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Grado: Economía
Albacete, 2017
Universidad de Castilla-La Mancha
Grado: Economía
Albacete, 2017
Índice
Capítulo 1 Introducción ...................................................................................... 1
I
3.4.3. El proceso de amalgama .............................................................. 43
Conclusiones .................................................................................................... 45
Bibliografía ....................................................................................................... 47
II
Índice de tablas
Tabla 2.1 El crecimiento demográfico del siglo XVI ........................................... 4
Tabla 2.2 El peso de América en los ingresos de la hacienda castellana ........ 19
Tabla 3.1 Árbol genealógico de la familia Fugger ............................................ 24
Tabla 3.2 Anticipos de Jakob Fugger a Maximiliano ....................................... 28
Tabla 3.3 Préstamos de la familia Grimaldo para la campaña en Italia ............ 33
Tabla 3.4 Préstamos de la familia Centurione para la campaña en Italia ......... 34
Tabla 3.5 Préstamos de los burgaleses para la campaña en Italia .................. 34
Tabla 3.6 Préstamos de los alemanes para la campaña en Italia .................... 34
Tabla 3.7 Rentas de los maestrazgos .............................................................. 36
III
Índice de figuras
Imagen 3.1 La ruta del cobre alemán del siglo XVI .......................................... 25
Imagen 3.2 La herencia de Carlos V ................................................................ 30
Imagen 3.3 Escudo de la Orden de Calatrava.................................................. 42
V
Monedas utilizadas
Cuento Equivale a 1.000.000 de maravedíes
Ducado Equivale a 375 maravedíes
Florín Moneda que contenía 3,5 gramos de oro
Maravedí Unidad monetaria más pequeña en Castilla
Peso Equivale a 8 reales, es decir 272 maravedíes
Real Equivale a 34 maravedíes
Fuente: P. Voltes Bou (2009) El ocaso de los Fugger en España
VII
Capítulo 1
Introducción
La Historia, en general, es algo que marca el devenir de una sociedad, por
lo que, en mi caso, la Historia económica con su conocimiento tanto critico como
racional del pasado, nos vale para poder entender el presente de cada sociedad.
Este trabajo tiene como objetivo analizar la época en la que España tenía un
gran imperio territorial, conocer la administración y sus principales fuentes de
ingresos. Tras estudiar las fuentes, voy a trabajar en:
b) Analizar cómo llegaron los Fugger a España y cómo fueron una pieza
importante en el devenir de España en especial durante el reinado de
Carlos V.
1
conocimientos adquiridos en asignaturas como por ejemplo Dirección Financiera
o Contabilidad. Además, me interesé en este tema para conocer en profundidad
el por qué del atraso económico sufrido en España cuando tenía un gran imperio,
su organización y administración llevada a cabo, aunque hay que tener en cuenta
que este trabajo puede dar una visión económica, debido al enfoque que le dé
cada historiador o estudiante en mi caso, por lo que es preciso, para los aspectos
que pueda obviar en el trabajo, que esto pueda ser como una base para su
continuidad y poder analizar los otros aspectos y los que ya se encuentran
elaborados más en profundidad.
2
Capítulo 2
La economía de Castilla en los siglos
XVI y XVII
2.1. Evolución demográfica
La evolución demográfica de una sociedad es un claro indicativo de la
situación económica general. La de los siglos XVI y XVII en España responde
claramente al modelo demográfico antiguo, caracterizado por la alta mortalidad,
tanto catastrófica como ordinaria, y un lento crecimiento de la población. Hay que
decir que las fluctuaciones demográficas se relacionaban de forma directa con
las agrarias. Hubo dos periodos de crecimiento diferentes por los que pasó la
población española durante el siglo XVI. El primer periodo hace referencia al
primer tercio del siglo y supuso un crecimiento lento que incluso llegó a ser
negativo en algunas zonas a causa de la elevada mortalidad y la despoblación
de algunas áreas a favor de otras, y otro periodo comprendido entre 1530 y 1591,
caracterizado por un crecimiento más intenso, en torno a un 41,2%, pasando de
4.689.000 a 6.632.000 habitantes, lo que supone un crecimiento medio anual
acumulativo del 0,52% (González & Matés, 2007).
