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Leeremos e indagaremos acerca del posmodernismo, la biografía de Pablo Neruda e información contextual
que nos ampliará el conocimiento de su obra poética.
El posmodernismo fue una extensión del modernismo; de hecho, los autores que lo crearon fueron
distinguidos modernistas que intentaron abrirse camino en la poesía, saliéndose de las estructuras
impuestas por el modernismo.
Entre los autores más destacados de esta nueva vertiente poética se encontraron Enrique González Martínez
y Rubén Darío. Sí, es importante que tengamos en cuenta que este último, el referente máximo del
modernismo, tuvo una segunda etapa de su vida posmodernista.
Si nos fijamos en sus narraciones podemos ver que hay un interés por abordar las posibilidades profundas
del lenguaje: alejándose de lo superficial y lo exótico y buscando una escritura que nace de la sencillez y el
humor para darle a sus textos un nuevo color. Ahora bien, hubo otros autores que se sumaron a esta
tendencia y eso dio vida a un nuevo movimiento que se separaba del famoso modernismo.
El posmodernismo se caracterizó principalmente por apoyarse en experiencias sencillas y cotidianas y
llevarlas a la literatura; personajes sencillos salidos de la realidad y una fuerte inclinación a la
experimentación vanguardista. Podríamos ubicar dentro del modernismo también a autores como César
Vallejo, Vicente Huidobro y Pablo Neruda (aunque habría que hacerlo con cuidado ya que todos ellos
supieron manifestar muchas diferencias entre sus comienzos y el resto de su trayectoria poética).
Entre los puntos más destacables del posmodernismo debemos señalar el rechazo a las formalidades y un
intento absoluto por romper con esa actitud vital que caracterizó a la poesía durante el modernismo.
Además, estaba esa idea de disgregar la estética de la poesía a través de ruidos y rompientes poco
aceptadas hasta el momento; por eso, lo prosaico se presentó como una forma clara de darle a la poesía un
toque ensayístico y meditativo.
1: Posmodernismo antielocuente
En un intento por regresar a las raíces, los poetas buscan un lenguaje estilizado apoyándose en la melodía
neomodernista y en el prosaísmo llevado a la poesía. Los temas tratados por este tipo de autores versan en
torno a las raíces y las tradiciones hispánicas. Se nota una gran influencia de la poesía de Juan Ramón
Jiménez. Entre los autores más destacados se encuentran Carriego y Andrés Eloy Blanco.
2: Posmodernismo neorromántico
Con muchos guiños a la poesía clásica estos autores intentaron renovar la poesía hispanoamericana
llevándola a un espacio donde tuviera espacio lo meditativo. Se volvieron sumamente populares ciertos
himnos, muchos de los cuales imitaban melodías rítmicas de algunas religiones. Entre los autores que podría
incluirse en esta tendencia se encontraron Capdevila, Barba Jacob y Arturo Marasso.
3: Posmodernismo transicional
Una poesía que no puede ubicarse en ningún espacio dadas sus características innovadoras y transgresoras.
Esta tendencia poética recibió el nombre de estilística de la inestabilidad. En esta corriente podemos
mencionar a Brenes Mésen, León Greiff y López Velarde.
4: Posmodernismo nativista
Algunos autores se volvieron hacia lo propio, para narrar experiencias intimistas desde la tradición nativa. Entre
los autores que podrían citarse en esta tendencia se encuentran Ricardo Rojas y José Eustasio Rivera.
Gracias al Modernismo, la poesía se abrió a nuevas posibilidades que permitirían más tarde el surgimiento de
toda clase de tendencias estéticas vanguardistas. Esto significa que siempre estaremos en deuda con este
movimiento, ya que propuso una dinámica de cambio que después se reutilizó para crear nuevas vertientes
en la poesía moderna. Sin el modernismo no habría existido ni el posmodernismo ni tantos otros
movimientos que tuvieron lugar más tarde.
Una vez más, cabe señalar que los movimientos en sí mismos no significan nada si no son utilizados para crear
arte y dar a conocer un estilo poético particular. Por eso, no es razonable comparar diferentes corrientes para
jerarquizar acerca de cuál de ellas es mejor; lo mejor es saber tomar lo mejor que cada una puede ofrecernos
para seguir renovando la poesía y llenarla de esa frescura tan necesaria en este y en cualquier arte.
