tamaños: 15, 21, 27 y 35 cm.21
Otra de las singularidades de la fachada son sus balcones, realizados con hierro
fundido y pintados de carbonato de plomo para evitar su oxidación, circunstancia
que les otorga un color marfileño. Están colocados sobre peanas de piedra con
forma de concha marina. Hay un total de nueve balcones, además de las cuatro
terrazas situadas sobre la tribuna. Su forma evoca un antifaz o una máscara teatral
—aunque hay quien ve en ellos la parte superior de una calavera—, excepto el
balcón del desván, que tiene forma de flor o de bulbo vegetal, semejante al de un
tulipán o una alcachofa. Asimismo, el perfil quebrado y enroscado de estos
balcones recuerda la forma de un pergamino. Casi todos tienen el mismo tamaño,
excepto el del desván y el de la parte superior izquierda, que es una barandilla
doble, con tres huecos. En 1983 los balcones fueron restaurados y recuperaron su
color original, que se había oscurecido.22
Culmina la fachada una bóveda formada por arcos catenarios cubiertos con dos
capas de ladrillo, recubierta con cerámica vidriada en forma de escamas —
realizada en los Talleres Sebastià Ribó—, en tonos rojo, verde y azul, que recuerda
el lomo de un dragón. En la parte izquierda hay una torre cilíndrica de forma
bulbosa —semejante a una cabeza de ajo—, decorada con los anagramas de
Jesús (IHS), María (M con la corona ducal) y José (JHP), y rematada con la típica
cruz gaudiniana de cuatro brazos, orientada a los puntos cardinales.23 Una de las
interpretaciones simbólicas que se ha dado a esta fachada es la de San Jorge
luchando con el dragón, cuyas víctimas se hallan en la fachada representadas por
las columnas en forma de hueso y los balcones en forma de calavera. Así, la cruz
de cuatro brazos sería la espada clavada en el espinazo del animal, del que
brotaría la sangre, presente en la cerámica roja de esta parte de la cubierta.24
El edificio presenta una fachada posterior que da al patio interior de la manzana,
de igual forma ondulante y recubierta de trencadís de cerámica. El piso principal
tiene un patio que sobresale del cuerpo del edificio, al que se accede por el
comedor de la vivienda que fue de los señores Batlló. El resto de pisos tienen
terrazas que dan a esta parte posterior del edificio, cubiertas con barandillas de
reja metálica. La parte más destacada es la del desván, realizada con cerámica de
vivos colores, con motivos florales y geométricos.25
Interior[editar]

Patio interior del edificio.


Para el interior del edificio Gaudí diseñó unos accesos en la planta baja bien
diferenciados, con tres portales: uno de acceso a las viviendas, otro para la tienda
y otro para las cocheras, siendo el primero de hierro y vidrio y los otros dos de
madera. La planta baja tiene 735 m2, de cuya superficie un 60 % está destinada a
la tienda y la cochera, y el resto se divide entre dos vestíbulos —uno para los
inquilinos y otro privado para los dueños de la casa—, la portería, una zona de
trasteros y el patio central, donde se ubica el ascensor y las escaleras de servicio.
El vestíbulo de acceso tiene forma rectangular y techos curvos, con suelo de
mármol y una decoración de cerámica azul en la parte baja de la pared y de estuco
en la superior. Esta zona fue reformada en los años 1990, en que se reconvirtió la
cochera en un espacio polivalente para reuniones y convenciones.26 27 El ascensor
fue adaptado a la normativa vigente en 1999 conservando su aspecto original.28

Salón principal de los Batlló (1927).


En la parte central del edificio se ubica el patio de luces, que fue ampliado por
Gaudí para conseguir una mayor iluminación y ventilación: tiene 13 metros de largo
por 4 de ancho y 26 de altura, con un total de 54 m2 de superficie. Este patio se
cubrió con una claraboya de cristal sostenida por una estructura de hierro con
forma de doble T, que apoya en una serie de arcos catenarios, y fue igualmente
revestido de azulejos, con una ingeniosa gradación de color desde el azul de la
parte superior hasta el blanco de la inferior, para mejor aprovechamiento de la luz,
lo que provoca la sensación de estar en una cueva submarina. Tiene un total de 32
ventanas, con un doble diseño, una parte superior para la entrada de luz y unas
rendijas inferiores para la ventilación. Asimismo, tanto el piso principal como los
dos primeros tienen terrazas, cubiertas con barandillas de malla metálica. Por otro
lado, la escalera de vecinos está cubierta tan solo por unos vidrios esfumados que
permiten una amplia iluminación de todos los rellanos.29
El sistema de plantas del edificio arranca del sótano, destinado a zonas de
servicios y trasteros, así como a calderas y carboneras. Presenta un conjunto de
diez columnas de soporte, que junto a los muros de carga sostienen el edificio.
Este espacio también fue ampliado por Gaudí, que dobló su superficie. Durante los
trabajos de ampliación se descubrió una pequeña cueva que debía servir de
bodega o fresquera de la antigua masía que había en el emplazamiento del
edificio, y que Gaudí decidió conservar. Restaurado entre 1989 y 1995,
actualmente el sótano se dedica a eventos sociales y culturales.30

