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y biología

Antoni Gaudí,
eclecticismo y biología
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Es un dato más que citado y él también lo señaló a menudo
en vida: Gaudí nació en 1852 en Reus, en una familia de
artesanos; así explicaba la gran presencia en sus obras del
trabajo manual, que no sería la única gran influencia cercana
en sus edificios: la profunda religiosidad católica de su
entorno se hizo también presente en muchos de ellos.
Estudió en la Escuela de Arquitectura de Barcelona y trabajó
en el estudio de Joan Martorell, uno de los primeros
eclecticistas de Cataluña.

Además influyó en Gaudí, y en el ambiente intelectual catalán


en general, la noción de obra de arte total manejada por
Wagner y sus escenografías para óperas, que llegaron a
publicarse; hay que tener en cuenta que Barcelona era la
ciudad donde más se representaba entonces a este
compositor fuera de Alemania y allí se difundió su gusto por
los ambientes misteriosos y exóticos, las cuevas y montañas,
la arquitectura arbórea…La burguesía gustaba en aquella
época de esos ambientes de recreo alejados de su prosaica
vida cotidiana.

Sabemos que Gaudí leyó Las formas de la naturaleza del


filósofo y naturalista Haeckel, en la que pudo buscar
inspiración para sus diseños con animales marinos, conchas,
formas vegetales… Ye relacionó con la alta burguesía
catalana, sobre todo con el industrial y comerciante Eusebi
Güell, que fue su mecenas y amigo.

En lo estético, la arquitectura del tarraconense se caracteriza


por su citado eclecticismo, pues tomó referencias de varias
épocas del pasado (el Medievo, el barroco) y de diversas
culturas, y por su valoración de las formas arquitectónicas y
las maneras de construir tradicionales; lo vemos en su
empleo de la cerámica, el ladrillo o el trencadís (trozos de
cerámica de vivos colores formando motivos decorativos).

Diseñó al completo sus edificios, incluyendo vidrieras y


mobiliario, al entenderlos como obras de arte únicas y
cerradas, e incorporó, como adelantamos, referencias a las
formas de la naturaleza, de forma muy evidente en sus
columnas-hueso. Amaba el cromatismo intenso y dio un uso
expresivo a los elementos constructivos, que adquirían así un
carácter dramático; ejemplo de ello es la torsión de la piedra;
asimismo, concedió una valoración escultórica a los remates
de los edificios y buscó, ante todo, la originalidad: sus
edificios, concebidos siempre con evidente sentido plástico,
se podrían entender individualmente como esculturas.

En cuanto a sus aspectos técnicos, la arquitectura de Gaudí


es muy experimental: le gustaba crear nuevas formas
estructurales. Rechazó utilizar hierro, con la única excepción
de la Casa Milá, y dio prioridad a la piedra y el ladrillo.

Trabajó con maquetas más que con planos, sobre todo con
maquetas funiculares para calcular la forma de sus arcos, y,
especialmente al final de su vida, trató de crear espacios
amplios y diáfanos. Recuperando la figura del maestro de
obras medieval, trabajó siempre al pie de las mismas,
controlando en todo momento el proceso de construcción.

DE LA CASA VICENS A LA SAGRADA FAMILIA

La Casa Vicens (1883-1885) presenta referencias al mudéjar


y se decora con cerámica polícroma. Sus azulejos reproducen
flores amarillas y el diseño de sus rejas es de hojas de palma;
ambas se encontraban en el solar donde se levantó el edificio.
También se incorporan alusiones a los minaretes islámicos,
se utiliza el retranqueo y se juega con luces y sombras. En su
interior, la casa presenta mocárabes de influencia islámica.

Allí diseñó también Gaudí una fuente de arco parabólico


llamada Cascada mudéjar, que ya no existe porque el jardín se
destruyó para ampliar el edificio.

El Capricho de Comillas, que se construyó en las mismas


fechas, contiene igualmente referencias islámicas: el
minarete, los modillones… y juegos de claroscuros. Su
fachada está decorada con cerámica y el almohadillado del
basamento remite al Renacimiento. Se lo encargó Máximo
Díaz de Quijano, y Gaudí se encargó además del diseño
interior. Era un pabellón de recreo.