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Tabla 2.1 El crecimiento demográfico del siglo XVI
1530 1590 Tasa de crecimiento
Habitantes Habitantes (%) incremento anual
Corona de Castilla
Andalucía 762 1.067 0,55
Asturias 81 133 0,82
Castilla la Nueva 614 1.145 1,03
Castilla la Vieja 1.049 1.254 l0,29
Extremadura 305 451 0,64
Galicia 263 504 1,07
León 503 633 0,38
Murcia 74 115 0,73
País Vasco – Navarra 268 296 0,16
4
problemas generales, como la epidemia de tifus de 1507, que causaron estragos
en la población.
Los años centrales del siglo pueden calificarse como tranquilos desde el
punto de vista demográfico y son los de mayor incremento de la población, pero
desde 1560 se volvió a entrar en el ciclo de malas cosechas, por la
sobreexplotación de la tierra y epidemias que en mayor o menor medida
afectaban a grandes grupos de población.
Entre 1596 y 1602, la corona de Castilla sufrió uno de los episodios más
duros de crisis, que comenzó con malas cosechas y se remató con la llamada
“Peste Atlántica” cobrándose medio millón de vidas. La mortalidad ordinaria
siguió con unos niveles elevados y la mortalidad infantil fue tan elevada que
hacía peligrar la tasa de reemplazo generacional (Pérez-Moreda, 1988).
El crecimiento del siglo XVI se debió sobre todo a la alta natalidad. Uno
de los factores que influyeron en ella, la fecundidad, se situaba en cuatro
bautismos por matrimonio, y a ello había que sumar una elevada ilegitimidad. En
la alta natalidad también influía la precocidad de los matrimonios: la edad media
de matrimonio era de 20 años para las mujeres cristianas y 18 para las moriscas.
La mejora en las condiciones de vida y la disponibilidad durante gran parte del
siglo de tierras en las que asentar las nuevas familias (hay que recordar que más
de un 80% de la población se ocupaba en el campo) fueron factores
determinantes para explicar la temprana edad de matrimonio y la alta natalidad.
5
población entre 1530 y 1571, Madrid disfrutó de un gran crecimiento al ser una
ciudad situada en el centro de la península y convertirse en la sede de la
Monarquía y Segovia tuvo el crecimiento tan grande por su desarrollo en la
industria textil convirtiéndose en uno de los núcleos más importantes de Europa.
La evolución de la población regional también tuvo diferencias. En Castilla la
Vieja, País Vasco y Extremadura, el crecimiento fue entre 1530-1570,
alcanzando el máximo en relación con los recursos disponibles provocando un
retroceso en 1580 entre 20-30%. En cambio, en las zonas de Castilla la Nueva
y Andalucía, no hubo cambio de tendencia hasta llegar a final de siglo, siendo
Galicia la zona que mayor crecimiento experimentó en este periodo.
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de expulsión de los moriscos, en 1609, que supuso la pérdida de gran parte de
su población.
Toda el área cantábrica tuvo durante el siglo XVII una gran vitalidad
demográfica, creciendo por encima de la media. Esto se debe a la incorporación
a las tierras de labor de un nuevo cultivo, el maíz, que permitió mejorar mucho la
producción agraria, y por consiguiente la alimentación de la población. En
Galicia, Asturias, Cantabria y provincias vascas, el crecimiento demográfico en
el XVII estuvo entre el 20 y el 50% (Pérez-Moreda, 1988).
7
Ya se ha mencionado que hubo un total paralelismo entre la evolución
agraria y la demográfica. El aumento de la población no es posible sin aumento
de alimentos disponibles, y este, a su vez, genera un aumento de la demanda y
de la fuerza de trabajo que impulsa la expansión agraria. Por otra parte la mejora
agraria también permite alimentar a una creciente población urbana
desvinculada de las tareas agrarias (Marcos, 2000).
8
Un cambio que sí se observó fue la sustitución de los bueyes por mulas,
provocada por la extensión de los terrenos de cultivo. Estos animales iban más
rápido que los bueyes y el pasto con el que se alimentaban no hacía falta que
fuese verde (García & Sanz, 1988).