Pablo Neruda
La mujer es, de entrada, un cuerpo, una región, una tierra que se recorre y se cultiva. Ella es la fuente perenne de una
sed que no termina, de las ansias que no se sacian en el sujeto amoroso.
Como la tierra, el cuerpo de la mujer yace, se entrega; el cuerpo del hombre trabaja la tierra, la socava, es un "cuerpo
de labriego".
A partir de allí, de esta confirmación del cuerpo necesario, del amor necesario, se articulan los poemas que recorren
los diferentes aspectos de la mujer y del amor, incluido el desamor que siempre está presente desde el poema 1.
Por eso, al mismo tiempo el poeta se enfrenta al recuerdo, a la nostalgia, al abandono que anuncia en la llegada del
túnel, de la noche que perpetraba su invasión. Así, amor y recuerdo, pasión y nostalgia, acompañan al lector hasta la
canción desesperada.
La mujer amada evoca los cantos de la naturaleza, los movimientos celestes, la vida que vibra en cada elemento. Para
el poeta, la mujer es principio vital, memoria de la plenitud, la causa del efecto al que el amante se entrega
complacido.
El lugar de la palabra
A esta necesidad de cuerpo, del deseo, pronto sobreviene la necesidad de la palabra, de la transferencia, de este ir
tras la atención de la amada: ya no solo su cuerpo sino su oído, su mente, su imaginario. Las palabras vienen al poeta
como promesa de nueva alianza:
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas, y
están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me
oigas.
La palabra es para el poeta la seducción. Solo la palabra relaciona al sujeto amado con el amante. El poeta habla, la
mujer abre su oído. La palabra funda la relación, ahora en otro cuerpo: el del verbo.
Será su poema más famoso aquel conocido como "Me gustas cuando callas", pero realmente identificado con el
número 15. Para Quintana Tejera, de hecho, el poema número 15 es un canto al amor realizado, exento de llamadas al
erotismo. En este, el poeta pasa de la observación expectante a la necesidad de la relación. La contemplación es parte
de la experiencia sensorial del amor. El silencio permite la contemplación, la abstracción del sujeto que imagina
mientras detalla, observa, cual un adorador de su fetiche, el cuerpo de la amada.
Pero el amante necesita la relación, necesita la palabra, la persona, el paso que convierte al objeto en sujeto, el paso
que convierte al cuerpo inerte en vida que florece:
Allí el amor aparece, ya no como sensualidad, ya no como carne, sino como necesidad de afecto. Y esa relación se
transforma, muta en otra realidad.
Sin embargo, la investigadora Bohorques Marchori sostiene que, a lo largo de la obra, el sujeto lírico demuestra ser
alguien que:
...no sabe salir de sí para ir al encuentro de un Tú. Se abre para recibir, pero no puede proyectarse más allá de su
propia individualidad: “Márcame mi camino / “Ámame compañera / No me abandones”.
El recuerdo y el abandono
En el libro, Neruda recoge no solamente la sensualidad de los amantes, o la plenitud del encuentro personal y
personalizador entre ellos. También recorre los ecos del desamor, de la pérdida que abre zanjas debajo de los pies del
sujeto amante.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
Pronto se prepara el momento en el que aparece el único poema titulado por el autor: "La canción desesperada". Si el
amor no tiene nombre, si el amor no puede ni debe ser apresado en una palabra, encambio ha de ponerse un límite al
dolor desesperado, el dolor del que ha visto el amor convertido solo en memoria cenicienta:
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. ¡Todo en ti fue naufragio!
Todos los recuerdos que suman en los veinte poemas anteriores, ahora se construyen desde una nostalgia que no
comprende el desamor. El cuerpo que un día fue de un labriego fuerte y viril, al final de la experiencia amorosa es un
cuerpo abandonado:
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado.
El estilo
Se dice que estéticamente este poemario está aún muy marcado por la influencia del modernismo, un movimiento
literario hispanoamericano cuyo nacimiento se enlaza con la publicación del libro Azul, de Rubén Darío, en 1888. El
modernismo recogía y reinterpretaba las influencias de movimientos como el romanticismo, el simbolismo y el
parnasianismo. Sin embargo, partía fundamentalmente de una necesidad de renovación, consecuencia del malestar
frente al ascenso de la cultura burguesa.