El resto de plantas, destinadas a viviendas, fueron diseñadas por Gaudí con el


mismo esmero que la parte exterior del edificio, combinando las diversas artes
industriales y decorativas (escultura, forja, vidriería, ebanistería, cerámica) para
conseguir un conjunto armónico y estético, donde, como en el resto del edificio,
predominan las líneas curvas. El piso principal —el de la familia Batlló— era el más
grande, con una superficie de 400 m2 (730 incluyendo el patio posterior). La
decoración fue elaborada enteramente por Gaudí, que diseñó tanto el mobiliario
como los diversos elementos decorativos que jalonaban la vivienda. El espacio
más relevante era el salón principal, con un techo en forma de cielo raso de formas
helicoidales en relieve, y donde destacaba el gran ventanal de la tribuna que daba
al Paseo de Gracia, decorado con vidrieras en forma de disco de diferentes
colores. Este salón incluía un oratorio, decorado con un retablo de la Sagrada
Familia de Josep Llimona (actualmente conservado en la cripta de la Sagrada
Familia), un Cristo de bronce de Carles Mani y unos candelabros de Josep Maria
Jujol. El mobiliario original de Gaudí se conserva actualmente en la Casa-Museo
Gaudí del parque Güell.31

Otros espacios destacados del piso principal son: el recibidor, al que se accede por
el vestíbulo privado de la planta baja a través de una escalera cuya forma recuerda
la columna vertebral de un animal, y que algunos estudiosos interpretan como la
cola del dragón de la fachada; la sala de la chimenea, utilizada como despacho por
el señor Batlló, comunica el recibidor con el salón principal, y presenta una
chimenea situada en una concavidad con forma de seta y recubierta de losas de
material refractario, con unos bancos para sentarse a su lado inspirados en la casa
tradicional catalana, mientras que la pared de la sala está decorada con pan de
oro; y el comedor, ubicado en la zona posterior que da al patio trasero, donde
destacan igualmente unos amplios ventanales, con una doble columna inspirada
en las columnas del Patio de los Leones de la Alhambra de Granada, revestidas de
trencadís de diversos colores, mientras que en el techo destaca un cielorraso con
forma de gotas de agua. Otro elemento singular es el patio posterior, de 230 m2,
diseñado también enteramente por Gaudí alternando el trencadís y los discos
cerámicos, como en la fachada. El actual pavimento del patio no es el original, que
se deterioró y hubo que sustituirlo; mientras que el de Gaudí era un mosaico
hidráulico de formas abstractas, el actual presenta unos dibujos en cenefas, en
tonos ocres y marrones. Destacan también las jardineras, de forma triangular y
recubiertas de trencadís, un nuevo diseño gaudiniano.32

En cuanto al resto de plantas, destinadas a alquiler, Gaudí se limitó únicamente a


redistribuir los espacios, sin modificar su estructura. Había un total de ocho
viviendas de unos 200 m2, distribuidas en cuatro plantas, que gozaban de todos los
adelantos y comodidades para la época, desde calefacción y agua caliente hasta
electricidad, sin descuidar el diseño y la estética. Cada vivienda contaba con una
terraza que daba al patio de manzana, así como un trastero y un lavadero situados
en el desván. Actualmente queda una vivienda habitada (en el tercer piso), y el
resto se dedica a oficinas o espacios de convenciones.33
La última planta es el desván, de 460 m2, donde se situaban los lavaderos,
trasteros y otras zonas comunes y de servicios. Esta zona actúa además como
cámara aislante para las viviendas, protegiéndolas de las rigurosidades del clima,
como era habitual en las buhardillas de las casas solariegas catalanas. Por ello
está concebida con una estructura diferenciada del resto del edificio, con una serie
de arcos catenarios realizados en ladrillo revocados con yeso, que sostiene un
sistema de bóvedas parabólicas sobre el que se alza la azotea, solución que el
arquitecto empleó nuevamente poco después en la Casa Milà. Este sistema tiene
ciertas semejanzas con el costillar de un animal, por lo que algunos interpretan
sería el interior del dragón de la azotea. En la parte central del desván, la
correspondiente al patio de luces, se sitúa la gran claraboya que protege el interior
del edificio. El desván fue restaurado en 2004, y se instalaron una serie de
hologramas y elementos expositivos sobre la vida y obra de Gaudí.34
Azotea[editar]
Chimeneas de la azotea.
El remate del edificio es la azotea, de 300 m2, a la que se accede desde el desván
mediante unas escaleras de caracol. Gaudí concibió este espacio de una forma
funcional, para situar las salidas de humo y de ventilación, pero a la vez estética,
ya que los elementos que la integran están elaborados de una forma artesanal y
con una plasticidad casi escultórica. Para el arquitecto reusense, las azoteas de los
edificios eran como los sombreros de las personas, que denotan personalidad, por
lo que siempre los diseñaba detalladamente, como se demuestra en el Palacio
Güell y la Casa Milà. En la azotea se encuentra un segundo desván más pequeño
que el de la planta inferior, alojado en el lomo del dragón, que contiene el tanque
de agua que abastece el edificio. Asimismo, en la cornisa de la cubierta se sitúa un
paso de ronda, al que se accede desde la escalera situada en la torre que remata
el edificio, elemento igualmente presente en la Casa Milà. En el conjunto de la
azotea destacan las chimeneas —un total de 27, dispuestas en cuatro grupos, de
6,10 metros de altura—, de formas helicoidales y rematadas por sombreretes
cónicos; están revestidas de vidrio transparente en su parte central y de cerámica
en la superior, y rematadas por unas bolas de cristal transparente rellenas de
arena de distintos colores. El pavimento lo realizó con los mosaicos de desecho del
anterior edificio, dispuestos en trencadís, aunque con el tiempo fue sustituido. La
azotea, igual que el desván, fue restaurada en 2004 y abierta al público.35

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