Antoni Gaudí. El Capricho de Comillas

La portería de la finca Güell (1886-1889) se construyó en


ladrillo, como referencia al mudéjar. Las molduras
semicirculares son de inspiración japonesa y presenta arcos
parabólicos de pequeña escala. Recuerda a los cupulines de
los minaretes mamelucos y, por su gusto por la policromía,
Gaudí insertó vidrios de colores. La puerta se realizó en forja
y, cuando se abre, se mueve una pata de dragón.

El Palacio Güell, fechado también en esos años, se construyó


para actos sociales, conciertos, como cenáculo cultural…Tiene
un gran patio central en tres alturas cubierto con una cúpula
que ennoblece ese espacio, al que se quería dar valor
aristocrático. La fachada tiende a lo sobrio y ascético, y se
inspira ligeramente en el gótico.

La decoración, reducida, se concentra en el trabajo de forja en


las puertas. Hubo polémica en la época por la ruptura de esta
obra con el entorno, y su aspecto, supuesto, de cárcel.

En el interior, el vestíbulo y el sótano de caballerizas


presentan enormes pilares de ladrillo y una bóveda tabicada
catalana y la decoración se realizó con mármoles de canteras
de la región, maderas nobles, etc. La cúpula se ha relacionado
con Guarini y el uso escenográfico de la luz tiene mucho de
barroco. Una azotea y pináculos cubren la cúpula central,
junto a una chimenea y respiradores de gran riqueza
cromática.

Antoni Gaudí. Palacio Episcopal de Astorga

El Palacio episcopal de Astorga (1889-1893) lo llevó a cabo


Gaudí para el entonces obispo de Astorga, que era de Reus. Al
principio él no pudo viajar a esta localidad leonesa, pero pidió
fotos del lugar donde se iba a construir el palacio. El resultado
se relaciona más con miniaturas góticas que con edificios
reales de ese estilo.

La fachada presenta un arco abocinado con enormes dovelas


y en el interior encontramos una capilla con referencias
góticas y capiteles inspirados en los islámicos.

La Casa de los Botines de León (1892-1894) se destinó al


comercio en su planta inferior y a residencia de la familia de
los Botines (amigos de Güell) en la planta noble; el resto se
alquiló. Existen referencias nuevamente al gótico; se rompe la
línea de la cornisa y la de imposta se hizo a bisel, al estilo de
Viollet Le Duc, que influyó en las columnas y chapiteles de
Gaudí. El de Reus diseñó incluso las barandillas de la escalera.

El colegio de las Teresianas, de nuevo en Barcelona (1889-


1890), es de ladrillo y aplicó en él el motivo de la cruz de seis
brazos, luego repetido en otros edificios con carácter
religioso.

La Casa Bellesguard (1900), a las afueras de Barcelona, fue


vivienda particular de un burgués y en el solar donde se
construyó se había situado la fortaleza del último monarca
catalán del reino de Aragón; es por ello un edificio simbólico
de la recuperación del pasado glorioso de Cataluña.
Reinterpreta el gótico de comienzos del siglo XV, alargando
desmesuradamente las proporciones.

Parteluces dividen las ventanas y se incorporan elementos


simbólicos alusivos a Cataluña, como su bandera, la corona
real y la citada cruz de seis brazos.

Las almenas son invención de Gaudí, y en la parte superior


hay dos pisos de buhardillas. Los bancos corridos en la puerta
presentan mosaicos también diseñados por el arquitecto, y
en la reja está escrito Ave Maria Gratia Plena, nueva referencia
religiosa. Las enjutas aligeran la celosía de ladrillo y las
bóvedas son tabicadas.

La Casa Calvet (1898-1900), en el Ensanche, es una


construcción de nueva planta entre dos medianeras y en ella
Gaudí reelaboró el lenguaje barroco de mixtilíneas y
almohadillado. Pese a que la arquitectura del catalán solía
chocar con el gusto de la burguesía media, este edificio fue
premiado por el Ayuntamiento barcelonés en 1900.

Su distribución espacial es la misma que la de la Casa de los


Botines, y en el balcón aparecen el escudo catalán, el de los
Calvet y setas, por la afición micológica del cliente.

En el vestíbulo incorporó referencias al rococó, y en las


enjutas del arco, de nuevo, banderas catalanas. Cuidó el
diseño de interiores en todos sus detalles, solo hay que
fijarse en la ergonomía de los muebles.