En este sentido, el modernismo quiso apostar a una renovación de las estructuras poéticas (versos), la exacerbación
de la musicalidad y los sentidos, y un cierto preciosismo, entre muchas otras características.
Neruda, influenciado por estos principios, crea una obra singular con un carácter tan propio y a la vez tan universal
que rompe los esquemas y se convierte en una referencia de la poesía de todos los tiempos.
Características formales
De acuerdo con Luis Quintana Tejera en un trabajo titulado El infinito olvido en la poética nerudiana del amor (2014),
la versificación de los poemas que conforman este libro tiene un conjunto de características que construyen una
estética muy particular.
Según Quintana Tejera, se pueden reconocer, las siguientes características formales: preferencia por los cuartetos
alejandrinos, es decir, estrofas de cuatro versos, cada verso de catorce sílabas de extensión; empleo del verso de arte
mayor (endecasílabo, dodecasílabo y triscaidecasílabo), cuando no del alejandrino; preferencia por la rima asonante y
uso de esdrújulas y agudas al final de los hemistiquios, es decir, a mitad de los versos de arte mayor. Puedes escuchar
aquí el poema "Me gustas cuando callas" leído por el propio Pablo Neruda:
El libro y la crítica
El poemario ganó rápidamente la atención de la crítica, una parte de la cual lo alababa y otra lo adversaba. Una de las
críticas negativas más fehacientes señalaba que los poemas recogidos en el libro eran elucubraciones intelectuales y
nunca el resultado de una experiencia amorosa personalmente vivida.
Pero ante este tipo de críticas Neruda no demoró en defenderse. La investigadora Guadalupe Bohorques Marchori, en
su tesis sobre La imagen de la mujer en la poesía amorosa de Pablo Neruda, recogió el testimonio del poeta a este
respecto, cuando cita una carta dirigida por él al diario La Nación:
Solo he cantado mi vida y el amor de algunas mujeres queridas, como quien comienza por saludar a gritos grandes la
parte más cercana del mundo. Traté de agregar cada vez más la expresión de mi pensamiento y alguna victoria logré:
me puse en cada cosa que salió de mí, con sinceridad y voluntad.
MODELAMOS
I. EPÍGRAFE PARA UN LIBRO CONDENADO ¿Qué relación puedes establecer entre el título y el
Lector plácido y bucólico, Comprensión del título: “Epígrafe”, se anticipa a que es un
Sobrio y simple hombre de bien, libro “condenado”, esta idea se asocia entonces con el
malditismo, como estilo en el contexto
Arroja este libro saturniano, Orgíaco y
melancólico. ¿A quién se dirige el poeta?
Si no has cursado tu retórica De este modo se considera el contexto social al que alude
En lo de Satán, el astuto decano, ¡Arrójalo! tú no Baudelaire, apela a él para que cambie de actitud en torno a la
comprenderás en él nada, O me creerás lectura.
histérico.
¿En qué versos encontramos el recurso de la adjetivación?
Pero si, sin dejarse encantar,
Tu mirada sabe penetrar en los abismos, Plácido y bucólico, sobrio y simple para apelar a lo “ordinario”
Léeme, para aprender a amarme; que es aquél que no lee.
Alma curiosa que sufres Orgíaco y melancólico al hacer alusión a su obra, propia de una
Y vas buscando tu paraíso, ¡Compadéceme!... literatura sin reglas y con sentimientos de vacío característica
de los poetas malditos – contexto literario
Sino, ¡Yo te maldigo!
Obra: Las flores del mal: Epígrafe de Autor: Charles Pierre Baudelaire
un libro condenado.
Género: Lírico Especie: Poesía simbolista
Referencia Baudelaire Ch. (2016) Referencias del autor (París, 1821 - 1867) Poeta
Bibliográfica: Las Flores del mal p. (En relación al sentido francés, uno de los máximos
235. del fragmento) exponentes del simbolismo,
considerado a menudo el
Tema Búsqueda de involucrar al
iniciador de la poesía moderna.
lector en la lectura de la obra.
“Plácido y bucólico, sobrio y
simple, orgíaco y melancólico”
son adjetivos que llevan una gran
carga significativa, característica
de la poesía moderna y simbolista
de Baudelaire, pues describen ese
espacio simbólico en el que el
autor nos adentra.