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En la zona cantábrica y noratlántica la situación fue completamente
diferente durante el siglo XVII. En todas ellas se produjo, con diferentes
cronologías, la incorporación a las tierras de labor del cultivo del maíz. Este se
adaptaba con perfección a la mayor humedad de estas zonas, y sus
características (era un cultivo de ciclo de primavera verano de alto rendimiento)
permitió introducirlo en las rotaciones con las siembras de cereal de invierno. De
esta manera, sobre una misma hoja de cultivo, y a lo largo de dos años, se
podían obtener hasta tres cosechas, porque, además, se intercalaba una de
nabos para usarlos como forraje. Permitía un uso mucho más intensivo del suelo,
a la vez que era compatible con el desarrollo ganadero. Esto hizo que las
condiciones de vida de las comunidades agrarias del Cantábrico fuesen mucho
mejores que las de otras áreas de la Península (Anes, 1999).
10
desarrollo de la industria rural dispersa, caracterizada por la poca especialización
del trabajo y la baja calidad de la producción. Esta industria rural a domicilio fue
la base del desarrollo industrial de varios países europeos, pero en España no
evolucionó de la misma manera.
El sector siderúrgico gozó de una buena expansión pero con una gran
divergencia respecto a Europa. Mientras que en Europa se imponían los altos
hornos, en España continuaban con técnicas siderúrgicas tradicionales para la
obtención del hierro forjado a través del sistema directo, sin incorporar apenas
innovaciones, salvo el martinete hidráulico introducido en 1514. La expansión
agraria, con la puesta en cultivo de áreas de bosques, supuso un problema para
la siderurgia, ya que encareció el carbón vegetal, combustible utilizado para la
fundición en España hasta el siglo XIX. En la industria armamentística desde que
se impuso el uso de hierro colado y aceros de calidad, España dependía de las
importaciones para abastecerse. Así este sector perdió a la Corona como
principal cliente para abastecer del material tras las continuas guerras que se
dieron a lo largo de la centuria. La producción anual de hierro forjado en el País
Vasco hacia el 1500 se situaba entre 9.000 - 11.000 toneladas, que siguió
creciendo durante el siglo XVI hasta situarse entre las 11.000 – 13.000 toneladas
(suponía un 25% del total de la producción europea), que luego fue
descendiendo. La expansión del sector se mantuvo hasta finales del siglo XVI a
pesar de haber contado con un gran atraso técnico (Marcos, 2000).
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2.3.2. Manufacturas en el siglo XVII: época de crisis
1 Tm=Toneladas
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los beneficios por el transporte de las mercancías españolas, incluso hasta las
posesiones americanas.
Dentro del panorama general de crisis hubo alguna luz, como la aportada
por los altos hornos instalados en Liérganes y La Cavada (Cantabria) primero, y
en Molina de Aragón (norte de Guadalajara) después, que fueron los primeros
altos hornos de España (Alcalá, 1999). Sus promotores trajeron a técnicos
extranjeros para que desarrollasen en ellos las técnicas más novedosas usadas
en Europa para la producción de hierro colado. El problema era que la
producción de este material tenía como destino el abastecimiento de artillería
para la armada y el ejército en régimen de monopolio, por lo que dependían de
la preocupante situación financiera de la Hacienda, que con demasiada
frecuencia no podía pagarles sus suministros.
La recesión del siglo XVII fue evidente para los gobernantes y los
estudiosos contemporáneos. Además de establecer, en la medida de lo posible,
aranceles proteccionistas, se crearon organismos para mejorar la industria. En
1679 se crea la Real y General Junta de Comercio, cuyo objetivo era relanzar la
industria y reactivar la economía. El modo de hacerlo se pensaba que había de
ser la imitación de los productos extranjeros y el fomento de las iniciativas
particulares, ya que el estado no estaba en condiciones de invertir ni un solo
céntimo. La devaluación monetaria de 1680 también intentaba contribuir a la
recuperación (Bilbao & Fernández, 1988).
2.4. Comercio
El comercio fue la actividad más importante durante los siglos XVI y XVII
con dos periodos muy marcados desde el auge del siglo XVI tras el
descubrimiento de América hasta su decadencia durante el XVII. La economía
española se basaba en la subsistencia debido a su escaso desarrollo, pero, a
pesar de ello, el comercio aumentó de forma paralela al crecimiento demográfico
y en relación con el proceso de urbanización y aumento de la producción. Sus
principales limitaciones estuvieron en la desigualdad regional el proteccionismo
y las dificultades de las comunicaciones por las insuficiencias de la red viaria y
la lentitud y altos costes de transporte (Marcos, 2000). También dificultaban el
comercio las aduanas de Castilla: puertos secos con las Provincias Vascas,
Navarra y Aragón, los diezmos de mar con la franja cantábrica y los
almojarifazgos con Andalucía y Murcia (González & Matés, 2007).