El Parque Güell (1900-1914) se proyectó como ciudad-jardín,


por el deseo de Güell de combinar vivienda y naturaleza.
Pretendía ser una gran urbanización residencial para clases
medias y altas, de quince hectáreas. Gaudí diseñó el plan
general, no los edificios de viviendas medias y bajas, de los
que solo llegaron a construirse dos. Sí se deben a él la sala
porticada, la explanada superior llamada “teatro griego” y los
caminos sinuosos que se van adaptando al terreno
(viaductos, si el desnivel es alto), porque el Parque se
encuentra en una ladera. Planteó una gran capilla en la zona
alta, que después se redujo a un sencillo calvario.

No se vendió ninguna vivienda, pero Gaudí vivió aquí entre


1906 y 1918 y, a la muerte de Güell, se trasladó a su taller de
la Sagrada Familia.

Los pabellones de la portería son la parte más personal y


original, pues pretendían llamar la atención de posibles
compradores y tenían cierto carácter, por ello,
propagandístico, con trencadís y setas.

La escalinata se decora con rejas de palmeta y las columnas


de la sala hipóstila son de orden dórico arcaico, por lo que se
considera que estamos ante una recreación del santuario de
Apolo en Delfos; la fuente, el dragón y el trípode pueden
referirse a él.

Antoni Gaudí. Casa Batlló

Antoni Gaudí. Casa Batlló

Para el diseño de la Casa Batlló (1904-1906) se reformó un


edificio preexistente en su fachada, su cubierta y sus plantas
baja y principal. En la fachada se vació el muro de carga de las
plantas baja y primera, donde se dispusieron estructuras de
forma ósea para que entrara más luz. La ondulación de dicha
fachada aún es suave; este recurso tendrá su máxima
expresión en la Casa Milá.

Los balcones presentan formas de máscara, y los vidrios se


policroman en tonos azul, amarillo y verde. Se colocaron
discos de cerámica de vivos colores en distintas partes de la
fachada, disminuyendo progresivamente su intensidad. La
cubierta, curva, está formada por escamas de reptil y se
adapta en altura a los edificios, también preexistentes, de los
lados. Presenta un pináculo bulboso.

La apariencia de lomo de dragón de la fachada podría


contener referencias a san Jorge y su leyenda y los motivos
de huesos y calaveras se han relacionado con una posible
vanitas. También aparece el anagrama de la Sagrada Familia,
uno de los asuntos favoritos de la religiosidad del momento.

De nuevo, Gaudí diseñó el mobiliario, mimando su ergonomía,


y el patio de luces interior. En la primera planta quitó tabiques
y creó una continuidad curvilínea, como hará después en la
Casa Milá. Los techos presentan formas biomórficas.

La Casa
Milá o La
Pedrera
(1906-
1910) se
compone
de dos
edificios
de nueva
planta
anexos. El
tipo de planta era libre y novedoso y utilizó grandes pilares de
piedra y ladrillo unidos por vigas de hierro. Jugó también con
las formas de la fachada, porque ya no hay muros cortantes:
se trata de meras pantallas o cerramientos; tampoco hay
simetría ni ejes verticales.

Vuelven las referencias religiosas: en las crestas se lee Ave


María Gratia Plena y encontramos remates, lucernarios y
chimeneas muy originales en la parte alta.

No se llevó a cabo la coronación del edificio que proyectó


Gaudí, con la Virgen y ángeles, porque el dueño no quiso ante
el movimiento anticlerical surgido en Barcelona que derivaría
en la Semana Trágica de 1909. Tampoco quedó finalizada la
decoración interior ni el diseño de puertas y mobiliario.

En su proyecto inicial, Gaudí pensó colorear las rejas de los


balcones y colocar en ellos plantas, para las que ideó un
sistema de riego. En las buhardillas dispuso arcos parabólicos
diafragma, irregulares en altura; albergan Espai Gaudí, un
museo dedicado al arquitecto, que sí llegó a ocuparse del
diseño de los pomos de las puertas.

La iglesia de la Colonia Güell en Santa Coloma (1892-1910)


se encuentra dentro de la colonia industrial de Eusebi Güell y
fue iniciativa de este su construcción en época de las crisis
obreras. Gaudí usó maquetas funiculares para su
planeamiento.