15
zonas: en el noroeste (aduanas de Asturias y Galicia) se gravaban las
mercancías provenientes normalmente de Inglaterra; y el noroeste (aduanas de
Santander y de las Provincias Vascas) se cobraban los diezmos de mar a las
mercancías que provenían normalmente de Francia y los Países Bajos.
16
y las relaciones con las Indias y se creó la Casa de la Contratación en 1503,
atrayendo a numerosos comerciantes extranjeros que se asentaron en las orillas
del Guadalquivir para participar en las riquezas provenientes de América. Lo
principal de las importaciones eran metales preciosos, a los que se sumaba otros
productos coloniales como azúcar, cacao o tabaco, y exportaban algunos
productos agrarios (vino y aceite), manufacturas que, como ya se ha explicado,
eran en gran parte procedentes de otros países europeos, y el mercurio, que
después se tratará.
18
algunas excepciones como el rey, las casas de la moneda o los receptores de la
bula de Cruzada. En el reino de Granada se encontraba un impuesto que
sustituía a la alcabala, como son la renta de la abuela que gravaba los materiales
de construcción y la renta de la seda (Artola, 1982).
Otro tipo de ingresos eran los procedentes de los estancos y las aduanas. El
estanco se hace con el monopolio de producción y venta de algunas mercancías
como la sal, el hielo, el plomo o el tabaco. En algunos casos la producción era
libre, pero la venta estaba monopolizada como es el caso de los naipes o el
azogue. Para el control del comercio exterior se basaba en la prohibición de
entrada o salida de determinados productos y la imposición de tasas (aduanas)
como cobro de los derechos del tráfico de mercancías. Otras aduanas eran los
puertos secos, los diezmos de la mar, que en 1562 por ordenación de Felipe II
la tasa aumentó hasta el 7,5%, los almojarifazgos creados en 1543 para gravar
el comercio con América libre de impuestos hasta entonces y el derecho de las
lanas que gravaba la exportación de esta mercancía (Artola, 1982).
19
El impuesto conocido como las Tres Gracias, que se trata de una parte de las
imposiciones que aplica la Iglesia le pertenece a la corona por su concesión
papal. Estos impuestos son: las tercias (un porcentaje variable del producto de
los diezmos), el excusado (el producto dezmero abonado por la casa más
importante de cada parroquia) y el subsidio o la décima (supone el 10% de todas
las rentas de la Iglesia) (González & Matés, 2007).
Felipe II heredó de Carlos V las diversas deudas con los banqueros, que
en 1559 suponían un importe de 25 millones de ducados, entre los que se
encontraban deudas a largo plazo que ascendían a 19,5 millones de ducados,
constituida por los juros (deuda a largo plazo que grava las rentas ordinarias) y,
en menor medida, deudas a corto plazo (hacían referencia a los préstamos
solicitados a los asentistas ante la imposibilidad de obtener ingresos suficientes
para hacer frente a los pagos) que suponían 5,5 millones de ducados (Marcos,
2000).
El esfuerzo tributario que hicieron las Cortes durante el siglo XVII no bastó
para cubrir los gastos militares, y, además los ingresos procedentes de las minas
americanas, muy rentables en el XVI, sufrieron un declive muy grande en el XVII,
cuando más gastos había. Estas circunstancias obligaron a acudir nuevamente
al crédito aumentando la deuda. Todo esto en parte se debe a una mala
organización de la tesorería incapaz de efectuar pagos en los territorios que
20
ocupaban las tropas que exigían una determinada moneda, por lo que la corona
dependía de los asentistas para cubrir estas necesidades. A pesar de la creación
de nuevos impuestos para paliar la situación, siguió la necesidad de negociar
nuevos asientos, pero llegó un momento en el que la Corona no fue capaz de
disponer de las rentas necesarias para consignar los juros con los que se pagaba
a los asentistas, por lo que esta negociación pasó al Reino (Artola, 1982).
22
Capítulo 3
Los Fugger y las minas de Almadén
3.1. Los Fugger
3.1.1. Origen de un negocio
Para conocer el origen de los negocios más antiguos de los Fugger nos
tenemos que situar en la ciudad alemana de Augsburgo, en 1367, cuando un
pobre tejedor llamado Hans Fugger se instaló allí y consiguió el derecho para
poder ejercer su trabajo y vender tejidos. Gracias a esto, consiguió en 1370
ingresar en el gremio de tejedores. Con el tiempo fue ganando fama y aumentó
su prestigio debido a la buena calidad de sus prendas, alcanzando una
reputación que le permitió, en 1380, contraer matrimonio con la hija del maestro
de aquel gremio e ingresar en el consejo del mismo.
23
Tabla 3.1 Árbol genealógico de la familia Fugger
Hans (1367-
1408)
Tras la muerte de Jakob Fugger “el Viejo” en 1468, su hijo Ulrich se hizo
cargo del negocio junto con su madre. El momento más importante del devenir
de la empresa radicó en la entrada al negocio del metal de los Alpes desde
comienzos de 1480, como se tratará más adelante.
Jakob Fugger (1459-1525), hijo de Jakob “el Viejo” antes citado, nació en
1459, y estaba destinado a una carrera eclesiástica, pero uno de sus hermanos
falleció por lo que tuvo que ocupar el lugar de este. Por ello, tuvo que viajar a
Roma para formarse en todo lo relacionado con la economía y las finanzas.
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era por entonces el idioma más importante de Europa porque los negocios de la
Alta Alemania estaban orientados hacia Italia. En 1479 regresó hacia Augsburgo
para reunirse con sus hermanos y entrar en el negocio. Fusionó a todos los
hermanos implicados en el negocio, estipulando una serie de preceptos, entre
los cuales los más importantes eran aquellos determinaban que la fortuna
familiar era indivisible y no se permitiría la repartición mediante herencia o algo
semejante, y que todos los socios debían dar facilidades para poder explotar el
patrimonio de forma colectiva.
Fuente: J. Semjonow (1940) Las riquezas de la tierra, geografía económica al alcance de todos
25
La Imagen 3.1 refleja el paso del mineral de cobre desde su origen hasta
que llegaba a su destino final, en este caso Alemania. La refinería que usaban
los Fugger se encontraba en Horchkirch para el mineral húngaro, pero la refinería
más importante se encontraba en Mansfeld, fundada por capitalistas
nurembergueses, ya que la ciudad de Núremberg era famosa por el hierro y el
cobre que poseía. Después de aquí, el cobre se trasladaba hacia Alemania
(Payarols, 1940).
A principios del siglo XVI, Jakob se quedó solo en la empresa ya que sus
hermanos fallecieron de forma temprana, primero Georg en 1506 y después
Ulrich en 1510 y a consecuencia de ello se convirtió en el director supremo de
todos los negocios. Tras una renovación contractual su cargo lo ejerció junto a
sus sobrinos Hyeronimus, Ulrich, Raymund y Anton, Tabla 3.1 y la empresa paso
a llamarse “Jakob Fugger und Gebrüders Söhne” (Jakob Fugger y sobrinos).
La familia Fugger en tan solo siglo y medio llegó a tener tanto poder que
la gente ya decía “ser tan rico como Fugger” y debido a su elevado poder
financiero emperadores, Papas, reyes o grandes señores les pedían prestado.
En Roma mantenían desde 1500 un Banco en el cual ayudaba a financiar a los
Papas. La Iglesia utilizaba el servicio que ofrecían los Fugger para trasladar a
Roma el óbolo de San Pedro con total seguridad, por lo que ingresaban el dinero
en cualquier institución de los Fugger que se situaban entre Dnieper y el
Atlántico, y luego cobrarlo en otra de forma total o parcialmente. Así, la Curia
romana siempre estaba en regular uso de cuentas corrientes.
Jakob era conocido como una persona de agradable presencia y fiel a sus
principios. A pesar de que grandes personalidades se humillaron ante él como
es el caso de reyes, príncipes y emperadores solicitando préstamos y anticipos,
siempre se mostraba humilde.
26
social. Allí se albergaba quien quisiera entre las familias pobres de Augsburgo,
pero con la condición de pagar un ducado anual para reformar lo que se
estropease y aumentar el número de estas viviendas (Voltes, 2009).