Su planta es irregular, pero conforma una estructura orgánica


y unitaria: ligeramente ovalada, tiende a la centralidad. Está
formada por una gran nave central con dos laterales a cada
lado, cabecera y atrio de entrada. Se emplean soportes
inclinados y arcos parabólicos, pero está inacabada.

Aquí experimentó Gaudí con innovadoras bóvedas alabeadas,


y en las ventanas empleó agujas viejas de telares de fábrica,
vinculando así la iglesia con la industria. Se experimentan
técnicas que luego se desarrollarán en la Sagrada Familia.

Las columnas monolíticas de basalto proporcionan riqueza


visual, y Gaudí diseñó también los bancos, preparados para
que se sienten dos personas que difícilmente pueden mirarse
entre sí, para favorecer la atención.

Antoni Gaudí. Iglesia de la Colonia Güell en Santa Coloma

Por último, el templo expiatorio de la Sagrada Familia (1883-


1926) tiene su origen en una iniciativa del presidente de la
Asociación espiritual de Devotos de san José, Josep María
Bocabella, para intentar atraer a las clases populares en una
época de fuerte anticlericalismo y aunar a la población
católica.

El primer encargo se le hizo a Francisco del Villar, pero Joan


Martorell, asesor de Bocabella, no lo consideró válido y llamó
a Gaudí. Villar había iniciado la cripta y la planta de cruz latina
en cinco naves, y Gaudí terminó la cripta en 1891 e hizo el
gran ábside en 1893. Desde esa fecha trabajó en la Portada
del Nacimiento, la de la Pasión (1904) y la de la Gloria.

El templo simboliza la recuperación de algunas esencias


góticas. Cada una de las grandes torres tenía un valor
simbólico: representan a Cristo (el cimborrio central), los
evangelistas y los apóstoles.

Un gran claustro rodea el edificio, con una capilla, dos


sacristías, un baptisterio y un sagrario. Trabajó Gaudí por
alzados, no en hiladas horizontales, a la manera medieval.

Como templo expiatorio, la Sagrada Familia debía financiarse


mediante limosnas, por lo que su construcción fue muy lenta
y Gaudí tuvo tiempo de experimentar. Los arcos parabólicos le
permiten resolver sistemas de carga en el interior del edificio
sin recurrir a los contrafuertes.

Como sabéis, no pudo finalizar el templo. Se proyectó una


cúpula translúcida y las torres siguen un sistema geométrico,
con focos de luz, con la intención simbólica de iluminar la
ciudad.

El arquitecto diseñó el programa iconográfico y las esculturas,


estas a partir de modelos humanos reales para que
resultasen más naturales. Encontramos referencias a la
Natividad, los Reyes Magos, la naturaleza, la simbología
astrológica, cipreses policromados y palomas de alabastro
que simbolizan almas salvadas. El proyecto inicial de Gaudí -
que murió atropellado por un tranvía antes de poder
concluirlo- era policromar todas las esculturas.

Su iconografía tiene implicaciones sociales: aparecen Cristo y


san José como obreros en un taller. En otra imagen, el diablo
pone una bomba en la mano de un obrero.

Por su extrema originalidad y el desarrollo de su obra solo en


España, la obra de Gaudí no tuvo excesiva repercusión, más
allá de la que tuvo en su discípulo Jujol. Hasta los años treinta,
su figura no tuvo apenas consideración entre teóricos e
historiadores de fuera de Cataluña (vivió en una época en que
predominaba el gusto por la arquitectura rectilínea: el estilo
moderno o canónico de Le Corbusier o Mies van der Rohe).

El propio Le Corbusier y Gropius sí valoraron a Gaudí, sobre


todo por su racionalidad constructiva, pero en meras
referencias; el verdadero artífice de su recuperación fue Dalí,
quien sí se fijó en su arquitectura, desde su enfoque
surrealista, y la difundió en revistas francesas en los años
treinta.

En 1955, una gran exposición en el MoMA de Nueva York


supuso el inicio de la consideración de Gaudí como precursor
de una arquitectura de formas libres frente a los dogmas
racionalistas del movimiento moderno.

Una respuesta a “Antoni Gaudí,


eclecticismo y biología”
smilodon
19 abril, 2016
fue un genio, todo lo que se diga de él es poco

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