La política que llevaba a cabo Maximiliano era expandir el imperio por toda
Europa, librando batallas y manteniendo hasta tres frentes abiertos a la vez, lo
cual exigía un gran esfuerzo financiero, que solo podía cubrir recurriendo a los
préstamos. El primer banquero de Maximiliano fue Jakob Fugger, que se hizo
27
cargo de la deuda heredada del archiduque Segismundo, de 46.000 florines, que
fue pagando a plazos.
Esta Tabla 3.2 refleja algunos de los principales préstamos que fueron
concedidos a Maximiliano I para hace frente a las dificultades económicas por
las que atravesaba, por su mala gestión administrativa de su reinado. Los
principales préstamos estaban destinados a financiar guerras contra territorios
perdidos a favor de Hungría en 1483, con el fin de reconquistar las provincias
austríacas y hacerse con la corona húngara. El problema de tanto gasto se debe
a la ambición por expandir el territorio, que le llevó a librar diferentes guerras a
la vez, como contra los turcos, campañas en Francia o intentar hacerse con los
territorios de Italia, la conquista de Nápoles (Schick, 1961).
28
Este trabajo se centrara en la época de los Austrias Mayores, que
construyeron un gran imperio llevando a España a ser la primera potencia
mundial. (Gómez-Guillamón, s.f.).
Felipe I “el Hermoso” fue rey de Castilla por su matrimonio con Juana,
pero durante un breve periodo de tiempo, de 1505 a 1506, fecha de su muerte,
pero los problemas mentales de su mujer hicieron que Fernando el Católico, que
seguía siendo rey de Aragón siguiese supervisando los asuntos castellanos. Los
territorios que aportó a través de herencia a la monarquía española fueron
Austria, Tirol, Borgoña, Flandes, Países Bajos, Luxemburgo y Alemania. Tras la
muerte de Felipe, su suegro pasó a ser regente de Castilla agregándose
entonces el territorio de Navarra a través de una intervención militar. Antes de
fallecer, nombró a su nieto como el infante Carlos I, gobernador de la Corona
Castilla y Aragón.
29
determinar la sucesión (los arzobispos de Colonia, Maguncia y Tréveris, los
príncipes de Bohemia, Sajonia, Brandemburgo y el Palatinado). La candidatura
de Carlos supuso la cantidad de 852.000 florines en concepto de sobornos a los
electores. El Rey de Francia, también aspirante al trono, solo pudo aportar
300.000 florines. Del total, Jakob Fugger aportó la cantidad de 544.000 florines,
mientras que el resto fue a cargo de la familia Welser y de la banca italiana
(Voltes, 2009).
30
En 1525 falleció Jakob Fugger y como no tenía descendencia directa,
heredaron el negocio sus sobrinos, principalmente Anton Fugger quien sería el
prestamista oficial del rey Carlos I de España y posteriormente de su hijo Felipe
II.
31
genoveses como los Grimaldi y Centurione, y en menor medida, españoles y
flamencos.
Carlos partía con ventaja debido a las malas relaciones que existían entre los
alemanes y los franceses, por lo que los banqueros alemanes, entre ellos los
Fugger que eran los más ricos de Europa lo apoyaron. Los préstamos
concedidos para lograr el ascenso al trono del Sacro Imperio Romano Germánico
de Carlos V fueron destinados a sobornar a los electores, que alcanzaron
851.000 florines de los cuales 543.000 florines procedían de los Fugger, 143.000
de los Welser y 165.000 de genoveses e italianos. Ante la demora en los pagos
de Carlos V, los banqueros impacientes reclamaron lo suyo, a la vez que
acontecía la guerra en 1520 por Navarra y Guipúzcoa, invadidas por franceses.
32
Tabla 3.3 Préstamos de la familia Grimaldo para la campaña en Italia
GRIMALDO
PRÉSTAMOS
ASIENTO INTERÉS OBSERVACIONES
Prestado Pagado
AÑO 1523
17 30.000 50.611 69% Aportación junto al asiento 18
22 34.667 37.301 8%
AÑO 1525
36 100.000 114.000 14%
AÑO 1526
42 23.333 27.292 17%
43 23.333 27.292 17% Aportación junto con Centurione
45 24.800 27.533 11%
AÑO 1527
49 22.917 27.084 18% Junto a Centurione
AÑO 1528
68 bis 93.334 112.000 20%
AÑO 1529
71 2.240 2.400 7% Junto a Centurione
72 32.000 35.343 10%
73 1.899 2.034 7%
79 107.334 111.000 3%
TOTAL 495.857 573.890
Fuente: Elaboración propia a partir de Carande (1990) Carlos V y sus banqueros: Los caminos del oro y de
la plata
33
Tabla 3.4 Préstamos de la familia Centurione para la campaña en Italia
CENTURIONE
PRÉSTAMOS
ASIENTO INTERÉS OBSERVACIONES
Prestado Pagado
AÑO 1523
18 16.800 Aportación junto al asiento 17
AÑO 1526
41 10.000 11.418 14%
43 23.333 27.292 17% aportación junto con Grimaldo
AÑO 1527
49 22.917 27.084 18% Junto a Grimaldo
52 170.000 185.300 9% Junto con otros italianos
AÑO 1528
63 10.000 10.900 9% Parte de esto es del asiento 52
AÑO 1529
71 2.240 2.400 7% Junto con Grimaldo
TOTAL 255.290 264.394
Fuente: Elaboración propia a partir de Carande (1990) Carlos V y sus banqueros: Los caminos del oro y de
la plata
34
Es de especial mención algunos asientos en los que colaboran varios
banqueros para hacer el préstamo efectivo, teniendo en cuenta que en esos años
era muy difícil disponer de esas cantidades que superan los 100.000 ducados,
por lo que se solidarizaron entre ellos y firmaron algunos asientos como pueden
ser los asientos 41, 42, 43 o 44.
Las entregas del dinero se hacían en letra, sobre Milán o Génova. Los
importes se saldaban recayendo sobre los fondos del tesorero, la bula de
cruzada y el subsidio. Casi todos los asientos fueron liquidados, normalmente
los que tenían un interés del 7%, que hacia los precios soportables (Carande,
1990).
35
los contadores mayores de las órdenes y sus representantes les dieran las
“cartas de recudimiento”. Era necesario para ello la fianza de Cristóbal de Haro
y que los Fugger cumplan con lo que se estableció en el contrato en cuanto a las
rentas de los ingresos anuales. El precio del arrendamiento era fijo, no iba a sufrir
ninguna variación en el periodo de arrendamiento (Kellenbenz, 2000).
2 mrd=maravedís
36
mesas maestrales, para llevar un control de la producción, todo esto para
establecer futuros arriendos (Kellenbenz, 2000).
Tras finalizar los tres años de arrendamiento, los arrendadores tenían que
presentar las cuentas al contador mayor de cuentas de las órdenes o a su
representante de la deuda que había con los Fugger, por lo que la cantidad
ascendía finalmente a 85.545.683 maravedís de los que 30.000 ducados se
correspondían a intereses debido al retraso del reembolso (Kellenbenz, 2000).
El siguiente arriendo de 1533 a 1537 fue para los Welser por 152.000
ducados (57.000.000 maravedís anuales) (Tabla 3.7). El contrato de
arrendamiento era muy parecido al de los Fugger pero con algunas variantes en
cuanto a los pagos. Al finalizar el periodo de arrendamiento, Bartholomäus
Welser recibió el título de tesorero de los maestrazgos (Kellenbenz, 2000).
37
y Sancho de Paz con los italianos presentes en la Corte. Estos ofrecieron la
cantidad de 61 cuentos (61.000.000 maravedís) por cada año de arrendamiento
y un adelanto de 200.000 ducados. Las urgencias financieras de la corona
condujeron a aceptar estas condiciones sin grandes discusiones ni considerar
otras ofertas. Era necesario el dinero de los arrendamientos ya que se planeaba
una expedición militar a Túnez, por lo que los gastos se incrementarían y tenían
que acelerar las negociaciones, llevadas a cabo siempre por Alonso Gutiérrez,
ya que era el mayor conocedor de los maestrazgos, pero estas se complicaron
al intentar incluir en los arriendos los bosques de Aranjuez, pertenecientes a la
orden de Santiago (Gil, 2012).
Mientras este contrato, segundo con los Fugger llegaba a su fin, comenzaron
las negociaciones para el nuevo arrendamiento, que se caracterizó por la
negociación independiente de la explotación de las minas de Almadén por su
gran valía, estableciéndose que para su arriendo eran necesarios 37 cuentos
(37.000.000 maravedís) extras. Para el nuevo arriendo era necesario depositar
un socorro de 200.000 ducados y aumentar el precio del arriendo situado en
57.000.000 maravedís. Los Fugger partían como favoritos ya que disponían de
crédito suficiente para afrontar el socorro y hacerse con el arriendo, aunque se
presentaron también oferta de los burgaleses por medio de Jerónimo de
Salamanca ofreciendo un adelanto del socorro de 200.000 o 300.000 ducados.
Finalmente, ya en las negociaciones por el nuevo periodo de arrendamiento para
el periodo de 1542 a 1546, la mejor oferta fue de Pedro González de León que
ofrecía 64.750.000 maravedís anuales y un socorro de 60.000.000 ducados
38
(Tabla 3.7). Los Fugger ante el temor de que alguien le pudiera arrebatar el
arriendo, intentaron hacer una oferta mejor en cuanto al socorro de 200.000
ducados sin intereses y alegando que González de León no tenía crédito
suficiente para afrontar el arriendo. Ante esto González de León ofreció pagar
por adelantado 50.000 ducados del socorro, y finalmente se hizo con el negocio,
ayudado por dos comerciantes españoles para poder hacer frente a los pagos
(Kellenbenz, 2000).
El arriendo de 1547 a 1550 fue logrado de nuevo por los Fugger. Este periodo
fue complicado, ya que en 1546 hubo una plaga de langostas causando estragos
en las cosechas, lo que supuso altos costes para Carlos V. El arrendamiento
supuso 61.000.000 maravedís en donde no estaban incluidas las dehesas (Gil,
2012).
Las Órdenes Militares estaban compuestas por monjes que hacían su vida
dentro de las órdenes y caballeros que defendían el cristianismo con las armas,
sujetos a unas normas morales y religiosas. Estaban controladas por un Consejo
encargado de la administración bajo la autoridad del Gran Maestre. Su poder
llegó en algunos casos a hacer sombra al de los reyes, generándose incluso
enfrentamientos entre ambas partes. Tenían bajo su poder extensas tierras,
villas, castillos y fortalezas.
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Como las órdenes gozaban de un gran poder, a partir de 1482, los Reyes
Católicos, con la autorización de los papas Inocencio VIII y Alejandro VI3 fueron
arrebatándoles privilegios, logrando la administración y control de los territorios
que ese les habían concedido por sus acciones en la Reconquista. Tras esta
incorporación, los Reyes Católicos crearon el Consejo de las Órdenes que
actuaba en nombre del rey. El Consejo por la condición eclesiástica, tenía el
derecho de recaudar el diezmo a los vasallos. La organización interna del
maestrazgo la seguía ejerciendo la orden correspondiente (Carande, 1987).
3Alejandro VIII, nacido en Xátiva en 1431, fue papa entre 1492 y 1503, año de su fallecimiento.
En sus acciones fue muy favorable a los intereses de los Reyes Católicos.
41
Imagen 3.3 Escudo de la Orden de Calatrava
A finales del siglo XII y principios del XIII las minas volvieron a manos
musulmanas tras la batalla de Alarcos, en 1195, pero se recuperaron tras la
victoria cristiana en las Navas de Tolosa en 1212, aunque hasta que se afianzó
la reconquista, a mediados del siglo XIII, la zona siguió sometida a peligros
constantes por la inestabilidad de la frontera entre cristianos y musulmanes.
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3.4.3. El proceso de amalgama
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azogue de Almadén se encontraba en 1569 a 29 ducados el quintal, en México
fluctuaban entre 80 y 110 pesos, es decir, un aumento del 250% (H. Haring,
1979).
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Conclusiones
En este trabajo se aborda el estudio de la economía castellana en los
siglos XVI y XVII (con algunas referencias también al XV), y, en especial, la
presencia de uno de los principales banqueros de la corona, la familia alemana
Fugger, y su papel en la explotación de las minas de mercurio de Almadén.
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Durante el siglo XVI Castilla puede calificarse como la principal potencia de
Europa. A Sevilla, puerto que monopoliza los tráficos con América, llegaban
grandes cantidades de metal precioso que podrían haber servido para
modernizar la economía y consolidar su poder dentro de Europa. Nada más lejos
de lo que ocurrió, Carlos I y sobre todo su hijo Felipe II, mantuvieron una política
de guerras, para expandirse, para controlar sus territorios o para defender la
religión católica. Estas guerras fueron una sangría constante, que sacaba de
territorio castellano una gran parte de metal precioso para pagar los gastos allí
donde se desarrollasen las guerras.
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